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THE LETTERS OF ORESTE, ABELE AND LUIGI SOLA PDF

23 Pages·2015·0.5 MB·English
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183 INMIGRANTES ITALIANOS EN ARGENTINA: LA MARÍA TERESA SANHUEZA. Profesora de CORRESPONDENCIA ENTRE ORESTE, ABELE Y LUIGI SOLA Español y Magíster en (1901-1922) Literaturas Hispánicas en la Universidad de Concepción, Chile. Doctora en Literatura ITALIAN IMMIGRANTS IN ARGENTINA: THE LETTERS OF Española e ORESTE, ABELE AND LUIGI SOLA (1901-1922) Hispanoamericana (Doctor of Philosophy) en la Universidad de Michigan en MARIA TERESA SANHUEZA Ann Arbor, EEUU. Wake Forest University, Carolina del Norte. EEUU Actualmente es Profesora [email protected] Asociada de Lengua Española y Literatura Hispanoamericana en Wake Los estudios históricos de la inmigración generalmente se concentran Forest University en Carolina del Norte, EEUU. Es más en el análisis de datos y números que dan cuenta del especialista en Teatro comportamiento de masas de individuos y menos en las experiencias Latinoamericano y individuales. Es por eso que la correspondencia epistolar de la familia semiología teatral, especialmente argentino de Sola, intercambiada sin interrupción a lo largo de 22 años, 1901 a 1922, comienzos del siglo XX. debe ser analizada no solo como documento histórico sino también en Entre sus libros publicados se cuentan Continuidad, sus dimensiones sociales y políticas ya que, en su conjunto, ofrece una transformación y cambio. El instantánea de la experiencia inmigratoria, en el momento en que grotesco criollo de Armando evidencia la comunicación bidireccional establecida entre los miembros Discépolo (Buenos Aires: Nueva Generación, 2004) y de una familia particular y muestra una perspectiva transnacional de como editora: Ecos y estelas cómo la inmigración transformó a Italia y a Argentina, es decir, de un maestro. Homenaje a Mauricio Ostria González entendida como discurso público al tiempo que como discurso privado. (Concepción: Cosmigonon, 2012). Palabras clave: Immigration is usually analyzed by the study of data and numbers - Inmigración that explain the behaviour of the masses but do not mention individual - Argentina - Familia Sola experiences. That is why the epistolary correspondence of the Sola - Hacerse la América family, exchanged without interruption through twenty-two years, - Perspectiva transatlática 1901 to 1922, should be seen not only as a historical document but also Keywords: in its social and political dimensions. It provides a snapshot of the - immigration immigrant experience through bi-directional communication between - Argentina - Sola family members of a family and it shows a transnational perspective on how - ‘Make it in America’ immigration transformed Italy and Argentina, that is to say, - Transatlantic perspective considered as a public discourse, as well as a private discourse. Envío: 13/09/2014 Aceptación: 12/12/2014 La inmigración1 italiana en Argentina ha sido documentada en estadísticas, leyes, instituciones y decretos por los historiadores pero los verdaderos protagonistas de la experiencia inmigratoria impactan por su 1 Las colectividades inmigrantes más grandes eran la italiana y la española. Estos inmigrantes venían a Argentina respondiendo al llamado del gobierno liberal que quería implantar en la ‘nueva’ nación, el gusto por “la libertad inglesa, la cultura francesa, y los valores norteamericanos y europeos” (J. B. Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, 2a ed., Eudeba, Buenos Aires, 1984, p. 67). Bajo la consigna de ‘gobernar es poblar’, la elite deseaba repoblar el país, europeizándolo; se trataba de ‘argentinizar’ al extranjero lo más rápido posible para poblar la desierta nación y aprovechar una mano de obra barata y abundante. El extranjero era un elemento útil para desarrollar la nación. Zibaldone. Estudios italianos - ISSN: 2255-3576 184 Zibaldone. Estudios italianos, vol. III, issue 1, enero 2015 silencio. Existen dificultades para documentar y analizar las reacciones y los comportamientos de la masa anónima y, por eso, sabemos muy poco del mundo privado de los inmigrantes. Coincido con David Gerber quien manifiesta que “Los inmigrantes no pueden ser entendidos exclusivamente a través del estudio de naciones-estados, regiones y números. Si queremos tener una psicología realista de la inmigración, se debe ver a los inmigrantes como individuos con lazos familiares y pequeñas redes de amigos y familiares”.2 Es debido a eso que la correspondencia personal adquiere una importancia decisiva, se transforma en una de las principales herramientas no sólo para mantener