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Redalyc.El equívoco llamado a una militancia filosófica de Alain Badiou PDF

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Andamios. Revista de Investigación Social ISSN: 1870-0063 [email protected] Universidad Autónoma de la Ciudad de México México Lazo Briones, Pablo El equívoco llamado a una militancia filosófica de Alain Badiou Andamios. Revista de Investigación Social, vol. 13, núm. 31, mayo-agosto, 2016, pp. 243- 265 Universidad Autónoma de la Ciudad de México Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62846700012 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto E l Equívoco llamado a una militancia a B filosófica dE lain adiou Pablo Lazo Briones* REsumEn. Quiero defender aquí una lectura doble de la propuesta ético-política de Badiou: por una parte, en tanto que su descrip- ción del acontecimiento abre la posibilidad de una resignificación del orden social en su conjunto y de una idea de resistencia polí- tica plausible; por otra parte la derivación de esta resignificación hacia la ética tiende a formalizarse al extremo y, así, a caer en una posición inoperante justo en el medio político y social del que pretendía una renovación. De aquí que su apuesta por una militancia de filósofos acabe por ser equívoca, pues no aclara el papel táctico que tendría dicha militancia. PalaBRas clavE. Acontecimiento, política, resistencia, ética, militancia. t hE Equivocal calling to an a B ’ lain adious PhilosoPhical militancy aBstRact. I want to defend here a double reading of Badiou’s ethical-political proposal: on the one hand, while his descrip- tion of the event opens the possibility of a resignification of the social order as a whole, and of an idea of plausible political resistance; on the other hand the derivation of this resignifica- tion towards ethics tends to formalize itself to the extreme and thus to fall into an inoperative position precisely in the political and social arena in which it pretended a renovation. As a conse- quence, his intending for a militancy of philosophers ends up to *Profesor-investigador en la Universidad Iberoamericana, México. Correo electrónico: [email protected] Volumen 13, número 31, mayo-agosto, 2016, pp. 243-265 Andamios 243 Pablo lazo briones be equivocal, since he does not clarify the tactical role that such a militancy would have. KEy woRds. Event, politics, resistance, ethics, militancy. con Badiou Nuestro entusiasmo por Badiou nace de la revitalización que quiere lograr para la filosofía hoy en día: a pesar del ambiente derrotista que declara su muerte, su superación total o su burlesca caricaturización —las múltiples declaraciones de su muerte, las diatribas contra su inutilidad social, su reducción a incomprensibles metafísicas u onto- teologías—, escribió, entre muchos otros, dos animosos libros sobre la posibilidad de hablar de una resistencia política de orden filosófico, el título de uno es Manifiesto por la Filosofía (1990); el otro es sobre el debate entablado con Slavoj Žižek (Badiou y Žižek, 2011); además de un artículo sobre un debate con Simon Critchley (Badiou, 2009). En ellos defiende incluso un lugar preponderante para una “filosofía para militantes” y una “metapolítica” frente a las versiones abstractas y ob- jetivantes de las propuestas filosófico-políticas de la tradición. Para ello, como “heideggeriano de izquierda”, Badiou sigue la tona- lidad de la narrativa, incluso diríase de la épica, del pensador alemán: aparecemos en un mundo ya configurado, lanzados en su impersona- lidad, en el das Man, caídos de nosotros mismos en la publicidad de lo público, donde las habladurías, las novedades intrascendentes y la am- bigüedad de la decisión existencial imperan, y el decurso fenomenoló- gico de nuestra propia interpretación como existentes puede, o no (he ahí el gran riesgo, la posibilidad del “giro” o peripecia de esta novela), tomar el rumbo de la comprensión, de la apertura del ser-ahí al ser del mundo y retomarse en la forma de una resolución, de un pro-yectarse en las formas de la cura y la pro-cura con otros, asumiendo una res- ponsabilidad radical. Badiou repetirá estos gestos alegóricos: habiendo caído en un mundo de imperio del régimen de las opiniones y de “lo político” que ha pervertido todas las formas de comunidad, podemos, o no, virar