Índice Biblio3W Inicio Geocrítica Biblio3W REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 Vol. XXI, núm. 1.152 5 de marzo de 2016 Territorio y fortificación del Caribe: Agustín Crame, visitador de plazas 1777-1779 Nelly Arcos Martínez Instituto de Geografía UNAM [email protected] Territorio y fortificación del Caribe: Agustín Crame, visitador de plazas 1777-1779 (Resumen) El estudio de la ingeniería militar iberoamericana ha revelado datos fragmentados acerca del ingeniero militar Agustín Crame. Su trayectoria profesional se ha dado a conocer a través de los planes parciales de defensa que realizó en su encargo como Visitador de las Fortificaciones de América. Desarrolló prolijos planes de defensa y levantó excepcionales planos que muestran la realidad dibujada de la región del Caribe; no obstante, hasta ahora nadie se había interesado en inventariar y transcribir metódicamente toda la documentación de Crame como visitador de las plazas, mucho menos de analizarla. La organización y clasificación de dichos textos sirvieron para reconstruir la ruta marítima que siguió la expedición por el Caribe; la intención es presentar al lector, la estrecha relación entre cada lugar fortificado para de esta forma entender el conjunto en su totalidad; y de esta forma dejar de ver la fortificación como un ente aislado. Palabras clave: Ingenieros militares XVIII, territorio y fortificación, planes de defensa, Agustín Crame Territory and fortification of the Caribbean: Agustín Crame, visitor of stronghold (1777-1779) (Abstract) Research on military engineering of Latin America has revealed fragmented data about Mr. Agustín Crame, military engineer. His professional career has been disclosed through the partial defense plans he made during his mission as Visitor of Fortifications in America. He developed and constructed prolix and outstanding defense plans that show the drawn landscape of the Caribbean region. Nevertheless, up to now, nobody had shown interest in methodically making an inventory and transcribing documents referring to his work as Visitor of Strongholds, and by no means in analyzing it. Organizing and classifying those texts were useful to reconstruct the sea route that the expedition followed through America. The intention is to present the reader the close connection between each fortified place to understand, this way, the complex as a whole and no as an isolated entity. Key words: military engineers 18th century, territory and fortification, defense plans, Agustín Crame Recibido: 2 de septiembre de 2015 Devuelto para revisión: 6 de octubre de 2015 Aceptado: 30 de enero de 2016 2 Biblio 3W, vol XXI, nº 1.152, 2016 La centuria decimoctava fue una época plagada de numerosos conflictos para la monarquía española. A nivel interno se vivió la Guerra de Sucesión (1702-1714); las guerras por el III Pacto de Familia (1762, 1763 y 1779-1783) y la guerra por la alianza franco-hispana1. A nivel externo enfrentó acérrimas y constantes desavenencias con Inglaterra, que había mostrado su poder naval en varias ocasiones; la codicia del país británico tenía como línea estratégica tratar de desestabilizar los territorios hispanoamericanos más ricos y de esta forma golpear la hegemonía ibérica. España, a pesar de sus dificultades económicas y sociales, tenía la firme intención de frenar la expansión inglesa que había dado muestras del gran perfeccionamiento militar y comercial. Todos estos factores apuntaban a una inminente guerra entre ambas naciones. En el escenario americano, Inglaterra fue quien inició las acciones hostiles contra España; atacó y tomo el centro de operaciones más importante de la America hispánica. El asalto al castillo del Morro, en La Habana, fue un golpe duro para la corona española. La isla de Cuba era tan importante para los intereses político comerciales que se le llegó a reconocer como “La llave del Nuevo Mundo”2, que además poseía una de las reputaciones más elogiadas como enclave defensivo. En agosto de 1762 las tropas inglesas tomaron La Habana en una contienda histórica que atestiguo el poderío técnico y estratégico de la marina inglesa, evidenciando la ineficacia de las defensas de la isla y poniendo de manifiesto la decadencia y atraso de todo el sistema defensivo en los territorios españoles de ultramar. La humillante pérdida de la isla, expuso la imperante necesidad de poner en marcha