Sobre nuevas fábricas omeyas en el castillo de Medellín y otras similares de la arquitectura andalusí Pedro Gurriarán Daza * Samuel Márquez Bueno ** RESUMEN RÉSUMÉ A pesar de que el castillo de Medellín (Badajoz) se Bien que le château de Medellín (Badajoz) soit men- encuentra referido en las crónicas musulmanas desde tionné par les chroniques musulmanes dès le VIIIe siè- un primer momento, los vestigios más antiguos, loca- cle, les vestiges les plus anciens, connus jusqu’à pré- lizados hasta ahora, se reducían a un pequeño pero sent, se résumaient à une petite, mais intéressante, interesante aljibe atribuible a época almohade. Sin citerne attribuable à l’époque almohade. Cependant, embargo, la novedosa identificación de ciertas fábri- la toute nouvelle identification de constructions de pos- cas en el frente septentrional de la fortaleza, de posi- sible chronologie omeyyade, localisées sur le front ble cronología omeya, constituye una gran ayuda a la septentrional de cette forteresse, est d’une grande aide sistematización de unos modos constructivos, muy pour la systématisation de certaines techniques cons- concretos, cuyo desarrollo y difusión se extiende a tructives qui se développèrent dans des zones res- determinadas zonas de las Marcas Inferior y Media treintes des Marches inférieure et moyenne d’al-Anda- de al-Andalus. lus. PALABRAS CLAVES MOTS CLEFS Técnicas constructivas, aparejo, omeya, Medellín, Extre- Techniques constructives, appareil, omeyyade, Mede- madura llín, Estrémadure A Nieves y Elsa 1. INTRODUCCIÓN el Guadiana, fueron un factor decisivo en la preponderancia militar y económica que con- La población de Medellín (Badajoz) adqui- siguió Medellín dentro del territorio en un pri- rió una importancia destacada durante la Anti- mer momento1. Aunque las fuentes textuales güedad, cuando se desarrolló en su solar la ciu- islámicas se muestran más bien parcas con dad romana de Metellinum. Las condiciones relación a Madallin, confirman que el lugar se estratégicas de su emplazamiento, asociadas mantuvo en la Alta Edad Media al seguir asu- sobre todo al control del cercano paso sobre miendo idénticos valores como nudo de comu- * Instituto de Estudios Campogibraltareños, Yamur. Arquitectura y Arqueología S.L. ** Yamur. Arquitectura y Arqueología S.L. 1 Se refiere la importancia estratégica y económica que asumió el eje Medellín-Magacela en la región inmediata para el éxito de la romanización en P. ORTIZ ROMERO y A. RODRÍGUEZ DÍAZ, “La torre de Hijovejo: Génesis, evolución y contexto de un asen- tamiento fortificado en La Serena (Badajoz)”, Torres, atalayas y casas fortificadas. Explotación y control del territorio en Hispania (S. III a. de C. – S. I d. de C.), Ed. P. Moret y T. Chapa, Jaén, 2004, p. 93. AyTM 12, 2005 51 nicaciones de la antigua ruta que unía Mérida 2. CONTEXTO HISTÓRICO con Toledo y Zaragoza2. Por desgracia, estas Y ARQUEOLÓGICO citas y ciertos restos de cerámica son, en la actualidad, algunos de los escasos elementos de Después de ser uno de los más importan- información que poseemos sobre el Medellín tes asentamientos protohistóricos del suroes- andalusí. Además, habríamos de añadir el alji- te ibérico3, y uno de los principales centros de be de la fortaleza señorial, única construcción la romanización de la región durante el perio- de época islámica conocida hasta ahora, que do republicano4, la fundación de Augusta Eme- contrasta con los importantes vestigios arque- ritarelegó a Metellinuma un segundo plano, en ológicos romanos conservados en el cerro del el que se mantuvo tras la caída del Imperio. Al castillo y su entorno. igual que ocurre en otros muchos lugares, el periodo visigodo constituye una gran incógni- El trabajo que presentamos en estas pági- ta histórica, aunque podemos suponer que la nas trata sobre determinadas estructuras defen- población permaneció en la misma situación sivas que forman parte del castillo de esta hasta la invasión musulmana. población, y cuyo origen relacionamos con una fase edilicia de época omeya. Estas fábricas se A partir de este momento, la trayectoria his- organizan mediante sillerías de acarreo y gran- tórica de Medellín sólo se puede rastrear a tra- des mampuestos, rodeadas por anchas y cui- vés de datos puntuales aportados por dife- dadas cintas de mortero, cuya puesta en obra rentes fuentes textuales que no refieren ninguna será muy singular como tendremos ocasión de información sobre su conquista por parte de analizar. La presencia de aparejos similares en los ejércitos de Musa. Los datos más antiguos otras obras militares de al-Andalus, general- ya nos muestran a esta población inmersa en mente vinculadas por distintos autores a época la compleja situación política en la que se encon- emiral o califal, sugiere la cronología propues- traban las Vegas del Guadiana durante el perio- ta en estas líneas. Nuestra intención será, por do emiral, y aluden de forma reiterada a la consiguiente, no sólo dar a conocer esta etapa presencia de beréberes de la tribu Hawwara. constructiva altomedieval del castillo de Mede- Este grupo ya estaba establecido a finales del llín, sino, también, reflexionar sobre este tipo siglo VIII, cuando el rebelde fiaqyà al-Mikasi de fábricas que origina un singular conjunto atacó el hiSn al-Hawwariyyin5, llamado también dentro de la arquitectura andalusí. Mada‘in, entonces bajo el mando del ‘amil Abu 2 Es muy probable que la expedición dirigida en 713/94H por Musab. NuSayr desde Mérida a