hacia el acontecimiento como irrupción y rompimiento del 244 Andamios El Equívoco llamado a una militancia filosófica orden de la situación, y ser fieles, o no, al “vacío de contenido” de un conjunto infinito; éste es el gesto heroico realmente transfigurador, donde aparecen fórmulas como el “animal humano que adviene suje- to”, o el “simplemente mortal” que, dada su fidelidad al acontecimiento y su empeño en seguir la máxima de “¡Continuar!”, adviene el “Inmor- tal” que puede ser. Con ello se logra una “recomposición de todas las opiniones” por la “potencia de las verdades” (Badiou, 2004: 115): un reordenamiento completo del mundo. Su ética entera, como la ontolo- gía de Heidegger, depende del aleccionamiento que aporta esta fábula heroica del pasaje del “animal humano” a la figura del “Inmortal” que puede ser en un trayecto autorresponsable, donde encuentra su ver- dad (la “resolución” heideggeriana): “¿Para quién está ausente la verdad? Para el animal humano como tal, empecinado en la persecución de sus intereses, no hay verdad, sino opiniones por las que se socializa. En cuanto al sujeto —el Inmortal— la verdad no le podría faltar, ya que su constitución depende de ella y sólo de ella, dada como trayecto fiel” (Badiou, 2004: 92). Ahora bien, esto tiene que ver de forma positiva con el momento central para una resistencia política de desmitificación de las opinio- nes, del colapso de su pretendida autoridad (como quería Heidegger respecto a la “autoridad” del prejuicio) y de dislocación del statu quo político que es soportado por esta colección de opiniones. El mismo Badiou habla de un acto de imaginación, de la “ficción” necesaria de la “imagen de mí mismo” que tiene que ver con la re-composición del sujeto en este juego de creer y no creer (2004: 113). Una de las preocu- paciones más recurrentes en Alain Badiou es la pregunta por el alcance del pensamiento filosófico así planteado cuando se trata de su compro- miso con movimientos de inconformidad política, inquiriendo por una clase de resistencia política efectiva, que repercuta en la transformación de las cosas en el medio público en que aparece la insatisfacción. Al hacer esto, pone en juego una vez más la meditación sobre la esencia del quehacer filosófico, y de su legitimidad cuando el reclamo de su intervención en asuntos sociales se hace acuciante. ¿El filósofo se dedica a reflexionar sobre la realidad social a distancia, desde la universalidad de sus meditaciones, o bien se ve obligado a inter- venir en esa realidad social, como parte de ella que es y comprometido Andamios 245 Pablo lazo briones como cualquier otro en la contingencia y particularidad de sus pro- blemas? Badiou se coloca en medio de una alternativa difícil para con- testar a estos problemas: parece que si el filósofo opta por lo primero, asegura una visión formal y precisamente universal de la esencia de lo social, pero de inmediato es acusado de perder contacto con la ur- gencia de respuesta de problemas como la injusticia, la corrupción de las instituciones o la deficiente administración de las políticas públi- cas, lo que el pensador francés llama genéricamente: “lo político”. Si opta por lo segundo, se le acusa de haber traicionado su vocación de universalidad y verdad, para convertirse en una especie de intelectual orgánico que vende sus consejos, como los antiguos sofistas, a quien quiera comprarlos: empresarios, políticos, instituciones “humanistas” que devalúan la especificidad del lenguaje filosófico vulgarizándolo, esto es en gran medida delatado por Badiou como el contubernio del lenguaje ético actual con el estado de cosas, devaluado y tramposo, del medio político y la sociedad de consumo en general. El alcance del pensamiento filosófico cuando se populariza de estos modos, necesariamente se ideologiza o se banaliza, se reduce a unas cuantas fórmulas manejables en un sentido conveniente socialmente, las “citas citables” que se ajustan a una circunstancia y que vemos en películas de Hollywood lo mismo que en el discurso de políticos o empresarios que en su vida han visto un libro de filosofía. En este caso podemos hablar de un impacto pobre de la filosofía en la sociedad, reducido a sus términos más laxos. Derrida llamó “filosofemas” a estas fórmulas de éxito mediático o politizado, en las que queda cancelado aquello que se dice en