José Ricardo Morales Universidad del Biobío Facultad de Arquitectura y Construcción 1984 ARQUITECTÓNICA 48370 JÓSE RICARDO MORALES Profesor de Teoría e Historia del Arte Departamento de Estudios Humanísticos. Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas Universidad de Chile © 1966 Inscripción N° 32.268 Texto compuesto con matrices Linotron Baskerville 10112 Se terminó de imprimir esta 2a edición en los talleres de editorial universitaria San Francisco 454, Santiago de Chile en el mes de octubre de 1984 1.000 ejemplares Cubierta: sebastiano serlio Escena trágica. Xilografía del Libro primo d'architettura. 1551 Contraportada Escena cómica. Del mismo libro impreso en chile / printed in chile José Ricardo Morales ARQUITECTÓNICA SOBRE LA IDEA Y EL SENTIDO DE LA ARQUITECTURA UNIVERSIDAD DEL BIOBIO FACULTAD DE ARQUITECTURA Y CONSTRUCCIÓN 1984 ÍNDICE Prólogo de la Primera Edición 1 1 Prólogo de la Segunda Edición 16 PARTE PRIMERA CRITICA Sección Primera TENDENCIAS DE LA HISTORIA DEL ARTE Y DE LA ARQUITECTURA LA HISTORIA DEL ARTE V DE LA ARQUITECTURA AL SERVICIO DE LOS INTERESES CENERALES DE LOS TIEMPOS 1. El neoclasicismo 23 2. El romanticismo 27 LA HISTORIA DEL ARTE V EL PRIMER POSITIVISMO L La historia del arte de vuelta hacia sí misma 33 2. La verdad de los hechos 37 3. El realismo positivista 4] HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y CIENCIA NATURAL L La taxonomía 45 2. La "praxis" 49 DE LOS HECHOS A LOS PROCESOS L Estadística y ley 53 2. La lógica de los hechos 61 LA CAUSALIDAD EN LA HISTORIA DEL ARTE 1 De los hechosa los factores. Progreso y causalidad 69 . 2. La obra de Taine 75 LOS PRINCIPIOS DE CONSERVACIÓN EN LA HISTORIA DEL ARTE 1 Causa aequat effectum 79 . 2. Las influencias 87 LA CAUSALIDAD EXTRÍNSECA Y LA CONCAUSALIDAD El arte y la arquitectura como consecuencia de causas globales 91 LA CRISIS DE LA CAUSALIDAD EN LA HISTORIA DEL ARTE 1. Las generaciones y el Kunstwollen 99 2. El arte en su esencia 105 Sección segunda FORMA, FUNCIÓN Y ESPACIO EN LA TEORÍA DE LA ARQUITECTURA L Teoría y teorías de la arquitectura 1 13 2. La concepción clásica de la arquitectura 1 17 3. La concepción funcional de la arquitectura 125 4. La concepción espacial de la arquitectura 135 P A RT E S EC U N D A T E ORIA 1- Teoría y crítica de la arquitectura 149 2. La arquitectura, técnica y arte 157 3. La proyección y la objeción técnicas. El hombre "a cubierto de". Sobre el sentido originario de la técnica 165 4. El hombre en la vastedad i y3 5. La arquitectura, técnica del estar. La dinámica del permanecer. Convergencia y centro. El enfocado i gj 6. Las acciones reductoras arquitectónicas. El ampa ro. La protección. La persona ígg 7. La persona como el ser alzado. Estar y estabilidad 203 8. La casa y el mueble 209 9. La frecuentación 217 10. Habitar y poblar. Lo populoso y lo público 227 11. La representatividad arquitectónica 237 12. El hombre, un ser arquitectónico 243 Prólogo de la primera edición los textos que a la arquitectura conciernen, cual quiera sea su condición, disfrutan actualmente de un reconocimiento impar, sin parangón con el que antaño tuvieron. Si estimamos que el éxito estriba en la frecuen tación de una buena o mala obra por la pública muche dumbre, convendremos en que a los tratados arquitectó nicos les ha llegado la hora venturosa, cuanto peligrosa, del suceso. La abierta mano de nuestro tiempo ostenta el signo palmario del éxito. Porque éste significa "fácil sali da" o "conveniente resultado", hoy se le persigue ahinca damente, con reiterada instancia. Sin embargo, en el exire que el éxito entraña se halla su contrapartida: la del riesgo que corremos al ir fuera de sí o de lo nuestro; ese sentirnos enajenados que nos hace encontrarnos-perdi dos, en éxodo, apartados del camino que propiamente nos pertenece. Puesto que nuestro presente es tiempo de éxito, le concuerda el ser tiempo de prisa. El suceso, si tardío, no lo parece o no se desea. De tal manera, un cierto y conoci do pensador de éxito desdeña la postuma consagración. La arribada en vida y pronto. No basta con