WALL STREET Y EL ASCENSO DE HITLER por Antony C. Sutton CONTENIDOS Prefacio Introducción Facetas sin explorar del nazismo Capítulo Uno Wall Street pavimenta el camino de Hitler 1924 El Plan Dawes 1928: El Plan Young B.I.S. — La cúspide del control Construyendo los cárteles alemanes Capítulo Dos – El Imperio de I.G. Farben El poder económico de I. G. Farben Puliendo la imagen pública de I. G. Farben La I.G. Farben americana Capítulo tres General Electric financia a Hitler General Electric en la Alemania de Weimar General Electric y el financiamiento de Hitler Cooperación técnica con Krupp A.E.G. elude las bombas en la II Guerra Mundial Capítulo cuatro – La Standard Oil alienta la II Guerra Mundial Etilo de plomo para las fuerzas armadas alemanas Standard Oil de New Jersey y el caucho sintético La DeutscheAmerikanische Petroleum A.G. (DAPAG) Capítulo cinco I.T.T. Trabaja en ambos bandos de la Guerra El Barón Kurt von Schroder y la I.T.T. Westrick, Texaco, y la I.T.T. La I.T.T. en la Alemania de los tiempos de guerra Capítulo seis Henry Ford y los Nazis Henry Ford: el primer patrocinador extranjero de Hitler Henry Ford recibe una condecoración Nazi Ford Motor Company colabora con la actividad bélica alemana Capítulo siete ¿Quien financió a Adolph Hitler? Algunos de los primeros patrocinadores de Hitler Fritz Thyssen y la W.A. Harriman Company Financiando a Hitler en las elecciones de marzo 1933 Las contribuciones políticas de 1933 Capítulo ocho– Putzi: amigo de Hitler y de Roosevelt El papel de Putzi en el incendio del Reichstag El New Deal de Roosevelt y el Nuevo Orden de Hitler Capítulo nueve – Wall Street y el círculo interior Nazi El círculo de amigos de las S.S. I.G. Farben y el círculo Keppler Wall Street y el círculo de las S.S. Capítulo diez – El mito de “Sidney Warburg” Pág. 2 de 112 ¿Quién era “Sidney Warburg”? Sinopsis del libro suprimido de “Warburg” Declaración jurada de James Paul Warburg Algunas conclusiones sobre la historia de “Warburg” Capítulo once – La colaboración de Wall Street y los Nazi en la II Guerra Mundial Comunidad de inteligencia de la I.G. estadounidense en la II Guerra Mundial ¿Fueron culpables de crímenes de guerra los industriales y los financieros estadounidenses ? Capítulo doce – Conclusiones La omnipresente influencia de los banqueros internacionales ¿Está gobernado Estados Unidos por una elite dictatorial? La elite de Nueva York como fuerza subversiva El consorcio revisionista que emerge lentamente Apéndice A Programa del partido nacionalsocialista alemán de los trabajadores Apéndice B Declaración jurada de Hjalmar Schacht Apéndice C – Asientos en la cuenta del “National Trusteeship” (Administración fiduciaria) Apéndice D – Carta del Ministerio de Guerra de EE.UU. a la Ethyl Corporación Apéndice E – Extracto del diario de Morgenthau (Alemania) Notas Bibliografía Pág. 3 de 112 Capítulo uno Wall Street pavimenta el camino a Hitler El Plan Dawes, adoptado en agosto de 1924, encajaba a la perfección en los planes de los economistas de los Estados Mayores Militares alemanes. (Testimonio ante el Senado de Estados Unidos, Comité de Asuntos Militares, 1946.) Tras la II Guerra Mundial, el Comité Kilgore del Senado de Estados Unidos escuchó evidencias detalladas de los funcionarios gubernamentales en el sentido de que...cuando los Nazis llegaron al poder en 1933 se encontraron con que se habían estado haciendo grandes avances desde 1918 en la preparación de Alemania para la guerra, desde un punto de vista económico e industrial 1. Este ascenso gradual en pos de una guerra europea desde antes hasta después de 1933 se debía en gran parte a la ayuda económica de Wall Street durante los años 1920, para la creación de un sistema de cártel alemán, y a la ayuda técnica de reconocidas empresas estadounidenses a las que identificaremos más adelante, para construir el ejército alemán. Si bien se ha hecho referencia a esta ayuda financiera y técnica como algo "casual", o debida a la "falta de visión" de los hombres de negocios