una serie reformas encaminadas a un proyecto de renovación, sobre todo defensiva, donde el conocimiento territorial, así como la descripción de los modos y las formas de vida de las poblaciones, más el conocimiento del estado de las defensas, especialmente de las costas, serían los cimientos de esta reestructuración tan anhelada. Lo que se traducía en un esfuerzo por conciliar la idealidad y la realidad de los proyectos. En ese sentido la actuación del Real Cuerpo de Ingenieros Militares fue fundamental para las transformaciones deseadas. Lo aprendido en su formación académica más su particular ingenio permitieron hacer grandes proezas tanto en España como en América3. Esta institución presenta el interés de ser un cuerpo renovado por la nueva dinastía llegada al poder en España al principio del siglo XVIII: los Borbones4. En aquel entonces la corporación de ingenieros se había consolidado en la memoria política ya que su presencia se manifestó desde los inicios de la llegada a América, por lo tanto, se tenía presente que habían jugado un papel determinante para cimentar el imperio español en Europa y América. La visión de reestructuración defensiva en América tuvo su principal manifestación en la zona del Caribe. La idea más importante de este ambicioso proyecto consistió en recorrer las fortificaciones erigidas, con el objetivo de conservar sólo aquellas plazas que se consideraban más importantes, ya fuera por las ventajas geopolíticas que representaban para la corona española o bien por figurar como resguardo de arsenales y puertos. Cada inspección debía de prever los posibles ataques de fuerzas enemigas, no se debía de prescindir circunstancia alguna evidente o que pudiera preverse5. El propósito era encauzar de forma óptima los gastos para las defensas, evitando realizar gastos inútiles. 1 Moncada ,1988, p. 319 2 Zapatero, 1964. p. 39 3 Capel, 1988, p. 34 4 Galland-Seguela, M. 2004 5 A.G.M.M Sign 5-3-10-12. 10 de noviembre de 1777. Nelly Arcos Martínez. Fortificación del Caribe. El Ingeniero Agustín Crame 3 El mandato del visitador Esta nueva concepción de reestructuración fortificación y territorio fue regulada por la Junta General de Fortificación y Defensa de las Indias, presidida por ingenieros militares de alto rango y experiencia en campo. Las juntas fueron una pieza fundamental en la política militar borbónica de las Indias; los proyectos que examinaban eran de todo tipo, pero su principal objetivo eran cuestiones de carácter castrense. Uno de los proyectos más ambiciosos que debió de afrontar la Junta de Fortificaciones fue la organización y reestructuración del plan de defensa continental para el Nuevo Mundo. El consejo militar anhelaba tener una visión global de las fortificaciones y sus territorios; el propósito era afrontar un reordenamiento defensivo real que justificara la permanencia sólo de aquellas construcciones que eran fundamentales para la defensa de los territorios americanos. De esta forma se pretendía encauzar de una forma más inteligente los gastos. Una vez establecidos los objetivos, el organismo designó a dos personajes para cumplir dicha labor. El coronel Agustín Crame y Nicolás Devis, comandante de la Habana; fueron los elegidos para realizar el reconocimiento de las Plazas de América septentrional6. Desafortunadamente, Nicolás Devis murió en vísperas de iniciar la trayectoria7. fue así que Crame asumió la responsabilidad de comandar la expedición. La negativa de la Junta por remplazar la figura de Devis, se puede imaginar que se dio en un marco donde se pensaba que la perspectiva de un sólo hombre podía dar al proyecto un carácter único e indivisible y a su vez respondía a la necesidad de las autoridades por tener un panorama más homogéneo e imparcial de las defensas. En 1775 se designó al ingeniero Agustín Crame como visitador general de las plazas de América. Se considera que fue la primera vez que se comisionó una inspección tan vasta a un sólo mandatario. Porque si bien es cierto que las expediciones de reconocimiento territorial eran frecuentes; por lo general se trataba de empresas que abarcaban territorios más reducidos o reconocimientos regionales, como fue el caso del visitador José Gálvez quien recorrió el virreinato de la Nueva España entre 1765 y 1771. Agustín Crame y Mañeras. Ingeniero y funcionario del rey Los datos que se conocen acerca de su vida personal son