Chris y Cathy siempre han intentado proteger a sus hijos del doloroso secreto familiar. Se han entregado en cuerpo y alma para que Jory, Bart y la pequeña Cindy tuvieran la infancia feliz que a ellos una vez les fue arrebatada. Sin embargo, y a pesar de todos los esfuerzos, jamás conseguirán escapar de sus propios fantasmas.
La armonía familiar que habían construido se desvanece con la llegada de una nueva vecina, una misteriosa anciana vestida de negro que siempre les está vigilando. No tarda en seducir a Bart, un niño con un gran poder imaginativo, invitándolo a comer helados y galletas. Poco a poco la actitud del pequeño va cambiando como si alguien, o algo, lo empujara a la locura y a la violencia. Pero esto es solo el principio. Chris y Cathy están a punto de perder todo aquello que aman... quizás para siempre