estadounidenses, las pruebas que presentaremos a continuación sugieren claramente algún grado de premeditación por parte de estos financieros estadounidenses. Se realizaron similares e inaceptables alegaciones de "casualidad" por cuenta de los financieros y empresarios estadounidenses en el caso análogo de construcción del poder militar de la Unión Soviética a partir de 1917. Esos capitalistas estadounidenses todavía estaban dispuestos a financiar y subvencionar a la Unión Soviética mientras se hallaba en curso la guerra de Vietnam, sabiendo que los soviéticos estaban abasteciendo al bando contrario. La contribución realizada por el capitalismo estadounidense a los preparativos de guerra alemanes antes de 1940 sólo puede ser descrita como fenomenal. Realmente resultó fundamental para las capacidades militares alemanas. Por ejemplo, en 1934 Alemania produjo, sólo a nivel doméstico, 300.000 toneladas de productos naturales del petróleo, y menos de 800.000 toneladas de gasolina sintética; la diferencia la importó. Sin embargo, diez años después, en la II Guerra Mundial, y luego que la Standard Oil de New Jersey le transfiriera las patentes de hidrogenación y la tecnología a la I.G. Farben (acostumbrada a producir gasolina sintética partiendo del carbón), Alemania produjo aproximadamente 6 millones y medio de toneladas de petróleo, del cual el 85 por ciento (5 millones y medio de toneladas) era petróleo sintético obtenido utilizando el proceso de hidrogenación de la Standard Oil. Además, el control la producción del petróleo sintético en Alemania lo tenía una subsidiaria de I.G. Farben, la Braunkohle-Benzin A.G., y el propio cártel de Farben fue creado en 1926 con la ayuda financiera de Wall Street. Por otro lado, la impresión general que le queda al lector de historiadores modernos es que esta ayuda técnica estadounidense fue casual, y que los industriales estadounidenses eran inocentes de conductas indebidas. Por ejemplo, el Comité Kilgore declaró: Casualmente, Estados Unidos jugó un papel crucial en armar técnicamente a Alemania. Aunque los planificadores militares alemanes habían ordenado y persuadido a las corporaciones fabricantes a que instalasen equipamiento moderno para la producción en masa, ni los economistas militares ni las corporaciones parecen haber captado en toda su extensión lo que significaba. Se les abrieron los ojos cuando dos de las principales empresas 1 Congreso de Estados Unidos – Sesiones del Senado ante un Subcomité del Comité de Asuntos Militares. Eliminación de recursos alemanes para la guerra. Informe de conformidad a S. Res. 107 y 146, de 2 de julio de 1945, Parte 7, (78º Congreso y 79º Congreso), (Washington: Imprenta del gobierno, 1945), citado a partir de ahora como Eliminación de recursos alemanes. Pág. 4 de 112 automovilísticas estadounidenses contruyeron plantas en Alemania, a fin de vender en el mercado europeo sin la problemática de los gastos de envío marítimo, y los elevados aranceles alemanes. Se trajo a los alemanes a Detroit para que aprendieran las técnicas de producción de componentes especializados, y de las líneas de montaje. Lo que ellos vieron ocasionó una posterior reorganización y remodelación de otras importantes fábricas alemanas de armas. Las técnicas aprendidas en Detroit fueron utilizadas más adelante para construir los bombarderos en picado Stuka... En un período posterior, representantes de la I.G. Farben en este país capacitaron a un montón de ingenieros alemanes a visitar no sólo las fábricas de aviones sino otras de importancia militar, en las que aprendieron un montón que finalmente fue utilizado contra Estados Unidos. 