Psicoperspectivas ISSN: 0717-7798 [email protected] Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Chile Albertín Carbó, Pilar Abriendo puertas y ventanas a una perspectiva psicosocial feminista: Análisis sobre la violencia de género Psicoperspectivas, vol. 16, núm. 2, 2017, pp. 79-90 Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Viña del Mar, Chile Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=171053168008 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto Abriendo puertas y ventanas a una perspectiva psicosocial feminista: Análisis sobre la violencia de género Opening doors and windows to a psychosocial feminist perspective: Analysis about gender violence Pilar Albertín Carbó Universidad de Girona, Girona, España [email protected] Recibido: 18-febrero-2017 Aceptado: 30-junio-2017 RESUMEN En este trabajo se intenta explorar algunas claves en relación al conocimiento y el abordaje de la violencia de género (VG), teniendo en cuenta perspectivas feministas (queer, postcoloniales e interseccionales), desde un espacio disciplinar como es la psicología, concretamente la psicología social. El objetivo del presente análisis será presentar cómo las instituciones y sus intervenciones abordan el fenómeno de la VG, tomando para ello posiciones de la crítica psicosocial de género y feministas (sobre subjetividades y discursos). Los resultados se presentan a partir de la información sobre cuatro aspectos cruciales emergentes de tal análisis: a) el concepto de violencia de género o machista, b) la problematización del binarismo sexo/género en las relaciones de violencia, c) la construcción de identidades víctima-agresor y, d) las prácticas normativas de intervención institucional. Palabras clave: discurso, feminismo, psicología, subjetividades, violencia de género ABSTRACT In this work we try to explore some keys in relation to the knowledge and approach of gender violence (GV) taking into account feminists perspectives (queer, postcolonial and intersectional), from a disciplinary space such as social psychology. The objective of the present analysis will be to present how the institutions and their interventions approach the phenomenon of GV, taking into account positions of the psycho-social critique of gender and feminists (on subjectivities and discourses). The results are presented from the information on four crucial aspects emerging from such analysis: a) the concept of gender violence or sexist, b) the problematization of gender binarism in violence relationships, c) the construction of victim-aggressor identities and d) normative practices of institutional intervention. Keywords: dicourses, feminism, gender violence, psychology, subjectivities Financiamiento: Proyectos de Investigación Fundamental en el Marco del Plan Nacional de I+D+I 2008-2011. Ministerio de Ciencia e Innovación [España]. FEM2011-29149 Cómo citar este artículo: Albertín, P. (2017). Abriendo puertas y ventanas a una perspectiva psicosocial feminista: Análisis sobre la violencia de género. Psicoperspectivas. Individuo y Sociedad, 16(2), 79-90. DOI: 10.5027/psicoperspectivas-vol16-issue2-fulltext-1021 Publicado bajo Licencia Creative Commons Attribution 4.0 International (CC BY 4.0) [ 79 ] Abriendo puertas y ventanas a una perspectiva psicosocial feminista: Análisis sobre la violencia La violencia de género (VG)1 sigue siendo un gran lucha contra la discriminación y acoso sexual problema en la sociedad. Los movimientos feministas han (especialmente en los entornos laborales), a pesar de sido pioneros en su denuncia y en plantear medidas de ello, no introduce cambios transcendentales en los roles, protección, así como en reivindicar los derechos e en el papel de la sociedad y sus instituciones frente a la igualdades de las mujeres. Muchos países han elaborado desigualdad (Platero, 2008). e implementado leyes y normas, principalmente, para garantizar los derechos de las mujeres y sus hijos e hijas. En España, la LO 1/2004 de Medidas de Protección Por ejemplo, en el 2004 el Parlamento de España aprobó Integral contra la VG, se ha centrado exclusivamente en una Ley Orgánica de Medidas de protección contra la la violencia que tiene lugar en las relaciones de pareja, violencia de género. A partir de la promulgación de esta dejando de lado otros ámbitos fundamentales, y se ha ley se puso en práctica, una serie de medidas e acabado concretando, a grandes rasgos, en la mejora a la intervenciones de cuyo cargo se hizo responsable el asistencia a víctimas y el endurecimiento de las penas a Estado, consiguiendo mejoras en la atención al problema, agresores (Laurenzo, 2005). Es cierto que la ley se formula una gran visibilidad y una mayor concienciación del en términos de género, pero la aproximación al mismo en la población (Observatorio contra la Violencia fenómeno y el conjunto de medidas que propone se de Género, 2016). Sin embargo, quedan muchas aristas presentan en función del sexo (Coll-Planas, García- por limar, dado que el fenómeno tiene una gran Romeral, Moreno, & Navarro-Varas, 2008). complejidad por los múltiples aspectos que lo configuran y arraigo social. A partir de estos cambios en el marco socio legal, el termino violencia hacia las mujeres tomará diversas La declaración de la ONU de 1993 sobre la “Eliminación acepciones, pasando de denominarse “violencia de la violencia contra las mujeres” define a ésta como doméstica” (en el seno de la familia, que puede darse de “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo cualquiera de los miembros hacía otro miembro) a femenino que tenga o pueda tener como resultado un “violencia de género” (que indica la que se da en relación daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la al género, y concretamente