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Vidas paralelas VII: Demetrio - Antonio - Dión - Bruto - Arato - Artajerjes - Galba - Otón PDF

317 Pages·2009·17.68 MB·Spanish
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Plutarco VIDAS PARALELAS DEMETRIO-ANTONIO DION-BRUTO ARATO-A RTAJEWES-GALB A-OTÓN INTRODUCCIÓN,T RADUCCIÓNY NOTAS DE JUAN PABLO SANCHEZ HERNÁNDEZ Y MARTA GONZÁLEZ GONZÁLEZ EDITORIAL GREDOS Asesor para la sección griega: CARLOGS ARC~GAU AL. Según las normas de la B. C. G., las traducciones de este volumen han sido revisadas por DAVIDH ERNÁNDEDZE LA FUENTE(D emetrio-Antonio), JUANM ANUELG UZMÁNH ERMIDA(D ión-Bruto) y JORGEC ANOC UENCA (Arato-Artajerjes-Galba-Otón). O EDITORIAL GREDOS, S. A., 2009. López de Hoyos, 141,28002-Madrid. DEMETRIO-ANTONIO La introducción, traducción y notas de Demetrio-Antonio y de Arato-Artajerjes- Galba-Otón han sido realizadas por JUANP ABLOS ÁNCHEZH ERNÁNDEZ, y las de Dión-Bruto, por MARTAG ONZALEZG ONZÁLEZ. Depósito legal: M-2303 1-2009 ISBN 978-84-249-1795-1 Obra completa ISBN 978-84-249-3597-9 Tomo VI1 Impreso en España. Printed in Spain. Impreso en Top Printer Plus La Vida de Demetrio y la Vida de Antonio se suelen situar convencionalmente en torno al año 116 a. C. (es decir, en la producción última de Plutarco') y ofrecen una singularidad dentro del conjunto de hombres ilustres (singularidad que com- parten, en cierta medida, con la Vida de Alcibíades y la Vida de Coriolano, del mismo período): se alejan, en cierto modo, del interés pedagógico de Plutarco por recrear vidas edificantes, cuyo ejemplo moral ejerza de revulsivo al lector, estimulando, con ello, los nobles sentimientos innatos del alma humana, y nos ofrece, en cambio, dos ejemplos de lo que se debe evitar. Demetrio Poliorceta y Marco Antonio son, en efecto, dos contraejemplos, pero no porque su perfil carezca de trazos po- sitivos, ya que ambos «testimonian el dicho de Platón de que ' Para las circunstancias personales de Plutarco y la cronología absoluta de las cuarenta y ocho biografías que escribió Plutarco (la serie de Vidas parale- las, más las cuatro biografías sueltas de Arato, Artajerjes, Galba y Otón), algo difícil de determinar, remitimos a las indicaciones del primer volumen de la se- rie. Cf.A . PÉREZJ IMÉNEZV, idas Paralelas 1. Teseo-Rómulo, Licurgo-Numa (BCG n." 77), Gredos, Madrid, 1985, págs. 1-19 y 78-85. También sobre la cronología, cf. C. P. JONESP, lutarch andRome, págs. 72-80. 10 VIDAS PARALELAS las naturalezas sublimes sacan a la luz tanto grandes defectos lenísticos (con la conquista del Egipto tolemaico y la muerte de como grandes virtudes (Demetr. 1)». Aunque sucumben por su Cleopatra VII) ante el empuje del poder de una agonizante incapacidad de seguir el buen camino, sus vidas tienen comien- Roma republicana, que entrará, sin embargo, en una próspera zos prometedores, poseen virtudes personales y unas capacida- nueva etapa imperial de la mano de Octavio Augusto. des militares que les hacen destacar entre sus contemporáneos. Demetrio y Antonio crecen a la sombra de dos grandes per- Lo que les hunde, en realidad, es su incapacidad de discernir sonalidades, que, en el relato de Plutarco, aparecen al final de su entre el vicio y la virtud, y la debilidad que esa falta de juicio carrera, pero que han luchado largamente por ver cumplidas supone, se revela especialmente por los manejos de los adula- sus ambiciones políticas en ese mundo en el que thiciones, dores que los rodean. Estas biografías son, por tanto, una apli- asesinatos y reinados efímeros se habían convertido en mone- cación práctica de la