filosofía, y Badiou, en una terminología que sigue el maoísmo, las tilda de “ideologizaciones abiertas”. Además, para terminar este retrato desalentador del impacto social de la filosofía, un dato contundente para quienes intentamos hacer filosofía, o un “pensamiento gota de plomo” para decirlo con una fór- mula de Nietzsche, es justamente describir el proceso social con el que se ha “bajado socialmente” el pensamiento filosófico de pensadores tan disidentes, como Marx, Sartre o Slavoj Žižek, a sus términos po- pularizados y nada peligrosos, justamente como oferta social de pensa- miento crítico y de disidencia, ajustándose a un lugar dado y previsto por el Estado (como dijeron hace tiempo Adorno, Althusser, Marcuse, 246 Andamios El Equívoco llamado a una militancia filosófica o en el seguimiento contemporáneo de la misma crítica, Slavoj Žižek y Alain Badiou). Es el fenómeno que Marcuse llama “desublimación de lo sublime”: el statu quo de nuestra sociedad capitalista, que tiene la habilidad de tragarse los elementos de peligrosidad (arte subversivo, pensamiento crítico, movimientos de resistencia) y hacerse más fuerte a partir de ellos, por ejemplo, haciendo un fenómeno de venta y cosifi- cando como mercancía con gran éxito social justamente al arte subver- sivo o al pensamiento crítico (el éxito de venta de los libros de Slavoj Žižek en todo el mundo, y de su misma “imagen mediática” como filósofo excéntrico y disidente, que él ha sabido explotar muy bien, son un ejemplo contundente de este fenómeno). Hemos de preguntar, pues: ¿el mismo Badiou escapa a esta absorción al parecer inescapable del medio de consumo de la “filosofía de disidencia”? La cuestión es pensar si se puede hablar de otro impacto de la filo- sofía, un impacto fuerte o denso, donde sus argumentos no se vean reducidos de esta manera a su expresión más manipulable y empobre- cida. Este impacto fuerte de la filosofía, de densidad en el entramado social, nace de un emplazamiento peculiar de quien hace filosofía, de una posición que enfatizando su diferencia en el medio social sin em- bargo no renuncia a él. Aquí parece colocarse la propuesta del autor de Manifiesto por la filosofía. La defensa de la verdad por la que lucha remite de inmediato a una acción apofántica, un deber de declarar la verdad que se conoce, no importando las consecuencias de ello. Desde la perspectiva de la disidencia política, la apófansis así ejercida no se queda en el nivel de juicio enunciativo de la negación o la afirmación, sino que revela un compromiso, un deber declarativo en y contra las condiciones sociales en que aparece. Decir la verdad, revelarla, en el acto de denuncia: ésta es la orientación primaria para un pensamiento de la inconformidad social como procedimiento de verdad (Badiou, 2005: cap. 7), pero el problema es cómo decir la verdad, habida cuenta de una historia de milenios en la que pueden contarse por decenas las muertes y persecuciones, los exilios y las desapariciones, de aquellos que se han atrevido a seguir la vocación filosófica del deber de denun- cia, del deber de decir la verdad. En este sentido, Badiou nos hablará de “valentía” como rasgo de la invención de una filosofía al crear una “separación normativa” definitiva en el medio social: “La filosofía es el Andamios 247 Pablo lazo briones acto de reorganizar todos los experimentos teóricos y prácticos al pro- poner una gran división normativa, que invierte un orden intelectual establecido y promueve nuevos valores más allá de los comúnmente aceptados” (Badiou, 2012: 13). La denuncia apofántica y el reordenamiento de lo social debidos a la acción de la filosofía, entendida de este modo, en primer lugar implica para Badiou evitar la figura debilitada de la filosofía política restringida a su lugar en el “conflicto de las facultades” de las univer- sidades actuales, donde se restringe a analizar, comparar y evaluar las formas de gobierno, la legitimidad de las instituciones políticas y las ideas básicas de gobernabilidad, justicia, participación política, etcé- tera, desde una mirada a distancia, como mero juego de malabarismo intelectual sin repercusión social alguna, de modo históricamente in- suficiente. Pero también, en segundo lugar, se distancia de la posición del marxismo ortodoxo en el que la realidad social debía ajustarse a los ideales de la teoría, tomándolos