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Salud Mental y Derecho. Lecturas desde el feminismo PDF

174 Pages·2020·1.566 MB·Spanish
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SALUD MENTAL Y DERECHO Lecturas desde el feminismo Andrés Rossetti y Natalia Monasterolo (Directorxs), Marina Baldo (Coordinadorx) Marina Baldo - Alberto (Beto) Canseco - Laura Cantore - María Marta Cardozo Chacón - Claudia Elizabeth Cedrón - Romina Lerussi - Sofía Lombardi - Rosa López- Natalia Monasterolo - Maite Rodigou Nocetti - Andrés Rossetti - Silvia Graciela Vivas Índice Presentación. Salud mental: decirlo en clave feminista………………………………….5 Feminismos Políticas (jurídicas) feministas, Romina Lerussi………………………………………………15 Heteropatriarcado, derechos de las mujeres y malestar subjetivo, Maite Rodigou Nocetti………………………………………………………………………………………………23 Violencias Sobre las violencias de género en su relación con la salud mental y los derechos humanos, Claudia Elizabeth Cedrón…………………………………………………………...37 Violencia de género. Una mirada desde la preservación de la salud mental en la intervención institucional, Silvia Graciela Vivas……………………………………………..51 Control Proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo y objeción de conciencia en Argentina, Marina Baldo………………………………………………………………………...67 El aborto en la Argentina actual: breves reflexiones desde lo jurídico, Andrés Rossetti...81 Cuerpxs “Sí, ¡cogemos!”. Reflexiones en torno a Yes, we fuck!, Alberto (Beto) Canseco…………95 Salud mental trans: ¡divino tesoro!, Laura Cantore………………………………………...109 Sangrar también es político. Algunas reflexiones en torno a la menstruación, Natalia Monasterolo………………………………………………………………………………………125 Narrativas poéticas Reflexiones en torno al libro La mujercita vestida de gris. Relato de una subjetividad maltratada, Rosa López…………………………………………………………………………153 Incluime, pero no en ese molde, María Marta Cardozo Chacón………………………….163 No me dictes la respuesta, Sofía Lombardi…………………………………………………..167 Datos biográficos de lxs autorxs…………………….………………………………..169 Presentación Salud mental: decirlo en clave feminista Presentación Salud mental: decirlo en clave feminista ¿Cuáles narrativas puede trazar el feminismo en el campo de la salud mental? Y en la misma vertiente, pero desde la otra orilla: ¿De qué modo conjuga el relato saludmentalista con el multifacético feminismo actual? Son estas las preguntas troncales sobre las que se diseña el relato que otorga cuerpo a este texto. Lxs lectorxs que han transitado la ruta marcada desde el año 20141, acompañando cada tramo de la escritura constitutiva de nuestra construcción2, se encontrarán aquí con el tercer viaje, nuestra más reciente producción colectiva. Pensar en una literatura inscripta en clave colectiva supone mucho más que una poligrafía. Habilitar un texto multifónico en nota colectiva constituye una apuesta de sentido que, por esa razón, por esa fundamental razón, implica una postura política. Quizá siempre caeremos en la repetición, pero resulta preciso señalar que, cuando comenzamos a imaginar un espacio de encuentro en el que resultara viable conversar sobre derechos humanos y salud mental, poco presagiábamos lo que ocurriría con eso, el modo en que transformaría nuestras prácticas relacionales, la manera de gestar y echar a rodar el conocimiento, de leer la trama intersubjetiva, de disputar espacios y armar estrategias de resistencia. En aquel momento, cuando el Seminario comenzó a rodar, discurríamos sobre el esquema de accesibilidad de derechos generado tras la segunda posguerra, un esquema montado sobre una aceleración de producciones con repeticiones cada vez más próximas. Nos concentrábamos en la narrativa positivista de nuestro Estado al ratificar primero, constitucionalizar, después, y legislar, luego, en dicho sentido. Comprendíamos la 1 Vale la referencia en tanto el SEMINARIO INTERDISCIPLINARIO DE SALUD MENTAL Y DERECHOS HUMANOS se inició como una suerte de encuentro experimental en el año 2014. Como lo revela esta introducción y podrán comprenderlo lxs lectorxs que se aproximen al resto de nuestros escritos y experiencias públicas (visibilizadas en las diferentes redes sociales con las que contamos), esa coincidencia entre curiosxs continuó marchando y así es como hemos llegado, en el tiempo presente, a nuestra sexta edición. Este es el texto más reciente de una serie conformada por otros dos anteriores en los que se reunieron las producciones literarias de lxs diversxs expositorxs convocadxs a conversar. 