la comunicación con la familia y los amigos –el lazo con la tierra y la identidad que se han dejado atrás— sino para analizar los factores sociales y culturales que ayudan a entender la evolución de cómo los inmigrantes ‘negociaron’ la separación de sus familias, de sus comunidades y, finalmente, cómo forjaron nuevas identidades en las tierras que les acogieron. Las cartas eran el medio de comunicación más seguro y económico para mantenerse en contacto con la familia durante el proceso de inmigración. Ayudaban a los interlocutores a intercambiar información, noticias, reflexiones personales, dinero y otros objetos. Eran también muy importantes para comunicar emociones, valores culturales, normas de comportamiento y relaciones de parentesco. Aunque pensadas como testimonios personales destinados a ser leídos solo por miembros de la familia, deben ser entendidas como documentos esenciales para entender la realidad y la organización social de la inmigración. Para los investigadores de la inmigración, recurrir a cartas, diarios y autobiografías de inmigrantes, es indispensable para comprender el largo itinerario cultural popular seguido por la experiencia inmigratoria con la creación de nuevas expectativas y valores. El 5 de Agosto de 1901, el inmigrante italiano3 Oreste Sola, desembarcaba en Buenos Aires proveniente de Italia con la idea de ‘hacerse la América’. Como muchos otros, el joven Oreste –de 17 años— llegaba con su maleta llena de sueños y dispuesto a trabajar duro. Traía como capital su juventud, su mentalidad triunfadora, su voluntad de superación, su buena salud y sus estudios técnico-profesionales. Había dejado atrás, en el Piamonte italiano a sus padres, Luigi y Margherita, y a sus hermanos menores, Narcisa y Abele. Oreste se estableció en Argentina y unos años más tarde, persuadió a su hermano Abele de cruzar el Atlántico. Los dos hermanos mantuvieron una correspondencia 2 D. Gerber, Authors of Their Lives: The Personal Correspondence of British Immigrants to North America in the Nineteenth Century, New York University Press, Nueva York, 2006, p. 228. 3 Entre 1876 y 1925, diecisiete millones de personas emigraron desde Italia a otros países, algunos permanentemente y otros, regresan después de un tiempo. En la década de 1870, el número promedio de inmigrantes era aproximadamente 100,000 cada año. Esta cifra creció hasta 650,000 por año durante los años anteriores a la Primera Guerra Mundial. Un poco menos de la mitad emigró a países europeos –Francia, Suiza y Alemania— y un poco más de la mitad a Estados Unidos, Brasil y Argentina. La masiva inmigración italiana a las Américas puede entenderse como consecuencia del desarrollo y la expansión del Capitalismo durante la segunda mitad del siglo XIX (S. Baily, Immigrants in the Lands of Promise. Italians in Buenos Aires and New York City, 1870 to 1914, Cornell University Press, Ithaca and London, 1999, p. 24). Sin embargo y como es ampliamente conocido, los factores que dieron origen a la emigración son múltiples e incluyen elementos económicos, demográficos, políticos y culturales. 185 epistolar con sus padres durante 21 años, intercambio que solo terminó después de la muerte de su progenitor el 13 de noviembre de 1922. En principio, podemos decir que las cartas interesan como manifestación comunicativa que pone en contacto al menos a dos sujetos, uno de los cuales transmite unos contenidos a los que el segundo accede y puede contestar, por lo que la comunicación, en este caso, como en toda manifestación literaria, es una ‘comunicación a distancia’ que difiere de la comunicación que se establece entre varios sujetos presentes que hablan y reciben respuestas en el acto, directamente; pero el valor de la correspondencia de la familia Sola va más allá. Es la colección más extensa de cartas entre miembros de una sola familia; son 351 misivas de las cuales 208 se recopilan en el libro One Family, Two Worlds. An Italian Family’s Correspondence across the Atlantic, 1901-1922 de Samuel Baily y Franco Ramella.4 Escritas por 5 personas –Oreste, su esposa Corinna, Abele, Margherita y Luigi— las detalladas misivas poseen estilos de escritura, sintaxis y ortografía distintas, con una historia común que vincula Italia y Argentina durante los primeros veinte años del siglo XX. No son documentos esporádicos, y como tales nos proveen de datos sobre el cambio de las personas, de los contextos en los cuales viven y de las relaciones afectivas y la dinámica de esta familia en particular. Como conjunto, ofrecen una instantánea de la experiencia inmigratoria entre 1911 y 1922, años decisivos para la formación de la actual identidad argentina. Es, por