al género femenino), y mujer”. Después, en la “Conferencia de Beijing” “violencia machista” (aquella que comporta dominio y organizada en 1995 por la ONU es cuando se reconocerá opresión desde una posición machista)3. públicamente que la violencia contra las mujeres constituye una violación de los derechos humanos La intención inicial de la ley al pasar a llamarse violencia asimilable a la tortura que tiene que ser legalmente de género era la de destacar que desplazaba el foco de penalizada por los Estados. En España, el 1983 se crea el atención a la violencia ejercida hacia las mujeres por Instituto de la Mujer, en el momento que las políticas de parte de sus compañeros agresores varones por el hecho igualdad toman una creciente importancia en la agenda de ser mujer (sexo) más mujer (género), y todo lo que ello política (Platero, 2008). significa. Se crearon, en su día, muchos debates en torno a ello, decidiendo, además, no invisibilizar otros tipos de Platero analiza la evolución de los planes de igualdad y violencia que reciben las mujeres por el hecho de ser distingue tres generaciones. En el desarrollo de la primera mujer, como lo son las agresiones sexuales, efectos que y segunda generación, hay una representación se contemplarán en la ley catalana del 2008. homogénea de las mujeres, dirigiéndose exclusivamente a la mujer, nombrada en singular, como único grupo al La ley en Cataluña 5/2008 del derecho de las mujeres a que van dirigidas estas políticas. Las destinatarias de estas erradicar la violencia machista, establece los mecanismos generaciones son mujeres heterosexuales representadas para contribuir a la erradicación de la violencia machista como un grupo homogéneo compuesto principalmente que sufren las mujeres. En este sentido, esta ley por madres y esposas. Es en la tercera generación cuando autonómica catalana da un paso más allá a la ley LO se concibe un concepto más plural de las mujeres2. 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la VG estatal. Al igual que reconoce que el sistema social es el La Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de que sostiene y legitima el uso de la violencia estructural mujeres y hombres, promovida por la tercera generación, obstáculo para la autonomía y la libertad de las mujeres, permite implementar la directiva europea en empleo, esta ley concibe la violencia bajo diferentes 1 Utilizaremos violencia de género porque se analiza el fenómeno desde el III Plan de Acción Positiva para las Mujeres de Euskadi (1999) el tratamiento que se da en las instituciones, a pesar de que (acciones contra la lesbofobia) y el V Plan de Acción y Desarrollo de las entendemos que se trata de una violencia machista, es decir, que ambos Políticas de las Mujeres de Cataluña (2005-2007) (inclusión de mujeres términos se consideran equivalentes para denominar a esta violencia. gitanas, mayores, lesbianas, migrantes). 2 En esta tercera generación destacan como pioneros el III Plan Canario 3 La ley en Cataluña 5/2008 del derecho de las mujeres a erradicar la de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres (2003-2006), violencia machista. Departament d´acción social i Ciutadania (2008). [ 80 ] P. Albertín Carbó manifestaciones, la mayoría de las veces de manera diferencias, siendo predominantemente una psicología simultánea -violencia física, violencia psicológica, de y para mujeres blancas, heterosexuales y de clase violencia económica, violencia sexual-, y en una variedad media-alta. Tal como apunta Dauder (2003) con su de ámbitos diferentes, tanto en el espacio público como estudio sobre psicólogas feministas, aquellas que son en el privado en el que se producen: de pareja, familiar, lesbianas, negras, no-occidentales o con algún tipo de laboral, social y comunitario. Además de la asistencia discapacidad y que además quieran dedicarse al estudio jurídica, desarrolla en entidades locales-autonómicas sobre los grupos que representan se han encontrado en programas de atención psicosocial para facilitar el acceso situaciones de mayor marginalización y exclusión. a la vivienda, garantizar la formación ocupacional de las mujeres y la puesta en marcha de un fondo de garantía Por otro lado, aunque el feminismo de la diferencia ha de pensiones para cubrir el impago de las pensiones cuestionado los estereotipos sexuales y prejuicios de alimentarias y compensatorias cuando haya una género, introduciendo el análisis del poder y la influencia constatación judicial del incumplimiento y conlleve del contexto social (Unger, 1994), ha focalizado en exceso situación de precariedad. Así mismo, las mujeres pueden la idea de trabajar las desigualdades sexo-género en acceder a los recursos sin necesidad de denuncia o función de las “diferencias sexuales”, construyendo acreditación penal de la situación –como ocurre con la sujetos binarios (mujeres u hombres) caracterizados por estatal-. Y cobra gran importancia la prevención en sus componentes de feminidad y masculinidad. ámbitos educativos y en los medios de comunicación. Se trata entonces de tomar algunas medidas desde la El Estado es quien visibiliza, gobierna y protege en psicología feminista que permitan mantener una auto- relación a este problema, haciendo uso de instituciones vigilancia sobre sí misma, un auto-cuestionamiento de como el sistema jurídico-penal, sistema socio sanitario, sus prácticas, una auto-revisión constante para no caer en medios de comunicación y sistema educativo; desplazado el conformismo y en una relación de poder a un segundo plano el componente de agitación y autocomplaciente. Tomaremos por tanto estos transformación social que hace unos años tuvieran las elementos críticos junto con la propuesta de un análisis luchas de