Mosto, Marisa San Agustín: la luz de la ley y el bien del hombre Sapientia Vol. LXVI, Fasc. 227-228, 2010 Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la institución. La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea. Cómo citar el documento: Mosto, Marisa. “San Agustín : la luz de la ley y el bien del hombre”[en línea]. Sapientia. 65.227-228 (2010). Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/san-agustin-luz-ley-bien-hombre.pdf [Fecha de consulta:..........] (Se recomienda indicar fecha de consulta al final de la cita. Ej: [Fecha de consulta: 19 de agosto de 2010]). 25 Mosto san agustín:Maquetación 1 03/01/2012 11:09 Página 191 MARISAMOSTO Universidad Católica Argentina San Agustín: la luz de la ley y el bien del hombre Pensamos que el tema del orden natural es determinante de la antropología y la ética de San Agustín. La contemplación del orden real y la conquista de la restauración y reproducción del mismo en el seno del ser y el obrar del hom- bre, son imperativos ineludibles en el camino hacia la realización del destino humano. Nos guían en este estudio diversos intereses. En primer lugar pretendemos poner en evidencia la importancia del conocimiento del orden del ser para la antropología y la ética agustiniana, en la que es central el tema de la caridad entendida como ordo amoris.En segundo lugar prestaremos atención a las prin- cipales consecuencias del orden: la unidad y la paz que esta conlleva a distin- tos estratos señalados por la reflexión agustiniana. Finalmente proponemos iluminar a partir de estas ideas de San Agustín, ciertas tesis de la filosofía con- temporánea que consideran, en su intento por procurar la paz, que la caridad sólo halla fundamento en el nihilismo de las ontologías débiles. 1. El hombre, ser desequilibrado “Soy forastero en la tierra, no me ocultes tus mandamientos” Sal 118, 191 Se ha señalado que el ideal ético agustiniano puede comprenderse como un espejo del orden de la naturaleza y su equilibrio de fuerzas que posibilitan el estable dinamismo del cosmos2. El ser humano cuya libertad carga con la mise- ria que el pecado ha introducido en su vida, se encuentra en un constante des- equilibrio, resultante de las fuerzas contradictorias que lo impulsan. Por un lado experimenta el ímpetu de una fuerza primaria, fundante y orientadora, 1Comenta San Agustín: “Merito namque absconduntur eis qui non sunt incolae in terra: haec enim mandata etsi audiunt, non sapiunt; quia terrena sapiunt. Quorum autem conversatio in caelis est (Phil 3, 19-20) in quantum hic con- versantur, profecto peregrinantur. Petant itaque ne abscondantur ab eis mandata Dei, per quae ab hoc incolatu liberentur, diligendo Deum, cum quo in aeternum erunt; et diligendo proximum, ut illic sit ubi et ipsi erunt.” Enarrationes in Psalmum, 118, VIII, 2 2Cf. El importante estudio de JOSÉM. ROMERO-BARÓde la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, “La huella de Dios en la naturaleza. Una aproximación trinitaria”, comunicación presen- tada en “Science and Religión: global perspectivas”, en junio 4 al 8 de 2005, Philadelphia, PA, USA, Metanexus Institute. w.w.w. metanexus.net/conference 2005/pdf/romero-baro_spanish.pdf 25 Mosto san agustín:Maquetación 1 03/01/2012 11:09 Página 192 192 MARISAMOSTO pero a la vez desestabilizante por la inaccesibilidad de su objeto, que le impide hallar la paz en la existencia temporal: “fecisti nos ad Te, et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in Te”3. Por otro lado es arrastrado debido al desorden introdu- cido por el pecado, por un impulso contrario que lo aleja de Dios y lo condu- ce por la triple concupiscencia de manera impropia, en pos de los seres tem- porales4. A estos sí puede alcanzarlos pero no le satisfacen. El ser humano sufre de este modo un tironeo interior que en la literatura paulina en la que se ha inspirado Agustín5 corresponde a una doble ley, la ley de la razón y la ley del pecado6. San Agustín considera