PRÓLOGO A LA TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL DEL COMENTARIO DE MARTÍN LUTERO SOBRE LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS GÁLATAS (1535)1 Por primera vez se presenta al público hispanohablante la traducción del Comentario de Lutero sobre la epístola del apóstol Pablo a los Gálatas (1535). En 1531 Lutero presentó una serie de 41 disertaciones sobre la Epístola a los Gálatas en la Universidad de Wittenberg. Lutero dictó la primera conferencia el 3 de julio y la última el 12 de diciembre del mismo año. Todas las disertaciones fueron dictadas en latín, el idioma teológico de aquellos días. Uno de los colaboradores más cercanos a Lutero, George Rörer, tomó copiosos apuntes en taquigrafía de su propio ingenio de todas estas conferencias. Después las preparó para publicarlas, con el visto bueno de Lutero y un prefacio de su propia mano. Este Comentario se publicó por primera vez en latín en 1535. Posteriormente, el Comentario se tradujo al alemán (1545), y luego al inglés (1575). No obstante, este Comentario jamás fue traducido al español, sino hasta ahora en esta edición que está en sus manos. En 1516, cuando Lutero todavía se consideraba un fraile agustino, Lutero ya había dictado su primera serie de disertaciones sobre la Epístola de San Pablo a los Gálatas. Lutero había expuesto esta serie de lecciones sobre Gálatas poco antes de su gran conversión evangélica. Por lo tanto, su comentario de 1519 carece de la profundidad y claridad en cuanto al gran artículo fundamental sobre el cual se sustenta la Iglesia, el gran artículo2 de la Justificación por la fe. En su Comentario de 1535, ahora traducido al español, este gran artículo brilla con gran esplendor. Según su propio testimonio, Lutero relata que en el año 1519, después de haber dictado clases sobre los Salmos, Romanos, y la Epístola a los Gálatas, él entendió que la “justicia de Dios” descrita en Romanos 1:17, era la justicia de Dios en Cristo. No era la justicia retributiva de un Dios vengativo. La “justicia de Dios” es la justicia de Cristo imputada gratuitamente y sólo por la fe, a todo pecador creyente. Lutero lo relata de la siguiente manera. Hasta que al fin, por piedad divina, y tras meditar noche y día, percibí la concatenación de los dos pasajes: «La justicia de Dios se revela en él», «conforme está escrito: el justo por la fe, vivirá». Comencé a darme cuenta de que la justicia de Dios no es otra que aquella por la cual el justo vive por un don de Dios, es decir, por la fe, y que el significado de la frase era el siguiente: por medio del 1 Commentarius Secundus In Epistolam Ad Galatas. In epistolam S. Pauli ad Galatas commentarius secundus ex praelectione D. Martini Lutheri collectus, opera reverendi viri domini magistri Georgii Rorarii. Anno 1535. Wittenberg: Per Iohannem Lufft, 1554. De aquí en adelante en este prefacio, el Comentario. 2 Lutero usa la palabra articulum en latín. Esta palabra significa (en latín) una articulación o coyuntura que hace girar algún miembro del cuerpo. También puede significar el fulcro o punto de apoyo de una palanca. Si se mueve dicho fulcro o pivote, se puede caer la estructura que sostiene. Es este sentido que se incorpora a la palabra "artículo" en español. La traducción de este Comentario usará "artículo" para traducir el término latín articulum de Lutero. 11 Evangelio se revela la justicia de Dios, o sea, la justicia pasiva, en virtud de la cual Dios misericordioso nos justifica por la fe, conforme está escrito: «el justo por la fe, vivirá». De inmediato sentí que había renacido y entrado por los portales abiertos del mismo paraíso. Enseguida pude ver a la Escritura entera iluminada con una luz diferente.3 Este es el concepto de la justificación del pecador por medio de la fe sola, que reluce en este Comentario sobre Gálatas (1535). Además, existen otras diferencias entre los dos comentarios. En el comentario de 1519, Lutero todavía se apoyaba en Jerónimo y Agustín para su exégesis o interpretación de las palabras de Pablo en Gálatas. En el comentario de 1535, Lutero se apoya sólo en la Escritura, rechazando casi en su totalidad, la teología de Jerónimo y Agustín. Lutero también rechaza la filosofía y la razón como auxiliares a la justificación, argumentando que éstas engañan a la conciencia, haciéndola razonar que alguna de sus obras valen ante Dios para la justificación. Otra diferencia importante, es que en el