2 Siguiendo estas observaciones, que enfatizan la naturaleza "casual" de la ayuda, escritores académicos del tipo de Gabriel Kolko, que en general no es un entusiasta de la gran empresa, han concluido que: Casi resulta superfluo señalar que los motivos de las firmas americanas ligadas por contrato a las compañías alemanas, no fueran favorables al Nazismo, sea cual sea el motivo que puedan haber tenido 3. Para, Kolko por el contrario, los análisis de la prensa económica estadounidense contemporánea confirman que periódicos y diarios económicos eran totalmente conscientes de la amenaza Nazi y de su naturaleza, mientras advertían a sus lectores empresarios de los preparativos de guerra alemanes. Kolko admite incluso que: La prensa económica [en Estados Unidos] fue consciente, a partir de 1935, de que la prosperidad económica alemana estaba basada en los preparativos de guerra. Más importante aún, era consciente del hecho de que la industria alemana estaba bajo el control de los Nazis, y estaba siendo dirigida a servir al rearme de Alemania, y que la firma que con más frecuencia se mencionaba en este contexto era el gigantesco imperio químico de I.G. Farben. 4 Además, la evidencia presentada seguidamente sugiere que no solo un sector influyente de la empresa estadounidense era consciente de la naturaleza del nazismo, sino que por motivos propios ayudaban al Nazismo siempre que podían (y les era ventajoso) —con pleno conocimiento de que el resultado probable sería una guerra que implicaría a Europa y a Estados Unidos. Como veremos, las protestas de inocencia no se ajustan a los hechos. 1924: El Plan Dawes Tras la I Guerra Mundial, el Tratado de Versalles impuso una carta de pesadas indemnizaciones sobre la derrotada Alemania. Esta carga financiera —una causa real del descontento alemán que condujo a la aceptación del hitlerismo— fue utilizada por los banqueros internacionales en beneficio propio. La oportunidad de emitir préstamos beneficiosos para los cárteles alemanes en Estados Unidos fue presentada por el Plan Dawes, y luego por el Plan Young. Ambos planes fueron diseñados por esos banqueros centrales, que manejaron a los comités para sus propios beneficios económicos, y a pesar de que técnicamente los comités no eran nombrados por el gobierno de EE.UU., los planes fueron de hecho aprobados y patrocinados por el gobierno. El regateo posguerra de financieros y políticos estableció las compensaciones alemanas a un gasto anual de 132 billones de marcos oro. Esto era casi una cuarta parte del total de las exportaciones de Alemania en 1921. Cuando Alemania fue incapaz de cumplir con estos devastadores pagos, Francia y Bélgica ocuparon el Ruhr para tomar por la fuerza lo que no podía ser conseguido voluntariamente. En 1924 los aliados nombraron un comité de banqueros (dirigido por el banquero estadounidense Charles G. Dawes) para desarrollar un programa de pagos de indemnización. El Plan Dawes resultante fue, según el profesor de relaciones 2 Eliminación de recursos alemanes, p. 174. 3 Gabriel Kolko, "American Business and Alemania, 1930-1941," The Western Political Quarterly, Volume XV, 1962. 4 Ibid, p. 715. Pág. 5 de 112 internacionales de la Universidad de Georgetown, Carroll Quigley, "en muy gran medida una creación de J.P. Morgan 5" El Plan Dawes disponía una serie de préstamos al extrajero por un total de 800 millones de dólares, con sus ganancias fluyendo hacia Alemania. Esos préstamos son importantes para nuestra historia porque las ganacias, obtenidas en su mayor parte en Estados Unidos, de los inversores en dólares, fueron utilizadas a mediados de los años 1920 para crear y consolidar las gigantescas concentraciones de la industria química y del acero, I.G. Farben y Vereinigte Stahlwerke, respectivamente. Esos cárteles no solo ayudaron a Hitler a subir al poder en 1933; también produjeron la mayor parte de los principales materiales bélicos utilizados por los alemanes en la II Guerra Mundial. Entre 1924 y 1931, bajo el Plan Dawes y el Plan Young, Alemania pagó a los aliados casi 86 billones de marcos en indemnizaciones. Al mismo tiempo Alemania pidó prestado al extranjero, principalmente a Estados Unidos, unos 138 billones de marcos, haciendo de esta manera que el pago neto por indemnizaciones de Alemania fuera solo de tres billones de marcos. En consecuencia, la carga de las compensaciones