que esas energías de signos opuestos coin- ciden en el nombre. Ambas son distintas clases de amores. El amor es el ímpe- tu que moviliza al alma humana. El amor es el peso que arrastra al alma, y este peso, como todo peso busca su lugar en el orden. “Las tendencias de los pesos son como los amores de los cuerpos, bien busquen con su pesantez lo bajo, bien con su levedad lo alto, pues como el ánimo es llevado por el amor doquie- ra que vaya, así el cuerpo lo es por su peso”7. El amor que se eleva a lo divino y eterno (caritas) es la energía que constru- ye en primer lugar, la virtud interior del hombre, en segundo lugar, repercute en sus vínculos llevando el orden a la dimensión familiar y social y finalmente contribuye a construir la Ciudad Celestial, patria definitiva del ser humano; el amor que desciende a los bienes temporales (cupiditas) envilece al ser interior y se empeña en el soberbio espejismo de la ciudad terrenal, que amplia la dis- tancia con su Origen8. La tarea ética consiste en alcanzar el orden propio del amor humano9, con el que llegará la paz a esas instancias pues, “pax omnium rerum, tranquilitas ordinis”10. Una paz siempre precaria en este mundo, dada la naturaleza del hombre, ser temporal dañado por el pecado y con aspiraciones de eternidad. 3 SANAGUSTÍN,Confessiones, I, I, 1 4SANAGUSTÍN,Confessiones, X, XLI-XLII 5Cf. DAVIDW. HISCOE, “Concepto ‘equívoco’ de naturaleza en San Agustín”, Augustinus, 1985 (XXX), Madrid, pp. 295-314 6Rom.,7, 23 En San Agustín: “Quod donec fiat, caro concupiscit adversus spiritum, et spiritus adversus carnem: non per odium resistente spiritu, sed per principatum; quia magis quod diligit vult subditum esse meliori: nec per odium resistente carne, sed per consuetudinis vinculum, quod a parentum etiam propagine inveteratum naturae lege inolevit.” De doctrina christiana, I, 24, 25 7SANAGUSTÍN,De Civitate Dei,XI, 28: “Nam velut amores corporum momenta sunt ponderum, sive deorsum gra- vitate, sive sursum levitate nitantur. Ita enim corpus pondere, sicut animus amore fertur, quoqumque fertur.” 8Cf. De Civitate Dei, XIV, 28. En otro lugar San Agustín caracteriza los dos amores: “Hi duo amores, quórum alter sactus est, alter inmundus; alter sociales, alter privatus; alter comuni utilitati consulens propter supernam societatem, alter etiam rem comunes in potestatem propiam redigens propter arrogantem dominationem…”De genesi ad litteram,XI, 15, 20 9Cf. PEGUEROLES, JUAN,“El orden en el amor. Esquema de la ética de san Agustín” en Augustinus, 1977, (XXII) Madrid, pp. 221-228 10De Civitate Dei, XIX, 13, 1 25 Mosto san agustín:Maquetación 1 03/01/2012 11:09 Página 193 SANAGUSTÍN: LALUZDELALEYYELBIENDELHOMBRE 193 2. La conquista del orden: la luz de la ley “Tu palabra es antorcha para mis pasos luz para mi sendero” Sal 118, 10511 “Las cosas no bien ordenadas están inquietas: pónense en orden y descan- san”12; el equilibrio, la paz el aquietamiento, es fruto del encuentro del lugar propio en el orden. Dios es el principio de “todo orden, grande o pequeño” (…) “estas tres cosas pues: el modo, la forma y el orden son como bienes generales que se encuentran en todos los seres creados por Dios, lo mismo en los corporales que en los espirituales13. El orden es una de las características de los seres cre- ados por la cual “Deus agit omnia”14. El orden natural a su vez recibe su estructura de la ley eterna: “una noción breve de la ley eterna, que llevamos impresa en nuestra alma, diré que es aquella en virtud de la cual es justo que todas las cosas estén perfectísimamente ordenadas”15. El orden de la ley eter- na se transforma en imperativo para la criatura humana, “aquella ley de la cual decimos que es la razón suprema de todo, a la cual se debe obedecer siempre, y castiga a los malos con una vida infeliz y miserable y premia a los buenos con una vida bienaventurada”16. ¿Pero cómo introducir la ley del orden en el amor? El orden del amor depende de los bienes que lo atraen. El