Comentario de 1535, Lutero relaciona la lucha que Pablo sostuvo con los falsos apóstoles que perturbaban a los Gálatas, con su propia lucha contra los fanáticos y los eruditos romanos que afirmaban que la obediencia a la ley era necesaria para la justificación. Este aspecto del Comentario realza no sólo el valor teológico de su exégesis, sino también su valor histórico. Además, el lector de hoy se ve desafiado a practicar el mismo análisis, de contraponer la teología cristiana contemporánea y compararla con el gran artículo de la justificación por la fe sola, viendo si de veras la Iglesia cristiana de hoy permanece en pie, o se ha derrumbado según la formula del Reformador: Iustificatio – articulus stantis vel cadentis ecclesiae: "La justificación: el artículo sobre el cual la iglesia permanece en pie o se derrumba." Sin embargo, la diferencia más sencilla entre los dos comentarios fue resaltada por el mismo Lutero. Cuando comentaba sobre las obras de la carne en Gálatas 5:19, marcó la siguiente diferencia. Pero el que quisiera saber el significado de cada palabra en particular, si quiere puede leer el antiguo comentario que publiqué en 1519. Allí demostré, según mis capacidades, la naturaleza y fuerza de cada palabra en todo el catálogo de las obras de la carne y los frutos del Espíritu. Ahora al exponer la Epístola a los Gálatas, ha sido nuestro propósito principal, explicar lo más claramente posible el artículo de la justificación.4 De tal modo que si la Iglesia evangélica de hoy desea volver a sus raíces de la Reforma, aferrándose nuevamente al artículo de la justificación, debe apoyarse sobre el Lutero evangélico que dictó el Comentario de 1535 y no sobre el joven fraile agustino católico romano que dictó las clases sobre Gálatas en 1516, antes de su gran conversión evangélica en 1518.5 3 Tomus primus omnium operum R. D. Martini Lutheri, Witebergae 1545, 2-5, de donde lo tomamos; E var, 1, 15- 24; WA 54, 179-187. Citado en http://www.scribd.com/doc/23227116/Martin-Lutero. [Traducción redactada por HC]. Véase también en: http://www.iclnet.org/pub/resources/text/wittenberg/luther/tower.txt. 4 Véase este Comentario en dicho texto. 5 El Comentario de 1519 es la recopilación de sus clases sobre Gálatas en 1516, antes de su conversión evangélica. 2222 La teología de la iglesia cristiana de hoy, tanto evangélica como católica romana, se asemeja mucho más a la teología del Lutero joven de 1516, cuando todavía procuraba encontrar alguna manera de remendar la teología agustiniana con el evangelio. Lutero quería encontrar alguna manera de salvar al catolicismo de Agustín por medio del evangelio. Pero, su gran conversión al evangelio de 1518 no lo permitió. En su gran experiencia de la torre, cuando vio que sólo Cristo era su justicia ante Dios, tuvo que despedirse de Agustín y el catolicismo romano con sus componendas de fe y obras. Este es el Lutero del cual surgió la Reforma Protestante. Pero el protestantismo de hoy ya no protesta en contra del falso evangelio, sino que más bien apoya las componendas de fe y obras que tanto luchó Lutero por desarraigar del evangelio para establecer solamente el artículo de la justificación. Al aceptar estas componendas la iglesia evangélica de hoy no ha podido hacer nada más que entregarse en los brazos del resbaladizo abrazo del ecumenismo, soltando el único ancla de la fe cristiana, el artículo de la justificación por la fe sola en Jesucristo. O, ¿será que la Iglesia evangélica moderna prefiere el artículo del ecumenismo por encima del artículo de la justificación? El artículo de la justificación por la fe en este Comentario es irreconciliable con la redefinición de la justificación por la fe en la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación,6 avalada recientemente por un gran número de iglesias presuntamente protestantes. No obstante, la definición de la justificación que Lutero expone claramente en las páginas de este Comentario de 1535 rotundamente niega y protesta precisamente contra ese tipo de componenda promovida por el Vaticano y una gran mayoría del protestantismo que hoy se autodenomina “de la Reforma.”