los movimientos feministas en contra de las de los discursos sociales hegemónicos y la emergencia de agresiones4. Por otro lado, aunque los medios de subjetividades para explorar el fenómeno de la VG. comunicación “sacan a la luz” el problema de la violencia hacia las mujeres, acaban centrando su atención en Los discursos sociales son lenguaje y práctica social, noticias sobre asesinatos y casos de agresiones brutales, producidos y mantenidos por las instituciones. Generan en los que las mujeres se convierten exclusivamente en valores y efectos de verdad (como diría Michel Foucault, víctimas sin voz, además de producir el efecto de que la 1976) y se inscriben en los cuerpos, construyendo violencia es sólo cosa de algunos y algunas. subjetividades. Por tanto, los discursos entorno a las violencias de género o machistas serán explorados y Con todo ello, el objetivo del presente análisis será tomados como marcos de gobernabilidad sobre el presentar cómo las instituciones y sus intervenciones fenómeno. abordan el fenómeno de la VG, tomando para ello posiciones e instrumentos de la crítica psicosocial de Para explicar más detalladamente este hecho nos género y feministas (sobre subjetividades y discursos), servirán las perspectivas de la psicología social feminista. que nos faciliten información sobre cuatro aspectos Tomás Ibáñez (1983) nos explica que la psicología social cruciales: a) el concepto de violencia de género o estudia los procesos de articulación entre lo macrosocial machista, b) la problematización del binarismo y lo microsocial mediados por relaciones de poder sexo/género en las relaciones de violencia, c) la basándose en Foucault. Entendemos por macro: la construcción de identidades víctima-agresor y d) las sociedad, lo estructural, sus instituciones; y por micro las prácticas normativas de intervención institucional. personas, su subjetividad. Ambas instancias no son independientes entre sí, sino que están atravesada por Discursos y subjetividades desde una psicología las mismas líneas de fuerza configuradoras, de manera feminista que en lo micro encontramos parte de la macroestructura En su trayectoria socio-histórica, la psicología feminista social, así como la macroestructura configura lo micro. ha reproducido la exclusión de otras diferentes 4 El espacio reivindicativo que comienzan a desarrollar algunas más o menos autónomo con respecto a las instituciones, llegando a asociaciones a finales de los 70 (por ejemplo las Comisiones Anti- consolidar su posición y su dependencia con relación a las mismas Agresiones), se transformará en los 90 en un espacio de atención o (Marugán, & Vega, 2003) asistencial dirigido a las víctimas (espacio inexistente con anterioridad) [ 81 ] Abriendo puertas y ventanas a una perspectiva psicosocial feminista: Análisis sobre la violencia Denominaremos a esta relación “relación entre poder y problema de algunas culturas, o un problema subjetividad”. Partiremos de la concepción foucaultiana interpersonal, o como resultado de una personalidad, en sobre el poder estratégico (Foucault, 1976), que muestra lugar de abordarlo desde su condición socio histórica como el poder es inmanente a las relaciones sociales y preexistente que crea desigualdades entre sexos/géneros que no proviene de una autoridad jerárquica, sino que es y que es la matriz de las diversas violencias (Osborne, producción de saberes. También nos basaremos en 2001). ¿Podríamos entonces plantearlas como un perspectivas feministas que introducen la idea de un conflicto social donde mujeres, hombres y otras formas orden y estructuración del mundo androcéntrica y sexo/género somos socializados/socializadas y patriarcal. educados/educadas de forma desigual? Siguiendo esta secuencia, puede establecerse la relación García-Dauder, Carmen Romero y Carlos Bargueiras entre un orden imperante y que impregna y se incardina (2005) en “El eje del mal es heterosexual”, afirman que en lo más íntimo de los sujetos: su subjetividad. Margot en nuestras sociedades vigilar el género se utiliza para Pujal (2003) define la subjetividad como: afirmar la heterosexualidad obligatoria y para ejercer el control de nuestros cuerpos. Rubin (en Solà, 2011) al ... un entramado de significados, afectos, hábitos, analizar los sistemas de parentesco para dilucidar el disposiciones, asociaciones, percepciones resultante de origen de la opresión de las mujeres, llega a la conclusión las interacciones del sujeto y de cómo éste las interpreta de que la opresión de la homosexualidad nace del mismo / construye mediante los discursos y deseos… la sistema que determina la dominación de las mujeres. El subjetividad no proviene de una experiencia genuina e sistema de parentesco crea y regula no sólo los géneros individual, es producida mediante el lenguaje y las sino el tipo de sexualidad que debe darse entre ellos: la interacciones sociales significativas (p. 139). heterosexualidad. Se trata de un sistema de parentesco que comporta formas muy concretas de sexualidad Así pues, la subjetividad queda configurada en sus más organizada socialmente. M. José Cala (2011) también nos íntimos deseos, en sus necesidades, en sus decisiones, lo explica cómo vamos construyendo y “actuando” esa que Michael Foucault llama “prácticas de subjetivación” sexualidad (lo que Crawford denominó “doing gender” en o Judit Butler (1997) denomina “mecanismos psíquicos 1995). del poder” por una dimensión auto-vigilante del sujeto, dimensión muy vinculada a procesos afectivos y Este sistema, en el que las sexualidades son “organizadas emocionales. A pesar de ello, las personas pueden socialmente, constituye la matriz socio histórica de encontrar elementos de resistencia y transformación. producción de la violencia, una