amor adquiere una forma que se encuentra en relación con el objeto al que se orienta. Para San Agustín todo lo que existe es bueno y por lo tanto amable, pero dentro de una jerarquía17. El hombre puede sentirse atraído por la bondad de los seres, pero para que eso suceda debe conocerla previamente pues “quilibet igitur stu- diosus, quilibet curiosus non amat incognita, etiam cum ardentissimo appetitu instat scire quod nescit”18. El itinerario del conocimiento recorrido por San Agustín en el De libero arbi- trio19parte de la primera certeza que es la existencia y la vida del pensamiento y de allí pasa al análisis de la captación de las cualidades sensibles de los seres materiales como actividad del alma. Instancia que la vincula con la multiplici- dad, la singularidad y la subjetividad de las percepciones que recoge en sí. Luego se extiende hacia el conocimiento de las verdades intelectuales. San Agustín comienza allí por la consideración de las verdades matemáticas, por las relaciones de los números hechas posibles siempre en función de la unidad de la que dependen. Las relaciones matemáticas contienen notas de estabilidad y 11Comenta San Agustín:‘Nulla quippe creatura, quamvis rationalis et intellectualis, a seipsa illuminatur, sed par- ticipatione sempiternae veritatis accenditur.’Enarrationes In Psalmos 118, XXIII, 1 12De Civitate Dei,XIII, 9, 10 13SANAGUSTÍN,De natura boni, III. “…a quo omnis ordo, seu magnus, seu parvus”… “haec ergo tria, modus, species, ordo, tamquam generalia bona sunt in rebus a Deo factis, sive in espiritu, sive in corpore.“ 14SANAGUSTÍN,De ordine,II, 7, 21 15SANAGUSTÍN,De libero arbitrio,I, 6, 15 “breviter aeternae legis notionem, quae impressa nobis est, quantum valeo verbis explicem, et est qua iustum est ut omnia sint ordinatissima.“ 16De libero arbitrio,I, 6, 15 “illa lex quae summa ratio nominatur, cui semper obtemperandum est, et per quam mali miseram, boni beatam vitam merentur.“ 17Cf. SANAGUSTÍN,De Trinitate,VIII, 3,4 18De Trinitate, X, 2, 4 19Cf. De libero arbitrio, II, cap. 3 a 17 25 Mosto san agustín:Maquetación 1 03/01/2012 11:09 Página 194 194 MARISAMOSTO universalidad de las cuales la percepción sensible carece. Estas notas volvemos a encontrarlas en la verdad que el hombre aspira hallar en la sabiduría en gene- ral y en ella su dicha. San Agustín en su itinerario del saber entonces, nos sitúa frente a dos tipos de realidades, las sensibles: múltiples, relativas a la percepción del sujeto, corruptibles y transformables; las verdades inteligibles propias de la sabiduría, relativas a la razón humana: universales, incorruptibles, eternas. Estas dos dimensiones con las que entra en contacto el alma se articulan jerárquicamen- te, unas por debajo de la razón, otras por sobre la razón. Las cualidades de la verdad, eternidad, universalidad, objetividad, son superiores a la razón huma- na y testimonian para San Agustín, la presencia de Dios en la misma verdad. El recorrido cognoscitivo del alma nos revela las distintas instancias ontológi- cas de lo real. No son sin embargo instancias que carezcan de cierta vinculación. La belle- za que a menudo podemos admirar de los seres sensibles e incluso la belleza de la obra de arte producida por el hombre, dependen del número y por ello de su relación con el orden y remiten entonces a una instancia superior a sí mismas. “Contempla ahora la hermosura de un cuerpo ya formado: son los números ocupando su lugar. Fíjate en la hermosura de un cuerpo que se mueve: son los números obrando en el tiempo. Llégate al arte (…) no hay más que números”20. Aquella instancia superior es la fuente viva del orden: “Remóntate ahora por encima del alma del artífice hasta dar la vista al núme- ro sempiterno; entonces el brillo de la sabiduría llegará a ti, partiendo de su misma sede interior y del fondo del santuario de la verdad”21. El peligro con- siste en perderse en las huellas y no subir hasta su fuente: “Vae qui derelinquunt te ducem, et