JENNIFER Carmody, de veinticuatro años de edad, cabellos rubios y ojos verdes, paseaba por las calles de Los Angeles. Vestía una breve falda blanca, lo que le permitía lucir sus bonitas piernas, y una blusa de tirantes, de un rojo vivo, que ceñía sus firmes senos, perfectamente moldeados.Los zapatos, de fino tacón, combinaban con el blanco de la falda y con el rojo de la blusa. Y lo mismo sucedía con el bolso, que colgaba de su hombro derecho.De cuando en cuando, Jennifer se detenía delante de un escaparate y observaba cuanto en él había expuesto.Lo hizo una vez más.En esta ocasión, sin embargo, no prestó ninguna atención a los géneros expuestos en el escaparate. Se había detenido porque tenía la sospecha de que era seguida por un tipo.Jennifer, por el rabillo del ojo, observó al hombre que parecía seguirle los pasos. Se había parado también en la acera, a unos quince metros de donde ella se encontraba.