pocos; se sabe que nació en Tudela (Navarra) en 1730. Comenzó su carrera militar a muy temprana edad, con apenas doce años ingresó como cadete8. Y posteriormente continuó sus estudios e ingresó al Real Cuerpo de Ingenieros en 1750 donde fue ascendido a ingeniero extraordinario. En 1755 fue enviado a Granada, junto con grupo de técnicos para realizar una relación de las destrucciones provocadas por el terremoto de Lisboa y que afecto varias comunidades de Andalucía9. En 1760 fue destinado como profesor de la Academia de Matemáticas de Barcelona10, al mismo tiempo era promovido en un cargo militar como teniente coronel e ingeniero en segundo como cargo administrativo. Durante cuatro años compagino su labor docente con la 6 LLMC. Crame, A; Mss Carta O’Reilly. Noviembre 1774? 7 Archivo General de la Nación México (AGNM), vol. 106, exp. 226, Gobierno Virreinal. 8 Carrillo de Albornoz, 2007, p. 119 9 Moncada, 1993, p. 76-80 10 Ibidem. 4 Biblio 3W, vol XXI, nº 1.152, 2016 profesión militar; formó parte de diversas comisiones, como el reconocimiento del río Tajo para hacerlo navegable desde Aranjuez a Talavera de la Reina, junto con Antonio Ulloa realizó el proyecto del Canal de Campos. En 1762 participó en la campaña de Portugal, asistiendo al primer sitio de la plaza de Almeida, donde realizó diversos reconocimientos, y desde que se tomó la plaza hasta el fin de la guerra estuvo como ayudante del Cuartel Maestre del Ejército11. En 1764 fue asignado al Nuevo Mundo como parte de un proyecto renovador que pretendía acelerar las ideas de reformismo borbónico, para evitar se que se repitiera la intrusión del enemigo en tierras hispanoamericanas, como había sucedido en La Habana, pocos años atrás. Participó al lado de ingenieros militares consagrados que lo formaron en la praxis militar, como el Conde de Ricla, Alejandro O´Reilly y el ingeniero Silvestre Abarca. En la isla de Cuba, realizó un inventario del estado en que se encontraba el castillo del Morro, acompañado de cuatro planos y el proyecto para aumentar sus fuegos12. Su apego a la isla le llevó a realizar un estudio que intituló “Discurso Político, sobre la necesidad de fomentar la Isla de Cuba”; el cual tuvo una trascendencia importante ya que años más tarde sirvió como texto fundacional en la defensa de la agricultura de plantación esclavista que promovía Francisco de Arango y Parreño en 1792. Trabajó con el ingeniero director Silvestre Abarca en 1772, fue destinado a la plaza de Veracruz con el empleo de teniente del Rey del castillo de San Juan de Ulúa y dos años después formó parte del comité que realizó el Plan de Defensa de Veracruz13. Desarrolló un gran sentido militar al estudiar la fortificación y el territorio como un binomio indivisible. El virrey Bucareli le encomendó la tarea de examinar las posibles alternativas para realizar un puente interoceánico que uniera el Golfo de México con el Océano Pacífico, el documento fue nombrado como: Reconocimiento de la Barra de Coatzacoalcos e Istmo de Tehuantepec14. La táctica y determinación del entonces Crame, fueron fundamentales para recibir su ascenso como Brigadier de Infantería en 177415. Su siguiente y más destacada enmienda llegó en mayo de 1776, cuando recibió una carta redactada por el conde O’Railly donde especificaba las previsiones que debió seguir como “Visitador General de las Fortificaciones de América”16. “Debe principiarse por entorpecer cuanto se pueda el desembarco de los enemigos, y disputarles el terreno, paso a paso, para que haga en ellos más efecto el rigor de aquel clima, y dilatarles cuanto fuere posible la formal embestidura de las plazas; esto puede exigir algunas baterías y reductos fuera de las plazas en situaciones ventajosas: para determinar estas es preciso reconocer las inmediaciones de dichas plazas y formar el plan de defensa, del cual enviará dos a la vía reservada y dejaran el tercero en poder del Gobernador, quien lo tendrá muy reservado. Seguirá un reconocimiento exacto de la misma plaza, para proponer las obras que fueren precisas para su defensa. Hará prolijo reconocimiento de la artillería, municiones y pertrechos que existen en cada plaza, y contando con sólo lo útil enviará relación exacta que explique las existencias, y cuanto se necesita para la defensa de dicha plaza hará presente si hubiere falta de almacenes y 11 Ibidem, Carrillo de Albornoz 12 Ibídem. 