Seminario de Investigación Programa de Doctorado en Historia Contemporánea Departamento de Historia Moderna y Contemporánea Universidad Complutense de Madrid Curso 2017/2018 Alemanes y españoles frente a frente, 1871-1918. Diplomacia y redes informales durante el Imperio alemán José Manuel Morales Tamaral Universidad Complutense de Madrid Sesión: 30 de enero de 2018, 18 h. Lugar: Seminario 21 (Planta 10), Departamento de Historia Moderna y Contemporánea Facultad de Geografía e Historia (UCM) C/ Profesor Aranguren, s/n, Edificio B, Ciudad Universitaria, 28040 Madrid Introducción Las relaciones diplomáticas entre España y Alemania durante el Kaiserreich (1871- 1918) son aún hoy un capítulo por descubrir. A grandes rasgos, los contactos bilaterales entre los dos países siempre tuvieron un carácter secundario dentro de los planteamientos generales de las políticas exteriores de ambos: Estados Unidos, Francia o Marruecos, según el caso y el contexto, fueron la prioridad tanto para Madrid como para Berlín. Sin embargo, un análisis detenido de las relaciones hispano-alemanas nos ofrece un panorama lleno de aproximaciones y desencuentros, oportunidades perdidas y proyectos fallidos que arrojan luz sobre los escenarios alternativos que aún hoy pueden seguir dando sus frutos en el marco del sistema internacional del largo siglo XIX. Antes de la Primera Guerra Mundial, Alemania fue para la diplomacia española una válvula de escape, una alternativa a la protección de Inglaterra y, especialmente, de Francia, los aliados naturales y tradicionales de España, sobre todo en los momentos en los que el tándem franco-británico se percibió en España como un yugo que podría coartar su futuro en Marruecos. La alternativa alemana llegó a convertirse en seria tentación en los preliminares de la Primera Guerra Mundial, con el reparto de la región norteafricana en pleno apogeo, cuando algunos soñaron incluso con una posible alianza con la potencia centroeuropea1. En contraposición, España nunca significó para Alemania un potencial aliado, salvando el contexto de la famosa candidatura Hohenzollern al trono español a finales de 1869, sino más bien una ventaja estratégica susceptible de ser explotada en clave diplomática, económica o colonial en contra de Francia, Estados Unidos o Inglaterra2. Ya en la Primera Guerra Mundial, España se 1 La reinterpretación de la política exterior de la España contemporánea en un contexto de mayor actividad y mejor aprovechamiento de los incentivos internacionales que el aportado normalmente por la historiografía se debe a Hipólito de la TORRE: “España en los sistemas internacionales”, en Antonio J. TELO e Hipólito de la TORRE: Portugal y España en los sistemas internacionales contemporáneos, Mérida, Junta de Extremadura, 2003, pp. 199-310. 2 Luis ÁLVAREZ: “Cien años de relaciones hispano-alemanas, desde la Primera Guerra Carlista a la Guerra Civil de 1936”, Bulletin d’Histoire Contemporaine de l’Espagne, 7 (1988); pp. 9-23; Earl R. BECK: A Time of Triumph and of Sorrow. Spanish Politics During the Reign of Alfonso XII, 1874-1885, Carbondale, IL, Southern Illinois University Press, 1979; María Dolores ELIZALDE: España en el Pacífico: la colonia de las Islas Carolinas, 1885-1899. Un modelo colonial en el contexto internacional del imperialismo, Madrid, CSIC, Instituto de Cooperación para el Desarrollo, 1992; Nils HAVEMANN: Spanien im Kalkül der deutschen Außenpolitik von den letzten Jahren der Ära Bismarck bis zum Beginn der Wilhelminischen Weltpolitik (1883-1899), Berlin, Duncker & Humboldt, 1997; Javier PONCE: “La rivalidad anglo-alemana en Canarias en vísperas de la Gran Guerra”, Anuario de Estudios Atlánticos, 48 (2002), pp. 133-152; Javier RUBIO: España y la guerra de 1870, 3 tomos, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1989; ÍD: El final de la era de Cánovas. Los preliminares del “desastre” de 1898, 2 vols., Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Secretaría General Técnica, 2004; Benedikt RÜCHARDT: Deutsch- spanische Beziehungen 1898-1931, Freising, Kratzl & Goerge, 1988; Julio SALOM: España en la Europa 2 convirtió en un escenario privilegiado