Si Hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes no habría podido rodar “EL GRAN DICTADOR”: No habría podido burlarme de la demencia homicida de los nazis: no obstante, estaba decidido a ridiculizar su absurda mística en relación con una raza de sangre pura. Sir Charles Spencer Chaplin Jr. Londres (Inglaterra) 16 abril 1889 - Suiza 25 diciembre 1977 Charles Chaplin ideó y comenzó a rodar su primera película sonora, El Gran Dictador en 1938, cuando aún no había comenzado la Segunda Guerra Mundial. Chaplin había ya declarado sobre Hitler que éste «le había robado el bigote» y la verdad es que su parecido físico con el dictador hace que la película sea aún más hilarante. Una vez que fue conocida la intención de Chaplin de satirizar violentamente a Hitler y Mussolini se desata una feroz campaña contra él de diversos grupos de presión, algunos incluso incluyendo amenazas de muerte. La industria se alarma y recomienda a Chaplin que abandone el proyecto. A lo que Chaplin contesta: “la voy a proyectar ante el público, aunque tenga que comprarme o mandarme construir un teatro para ello, y aunque el único espectador de la sala sea yo”. El rodaje empezó pocos días después de declararse la II Guerra Mundial, el 9 de septiembre de 1939. Justo seis meses más tarde, se daba por finalizado. Chaplin representa dos personajes: el del dictador y el del barbero judío Adenoid Hynkel, como nombra a su personaje, es una clara parodia de Adolf Hitler, y la magnífica interpretación de Jack Oakie como Benzino Napoloni, parodia a Benito Mussolini, El Gran dictador es rompedora en sus letreros: en el gueto judío los carteles están escritos en esperanto, idioma creado en 1887 por L.L.Zamenhof, un judío polaco Solo una palabra aparece en ingles en la película: Jew (judío), y fue una de las primeras veces que ese termino se veía en pantalla Chaplin decidió cambiar el final de la película durante el rodaje. Eliminó una escena en la que cientos de soldados nazis tiraban sus armas y participaban en un baile tradicional. En su lugar, introdujo el discurso que da fin a esta particular historia. Se decidió a hacerlo tras la ocupación nazi de París el 14 de julio de 1940. La película acaba con una pieza de Richard Wagner, Lohengrin. Chaplin invierte, con astucia, el sentido que el nazismo dio a la música de este compositor. Además de Wagner también suena la música de Johannes Brahms La música original de la película la compuso el propio Charles Charles Chaplin con Meredith Wilson grabando la música para la película
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