2 Desde que la escritura es, para nosotrxs, un modo de construir lazos internos y externos, trasladando la temporalidad de su gesta (siempre con otrxs) a la del vínculo con quien lee e interpreta (siempre hacia otrxs). 5 Presentación Salud mental: decirlo en clave feminista existencia y vigencia de leyes claras y, al enfrentarnos con ello, entendíamos que la salud mental ya no se reducía a la sola inexistencia de una patología psiquiátrica. En ese camino, comenzamos a deshojar los pliegues de aquella narrativa jurídica; acceder a la salud como un derecho humano fundamental suponía tener cubiertas las accesibilidades de los derechos sociales que trazan la circulación humana y, en sintonía con esto, necesariamente asumir que sin alimento, sin abrigo, sin habitación, trabajo y educación, la salud mental devenía una entelequia. Allí es donde emergía, como una revelación sin fisuras, el sentido del postulado antimanicomial enfatizado por toda esa trama regulativa. ¿Cómo admitir la pervivencia de esos agujeros vacíos y oscuros devoradores de la singularidad humana? ¿Cómo justificar las prácticas que los encarnan, frente a un modelo de derechos diseñados desde la interacción social? Pero no nos detuvimos allí, continuamos andando para comprender más, queríamos seguir la ruta que, en el viaje hacia el campo germinal3 de la salud mental, dibujaba un mapa mucho más profundo, complejo e integrado. Fue en ese momento en que avanzamos hacia el cruce con el feminismo que, a decir, verdad, no es uno sino muchos. Y es que si toda lectura y posición feminista impone cuestionar las matrices culturales basadas en la exclusión y la desigualdad; si el feminismo -el que fuere- cuestiona severamente los diseños sociales que sostienen la legibilidad de algunxs cuerpxs a costa de la invisibilidad de otrxs; si es, aún en su lógica diversidad, una teoría y una práctica difícilmente empática con la hegemonía de la individualidad, mas sintónica con los diseños culturales emergentes de esquemas sociales basados en la potencia colectiva, entonces, entendimos que la salud mental es feminista y donde habita el feminismo anida la salud mental. 3 Asumimos a la salud mental como un campo, porque, siguiendo en esto Emiliano Galende (Modernidad y modelos de asistencia en salud mental en Argentina, recuperado de http://www.unla.edu.ar/documentos/institutos/isco/cedops/libro2a26.pdf) y a otrxs mchxs especialistas en la materia, la salud mental debe ser entendida hoy “como situada en un plano de tensiones entre una psiquiatría médica que está agotando sus modelos tradicionales de asistencia y un polo de desarrollo que al codificar como trastornos mentales una cantidad creciente de aconteceres humanos, constituye técnicas de tratamiento para ellos, dando lugar a una demanda creciente de servicios”, al punto de habilitar la progresiva incorporación del vocabulario de las ciencias sociales “especialmente de la política”, al lenguaje de los nuevos especialistas en salud mental. A partir de aquí y de esta necesaria interconexión entre lo médico, lo político y lo social, pensar a la salud mental como campo nos permite asumir que, en ese territorio de fuerzas diversas, todo puede germinar. 6 Presentación Salud mental: decirlo en clave feminista Ese fue el motor de búsqueda para imaginar en nuestro habitual punto de encuentro -el Seminario- la configuración de un espacio intersubjetivo (o una conversa entre varixs) que nos ubicara en línea con aquel cruce, y ese fue el impulso de cada una de las creaciones aquí reunidas. Las narrativas que en este texto se abrazan parten necesariamente de un pensamiento y un posicionamiento feminista y, al hacerlo, recuperan los ejes del paradigma saludmentalista que ha dado forma a todos nuestros encuentros. Pero -y aquí la particularidad- no lo hacen desde la contraposición precisa entre una y otra discursiva, esto es, desde la interpretación sistemática de dos espacios normativos afines (actitud característica de la, o del, exégeta del derecho), sino, mejor, a partir de la materia que les da forma y las congrega; a partir de su esencia4. Si discurrir en términos de salud mental es, desde el modelo que adoptamos5, dialogar marcando una tónica constructivista y comunitaria para reivindicar la diversidad humana y el acceso a la libre circulación como un derecho fundamental, es entonces, al mismo tiempo, narrar la escena en modo feminista. Mal podríamos sostener una proclama afín con tal paradigma si obliterásemos la violencia inscripta en la piel de las mujeres, el poder de muerte –parafraseando a Foucault- lanzado como lengua de fuego sobre las identidades “trans”, el placer sexual de las personas con diversidad funcional, la manera de fluir de lxs cuerpxs históricamente sometidos al control social, el modo de gozar por fuera de la heteronorma, la manera de sentir y de vivir, o de querer estar vivxs, por parte de quienes no se ajustan al mandato de obediencia y sumisión que excede, con creces, la versión liberal del “no dañar a otrxs”. ¿Cómo pensar en salud mental al margen de todo esto? ¿Cómo hacerlo, sino es con esto? ¿Cómo, por los bordes del feminismo? ¿Cómo, sino junto a los feminismos? Un feminismo saludmentalista es un feminismo para todxs. Una salud mental feminista es una salud edificada en genuina sintonía con el modelo de derechos humanos actual. 