para la puesta en marcha de las modernas maquinarias propagandísticas de los Estados beligerantes, en especial de Alemania. En esta tarea, al igual que ocurrió con sus enemigos, los alemanes se caracterizaron por su descoordinación, por el incontrolable juego simultáneo de actores estatales y privados, por experimentar con nuevos medios de comunicación de masas como el cine y por conseguir el favor de ciertos sectores de la sociedad –en el caso alemán, la Iglesia, el Ejército y un sector de los intelectuales–. La propaganda alemana tuvo una mayor rapidez inicial, una agobiante y sostenida intensidad y una profunda repercusión desestabilizadora en la sociedad española, con el hundimiento de centenares de barcos en el cénit de las hostilidades con los españoles en la segunda mitad de 19183. España, por su parte, reaccionó con resignación para tratar de hacer valer su neutralidad en la práctica. Una estratégica política humanitaria por parte de Alfonso XIII y un complicado juego de equilibrios diplomáticos con la intención de conciliar las presiones de los beligerantes revelaron la “impotencia” de España para llevar a cabo una política exterior más activa4. El deterioro de las relaciones hispano-alemanas durante la contienda, que condujo a la expulsión del embajador alemán Max von Ratibor en noviembre de 1918, y la derrota definitiva de los alemanes en la guerra condicionó duramente la reanudación de los contactos oficiales; un momento en el que, como solución alternativa, se optó por potenciar los intercambios culturales5. En este relato historiográfico más o menos consensuado se concluye que, sin salirse de la cordialidad de fondo, la mutua necesidad y episódicas tentaciones, las relaciones políticas hispano-alemanas no llegaron nunca a alcanzar una plena solidez. Entonces, ¿por qué no cambiar la perspectiva de análisis del Estado a la sociedad, sin de Bismarck. La política exterior de Cánovas. 1871-1881, Madrid, CSIC, Escuela de Historia Moderna, 1967; Ingrid SCHULZE: “La diplomacia personal de Alfonso XII: una proyectada alianza con el imperio alemán”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 182/3 (1985), pp. 471-502. 3 Jens ALBES: Worte wie Waffen. Die deutsche Propaganda während des Ersten Weltkrieges, Essen, Klartext, 1996; Eduardo GONZÁLEZ CALLEJA y Paul AUBERT: Nidos de espías. España, Francia y la Primera Guerra Mundial, 1914-1919, Madrid, Alianza, 2014; Javier PONCE: “Propaganda and Politics: Germany and Spanish Opinion in World War I”, en Troy R. E. PADDOCK: World War I and Propaganda, Leiden/Boston, Brill, 2014, pp. 292-321. 4 Rosa PARDO: “España ante el conflicto bélico de 1914-1918. ¿Una espléndida neutralidad?”, en Salvador FORNER (ed.): Coyuntura internacional y política española (1898-2004), Madrid, Biblioteca Nueva, 2010, pp. 45-63; Hipólito de la TORRE: “El destino de la regeneración internacional de España, 1898-1918”, Proserpina, 1 (1984), pp. 9-22. 5 Jesús de la HERA MARTÍNEZ: La política cultural de Alemania en España en el período de entreguerras, Madrid, CSIC, 2002; Carl Antonius LEMKE DUQUE: Europabild – Kulturwissenschaften – Staatsberiff. Die Revista de Occidente (1923-1936) und der deutsch-spanische Kulturtransfer der Zwischenkriegszeit, Frankfurt, Vervuert Verlag, 2014; Ernst-Wolfgang PÖPPINGHAUS: “Moralische Eroberungen”?: Kultur und Politik in den deutsch-spanischen Beziehungen der Jahre 1919 bis 1933, Frankfurt, Vervuert Verlag, 1999. 3 perder de vista la conexión internacional, para así pasar de una historia diplomática entre España y Alemania a una historia diplomática entre españoles y alemanes? De hecho, los especialistas que se han adentrado en otros mundos más allá de la “alta diplomacia”, tales como el periodismo, la ciencia o la cultura, se han encontrado que, desde el último tercio del siglo XIX, existían redes latentes de políticos, periodistas, intelectuales y empresarios, tanto españoles como alemanes, que estaban especialmente interesados en el acercamiento entre ambas naciones; individuos que, no necesariamente trabajando para el Estado ni defendiendo sus intereses, contribuyeron a pavimentar el terreno sobre el