monetarias de los alemanes a los aliados era en realidad soportada por los suscriptores extranjeros de los bonos alemanes emitidos por las entidades financieras de Wall Street —con importantes beneficios para ellos mismos, desde luego. Y, no nos lo perdamos, esas firmas eran propiedad de los mismos financieros que periódicamente se cambiaban su sombrero de banquero por el de “estadista”. Como “estadistas”, formularon los Planes Dawes y Young para “solucionar” el “problema” de las indemnizaciones. Como banqueros, emitían los préstamos. Como apunta Carroll Quigley: Conviene señalar que este sistema establecido por los banqueros internacionales, y el consiguiente préstamo del dinero de otras personas a Alemania, resultó muy rentable para esos banqueros 6 . ¿Quiénes eran los banqueros internacionales de Nueva York que constituyeron esas comisiones para las indemnizaciones? En 1924 los expertos del Plan Dawes en Estados Unidos fueron el banquero Charles Dawes y el representante de Morgan, Owen Young, que era Presidente de la General Electric Company. En 1924 Dawes era presidente del Comité de Expertos de los Aliados. En 1929 Owen Young se convirtió en presidente del Comité de Expertos, respaldado por el propio J.P. Morgan, con T. W. Lamont, socio de Morgan, y T. N. Perkins, un banquero de las asociaciones de Morgan, como suplentes. En otras palabras, las delegaciones de EE.UU. eran, simple y llanamente, como Quigley señaló, delegados de J. P. Morgan utilizando la autoridad y sello de Estados Unidos para promocionar planes financieros en beneficio monetario propio. Como resultado, tal como indica Quigley, los "banqueros internacionales estaban en el cielo, bajo una lluvia de honorarios y comisiones 7" Los miembros alemanes del Comité de Expertos también eran interesantes. En 1924 Hjalmar Schacht era el Presidente del Reichsbank, y jugó un papel relevante en el trabajo de organización del Plan Dawes; lo mismo hizo el banquero alemán Carl Melchior. Uno de los delegados alemanes de 1928 fue A. Voegler, del cártel del acero alemán Stahlwerke Vereinigte. Resumiendo, los dos países importantes implicados —Estados Unidos y Alemania— estaban representados por los banqueros de Morgan por un lado, y por Schacht y Voegler por el otro, los cuales fueron personajes clave en el surgimiento de la Alemania de Hitler, y en el posterior rearme alemán. Por último, los miembros y asesores de las Comisiones Dawes y Young no sólo estaban asociados con las entidades financieras de Nueva York sino que, como veremos más adelante, eran directores de empresas dentro de los cárteles alemanes que auparon al poder a Hitler. 1928: el Plan Young 5 Carroll Quigley, op. cit. 6 Ibid, p. 308. 7 Carroll Quigley, op. cit., p. 309. Pág. 6 de 112 Según el genio financiero de Hitler, de Hjalmar Horace Greeley Schacht, y del industrial Nazi Fritz Thyssen, el Plan Young de 1928, (succesor del Plan Dawes), formulado por el agente de Morgan Owen D. Young, fue el que llevó a Hitler al poder en 1933. Fritz Thyssen afirma que, Recurrí al Partido nacional-socialista sólo después de convencerme de que la lucha contra el Plan Young era inevitable si se quería evitar el colapso total de Alemania 8 . La diferencia entre el Plan Young y el Plan Dawes era que, si bien el Plan Young requería realizar los pagos en mercancías producidas en Alemania financiadas por préstamos extranjeros, el Plan Young exigía los pagos en efectivo, y "En mi opinión [escribió Thyssen] la deuda financiera así creada estaba destinada a desestabilizar toda la economía del Reich" El Plan Young era ciertamente un artilugio para ocupar Alemania con capital estadounidense, gravando los verdaderos activos alemanes con una hipoteca gigantesca mantenida por Estados Unidos. Cabe mencionar que las empresas alemanas con filiación en EE.UU. esquivaron el Plan mediante el recurso de la propiedad extranjera temporal. Por ejemplo, A.E.G. (la General Electric alemana), afiliada con la General Electric de Estados Unidos, fue vendida a un grupo