violencia simbólica o Este trabajo se propone visualizar esos discursos y estructural, una violencia que pasa por el control de las subjetividades hegemónicas y resistentes que fluyen a prácticas, de los cuerpos, de la subjetividad de las través de las instituciones, principalmente en España y personas, normativizando cada momento, cada paso de algunas de Latinoamérica (Chile y Ecuador) (Arensburg, & su historia de vida en función de la distribución de Pujal, 2014; Guarderas, 2014). funciones asignadas al binomio femenino-masculino. Al asumir esas subjetividades normativas de femenino- masculino se pueden actuar comportamientos de Resultados dominación, opresión y violencia, o de sumisión, sufrimiento, según la condición sexual atribuida (hombre Sobre la conceptualización de la violencia de género o o mujer), asumiendo diferentes formas, según los machista contextos donde se producen. La gran mayoría de discursos hegemónicos sobre la violencia han ido dirigidos a las agresiones hacia la mujer Además, el ejercicio de la violencia (las violencias) se en el ámbito de la pareja. Silvia López (2011) comenta puede situar en un continuo, donde existen diferentes como otras formas de violencia han estado invisibilizadas, graduaciones, intensidades, que permiten o no su véase la prostitución forzada, la trata de mujeres, la localización, su reconocimiento y la producción de mutilación de clítoris, los matrimonios forzados, o el malestar en la persona afectada (Albertín, Cubells, & acoso sexual en el entorno laboral5. Calsamiglia, 2009). De esta forma, la violencia ejercida- recibida podemos pensarla en un gradiente continuo en El análisis acerca de las violencias se ha tratado como un el que cada uno de nosotros y nosotras la ejerce o la 5 Ya hemos comentado que la ley del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista, de 2008 lo hace explícito proponiendo medidas para su intervención. [ 82 ] P. Albertín Carbó recibe, en mayor o menor grado, según su contexto de todos y todas en diferentes grados y contextos y según el vida y según algunas variables que vulnerabilizan o sexo-género y otras variables que interaccionan con este. empoderan, especialmente la de sexo/género. Es decir, se despolitiza el problema. Pero este continuo es difícil de apreciar, porque los También comporta una imposibilidad de acción contra la discursos hegemónicos sobre la violencia problematizan violencia durante el proceso, ya que sólo hay fijación en principalmente aquellas manifestaciones en gradiente el resultado final de esta violencia, lo cual no abre el más elevado, tales como la agresividad física y campo a la escucha de situaciones que transitan con comportamientos violentos en extremo. pequeñas dosis de violencia en el día a día que van minando a las personas y cronificando el problema; o bien no se actúa sobre el contexto donde se va produciendo, En los discursos hegemónicos que se manejan sino que se focaliza sobre las personas-individuos que la socialmente sobre la violencia, esta se define en general ejercen o que la reciben atribuyéndoles la causalidad de como algo muy negativo, y además como un “todo o la misma. nada”, invisibilizándose una violencia más sutil, sin considerar diferentes gradientes de un continuo, como La violencia psíquica se convierte en el “caballo de serían los “micromachismos” (Bonino, 2004). batalla” de la psicología, que intenta describirla con minuciosidad pero en muchos casos desligada del En la violencia de género que se da en las relaciones de contexto de producción y de la interacción entre las pareja, por ejemplo, el panorama comienza a partes que la ejercen (predominando un discurso que la complejizarse cuando comienza a tenerse en cuenta la explica por causas de personalidad, o trastornos violencia psicológica y los micromachismos, pues resulta psicopatológicos) (Bosch, Ferrer, & Alzamora, 2006). difícil trazar una línea divisoria clara dentro del gradiente que oscila entre un maltrato físico y una desigualdad o un También es preciso atender al hecho de cómo algunas comportamiento sexista o machista en las relaciones de mujeres violentadas acumulan y proyectan violencia pareja, aunque a efectos de localizar e intervenir, hay que hacia sus hijos (por ejemplo en Casas de Acogida), o poner límite dentro del gradiente, dependiendo del mujeres casadas bajo un sistema de poligamia que sufren contexto social y particular donde se produzca esa violencia y que, a la vez, también ejercen violencia hacia violencia (Marugan, 2012). Por otro lado, como proponen otras mujeres que comparten el esposo), o bien los José Manuel Muñoz y Enrique Echeburúa (2016), es propios hijos/hijas que han recibido violencia, cuando en importante diferenciar modalidades de violencia en la algunos casos la devuelven hacia algún progenitor pareja siendo la violencia coaccional –i no la situacional- (violencia filio-parental), o hacia sus descendientes (ver la que se identifica con violencia de género. Esta violencia Albertín, 2011; Albertín, Dorado, & Mates, 2015). Esto coaccional se compone de un patrón de conducta parece indicar que el daño que ha sido infringido se dirige violenta sistemático, unidireccional, más o menos sutil, hacia los más débiles y que a la vez, somos objeto y continuado y de intensidad creciente (Rodriguez- sujetos de violencia. Carballeira et al., 2005). M. Jesús Izquierdo (2007) lo explica desde una Mientras tanto, los discursos que dominan en los medios perspectiva feminista: de comunicación, son aquellos donde se produce una espectacularización de la violencia, identificándola con ... en una sociedad sexista en que las prácticas sociales daños físicos atroces y con muertes (Marugán, & Vega conducen a la muerte civil de las