principal reflexión más abstracta de su da común: Antígono el Tuerto y Julio César. Demetrio, como prólogo: la necesidad de aplicar la razón a los variados estímu- hijo legítimo de Antígono y compañero en la lucha, intentará los sensoriales, para que el resultado moralmente adecuado de recomponer el gran imperio de su padre cuando, tras la derro- una crítica reflexiva (la clara diferencia entre el bien y el mal) ta de Ipso, sólo queden escasas posiciones en Grecia y Asia ejerza una atracción y un impulso tendente a la emulación de Menor y una débil escuadra naval. Antonio igualmente se con- los válidos ejemplos que prevalezcan en ese juicio2. vierte en el personaje del momento a la muerte de Julio César, Estas dos biografías, además, son de las que mejor se adap- centro de todas las miradas de Roma al pronunciar el elogio fú- tan al plan general de las Vidas Paralelas de oponer un perso- nebre del dictador y, sin duda, viene confirmado como su he- naje griego a otro romano. La experiencia vital de cada uno de redero político cuando Calpumia, la mujer del fallecido, le estos dos personajes ofrece, en efecto, multitud de similitudes, hace entrega de las posesiones de su esposo y de los legajos que, en buena parte, son explotadas conscientemente por Plu- que contenían sus disposiciones y sus planes futuros. Pero tarco; pero, en otros casos, acuden insospechadamente a la pronto se echará en falta la controladora presencia de Antígo- mente del lector a medida que se recrea en la existencia de es- no y Julio César que, como buenos mentores, aprovechaban las tos dos personajes. Los dos, por ejemplo, pertenecen a períodos virtudes militares de sus protegidos y sabían controlar los vi- históricos especialmente agitados o de transición: en el caso de cios de éstos. A su muerte, este digno equilibrio se rompe en Demetrio Poliorceta, se trata de la encarnizada lucha entre los beneficio de unos defectos que se hacen cada vez más patentes diádocos y sus sucesores por el gran imperio de Alejandro con cada fracaso militar. Magno, hasta que se consolidan varias dinastías en el Oriente En este sentido, un defecto común en ambos personajes (o, helenizado (los Tolomeos en Egipto, los Seléucidas y los Atáli- por lo menos, el que más destacaron sus enemigos políticos) es das en Asia, los Antigónidas en Macedonia, etc.); y, en el caso su, por así decirlo, decidido «asianismo», entendido como esa de M. Antonio, se trata precisamente del fin de esos reinos he- particular querencia por una vida regalada y dispendiosa que degeneraba en esa morbidez con la que, desde ciertos prejui- cios, se tachaba a todo lo que venía de Oriente. Pero no hay que z Compárese el contenido del prólogo de la Vida de Demetrio con PLU- TARCO, Per. 1-2 y Aem. 1. olvidar que tanto Demetrio Poliorceta como Marco Antonio ac- VIDAS PARALELAS tuaban atraídos por el prestigio de la tradición cultur: il helena, lrute de la vida de quien se sabía en la cima de la gloria y la la cual tenía en la Atenas clásica y sus monumentos su princi- creía eterna. Las Vidas de Demetrio y de Antonio, vistos como pal baluarte. No es de extrañar que Demetrio y Antonio dejaran paradigmas de la teatral desmesura, nos ofrecen un continuo y constancia de su paso por esta última ciudad y aceptaran de grandioso espectáculo en las celebraciones en tomo a Deme- buen grado los homenajes que allí recibieron, especialmente si irio por parte de la lisonjera Atenas, o en la entrada triunfal de los vemos como una consagración de su poder en el entomo po- Cleopatra en Tarso y su envolvente sensualidad, o en la lán- lítico-cultural del Oriente