oberrant in vestigiis tuis, qui nutus tuos pro te amant, et obliviscuntur quid innuas, o sauvissima lux purgatae mentis sapientia!”22La dimensión de la percepción estética entonces, es ambivalente en sus implicancias éticas: puede distraernos y confundirnos en la búsqueda de nuestro lugar propio o a la inversa, si la cap- tamos en su profundidad ontológica, es capaz de ser conducente a lo divino23. San Agustín propone un movimiento de las almas que es paralelo al orden del ser al que se accede en el itinerario del conocer. El hombre no debe per- manecer en la dispersión de la multiplicidad y la variabilidad de los entes mate- riales, sino recogerse en la interioridad donde habita la verdad y en sus cuali- dades divinas reconocer la presencia del mismo Dios. “Nolli foras ire, in te ipsum redi; in interiore homine habitat veritas; et si team natura mutabilis invenires, trascende et te ipsum. (…) Illuc ergo tende, unde ipsum lumen rationis accenditur”24. No debe des- parramarse en la distentiosino recogerse en la estabilidad interior, en la intentio25, 20De libero arbitrio, II, 16, 42 “Inspicie iam pulchritudinem formati corporis, numeri tenentur in loco. Inspicie pul- chritudinem mobilitatis in corpore; numeri versantur in tempore. Intra ad artem (…) vivit in ea tamen numerus.” 21De libero arbitrio, II, 16, 42 “Trascende ergo et animum artificis, ut numerum sempiternum videas; iam tibi sapien- te de ipsa interiore sede fulgebit, et de ipso secretario veritatis”… 22De libero arbitrio,II, 16, 43 23“Ordo est quem si tenuerimus in vita perducit ad Deum”De ordine,I, 9, 27; De vera religione, XXXII; Cf.REY ALTUNA, LUIS,“Implicaciones éticas de la estética agustiniana”, en Augustinus,1988, (XXXIII), Madrid, pp. 297-305 24SANAGUSTÍN,De vera religione, XXXIX, 72 25 Mosto san agustín:Maquetación 1 03/01/2012 11:09 Página 195 SANAGUSTÍN: LALUZDELALEYYELBIENDELHOMBRE 195 lugar en el que el alma encuentra por sobre sí el origen de toda verdad con- templada, en la Verdad misma, de toda belleza que extasía en la Belleza misma, de toda unidad que sosiega en la Unidad misma y de todo bien del que goza en el Bien mismo. Sostiene Gilson: “Cést que, dans toute notre humaine experíence, la vérité, à laquelle se joignent spontanément les autres trascendentaux, comme l’un ou le bien, ou le beau, est le signe le plus certain de l’existance d’un inmuable, d’un eternel el d’un éternellement identique à soi-mesme”26.Es a Dios a quien encuentra, que se ha reve- lado a sí mismo como El que Es, fuente de toda estabilidad. La jerarquía del ser, debe reproducirse en los amores del alma. El hombre debe amar más lo que ES más, lo que tiene mayor consistencia ontológica. La multiplicidad y el cambio son un escándalo metafísico a los ojos de San Agustín. El alma debe admitir la jerarquía y orientarse al Bien inmutable que le señala la sabiduría. “Non sumus Deus tuus” advierten las criaturas y nos incitan a buscar lo eterno, “quaere super nos”27. En este itinerario el hombre se juega su destino pues termina asemejándose al objeto de su amor: “…talis est quisque, qualis ejes dilectio est. Terram diligis? Terram eris. Deum diligis? Quid dicam, Deus eris”28. De ahí que sólo debemos ten- der al gozo de lo divino pues “solo Deo fruendum est”29, sólo Dios puede ser amado por sí mismo (frui), mientras que todos los demás seres deben ser tra- tados como instrumentos (uti)en el camino a ese supremo gozo. Si se altera el orden del fruiy del utise pervierte el orden del verdadero amor, obedeciendo a la falsa ley del pecado30. Los seres han de transformarse a nuestra percepción en una especie de puente ontológico, lo cual debe tornar nuestra mirada y nuestra afección soslayante: no podemos descansar en ellos, debemos utilizar- los como escalones de ascensión en el camino a Dios. El itinerario del amor ha de ser paralelo al itinerario del conocimiento y este reflejo del orden del ser. El equilibrio de un ser depende de su relación con el centro de