que se trató de construir un clima favorable a entablar lazos sólidos entre estas dos sociedades y a que ninguna de las dos potencias viera en la otra un “instrumento”, sino un “fin” positivo en sí mismo. Gracias a estas redes se impulsaron, entre otros, iniciativas oficiosas de subvención de prensa y de un canal de noticias por parte del gobierno alemán para crear un clima favorable hacia Alemania en la opinión pública española; una red crediticia y financiera fomentada por Arthur Gwinner, uno de los socios fundadores del Deutsche Bank y cónsul alemán en Madrid entre 1884 y 1886, que sirvió de reclamo a la inversión de capital alemán en la incipiente industria española durante varias generaciones6; y la gestación de un sólido núcleo de hispanófilos alemanes y germanófilos españoles en el ámbito intelectual y científico, proclives al estudio de los clásicos de la cultura española y a la adopción de las últimas tendencias musicales, literarias y filosóficas alemanas, respectivamente7. Sin embargo, con frecuencia ha pasado desapercibido en la historiografía que muchas de estas aproximaciones tácitas confluyeron en las colonias de emigrantes alemanes y españoles que, desde el último tercio del siglo XIX, se fueron consolidando en España y Alemania. Las posibilidades que esta nueva perspectiva de análisis puede 6 Luis ÁLVAREZ: “Proyectos alemanes para crear un servicio permanente de noticias en España durante los primeros lustros del siglo XX”, Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, 4 (1983), Madrid, Editorial Universidad Complutense de Madrid; pp. 141-174; Arthur von GWINNER: Lebenserinnerungen (Hg. von Manfred POHL), Frankfurt am Main, Fritz Knapp Verlag, 1975; Javier LOSCERTALES: Deutsche Investitionen in Spanien, 1870-1920, Stuttgart, Franz Steiner, 2002. 7 Luis ÁLVAREZ: “La spanische Sehnsucht en la Alemania del siglo XIX”, en José Carlos de TORRES y Cecilia GARCÍA ANTÓN (coords.): Estudios de literatura española de los siglos XIX y XX. Homenaje a Juan María Díez Taboada, Madrid, CSIC, 1998, pp. 156-161; John W. KRONIK: “La Abeja of Barcelona and German Literature in Spain, 1862-1870”, en Conrad KENT, Thomas K. WOLBER y Cameron M. K. HEWITT (eds.): The Lion and the Eagle. Interdisciplinary Essays on German-Spanish Relations over the Centuries, New York/Oxford, Berghahn Books, 2000, pp. 235-254; Paloma ORTIZ DE URBINA: “El papel de la prensa diaria madrileña en la difusión de la lengua y cultura germánicas, 1900-1914”, en Milagros BELTRÁN (ed.): Estudios interdisciplinares sobre lenguas modernas. Una perspectiva intercultural, Madrid, Servicio de Publicaciones Fundación Universitaria San Pablo-CEU, 2004, pp. 207-223; Sandra REBOK (ed.): Traspasar fronteras. Un siglo de intercambio científico entre España y Alemania, Madrid, CSIC, 2010. 4 abrir en la historiografía internacional del siglo XIX están todavía en fase de experimentación. Para algunos historiadores, la colonia como categoría de análisis proporciona un soporte privilegiado desde el que reconstruir las redes privadas, semioficiales y transestatales que los emigrantes crearon entre ellos, la sociedad de acogida y su país de procedencia; una “zona de confort” en que los emigrantes ensayaron nuevas formas de identidad y forjaron su propia visión de un mundo crecientemente globalizado. Como sintetiza Stefan Manz, las colonias: maintain regular or occasional contacts with what they regard as their homelands and with individuals and groups of the same background residing in other host countries. Based on aggregate decisions to settle permanently in host countries, but to maintain a common identity, diasporans identify as such, showing solidarity with their group and their entire nation, and they organize and are active in the cultural, social, economic, and political spheres8. A tenor de la intensidad de los movimientos migratorios y el nivel de competitividad que alcanzaron las potencias imperiales europeas a lo largo del siglo XIX, uno de los grandes atractivos que ofreció la colonia de emigrantes fue su potencial conversión en un público preferente de las incipientes diplomacias culturales de los