13 AGNM, vol. 1 exp. 126 Gobierno Virreinal 14 Moncada,. 1984 p. 110-111 15 A.G.N.M. Exp. 26, Indiferente Virreinal. Indiferente de Guerra. Diciembre 1774. 16 A.G.N.M. Vol 11,26, exp. 8. Correspondencia de Diversas Autoridades Nelly Arcos Martínez. Fortificación del Caribe. El Ingeniero Agustín Crame 5 cuarteles, y en caso de ser preciso que se haga algún edificio nuevo lo propondrá, señalando el paraje, y enviando plano y calculo del gasto a que ascenderá. Examinará también si hay en cada plaza los armeros, herreros, carpinteros y demás obreros que sean precisos. En América el armamento que esta en los almacenes, los cañones de hierro y el cureñaje requieren especial cuidado para su conservación, dará a este fin de las providencias más conducentes, y para que todos los repuestos estén colocados en almacenes con mucho arreglo y orden. Las Plazas que exigen este reconocimiento son las Islas de Trinidad y de Margarita, Cumaná, Guayana, Puerto Cabello, Santa Marta, Cartagena, Portobelo, Río Chagre, Omoa, Castillo de San Juan Nicaragua, y Campeche y esta última provincia conviene tomar el posible conocimiento del establecimiento de los ingleses y lo que se podría emprender contra ellos en caso de una guerra. Conviene examinar bien los puertos que hubiere en la isla de Trinidad, y enviar plano de ellos con el sondeo y descripción circunstanciada. El Gobernador de cada una de las citadas plazas deberá acompañar al Brigadier Crame, destinado para este reconocimiento; procederá en todo de acuerdo firmarán el proyecto de defensa, y de más noticias que deberán remitir para el conocimiento de S.M”17. El equipo de apoyo asignado al visitador Crame quedó conformado por Pedro Salcedo capitán y subteniente de artillería; Juan de Cotilla y Joaquín de Peramas ingeniero en segundo; el jefe de escuadra Juan Tapia Bonel, el artillero Joseph de Medula18, y el ingeniero Francisco Hurtado. La Junta otorgó a la expedición la cantidad de 4 093 441 pesos, que correspondían a dos años de sueldos, que habían previsto duraría la misión, no se podía concebir que la expedición regresará antes de lo esperado porque ello implicaba costear otro nuevo viaje, es por ello que se designó una cierta holgura económica19. Finalmente, en julio de 1777 la empresa zarpó de la isla de Cuba en la fragata Santa. María de Cabeza para conducir al Brigadier Agustín Crame y demás oficiales que le acompañaren a la comisión que el Rey le ha dignado20. Así comenzó una de las expediciones más interesantes de reconocimiento territorial de todo el siglo XVIII. El desarrollo y avances de la misión fueron enviados a la junta formada de orden de V.M. para continuar el examen de los planes, proyectos y relaciones sobre plazas y demás objetos militares de la costa y tierra firme de la América meridional, según reconocimiento practicado por el brigadier de Ingenieros don Agustín Crame”21. Reconocimiento de las plazas de América. El Caribe como punto de partida La idea de considerar las fortalezas de ultramar como una gran defensa continental fue un concepto renovador, que en la praxis sólo se limitó a una de las zonas más importantes y conflictivas de América: el Caribe. Se piensa que esta concentración continental descrita en el concepto y modificada en la práctica, respondía a una estrategia lógica para afrontar un 17 L.L.M.C. Crame Mss. Carta de O’Reilly a Don. Agustín Crame nombrado por S.M. Para el reconocimiento de cada una de las plazas que se expresaran...7 mayo 1776 18 L.L.M.C. No 126 Crame Mss. Galvez, J. Carta de Joseph de Gálvez, pidiendo salarios para la comisión. Habana 3 de Diciembre de 1776. 19 Ibidem 20 Ibídem 21Archivo General Militar de Madrid.(A.G.M.M) Sign 5-2-10-5 Nuevo Reino de Granada, 9 mayo 1786. 6 Biblio 3W, vol XXI, nº 1.152, 2016 territorio tan vasto como América. Por tal motivo, se puede especular que el Caribe fue considerado como proyecto modelo para abordar una primera parte de lo que hubiera sido el plan continental. Las plazas del Caribe eran numerosas y diversas entre sí, cada una de ellas exigía reestructuras particulares, sin embargo no todas podían ser atendidas de igual forma; en este sentido, se sospecha que los planes de defensa fueron instrumentos contundentes para priorizar los recursos y acciones defensivas. La jerarquización y permanencia de las defensas también se determinó con base a la complicidad defensiva que compartía determinado