. Pero en cuanto a estos criterios el lector mostrando la nobleza de los creyentes en Berea tendrá que escudriñar y juzgar por sí mismo en este Comentario para ver si las cosas son así. El Comentario también ilumina otros temas que han repercutido en todas las persuasiones cristianas. Por ejemplo, ¿cuál es la obra del Espíritu Santo en la vivencia de la Iglesia? ¿Qué papel juega el Espíritu Santo en la vida del cristiano? Por lo demás, el Comentario de 1535 provee una fuente de meditación en la maravillosa e infinita gracia de Dios, que justifica no al obediente a ley alguna, sino al impío, al pecador, y sólo por la fe. Aquí también podemos ver a Lutero no sólo como teólogo, sino también como pastor, ayudando a todo creyente en la lucha diaria contra la carne y sus innumerables tentaciones. Esta traducción relucirá por sus imperfecciones, pues Lutero en latín es difícil de traducir a cualquier idioma. El latín escrito de Lutero era majestuoso, impecable, preciso. Pero cuando él dictó estas disertaciones sobre Gálatas en 1531, tenía tan sólo un bosquejo preparado, principalmente con citas bíblicas. Al enseñar, como todo buen profesor que ama su materia, 6 Este traductor ha estudiado a fondo el susodicho documento y otros relacionados, y preparado la traducción de un penetrante y cuidadoso estudio por el ex sacerdote Católico Romano Richard Bennett que compara la Declaración Conjunta con los fundamentos de la Reforma. Véase el artículo La Declaración Católico Romana en: http://bereanbeacon.org/articles.php?link=spanish?name=Art%EDculos. Véase el documento tal cual ha sido avalado por una gran parte del protestantismo en: http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/documents/rc_pc_chrstuni_doc_31101999_cath- luth-joint-declaration_sp.html. 3333 Lutero se apasionaba, su vocablo a veces se tornaba áspero al pensar en cómo Roma y los fanáticos distorsionaban el Evangelio. Rörer, su taquígrafo, captó esta pasión de Lutero en su vocablo, y en estás páginas, reluce la personalidad de Lutero apasionada por el Evangelio de la justicia de Cristo que justifica a todo pecador. En estas páginas (que abarcan casi dos veces más contenido exegético que el Comentario de 1519)7 se puede ver a Lutero frente a sus alumnos en la gran sala de disertaciones de la Universidad de Wittenberg, dialogando y rebatiendo los argumentos de sus oponentes. En muchas ocasiones, Lutero no podía terminar sus oraciones, y añadía frase tras frase antes de culminar su argumento, para pasar a otro argumento, tan sólo para volver al anterior. Por lo general en la traducción dejé las oraciones largas y tendidas, para no perder el ritmo que Lutero daba a su argumentación. No obstante cuando estas frases se extendían línea tras línea sin puntuación, este traductor encontraba un lugar adecuado en la argumentación para colocar un punto y coma, y a veces un punto y seguido. De otra manera el párrafo se haría dificultoso para la lectura en español. No obstante, no se omitió ninguna declaración de Lutero recopilada en su Comentario. En ciertos lugares el lector encontrará varias líneas y párrafos en letra cursiva. Esta letra indica las secciones que fueron omitidas por los primeros traductores al inglés de este Comentario. La versión de este Comentario en inglés, y en la cual se apoya esta traducción al español, es la versión de Erasmus Middleton.8 Sin embargo, la versión de Middleton no incluye ninguna de las secciones en cursiva. Estas omisiones fueron rescatadas por Philip Watson en su versión de 1953. Watson hizo una gran obra pues volvió a las copias originales del latín de Rörer, las tradujo al inglés y las incluyó en la obra de Middleton. Según Watson, dichos traductores omitieron esas porciones por no ofender a los seguidores de Zuinglio, que se distanciaban de Lutero en su doctrina de los Sacramentos. No obstante, las omisiones fueron más allá del tema de los Sacramentos. A veces, omitieron declaraciones importantes e impactantes que esclarecen y explican el gran artículo de la justificación por la fe. Este Comentario de Lutero en español procura hacer lo mismo que Watson logró (en inglés) con la versión de Middleton, incluyendo todas las secciones omitidas, rescatándolas y traduciéndolas al español.9 De tal modo que esta traducción al español se apoya en la traducción de Middleton, cotejando con la de Watson las secciones omitidas, y luego cotejando y traduciendo esas secciones del latín al español.10 He intentado, aunque no siempre con éxito, que el español de esta traducción pueda ser entendido por el laico contemporáneo, a comienzos del siglo 21. Al mismo tiempo, cuando Lutero usaba terminología teológica en latín, y la manera más precisa de traducir tal acepción era con un término teológico en español, lo hice de esa manera. No quise diluir el sentido y el valor teológico del catedrático en divinidades, el buen doctor Martín Lutero. De tal modo que ni el 7 439 páginas en latín, 567 en inglés (1535) vs. 269 páginas en latín, 182 en español (1519). 