gravedad. De ahí que haciendo un paralelo con esta ley de la física y en consonancia con San Agustín, sostenga Edith Stein: “En la cúspide de este reino está Dios que sobrepuja infinitamente todo lo espiritual y a todos los espíritus. A Él no puede subir un espíritu creado más que levantándose sobre sí mismo. Más por cuanto Dios da el ser y lo conserva a todos los seres, es Dios el fundamento que a todos los sustenta. El que sube hasta Él, desciende al mismo tiempo hasta su más seguro centro de gravedad”31. Podemos reconocer aquí entonces una correspondencia entre las fuerzas físicas que permiten el equilibrio de la naturaleza y el equilibrio espiritual del orden en el amor. Ambas coinciden en realizar el orden mismo del ser. Más que una relación de isomorfismo simbólico 25Confessiones, XI, 29, 39 26GILSON, ÉTIENNE, Introduction a L’étude de Saint Agustin,J. Vrin, París, 1969, p. 27 27Confessiones,X, 6, 9 28 SANAGUSTÍN,In episolam Johannis ad Parthos, II, 2, 14 29SANAGUSTÍN,De doctrina christiana, I, 7,7 30“Omnis itaque humana perversio est quod etiam vitium vocatur, fruendis uti velle atque utendis frui. Et rursum omnis ordinatio, quae virtus etiam nominatur”. De div. quaest. 83, 30 Citado por CAPÁNAGA Victorino, en “Interpretación agustiniana del amor. Eros y Ágape”, en Augustinus,1973, (XVIII), Madrid, pp. 213-278. 31STEIN, EDITH,La ciencia de la Cruz,trad. de los PP. Carmelitas del Carmelo de Begoña, Dinor, San Sebastián, 1959, p. 209. Es interesante subrayar que San Agustín piensa antes de Newton y Edith Stein después y ambos usan imágenes similares. 25 Mosto san agustín:Maquetación 1 03/01/2012 11:09 Página 196 196 MARISAMOSTO entre ambas instancias, podríamos aventurar que la instancia espiritual es el modelo ontológico fundante de todo el orden del ser que espejea en las rela- ciones físicas. Así como a mayor masa, mayor atracción de los cuerpos, del mismo modo a mayor densidad otológica mayor atracción del amor del alma. “La Ley que obliga es al mismo tiempo el Bien que atrae”, sostiene comen- tando a San Agustín Juan Pegueroles32. Y esto sucede más allá de la libertad del hombre que se moverá hacia la fuente del Ser hasta que pueda encontrar en ella su equilibrio. “¡Cómo ardía, Dios mío, cómo ardía en deseos de remontar el vuelo de las cosas terrenas hacia ti, sin que yo supiera lo que entonces tú obrabas en mí!”33. El conocimiento del orden es mediador entre el ser y el ineludible deber ser del amor humano. 3. La virtud y el orden: “Dame entendimiento y escrudiñaré tu ley y la guardaré con todo mi corazón” Sal 118, 3434 “¿Quién negará que se deba apartar al alma de la corrupción e inclinarla hacia la incorrupción, esto es, que no se debe amar la corrupción sino la inco- rrupción?”35 El conocimiento impulsado por la fe, que no hemos mencionado hasta ahora pero que ocupa un lugar central en el pensamiento de San Agustín36, ejerce en el hombre una tarea de purificación. La iluminación del conocimien- to ayuda a la purificación del corazón. La fe y el saber al que nos abre, nos impulsa a la humildad, a la recta consideración de la propia valía, virtud que es en sí misma podríamos decir, una toma de postura ontológica. El lugar afecti- vo desde donde nos relacionamos con el Ser. La ética agustiniana es radicalmente una ética de la vida buena. En general los distintos sistemas de la ética hoy en día prestan atención cada vez en mayor medida, a los actos del hombre y a los procedimientos para la formulación de las normas de convivencia. San Agustín como pocos pensadores, ha conside- rado los actos en su raíz antropológica. La orientación de los actos depende de la buena disposición de las facultades y esta a su vez del orden del amor. Se podría afirmar que el objeto de la ética agustiniana alcanza tres niveles de pro- fundidad que son a su vez tres niveles de progresiva unificación. La esponta- neidad del acto bueno (quod vis fac37) depende de una operatividad bien orien- tada de la naturaleza que es consecuencia a su vez del orden del amor, fuerza que impulsa todo el dinamismo. 