núcleo de fortalezas. Este razonamiento se plantea a partir de la transcripción, catalogación y análisis de todos los planes de defensa que realizó el ingeniero Agustín Crame en su papel de visitador de las plazas. De igual forma permitió reconstruir la ruta marítima que siguió la expedición por América (figura 1). Figura 1. Reconstrucción de la ruta que siguió la expedición Segundo Plan de Defensa (1777- 1779) dirigida por Agustín Crame, visitador de plazas de América Fuente: Nelly Arcos 2013. Y aunque las fechas de llegada no son exactas se pudieron estimar con base a la data que presenta cada proyecto defensivo. La recopilación, organización de diversas correspondencias relacionadas con la empresa permitió conocer algunos datos de carácter administrativo. Los planes de defensa que el ingeniero Crame realizó son documentos multidisciplinarios que Nelly Arcos Martínez. Fortificación del Caribe. El Ingeniero Agustín Crame 7 aportan una cantidad de datos impresionantes para conocer el estado de los territorios del Caribe español del siglo XVIII. En su transcripción se ha respetado la redacción; sin embargo, se ha debido realizar algunas modificaciones en su ortografía y puntuación original, con el objetivo de tener una mejor comprensión del mismo. La expedición meridional El viaje de inspección zarpó de la isla de Cuba con rumbo a las costas del Caribe. Arribaron el 15 de marzo del 1777 a la plaza de la Guayana, que colindaba al este con la colonia holandesa de Suriname y con la Guyana Francesa, al sur con la colonia portuguesa, hoy Brasil. La primera referencia del territorio fue la descomunal extensión geográfica que según Crame era mayor a la de España; además describe que en todas partes se podían apreciar excelentes tierras para la agricultura y la cría de ganado22. En cuanto al comercio, se dijo que el tabaco que baja de Barinas (hoy Venezuela) junto con el que se producía en la Guayana fue por algún tiempo el principal ramo económico. Pero hoy día, decía Crame, era muy reducido, aunque la labranza de la tierra bastaba para la poca población que habitaba el territorio. Entre españoles, criollos y negros apenas se llegaba a la cantidad de cuatro mil individuos; pero el número de indígenas civilizados rondaba entre ocho y diez mil. La desproporción entre superficie y habitantes que se observa en plan de defensa, se puede interpretar como un territorio difícil de gestionar y de defender. Las principales defensas eran los castillos de San Francisco de Asís, construido en forma de una especie de estrella irregular fabricada sobre diferentes peñascos; y San Diego, ambos edificados en la entrada del majestuoso río Orinoco; a pesar de sus excelentes condiciones de emplazamiento nunca lograron consolidar el cinturón defensivo. Las defensas menores que se erigieron presentaban graves desperfectos; por ejemplo, Crame menciona la torre fortificada de San Fernando, que encontró abandonada debido a la inconsistencia del terreno y los malos cimientos. El presidio de San Carlos, ubicado a la orilla del río Negro, se encontró parcialmente abandonado; las baterías de San Gabriel y San Felipe se encontraban en San Tomé; ninguna por si sola brindaba la seguridad requerida. La defensa más sólida la proporcionaba la naturaleza: “… la boca principal del Orinoco, se navega 45 leguas (188km) río arriba sin ver más que desierto por la parte del norte, donde se encuentran grandes extensiones de éste, y por la del sur montes cerrados habitados de multitud de indios y las tierras son admirables para todo género de cultivo. A las 45 leguas se llega al fuerte de San Francisco de Asís y desde allí el país ya es abierto con sabanas inmensas y al otro lado del Orinoco”23. La conjunción fortificación-naturaleza habían proporcionado un eficaz sistema de defensa; sin embargo, Crame sabía que no se debía prescindir de condición hostil alguna, por tal motivo advierte el recelo que se debía tener en la frontera sur y señala que la presencia de portugueses era asunto de cuidado; habían traspasado la frontera española en busca de metales preciosos y también tuvieron la osadía de levantar fortalezas en dominio español24. El conocimiento de dicho agravio obligó al visitador a buscar los medios y formas para evitar que se repitiera. 