Toledo tomara el itinerario de origen romano señalado en el Itinerario de Antonino, que enlaza ambas localidades, y que discurre por las cercanías de Medellín. P. CHAL- META, Invasión e islamización. La sumisión de Hispania y la formación de al-Andalus, Madrid, 1994, p. 180. De igual modo, el geó- grafo Ibn Hawqal sitúa a esta población en la segunda mitad del siglo X entre Mérida y Trujillo, formando parte de un recorrido similar; información recogida en B. FRANCO MORENO y A. F. SILVA CORDERO, “Nueva propuesta de ubicación del emplaza- miento bereber de Miknasaen el tagr al-adnào Frontera Inferior de al-Andalus”, Mérida. Ciudad y Patrimonio. Revista de Arqueolo- gía, Arte y Urbanismo, Nº 5, Mérida, 2001, pp. 161 y 162. Dos siglos más tarde, al-Idrisihace idéntica mención de Medellín y del iti- nerario que consideramos, y cuya arteria principal discurriría por Mérida, Medellín, Santa Cruz, Trujillo, Miknasa, Majadat al-Balat, Talavera y Toledo; véase, AL-IDRISI, Description de l´Afrique et de l´Espagne, Trad. R. Dozy y M. J. de Goeje, Amsterdam, reed. 1969, pp. 226 y 227. Este itinerario es estudiado en F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, “La kura de Mérida en el siglo X”, Al-Andalus, XXV, 1960, pp. 351 y ss. En Medellín enlazaría en época musulmana otro camino que, proveniente de Córdoba, llegaría hasta Mérida; consúltese, F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, “Los caminos de Córdoba hacia el noroeste en época musulmana”, Al-Andalus, XXXII, 1967, pp. 277 y ss; además, refiere la importancia del tramo Mérida-Medellín-Trujillo en p.292. 3 M. ALMAGRO GORBEA, “El territorio de Medellín en época protohistórica”, Économie et territoire en Lusitanie romaine, Ed. J.-G. Gorges y F. G. Rodríguez Martín, Coll. Casa de Velázquez Nº 65, Madrid, 1999, pp. 17 a 38. 4 S. HABA QUIRÓS, Medellín romano. La colonia Metellinensis y su Territorio, Badajoz, 1998. 5 Este acontecimiento, ocurrido en 770/153H, es relatado por IBN AL-ATIR, Annales du Maghreb et de l’Espagne, Trad. y notas E. Fagnan, Argel, 1901, pp. 118 a 120, 125. AjbarMaymu‘a, Crónica anónima del s. XI, Trad. E. Lafuente Alcántara, Colección de obras arábigas de Historia y Geografía de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1867, pp. 99 y 100. IBN ‘IDARI, Historia de al-Andalus, Trad. F. Fernández González, Málaga, 1999, pp. 81 y 82. Ver también, É. LÉVI-PROVENÇAL, Histoire de l’Espagne musulmane, París, reed. 1999, tomo 1, pp. 112 a 114. E. MANZANO MORENO, La frontera de al-Andalus en época de los omeyas, Madrid, 1991, pp. 244 y 245. 52 AyTM 12, 2005 Za‘bal al-ßadfuri (de la familia ßadfura, perte- taleza durante los siglos X y XI (Fig. 1). Otro neciente a esta misma tribu). Posteriormente, dato de interés, que refleja el carácter del lugar Ibn Hazm6 cita a varios miembros de la fami- durante el siglo XII, lo proporciona el geógra- lia de los Banu Farfarin (también relacionados fo al-Idrisi, quien lo describe como “[...] una con los Hawwara) como gobernadores (wali–s) fortaleza bien poblada; sus caballeros y sus de Madallin/Medellín7. Tanto éstos como otros infantes hacen incursiones y razzias en el país relatos de distintos géneros describen este lugar de los cristianos”14. Lo que si resulta evidente como un hiSn o fortaleza de la kura de Méri- es que con la creciente amenaza cristiana la for- da8, a pesar de ser incluida como ciudad en la taleza va a ser remodelada (al igual que las de lista de Ibn Hawqal 9, cuya interpretación es Magacela o Montemolín), tal y como nos mues- bastante confusa. La sumisión del Occidente tran los restos de la torre de tapia de hormi- de al-Andalus a ‘Abd al-Rahman III en 929- gón arrasada (véase infra). Estas obras se rea- 930/317H acabó definitivamente con la influen- lizarían seguramente durante la época almohade, cia política de las tribus beréberes10. Una de que está muy bien documentada a través del las consecuencias de este cambio fue la desa- registro cerámico del teatro romano. parición de su topónimo de tipo tribal (hiSn al- Hawwariyyin), pasando a usarse exclusivamen- te el de origen latino (Madallin). Sin embargo, 3. DESCRIPCIÓN DEL CASTILLO estas modificaciones políticas no provocaron la desaparición de todos los huSunde la zona. Al El castillo de Medellín se eleva sobre un contrario, algunos de ellos fueron conservados promontorio situado entre la población homó- como elementos importantes para el control nima, a mediodía, y el río Guadiana, al norte15. de la kura de Mérida11. Al adaptarse a la topografía existente, su plan- ta adopta una forma de polígono irregular muy Las excavaciones realizadas en el teatro próxima a una elipse, con sus ejes mayor y romano en la década de los setenta12 atesti- menor superando apenas los 160 y 80 m res- guan, con la aparición de ataifores en verde y pectivamente (Fig. 2). La estructura general de manganeso (entre los que destaca un ejemplar la fortaleza se organiza mediante una muralla con decoración zoomorfa), candiles de pique- principal circundada en todo su perímetro, ra, etc.13, la ocupación del entorno de la for- excepto en el tramo noreste, por una barre- 6 IBN HAZM,Yamharat ansab al-‘arab, Ed. ‘A. S. M. Harun, El Cairo, 1962, pp. 499 y 500. 7 H. DE FELIPE RODRÍGUEZ,Identidad y onomástica de los beréberes de al-Andalus, Madrid, 1997, pp. 308 y 309. 