mujeres dado que no 2002). O en el sistema jurídico penal, donde se hace cuentan, nos guardamos mucho de decir que las imprescindible la demostración de evidencias (pruebas mujeres pueden ser dañinas en sus relaciones. ¿Qué empíricas a través de partes médicos de daños, de pasaría con la división sexual del trabajo si grabaciones telefónicas), con dificultades para que la admitiéramos que gran parte del maltrato en las violencia psicológica pueda ser mostrada y reconocida, relaciones interpersonales va de la mujer a las personas objeto de sus cuidados: las criaturas, los viejos y los así como con un efecto de criminalización-victimización enfermos? Resistirnos a contemplar la posibilidad de de los y las personas implicados/implicadas en actos que las mujeres, además de cuidar pueden causar puntuales de violencia (Albertín et al., 2009). sufrimiento, es un modo de no poner en cuestión la división sexual del trabajo, ni la pretensión de que la Por tanto, todo lo anterior apunta a concebir el problema mejor solución para la atención de las personas como individualizado y particular de las personas dependientes sea desplazando a la mujer, como ama de implicadas, y no como un problema que nos afecta a casa, este tipo de responsabilidades (p. 8). [ 83 ] Abriendo puertas y ventanas a una perspectiva psicosocial feminista: Análisis sobre la violencia En los discursos y prácticas dominantes ha sido escasa la heterosexual contra las mujeres y contra las minorías atención dedicada hacia los hijos e hijas, que también sexuales y de género (trans, lesbianas, gays, bisexuales, sufren esa violencia (Lizana, 2012) o a las personas que intersexuales, otros), contra las personas que escapan al conviven en esos contextos de violencia (tal es el caso género normativo y a la relación obligatoria impuesta manifestado por una mujer que convivía bajo el mismo entre sexo/género/deseo (Arisó, & Mérida, 2010; Solà, techo con su hija maltratada y el esposo de la hija 2011). maltratada). ¿Por qué? La respuesta puede ser, de nuevo, que son ignorados los efectos del y sobre el contexto, así Miriam Solà (2011) considera la cuestión de la como el carácter procesual de la violencia (narrarla como transexualidad como un fenómeno relacionado con el un proceso a través del tiempo y no sólo cómo una poder, el cuestionamiento de las normas sociales de consecuencia final –golpe, amenaza, etc). género binario que nuestra sociedad ha naturalizado e institucionalizado en la modernidad. Para Eunate Cearra Sobre la problematización del binarismo sexo-género (2013), aunque no sea el machismo lo que motiva la En los discursos-prácticas sociales que regulan mayor parte de violencias que se ejercen en las relaciones instituciones y subjetividades predomina el binarismo en lesbianas, sí que en algunos casos la homofobia relación al sexo/género basado en dos polos: hombre- (intolerancia y fobia a la condición LGTBI) es una de las mujer que ignora o rechaza el reconocimiento y los causas de violencia en relaciones lesbianas, expresión de derechos de otros estados intersexuales, lo que Preciado la dominación patriarcal. La otra, es la asunción de los denominaría “sexualidades o identidades múltiples”. modelos machistas de relación y romanticismo dentro de Para Pol Preciado (2002) es necesario y urgente desde un una relación LGTBI. punto de vista político re-pensar el auténtico sentido de la dicotomía sexo-género (presentada Tal como comenta Christine G. Ferrer (2013, p. web): convencionalmente como una relación natural), y entender dicha dicotomía como el resultado de aplicar un En tanto que las lesbianas hemos sido socializadas en conjunto de dispositivos políticos e ideológicos. Sólo una cultura – neoliberal – basada en el modelo de la trascendiendo la dicotomía entre sexo y género se puede heterosexualidad obligatoria, la monogamia, el ideal del articular un discurso y una acción política que rompa con amor romántico y donde el concepto de familia se basa la labor normalizadora y mutiladora de la diferencia en roles jerárquicos, naturalizamos este modelo y, por sexual. tanto, somos susceptibles de reproducirlo. Sin embargo, hay que señalar que, a diferencia de la violencia de los hombres hacia las mujeres donde su violencia viene En algunos discursos feministas se alude a la construcción “avalada” por este sistema heteropatriarcal y donde social del binarismo sexo/género como una tecnología mantienen unos privilegios a nivel personal y a nivel que contribuye a la naturalización de la violencia al colectivo (como parte del grupo dominante), en las sustentar la homogeneización de la masculinidad que se relaciones donde existe maltrato ejercido por lesbianas apoya en creer que todos los hombres están marcados pocas veces se tienen ventajas a nivel estructural, por un mandato biológico-natural de “ser activos, fuertes, aunque sí se obtienen beneficios a nivel individual. impulsivos”, y las mujeres construidas también por un estereotipo complementario “pasivas, sumisas, frágiles”. Existen discursos críticos a la ley española integral 2004 De aquí que se legitime el uso de la violencia como dado que esta ley toma como primordial el sexo de los/las respuesta esencial al “mandato biológico innato” que implicados/implicadas, y no una perspectiva de género, impulsa al hombre a ser agresivo en sus reacciones o pues si fuera así, no tendría el sesgo heterosexista que la acorde con su naturaleza y consecuentemente, legitimar caracteriza, y por tanto, sería una ley que tendría que la autoridad de este sobre la mujer. proteger a las personas en situaciones de subordinación respecto de su pareja independientemente del sexo de La crítica feminista queer ha sido definitiva en este ambos6 (Solà, 