4 Apelamos a esta expresión sin pretensiones esencialistas, con el objeto de identificar un foco de coincidencia entre ambos universos que supere la mera expresión normativa, aunque, en rigor, no deje de sustentarse en normas. Lo que pretendemos graficar es que la evidente coincidencia entre feminismos y salud mental (desde el esquema que la pensamos) supera la contraposición entre regulaciones afines, en tanto anidan en ese cruce formas de asumir la vida y circular por el mundo decididamente sintónicas. 5 Modelo que como hemos señalado en más de una ocasión es el que adopta nuestro Estado y que, luego de un largo y específico camino normativo (cimentado por un sinnúmero de documentos internacionales de derechos humanos), ha configurado en clave territorial mediante una legislación particular (Ley Nacional de Salud Mental 26.657/2010). Para mayor detalle al respecto se recomienda la lectura de los dos textos anteriores (Salud mental y Derecho. Reflexiones en torno a un nuevo paradigma, CIJS, IFFAP y Espartaco, 2016 y Salud mental y Derecho. Derechos sociales e Intersectorialidad. CIJS, IFFAP, OSM y DH y Espartaco, 2018), específicamente, su introducción. 7 Presentación Salud mental: decirlo en clave feminista Los escritos que a continuación se presentan son versiones de esa fusión. Cada uno reconfigura el espacio desde un relato particular, inaugura el sitio del encuentro entre quien dice y quien lee con una expectativa grupal, aspirando quizá a refundar el momento de la lectura como otro lugar para la militancia porque, después de todo, reflexionar con otrxs también es militar. En el primer tramo (“Feminismos”), se reúnen los artículos escritos por Romina Lerussi y Maite Rodigou Nocetti; en el segundo (“Violencias”), los elaborados por Claudia Elizabeth Cedrón y Silvia Graciela Vivas; el tercero (“Control”) aúna las producciones de Marina Baldo y Andrés Rossetti, en tanto el cuarto (“Cuerpxs”) contiene los escritos de Roberto (Beto) Canseco, Laura Cantore y Natalia Monasterolo; finalmente el quinto (“Narrativas Poéticas”) concentra las creaciones de Rosa Beatriz López, María Marta Cardozo Chacón y Sofía Lombardi. Cada uno de estos tramos guarda un sentido específico con el título que lo denomina. Descubrirán lxs lectorxs la razón de estas agrupaciones. Al comenzar el primer tramo, Romina Lerussi plantea en su artículo “Políticas (jurídicas) feministas” una serie de reflexiones expuestas en clave pedagógica acerca de las políticas feministas, útiles para abordar la labor jurídica en su conjunto. En su escritura, acude a un relato en dos tiempos; tiempos que oscilan entre las relaciones y las batallas. Por su parte, Maite Rodigou Nocetti presenta, en “Heteropatriarcado, derechos de las mujeres y malestar subjetivo”, algunas reflexiones acerca del cambio de paradigma que ha significado considerar la perspectiva feminista y de derechos humanos para pensar la existencia de las mujeres en términos de salud mental. Expone allí una crítica hacia las acciones normativizantes y patologizantes que el discurso y la práctica profesional de la psicología todavía hoy mantienen sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres, con efectos de sufrimiento psíquico y aislamiento social. Desde dicho análisis invita a pensar en la maternidad como una situación que ha sido conflictiva para las mujeres, en tanto aparece todavía como la promesa incumplida de su inclusión en la “felicidad” heteronormativa. En el segundo tramo del recorrido, al discurrir “Sobre las violencias de género en su relación con la salud mental y los derechos humanos”, Claudia Elizabeth Cedrón presenta un análisis multipartito acerca de las violencias de género. En la primera parte 8 Presentación Salud mental: decirlo en clave feminista plantea la relación entre salud mental y derechos humanos a partir de una reflexión sobre dichas violencias, las violencias que impactan