como su único fin, como su parámetro único. Frente a estas posturas, Badiou defiende que la filosofía profesional académica no debe, pero tampoco puede, dedicarse desde sí misma a dar indicaciones de acción para la disidencia o militancia de resisten- cia política, pero sí de forma escalonada, por medio de lo que puede llamarse “lenguaje mediador” o de “composibilidad” con los actores sociales. Así, una preocupación legítima del filósofo profesional puede ser (y en ciertas circunstancias sociales de injusticia debe ser) la ge- neración y el desarrollo de un “lenguaje de mediación social”. Pensar sus estrategias comunicativas, su alcance, sus condiciones sociales de posibilidad y su finalidad, mediando entre la idea abstracta de sociedad y vida política, y las condiciones concretas en que se presentan los mo- vimientos de resistencia. Decir que la filosofía, en este caso, es un “lenguaje mediador” quiere decir que no es un lenguaje inmediato, un aleccionamiento del filósofo que desde su pretendida altura supracultural iría de barricada en ba- rricada con la solución definitiva del problema de insatisfacción que dio pie a la disidencia, dando indicaciones estratégicas de ataque y contrataque al Estado. Para evitar este lugar equivocado hay que insis- tir en una articulación mediadora de la filosofía con los movimientos 248 Andamios El Equívoco llamado a una militancia filosófica de resistencia política. Para Badiou la filosofía, aun la de corte mar- xista-maoista, no debe seguir la idea de Lenin: decir a las masas qué deben hacer. La filosofía no debe ser programática en el sentido de proveer a los trabajadores y militantes de órdenes y tácticas, esto es, su papel no es prescriptivo en el medio de la insatisfacción política. Su idea se centra en defender que la filosofía es incapaz de generar eventos o verdades por sí misma, sino sólo en articulación con cuatro aconteci- mientos sociales que la anteceden y la prefiguran: política, arte, ciencia y amor. Su orientación materialista deriva en la propuesta de construir un “espacio de composibilidad” con estos eventos del tiempo histórico en los que incide la reflexión filosófica. La filosofía no es madre de la política (o de las ciencias, del arte o del evento erótico), de hecho es al revés. En esto Badiou coincide con Hegel: la filosofía es reflexión nocturna, entra en acción cuando el búho ha emprendido el vuelo después de ocurrida la historia, pero con Badiou, a diferencia de Hegel, hablamos de una contingencia in- manentista radical. Es por esto que, en lo que toca a la disidencia política, Badiou propone que la filosofía debe generar una nueva figura simbólica de orientación entre la vieja imagen del guerrero —indepen- diente, autónomo y aristocrático, en el plano de la trascendencia— y el soldado —dependiente de su unidad con todos los demás, demo- crático y anónimo—. Ni uno ni otro dan cuenta, dice desde la teoría de conjuntos, de la necesidad de generar un subconjunto sin nombre de verdadera transformación de las cosas, ambos pertenecen a conjuntos de denominación conocida y por lo tanto dominada políticamente. ¿Cuál es entonces el lugar de encuentro de la filosofía y la resistencia política? Para Badiou ya no es prioritariamente la fábrica, donde los tra- bajadores tienen que ver directamente con la producción (es a Gramsci a quien corrige en este momento), sino la multiplicidad de ligas y las relaciones sociales donde pueda caber la creación de un subconjunto sin nombre, un subconjunto de “ficción simbólica” que dé lugar a una figura entre el guerrero y el soldado. Esta nueva figura sin denomina- ción, sin nombre, es lo que será piedra de toque para la recomposición del campo político-social en su conjunto, que requiere de una nueva “gran creencia” renovadora: Andamios 249 Pablo lazo briones Pienso que el problema más complejo de nuestra época es el problema de una nueva ficción […] El problema es la falta de una gran ficción que sea el soporte de una gran creencia […] El punto es encontrar otra disposición entre las masas, las clases, los partidos; otra composición del campo político, ya que una gran ficción es siempre algo como el nombre dado a una recomposición del campo político mismo (Badiou, 2012: 77-78). ¿Desde donde se genera esta nueva ficción? Badiou construye un argumento complejo a mitad de camino de