Estados, con un doble objetivo: desde un punto de vista doméstico, procurar que los nacionales emigrados no perdieran las raíces de su cultura; y desde una perspectiva internacional, convertir a estas comunidades diaspóricas en potenciales agentes difusores de ideas sobre la propia nación9. Esta idea conecta directamente con otro concepto crucial para el análisis histórico del fenómeno de la emigración, en general, y de la colonia, en particular: el “nacionalismo transnacional”. Según este término, la construcción de los Estados-nación durante el siglo XIX no puede entenderse sin las redes transnacionales y globales, especialmente migracionales, que sustentaron y enriquecieron el proceso. Sin embargo, la ruptura de los planteamientos “estatocéntricos” no debe conducir al extremo de priorizar la perspectiva transnacional en nuestra reconstrucción del pasado: 8 Stefan MANZ: Constructing a German Diaspora. The Greater German Empire (1871-1918), New York/London, Routledge, p. 8. 9 Los dos clásicos de la historiografía alemana sobre los orígenes de la diplomacia cultural alemana en el exterior con anterioridad a la Gran Guerra, que aún hoy mantienen su plena vigencia, son Rüdiger von BRUCH: Weltpolitik als Kulturmission: Auswärtige Kulturpolitik und Bildungsburgertum in Deutschland am Vorabend des Erstes Weltkrieges, Paderborn, Schöning, 1982; y Kurt DÜWELL: Deutschlands Auswärtige Kulturpolitik 1918-1932, Köln/Wien, Böhlau, 1976, pp. 1-27. 5 The critique of the universalism of the nation, in other words, should not lead us to ignore the ubiquity of the nation as cognitive dimension and as space of social practice in the final decades of the nineteenth century. […] The task has to be to explain the constitution (and reconfiguration) of nation-states in the context of complex, asymmetrical processes of the spread of capitalism and the projection of imperialist power10. El planteamiento transfronterizo que proporciona la colonia de emigrantes puede convertirse, en última instancia, en una interesante contribución a uno de los grandes debates historiográficos en el seno de la historia diplomática durante todo el siglo XX, y muy en especial desde la década de 1970, que no es otro que la redefinición del concepto de diplomacia. Una de las últimas aportaciones a este debate, liderada por la autodenominada “nueva historia diplomática”, reivindica la plena vigencia de la diplomacia en un mundo creciente globalizado como el nuestro, entendida como uno de los seculares poderes soberanos del Estado que se ha enriquecido a lo largo de la historia de la interacción con agentes y redes situados en los “márgenes” de la administración estatal. Según esta interpretación, es en los difusos límites entre la iniciativa estatal y privada donde se ha ejercido realmente la actividad diplomática11. La influencia de la “diplomacia informal”, o la conducción de las relaciones internacionales de forma autónoma y en un nivel paralelo, pero siempre complementario, a los cauces oficiales del Estado, es uno de las características principales de la sociedad civil global12. La aplicación de todos estos planteamientos teóricos al caso hispano-alemán suscita multitud de interrogantes. ¿Cómo evolucionaron las colonias de emigrantes españoles y alemanes entre 1871 y 1918? ¿Qué actores de la colonia desempeñaron un papel en la representación informal de España y Alemania en el exterior? ¿Cómo se 10 Sebastian CONRAD: “Globalization Effects: Mobility and Nation in Imperial Germany, 1880-1914”, Journal of Global History, 3 (2008), p. 65. La necesaria convivencia entre el marco estatal y el transnacional en el relato historiográfico cuenta con una amplia literatura, ejemplificada por Patricia CLAVIN: “Defining Transnationalism”, Contemporary European History, 14 (2005), pp. 421-439; Darina MARTIKÁNOVÁ y Florencia PEYROU: “Presentación”, Dossier La Historia Transnacional, Ayer, 94/2 (2014), pp. 13-22. 11 Kenneth WEISBRODE: Old Diplomacy Revisited, New York, Palgrave Macmillan, 2014, p 44. Un planteamiento crítico sobre la supuesta novedad de la “nueva historia diplomática” en Carlos SANZ: “Agentes, redes y culturas. Senderos de renovación de la historia diplomática”, en Pilar FOLGUERA, et al. (coords.): Pensar con la Historia desde el siglo XXI. XII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2015, pp. 687-706. 