heleno. guida informalidad de la «Vida Inimitable» de la corte de Ale- En paralelo, igualmente, discurren las vidas privadas de De- jandría; y tan solemnes son las exequias de Demetrio cbmo pa- metrio y Antonio, especialmente en lo concerniente a su rela- tético es el último adiós que se dirigen Cleopatra y Antonio, en ción con las mujeres que dominaron su existencia. El carácter de una perdurable estampa que los consagra más como amantes estos varones pivota entre la digna y contenida nobleza de la es- que como soberanos. posa-madre, que encuentran Demetrio y Antonio respectiva- La cultura literaria de Plutarco igualmente se adapta a la mente en Fila y en Fulvia y Octavia (pero a las que apenas lo- teatralidad de los caracteres que retrata en estas dos vidas. No gran contentar con sus chocarrerías), y las zalameras astucias de en vano, éstas incluyen citas de los Caballeros de Aristófanes la amante-confidente, que poseen Lamia y Cleopatra y que los (Demetr. 12) de Edipo Rey y Edipo en Colono de Sófocles (De- precipitan en su caída. Aunque Plutarco hace caer la balanza del metr. 46 y Ant. 24) o de las Fenicias y de las Bacantes de Eu- lado de las pasiones bajas, aumentando la lista de amantes con rípides (Demetr. 14 y 46), y de otras obras de estos autores que una cohorte de concubinas y segundas y terceras esposas (Anto- formaban parte de un canon literario que, al parecer, todo hom- nio sólo se casaba una vez que se divorciaba de sus esposas o és- bre culto debía conocer en la época. En esta obra de madurez, tas morían, pero Demetrio era menos escrupuloso), lo cierto es Plutarco echa mano, pues, de todos sus recursos para introdu- que la presencia de Fila, Fulvia y Octavia es otro elemento de cimos, con la fuerza de la palabra, en un manjar para todos los control para el personaje, cuyos beneficios comprobamos cuan- sentidos que sedujo particularmente, con sus posibilidades es- do éstas también se esfuman de la vida de Antonio y Demetrio. cénicas, a autores teatrales de la talla de Shakespeare en su En su intento de ofrecer dos contraejemplos morales en es- obra Antony and Cleopatra. tos dos personajes, Plutarco deja mucho más de lado el relato Las Vidas de Demetrio y Antonio ocupan, pues, un puesto histórico objetivo de sus empresas militares y se centra más en singular dentro de la producción plutarquea, no sólo por la feliz la evolución del antihéroe desde sus triunfos, aupado entre concordancia de caracteres que se pretende retratar o por la ori- muestras de adulación, hasta su desdichada caída final, aban- ginalidad de presentar a dos personajes cuya vida constituye un donado por todos. Así Plutarco conforma un variado y entrete- ejemplo a no imitar, sino también por el certero ejercicio de es- nido relato, plagado de anécdotas familiares, intimidades de tilo, con el que supo acompasar la descripción de la desmesura de alcoba y situaciones chistosas de una vital cotidianidad, junto sus héroes con un relato ingenioso, variado y exuberante de deta- a patéticas muertes y multitudinarios funerales que, aun siendo lles. Con todo, y una vez determinada la relevancia de estas dos nobles y aparentes, contrastan con el inconsciente y alegre dis- vidas. creemos necesario continuar, en nuestra introducción, 14 VIDAS PARALELAS con un apunte sobre el contexto histórico en el que se desarro- En sus proyectos imperiales contó, en todo momento, con el lla estas vidas, la relevancia de estos personajes y sus actuacio- apoyo de su hijo Demetrio, que tenía la juventud y la osadía para nes en la historia de Grecia y Roma y el valor del relato de Plu- ser la mano