2011). cuestionamiento. Nos ofrece un nuevo terreno donde pensar cómo se configuran las identidades y cómo operan Gerard Coll-Planas et al. (2008) también comparten esta las opresiones a las que las personas que incumplen las idea de la ley, dicen que la ley destaca la consideración de normas de género (binarismo) se ven sometidas. Estas las mujeres como víctimas y los hombres como agresores, ideas dan visibilidad a nuevas formas de violencia, pero, mantiene un esquema patriarcal al pensar sólo en aquellas que genera una sociedad regulada por la norma términos heterosexistas o de categorías sexuales: 6 En la Ley catalana el derecho de las mujeres a erradicar la violencia tanto por el sexo sino por el género (incluye a las víctimas que son machista de 2008 se apela al sexo de las víctimas, pero en su definición transexuales femeninas), lo cual es un avance significativo en la nueva del problema y en las medidas que propone para resolverlo no se rige dirección que se propone (Solà, 2011). [ 84 ] P. Albertín Carbó hombre-mujer. Además, estas categorías son construidas víctima o de agresor, descripciones de sus características, como conjuntos estereotipados homogéneos, sin aplicación de técnicas terapéuticas, elaboración de considerar condiciones como la edad, la etnia, la clase programas de seguimiento, soporte psicológico, recursos social, etc. materiales, etc. atribuyendo la causalidad al perfil psicológico y desviando la atención de la matriz o raíz La construcción social del binomio se extiende a agresor estructural de la violencia (Bodelón, 2012). y víctima (como veremos en el apartado siguiente). A partir de la ley se atribuye el uso y el monopolio de la En palabras de M. Jesús Izquierdo (2007): violencia a los hombres (hombre-agresor) y la pasividad a las mujeres (mujer-víctima). En la medida en que se Al denunciar los malos tratos a las mujeres, tienen lugar asigna a las mujeres una posición fija de pasividad, el dos hechos que refuerzan la desigualdad entre los Estado asume el papel activo de protección de éstas — sexos. Por un parte se individualiza el problema por el modo en que se denuncia. En la medida en que se centra pretendidamente desvalidas y no violentas— frente a los en el agresor, se produce la negación de los aspectos hombres violentos. La relación que las mujeres tienen con estructurales de la desigualdad social de las mujeres. la violencia se limita al papel de sufrirla, lo cual las coloca Por la otra, se alimenta la concepción de la mujer como en una posición infantil y, por ello, dependiente de la un ser pasivo y dependiente, necesitado de protección… actuación del Estado. Desde esta lógica, no se trata de Muchas veces, al rechazar con tanta virulencia a los sacar a la mujer de esta posición o, como mínimo, hombres que llevan el maltrato al límite, no se están cuestionarla, sino de castigar al agresor. tomando medidas contra el patriarcado, cuyas bases estructurales quedan intactas, sino contra aquellos Así pues, la problematización del binomio sexo/género, hombres que lo hacen evidente, que son precisamente los que han perdido el poder patriarcal (p. 5). constituye uno de los paradigmas que actualmente está en revisión. Olga Arisó y Rafael Mérida (2010) Es preciso detenernos en esos procesos de categorización refiriéndose a la/las VG a través de los distintos periodos que se hacen servir para atribuir rasgos a los/las sujetos del movimiento feminista, llegan a concluir y a dar un de cada categoría: víctima y agresor. Estos procesos giro, hablando en la actualidad no de la violencia de oscilan entre la esencialización-naturalización, la género, sino de cuál es el género de la violencia, y dicen: socialización y la homogeneización (Cubells, Calsamiglia, & Albertín, 2010a). La esencialización-naturalización ... ya no debiera referirse exclusivamente a la que responde a crear una causa-efecto entre factores padecen las mujeres pues, aunque implícita, la violencia biológicos y/o psicológicos de la persona y la VG. Véase de género de la que trata nos afecta a todas y a todos en tanto que, al nacer, se nos impone una identidad con cuando se comenta: “esa mujer tiene un alto grado de un género que modula y modela nuestro cuerpo dependencia para no abandonar una situación abusiva”, sexuado, una identidad que, aunque ficticia, nos obliga “el agresor necesita realizar una terapia de control de a aprender e interpretar, y a representar, un guion pre- impulsos”. escrito bajo un rol normativo. Una idea que comporta de forma inherente a su enunciado que la violencia de La socialización responde al hecho de que la violencia de género no es solo “cosa de mujeres”, o de aquellas género puede explicarse como producto de creencias personas que intentan construir sus vidas en los religiosas, culturales o grupales, o circunscrita a márgenes de los dictados de una cultura sexual colectivos proclives, faltos de ciertas habilidades o hegemónica, sino que afecta a todos los seres humanos con relación al contrato social que nos hemos otorgado vulnerables por cuestiones de socialización/origen, o (p. 128). incluso con un bajo nivel formativo o adquisitivo. Expresiones como: “es frecuente que ese tipo de Sobre la construcción de la víctima y el agresor hombres beban y peguen a las mujeres cuando llegan a En este apartado se problematizan las categorías creadas casa” o “las mujeres de esa cultura son muy liantas”. por la institución jurídico-penal, concretamente las de víctima-agresor, las cuales hemos visto como conectan y La homogeneización es el proceso por el que todos/todas se articulan con las categorías sexuales binarias. los/las componentes de esa categoría responden a un prototipo: víctima pasiva y sumisa-agresor posesivo e La formación y focalización