8 Martin Luther, Commentary on Saint Paul's Epistle to the Galatians, ed. Erasmus Middleton (Cleveland: Union Gospel Press, 1930). 9 Aunque la traducción de Watson fue de mucha ayuda al cotejar estas secciones omitidas, Watson también omitió algunas frases del latín y otras no fueron traducidas correctamente al inglés. 10 En cuanto a los pie de página (el aparato crítico), he incluido casi todos los pie de página en la versión de Middleton (y algunos añadidos por Watson). No obstante, ya que el español tiene sus raíces en el latín, incluí en los pie de página un buen número de palabras o frases en latín que serían entendibles a muchos lectores al español, y aclararían el sentido de Lutero en sus comentarios. En ciertas ocasiones el latín indica una traducción diferente a la dada por Middleton en inglés. En esos casos también lo indico en los pie de página. Cuando incluí esos pie de página los indiqué con un: [HC]. 4444 laico ni el erudito estarán satisfechos enteramente con el español de esta obra. No obstante, el valor de esta traducción no se ha de juzgar por su fidelidad a todos los cánones del idioma español, sino por la gran bendición que es entender el gran artículo de la justificación por la fe en todo su esplendor. Cuando Lutero tradujo la Biblia al alemán, él puntualizó las pautas que utilizó en su traducción. Respecto a una de ellas dijo, “Yo quería hablar alemán en la traducción, ni en latín ni en griego [sic], ya que me había comprometido hablar alemán en la traducción.”11 De igual manera yo he querido que esta traducción hable un español sencillo y contemporáneo, sin diluir ni simplificar el profundo pensamiento de Lutero. En la mayoría de los casos cuando se podía escoger entre dos sinónimos, escogía el más sencillo si es que no alteraba o confundía el significado y el impacto del pensamiento original.12 En este Comentario Lutero habla de los “turcos, los judíos, los papistas” de cierto modo que hoy en día se consideraría ofensivo, o “políticamente desatinado."13 Estas acepciones han quedado tal cual. Siguiendo la norma que no diluiría el vocablo de Lutero, las dejé así. Como tal, la traducción retiene su valor histórico. Además, al parecer de este traductor, Lutero presenta un reto al lector moderno. ¿Por qué tanto afán de no desatinar políticamente con la terminología a fin de no causar agravio, y hay tan poco cuidado de no desatinar con el artículo de la justificación por la fe sola? ¿Por qué en los vocablos teológicos de hoy se permite tanto desatino con el artículo que en el siglo 16 le dio la vida a la Iglesia evangélica del siglo 21? ¿Por qué se requiere precisión exacta en los términos del ámbito social, pero tan poca precisión en la terminología teológica para exponer el Evangelio? Pues hoy, en la teología evangélica popular, imputación se interpreta como transfusión de gracia, justificación se interpreta como “hacer justo;” “nacer de nuevo” se interpreta como la vida de obediencia por la cual el pecador es justificado ante Dios.14 Ciertamente una lectura cuidadosa de este Comentario produce ese tipo de diálogo interno. Si de veras el artículo por el cual la “Iglesia cristiana cae o permanece en pie”15 es la predicación del artículo de la justificación por la fe sola, ¿en dónde está la Iglesia cristiana de hoy? 11 “I wanted to speak German, not Latin or Greek, since I had undertaken to speak German in the translation.” On Translating: An Open Letter, The Wilderness, October 8, 1530. 12 Esta traducción no es un paráfrasis, redacción, o condensación del Comentario de Lutero sobre Gálatas. Desde la última mitad del siglo pasado se popularizó una edición al inglés del Comentario de Lutero de 1535, que incorrectamente se autodenomina el Comentario de Lutero sobre Gálatas, según la redacción de Theodore Graebner (1949). Pero la obra de Graebner no es una traducción sino tan sólo un paráfrasis de la magna obra de Lutero. Por tanto le resta virtud y pureza al Comentario de 1535, pues Graebner interpreta pero no traduce a Lutero. Por ejemplo, Graebner traduce la frase de Lutero en latín imputatio iustitiae e imputationem iustitiae al inglés con “A