empresarial franco-belga, saltándose así las condiciones del Plan Young. De paso remarquemos que Owen Young fue el mayor patrocinador financiero de Franklin D. Roosevelt en el proyecto de una Europa Unida, cuando Franklin Delano Roosevelt, como incipiente financiero de Wall Street, pretendió sacar provecho de la hiperinflación de Alemania de 1925. El proyecto de Europa Unida fue un vehículo para especular y sacar beneficios con la imposición del Plan Dawes, y es una prueba evidente de los financieros privados (Franklin D. Roosevelt incluído) que utilizan el poder del estado para promover sus propios intereses, manipulando la política extranjera. La acusación paralela de Schacht de que Owen Young fue responsable de la subida de Hitler al poder, mientras obviamente estaba sirviéndose a sí mismo, está registrada en el informe de Inteligencia del gobierno de EE.UU., relativo al interrogatorio del Dr. Fritz Thyssen en setiembre de 1945: La aceptación del Plan Young y de sus principios financieros incrementó más y más el desempleo, hasta que casi un millón estuvo sin empleo. La gente estaba desesperada. Hitler dijo que él acabaría con el desempleo. El gobierno que estaba en aquellos momentos en el poder era muy malo, y la situación de la gente empeoraba. Esa fue realmente la razón del enorme éxito que Hitler tuvo en las elecciones. En las anteriores elecciones obtuvo casi un 40 por ciento 9. Sin embargo fue Schacht y no Owen Young, quien concibió la idea que posteriormente se convertiría en el Banco de Pagos Internacionales (Bank for International Settlements – B.I.S.). Los detalles reales fueron elaborados en una conferencia presidida por Jackson Reynolds, "uno de los principales banqueros de Nueva York", junto con Melvin Traylor, del First National Bank de Chicago, Sir Charles Addis, antiguamente de la Corporación Bancaria de Hong Kong y Shanghai, y diversos banqueros franceses y alemanes 10 . El B.I.S. resultó esencial bajo el Plan Young como medio para permitirse una herramienta lista para promover las relaciones financieras internacionales. Según su propia declaración, Schacht también le dio a Owen Young la idea de lo que posteriormente se convertiría en el Banco Internacional para la Reconstrucción y Desarrollo, tras la II Guerra Mundial : "Un banco de este tipo exigirá una cooperación financiera entre vencedores y vencidos que conduzca a una comunión de intereses, que a su vez de lugar a una mutua confianza y comprensión, y así promover y asegurar la paz" 8 Fritz Thyssen, I Paid Hitler, (Nueva York: Farrar & Rinehart, Inc., n.d.), p. 88. 9 Consejo del Grupo de Control de EE.UU. (Alemania), Oficina del Director de Inteligencia, Informe de Inteligencia No. EF/ME/1, 4 setiembre 1945. Ver también Hjalmar Schacht, Confessions of "the old Wizard", (Boston: Houghton Mifflin, 1956) 10 Hjalmar Schacht, op cit., p. 18. Fritz Thyssen añade, "Ya en aquel momento, el Sr. Dillon, un banquero de Nueva York de origen judío al que admiro mucho, me dijo 'en su lugar, yo no firmaría el plan'” Pág. 7 de 112 Todavía recuerdo con nitidez el entorno en el que tuvo lugar esta conversación. Owen Young esta sentado en su sillón, fumando en su pipa, con las piernas estiradas, y sus penetrantes ojos fijos en mi. Como suele ser habitual en mi cuando propongo este tipo de argumentos, paseaba tranquila y firmemente arriba y abajo de la habitación, marcando mi “alcázar de mando”. Cuando terminé se hizo una breve pausa. Luego se le iluminó toda la cara y su decisión se tradujo en las palabras que dijo: "Dr.Schacht, me ha dado usted una idea maravillosa, y voy a vendérsela a todo el mundo 11. Construyendo los cárteles alemanes Un ejemplo práctico de las finanzas internacionales operando tras la escena para construir y manipular los sistemas político-económicos se encuentra en el sistema del cártel alemán. Los tres mayores préstamos manejados por los banqueros internacionales de Wall Street para los deudores alemanes en los años 1920, bajo el Plan Dawes, fueron en beneficio de los tres cárteles alemanes que pocos años después ayudaron a Hitler y a los Nazis a llegar al poder. Los financieros estadounidenses estaban directamente representados en las juntas de dos de esos tres cárteles alemanes. Esta ayuda estadounidense a los cárteles alemanes ha sido descrita por James Martin como sigue: "Estos préstamos para la reconstrucción se convirtieron en el vehículo de los mecanismos que hicieron más para promocionar la II Guerra Mundial que para establer la paz tras la I Guerra Mundial. 