8 AL-BAKRI, Kitab al-masalik wa-l-mamalik, Trad. E. Vidal Beltrán, Geografía de España(Kitab al-masalik wa-l-mamalik), Textos Medie- vales, 53, Zaragoza, 1982, p. 35. AL-HIMYARI, La péninsule ibérique au Moyen Age d´après le Kitab ar-Rawd al-Mi´tar, Trad. E. Lévi- - Provençal, Leiden, 1938, p. 252. YAQUT, Mu‘g˘am al-buldan, Trad. ‘Abd al-Karim, “La España musulmana en la obra de Yaqut”, Cua- dernos de la Historia del Islam, 6, 1974, p. 280. IBN HAYYAN, Crónica del califa ‘Abdarrahman III an-Nasir entre los años 912 y 942 (al-Muqtabis V), Trad. M. J. Viguera y F. Corriente, Zaragoza, 1981, p. 101. AL-IDRISI, Nuzhat al-muStaq, Trad. fr. Chevalier A. Jau- bert revisada por A. Nef, presentación H. Bresc y A. Nef, La première géographie de l’Occident, París, 1999, p. 270. 9 IBN HAWQAL, Kitab ßurat al-ard, Trad. M. J. Romani Suay, Configuración del mundo, fragmentos alusivos al Magreb y España, Textos Medievales,26, Valencia, 1971, p. 15. 10IBN HAYYAN, op. cit., 1981, pp. 182 a 184 (zona de Mérida) y 187 a 188 (Badajoz). 11La escasa eficacia de ésta y otras fortificaciones próximas se deriva del testimonio sobre la cabalgada del rey leonés Ordoño II por tierras extremeñas en 915-916/303H. En esta incursión, contra la cual no se opone resistencia, se transita por las inmediaciones de Medellín. Ibidem, p. 159. 12M. DEL AMO y DE LA HERA, “El teatro romano de Medellín”, El teatro en la Hispania Romana, Badajoz, 1982, pp. 317 a 322. 13Material procedente de la excavación citada y conservado en el Museo Provincial de Badajoz. 14AL-IDRISI, op. cit., 1969, p. 226. 15Las coordenadas U.T.M. de la base de la gran torre septentrional de la fortaleza son X, 243972; Y, 4317506, Z, 312 m.s.n.m. AyTM 12, 2005 53 ra exterior de menor elevación dotada pun- Al margen de estas obras de cronología tualmente de torres de refuerzo. El interior bajomedieval, los restos conservados de origen del recinto queda estructurado a partir de dos andalusí son más bien escasos y aparecen loca- espacios adyacentes y segregados por un muro lizados de modo disperso. El más conocido es diafragma que enlaza dos importantes torres el interesante aljibe de dos naves adosado al cuadrangulares; éstas aparecen emplazadas, lienzo meridional del castillo, a occidente de la aproximadamente, en los puntos medios de los torre del homenaje referida como cuadrangu- lienzos septentrional y meridional. Otras torres lar sur17. Además de las fábricas omeyas que de planta semicircular flanquean el resto del presentamos en estas páginas, merece la pena muro principal cada cierto trecho. Los acce- referir cómo el gran bastión de planta ultrase- sos a la fortificación se realizan a través de micircular situado en el extremo oriental del sendas estructuras en codo situadas en los recinto se edifica sobre un potente macizo cua- frentes septentrional y meridional del ante- drangular de tapia hormigonada que, por sus muro. La definitiva comunicación con el inte- características, bien pudiera pertenecer a la rior de la fortaleza se logra mediante sencillas base de una torre defensiva de época almo- puertas practicadas junto a las grandes torres hade arrasada. referidas, y mediante otra de similares carac- terísticas abierta en el frente occidental. De todos estos accesos, nos interesa especial- 4. LAS FÁBRICAS DE ÉPOCA OMEYA mente el acodado contiguo a la torre norte, DEL CASTILLO DE MEDELLÍN pues en su reedificación se aprovecharon algu- nas de las estructuras islámicas objeto de nues- 4.1. Definición de las estructuras tro estudio. Como se ha apuntado en líneas preceden- Las primeras obras de reforma realizadas a tes, las principales estructuras que configuran partir de la conquista cristiana de 1234 nos el actual castillo de Medellín presentan un alto son prácticamente desconocidas, pero, en cual- grado de homogeneidad y un similar concep- quier caso, no debieron de ser profundas, por to tecnológico. El estudio de sus paramentos lo que es bastante probable que la fortaleza apunta en ese sentido, y a pesar de las nece- musulmana llegase a 1354 en buen estado de sarias remodelaciones puntuales de mejor o uso. Tras su destrucción en ese último año, las peor puesta en obra, las técnicas constructivas labores de refundación se posponen hasta 1373; asociadas a las reformas cristianas de la forta- a pesar de que a ese momento pertenece el leza serán claramente reconocibles, y sobre grueso de la obra que aún perdura, se ejecu- todo, predominantes en el conjunto. Los apa- tarán sucesivas e importantes modificaciones rejos de mampostería careada y mortero cali- durante el siglo XV y principios del siguiente, zo son habituales en estas estructuras, y al igual coincidiendo con su auge como sede nobilia- que ocurre en otras construcciones coetáne- ria16. En todas estas intervenciones predomi- as asociadas a la poliorcética castellano-leone- nan, de forma masiva, las fábricas de mam- sa, se dotarán en puntos singulares de piezas postería careada tomadas con mortero de cal. de cantería. Los sillares se reservan únicamente para ele- mentos puntuales y destacados como aristas de Dentro de este contexto constructivo tan torres, estructuras de puertas o ménsulas de homogéneo, la presencia puntual de algunas matacanes. fábricas completamente diferentes, y amortizadas 16Sobre la evolución bajomedieval de la fortaleza de Medellín, consúltese, S. ANDRÉS ORDAX et alii, Testimonios artísticos de Mede- llín, Salamanca, 1985, pp. 51 y ss. 17 Se argumenta tal atribución en ibidem, pp. 61 a 63. Aun así, creemos que otro elemento de datación podría aportarlo la nacela que se forma en el retranqueo del alfiz en cada faz de la bífora. 