en la vida de las mujeres. En la segunda identifica algunos de los logros obtenidos en las últimas décadas en términos legislativos, resaltando lo paradojal de esto en contraposición con la virulencia con que se expresan dichas violencias. Seguidamente, describe ciertas estrategias de abordaje realizadas en el primer nivel de atención de salud en Córdoba ciudad, para postular hacia el final posibles desafíos en vistas de una mayor equidad de géneros. A su turno, Silvia Graciela Vivas plasma en “Violencia de género. Una mirada desde la preservación de la salud mental en la intervención institucional” una reflexión sobre la violencia de género, la salud mental y el abordaje institucional. En línea con esta mirada, desarrolla la noción de violencia de género y la plantea como un problema silenciado históricamente, pues se lo asumía como una cuestión privada, que hoy resulta posible visibilizar públicamente a través de la denuncia. Es precisamente desde ese territorio que analiza las limitaciones de algunas miradas institucionales y las ventajas del abordaje interdisciplinario, rescatando una lectura posible desde la salud mental, no solo a partir de las personas directamente implicadas, sino también desde las intervenciones profesionales. En la largada del tercer tramo, Marina Baldo aborda en su texto “Proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo y objeción de conciencia en Argentina” la tensión surgida durante la discusión parlamentaria del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) 2018, en torno al respeto por la libertad de conciencia y de culto contrapuesta por algunos sectores como forma de alegar a favor de la objeción de conciencia individual e institucional. Frente a estas imposiciones, analiza el derecho de las personas gestantes a decidir sobre el propio cuerpo y el derecho a la salud sexual reproductiva y no reproductiva, como tramos del acceso a la práctica de interrupción voluntaria del embarazo. Por su parte, Andrés Rossetti realiza en “El aborto en la Argentina actual: breves reflexiones desde lo jurídico” un análisis de la situación “jurídica” del aborto en Argentina, teniendo presente la conexión que este campo tiene con otros saberes. En su texto, aborda críticamente las razones que existen para penalizar esta práctica y las 9 Presentación Salud mental: decirlo en clave feminista contradicciones que esto comporta, en algunos casos, con las directivas fijadas desde la Constitución y los tratados de derechos humanos. En “Sí, ¡cogemos!”. Reflexiones en torno a Yes, ¡we fuck!”, al inaugurar la cuarta posta del recorrido, Alberto (Beto) Canseco aprovecha las riquezas del documental Yes, we fuck para comenzar a hablar de temas que difícilmente entran en nuestras conversaciones políticas y teóricas en torno a las personas con diversidad funcional: el sexo. Seguidamente, Laura Cantore persigue evidenciar en “Salud mental trans: ¡divino tesoro!” los graves inconvenientes que tiene una sociedad exclusivamente heteronormada cuando deposita en la comunidad trans la ausencia de salud mental, resaltando que lo patológico anida en la negación de la diversidad sexual que coexiste con la naturaleza humana. A su turno, Natalia Monasterolo, en “Sangrar también es político. Algunas reflexiones en torno a la menstruación”, articula una serie de nociones y lecturas respecto a la menstruación en clave feminista. En dicha embestida recupera las pistas de lo que considera un acto político, uno que permita reivindicar las manifestaciones sangrantes como formas salutíferas de estar en el mundo, no solo para las mujeres, sino para todxs les cuerpxs que fluyen cada vez que se sustraen del mandato procreacional. A partir de allí, retoma algunas nociones del paradigma de salud mental inscripto en clave de derechos humanos, aspirando a relocalizar en ese contexto los puntos centrales de convergencia entre la preservación de la salud mental y la des-sujeción del sangrado menstrual. Finalmente, en la última parada, Rosa Beatriz López retoma en “Reflexiones en torno al libro ‘la mujercita vestida de gris’. Relato de una subjetividad maltratada” los pasos dados por la producción literaria que titula su texto. Transita en ese viaje la historia de Marina, su protagonista, maltratada por los afectos, el Estado, la justicia y la “llamada salud mental”, durante gran parte de su vida. Con notas de Segato y Kusch, se zambulle en el modelo colonizador y su impacto sobre las mujeres para, a modo de reseña, colocarlas en diálogo con el texto comentado. 10

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