ejecutora de los proyectos del anciano Antígono. tarco como fuente histórica (y como fuente de fuentes). Nuestro autor subraya claramente la estrecha relación entre pa- dre e hijo, lo que resultaba extraño en un tiempo en el que los grandes dinasta sucumbían precisamente a manos de aquellos DEMETRIO en quienes más debían confiar: sus propias familias. Sin embar- go, en esa lucha se encontró con la oposición de reyes mBtís hábi- Como hemos dicho al principio, el contexto en el que se les como Tolomeo 1 Soter, pertrechado en su sólido baluarte de desarrolla la vida de Demetrio Poliorceta es el de las luchas de Alejandría en Egipto, y una generación más joven y audaz, repre- los diádocos por legitimar su poder como sucesores de Alejan- sentada en Casandro de Macedonia o Pirro de Epiro, que vencie- dro Magno tras su muerte en el 323 a. C. Entre los candidatos ron al ya anciano Antígono en el 301 a. C. en la batalla de Ipso. en liza, Antígono el Tuerto quizá destaca menos frente a, en un La lectura de la Vida de Demetrio de Plutarco nos revela principio, Tolomeo 1 y la estable dinastía lágida en la florecien- igualmente la importancia de Grecia y, en concreto, Atenas en te Alejandría. Poseemos, en efecto, fuentes incompletas y, a ese contexto inestable, derivado del enfrentamiento entre los menudo, confusas precisamente para el período helenístico, en distintos generales por el legado de Alejandro Magno. Su lucha general, y para Antígono y los antigónidas, en particular. Pero contra el bárbaro reino macedonio, sostenida casi en nombre de la larga carrera de Antígono, que comienza como general curti- toda Grecia, continúa, aun después de haber salido derrotado de do en la corte de Filipo 11 de Macedonia y en las campañas de la batalla de Queronea en el 328 a. C., calificada como «el de- Alejandro Magno, llega a su cenit a la muerte del gran conquis- sastre que fue el comienzo del infortunio de todos los griegos3>>: tador y la subsiguiente lucha por proclamarse su heredero. Las tras la muerte de Alejandro Magno, el general Leóstenes dirige fuentes directas (inscripciones y monedas, principalmente) nos un contingente griego contra Antípatro, el designado como sá- revelan cómo Antígono intentó imponerse desde Frigia sobre trapa de Europa, en la llamada guerra lamíaca (cf. Demetr. 84); otros territorios con una hábil política, la cual combinaba en- después, seguirá la lucha, encabezada por héroes nacionales frentamiento~a rmados con sus enemigos con meditadas lar- como Olimpiodoro, contra las tiranías de Demetrio de Falero y guezas a favor de escogidas ciudades de Grecia y Asia Menor, Lácares, promovidas por Casandro, el hijo de Antípatro (cf.D e- donde publicitaba su imagen como filoheleno y digno sucesor metr. 9);t ambién vivirá los abusos de Demetrio Poliorceta (su de Alejandro. Incluso fundó una ciudad con su nombre, Anti- goneia en Orontes (muy cerca de la moderna ciudad turca de Cf.P AUSANIA1S 2, 5,3. Antakya), con una corte de artistas que pudiera presentarse En realidad, Leóstenes era un antiguo general de Alejandro Magno al mando de un ejército de mercenarios, que se apoyó en Atenas para conseguir el como un digno escaparate de su poder, pero que constituía una poder en Europa y logró sitiar a Antípatro en la ciudad de Lamia, aunque aca- importante mejor base marítima para controlar sus posiciones bó fracasando en su empresa. La visión de la guerra lamíaca como gesta pan- en el Mediterráneo. helénica proviene de la propaganda oficial de Atenas. 