54 AyTM 12, 2005 por estos calicantos de cronología bajomedie- Pero los restos sobre los que trata este val, aportará una mayor riqueza al análisis estra- estudio son ciertas fábricas que se identifican tigráfico. Además, permitirán arrojar datacio- en la zona septentrional del castillo. Aparecen nes previas a la conquista de 1234, que en la torre que organiza el paso acodado situa- constituye un terminus ante quem. Las particu- do en el antemuro, y en la base de la vecina lares características formales y de puesta en torre cuadrangular de la fortaleza. En ambos obra que presentan estos materiales permiti- casos, son empleados grandes sillares graníti- rán afinar su posible cronología, sobre todo en cos de medidas variables, pero cuya altura se virtud a su relación con un marco tecnológico establece en torno a 50-55 cm. Las piezas se determinado dentro de la construcción anda- aparejan de forma desordenada a soga y tizón, lusí. En cualquier caso, se tendrá en cuenta que aunque siempre se tratará de buscar un correc- los márgenes temporales propuestos serán to nivelado de cada hilada; esta circunstancia siempre relativos y no absolutos. Así, el simple evita que aparezcan engatillados en los sillares. análisis de las fábricas de la desaparecida forti- Es evidente su origen de acarreo derivado del ficación islámica, sin otros elementos o ejem- saqueo de edificios de la antigua Metellinum. Aso- plos complementarios que nos confirmen fechas ciados a estas sillerías, y en menor cantidad, son exactas, dejará abierto un cierto margen tem- usados grandes mampuestos o bloques carea- poral de difícil cuantificación. dos de piedra cuarcítica, de mucho mayor for- mato que los vistos en los calicantos bajome- El primer elemento a destacar es el basa- dievales. El orden que se intenta establecer mento sobre el que se alza la torre del espo- sitúa los sillares de forma preferente en la base lón occidental; ambos difieren tanto en su tra- de los muros, o en las aristas, utilizando la mam- zado –planta ultrasemicircular sobre planta postería para completar determinadas hiladas. cuadrangular- como en el material empleado Su organización revela que este último mate- para su construcción –mampostería sobre tapia rial se emplea secundariamente, dependiendo hormigonada. Esta fábrica encofrada o tabiya, de la puesta en obra de las piezas reutilizadas muy bien trabajada y con alta proporción de de cantería. cal, será característica de la arquitectura almo- hade18. La lista de paralelos para estas fábri- La formalización de estas fábricas posee la cas es larga, pero referiremos en la propia peculiaridad de que todos los elementos son región las tapias de los recintos de la alcaza- sistemáticamente recalzados mediante abun- ba de Badajoz, Cáceres o Reina. De este modo, dantes ripios y fragmentos de pizarra. Pero la estaríamos hablando de los restos de una gran definitiva puesta en obra se logra tras la cubri- torre reformada o añadida por las autorida- ción de llagas y tendeles por gruesas capas de des muminíes, posteriormente demolida (¿tal mortero muy rico en cal, como continuación vez en la gran destrucción de mediados del del que liga las piezas, de forma que queda siglo XIV?) y suplantada por la actual cons- definido un ancho y allanado encintado en el trucción. Esta estructura la relacionamos con que asoman delgadas placas de pizarra dis- el aljibe del interior de la fortaleza, que por puestas siempre de cara. Los filos de estas cin- sus características formales y tipológicas se tas que rodean a los sillares y grandes mam- puede relacionar sin problemas con la edilicia puestos, y que los unifica como una misma almohade. construcción, están cuidadosamente biselados 18Consúltese, P. GURRIARÁN DAZA y A. J. SÁEZ RODRÍGUEZ, “Tapial o fábricas encofradas en recintos urbanos andalusíes”, Actas del II Congreso Internacional “La Ciudad en al-Andalus y el Magreb” (Algeciras, noviembre 1999), Granada, 2002, pp. 603 a 614. Asi- mismo, R. AZUAR RUIZ, “Aspectos simbólicos de la arquitectura militar almohade. El falso despiece de sillería y las bóvedas de arcos entrecruzados”, Actas del seminario “Los Almohades. I. Los vectores del mensaje almohade” (Madrid, 2000), en prensa; del mismo autor, R. AZUAR RUIZ, “Técnicas constructivas y fortificación almohade en al-Andalus”, Actas del seminario “Los almohades. Su patri- monio arquitectónico y arqueológico en el Sur de al-Andalus” (Sevilla, 2003), en prensa. AyTM 12, 2005 55 (Fig. 3). Estas interesantes fábricas son conse- Todas estas hiladas apoyan sobre un maci- cuencia de un método extremo para econo- zo rocoso apenas alterado, de modo que se mizar material a la hora de proteger los para- recurrirá a lajas y pequeños mampuestos para mentos; así, el mortero sólo se aplicará en regularizar la superficie base, como vemos en aquellas áreas más débiles, las juntas entre pie- el frente septentrional de la torre. La primiti- zas, evitando el recurso de un revestimiento con- va estructura islámica es luego recrecida de tinuo sobre toda la superficie. forma irregular, siguiendo el desigual desmo- chado de las fábricas, mediante la habitual téc- Para una mejor descripción de todas estas nica de mampostería tomada con mortero de estructuras, procederemos a sistematizarlas cal que predomina en la fortificación cristiana. según el siguiente esquema dependiendo de su La reforma se termina con el replanteo del situación: parapeto y el almenado en los frentes oeste y norte, con una altura total en su cara septen- A.