Arabella no alcanzaba a recuperarse de la muerte de su madre, cuando poco tiempo después pierde a su mejor amiga. Con ambos seres queridos muertos y dos niños por criar, la ironía de la vida se impuso. ¿Qué tan difícil podría ser sacar adelante dos pequeños y sin un solo penique en la bolsa? Ian estaba hastiado de que el detective, para el que trabaja, lo enviara a investigar casos aburridos y sin una pizca de atractivo que lo mantuviera en vilo, sin ningún incentivo. Fue cuando se encontró a una sucia y harapienta delincuente con mucho valor y poca estatura, que le plantó cara en un callejón oscuro, demostrándole una valentía y un coraje sorprendente, dejando una huella en él que no pudo olvidar.