Description:San Martín, obispo de Braga (también conocido como Martín de Dumio, por el monasterio que fundó y rigió) fue un importante personaje del siglo VI. Originario de la Panonia, desarrollará su actividad religiosa e intelectual en Gallaecia, lo que le hace paisano de otros autores próximos a su tiempo: en el siglo V Paulo Orosio e Idacio, y el algo más joven Juan de Biclaro. De ellos, sin embargo, sólo Idacio permaneció en su terruño. Martín de Braga logrará la conversión a la fe católica del pueblo suevo y redactará numerosas obras, algunas de las cuales han llegado a nosotros. Su fama rebasará con creces los límites del reino suevo, y autores como Isidoro de Sevilla y Gregorio de Tours le aluden encomiásticamente en sus propias obras. La breve obra que nos ocupa muestra la preocupación por las pervivencias paganas, muy extendida en su tiempo por toda la Romania. El medievalista de Oxford Chris Wickham lo expresaba así recientemente en su El legado de Roma. Una historia de Europa de 400 a 1000: «Los rigoristas de la iglesia altomedieval... tuvieron que hacer frente al hecho de que en todas partes sobrevivían rituales tradicionales de distintos orígenes, integrados en el seno de las prácticas cristianas. Los clérigos del imperio tardío se habían opuesto a ellas con frecuencia... pero no las desarraigaron; y parece que los clérigos altomedievales, en una era en la que las instituciones eran más débiles, podían hacerlo menos todavía. Nuestros autores suelen expresarlo en términos de de supervivencia o resurgimiento pagano, como sucede en el caso de Martín de Braga. Se trata de un estilo retórico más común en las proximidades de las viejas fronteras romas, suponemos que porque allí los verdaderos paganos se hallaban más cerca.» (Barcelona 2013, p. 236.) Sin embargo no se debe exagerar la gravedad del fenómeno, ante el que se reaccionó de múltiples formas. El mismo historiador señala que «El obispo Martín de Braga (m. 579)... había predicado largo y tendido en su contra (de las supervivencias paganas) antes de morir, quejándose de la gente que observaba una extensa variedad de lo que él consideraba rituales no cristianos: las velas encendidas detrás de las rocas y de los árboles, el pan que se tiraba a las fuentes, el veto a viajar en días no propicios, o las salmodias sobre hierbas. Y estas prácticas tampoco terminaron con Martín. Un texto de finales del siglo IX, de Asturias, algo más al norte, conserva un encantamiento contra el granizo, en nombre de todos los arcángeles y de san Cristóbal, que implora a Satán que no cause problemas en el pueblo del monje Auriolo y su familia y vecinos; es, en efecto, un texto mágico completamente tradicional, aunque formulado en términos cristianos. Quizá la Hispania del noroeste era tan diversa según las regiones que prácticas como ésta no se daban en el Bierzo; pero quizá Valerio, como Auriolo, no las consideraba tan erróneas como Martín.»