12 Los tres cárteles dominantes, los importes prestados y el variable consorcio de Wall Street 13 fueron estos: Cártel alemán Grupo de Wall Street Importe emitido Allgemeine ElektrizitatsGesellschaft (A.E.G.) (General Electric alemana) National City Co $ 35.000.000 Vereinigte Stahlwerke (United Steelworks) Dillon, Read & Co. $ 70.225.000 I.G. Chemical Estadounidense (I.G. Farben) National City Co. $ 30.000.000 Observando todos los préstamos emitidos, parece como si solo un puñado de las empresas financieras de Nueva York manejasen la financiación de las indemnizaciones alemanas. Tres firmas: Dillon, Read Co.; Harris, Forbes & Co.; y National City Company — emitieron casi las tres cuartas partes del importe total nominal de los préstamos, y cosecharon la mayor parte de las ganancias: Gerentes del Consorcio de Wall Participación en asuntos Beneficios de los Porcentaje del Street industriales alemanes en el préstamos alemanes total mercado de capital de EE.UU. 14 Dillon, Read & Co. 241.325.000 $ 2.7 millones $ 29.2 Harris, Forbes & Co. 186.500.000 1.4 millones 22.6 National City Co. 173.000.000 5.0 millones 20.9 Speyer & Co. 59.500.000 0.6 millones 7.2 Lee, Higginson & Co. 53.000.000 n.a 6.4 Guaranty Co. of N.Y. 41.575.000 0.2 millones 5.0 11 Ibid, p. 282. 12 James Stewart Martin, op. cit., p. 70. 13 Ver el capítulo siete para tener más detalles sobre los préstamos de Wall Street a la industria alemana. 14 Robert R. Kuczynski, Bankers Profits from German Loans (Washington, D.C.: Brookings Institution, 1932), p. 127. Pág. 8 de 112 Kuhn, Loeb & Co. 37.500.000 0.2 millones 4.5 Equitable Trust Co. 34.000.000 0.3 millones 4.1 TOTAL 826.400.000 $ 10.4 millones $ 99.9 Fuente: Ver Apéndice A A partir de mediados de los años 1920, las dos principales agrupaciones de I.G. Farben y Vereinigte Stahlwerke dominaban el sistema del cártel químico y del acero que se creó mediante esos préstamos. Aunque dichas firmas tenían una mayoría de voto en los cárteles para sólo dos o tres productos básicos, eran capaces, a través del control de esos productos básicos, de imponer su voluntad a todo el cártel. I.G. Farben era el principal fabricante de químicos básicos utilizados por otros agrupados para fabricar químicos, por lo que su posición de poder económico no puede medirse únicamente por su capacidad de producir unos pocos químicos básicos. De forma similar, Vereinigte Stahlwerke, con su capacidar de hierro crudo mayor que la de todos los demás productores de hierro y acero alemanes juntos, era capaz de ejercer mucha más influencia en los productos del hierro y acero a medio terminar, de lo que sugiere su producción de hierro crudo. Aun así, el porcentaje de producción de esos cárteles para todos sus productos era significativo: Productos de Vereinigte Stahlwerke Porcentaje de la producción total alemana en 1938 Lingotes de hierro 50.8 Cañerías y tubos 45.5 Chapa pesada 36.0 Explosivos 35.0 Alquitrán de hulla 33.3 Barras de acero 37.1 I.G. Farben Porcentaje de la producción total alemana en 1937 Metanol sintético 100.0 Magnesio 100.0 Nitrógeno químico 70.0 Explosivos 60.0 Gasolina sintética (alto octanaje) 46.0 (1945) Lignito 20.0 Entre los productos para los que establecieron una mutua colaboración la I.G. Farben y Vereinigte Stahlwerke estaban el alquitrán de hulla y el nitrógeno químico, ambos de primordial importancia para la fabricación de explosivos. La I.G. Farben tenía una posición de cártel que garantizaba el dominio en la fabricación y venta