Algunos individuos coleccionan mujeres, del mismo modo que los cazadores, trofeos. Sólo que a veces hay que pagar caro este deporte: cuando ya no se puede distinguir entre Mary y Jane. Eso le ocurrió a Harry Jonás cuando se encontró con Paula en la viciada atmósfera de la taberna Chino, a la que nadie llegaba por casualidad, lugar desde el cual se saltaba a las profundidades finales de la más negra degradación. Así comenzó, de manera al parecer inocente, la turbia aventura en que Harry Jonás se vio envuelto; una historia en la que se mezclaban matones, viudas maduras y sentimentales, sesiones de psicoanálisis y la sombra macabra de Mona Leeds, modelo de fotógrafos y artista de burlesque, asesinada —según se decía— con un pesado candelabro de bronce. El final de esta historia fue tan sorprendente para Harry Jonás como lo será, sin duda, para el lector.