Description:Tras abandonar el ascensor en la segunda planta del hotel «Encanto», en Phoenix, Arizona, la dama caminó con naturalidad, sin prisa aparente, en dirección a la suite 213. Sin vacilaciones, introdujo la llave en la cerradura, sin temor alguno a ser vista, porque aquella era su suite. Entró, y cerró de nuevo, sin movimientos alterados. Luego, una vez dentro y a solas, todo cambió. No es que los movimientos de la dama fuesen nerviosos, premiosos, no; sus movimientos se convirtieron en el producto de una máquina de precisión: rápidos, acertados, precisos. Por entre las persianas graduables de la terraza penetraba la luz de la luna, dejando la suite en un claroscuro agradable y fresco, que la dama utilizó para realizar discretamente la primera parte de sus proyectos; se desnudó en unos segundos. Es claro que tampoco antes había ido excesivamente vestida; en Phoenix, en la estación estival, el calor es fuerte y seco. De ahí que la dama, con descorrer una cremallera del minivestido y dejarlo resbalar hasta los pies, se viese libre del primer engorro.