16 VIDAS PARALELAS otrora libertador con su padre Antígono el Tuerto; cf. Demetr. Grecia y el interés de invertir sus riquezas en Grecia para ser 23-26); y, así, se sucederán distintos episodios de rebelión y su- ((merecedores de su reconocimiento y sus honores», y especial- misión, hasta que finalmente, Antígono 11 (Gonatas), el hijo de mente en Atenas, porque, esta ciudad «como faro de la ecúme- Demetrio Poliorceta, acabe con la libertad democrática tras de- ne» (tal como la llama Plutarco en este capítulo), «rápidamente rrotar a Atenas en la guerra cremonídea5. iluminaría a la humanidad con la gloria de sus gestas*. Pero los Pero en su esfuerzo por liberarse del yugo bárbaro, Atenas honores divinos (Demetr. lo), el título de reyes (Demetr. 18), O disfruta de la ayuda de las nuevas potencias surgidas en el Egip- reconocimientos tales como la imposición del nombre a una tn- to lágida, el Asia seléucida y la Frigia antigónida, las cuales bu, a una fiesta (Demetr. 12) o a una ciudad (Demetr. 53), entre prestan sus ejércitos a Atenas como estrategia para, primero, otros gestos de pleitesía que los griegos realizan en honor de minar el poder de Macedonia y luego, realmente, hacerse con el Antígono y Demetrio, no son únicos, sino que se irán repitien- dominio en el Mediterráneo. Los reyes helenísticos serán con- do con los distintos reyes helenísticos que se sucedan, aunque siderados por los atenienses como sus «piadosos evérgetas~e,n sean demandados a Atenas y al resto de ciudades griegas con parte por su alianza con el mundo ateniense en la resistencia una menor insolencia6. contra el peligro bárbaro, pero sobre todo por el apoyo al en- Por esta razón, el panorama cultural en Atenas no resulta tan grandecimiento de la ciudad y sus monumentos clásicos (el decadente, a pesar de las circunstancias. Plutarco testimonia en Partenón y el Ágora) y la veneración por sus tradiciones cultu- la Vida de Demetrio cómo aún se celebran, recuperando en lo rales, que no dudan en introducir en sus cortes (con especial posible la solemnidad y pompa de antaño, las fiestas Panate- éxito en la corte tolemaica). Además de la ayuda militar presta- neas (aunque la procesión se vea interrumpida por una graniza- da, enriquecerán Atenas con imágenes de su regio poder, pero da), los misterios eleusinos (participando Demetrio Poliorceta 1 en una supuesta señal de continuidad y protección de los valo- como iniciado privilegiado) y, sobre todo, las Grandes Dionisias, res democráticos que representaban, presentándose, de esta for- que reciben el nombre de Demetrias (Demetr. 12), en honor al ma, ante el pueblo ateniense no como dominadores de la demo- libertador Demetrio Poliorceta. Y en ellas la tradicional libertad cracia, sino como defensores del helenismo. de palabra de la democracia ateniense aún parece que se man- Así pues, Atenas y Grecia sobreviven en época helenística tiene con la pluma los autores cómicos de la Comedia Media. apoyadas por la resonante gloria de su pasado, que tienen en Destaca especialmente Filípides, que criticó el paso de Deme- cuenta no sólo Antígono el Tuerto, sino también los represen- tantes de las otras dinastías. En ese sentido, entendemos mucho Además de las efímeras tribus atenienses de Demefrias y Anfigonias, mejor el enunciado de los planes de Antígono el Tuerto para también sabemos que existieron las tribus Tolemaida, Apolónida y Afblida, en reconocimiento oficial de la dinastía Iágida (Egipto), selCucida (Asia) y atálida (Pérgamo). Y como testimonio patente de esa reverencia continuada por Ate- Un decreto ateniense en honor a Calias de Esfetos, participante en la re- nas en Cpoca helenística aún pueden contemplarse los restos de algunos monu- vuelta de Atenas, que narra el curso de los acontecimientos y menciona la par- mentos, como la reconstruida estoa del rey Átalo 11 (que alberga en la actuali- ticipación de una tropa de mercenarios de Tolomeo en Andros, así como la dad el Museo del Ágora), la de Eumenes 11 en las faldas de la Acrópolis, o la aportación de víveres para la ciudad, gracias a la embajada de Calias. conocida tiirnba de Antíoco de Comágene en la colina del Museo. 