del nitrógeno químico, pero tenía sólo un uno por ciento de capacidad para la descomposición del carbón en Alemania. Por tanto se procedió a un acuerdo mediante el cual las subsidiarias de explosivos de la Farben obtenían su benzol, tolueno, y otros productos primarios del alquitrán de la hulla en las condiciones estipuladas por Vereinigte Stahlwerke, en tanto que la subsidiaria de Vereinigte Stahlwerke dependía para sus nitratos de las condiciones establecidas por la Farben. Con este sistema de colaboración mutua e interdependencia, los dos cárteles, I.G. Farben y Vereinigte Stahlwerke, produjeron en 1937- 38, vísperas de la II Guerra Mundial, el 95 por ciento de los explosivos de Alemania. Esta producción fue posible gracias a los préstamos estadounidenses, y en cierta medida, a la tecnología estadounidense. La cooperación de la I.G. Farben y la Standard Oil para producir hidrocarburos sintéticos a partir del carbón dio al cártel de la I.G. Farben el monopolio de la producción de gasolina alemana durante la II Guerra Mundial. Poco menos de la mitad de la gasolina de alto octanaje de 1945 fue producida directamente por la I.G. Farben, y la mayor parte del resto por sus empresas asociadas. Pág. 9 de 112 Resumiendo, en gasolina sintética y explosivos (dos de los elementos básicos de la guerra moderna), el control del resultado alemán de la II Guerra Mundial estuvo en manos de dos conjuntos alemanes creados con los préstamos de Wall Street bajo el patrocinio del Plan Dawes. Además, la ayuda estadounidense a los esfuerzos de guerra Nazis se extendieron a otras áreas 15 . Los dos mayores fabricantes de tanques en la Alemania de Hitler fueron Opel, una empresa totalmente subsidiaria de la General Motors (controlada por la empresa J.P.Morgan), y la Ford A.G., subsidiaria de de la Ford Motor Company de Detroit. Los Nazis le otorgaron la exención de impuestos a la Opel en 1936, para permitir a la General Motors que ampliara sus instalaciones de producción. La General Motors reinvertía servicialmente los beneficios resultantes en la industria alemana. Henry Ford fue condecorado por los Nazis por sus servicios al Nazismo , Alcoa y Dow Chemical trabajaron codo con codo con la industria Nazi con numerosas transferencias de su tecnología doméstica estadounidense. Bendix Aviation, en la que la General Motors controlada por J.P. Morgan tenía un importante interés en acciones, suministró a Siemens & Halske A. G. de Alemania los datos sobre pilotos automáticos e instrumentos aeronáuticos. Hasta 1940, en la "guerra no oficial" Bendix Aviation suministró información técnica completa a Robert Bosch para los arranques de motor y a cabo recibió el pago en royalties. Resumiendo, las empresas estadounidenses asociadas con los banqueros de inversión internacional Morgan-Rockefeller —y no, según cabe destacar, la inmensa mayoría de industriales estadounidenses— estuvieron íntimamente relacionados con el crecimiento de la industria Nazi. Es importante remarcar a medida que vayamos desarrollando nuestra historia, que la General Motors, Ford, General Electric, DuPont, y el puñado de empresas estadounidenses implicadas de cerca con el desarrollo de la Alemania Nazi estaban — excepción hecha de la Ford Motor Company — controladas por la elite de Wall Street, la empresa de J.P. Morgan, el Chase Bank de Rockefeller, y en menor medida, el Manhattan Bank de Warburg.16 Este libro no es una acusación hacia toda la industria y finanzas estadounidenses. Es una acusación para la "cúpula" — esas empresas controladas por un puñado de casas financieras, el sistema del Banco de la Reserva Federal, el Banco de Pagos Internacionales, y sus continuados mecanismos de cooperación internacional y cárteles que intentan controlar el curso del mundo político y económico. 15 Ver Gabriel Kolko, op. cit., para los numerosos ejemplo. 16 En 1956 el Chase y el Manhattan se fusionaron para convertirse en el Chase Manhattan Bank. Pág. 10 de 112
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