32PEGUEROLES, JUAN, “El orden en el amor”, p. 228. 33Confessiones,III, 4, 8 “Quomodo ardebam, Deus meus, quomodo ardeban a terrenis ad te, et nesciebam quid age- res mecum!”. 34Comenta San Agustín: “Cum enim quisque legem scrutatus fuerit, et ad eius alta perveniret, in quipus tota pen- det; profecto debet Deum diligere es toto corde, ex tota anima, ex tota mente; et proximum suum tanquam seipsum.” Enarrationes In Psalmos118,XVIII, 11, 5 35De Libero arbitrio, II, X, 29 “Item a corruptione avertendum animum, atque ad incorruptionem convertendum esse, id est non corruptionem, sed incorruptionem diligendam esse quis negat?” 36 Cf. GILSON, Introduction a l’étude de Sain Augustin, cap I-II. 37 In epistolam Johannis ad Parthos, X, VII, cap. 8. 125 Mosto san agustin:Maquetación 1 20/12/2011 10 :24 Pág~.g7 Sw A<;t:STIN: I.A 1.I'y. IlE 1..,1,1'.\ \' I-:J. mr." DFJ, IlmIBIU, 197 La virtud entonces e en primer lugar orden en el amor: "La beUeza del cuer po, bien creado por Dios, pero temporal, infinito)' carnal, e mal amada cuan do su amor se antepone al de Dio, bien eterno, interno y sempiterno ..- \sí, cuando un avaro ama el oro abandonruldo la justicia, el pecado no es del oro, sino del hombre, Y a í se ha toda CL;atura, pues, siendo buena, puede ser amada bien)' mal. Es amada bien cuando se guarda el orden, y mal cuando se perturba, He expresado brevemente esta idea en tUl elogio del Cirio: 'Estas cosas son luyas y son buenas porque tú, que eres bueno, las creaste, [ ada nuestro hay en ellos SU10 n\testro pecado, al amar en tu Jugar lo creado por ti, invirtiendo el orden.' El Creador, si es verdaderamente amado, es decir, si es amado Él, no Otrll cosa en su lugar, no puede ser runado mal. El amor, que hace que se ame bien lo que debe amarse, debe ser amado también con orden, y así existirá en nos otros la virtud, que [rae consigo el vivir bien. Por e o me parece que la defini ción más breve y acertada de virtud es esta: la virrud es el orden en el amor. ,\ esre renor, la esposa de Crisro, la Ciudad de Dios, canta en el Cantar de los Cantares: ordmad m llIí /0 caridad"', El orden afectivo en segundo lugar, posibilita el orden del dinamismo huma no en la buena orientación de las faculrades: "Verdad es que también en esm vida la virtud no es otra cosa que, mar aqueUo que se debe 3Jllar. Elegirlo e prudencia; no separaJ:se de ello a pesar de las molestias es fortaleza; a pesar de los incentivo , es templanza; a pesar de la oberbia, es justicia." Las virtudes son formas de un amor ordenado que se ha hecho estable, Y finalmente en ter cer lugar, de estas dos instancias depende la bondad de los actos: H(., ,) Jlce Jacü",/ bOJ/OS ve/ma/os ,,,ores, IlIsi bO!li //CllIIa/i amorcl''', El germen de esta idea estaba ya contenido a nue tro parecer en la noción de e/bos de la cuhura griega, Obsérvese la siglúen te a ftrmación de Zenon el estoico: "El e/hos es la fuen te de la vida de la que manan lo actos singulares"·', O la sigtúente de Aristóteles: "Es preciso en consecuencia, preparar de algún modo el e/hos haciéndolo familiar con la \rirtud y enseñándole a amar lo beUo ya aborrecer lo vergonzoso"", Nótese el movimiento de conversión-I\versión Il J)G' Cililtlk [)ti, x'v, 22 HJí't (10'11/ ,YJI'P0t7S pllMm/lldo. el DmlJl quidtm fild/U", ,ft:d Icmpomlt. 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AMNliURI".J. f., Ú¡m, Barcelona, Allaya,f 994, p, 21 " 1\IlISIÚIl-:LF" I ill. i.:, 117% 8, "Se". lit¡ -ro li~a<; npotincXpx'f.lV mm; óuce".ov 'tÍ'¡<; 6:pe~íi<;, o~tpyov -ro KCX).OV Kdt BOOXepcilVOV -ro CX'toxpév" ce 'IUmbién: ¡>¡ .