la teoría de conjuntos y de la praxis del nuevo filósofo comprometido con su sociedad. Lo que pretende es implicar la peculiaridad del pensamiento filosófico, su singularidad, con la demostración matemática de que un conjunto está formado por infinitud o multiplicidad de elementos que lo hacen indesignable, y por lo tanto siempre es abierto (la pretensión de ce- rrarlo constituye una primera violencia que delata). El término clave y mediador entre una cosa y otra es el acontecimiento. Entendido como ruptura radical de un orden, como introducción de una nueva forma de ser no predecible, y como evanescencia de su propia aparición, el acontecimiento será el punto arquimédico entre la peculiaridad del pensamiento del filósofo, la demostración matemática y la acción so- cial. Badiou nos da así una lección sobre el carácter único del acon- tecimiento, sobre su índole “evanescente”, que sólo se puede rastrear por su huella o “nombre”, y que es imposible de predecir o calcular en el estado de la situación (Badiou, 1999b: cap. I). Esta categoría in-ca- tegorizable del pensamiento de Badiou puede ser entendida justo en el sentido de una resistencia intersticial: como inatrapable en el orden de lo óntico, no calculable ni determinable, pero duradera en el sentido de la marca que ha dejado en la situación, rompiéndola y dotándola de un nuevo sentido (resemantizándola). Entonces hablamos de una memo- ria activa del acontecimiento que se expresa en la forma de resistencia, pero no se trata de una “memoria cíclica” que regresa siempre a sus mismo términos y es por lo tanto pobre tácticamente, sino de una me- moria imaginativa-creativa que reinventa el sentido de lo que queda como gesto evanescente, y da pie a una “resistencia intersticial” que 250 Andamios El Equívoco llamado a una militancia filosófica incide en el imaginario cultural de forma duradera y es en términos tácticos mucho más efectiva.1 Desde esta perspectiva, hay un parecido de familia más que coin- cidental entre las fórmulas “desterritorialización de un territorio” de Deleuze, “dislocación de un sistema logofocéntrico” de Derrida y “dis- función o reversión del régimen de lo Uno” de Badiou. Si bien no son equivalentes, si bien existen diferencias insoslayables e importantes en los trasfondos que soportan tales apuestas, las tres fórmulas inten- tan combatir una sola cosa: el estado de cosas homogeneizante y fic- ticio donde impera un abuso de poder. Además, las tres se proponen como rompimientos violentos de ese estado de cosas, rompimientos que son evanescentes, contingentes, siempre diferidos en espacio y tiempo, pero con la fuerza suficiente para trastornar hasta su núcleo más íntimo la serie de relaciones que compone el tejido del estado de cosas que intervienen (y esto en el doble significado que puede tener la palabra para el psicoanálisis y para el arte contemporáneo). La resistencia intersticial, pienso, se puede nutrir de estas distintas aristas teóricas y, como en un caleidoscopio, tornar de color bajo la luz cambiante del mismo prisma de estas propuestas disidentes. contRa Badiou Sin embargo, no hay que olvidar que la apuesta por la clase de “ficción” propuesta por Badiou, hecha posible por el acontecimiento, en cuanto deriva hacia la ética y la política, se trata de una fábula de tonos épicos, de una narración épica. Narración que termina radicalizándose hasta plantearse como una ética rigurosa, con postulados inexpugnables y de una demanda inesquivable. Esto me parece que es el comienzo del equívoco de la propuesta. 1 El juego entre una “resistencia cíclica” y una “resistencia intersticial” lo exploro en Lazo (2012). El lector interesado encontrará ahí la apuesta por una resemantización del imaginario cultural vía la segunda forma de resistencia política, que opera “por entre” las fisuras y los entresijos del poder establecido, el equivalente a la “potencia de los procesos de verdad” de los que habla Badiou. Andamios 251

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quence, his intending for a militancy of philosophers ends up to . tan disidentes, como Marx, Sartre o Slavoj Žižek, a sus términos po- . El término clave y mediador entre una cosa y otra es el acontecimiento. Entendido como ruptura radical de un orden, como introducción de una nueva forma.
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