22 A.G.M.M Sign: 5-3-10-6. Crame, A; Guayana el 15 de marzo de 1777... Punto 1,2,3 y 4 23 Ibídem, punto 12 24 Ibídem, punto 10 8 Biblio 3W, vol XXI, nº 1.152, 2016 Consecuentemente, el plan de defensa se centró en proponer una defensa que reforzara las fronteras, sobre todo aquellas que se encontraban próximas a lagos como el caso de Parime, o de Casiquiare, brazo del Amazonas25. Del mismo modo, el visitador pedía consolidar la red defensiva con las plazas aledañas. En el caso de la Guayana, Crame advierte que a la primera sospecha de ataque el gobernador debía pedir, la intervención pronta de la ciudad de Cumaná, como primera alternativa y de Caracas como último recurso, de esta manera se evitaría que el enemigo irrumpiese al interior y ganara terreno. El documento para la defensa de la Guayana consta de 42 artículos que se dividen en dos secciones; la descripción territorial, social y económica de la plaza fueron los tópicos que se analizaron la primera parte. La segunda sección especifica los trabajos para una defensa que divide en interiores y exteriores. El documento fue acompañado de la firma del gobernador Joseph Linares. La isla de Trinidad fue el siguiente destino en la ruta de reconocimiento de las defensas, la comitiva arribó a la isla en mayo de 1777. Para Crame la isla no era un territorio ajeno, en septiembre de 1776 fue enviado para hacer un reconocimiento territorial, el informe realizado describía a Trinidad como un sitio casi despoblado, empobrecido y, por ende, una zona sin trabajo. Cuando regresó como visitador de plazas, su opinión parecía seguir siendo la misma, al relatar que la mejor defensa de la isla era su propia pobreza. A pesar de ello, trató de ver la isla como parte de un mecanismo más complejo que le permitiera justificar su permanencia en la estructura defensiva. La conveniencia de rescatar la isla tenía que ver con la proximidad geográfica que existía con territorio hostil, esto permitiría tener bajo vigilancia las acciones enemigas y dar avisos oportunos en caso de necesitarse. Inglaterra tenía las islas de Barbados, San Vicente, Tobago, Granada Barbuda y Antigua. Francia poseía los territorios de Guadalupe, La Martinica y San Bartolome y Santa Lucia; los holandeses habían conquistado San Martin, San Eustaquio y Sabana (figura 2). La isla de Trinidad no tuvo un informe defensivo como tal. A diferencia de otros proyectos, éste se caracterizó por promover una política de repoblamiento. La idea principal del visitador partió de comprender que si la plaza no contaba con la población mínima para trabajar, producir y defender el territorio, este podía ser tomado por cualquiera de los enemigos de la Corona y revertirse en su contra. Para promover el repoblamiento y tránsito de personas en Trinidad, Crame decidió retomar y difundir el documento que había realizado en su primera visita junto con el gobernador Manuel Falques, intitulado “Reglamento de Colonización de Trinidad”, en el se redactaron una serie de beneficios y obligaciones, para los interesados en habitar en la isla, la propuesta de habitar la isla era abierta a cualquier español y algunos extranjeros que así lo desease, por tal motivo el texto debió de ser traducido a las lenguas inglesa y francesa, y de esta forma captar más audiencia a la demanda. La expedición siguió su rumbo, esta vez a la isla de isla de Margarita, que tenía fama de ser próspera y abundante debido a la pesca de las perlas que se realizaba; sin embargo, cuando Crame arribó la halló reducida en oscuridad y pobreza. Para el visitador, la causa principal del deterioro de la isla correspondía a la insuficiencia de ríos para sosegar la sed de la tierra26. 25 Ibídem, punto 19 26 A.G.M.M. Sign. 5-3-12-14. Crame, A. El 15 de junio 1777. . Punto 1 Nelly Arcos Martínez. Fortificación del Caribe. El Ingeniero Agustín Crame 9 Figura 2. Situación estratégica y de comunicación de las plazas de Margarita y Trinidad con respecto de las colonias inglesas Fuente: Nelly Arcos 2013. A pesar de la esterilidad del territorio, algunos naturales lograban cultivar algunos pocos granos que ayudaban a sobrevivir; el maíz servía para consumo personal, pero cuando tenían la buena fortuna de cosechar cacao, éste debía destinarse a la provincia de Cumaná. Algunas otras actividades como la fabricación de medias de algodón y el cordobán fueron de menor consideración, pero la sal y el pescado salado fueron su mejor ramo económico. Algunos datos como los de población y las rentas del rey, se