en las categorías víctima o impulsivo. Si alguien no responde a esos prototipos se agresor, responde a una estrategia discursiva en donde levanta la sospecha de si estará diciendo la verdad, si es proliferan discursos que intentan ordenar, clasificar, creíble o no, si está manipulando o engañando al sistema, orientar, controlar, una serie de rasgos y variables que especialmente ocurre con las mujeres, foco conformadoras de cada categoría para aplicar un imperante de escrutinio por parte del sistema penal y tratamiento específico. De ahí que tengamos: perfiles de psicológico. En cambio cabe extrañarse de los pocos [ 85 ] Abriendo puertas y ventanas a una perspectiva psicosocial feminista: Análisis sobre la violencia discursos que funcionan hablando de “como recoger el las afinidades entre las personas, entre mujeres, testimonio del agresor“ y especialmente, de “cómo se tomando la categoría “mujer” como una condición siente frente a la violencia ejercida”. política y temporal para la acción frente a las opresiones en su experiencia cotidiana (Amorós, 1987). En este Las categorías de víctima y victimario son estigmatizantes sentido, las mujeres como colectivo susceptible de ser y criminalizadoras, no obstante, como cualquier categoría vulnerabilizadas por condiciones contextuales y puede ser reivindicada temporalmente para tener estructurales específicas que las hacen más proclives a “agencia” (la persona que agrede o padece violencia es ser blanco de VG, y porque se reconocen en su condición capaz de reconocer, tomar conciencia y objetivar que la común de padecerla y combatirla. violencia proviene de una relación, de una forma de estar en el mundo), y para tener visibilidad y eco social (las Silvia Gil (2014) dice que la hermandad debe forjarse en personas implicadas pueden reivindicar ayuda, recursos, el análisis y práctica política dentro de circunstancias medidas de control, etc., la sociedad también). En este históricas concretas. Las coaliciones estratégicas que sentido es preciso incorporar discursos como el de Cobb construyen identidades políticas de oposición para sí cuando habla de recuperar la categoría de víctima mismas están basadas en uniones provisionales, pero el (reconocimiento), para después superar esta categoría, análisis de estas identidades de grupo no puede basarse traspasarla y llegar a abandonarla en el proceso de en categorías universalistas y antihistóricas. recuperación (Cobbs, 1997). Ante la diversificación de opciones, realidades y sujetos, la política debe hacer no de la unidad, sino de lo común Llegado a este punto habría también que recobrar su materia prima, situándose en una difícil tesitura: discursos y prácticas que nos hablan de otras formas de construir articulaciones y redes entre diferentes, abrir establecer identidades o subjetividades no categóricas. procesos extensos en los que pueda nombrarse la Hay dos perspectivas provenientes del feminismo que experiencia común producto de la vida compartida e pueden ayudar en esta tarea: imaginarla desde otros criterios ético-políticos. Para ello, es necesario, por una parte, una política de la escucha, la atención y el aprendizaje que permita a) Por un lado el uso de una perspectiva interseccional, o descubrir lo que hay de común en la experiencia como denomina Lucas Platero (2014), los agenciamientos cotidiana. Aquellos lazos, más o menos elaborados, que y articulaciones procedentes de diferentes fuentes compartimos, querámoslo o no, con otros por el hecho estructurales de desigualdad social, para comprender de existir, dada nuestra condición de vulnerabilidad (p. como mantienen relaciones recíprocas (el género, la 7). etnia, la clase social, la edad, la diversidad funcional, determinadas situaciones, etc. que tiene esa persona). Sobre las prácticas normativas de la intervención Así, en el caso de la mujer que padece violencia, es institucional necesario considerar la intersección de ejes estructurales Se trata de instituciones como el sistema jurídico-penal, que confluyen configurando una condición de ser y por psicosocial, medios de comunicación, etc. Estos sistemas tanto, de vivir la violencia. Así por ejemplo, la disciplinarios de saber-poder, se conforman por vulnerabilidad y los recursos de esa mujer frente a la disciplinas científicas que son aprehendidas para violencia estarán relacionados con dimensiones como configurar los límites de la normalidad, de la inclusión- estar adscrita a la categoría mujer-gitana-de clase social exclusión de los sujetos en la sociedad a través de baja-mayor y diversidad funcional, o a la categoría mujer- prácticas que lo hacen posible. Establecen alianzas, blanca-de clase social alta-joven, etc. A pesar de que se complicidades (Foucault, 1970) a partir de las cuales continúan recurriendo a ciertas categorías opresivas, esta definen los sujetos-objetos de intervención, así como qué forma también contribuye a trastocar categorías y cuáles son los problemas sociales. homogéneas como “mujer que sufre violencia” y capturar las múltiples relaciones entre las diferentes dimensiones En el trabajo de Jenny Cubells, Pilar Albertín y Andrea significativas de las estructuras de poder. Siempre con la Calsamiglia (2010b) se aborda el dominio de dos precaución de no acabar construyendo al otro/otra como repertorios interpretativos7 que caracterizan las prácticas una nueva categoría social. del sistema jurídico-penal hacia la violencia de género y las mujeres implicadas: a) el “repertorio empiricista” y b) b) Por el otro, una perspectiva que focaliza la mirada en el “repertorio profesionalizador”. 