18 VIDAS PARALELAS trio por Atenas y los excesivos honores que se le rindieron; de con igual mirada crítica la fulminante respuesta de su visceral so- sus obras nuestro autor incluye algunos fragmentos (Demetr. berbia, en los momentos tensos de la batalla, con la asombrosa 12 y 26). indulgencia con la que se deja arrastrar por sus vicios, en sus (es- Pero la Vida de Demetrio no sólo es importante por las citas casos) momentos de holgura. Pero a medida que pasan los años, de Filípides, sino por el valor fundamental que tiene para el es- sus logros son menos esplendorosos y sus fracasos son cada vez tudio de los primeros años de la época helenística, especial- más estrepitosos, hasta el punto de sucumbir en su calamitoso fi- mente entre la batalla de Ipso del 301 a. C. y la muerte de De- nal, como prisionero de Seleuco 1, cuando ya no es más q' ue una metrio Poliorceta en el 282 a. C., período para el que carecemos sombra de sí mismo y de sus anacrónicas ambiciones. de un relato continuado y preciso (los libros XIX y XX de la Bi- blioteca Histórica de Diodoro Sículo se conservan parcialmen- te). Plutarco sorprende, en este punto, no sólo al combinar fuentes Estructura de la Vida de Demetrio: de diverso tipo, fuentes directas (inscripciones) como indirec- tas, tanto en verso como en prosa, sino también al dar cobijo a a) Introducción, 1. voces muy dispares: Plutarco cita a Demócares de Leucónoe b) Nacimiento y juventud de Demetrio. (FGrHist. 75), sobrino de Demóstenes y principal exponente de Físico y carácter, 2. los valores democráticos en Atenas, pero también cita a Filípi- Relación con sus familiares (Antígono), 3. des de Atenas, un comediógrafo que acaba en la corte de Lisí- Relación con sus amigos (Mitrídates), 4. maco de Tracia y que ridiculiza a Demetrio, y a Jerónimo de c) Primeras empresas militares. Cardia (FGrHist. 154), un importante historiador que, tras la Campaña en Siria. Derrota en Siria ante Tolomeo I,5. destrucción de su ciudad natal precisamente por orden de Lisí- Victoria en Siria ante Ciles, 6. maco, se traslada a la corte de Antígono y, lógicamente, es más Campaña contra los Nabateos. Campaña en Asia Menor, 7. proclive a dar una versión de los hechos favorable a su patrono d) Atenas. y sus antepasados. Además de estos autores, Plutarco cita igual- Campaña de conquista, 8-10. mente otros historiadores del siglo In a. C., cuya obra no se con- Honores desmesurados de los atenienses (Estraticles, Fi- serva, como Duris de Samos (FGrHist. 76), discípulo del igual- lípides, Dramoclides), 11 - 13. mente historiador Teofrasto, y Filarco de Atenas (FGrHist. 81), Dememo y las mujeres (Fila, Eurídice, etc.), 14. ambos representantes de la llamada ~historiografíat rágica» de e) Campaña de Chipre. época helenística que tanto criticaía Polibio en el siglo n a. C. Enfrentamiento con Tolomeo 1, 15- 16. Y trágico, efectivamente, resulta ser el destino de Demetrio Demetrio y Antígono proclamados reyes, 17-18. Poliorceta, que repetidas veces se enfrenta a lo largo de su vida a f ) Retrato de Demetrio adulto. una suerte voluble que tan pronto le encumbra como le hunde en Vicios y excesos, 19. la más acuciante necesidad. Plutarco se recrea precisamente en la Demetrio y la poliorcética, 20. reacción de Demetrio ante su cambiante fortuna, contrastando g) Campaña en Rodas, 2 1-22. 