otra parte, un diálogo de múltiples voces que muestra la realidad vivida por los extranjeros en Argentina, pero además, ilustra su dimensión familiar e ‘íntima’, dirigida a mantener el lazo afectivo entre los miembros de la familia y a disipar los temores y sospechas de la separación. Estas cartas no sólo sirven para confirmar el horizonte existencial que gira en torno a la familia en la emigración, sino también para delinear el contorno social de la comunidad, la persistencia de los vínculos y las naturales ambivalencias que posee un proceso social como la inmigración. En ellas prevalece el lado humano, afectivo además del testimonio histórico. Este artículo, entonces, analiza la interconexión entre la correspondencia personal y la inmigración e ilustra los lazos y las continuidades compartidas entre familiares a los dos lados del Atlántico. Me aproximo a la correspondencia epistolar de la familia Sola de dos maneras: 1) En su dimensión de discurso público: como documentos históricos con información del proceso de la inmigración. 2) En su dimensión de discurso privado: documentos que presentan una pequeña ventana en lo personal y familiar de la vida de los inmigrantes. Me interesa entender la inmigración italiana en Argentina en su dimensión afectiva más íntima; analizar el tipo de comunicación que se establece entre los miembros de la familia Sola –allá y acá—y como ‘negocian’ o viven la separación y, finalmente, su efecto en la creación de nuevas identidades y relaciones personales. Analizo la interconexión entre la correspondencia personal y la 4 S. Baily y F. Ramella, One Family, Two Worlds. An Italian Family’s Correspondence across the Atlantic, 1901-1922, Rutgers University Press, New Brunswick and London, 1988. Este es el volumen que utilizaré para el análisis de las cartas, traducidas del italiano al inglés por Jonathan Lenaghan. Al ser una segunda traducción, y aún a riesgo de desvirtuar el sentido original, he decidido traducir al español tanto las cartas como los textos teóricos utilizados; por lo tanto, todas las traducciones de este artículo son mías. En adelante, de no ir acompañadas de otra fuente bibliográfica, todas las citas mencionadas harán referencia a este volumen y a las páginas de esta edición. Zibaldone. Estudios italianos - ISSN: 2255-3576 186 Zibaldone. Estudios italianos, vol. III, issue 1, enero 2015 inmigración, y cómo este proceso ilustra los lazos y las continuidades compartidas por familiares a los dos lados del Atlántico.5 Así, las cartas de los Sola, evidencian la comunicación bidireccional que se estableció entre familiares y nos muestran una perspectiva transnacional ya que la inmigración transformó a Italia y a Argentina y unió a estos dos países para siempre. Donna Gabaccia en Italy’s Many Diasporas señala que el transnacionalismo es: una forma de vida que conecta a la familia, el trabajo y la conciencia en más de un territorio nacional. La emigración hizo del transnacionalismo una parte normal de la vida de muchas personas, tal vez la mayoría familias italianas de clase obrera en los siglos XIX y XX. La disciplina familiar, la seguridad económica, la reproducción, la herencia, el romance y los sueños trascendían las fronteras nacionales y tendían un puente entre continentes.6 Esta nueva perspectiva de análisis complementa la visión histórica conocida y nos provee de información sobre individuos, contextos en los que viven, relaciones afectivas y dinámica familiar. En este sentido, las cartas le ponen rostro al proceso social de la inmigración y devienen en una nueva fuente de información en la cual la voz la tienen los inmigrantes, la gente común y no los historiadores. Es documentación directa, contemporánea e inmediata. Según Gianfausto Rosoli, las cartas de la familia Sola poseen valor por tres motivos: 1) La riqueza de su contenido, es decir, la información y la reflexión sobre sobre el proceso de inmigración; 2) Porque presentan un punto de vista dual, el de los que se quedan en Italia y el de los que parten a América y 3) Porque es un epistolario ininterrumpido que permite la reconstrucción de la historia pública a partir de la historia individual.7 A todas estas razones yo agrego una más 4) Porque describen la inmigración de manera subjetiva, a través de sujetos que participan en ella y esto permite aproximarse a ella como un proceso en desarrollo y no como la reconstrucción de hechos pasados. ITALIA, LA INMIGRACIÓN Y LA FAMILIA SOLA: LUIGI, MARGHERITA, ORESTE, ABELE Y NARCISA. Aunque me concentraré en la familia nuclear de Oreste y Abele Sola, la historia de los Sola de Valdengo demuestra la dimensión global de la inmigración