7 El término “repertorio interpretativo” acuñado por Potter y Wetherell y que indican determinadas funciones del lenguaje, o usos del lenguaje (Gordo y Linaza, 1996) para señalar las distintas versiones o variaciones para la acción (el lenguaje hace cosas, no solo representa). que adquiere el discurso de los interlocutores de una interacción social [ 86 ] P. Albertín Carbó El “repertorio empirista” se nutre del carácter de sobre la necesidad de ampliar y endurecer los tipos objetividad, verdad e imparcialidad que la ciencia legal le penales y exigir una contundente y severa aplicación de aporta a las prácticas que se ejecutan en tribunales y la ley (tolerancia cero). Entre otras razones, porque la dependencias policiales, donde víctima y victimario están percepción de la ciudadanía es que el castigo tiene un ausentes como entidades con agencia. Este repertorio ejemplar valor simbólico, ya que aquellas conductas que tiene una función de objetividad: mostrar evidencias, no están penadas no parecen especialmente graves. búsqueda de pruebas, seguimiento de protocolos y rutinas, dejando de lado la parte emocional, pues sería En cuanto a los discursos provenientes del sistema “contaminante en el proceso” (incluida tanto en los psicosocial y de la salud, hay un frecuente intento de hechos relatados por la víctima, como en la delimitar los múltiples factores que podrían explicar por interpretación de esos hechos por los agentes). Ello qué la mujer se mantiene en la relación abusiva. Para ello transmite la idea de que estamos frente a un método se apela a la noción de “barreras internas”, esto es, objetivo, capaz de conocer la “realidad objetiva”, pero a aquéllas desarrolladas como consecuencia de vivir en una la vez incapaz de comprender a las personas que atiende. situación de maltrato: sentimiento de indefensión y vulnerabilidad, miedo, desvalorizaciones interiorizadas, El “repertorio profesionalizador” donde el saber técnico desánimo, etc. Sin embargo, en muchas de estas y el saber basado en la praxis profesional (legitimado por propuestas se obvian o ignoran las “barreras la experiencia, la simplificación a través de indicadores, objetivas/externas”, por ejemplo: presiones familiares y perfiles, el seguimiento de modelos y casos de sociales, peligro real de incremento de la violencia con la referencia), se prioriza sobre el saber teórico o el saber de decisión de terminar la relación, falta de servicios sociales los/las usuarios/usuarias. Toma como referente la figura eficaces o accesibles, dificultades económicas, del profesional (quien posee el saber de experto/experta desinformación; victimización secundaria, barreras y el saber práctico por excelencia) y ello produce un construidas por el propio maltratador (por ej. aislamiento efecto que es situarse en una posición de poder frente al del entorno) (Ferrer, & Bosch, 2005; Villavicencio, 2001). saber o conocimiento de personas que acuden por La dificultad parece estar en establecer y mantener una experiencias de violencia. También se reclama una relación dialéctica y compleja entre ambas cuestiones. compartimentación de los espacios de intervención para cada tipo de profesional, que revierte en una Predominan en los discursos y prácticas de atención fragmentación de las intervenciones. Se establecen psicosocial, explicaciones basadas en la noción de modelos de intervención, como guías y protocolos de “autoderrota”, la cual según Paci y Romito (en San acción, en ocasiones desde una visión muy etnocéntrica. Martín, & González, 2014) sigue estando presente en el El uso de “casos” homogeneiza y estandariza las discurso de la atención social y de la salud sobre la intervenciones, impide la adaptación a la variabilidad de violencia de género; o los modelos explicativos de la situaciones, diversidad de usuarios/usuarias e innovar “codependencia” según el cual las personas se mantienen otras formas de intervención. al lado del agresor por una necesidad psicológica que cubre sus necesidades profundas. Estas nociones Desde otra perspectiva desde políticas públicas, Begoña priorizan una lectura intrapsicológica, patologizante y Marugán y Cristina Vega (2003) señalan como el Estado apolítica con importantes consecuencias en la ha externalizado gran parte de la atención a la VG construcción de la mujer que enfrenta la violencia. Otra generando un vínculo más cómodo y ágil que descansa, forma de plantearse la terapia sería, como indican Conchi además de en las asociaciones, en un sin número de San Martín, y Alba Gónzalez (2014): empresas subcontratadas que van rotando el tipo de servicios ofertados de atención a las mujeres, pero que ... las mujeres que enfrentan la violencia explican en muchas ocasiones aplican prácticas tecnificadas y algunos de sus motivos para haber continuado la despolitizadas, donde se facilita un soporte paternalista o relación: la falta de apoyo social; los consejos y/o presiones de familiares y amistades para continuar la asistencialista más que un espacio de derechos y deberes relación; el intento de apaciguar al agresor para de los/las sujetos. proteger a las/os hijas/os; el miedo a su reacción … ella descubre ante los demás su otra cara: el no querer Con la aplicación de la ley integral 2004 en España, dañarle; el no encontrarse preparada; el sentir que otras también se ha asistido a un fenómeno de progresiva personas no le creen; el pensar que se puede curar al judicialización de la violencia. Larrauri (2007) apunta a otro; el sentirse confusa; lo difícil de reconocer las que a pesar de que en los discursos institucionales no se humillaciones cuando el otro es alguien que dice confía en la mera represión vía derecho penal como única quererla…; la vergüenza por reconocer y admitir las solución, sí parece existir cierto consenso en la sociedad agresiones (p. 411). [ 87 ]
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