transfusion of righteousness” (“una transfusión de justicia”) en varios lugares (véase su Comentario en Gálatas 3:6). “Transfusión de justicia” es precisamente el concepto de justificación que sostiene el catolicismo romano, alegando que la justicia es “infusa” o “infundida” en el pecador, por lo que Dios pudiera justificar al pecador. Este concepto es el que Lutero luchó tanto por contrarrestar en su Comentario de 1535, tan sólo para que en 1949, se afirmara como su propio concepto de justificación por una presunta traducción de su obra. Esta obra de Graebner sin duda también se traducirá al español y otros idiomas modernos, transmitiendo un concepto opuesto y por tanto equivocado de la teología de Lutero al comentar sobre la verdad de la justificación tal cual la enseñó el apóstol Pablo. 13 En inglés: "Politically incorrect." 14 Véase la nota 11. 15 iustificatio: articulus stantis vel cadentis ecclesiae (Lutero). 5555 En sus disertaciones de Gálatas, Lutero hacía relucir todo el drama que vivieron los gálatas con la llegada de los falsos apóstoles. Al leer este Comentario uno se traslada no sólo a esa gran sala en la Universidad de Wittenberg en donde uno puede ver y escuchar a un Lutero apasionado con el tema de la justificación, sino también uno se desplaza a las antiguas iglesias de los gálatas. Allí uno puede escuchar los sermones y las enseñanzas de los falsos apóstoles, puede ver a la hermandad titubeando entre el Evangelio de Pablo y este “otro evangelio,” y hasta es posible escuchar la lucha interna de la hermandad por no abandonar el Evangelio de Pablo, pero al mismo tiempo siendo seducidos por las enseñanzas tan sutilmente piadosas pero falsas de los falsos apóstoles. Lutero es un profesor y catedrático por excelencia, lo cual reluce en su estilo de enseñanza que tan precisamente captó Rörer en sus apuntes, y el cual he tratado de retener, a pesar de todas sus imperfecciones, en esta traducción. En el Apéndice A incluyo la traducción del Prólogo de Philip Watson a su versión en inglés (1953), debido al minucioso reseño histórico que Watson detalla, y sus apartes teológicos que contextualizan este Comentario de Lutero. Agradezco la ayuda de mi hermano en el Evangelio de Cristo, Carlos Pérez por su ayuda en la redacción, revisión, y corrección de esta traducción. El teólogo español Carlos Aracil Orts, colaboró con una minuciosa revisión del español, por lo cual estoy sumamente agradecido. Agradecimientos también a mi esposa Mercedes, por todo el apoyo de fe y amor durante el largo proceso de traducción. Además agradezco profundamente a un grupo de laicos que escucharon y participaron en la lectura en voz alta de esta traducción, sugiriendo sinónimos y sintaxis gramatical más adecuado al laico: Mercedes Pérez, Esperanza Oralia Dueñas, Armando Morales Romero, Luis Gómez, María Elena Gómez, Reynaldo de Venezuela, Daisy Díaz, Mario Pérez, Guadalupe Corona, y a Orlando Samuel Camacho por su paciencia con su papá. En la gracia del Señor Jesús entrego a las manos de los lectores hispanohablantes esta traducción, para la gloria de Cristo, la alabanza de Dios, y la bendición del Espíritu Santo que nos trae la fe que justifica. Haroldo Camacho, Ph.D. Cathedral City, California, 16 de noviembre, 2010. 6666 PRÓLOGO DE PHILIP WATSON A LA VERSIÓN EN INGLÉS1 Las versiones más antiguas en inglés del Comentario de Lutero sobre la Epístola a los Gálatas, por lo general lo describen como “seleccionado y recopilado palabra por palabra de su predicación.” De hecho, se originó en un curso de disertaciones que dictara en 1531 en la Universidad de Wittenberg, en donde fue profesor de Exégesis Bíblica por más de 30 años. Él mismo no fue responsable de su publicación, aunque contribuyó con un prólogo en el cual reconoce que verdaderamente representa su pensamiento. Él no tenía la costumbre de escribir sus disertaciones, sino que hablaba libremente utilizando un bosquejo breve pero preparado previamente, al igual que lo hacía cuando predicaba. Por tanto somos deudos por este Comentario, asimismo como somos deudos por mucha de su obra preservada, a sus amigos y admiradores que mientras lo escuchaban en el aula o en la Iglesia, no dejaban descansar sus lápices y papel. La edición original de este Comentario – en latín, al igual que las disertaciones en donde se originó – se preparó para la página impresa por George Rörer,2 uno de los cronistas más asiduos y confiables de Lutero, con cierta ayuda de Viet Dietrich3 y además de Caspar Cruciger.4 Estos son los ‘hermanos’ a quienes Lutero menciona en su Prefacio. 