italiana. Nos habla de la migración de una familia en particular con hombres y mujeres de distintas edades, educación, ocupación y estado civil. Sus experiencias nos ayudan a conocer y entender a quienes emigraron y por qué y cómo eligieron sus destinos. A partir de mediados del siglo XIX, emigrar era 5 Estudiar las cartas no sólo desde un punto de vista histórico sino desde la perspectiva individual y a partir de las relaciones entre los miembros de esta familia. Además de los compendios de Samuel Baily ya mencionados; en este artículo tres textos han sido de gran importancia: cfr. D. Gerber, Authors of Their Lives, op. cit., y C. Erickson, Invisible Immigrants: the Adaptation of English and Scottish Immigrants in 19th- century America, University of Miami Press, Coral Gables, 1972; y la tesis doctoral de Sonia Cancian titulada Transatlantic Correspondents: Kinship, Gender and Emotions in Postwar Migration Experiences between Italy and Canada, 1946 and 1971, Concordia University, 2007. 6 D. Gabaccia, Italy’s Many Diasporas, Cambridge University Press, Seattle, 2000, p. 11. 7 G. Rosoli, ‘Una famiglia e un paese: La trama dei rapporti in una storia di emigrazione’, en Id., Identità e integrazione: famiglia, paesi, percorsi e immagini di sé nell’emigrazione biellese, Electa, Milán, 1990, p. 65. 187 común en Valdengo y en Biella, y los destinos preferidos eran otros países de Europa –especialmente Francia y Suiza— América del Norte y del Sur y las colonias europeas en África. Existe diversidad en la emigración de la familia Sola: hombres, mujeres, artesanos, profesionales y campesinos emigraron a distintas partes del mundo. Algunos emigraron permanentemente, otros regresaron a Valdengo después de estadías en el extranjero, pero siempre se mantuvieron en contacto a través de cartas, visitas y el intercambio de información a través de miembros de la familia, amigos y conocidos. El primero fue Andrea, hermano del abuelo de Oreste, quien se marchó a distintos lugares: Francia, Argentina, Brasil, México y África. Años después, el primo de Luigi – Giacomo– emigró primero en Europa y después, a Estados Unidos y a África. En la generación de Oreste y Abele, muchos primos cruzaron el Atlántico: Edvino se fue a Cuba y en la misma época, los tres hijos de Giacomo también dejaron Italia: Ida emigró a Estados Unidos y sus hermanos Andrea y el otro Abele de esta generación a Argentina, en donde coincidieron con Oreste y Abele. La diversidad de la inmigración de la familia Sola apunta a la relación entre etnicidad, clase social y género: los Sola que emigraron de Italia eran hombres y mujeres, artesanos, paisanos y profesionales.8 El valor de las relaciones establecidas en la aldea de origen y adquirían en la sociedad de recepción importancia vital a la hora de decidir cuándo emigrar, dónde establecerse, cómo conseguir trabajo y dónde y cómo socializar. La inmigración de los ciudadanos de Biella se basaba en lazos sociales y conexiones personales, los inmigrantes hombres seguían el camino ya establecido por otros compatriotas y este fenómeno, ilustrado en los Sola, se reproducía por generaciones.9 Por lo tanto, Oreste y Abele crecieron entre familias que habían experimentado la inmigración por generaciones y este hecho, probablemente contribuyó, de una manera decisiva, a la suya. Como afirman Baily y Ramella: Ellos percibían los límites espaciales dentro de los cuales era posible buscar el éxito a través del ejemplo de los inmigrantes del pasado y del presente tanto en la familia como en la comunidad local. En sus mentes, por lo tanto, las fronteras geográficas eran mucho más amplias que las de la pequeña Biella. Estas cifras de emigrantes no fueron solo personajes míticos sino hombres de carne y hueso que habían vivido o aún vivían en el mismo mundo y la misma sociedad que Oreste y Abele. Cada uno era potencialmente un valioso canal de información sobre las oportunidades disponibles en localidades y países distantes. (p. 12) Estamos acostumbrados a ver la causa de la inmigración exclusivamente en la motivación económica; pero otras razones incluyen la búsqueda de oportunidades de ascenso social. Este grupo corresponde a individuos que parecen haberse trazado un curso de acción basado en el conocimiento de la situación laboral, el mercado de trabajo y los salarios, con objetivos materiales 8 La mayoría de los inmigrantes pertenecían a la clase obrera y sus pensamientos y acciones reflejan su posición social y su origen étnico. Muchos eran mujeres, cuyos papeles en Italia diferían del de los hombres. La emigración frecuentemente alteró los roles tradicionales y las relaciones entre mujeres y hombres en sus nuevos países. 