- Torre del acceso acodado en el ante- trional de 7,50 m hasta el remate del pretil. Esta muro septentrional (Fig. 4 y Láms. 1 y 2) importante intervención se inscribe en la cons- trucción de un acceso acodado en el antemu- A.1.- Frente Norte (lado total: 5,93 m): Se con- ro que rodea a la fortaleza. Para ello es ado- servan cinco hiladas. Se describen de abajo sado a levante de la torre un pequeño recinto a arriba, y de izquierda a derecha: 1ª Hila- descubierto, en cuyo muro este se abre un da (Soga-soga-tizón-soga-tizón-tizón), 2ª H arco rebajado de acceso. En la actualidad el (T-S-S-T-S-¿T?-S), 3ª H (T-T-S-S-T-S-S-S-T), 4ª interior aparece parcialmente colmatado de H (S-S-T-S-S-T-S), 5ª H (Incompleta, ...-T-S- tierra, sobre todo en la zona de comunicación ¿T?-¿T?-..., incompleta). con la liza. A.2.- Frente Este (lado total: 7,67 m): Se con- B.- Torre cuadrangular septentrional servan siete hiladas. Se organizan como de la fortaleza (Lám. 3) sigue: 1ª H (Oculta, …-S-S-S-…, oculta), 2ª H (T común 3ª H-¿T?-T-S-T-S-S-…, oculta), B.1.- Frente Norte (lado total: 6,00 m): Se con- 3ª H (T común 2ª H-S-S-S-S-T-…, oculta), servan cinco hiladas. Se organizan como 4ª H (S-S-T-S-S-T-S-…, oculta), 5ª H (T-S- sigue: 1ª H (Oculta, …-BC-BC-BC-BC-BC- T-S-T-S-S-…, oculta), 6ª H (S-S-S-¿S?…, S-T), 2ª H (Oculta, …-BC-S-S-T-T-S-S-S), 3ª incompleta), 7ª H (T-Bloque Cuarcita-…, H (T-S-S-S-T-S-S-T), 4ª H (S-S-S-T-S-S-S), 5ª incompleta). H (T-S-BC-BC-BC-BC-S-T). A.3.- Frente Sur (lado total: 6,21 m): Se con- B.2.- Frente Este (lado parcial: 9,00 m): Se con- servan seis hiladas. Se organizan como sigue: servan cinco hiladas. Se organizan como 1ª H (Oculta, …-S), 2ª H (Oculta, …-T), 3ª sigue: 1ª H (Corresponde a la 3ª H de B.1., H (Oculta, …-¿S?-S), 4ª H (Oculta, …-BC- oculta ...-S), 2ª H (Oculta,...-BC-¿T?-BC-BC- BC-S-S-T), 5ª H (Oculta, corresponde a la BC-S-S-T), 3ª H (Incompleta, ... -BC-BC-BC- 7ª H de A.2., …-BC-BC-BC-S), 6ª H (S-BC- BC-BC-BC-BC-BC-BC-BC-S), 4ª H (Incom- BC-BC-BC-BC-BC-..., incompleta). pleta, …-BC-BC-BC-BC-…, incompleta), 5ª H (Incompleta, …-BC-BC-BC-…, incom- A.4.- Frente Oeste (lado total: 7,56 m): Se con- pleta). servan siete hiladas. Se organizan como sigue: 1ª H (Corresponde a la 1ª H de A.1. B.3.- Frente Oeste (lado parcial: 4,75 m): Se S-…, oculta), 2ª H (T-S-¿T?-…, oculta), 3ª conservan seis hiladas. Se organizan como H (S-T-…, oculta), 4ª H (T-S-S-T-¿S?…, ocul- sigue: 1ª H (Corresponde a la 1ª H de B.1. ta), 5ª H (Incompleta, …-T-S-S-S-…, ocul- S-…, oculta), 2ª H (T-…, oculta), 3ª H (S- ta), 6ª H (Incompleta, …-S-S-T-S-…, ocul- …, oculta), 4ª H (T-¿S?…, oculta), 5ª H (S- ta), 7ª H (Incompleta, BC-…, incompleta), 6ª H (Incompleta, ...-BC- …-S-BC-BC-¿T?-BC-…, oculta). BC-BC-BC-…, oculta). 56 AyTM 12, 2005 No es posible confirmar la existencia de dio de los métodos constructivos, y su forma- fábricas similares en el frente meridional de la lización en un aparejo singular, para tratar de torre debido a la importante colmatación de encuadrar el origen de las estructuras que las tierras del interior de la fortaleza. Hemos de albergan dentro un sistema técnico preciso. destacar cómo los restos conservados en la base de esta gran construcción presentan un Comprender el desarrollo histórico de un mayor deterioro que los vistos en la estructu- edificio o construcción mediante el simple estu- ra acodada, al haber sufrido una pérdida impor- dio de sus técnicas edilicias es una tarea delica- tante de las bandas de cal que recercan los da que ha de ser muy escrupulosa en aquellos sillares. De este modo, las piezas aparecen des- casos en los que faltan jalones temporales exac- nudas y con las piezas de recalzo visibles. El arra- tos. Así, insistiremos en la relatividad de los estu- samiento de la primitiva obra islámica fue sis- dios de aparejos como método definitorio per temático, y es difícil siquiera asegurar una planta se para concretar dataciones, al menos en aque- aproximada de la misma, pues sólo se identifi- llos casos en los que se obvia la pertenencia del can las aristas correspondientes al frente sep- edificio, como unidad, a un sistema más gene- tentrional. En cualquier caso, los restos serán ral. Estos modelos sintéticos deben comprender reaprovechados como basamento de la impo- las técnicas de construcción como el resultado nente torre cristiana, de tres niveles, que actual- de un ciclo productivo concreto, que será carac- mente se alza en el lugar. Esta reforma se rea- terístico de ciertos elementos pertenecientes a liza siguiendo el procedimiento constructivo ya un “medio” o entorno socio-cultural, más o visto en el resto del castillo, y así las mampos- menos desarrollado tecnológicamente. terías careadas quedarán confinadas entre las cadenas de sillares que resuelven los ángulos. Con relación a estas fábricas de Medellín, y más allá de la información puntual que pro- porciona el propio estudio de estratos parie- 4.2. Encuadre cronológico. Fábricas tales, es posible identificarlas con un sistema o recalzadas y encintadas con mortero modelo constructivo que aparece en un grupo en la arquitectura militar andalusí de fortificaciones andalusíes de época omeya. Planteamos en líneas precedentes la pecu- Como veremos a continuación, empleamos el liaridad que presentan estas últimas estructu- término tan vago de “omeya” dada la crono- ras con relación al resto de la construcción logía incierta entre lo emiral y califal que se suele bajomedieval