Description:El aspecto del cadáver era en verdad impresionante. Tenía los ojos fuera de las órbitas, el rostro hinchado y de color violáceo, lleno de arañazos, y las manos crispadas como garras, con las puntas de los dedos manchadas de sangre, y tiras de piel de la cara entre las uñas. Rolland Sémardin lo contemplaba sombríamente. Allá tenía lo que quedaba de Alain Duvagier, su administrador en Niza. Duvagier había sido un hombre menudo, serio, elegante, con la calma y los buenos modales adecuados a un hombre de mediana edad y considerable inteligencia y cultura… Muy diferente a él, a Sémardin, que a sus cuarenta años sólo podía lamentar la calvicie. Por lo demás, era alto, grueso, fuerte, dinámico, temperamental.