12 Dino KNUDSEN: The Trilateral Commission and Global Governance. Informal Elite Diplomacy, 1972- 82, London and New York, Routledge, 2016, pp. 10-12. 6 vieron influidos estos emigrantes por su Estado y sociedad de procedencia y a través de qué medios? Del mismo modo, ¿qué recepción tuvieron y qué reacción desencadenaron los miembros de la colonia en la sociedad de acogida, incluyendo a otras colonias de emigrantes, como la francesa o la británica? ¿Atendieron los actores de la colonia a sus propias motivaciones y estrategias o, por el contrario, se erigieron en “diplomáticos informales” proclives a ser captados por el Estado para el despliegue de su política exterior? Por último, ¿en qué medida afectaron las relaciones políticas entre España y Alemania antes expuestas a la evolución de las colonias, y a la inversa? Una posible respuesta a estas preguntas constituye el núcleo de estudio de la presente tesis doctoral, cuyos primeros hallazgos son avanzados en este paper. En esta investigación se propone una nueva mirada a las relaciones entre España y Alemania a través del análisis de la población emigrante que ambas naciones se intercambiaron entre 1871 y 1918. Para ello, se estudian trayectorias personales destacadas y, en especial, las asociaciones fundadas por los emigrantes que tuvieron un papel destacado en la organización y consolidación de la colonia de españoles y alemanes. El trabajo gira en torno a la hipótesis principal de que en la base de las relaciones hispano- alemanas durante el Kaiserreich se forjaron redes que ejercieron su influencia a nivel local, nacional y/o transfronterizo, que aproximaron a la sociedad española y alemana en ámbitos paralelos a la esfera política y que se articularon en torno a actores protagonistas de una “diplomacia informal” desplegada a medio camino entre el Estado y la sociedad. Esta actividad diplomática se asentó sobre una serie de iniciativas personales e institucionales que surgieron de manera espontánea en la colonia de emigrantes y que, posteriormente, se convirtieron en objeto de atención e instrumentalización por parte del Estado, sobre todo a partir de la década de 1890 y de manera muy evidente en el caso de la colonia alemana. En última instancia, esta tesis doctoral pretende contribuir a la apertura de un horizonte de renovación de la olvidada historiografía sobre la política exterior española del largo siglo XIX, en la que últimamente se aprecian, por suerte, claros síntomas de revitalización13. 13 Por citar solo algunos casos, María Dolores ELIZALDE: “Historias imperiales, historias globales, historias de relaciones internacionales”, en Pilar FOLGUERA, et al. (coords.): Pensar…, pp. 653-671; Juan Antonio INAREJOS MUÑOZ: Intervenciones coloniales y nacionalismo español. La política exterior de la Unión Liberal y sus vínculos con la Francia de Napoleón III (1856-1868), Madrid, Sílex, 2010; y Andrés SÁNCHEZ PADILLA: Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865- 1898), Valencia, Publicacions de la Universitat de València, 2016. 7 De diplomáticos informales a agentes de propaganda. La colonia alemana en España Se calcula que, entre 1816 y 1914, cinco millones y medio de personas emigraron fuera de la Confederación Germánica y, desde 1871, Alemania, sin contar los millones de almas que utilizaron los puertos y ciudades industriales del gigante centroeuropeo como escala hacia América14. El Mediterráneo occidental no fue un destino preferente de la emigración alemana ni, en general, de la europea. Sin embargo, por su ubicación geoestratégica y por las enormes oportunidades que ofrecía a la inversión de capitales, se calcula que España recibió antes de la Primera Guerra Mundial unos 5000 alemanes15. Se trató en su mayoría de pequeños comerciantes, representantes de casas alemanas y banqueros que comenzaron a asentarse desde la década de 1870 en Madrid y en los puertos comerciales más destacados de la Península (Barcelona, Valencia, Málaga) a medida que el creciente volumen del capital alemán invertido en España aconsejó el establecimiento de pequeños centros de operaciones cerca de sus clientes españoles. Fue así como la colonia alemana llegó a ocupar un lugar importante en el desarrollo del tejido industrial español, incluso por encima de empresas francesas o británicas, en sectores como la electrotecnia, la química o la industria pesada. Por citar algún ejemplo, el 60% del volumen de la electricidad consumida en las ciudades españolas y el 75% de las locomotoras en marcha antes de la guerra tuvieron detrás al capital alemán16. Pero curiosamente, el primer impulso para poner en marcha el movimiento asociativo de la colonia alemana en España no procedió de los hombres de negocios. Hubo que esperar a comienzos del siglo XX para encontrar la sección madrileña de la Asociación de Auxiliares Mercantiles de 1858, una sociedad nacida en Hamburgo y dedicada a dar protección laboral, servicio de asesoría y formación a sus 14 Klaus J. BADE y Jochen OLTMER: “Deutschland”, en Klaus J. BADE, Pieter C. EMMER, Leo LUCASSEN y Jochen OLTMER (Hg.): Enzyklopädie Migration in Europa. Vom 17. Jahrhundert bis zur Gegenwart, Paderborn, Schöningh, 2007, pp. 146-149. 15 Jens ALBES: Worte wie Waffen…, p. 40. Se ha de tomar esta cifra como aproximada, ya que los registros consulares, única fuente oficial sobre la que emitir un balance estadístico serio sobre la colonia alemana, solían dejar fuera a la migración estacional y extraoficial. 16 IBID., p. 41; Rafaela DOMÍNGUEZ y Antonio GONZÁLEZ: “La industria químico-farmacéutica alemana en España (1880-1949)”, Llull. Revista de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas, 32 (2009), pp. 295-316; Javier LOSCERTALES: Deutsche Investitionen… 8 miembros17. Con sede en la Cervecería Alemana, abierta en 1904 en la madrileña Plaza de Santa Ana, la Asociación se convirtió en un club social donde sus miembros pudieron estrechar lazos en sus momentos de ocio al mismo tiempo que asistían a charlas sobre la política exterior o la organización político-administrativa de España18. Las primeras asociaciones de la diáspora alemana que emergieron de manera espontánea en España tuvieron un trasfondo religioso. En ello fue esencial la intensa labor desarrollada por el misionero y pastor protestante Friedrich Fliedner (1844-1901), una figura clave en vertebrar y dar visibilidad social a los primeros grupos de alemanes residentes en España desde su llegada a Madrid a comienzos de 187019. Lo cierto es que el cuidado espiritual de los alemanes no fue, en principio, la tarea prioritaria de Fliedner. En plena efervescencia por la concesión de la libertad religiosa en España en la Constitución de 1869, que justamente coincidió en Alemania con la marginación de los católicos de la vida pública en el contexto de la Kulturkampf (1872-1875) ideada por el canciller Otto von Bismarck20, Fliedner acudió al llamamiento de la Asociación para la Difusión del Evangelio en España (Verein zur Ausbreitung des Evangelium in Spanien) de Berlín para colaborar con la Iglesia Reformada Española recién fundada en 1869. El misionero alemán creyó ciegamente que la modernización de España tenía que ir de la mano de la regeneración de la vida espiritual de los españoles en un sentido protestante. No escatimó esfuerzos para la causa. Emprendió viajes periódicos de evangelización por todo el territorio español, agrupando a los protestantes que encontraba a su paso en torno a una red asistencial y religiosa que contó con un centenar de comunidades evangélicas por toda España coordinadas desde Madrid21. La protección y cuidado de estas agrupaciones le llevó incluso a entablar relación con políticos españoles, en concreto con el presidente del Gobierno Antonio Cánovas del 17 Walther STILLER: Der Verein für Handlungs-Commis von 1858 (Kaufmännischer Verein) in Hamburg. Seine Geschichte und seine Tätigkeit auf dem Gebiete kaufmännischer Standesfragen. Ein Beitrag zur Geschichte der Privatbeamtenbewegung, Jena, Verlag von Gustav Fischer, 1910, pp. 5-8. 