tomaron de las relaciones del censo de 1774, el cual refería una cantidad de 12 mil habitantes aproximadamente, la sexta parte eran de indios guaiqueríes, esta cuantiosa población Crame la visualizó como punto favor para el proyecto defensivo: “Serán utilísimos para tiempo de guerra: hay hasta 550 (indios); que pueden tomar las armas y aunque están destinados para (el uso de) las flechas; yo desearía que de ellos formasen dos compañías de infantería y miliciana”27. Margarita era un territorio pequeño que apenas contaba con cuatro pueblos y una pequeña ciudad central nominada Pampatar donde se encontraba el puerto de comercio de la isla. La defensa del muelle la hacía el discreto castillo de San Carlos de Borromeo, que poco podía hacer en caso de ataque enemigo, la disposición geográfica era por si sola una invitación a entrar al territorio. Sin embargo, fue un hecho que no preocupo a Crame porque alegaba que el saqueo no ofrecía incentivo alguno a la codicia extranjera28. 27 Ibídem. Punto 8 28 Ibídem. 10 Biblio 3W, vol XXI, nº 1.152, 2016 No obstante, conservar el territorio era un asunto importante porque al igual que la isla de Trinidad, Margarita servía como vigía de las actividades que se desarrollaban en el archipiélago del Caribe. La visión panorámica de la isla y los enlaces tácticos con los territorios españoles la convertían en un elemento importante dentro del tejido defensivo del gran plan continental. La franja costera es accesible en casi todo su paraje, exceptuando el este; pero las situaciones de mayor cuidado eran los puertos de Pampatar en el sur y el de la Galera al norte, no obstante, la táctica que planeó fue atender Pampatar, por ser éste el puerto de comercio de la isla. Por tal motivo, proponía mesurar los gastos de su defensa y de esta manera serenar las medidas de perderla. Era posible que el enemigo intentará un asalto, fundamentado en las antiguas historias de prosperidad a causa de la recolección de perlas; no obstante, Crame aseguraba que el enemigo terminaría abandonándola al darse cuenta que representaba más un empeño que un botín beneficioso. El proyecto de defensa que redactó el visitador consta de 24 puntos y, siguiendo con el protocolo, dicho documento fue respaldado por el gobernador de Trinidad el teniente Joseph de Matos, fechado el 5 de junio de 1777. La siguiente plaza dentro de la ruta fue la provincia de la Nueva Andalucía o de Cumaná; Crame, junto con Máximo Du-Bouchet, gobernador de la plaza, comenzaron el recorrido por la plaza. Cumaná tenía una extensión territorial sólo en sus costas de 120 leguas de longitud (501,5 km) esto la convertía en un territorio costero de franco acceso; a pesar de ello, este inconveniente estratégico lo remedió la propia naturaleza; Cumaná tenía una elevada serranía a lo largo de toda la costa que servía como parapeto natural para dificultar la invasión exterior de la provincia. La principal fuente económica era el cultivo del cacao, que en su mayoría era para venta, mientras que el maíz era para consumo interno; en buenas cosechas alcanzaba, incluso, para enviar unas cuantas porciones a la Guaira. El piloncillo y el coco eran de menor producción pero igual ayudaban a los recursos del territorio. La pesca era otra actividad importante, el producto fresco se quedaba entre los habitantes, pero el pescado salado que se producía lo enviaban al territorio vecino. Cumaná era un territorio abundante y próspero y eso lo hacía un objetivo codiciado para los enemigos. “Pero las dificultades que se presentarían para reducir enteramente esta provincia; y lo más difícil que le sería al enemigo conservarla como serán en mi dictamen razones suficientes para que se abandone el pensamiento de invadirla. Estas reflexiones me mueven a creer que Inglaterra no hará invasión contra Cumaná y que por consiguiente no vendrán con fuerzas decisivas, aún en el caso que intenten hasta invadirla”29. Pero no por eso se arrojó al conformismo o al descuido del territorio, porque para Crame el instinto de defensa debía de estar siempre alerta: “debo decir que nadie venera más que yo la práctica astuta, y que tampoco nadie puede desconfiar más de sus pensamientos que lo que yo desconfío de los míos, puedo añadir que tan indiferentes se hallarán la censura como el elogio de ellos”30. 29 Ibídem, punto 27 30 Ibídem, punto 14
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