9 Samuel Baily y Franco Ramella se explican la inmigración de los ciudadanos de Biella no como resultado de su situación económica sino por la tradición inmigratoria acuñada por generaciones “Biella era, a la vez, un centro de emigración al extranjero y un punto de migración interna para aquellos italianos atraídos por trabajos industriales”. Zibaldone. Estudios italianos - ISSN: 2255-3576 188 Zibaldone. Estudios italianos, vol. III, issue 1, enero 2015 específicos como Oreste y Abele, quienes al emigrar buscaban no sólo un trabajo o una ocupación sino una forma de vida distinta a la que podían tener en Biella. Así como el perfil de Oreste y Abele no corresponde a inmigrantes típicos,10 su núcleo familiar en Italia tampoco era muy tradicional. Los Sola eran una familia de clase trabajadora educada. El padre, Luigi había heredado un pedazo de tierra en Valdengo, pero éste no era suficiente para mantener la familia, por eso se había mudado a Biella y trabajaba en una fábrica textil como mecánico jefe. Fue allí donde conoció a Margherita quien era tejedora. Luigi era además, un hombre instruido, quien al relacionarse con organizaciones laborales locales, había desarrollado convicciones políticas que le llevaron a participar en la fundación del Partido Socialista en 1892, convirtiéndose después en delegado provincial por su partido. Luigi y Margherita se casaron en 1876 y tuvieron a Oreste, su primer hijo, en 1883; después llegarían Narcisa, en 1887 y Abele en 1890. Al contrario de las costumbres típicas seguidas por las mujeres casadas, Margherita siguió trabajando para pagar la educación de sus hijos varones y así, después de la escuela primaria, Oreste y Abele pudieron asistir a institutos técnico- profesionales de los cuales se graduaron a los 16 años. Para ayudar económicamente a la familia, Narcisa trabajó en la misma industria textil hasta su muerte de cáncer en 1904, a los 17 años de edad. Los dos hijos emigraron a Argentina, Oreste en 1901 y Abele, once años más tarde. Luigi y Margherita Sola se retiraron de la fábrica en 1907 y volvieron a Valdengo a trabajar el pedazo de tierra que poseían y a esperar el regreso de su hijo. Narcisa había muerto y Abele había concluido su educación. La inmigración de los hermanos, sin embargo, fue permanente pero eso solo se reveló con el tiempo. Los padres jamás pensaron que sus hijos no regresarían. Aunque siempre apoyaron a sus hijos costeando su educación, alentando sus planes de marcharse y facilitando sus carreras en el extranjero,11 su concepción de la inmigración incluía el retorno. Por su parte, los dos hermanos hicieron sus vidas en Argentina, pero se mantuvieron en contacto con sus padres hasta que estos murieron. Ni Margarita ni Luigi volvieron a ver a sus hijos: Es evidente que amaban a sus padres y a su lugar de nacimiento, pero al parecer este sentimiento fue secundario a la búsqueda del éxito social y económico para el cual habían emigrado. La idea del éxito que los motivaba se enfrentó al afecto familiar. (p. 16-17) Cuando Luigi murió en 1922, Oreste tenía 39 años y Abele, 31. Los hermanos nunca volvieron a vivir a Italia pero mantuvieron sus lazos con Valdengo. No vendieron ni la casa familiar ni la tierra sino que la rentaron a uno de sus primos, continuando el contacto con su familia y amigos. Abele, quien 10 La migración en sí era una opción disponible para los que vivían en los pueblos italianos, pero no era la única posible. Oreste y Abele, por ejemplo, podrían haber permanecido en Valdengo y trabajado en la fábrica textil como su padre, su madre y su hermana; o con su educación, los dos hermanos podrían haberse convertido en ingenieros o contratistas; sin embargo, optaron por emigrar. Es, por lo tanto, lógico pensar que la inmigración transformó las vidas de Oreste y Abele, por decisión propia más que por necesidad. 11 El padre llegó incluso a pedir un préstamo a un amigo suyo en Biella, garantizándolo con su tierra para que Oreste pudiera establecer su propia compañía constructora en Buenos Aires. 