Description:La puerta de la celda chirrió al abrirse. El ayudante del alguacil dio un empujón al detenido hacia el interior. —¡Y cuidado con armar escándalo! —advirtió ominosamente. El hombre a quien iba dirigida la advertencia irrumpió en la celda dando traspiés, hasta que, al llegar al centro, perdió el equilibrio y se desplomó de bruces. El representante de la ley soltó una carcajada mientras echaba la llave. Luego, desapareció. Por unos minutos reinó el silencio en la habitación enrejada. Después, el recién llegado empezó a moverse. Se apoyó en un brazo, y giró hasta quedar boca arriba. Sus ojos inspeccionaron el lugar en que se encontraba. De pronto, tuvo un sobresalto. Fue cuando descubrió en el camastro de un rincón a un hombre. Éste, que se hallaba sentado mirándole con curiosidad, sonrió y dijo: —Les hizo tragar el cuento, ¿eh?