• 11Úl'., R<''Púb1ica, <lOO' y "S; 472 125 Mosto san agustín:Maquetación 1 20/12/2011 10:25 Pá@~1-98 198 l\f<\ltI$,1 l\lusro que destaca Aristóteles en la ordenación de! e/hos y que será central en la del ordo a11lorls de San Agustín. José Luis ,\xanguren por su parte, señala también en relación a :\xistóteles, la triple instancia del objeto de la ética: "Parece haber, pues, uo circulo etboj·· hábitos- aClOS. Así se comprende cómo es preciso resumir las dos vaciantes de la acepción usual de e/hos, la que ve en este 'principio' de lo actos y la que lo concibe como su 'resultado'. Ethos es carácter, acuitado, impreso en el alma por hábito. Pero de orxa parte, el e/hos es también, a través del hábito fuente; pegé de los actos. Esm tensión sin contradicción entre el etbos como kharaktér y el ¡tbos como pegó, definiría el ámbito cancel tual de la idea central de la ética. En efec to de cuanto lIevamo dicho en este parágrafo parece resultar que los tres con· ceptos éticos nmdamentales son el de ithos, e/bOJ o béxis y e! de enérgeia. Según la etimología, el nll1damental, aquel del que deriva el nombre mismo de 'ética' debe er el primero."" El e/hos pRl:ece significar un lugar de ubicación ontológico, una morada afec tiva interior que define su sistema de preferencia desde donde el hombre se relaciona con los seres". Quien vincula de manera explícita al ethos con el otrlo amoris y so tiene a u vez que en este concepto se halla el problema central de la ética es también el autor contemporáneo I\.fax Scheler". Lo interesan te de estas posturas es que la dispersión y la pluralidad de los acto humano, se simplifica organizándose a partir de lUla raíz común que es la ordenación afectiva que sirve de base a la orientación del dinamismo hwna no en su relación con e! mundo. 1\ su vez para San Agustín, el orden afectivo encuentra su unidad armónica cuando se deja arrastrar por la densidad del Ser accesible en cierro modo al conocer precedido por la fe. El bien se identifica aquí con la unidad ), la conquista de la LUlidad ética, de la reconducción de los actos)' la virtudes a su raíz, es equivalente a un acre· )' <S; Olrlll VII, 1344 a; L, kycs, 690 f YS ". Para \Xi Jacg<!r la id"" dd '¡/){)" como armonía t11lre ti olmo )' el cosmos es central ya en la c:nC1 socrática. Plarón)' Ari;itótCk.,:, buscan uarlc.; un nwco lcónco apropia ce do en StL' r''''p<.'C';''05 1iJ000lia:;, Hlideiil. FCI'~, Méjico, 1980, pp. 422 YS " Encontrarnoo una yincula ción en I..:~tos tlutor<..:S probabltmc..l1tc d<"1JCl1Jicntc de noaonl"'S pitngáric\.s, a r[~~to de In arn1onía, ti número y 1n fOf111nción music..11 para In educnción d<:l elhos. PI.\1'Ó~, Rep, -t(.(, y 50$; ,\RISIÚlT:lJ7.$, Politka, J. \/lll; qui%:í.< t1nparmt.1da con Agustín)' su intcrpn:Clcón ucl nlurer" de la bdiL'za quo nO$ atr.lC, lo yirlUU .le la armonía y Su capacidad de conducencia n Jo Ctcmll ce 0, ¡¡""ro ",i,i/tio, 11, 22, 8. "AllIM;uRI"',Jml', 1>':1$. r".¡itu, Almya, Barcclnna, 1<)95, l' 22 "Consitlé":c"e el inrc"". .. ntc ComclllllrÍO 'Iue «:"lizo 1f cic:k:gger sobrc una afirmoción de I kcidito: '~~ ávílpoln:C¡J &xljlwv. (. .. ) &: sude gmemlmt:nte traducir; 'Su cncicwr, "" pom el hombre su dernonio'. 11.. ... ;[.1 lraducción pic"1l."a a la moderna, pero no al modo gncgu. fit,o~ signilicn cstancia, IUg.'lr de habitar. J.a polabm nomb", el imbilo "bierto m el cual mom el hombre. 1", abierto de su ""mncia deja aporecer a'llIcUo que se aproximo" la allsencia tlcl hombre y, Uq¡ando así se deo""e en su cercanía. 1.1 (,."St.\ncill del hombre continúa y gunru."\ la llegada oc ac.]Udlo a lo cual perteoece d hooIDrc C"n :,u escncia. 'Ial c'S según bs pabbm. de 1k ciclito &xtJlWV, el Dios. El c:licho e'pre.,.", PUL": el hombre habIta, en cuanto es hombr<; t11 la cl'rmnÍü dd Dios ( .. ) ~ílo<; ávílpw7tql &xlJl"'"' c:lice el propio (l"cielito: 'la <.:stancia -scgura-~ para el hombre lo abierto para la presencia del Dios -\0 ln-st:surc)-(=dL'$cOITI. .1 Ilal pcligr()l;o-e'Xlnulo)'" I [( \1 DI':<;G 1, R, 1\llInlt<, G/rla 101m "/;III/I'I1Ii""o. Bu~"o, \irl"', 1' :dicionc" dd SO, 1988, pp. 109-110; 11 2 1l abría aquí un parmrescn tIltre el el/"" )' una 11.1{lIra! a¡x:rrum del hombre a lo cllvinu. ~ScIlI!IJ'I\. 