18 Politisches Archiv des Auswärtigen Amtes (Archivo Político del Ministerio de Exteriores, PAAA), Auslandsvertretungen, Botschaft Madrid, Kultur, Vereine, S 479. 19 Wilhelm ALBRECHT: Fünfzig Jahre evangelisches Deutschtum in Madrid, Madrid, Imprenta de Blass y Cía, 1914; Fritz (Friedrich) FLIEDNER: Aus meinem Leben. Erinnerungen und Erfahrungen, tomo 2, Berlín, Verlag von Martin Warneck, 1903; Eberhard MAURER: “Die Geschichte der deutschprachigen evangelischen Gemeinde in Madrid”, en ÍD. (Hg.): 100 Jahre. Deutschsprachige evangelische Gemeinde Madrid, Madrid, Deutsche Evangelische Gemeinde Madrid, 1964, pp. 24-27. 20 Sobre el papel del protestantismo en el proceso de construcción nacional en Alemania, vid. Helmut Walser SMITH: German Nationalism and Religious Conflict. Culture, Ideology, Politics, 1870-1914, New Jersey, Princeton University Press, 1995, pp. 19-49. 21 Blätter aus Spanien, 139-140 (1918). 9 Castillo, a quien escribió en más de una ocasión para exigirle una estricta observancia de la libertad de culto en el ámbito privado, según estableció el artículo 11º de la Constitución de 187622. En busca de donativos que sustentaran su reforma espiritual, Fliedner se desplazó a diversos países europeos y americanos y rindió cuentas puntualmente a sus mecenas alemanes, entre ellos la Asociación Gustavo Adolfo, encargada del cuidado de la diáspora protestante desde su fundación en 1832, y los tres comités de la citada Asociación para la Difusión del Evangelio –junto al de Berlín, se fundaron otros en Barmen y Stuttgart–. La envergadura de la obra protestante impulsada por Fliedner, en el contexto de una auténtica “Segunda Reforma española”, no tuvo precedentes: once escuelas primarias, cuatro de ellas en Madrid; un hospital y un orfanato, también en la capital; la editorial Librería Nacional y Extranjera, antecedente de la actual editorial Calatrava; y el colegio religioso El Porvenir (1897), concebido para que la comunidad protestante española se surtiera a sí misma de un núcleo de jóvenes formados en la palabra de Lutero23. Pese a todo, Fliedner nunca descuidó su compromiso con la incipiente colonia de alemanes residentes en España, a los que procuró asistencia espiritual entre las décadas de 1870 y 1880. A decir verdad, la celebración de cultos protestantes en lengua alemana fue buscada desde la llegada a Madrid del representante de la legación prusiana Georg von Werthern (1864-1867), ya que hasta entonces los alemanes habían compartido su asistencia espiritual con británicos y franceses protestantes. En un principio, solo llegó una ayuda procedente de la casa real prusiana para el alquiler de una pequeña capilla en 186524. No obstante, desde la llegada de Fliedner la colonia protestante de Madrid tuvo oportunidad de socializarse en torno al oficio religioso de los domingos, que en algunas ocasiones contó con invitados ilustres, tales como el Gran Duque Carl Alexander von Sachsen-Weimar, que desde su visita a Madrid en 1876 envió generosos donativos en beneficio de la obra protestante de Fliedner; el príncipe heredero al trono imperial, 22 Tal fue el caso con ocasión de los ataques que recibió la pequeña agrupación protestante de Camuñas (Toledo) por parte de unos vecinos exaltados. Carta de Fliedner a Cánovas, 17 de abril de 1878. Fundación Lázaro Galdiano, Archivo de Antonio Cánovas del Castillo, libro 23, carpeta 35, doc. 6. 23 María Antonia MANZANEQUE OLMEDO: “La Obra Fliedner en España, 1870-1939”, en 1517-2017. Rescatando un tesoro protestante, Madrid, Fliedner Ediciones, Evangelische Kirche in Deutschland, 2017, pp. 75-82. 24 Esta vinculación directa entre la monarquía prusiana, la legación alemana, embajada desde 1895, y la capilla alemana de Madrid se mantuvo al menos hasta la Primera Guerra Mundial. Todas las sedes donde se ubicó el lugar oficial de culto protestante alemán –calle Barquillo (1865), calle Ventura de la Vega (1889) y paseo de la Castellana (1909)– contaron con una ayuda directa de la Casa real alemana. La primera y la última sede, además, se situaron anejas al edificio de la representación alemana. Wilhelm ALBRECHT: Fünfzig Jahre…, pp. 14-15, 30, 48-51. 10
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