del castillo. La propia estratigra- adjudicar a estas edificaciones en diversos estu- fía de los paramentos, y las especiales caracte- dios. Nos referimos a fábricas recalzadas que rísticas de las fábricas, insisten en considerarlas se rodean con cintas de mortero calizo como anteriores a aquellas reformas. Ahora bien, esta continuación del que liga las piezas, y que inclu- cronología relativa se ve falta, en un primer yen pequeños fragmentos pétreos colocados momento, de criterios fiables para establecer de cara. otra de tipo absoluto, dada la lamentable ausen- cia de elementos de análisis que redunden en El primer y más importante paralelo, dada fechas concretas. A falta de testimonios epi- su gran semejanza y proximidad geográfica, será gráficos y, sobre todo, de profundos trabajos el del castillo de Trujillo (Cáceres), fechado por arqueológicos, hemos de centrarnos en el estu- diversos estudios en el periodo considerado19. 19Sobre este castillo, véase J. LAFUENTE y J. ZOZAYA, "Algunas observaciones sobre el castillo de Trujillo". España entre el Medite- rráneo y el Atlántico. Actas del XXIII Congreso Internacional de Historia del Arte (Granada, 1973), II, Granada, 1976, pp. 119 a 127, se defiende una cronología de finales del siglo IX en p. 123. Se propone como límite para la fundación del castillo, debido a ciertos aspectos edilicios, los primeros años del siglo X en F. VALDÉS FERNÁNDEZ, “La fortificación islámica en Extremadura: Resultados provisionales de los trabajos en las alcazabas de Mérida, Badajoz y Trujillo y en la cerca urbana de Cáceres”, Extremadura Arqueoló- gica, II, 1991, p. 550; este mismo autor sugiere una datación emiral en F. VALDÉS FERNÁNDEZ, “El urbanismo islámico de la Extre- madura leonesa: Cuatro pautas de desarrollo”, Genèse de la ville islamique en al-Andalus et au Magreb Occidental,Madrid, 1998, p. 180. AyTM 12, 2005 57 La obra fundacional se levanta con sillares de obras del al-hizam erigido por el califa al-NaSir acarreo de muy diversa metrología y con gran- en 932/320H24; como cita Ibn Hayyan, “dis- des bloques de labra irregular trabajados ex poniendo él mismo allí el alcázar de caídes y profeso. Estas piezas graníticas son encintadas gobernadores, que está junto a la puerta del con las referidas bandas de cal que incluyen pla- puente [Bab al-Qantara] en el lugar llamado el cas de pizarra, y como sucede en las estruc- ceñidor [al-hizam], de sólida construcción, [...] turas de Medellín, se cuida su puesta en obra pues el ‘ceñidor’ lo separa de la ciudad y lo con detalles como el biselado de los bordes conecta a la puerta del puente, haciendo una de las cintas (Fig. 5 y Lám. 4)20. El posterior y sola de la de éste y la del alcázar [...]”25. De definitivo recrecido que sufrirá la fortaleza este modo, dicha puerta tendría claros fines empleará otras fábricas bien distintas de silla- estratégicos al comunicar la alcazaba omeya rejo y mampostería más menuda. con el puente sobre el río Tajo26. Asimismo debemos referir el caso de Tole- Dos casos singulares que presentan algu- do, en cuyas puertas del Cambrón (Bab al- nas variaciones dentro de esta técnica lo cons- Yahud) y de Alcántara (Bab al-Qantara) apare- tituyen Vascos (Navalmoralejo, Toledo) y Tala- cen restos muy deteriorados de cinta de cal vera (Toledo). En el primero de ellos, con inclusiones de placas de pizarra que recer- concretamente en el amplio recinto que rodea can sillares reaprovechados de obras preislá- la madina, aparecen de forma puntual ele- micas. Estas fábricas se sitúan, respectivamen- mentos colocados de plano sobre cintas bise- te, en el frente exterior de las dos torres que ladas, pero estos fragmentos serán a menudo flanquean el acceso21, y en el corredor que se de naturaleza cerámica (Lám. 6). De todos abre una vez superado el primer codo exte- modos, quedaría por aclarar ciertas disparida- rior, justo encima de un doble desagüe de la des constructivas señaladas en fábricas de otros muralla (Lám. 5). En la puerta de Alcántara lienzos (¿tal vez distintos equipos?), como ocu- están recrecidas con mampostería encintada rre con el empleo de morteros de peor pues- con ladrillo, posiblemente de los siglos XIII o ta en obra. En cualquier caso, la cronología de XIV según Torres Balbás22, aunque en otros tra- esta fortificación no está clara, pero en los últi- bajos se estudien fábricas similares como ante- mos trabajos de Ricardo Izquierdo se viene riores23. En cualquier caso, es difícil referir el asignando una datación califal a la cerca urba- origen de ambas puertas toledanas, pero tal vez na, diferenciándola de la alcazaba, que sería en podamos identificar la segunda de ellas con las su origen un hiSnemiral27. La alcazaba de Tala- 20La existencia de una solución más pobre en la epidermis de las torres albarranas que se adosan al recinto, sin el biselado de las cintas, tal vez sirva para reflexionar sobre la discutida cronología de las mismas. Con relación a las albarranas de Trujillo, y a la exis- tencia de torres adelantadas en la arquitectura militar andalusí de los primeros siglos, consúltense las tesis contrapuestas en los estu- dios de J. ZOZAYA, “¿Fortificaciones tempranas?”, Actas del I Congreso de Castellología Ibérica, Palencia, 1994, pp. 108 y 109; y, por otra parte, de F. VALDÉS FERNÁNDEZ, op. cit., 1998, pp. 181 y 182. 21 Los restos citados de la puerta del Cambrón de Toledo desaparecieron, lamentablemente, durante las últimas labores de restau- ración del monumento. 