20 VIDAS PARALELAS h) Victorias y excesos en Grecia. ANTONIO Campaña en el norte de Grecia, 23. Relaciones con prostitutas y efebos, 24. Nos cuentan que estando (César) en Hispania, mientras desocupa- do leía una de las historias de Alejandro Magno, se quedó absorto Campaña en el Peloponeso, 25. largo tiempo hasta que empezó a llorar. Sus amigos, asombrados, Iniciación en Eleusis, 26. le preguntaron por qué lloraba, y él contestó: «¿NOo s parece que Lamia en Atenas, 27. es para llorar que Alejandro, a mi edad, fuera ya el rey de tantos i) Batalla de Ipso. pueblos, y que yo todavía no haya hecho nada brillante7?». Derrota y muerte de Antígono, 28-29. f Huida de Demetrio. Paso por Éfeso y Atenas, 30. Como vemos en este texto, la fama de Alejandro Magno y j) Intentos por recuperar el gran imperio de su padre. su imperio es el modelo para Julio César, el mentor de M. An- Campañas en Tracia y boda de Estratónice, 3 1-32. tonio en sus primeros años. Siglos después de la gran campaña Campañas en Cilicia, 32. del conquistador macedonio, cuando César busque, con el so- Campañas en el Ática y el Peloponeso, 33-34. metimiento de las Galias, acrecentar su prestigio y popularidad Campañas en Lacedemonia y Asia, 35. en Roma, se inspirará en este ejemplo para llegar a alcanzar un Demetrio ocupa el trono de Lacedemonia, 36. poder autocrático. k) Demetrio rey de Macedonia. En cierto modo, el contexto en el que viven César y Marco Proclamación de Demetrio como rey de Macedonia, 37. Antonio resulta parecido al de Antígono y su hijo Demetrio. Si Amor de Estratónice y Antíoco, 38. en época helenística nos encontrábamos con una encarnizada Expedición a Beocia y Tracia, 39-40. lucha armada para acceder al poder autocrático y universal de Presión de Pirro sobre Macedonia, 4 1-43. Alejandro, también en los últimos años de la República vivimos Pirro y Lisímaco invaden Macedonia y suicidio de Fila una progresiva acumulación de poder personal con una fuerte en Casandreia, 44-45. base militar, hasta llegar al principado de Augusto. Y si en la 1) Declive de Demetrio. época de los diádocos nos encontramos con los grandes nom- Desesperadas campañas en Grecia, Caria y Lidia y boda bres de Antígono el Tuerto, Tolomeo 1 Soter, Seleuco y Casan- con Tolemaida, 46. dro, en los convulsos años del final de la República romana, la Campañas en Celesiria, 47-48. galería de personajes en liza no es menos notable. Así Sila, Ma- Demetrio prisionero de Seleuco, 49. rio, Craso, Pompeyo y Julio César y sus respectivas campañas Aislamiento de Demetrio, 50. en el Mediterráneo, son la antesala de las grandes figuras cen- m) Muerte de Demetrio. trales en esta biografía plutarquea: M. Antonio, y sus aliados Degradación de Demetrio, 5 1. orientales (la egipcia Cleopatra VI1 entre ellos), y Octavio Funerales y descendencia de Demetrio, 52. Augusto, con sus apoyos en Occidente. 22 VIDAS PARALELAS El escenari o en el que se suceden las peripecias vitales de (Grecia8). César hará uso de su proverbial clemencia con las Antonio vuelve a ser tan amplio como en la Vida de Demetrio. ciudades que se habían aliado a Pompeyo, pero Bruto y Casio, El poder de Roma se había acrecentado progresivamente, no tras el tiranicidio, prepararán en Asia Menor lo que será su en- sólo con la conquista de Grecia (tras la destrucción de Corinto frentamiento decisivo con Octavio y Marco Antonio en Fili- en el año 146 a. C.), sino especialmente tras la muerte de Áta- pos, en