189 vivió mucho más que su hermano, hizo muchos viajes a Valdengo hacia el final de su vida.12 PRIMER HIJO EN BUSCA DE ‘HACERSE LA AMÉRICA’ EN ARGENTINA: EL TESTIMONIO DE ORESTE. El historiador Luis Alberto Romero en su artículo ‘Las dos leyendas de la inmigración’ señala que en Argentina se construyeron dos leyendas de la inmigración: la negra y la rosa y mantiene que “el inmigrante triunfador y el fracasado, son, más que dos realidades sociales, dos mitos hondamente arraigados en nuestra conflictiva consciencia histórica”.13 Así, la leyenda negra definiría a los inmigrantes que fracasaron, aquellos que no consiguieron el sueño de “hacerse la América”14 y tuvieron que regresar a sus países de origen. Según Romero: Las formas del fracaso son variadas y difíciles de medir, porque el fracaso es, ante todo, una impresión subjetiva, un balance desfavorable entre expectativas y realidades; lo que basta a quien llega huyendo del hambre no es suficiente para quien viene buscando fama y dinero a través de una carrera artística. La imagen del fracaso surge precisamente en la brecha entre estas realidades…15 Como habían sido invitados, los inmigrantes se embarcaban hacia Argentina creyendo que serían bienvenidos y que podrían fácilmente ‘hacerse la América’. Sabían que debían comenzar una nueva vida, construir nuevos lazos y comenzar de cero; ésta no era una meta fácil pero tampoco consideraba imposible. Al llegar, muchos se daban cuenta de que la situación era más difícil de lo que habían anticipado porque las condiciones laborales eran deplorables y no existían trabajos para todos. La convivencia resultaba una gran paradoja: como la flexibilidad laboral de los inmigrantes se manifestaba en los ámbitos de los servicios básicos y domésticos, la oligarquía era la gran beneficiaria de la nueva mano de obra; pero los extranjeros, quienes habían abandonado Europa en pos de un sueño, se veían forzados a aceptar trabajos rechazados por los criollos sin salir de la pobreza. La tierra prometida se transformó para ellos en un infierno en el cual sus hijos crecían sin ningún futuro. La leyenda rosa, por el contrario, describe a los inmigrantes que se ‘hicieron la América’, tuvieron éxito y lograron asimilarse, educar a sus hijos, ser parte de la clase media y elegir como presidente a Hipólito Irigoyen en 1916. Estos son los inmigrantes que experimentaron ‘la aventura del ascenso’ social y económico:16 12 Oreste murió sin descendencia en Buenos Aires en 1949 a los 56 años de edad, Abele murió en 1963 cuando tenía 73 años; y en 1964, Corinna Chiocchetti –esposa de Oreste—también falleció a los 79 años. Las cenizas de los tres están enterradas en el cementerio de Valdengo junto a Luigi, Margherita y Narcisa. 13 L. A. Romero, ‘Las dos leyendas de la inmigración’, Teatro, año 6, 25 (1986), p. 9. 14 La imagen del fracaso se alimentaba a sí misma a través de la sensación de desintegración a la que contribuían situaciones como no dominar la lengua o la falta de derechos políticos. Al ser mayoritaria, esta contrafigura del inmigrante exitoso ha sido ampliamente analizada en la historia y en la literatura argentina. 15 L. A. Romero, ‘Las dos leyendas de la inmigración’, op. cit., p. 10. 16 Quienes tuvieron éxito en América no fueron muchos. Sin embargo, esta visión estereotipada de un proceso social muy complejo posee una fuerza singular, es ‘una imagen que arraigó hondamente en nuestra conciencia social: la Argentina, y sobre Zibaldone. Estudios italianos - ISSN: 2255-3576 190 Zibaldone. Estudios italianos, vol. III, issue 1, enero 2015 La casa propia, unida al desarrollo de alguna actividad por cuenta propia o, mejor aún, un pequeño taller, sacaban al inmigrante de la pobreza y, aunque siguiera siendo trabajador, se enrolaba entre los propietarios. También formaban este escalafón inicial algunos asalariados, como los ferroviarios, que gozaban de empleo estable y buen sueldo… Para la segunda generación se abría el camino de la educación: el aprendizaje del idioma aseguraba la integración, la escuela media abría las puertas del empleo público, y la universitaria con el título de doctor, el acceso a una cierta y ansiada elite. Para algunos, inclusive, había aún destinos más altos: una industria o un gran comercio, una buena carrera profesional y un buen casamiento.17 Es en este grupo de ‘triunfadores’ que encontramos a los hermanos Sola. Su historia no es representativa de la mayoría de los italianos llegados a Argentina quienes eran inmigrantes pobres, no calificados o semicalificados; Oreste era educado, sabía leer y tenía educación profesional.18 A los 17 años, Oreste decide emigrar, poco tiempo después de graduarse y se marcha a Buenos Aires porque su padrino Zocco vive allí, está bien establecido y es un hombre influyente en la comunidad italiana en Buenos Aires. Las conexiones personales, familia, amigos y paisanos de Biella fueron fundamentales para su éxito y su adaptación en Buenos Aires. Este fenómeno llamado “inmigración en cadena” fue una característica de la exitosa inmigración italiana en Buenos Aires. Las cartas ilustran lo bien que funcionaba esta cadena migratoria. Oreste Sola fue uno de los cuatro millones de inmigrantes que, entre 1880 y 1930, llegaron al país, cuya población no alcanzaba a los cinco millones