22L. TORRES BALBÁS, “Arte hispanomusulmán hasta la caída del califato de Córdoba”, España Musulmana hasta la caída del califa- to de Córdoba (711-1031). Historia de España, Dir. R. Menéndez Pidal, tomo V, Madrid, 1957, p. 635. 23Sin ir más lejos, la propia mezquita del Cristo de la Luz, fechada en 999-1000/390H, presenta estas mamposterías encintadas con ladrillo. Por otra parte, se hace mención a estos aparejos de los siglos X y XI en B. PAVÓN MALDONADO, “Hacia un tratado de arquitectura de ladrillo árabe y mudéjar”, Actas del III Simposio Internacional de mudejarismo (Teruel, septiembre 1984), Teruel, 1986, pp. 338 y 339. 24IBN HAYYAN, op. cit., 1981, pp. 240 y 241. 25Ibidem, p. 240. 26Sobre la puerta de Alcántara y el al-hizamde Toledo, consúltese el estudio de C. DELGADO VALERO, “La estructura urbana de Toledo en época islámica”, Regreso a Tulaytula. Guía del Toledo Islámico. Siglos VIII-XI,Toledo, 1999, pp. 42 y ss. 27Se refiere una autoría califal del recinto de la madinade Vascos en R. IZQUIERDO BENITO, La ciudad hispanomusulmana de Vas- cos. Navalmoralejo (Toledo), Toledo, 2000, p. 104. 58 AyTM 12, 2005 vera, aunque muy maltratada, aún muestra en Todas las obras defensivas citadas se sitúan sus muros estas estructuras que comentamos. en una amplia zona alrededor del eje Mérida- Los restos mejor conservados se presentan Toledo, que formaba parte de las Marcas Infe- en el lienzo meridional, concretamente en la rior y Media en torno a los cauces de los ríos torre situada en el extremo suroriental del Guadiana y Tajo. Esta distribución espacial tan recinto (Lám. 7). En este caso, las bandas de precisa define un evidente carácter sectorial de mortero calizo incluirán ocasionalmente placas estas prácticas constructivas32, las cuales influi- pétreas o cerámicas, y rodearán, a veces bise- rán poco en el resto del territorio, sobre todo ladas, las piezas de recalce y los sillares de aca- en el caso de las cintas que incluyen fragmen- rreo . Sobre esta obra se conserva una inte- tos cerámicos o esquistosos puestos de cara. resante cita de Ahmad al-Razi que menciona Es difícil concretar el sincronismo exacto de su construcción o reconstrucción por ‘Abd al- todos estos restos, pues nos falta mucha infor- Rahman III en 936-937/325H29. mación de calidad para llegar a cualquier con- clusión definitiva, pero los escasos elementos En otras fortificaciones andalusíes identifi- de análisis nos presentan su origen a lo largo camos fábricas recalzadas que siguen el esque- de una horquilla temporal que abarca desde el ma básico de las vistas anteriormente, pero Emirato al Califato. que evidencian mayor pobreza de materiales y/o menor cuidado en la ejecución. En todas En cualquier caso, es importante constatar ellas las piezas son rodeadas con irregulares cómo el sistema de recalzar y luego encintar bandas de mortero, sin biselar, las cuales, ade- con bandas de mortero es el que define la téc- más, no suelen incluir fragmentos planos como nica, pues el “contenido” variará, dependiendo veíamos en los ejemplos anteriores. Siguiendo de las posibilidades de recogida de material, este procedimiento técnico encontramos un desde sillares reutilizados (Toledo, Coria, Mede- grupo de fábricas que se localizan en algunos llín, por ejemplo) hasta simples mampuestos o lienzos del recinto urbano de Coria (Cáceres) sillarejos en las obras más modestas. El pre- o la alcazaba de Mérida (Badajoz)30, y en otros dominio de la práctica del acarreo en la mayo- de las fortificaciones de Castros (Villar del ría de estas estructuras nos habla bien claro de Pedroso, Cáceres), Alija (Talavera la Vieja, Cáce- una cierta desestructuración de los ciclos pro- res) o Espejel (Valdelacasa de Tajo, Cáceres)31. ductivos de la cantería, al reducirse los mismos 28No obstante, en distintos muros y torres de la cerca urbana de Talavera aparecen discretos restos de morteros calizos tomando las piezas de sillería reutilizada y los elementos de recalzo, aunque sin llegar a formar cuidadas cintas. Estas estructuras se datan en tiempos del emir Muh_ammad I en S. MARTÍNEZ LILLO, Arquitectura militar andalusí en la Marca Media. El caso de Talabira, Tala- vera de la Reina, 1998, p. 360. 29A. AL-RAZI, “Manuscrito de Copenhague” en Crónica del moro Rasis,Ed. D. Catalán y M. S. de Andrés, Madrid, 1975, p. 300. Sobre esta construcción véase S. MARTÍNEZ LILLO, op. cit., 1998, pp. 41 y ss, especialmente sobre la datación de la alcazaba p. 61, nota 57. 30Con carácter excepcional, hemos localizado restos de un mortero que incluye algunos fragmentos de pizarra colocados de plano en la cara oriental de la torre del ángulo NE de la alcazaba de Mérida. Estas fábricas forran y recrecen parcialmente a las originales de época emiral (835/220H, fecha que se lee en la lápida fundacional de la fortaleza. E. LÉVI-PROVENÇAL, Inscriptions arabes d´Espag- ne, Leiden-París, 1931, pp. 49 a 53). 31S. MARTÍNEZ LILLO, op. cit., 1998, p. 59. Además, F. JIMÉNEZ DE GREGORIO, “Fortalezas musulmanas en la línea del Tajo”, Al- Andalus, XIX, 1954, pp. 410 a 420. J. JIMÉNEZ GADEA, “La ‘atalaya’ del Castillo del Marco (Villar del Pedroso, Cáceres)”, Actas del IV Congreso de Arqueología Medieval Española, tomo II, Alicante, 1993, pp. 373 a 379. Y, sobre todo, S. MARTÍNEZ LILLO y L. SERRANO-PIEDECASAS FERNÁNDEZ, “El poblamiento andalusí en al-Tagr al-Awsat(Marca Media). El Mundo Omeya”, Castillos y territorio en al-Andalus (Berja, 1996), Granada, 1998, pp. 71 a 115. 