Macedonia (Ant. 22 9). lo 111 Filométor, último rey de Pérgamo, que legó a Roma, su Así pues, la lectura de la Vida de Antonio nos permite com- antigua aliada, su próspero reino, en el que se incluían buena probar cómo el mundo griego, con las amplias fronteras conse- parte de las ciudades jonias. La riqueza de Asia tiene como con- guidas con el prestigio de su legado cultural, vive este enfienta- secuencia la atracción de una amplia población civil de publi- miento entre generales, se implica en él. No extraña pues que cuni (recaudadores de impuestos) y de negotiatores (comer- también sea en Oriente donde Antonio busque aliados, visitan- ciantes) repartidos por las principales ciudades del reino, que se do Atenas y las ciudades griegas de Asia Menor y uniéndose a dedican a explotarla económicamente; así que cuando el orador la reina Cleopatra de Egipto, antes de enfrentarse en suelo grie- Hibreas lance su discurso ante Marco Antonio reprochando su go a Octavio en Accio, en la costa de Ambracia. Está claro, en inclemente manera de esquilmar a la provincia (Ant. 24), ya sa- cada caso, cuál es el protagonismo que Asia tiene por su rique- bía de las arbitrariedades romanas en Asia Menor. za y el poder de las casas reinantes allí, y el papel subsidiario de Como hemos dicho, durante el fin de la República los ge- Grecia como campo de batalla donde se miden las fuerzas de los nerales buscaron fortalecer su prestigio y su poder ante Roma contrincantes. La derrota de Marco Antonio fue en realidad una con triunfales campañas militares, ejércitos leales y la sumisa gran derrota para Oriente frente a Occidente. Atenas, por su- alianza de los territorios sometidos, pero no sólo en Occidente, puesto, vuelve a recibir el sentido homenaje de Antonio por su como César, sino también en Oriente. En algunos casos, la es- legado cultural, hasta el punto de que éste ruegue, tras su derro- trategia no ofrecía los resultados esperados: es el caso de las ta, la gracia de vivir como ciudadano particular en esa ciudad. campañas de Craso y de Marco Antonio (Ant. 37-52) contra el Pero cuando se trata de buscar apoyo militar, Antonio se refu- lejano imperio parto, que se saldan con la derrota (y con la gia en la corte alejandrina de Cleopatra VII, acude a las ciuda- muerte, además, en el caso del primero). Otro fue el caso de Sila des griegas de Asia Menor, para que contribuyan con sus im- y, sobre todo, de Pompeyo, que salieron fortalecidos de sus puestos a su causa, y convoca a los reinos semihelenizados de respectivos enfrentamientos con la amenaza más cercana que Oriente, para que se asocien a él. supuso el rey Mitndates V del Ponto para Grecia y Asia Me- nor. De hecho, tras la muerte de este último en el 63 a. C., Pompeyo se enfrenta a César con la ayuda de Laconia, Beocia, Atenas y Pompeyo (apodado el Grande por sus triunfos) fue el principal las islas del Egeo y un contingente numeroso formado por tracios, helespontios, responsable de la reorganización administrativa del Oriente bitinios, frigios, gálatas, panfilios, pisidios, paflagonios, cilicios, sinos, feni- con una política de fundaciones e instauración de nuevas di- cios, hebreos, árabes, chipriotas, rodios y cretenses, etc., a los que había favore- cido tras las guerras mitridáticas. C' AFTANOM,i th. CXV-CXIX y BC II 70-71. nastías favorables a Roma y la creación de estados-tapón, y es Sobre la batalla de Filipos y la enumeración de los aliados orientales de en Egipto donde acaba, tras la derrota ante César en Farsalia Bruto y Casio, cf. APIANOB,C IV 60-82, 105-136.

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