de personas,19 para hacer crecer y “civilizar” el país. La nación que se encontraba era la segunda –después de los Estados Unidos— con el mayor número de inmigrantes en relación a su población nativa y criolla.20 El joven Oreste llegó a Argentina acompañado de dos de sus compañeros de colegio: Giuseppe Guelpa y Pierino Pizzoglio. El 17 de Agosto de 1901, doce días después de llegar, escribe su primera carta a su familia21 en la cual refleja el asombro y entusiasmo de llegar al país y refleja, además, una visión mítica del país y de la ciudad de Buenos Aires:22 todo Buenos Aires, era una tierra de amplias posibilidades de ascenso social’ (L. A. Romero, ‘Las dos leyendas de la inmigración’, op. cit., p. 11). 17 L. A. Romero, ‘Las dos leyendas de la inmigración’, op. cit., p. 10. 18 Según Baily y Ramella, solo un cuarto de la población italiana en Argentina correspondía a trabajadores con mayor educación que realizaban tareas semiprofesionales o profesionales, versus tres cuartos que se dedicaban a los trabajos manuales. 19 J. C. Portantiero, Realismo y realidad en la narrativa argentina, Procyon, Buenos Aires, 1961, p. 117. 20 A. Schneider, Futures Lost: Nostalgia and Identity among Italian Immigrants in Argentina, Peter Lang, Berna, 2000, p. 25. 21 En esa época el tiempo normal para que una carta llegara a destino era entre veinte y treinta días. 22 La noción de “Nuevo Mundo” acuñada por Oreste y los otros inmigrantes, era compleja ya desde los relatos de los primeros inmigrantes, y se había enriquecido aún más de significados y de mitos en la concepción popular difundida a medida que avanzaba el siglo XIX. En esta concepción utópica de una especie de tierra prometida, las imágenes emergentes de uno y otro lado del Atlántico se entrecruzaban y se condicionaban recíprocamente. En la América del siglo XIX, necesitada de población y 191 He estado aquí desde el 5 de este mes; estoy en el mejor de los estados de salud al igual que mis dos compañeros. Tan pronto como llegamos, nos fuimos a la casa del Padrino Zocco, quien nos presentó a varias personas de Valdengo que han estado en América por algunos años y están más o menos bien. El lenguaje aquí es el castellano, bastante similar al español, pero no se oye a nadie hablarlo. Dondequiera que vaya, ya sea en el hotel o en el trabajo, todo el mundo habla bien piamontés o italiano, incluso las personas de otros países y los propios argentinos hablan italiano. (p. 34) Como Oreste no habla español, no se da cuenta que el español y el castellano son básicamente la misma lengua en Argentina. En esos años, un 25% de la población total del país era de origen italiano, y, por lo tanto, el italiano era hablado en muchos lugares de la ciudad de Buenos Aires; pero Oreste obviamente exagera cuando afirma que todos lo hablan. Esta ciudad es muy hermosa. Hay un enorme lujo. Todas las calles están pavimentadas o bien con madera dura o de cemento tan suave como el mármol; incluso demasiado suave ya que los caballos, caballos de tranvía así como caballos de tiro, que corren aquí, están deslizándose constantemente. No es raro ver a veinte o más caballos caerse en un día. Hay algunos edificios hermosos que no pueden ser descritos palabras, sólo cinco pisos de altura, seis como máximo, pero con ornamentación tal calidad que usted no encontrará en todo Turín. El edificio más hermoso es el depósito de agua, construido por los ingleses, y, lo que es sorprendente, es que es todo de mármol, pero con ciertas pequeñas columnas esculpidas y decoradas con ejecución exquisita. La otra mitad es también encantadora; ocupa 100.000 metros cuadrados. La Plaza Victoria (Plaza de Mayo) también es hermosa, en todos sus lados solo hay bancos. Pertenecen a todas las naciones: Inglesa, francesa, italiana, española, América del Norte, etc., etc. Por otro lado está el edificio del gobierno donde reside el presidente de la República Argentina. Es italiano, de nombre Rocca, el tercer presidente italiano que se sienta en el trono de Argentina. (p. 35) En este párrafo, el joven Oreste se muestra confundido: no existe trono ni monarquía en Argentina pero él lo ignora. El presidente Julio Roca era Argentino, no italiano; el presidente anterior, José Uriburu tampoco era italiano; sin embargo, Carlos Pellegrini, quien fuera presidente desde 1890 a 1892 era hijo de un italiano-francés. A pesar de esto, Oreste se muestra claramente impresionado por la bienvenida de sus conocidos y de su nuevo país; y se muestra aún más sorprendido por la grandeza de la ciudad de Buenos Aires. Vista desde Europa, Argentina parecía la tierra prometida; y Buenos Aires, la imagen misma de la América por hacerse, del