32La existencia de distintos modos de poner en obra la sillería, y su distribución geográfica, ya fueron sintetizados de forma genérica por Juan Zozaya en diversos artículos. Véanse, por ejemplo, J. ZOZAYA, op. cit., 1994, pp. 78 y ss; y J. ZOZAYA “Fortificaciones tempranas en al-Andalus”, Mil anos de fortificaçoes na Península Ibérica e no Magreb (500-1500), Lisboa, 2002, pp. 45 a 58. De igual modo, consúltese, por su carácter sintético, P. CRESSIER y M. C. DELAIGUE, “Modes architecturaux et modes architecturales: remar- ches sur l’architecture médiévale de pierre (al-Andalus et Magrib al-Aqs_)“, Actas del simposio “De la sociedad islámica a la feudal. Veinte años de al-Andalus“, (Granada-Valencia, mayo de 1996), en prensa. AyTM 12, 2005 59 a la simple extracción, transporte y puesta en to de la frontera 35. De este modo, la infor- obra del sillar preislámico 33; además, el uso mación epigráfica disponible sobre la alcazaba complementario en Medellín de grandes blo- emeritense y la textual referente a las supues- ques de cuarcita, con la única y torpe labra de tas obras de Talavera y Toledo, que las relaciona su cara exterior, determina el escaso grado de con la iniciativa oficial, tal vez sirva para suge- desarrollo de estos constructores en el traba- rir dicho origen puntual para estas fábricas, jo de la piedra sin expoliar. Sólo se puede insi- pero siempre quedaría la duda sobre la auto- nuar una cierta especialización en la posterior ría de las demás obras, sobre todo de las más labor de puesta en obra de las cintas de mor- pobres. Se podría plantear una hipótesis que tero de cal cuando éstas están bien trabajadas vincule materiales nobles-origen oficial y mate- y terminadas con un cuidado biselado. Este últi- riales pobres-origen no oficial, no obstante, y mo aspecto supone una mejora con respecto aunque a menudo es así, creemos que en estos a los trabajos de simple recalce de las piezas, medios poco desarrollados la calidad de las aunque no sabemos si es producto bien de técnicas es consecuencia de la disponibilidad de una pura evolución técnica, bien de la exis- los recursos materiales y la capacidad de tra- tencia en esas obras de mayores medios. bajo sobre los mismos, más allá de la natura- leza del promotor. En definitiva, la única con- Por otra parte, quedaría por definir quién clusión que podemos plantear a propósito de promueve estas edificaciones, y en definitiva, estas cuestiones, tal y como apuntamos, es que cómo se termina de comprender el proceso la localización tan precisa del conjunto de estas constructivo en su conjunto desde el encargo prácticas definirá completamente el carácter hasta la ejecución. Y a este respecto hemos de regional de los técnicos y talleres encargados reconocer que sabemos más bien poco. Las cró- de estas construcciones a lo largo del periodo nicas andalusíes que tratan sobre la periferia propuesto. durante este periodo suelen hacerlo casi exclu- sivamente con relación a obras oficiales, y aún en ese caso, los técnicos y operarios encarga- 5. CONCLUSIONES dos de las mismas suelen representar auténti- cos desconocidos34. Así, es complicado esta- El actual castillo de Medellín, a pesar de ser blecer el carácter exacto de los talleres que aquí el resultado de los homogéneos trabajos de definimos y la hipotética relación que pudieran reforma llevados a cabo tras la conquista cris- tener con el poder. La costumbre de la auto- tiana, aún conserva escasos pero significativos ridad emiral y califal de recurrir a especialistas restos de su pasado andalusí. Entre ellos des- y técnicas de índole local en distintas áreas de tacan ciertas fábricas pétreas que se observan al-Andalus ya fue planteada por uno de los integradas en el frente septentrional de la for- autores en un estudio reciente, y es así como taleza. Estos vestigios se resuelven mediante resolverían numerosas promociones en el ámbi- masivos sillares graníticos de acarreo y bloques 33Esta ruptura en los ciclos técnicos de la cantería será un fenómeno que se produzca en el conjunto del Mediterráneo Occidental desde la tardoantigüedad, y que aún se manifiesta durante la Alta Edad Media. Sobre estos temas, véanse, por ejemplo, J. A. QUIRÓS CASTILLO, “La sillería y las técnicas constructivas medievales: historia social y técnica de la producción arquitectónica”, Archeologia Medievale, XXV, 1998, pp. 235 a 246; J. A. QUIRÓS CASTILLO, “La sillería en la arquitectura altomedieval en el Mediterráneo occi- dental”, Actas del V Congreso de Arqueología Medieval Española, Vol. 2, Valladolid, 2002, pp. 281 a 291. 34Con relación al Califato, resulta excepcional la referencia que nos ofrece Ibn Hayyan sobre el envío por parte de ‘Abd al-Rahman III de un protoarquitecto y varios operarios a su aliado norteafricano Musá b. Abi-l-‘afiya, IBN HAYYAN, op. cit., 1981, p. 290. Por otra parte, la gran complejidad de la construcción en estos medios oficiales se deja entrever en otras informaciones, como la que menciona Ibn ‘Idaria propósito de la reconstrucción de Medinaceli por Galib b. ‘Abd al-Rahman III en 946/335H, la cual se aco- mete por albañiles de la frontera; consúltese, E. MANZANO MORENO, Op. Cit., 1991, p. 154. 35 P. GURRIARÁN DAZA, “Hacia una construcción del poder. Las prácticas edilicias en la periferia andalusí durante el Califato”, Actas de las IV Jornadas de Madinat al-Zahra’ (Córdoba, noviembre de 2003), Cuadernos de Madinat al-Zahra’, Nº 5, Córdoba, 2004, pp. 297 a 325. 60 AyTM 12, 2005
Description: