¿Qué es Advaita Vedanta? Experiencia y conocimiento James Swartz 2003 ¿Qué es Advaita Vedanta? La experiencia del Sí Mismo no es liberación Vedanta no es una escuela de pensamiento No hay Advaita Vedanta Tú eres Eso Causa y efecto Los tres estados de la experiencia Las cinco capas ¿Está la experiencia allá afuera? La importancia del maestro La confusión del Sí Mismo con la dicha La confusión entre realizar y conocer el Sí Mismo La confusión de los caminos múltiples ¿La liberación es una mente libre de pensamientos? ¿La eliminación de las tendencias inconscientes es la iluminación? ¿Etapas de iluminación? Las etapas de la iluminación ¿La iluminación como energía? El problema del lenguaje ¿Qué es Advaita Vedanta? Iluminación a través de la comprensión Desde el surgimiento de las tardías corrientes del nuevo pensamiento victoriano hasta la reciente nueva era con su profusión de subculturas cuasiespirituales, hace ya más de un siglo que la espiritualidad occidental se ha dedicado a albergar múltiples expresiones del deseo de experimentar y conocer algo “más grande”. Hace unos treinta y cinco años, durante la revolución psicodélica de los Estados Unidos, cuando las religiones tradicionales y la estructura social se tambaleaban, una migración de gurús y lamas de Asia trajo consigo varios conceptos metafísicos que pretendían proveer de respuestas sobre el significado de la vida a una generación de adultos inquisitivos y curiosos. Como era de esperarse, ninguna de las ideas y prácticas que arribaron desde Oriente lograron sobrevivir al contacto con nuestra cultura en su forma original, lo cual tampoco implica que la forma en que llegaron fuera particularmente “original”. Sin embargo, para los occidentales, fácilmente asombrados por lo exótico, no dejaron de verse tan longevas como auténticas. De hecho, gran parte de ellas eran híbridos de tradiciones más antiguas y más puras que ya habían sido corrompidas en sus hábitats nativos. Yoga y Vedanta, dos tradiciones relacionadas pero separadas, arribaron ya corruptas. Ambas se califican a sí mismas como filosofías de “liberación”, igualmente capaces de liberar al alma del sufrimiento, aquel sello de la vida en este mundo de incertidumbre. Ambas hunden sus raíces en los Upanishad, los textos más viejos existentes poseedores de la mayor autoridad en torno a la naturaleza del cosmos, el individuo y la Divinidad. Yoga promete una experiencia de unidad del alma individual con Dios. Para conquistar esta experiencia es necesario llevar a cabo determinadas prácticas, las cuales varían de acuerdo a la persona que las prescribe. Vedanta afirma que, en muchos aspectos, los seres humanos se conciben a sí mismos como limitados y viven esforzándose por superar tal limitación. Persiguen riquezas, placer y mérito porque creen que así se verán libres de toda clase de problemas físicos, temporales y psicológicos. Vedanta presenta a la libertad de la limitación como la meta más deseable de la vida humana. Los Upanishad,1 la fuente de Vedanta,2 afirman que antes de que la creación fuera, el Sí Mismo, el ser ilimitado, ya era. Sostienen además que este Sí Mismo existe fuera del tiempo y es, por tanto, eterno. Establecen que uno no puede llevar a cabo ninguna acción para “ganar”3 al Sí Mismo, incluso a pesar de que esa es la realidad presente en cada instante, debido a que las acciones son limitadas y el Sí Mismo es ilimitado. Por lo tanto, disiente de Yoga en este aspecto. Para Vedanta, la iluminación o liberación es el descubrimiento de que uno es el Sí Mismo ilimitado. La experiencia del Sí Mismo no es liberación Una de las nociones erróneas sobre Vedanta, surgida por la confusión de sus enseñanzas con las doctrinas de Yoga, es la idea de que Vedanta es un camino para experimentar al Sí Mismo. Vedanta afirma que la nuestra es una realidad no dual, donde todo lo que existe es el Sí Mismo, uno mismo, incluido aquello que parece ser “no yo”, es decir todo lo experimentable. Si esto es verdad, todas y cada una de las experiencias son, en realidad, el Sí Mismo. Desde este punto de vista, la doctrina de Yoga, que sostiene que uno necesita llevar a cabo prácticas determinadas, como la detención de los pensamientos para producir una “experiencia del Sí Mismo” o para “entrar en el estado del Sí Mismo”, es innecesaria y, en verdad, redundante. El problema, de acuerdo con Vedanta, no es que las experiencias especiales de unidad se encuentren o no al alcance, sino que el individuo no sabe que él o ella es ya, de hecho, el Sí Mismo... y como se ha mencionado, que cualquier experiencia es ya el Sí Mismo. Así que el problema solo puede resolverse conociendo qué es el Sí Mismo y sabiendo que yo soy eso. 1 Los Upanishad son la parte de los Vedas que contiene las ideas relativas al conocimiento del Sí Mismo. 2 Vedanta, “el conocimiento que termina la búsqueda del conocimiento”, es un medio para el conocimiento del Sí Mismo, cuyas fuentes son los Upanishad, los Brahma Sutras y el Bhagavad Gita. 3 Este “ganar” no es un ganar experiencial, como el obtener un nuevo “estado de conciencia”, sino el ganar una identidad ilimitada, a causa de la pérdida de la identidad de individuo. Contemplemos la idea de que la iluminación es la experiencia de unidad con el Sí Mismo. Tomando en cuenta que la nuestra es una realidad no dual4 y que toda experiencia requiere de un experimentador y un objeto de experiencia, además de, obviamente, una condición dualista, ¿cómo se explica la existencia del experimentador? El Sí Mismo no se experimenta a sí mismo porque es sí mismo. O si lo hace, no necesita de un agente, suponiendo que hubiera un agente capaz de experimentarlo5… De esto modo se pone fin a la idea de que la experiencia del Sí Mismo es única y diferente de cualquier otra. El candidato restante para la posición de experimentador sería el ego, el individuo, y Vedanta afirma que, si este existe, no sería otro que el Sí Mismo, así que su deseo de experimentarse a sí mismo es simple producto de la ignorancia, y puede tácitamente quedar descartado. No obstante lo ya dicho, a lo largo de milenios, millones de personas confiables han “experimentado” al Sí Mismo, por lo tanto, no podemos ignorar completamente la postura de Yoga. Necesitamos, pues, buscar una interpretación razonable para el fenómeno. El uso impreciso del lenguaje podría constituir una explicación plausible. Acaso “la experiencia del Sí Mismo” se refiere solo a un cambio en la perspectiva del individuo hacia la perspectiva del Sí Mismo, en cuyo caso sería más adecuado decir que el Sí Mismo experimenta al ego, lo que en realidad sucede. Puesto que el cambio es tan sutil, una lengua que evolucionó en el mundo de la experiencia está mal equipada para describir tal cambio de manera adecuada, por lo que se ve obligada a formular la nueva perspectiva en términos de un ego experimentando a un objeto. Otra explicación razonable para la idea de la experiencia del Sí Mismo como liberación reside en la situación donde el ego, el sujeto, experimenta el reflejo del Sí Mismo en la mente clara, el objeto, y toma al reflejo del Sí Mismo como el Sí Mismo... para después declarar que esta experiencia es la liberación.6 El problema con la idea de la iluminación como experiencia del Sí Mismo es que la experiencia cambia... por lo que no puede haber una “experiencia permanente”. Así se explica el fenómeno del “yogui caído” donde la experiencia del Sí Mismo desaparece y, con esta, la noción de que se está en unidad con el Sí Mismo. O, peor aún, la experiencia desaparece pero la noción de que uno es el Sí Mismo se mantiene, dejando como resultado a una persona muy infeliz puesto que la “experiencia del Sí Mismo” era puro placer. 4 Esta es la aseveración fundamental de los Upanishad. 5 Un agente, el individuo/ego no sería capaz de “experimentar el Sí Mismo”, porque tal agente es una manifestación densa del Sí Mismo, que es algo mucho más sutil. Lo sutil puede experimentar a lo denso, pero lo denso no puede experimentar a lo sutil. 6 Esta “experiencia del Sí Mismo” es la segunda etapa necesaria en el camino hacia la iluminación. Una discusión sobre las tres etapas aparece más adelante en este artículo. Vedanta no es una escuela de pensamiento Una segunda idea falsa, relacionada con la anterior, es la que sostiene que Vedanta es solo una apreciación “intelectual” del Sí Mismo, no una experiencia profunda y duradera, como la que prometen, por su parte, los samadhis de Yoga y gran cantidad de gurús modernos. De acuerdo con Vedanta, cualquier experiencia profunda y duradera es, naturalmente, el Sí Mismo, pero también lo es toda experiencia superficial y transitoria. ¿Por qué? Porque, en una realidad no dual, como sin duda lo es esta, cualquiera y todas las experiencias solo pueden ser el Sí Mismo experimentando al Sí Mismo. Cuando me cepillo los dientes, se trata del Sí Mismo (aparentemente) cepillando al Sí Mismo. Digo “aparentemente”, porque toda experiencia es aparente: una conjura entre un sujeto aparente y un objeto aparente. Y la experiencia solo puede ser aparente porque el Sí Mismo es conciencia no dual, no nacida y todo es eso... por lo cual en realidad nada está sucediendo. O, como Vedanta dice, “nada nunca sucede”. Y puesto que Vedanta muestra que no hay dos Sí Mismos, un Sí Mismo “inferior” y un Sí Mismo “superior” libre de ego, por ejemplo, sino simplemente el Sí Mismo con ignorancia aparente o aparente conocimiento de lo que es, la idea de que un ego, un individuo, pueda experimentar de alguna manera al Sí Mismo no dual como una experiencia separada, es del todo incorrecta. El malentendido aquí radica en la idea de que hay dos tipos de conocimiento, experiencial (no-conocimiento) e intelectual, cuando en realidad, puesto que todo conocimiento sucede en el intelecto, incluyendo la ausencia de conocimiento, tanto el conocimiento como la ignorancia son solo “intelectuales”. El Yo nunca participa del conocimiento ni del no-conocimiento, puesto que es el iluminador de ambos y, por tanto, es libre de ambos. Más aún, si el Sí Mismo fuera una experiencia y el problema del conocimiento del Sí Mismo se debiera a la ignorancia sobre la naturaleza del Sí Mismo, como Vedanta afirma, ¿podría una experiencia borrar la ignorancia si no fuera solo de manera temporal, como sucede con muchos samadhis y epifanías fugaces? La experiencia, no importa qué tan “no dual” llegue a ser (y cuánto dure), no borra los patrones de pensamiento, como queda evidenciado por el hecho de que literalmente millones de personas que “experimentaron” la no dualidad continúan pensando en ellos mismos como seres limitados cuando la experiencia desaparece. Si la experiencia de no dualidad fuera la solución a la búsqueda espiritual, ninguno de los que la han vivido continuaría después su búsqueda en pos de la iluminación “permanente” o “total”. Sin embargo, el mundo espiritual de hoy es poco más que unas decenas de miles de personas que han experimentado al Sí Mismo pero que permanecen atrapadas en sus conceptos sobre quiénes son en realidad. El análisis de la experiencia, sea superficial o profunda, nos lleva al reconocimiento de que todas y cada una de las experiencias no son más que el Sí Mismo, y puede remover la noción “intelectual” de que la experiencia es superior al conocimiento. Después de todo, alguien que se esfuerza por alcanzar la experiencia de unidad lo hace porque mantiene una convicción “intelectual” de que la experiencia es solo un camino hacia la iluminación. Si este alguien va a descartar la muy razonable idea de que solo se puede tener lo que ya se tiene por medio de la comprensión de que ya se tiene, también tendría que descartar como meramente “intelectual” la mucho más ilógica noción de que el Sí Mismo solo es asequible a través de una experiencia no dual particular. Vedanta, sin embargo, no está en conflicto con la experiencia. La experiencia es una experiencia universal. Y la “experiencia de no dualidad” entrega un vislumbre del Sí Mismo, el cual puede servir de ayuda para la comprensión. Vedanta simplemente dice que la experiencia como tal es inconsciente, incapaz de conferir conocimiento. Para que el conocimiento suceda, esté basado en la experiencia o en la inferencia, debe haber un factor consciente aparte de la experiencia, el cual reconoce a la experiencia por lo que es. Esta es la razón por la cual la iluminación no es una experiencia permanente del Sí Mismo sino, en lugar de eso, la comprensión “experiencial” (como opuesto de “teórica”) de que uno es el Sí Mismo. Otra corrupción importada en Occidente es la idea de que Vedanta es una filosofía o una escuela de pensamiento. Una escuela de pensamiento es siempre las ideas de un determinado grupo de personas y se encuentra, por tanto, sujeta a disputa. Si una idea ha de ser aceptada como un hecho, no como una mera creencia o una opinión, debe ser verificada por un medio legítimo de conocimiento. Pero la materia de Vedanta, el Sí Mismo, no está disponible para la percepción directa o para la inferencia, pues se encuentra fuera del tiempo y el espacio, campos en los cuales operan la mente y los sentidos. Debido a que los seres humanos solo tienen tres medios de conocimiento (percepción, inferencia y testimonio) y estos solo pueden ser utilizados para conocer objetos, ¿cómo puede el Sí Mismo, el sujeto (el cual no puede ser visto como un objeto) que dispone de los medios de conocimiento, ser conocido por estos medios? Así pues, la materia de Vedanta, el Sí Mismo, no puede ser una escuela de pensamiento. Vedanta, no obstante, luce como una escuela de pensamiento porque está compuesta por un cuerpo de ideas originadas en los Vedas. Las personas para las cuales el Sí Mismo nunca ha sido revelado mediante las enseñanzas de Vedanta asumieron que se trataba sencillamente de otra filosofía y atribuyeron diferentes interpretaciones a los distintos maestros. Así es como se convirtió en múltiples escuelas de pensamiento... para ellos. Si estas personas hubieran comprendido que Vedanta era solo un medio para conocer al Sí Mismo, el equívoco jamás habría surgido. Un medio de conocimiento no es conocimiento. Y no permanecerá una vez que el objeto a ser conocido sea conocido. Así que el estudio de sus ideas y la conservación de estas como creencias u opiniones no es algo apropiado para cumplir el verdadero propósito de Vedanta. Filosofías como el existencialismo, por otro lado, están sujetas a modificación y permanecen en el reino de las ideas mientras siguen sirviendo a un propósito. Vedanta, un medio de conocimiento que funciona, nunca será modificado porque ya desempeña su función de manera perfecta. Tampoco será olvidado, pues la mente humana eternamente necesita liberarse de su sentido de limitación No hay Advaita Vedanta Las palabras “Advaita Vedanta”, como sucede con la palabra “hinduismo”,7 resultan un poco inapropiadas porque es como si aludieran a la existencia de otros “vedantas”. La palabra “Advaita” quiere decir “no dual”, lo cual trae consigo el concepto de dualidad. De hecho, aquellos que ven a Vedanta como una escuela de pensamiento hablan de Dwaita Vedanta, Vedanta dualista; Vhishist Advaita Vedanta, no dualismo calificado, e incluso de Bhakti Vedanta, Vedanta devocional. O comparan a Vedanta con filosofías o religiones que presentan ideas similares. La palabra “Advaita” no es un adjetivo cuyo sentido indique la modificación de un tipo particular de Vedanta, sino más bien un término que describe la naturaleza del Sí Mismo. Teniendo en cuenta que las palabras son siempre símbolos (y aunque el término no dualidad implique dualidad), resulta más apropiado referirnos al Sí Mismo como “no dual” que como “uno”, puesto que uno es un número que implica dos, muchos e incluso cero, nada. Por otra parte, no es oportuno etiquetar a Vedanta, simple medio de conocimiento, como no dual, pues en realidad se trata de un recurso dualista operando en una situación dualista, el cual, irónicamente, proporciona conocimiento no dual. La fuente última para las enseñanzas de Vedanta son los Upanishad, documentos anexados a la parte final de cada Veda. Así pues, “Vedanta” es una palabra compuesta. “Veda” quiere decir “conocimiento” y “anta” significa “fin”. En un nivel exotérico el término alude a los Upanishad, los textos que contienen sus enseñanzas raíz, debido a que estos se encuentran situados al final de cada Veda. En un nivel esotérico, se refiere al conocimiento no dual, el cual termina con la creencia de que uno mismo es un ser limitado. Por la esencia críptica de los mantras en los Upanishad; por 7 El término “hindú” viene de los griegos, quienes llamaron hindúes a los habitantes del Valle del Indo. Las ideas y prácticas que por lo general se piensa que comprenden el hinduísmo, son en realidad Sanatana Dharma, el dharma eterno, basadas en los Vedas. la naturaleza sutil de la materia a tratar, el Sí Mismo, y por el hecho de que una sola palabra en sánscrito a menudo posee significados numerosos, los Upanishad pueden ser interpretados de maneras diversas. A lo largo del tiempo ha habido una serie de grandes maestros de Vedanta que interpretaron los Upanishad de forma distinta. Sin embargo, esto no ha implicado la existencia de escuelas diferentes de pensamiento, pues todos ellos aceptaron a Vedanta como un medio para el conocimiento del Sí Mismo. Aunque a menudo se le acusa de tratarse de una disciplina intelectual, Vedanta opera de forma diferente, pues una vez que fue desplegado por un maestro no deja conceptos en la mente, más bien utiliza determinados conceptos para destruir, a su vez, conceptos falsos acerca de la naturaleza del Sí Mismo. En el proceso, tanto la idea correcta como la idea errónea desaparecen ante la visión de uno mismo como el Sí Mismo. Dado que el énfasis se encuentra en eliminar la duda, cualquier interpretación de un mantra puede aplicarse para hacerlo, independientemente de las otras interpretaciones. Una interpretación puede ser apropiada para una persona e inapropiada para otra, pues la duda es distinta o se formula de otra manera. Más allá de la interpretación, Vedanta actúa como un medio de conocimiento al eliminar la ignorancia de alguien acerca de su naturaleza ilimitada. Para percibir un objeto solo necesito usar mis ojos. Aunque mis oídos no escucharan el objeto mientras mis ojos lo miran, su testimonio no invalidaría lo que mis ojos ven. Cuando lo que deseo es obtener el conocimiento del Sí Mismo, necesito exponerme libre de pasiones a las enseñanzas de Vedanta para, de esta forma, verificar si lo que dice es verdad o no lo es. Así pues, las percepciones y las inferencias sobre las cosas en el mundo, debido a que están relacionadas con una realidad distinta, no invalidan en forma alguna la visión de Vedanta. Tú eres Eso La perspectiva de Vedanta puede entenderse como una ecuación de la identidad entre el individuo y Dios. En Vedanta, Dios se define como todo lo que es. Tal visión de la no dualidad, a la que Yoga pretende arribar a través de disciplinas determinadas, no se contradice con la percepción directa ni con la percepción por inferencia. Aunque se piensa erróneamente que el Sí Mismo puede ser experimentado, esto es imposible. ¿Por qué? Porque el instrumento experimentador, el ego/mente, solo puede conocer objetos. Lo que los yoguis llaman una percepción o experiencia directa del Sí Mismo es simplemente el ego mirando el reflejo del Sí Mismo en una mente pura. No se trata de una percepción del Sí Mismo, puesto que el Sí Mismo es más sutil que la mente y el ego. Vedanta no es una teología de salvación que pretende que un individuo cambie. De acuerdo con Vedanta, el individuo como tal, el alma, ya es perfecto y, de hecho, libre ya. Por lo tanto, la comprensión de que el individuo y Dios comparten una sola naturaleza, la conciencia ilimitada, entrega como resultado para el individuo la liberación de su sentimiento de encontrarse limitado. El resto de las enseñanzas de Vedanta solo tiene la intención de probar esta ecuación entre hombre y Dios. O, como proclamó una vez un gran místico que parecía tener la visión de Vedanta, “yo y mi Padre somos uno”. Para Vedanta, “Dios” no es un viejo barbudo viviendo en los cielos. El corazón de Vedanta es un conjunto de métodos de enseñanza, llamados prakriyas, ubicados en los Upanishad y utilizados por maestros de la tradición para comunicar la visión de la no dualidad. Si se constituyera un sistema de filosofía a partir de estas enseñanzas, se estaría actuando en contra del propósito de Vedanta. Vedanta no intenta probar que el Sí Mismo existe, puesto que lo único autoevidente (evidente para sí mismo) autoexistente (existente por sí mismo) es, en realidad, el Sí Mismo, uno mismo. Cualquier objeto que conocemos es conocido solo porque el Sí Mismo, el yo, es conciencia autoevidente. El conocimiento del Sí Mismo es el conocimiento más valioso que uno puede ganar, pues revela que, aunque todo depende de mí, yo no dependo de nada. A esta comprensión se la llama liberación. Causa y efecto Propósito: mostrar que el Sí Mismo es ilimitado y que el mundo no se encuentra separado de este. En esta importante enseñanza, Dios se presenta como la causa del universo, según el Upanishad, “aquello a partir de lo cual todo viene y a lo cual todo retorna”. Además, Dios es descrito como conciencia eterna, lo que siempre existe y jamás cambia. El mundo es visto como un efecto del cual Dios es la causa. No obstante, el mundo pertenece a un orden de realidad ligeramente distinto al de Dios. Un famoso texto, el Vacarambhana Sruti, afirma que el universo ni sí existe ni no existe. ¿Qué tipo de existencia tiene, entonces? De acuerdo con la escritura, su existencia es aparente y dependiente. El cuerpo y la mente del individuo están en el interior de la creación, por lo tanto, gozan de este particular estatus, pero el individuo mismo es conciencia eterna, no separada de Dios y, en consecuencia, la realidad de todo. Si el efecto no es más que la causa adoptando una forma particular, entonces la causa y el efecto son uno. Por ejemplo, aunque hay muchos y diversos ornamentos fabricados de oro, desde el punto de vista del oro, todos ellos son lo mismo. Si el universo entero está formado por una sola causa, la conciencia ilimitada, entonces todo en el universo es la conciencia ilimitada. Por tanto, conocer la esencia de una cosa en particular es tan bueno como conocer la esencia de cualquier otra cosa. Para conocer
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