obtener fácil salida: hay que salir "antes". La prisa procura el "antes", y éste, a su vez, dispensa el apetecido resultado. El éxito es el blanco de la prisa —si es que la celeridad apunta hacia algo. 11 Ocurre con nuestros términos que se les reconoce según aquello que aceptan y acogen: en los con-ceptos que involucran. Por añadidura, cada palabra, con el co rrer de los tiempos, suele entenderse de variable manera, como consecuencia de su vivo ejercicio. A este cambiante modo de aceptarla se le denomina su acepción. Acepción es, pues, la modalidad de una aceptación: la del "según se tome" —o se deje— cada vocablo. El oficio de capturar algo, de captarlo, aparece tanto en el carácter modal de la a-cepción como en el concepto por ella enunciado. Así, la voz "prisa", en sus acepciones originarias, patentizaba las nociones de presión y prisión —el premere o aprieto, la premura—, y en esta su primordial condición, opresora cuanto negativa, se dijera que debemos aceptarla y pade cerla todavía. Porque aquellos que creen tener algo cuan do prisa tienen, ¿qué tienen? Y quienes se apresuran tras el éxito, ¿qué hallan sino el desoriente y estrago mentados en las antiguas acepciones del vocablo? ¿Acaso la áurea coronación del éxito—la consabida aureola—no se obtie ne en menoscabo de nuestra condición, alterándola? Por ello, frente al habitual discurrir de corrido, tan propio de nuestros días, ¿no es hora de "pararnos a pensar" e inqui rir si la general resonancia que encuentran los temas de arquitectura no se ha producido a expensas de su autenti cidad, desvirtuándola mediante cierta novelería al uso, precipitada, ajena al saber reflexivo? ¿No están muchas de las actuales publicaciones arquitectónicas en el terreno de la crónica, del urgido reportaje y aun de la habladuría, ese hablar sin fundamento que da que hablar? Y aquello que peor parece: las obras opuestas a la desalada locuaci dad con fajos de reveladoras fotografías ¿dónde se hallan sino en la vía dudosa de los libros "ilustrados" o "artísti cos", sustitutivos del pensar por la imagen, del idear por la mera identificación visual y del saber por un extenso 12 repertorio —solamente repertorio— de referencias en- mudecedoras? Nada de cuanto acabamos de apuntar implica desdén: indica, más bien, peligro y cautela. Cierto es que hay mil maneras dejustificar el auge publicitario anotado. Se nos dirá, si se quiere, que la arquitectura es uno de los queha ceres más "presentes" del tiempo actual, por cuanto pone en plenojuego nuestras posibilidades técnicas, ideativas y artísticas, y que, como de ello resulta, se la exalta señera mente, porque las épocas estiman, de preferencia, aque llas de sus manifestaciones en que mejor se encuentran representadas. También pudiera añadirse, con muchas cosas más, que el interés actual por la arquitectura corres ponde a que sus creadores han sabido reinstaurarla en su antigua jerarquía de ars magna, y por ende, vuelve a ocupar centrado y descollante lugar en el interés de los hombres. Aceptado, y muy cierto; pero nada de esto excluye, antes exige, el rigor en los tratados, siquiera porque las reflexiones sobre los fundamentos y princi pios de la arquitectura sean condignas de las obras alza das por los arquitectos. Bien haya el conocimiento ejecutivo y técnico, perte neciente al hacer, al "manos a la obra" del arquitecto, pero a mayores agudeza o rigor en este aspecto sapiente tanto más deberá extremarse el saber de antemano, anti cipado y orientador, propio de los a priori en que el laborar reposa. Sin éstos resulta inconcebible aquél. No obstante, asombra comprobar con qué escasas luces se ha examinado el fondo problemático de la arquitectura en muchos de los tratados vigentes. Como el hombre actual parece poco vocado a la reflexión, escatimándola tras pretendidas urgencias o excesivos requerimientos, con funde y suple el saber con la acelerada información, de la que regresa, literalmente, informado, que aquí es como decir informe. Y a este conocimiento apresurado contri- 13
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