1\1 IX, MI"r/t) Jttpenil<lI';tI. Urrlo "lHorir, Rl~1sm de Occidente, ¡\ladrid, 193-+, pp. 107·8. "1.lamo " C$tc si>tcm" el (///(lf de ""te $ujcto. Pcro el núdw rrlfu< rundllmenml de ""te <¡/JO,f"" la orden.,· ción del amOr r del 000," 25 Mosto san agustín:Maquetación 1 03/01/2012 11:09 Página 199 SANAGUSTÍN: LALUZDELALEYYELBIENDELHOMBRE 199 centamiento en la adecuación con el orden del ser que repercute en todas las instancias vitales45. Pero el afincamiento de la virtud es siempre precario en esta vida: “la virtud es la caridad con que se ama aquello que se debe amar. Esta es mayor en unos, menor en otros, nula en algunos, y en ninguno es tan perfecta que no sea sus- ceptible de aumento mientras se viva en este mundo”46. 4. Unidad “De tu amor, YHWH, está llena la tierra, Enséñame tus preceptos” Sal 118, 6447 El bien del hombre se relaciona entonces con la unidad que hace posible un amor ordenado en relación a su centro de gravedad. Podríamos señalar una correspondencia entre el bien, el orden, la unidad, el equilibrio, la serenidad y la paz: “Y como en la virtud me agradaba el sosiego, y en el vicio me disgus- taba la discordia, advertía yo en aquella una cierta unidad y en este una cierta división, pareciéndome residir en esta unidad el alma racional y la esencia de la verdad y del sumo bien, y en la división, no sé qué sustancia de vida irracional y la naturaleza del sumo mal”48.La experiencia del bien como orden, unidad y paz se verifica en distintas instancias. La unidad interior alcanzada por el ordoamoris,irradia por ejemplo, en la uni- dad de la familia y de la sociedad, entendidas estas como unión de los corazo- nes o concordia, conservando allí también una cierta jerarquía: “Así, la paz del cuerpo es la ordenada complexión de sus partes; y la del alma irracional, la ordenada calma de sus apetencias. La paz del alma racional es la ordenada armonía entre el conocimiento y la acción, y la paz del cuerpo y del alma, la vida bien ordenada y la salud del animal. La paz entre el hombre mortal y Dios es la obediencia ordenada por la fe bajo la ley eterna. La paz de los hombres entre sí, su ordenada concordia. La paz de la casa es la ordenada concordia entre los que mandan y los que obedecen en ella, y la paz de la ciudad es la ordenada concordia entre los ciudadanos que gobiernan y los gobernados. La paz de la ciudad celestial es la unión ordenadísima y concordísima para gozar de Dios y a la vez en Dios. Y la paz de todas las cosas, la tranquilidad del orden. 45Comenta acerca de la raíz interior de la virtud Luigi Bogliolo: “Non si può far partire l’imperativo mora- le dall’ esterno, ma dall’interno del soggetto, in modo da rispondere alle istanze di fondazione dei valori interpersonali e sociali che dal soggetto inmediatamente scaturiscono. Solo così la legge morale vine a identificarse con la legge dell’ amore e della liberta”. BOGLIOLO, LUIGI, “L’ ‘amor sui’ come fondamento della morale”, en Sapientia, Revista inter- nazionale di filosofia e di teologia, Napoli, Vol.XXVIII, 1975, pp. 262-287. 46SANAGUSTÍN,Epistola167, 15 …“virtus est charitas, qua id quod diligendum est diligitur. Haec in aliis maior, in aliis minor, in aliis nulla est, plenissima vero quae iam non possit augeri, quamdiu hic homo vivit, est in nemine…” 47Comenta San Agustín: “Deus hominum, inmortales mortalium, ideo grenum cecidit in terram, ut mortificatum multum fructum feceret; de ipso fructu secutus adiunxit, Misericordia tua Domine, plena est terra. Et unde hox, nisi cum iustificatur impius? In cuius gratiae scientia ut proficiatur, adiungit, Et iustificationes tuas doce me.” Enarrationes In Psalmos, 118, XVII, 1 48Confessiones IV, 15, 24 “Et cum in virtute pacem amarem, in vitiositate autem odissem discordiam, in illa unita- tem, in ista quandam divisionem notabam, inque illa unitate mens rationalis et natura veritatis ac summi boni mihi esse vedebatur, in ista vero divisione irrationalis vitae nescio quam substantiam et natura summi mali…”
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