nuevo mundo, donde todo era posible. A principios del siglo XX, la arquitectura de la ciudad de Buenos Aires, por influencia del Capitalismo, se había transformado en una ciudad bullente, moderna y en desarrollo. Debido a la inmigración, la cultura de la ciudad de totalmente abierta y disponible para las enormes riquezas y oportunidades, las distintas perspectivas individuales de los migrantes se suman a las elaboraciones colectivas de los mitos de América, de la “fiebre americana” y con los roles institucionales y las ambivalencias políticas de los países, en una secuencia histórica no siempre lineal y necesariamente compleja. Zibaldone. Estudios italianos - ISSN: 2255-3576 192 Zibaldone. Estudios italianos, vol. III, issue 1, enero 2015 Buenos Aires se había abierto a “lo nuevo”, lo cosmopolita. Buenos Aires había dejado de ser “La Gran Aldea” para transformarse en una urbe industrializada y moderna, en ebullición constante. La ciudad al principio del siglo XX, se presentaba como una de las metrópolis inmigratorias más grandes del globo. Denominada como el París de América del Sur, la modernización de Buenos Aires se manifestaba en la construcción de suntuosas mansiones en las cuales vivía la oligarquía, con parques, plazas y calles pavimentadas e iluminadas por luz eléctrica; por ellas circulaba un moderno transporte público. El centro y los barrios al norte de la ciudad copiaban los estilos arquitectónicos europeos: el neo-renacentismo italiano y, sobre todo, francés de fin de siglo.23 Junto a la opulencia de estos vecindarios se alzaban los conventillos, viejas casonas situadas al sur de la Plaza de Mayo abandonadas por la oligarquía, que se componían de patios rodeados por una o dos plantas de habitaciones con un pequeño lugar para cocinar.24 Al venir de una ciudad más pequeña en Italia, Oreste se muestra encantado con la modernidad y la riqueza que encuentra en Buenos Aires: También está la estación de trenes del sur, la que es algo colosal. Con talleres, oficinas y la propia estación cubre un millón de metros cuadrados. Ahora están trabajando en un edificio de gobierno para el Congreso (Parlamento). El arquitecto fue un italiano, al igual que el contratista principal, quien está supervisando todo el trabajo. Es un trabajo que al final costará más de 700 millones de liras. Ocupará una superficie de una manzana de 10.000 metros cuadrados y estará rodeada por un cuadrado, que, junto con el edificio, constituirá un área de unos 100.000 metros cuadrados. Este trabajo va a ser mejor que el primero [la estación de tren], pero tal vez no alcanzaré a verlo terminado. (p. 35) Pareciera que Oreste quiere enfatizar todas las conexiones posibles con Italia para que sus padres estén más tranquilos. La comida es bastante buena, pero no tiene mucho sabor. Esto es cierto para todo en Argentina. Todos [los inmigrantes] están contentos y entusiasmados. Por la noche, cuando nos juntamos antes de ir a la cama, nos partimos de la risa. A todos ellos les gustaría volver a Italia, pero no quieren ceder. Tal vez, yo haré lo mismo. Aquí comemos, bebemos, nos reímos y disfrutamos de nosotros mismos; estamos en América. ¡Adiós! Usted también debe estar tan feliz como a mamá de que estoy en América. Dele un beso a Narcisa y otro a Abele. Dígale que estudie mucho, que uno que estudia y está capacitado es muy respetado y buscado aquí. (pp. 34-35) 23 A. Schneider, Futures Lost, op. cit., p. 137. 24 J. Scobie en ‘The Paris of South America’, en G. Nouzeilles y G. Montaldo (eds.), The Argentine Reader. Politics, Culture, and Society, Duke University Press, Durham and London, 2002, pp. 170-181, describe las contradicciones entre estos dos sectores de la población de la ciudad mostrando cómo la clase social y la etnicidad definían el espacio urbano. Con el recelo que despertaban los recién llegados, esta división tajante se percibía también en el ámbito cultural y social. La alta demanda hacía que los precios de la vivienda fueran altos en comparación a los salarios recibidos, por lo tanto, en los conventillos residía aproximadamente un cuarto de la población bonaerense: las nuevas clases trabajadoras y los desempleados, quienes pagaban el precio de la expansión económica sin poder disfrutar de los beneficios.

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4 S. Baily y F. Ramella, One Family, Two Worlds. An Italian Family's Correspondence across the Atlantic, 1901-1922, Rutgers University Press, New Brunswick and London,. 1988. Este es el volumen que utilizaré para el análisis de las cartas, traducidas del italiano al inglés por Jonathan Lenaghan.
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