1 Se incluye en esta traducción al español, el prefacio de Philip Watson a la versión en inglés, por su valor histórico, ya que Watson, por así decirlo, resucitó del latín, aquellas secciones del latín que fueron “lavadas como por esponja” por los primeros (y anónimos) traductores al inglés. Todas estas secciones son desconocidas en español, pues nunca habían sido traducidas al español. Tal como Watson explica posteriormente en este prefacio, dichos traductores expurgaron esas secciones por no ofender a los seguidores de Zwinglio, que disentían de Lutero en su concepto de los sacramentos. Sin embargo, los traductores también “esponjaron” muchas secciones en donde el artículo de la justificación se expone con mayor claridad en este Comentario. Es importante que el lector de la versión al español se familiarice con el contenido del Comentario de Lutero, y no solamente conozca las partes que fueron traducidas originalmente del latín al inglés. 2 Rörer (1492-1557) llegó a Wittenberg en 1522, después de haber estudiado en Leipzig. Desde el principio nunca desaprovechó oportunidad de escuchar a Lutero dictar disertaciones, o de predicar, y es a él a quien principalmente somos deudores por los sermones de Lutero que existen hasta el día de hoy. Fue un huésped bienvenido en la casa de Lutero, llegando a visitar casi cada día. Después de su ordenación en 1525 – el primer servicio de ordenación evangélico que celebrara Lutero – sostuvo por una docena de años una posición algo así como jefe de diáconos. Participó en el Coloquio de Marburgo, las Visitas de Sajonia, y la Concordia de Wittenberg; y fungió como secretario a la Comisión para la revisión de la traducción de Lutero de la Biblia. En 1537 renunció a su función eclesiástica a fin de dedicarse a la preparación de la colección de las obras de Lutero. 3 Dietrich (1506-1549) llegó a Wittenberg como alumno el mismo año que Rörer. En 1527 llegó a ser el secretario privado de Lutero vivía en su casa. Es a él a quien somos deudos en parte por nuestro conocimiento de las Charlas de Mesa de Lutero (Table Talk), como también de la colección de Hauspostillen, o charlas dadas por Lutero en los momentos de devoción junto con su familia. Dietrich partió de Wittenberg en 1535 para formar parte del liderazgo que estableció la Reforma en su tierra natal de Nüremberg. 4 Cruciger (1504-48) fue oriundo de Leipzig. En 1519 fue oyente de la Disputa de Leipzig entre Lutero y Eck, y en 1521 llegó como alumno a Wittenberg. En 1525 fue nombrado a una posición pastoral y educacional en Magdeburgo, pero tres años fue llamado nuevamente a Wittenberg para fungir como Deputado Profesor de Teología y Ministerio de la Iglesia Castillo (Castle Church) en Wittenberg. Laboró 111 Todos estos tres habían participado en sus disertaciones de 1531, y Rörer, tal cual, había tomado extensos apuntes (utilizando una caligrafía de su propio ingenio) durante todas las disertaciones. Estos apuntes se encuentran impresos arriba del texto publicado del Comentario en la edición Weimar de las obras de Lutero,5 y son citadas ocasionalmente en los pie de página de este volumen, en donde se refieren como “el MS de Rörer.” De paso, muestran que el curso comenzó a dictarse el tres de julio y terminó el 12 de diciembre, con un total de cuarenta y un disertaciones hasta el final. Todo el texto publicado se origina en estos apuntes, salvo la exposición de Gálatas 5:6, la cual se deriva de un manuscrito propio de Lutero que lo hizo disponible a Rörer, aunque no fue escrito particularmente para este Comentario. A fines de julio de 1532, Rörer comenzó a escribir las disertaciones, de cuando en cuando consultando con Dietrich y Cruciger para confirmar su exactitud. A principios de 1534 ya estaba en manos del impresor, y un año después ya había sido publicado. Una segunda edición revisada prosiguió en 1538, y una versión en alemán en 1539. Más de treinta años después, en 1575, fue publicada la primera versión en inglés, y la traducción fue hecha de la segunda edición en latín. En 1577 fue ‘diligentemente revisada, corregida, e impresa nuevamente’, con dos más impresiones antes que terminara el siglo. Todas las subsiguientes ediciones en inglés, salvo una, parecieran haber sido reproducciones o sinopsis de la traducción del siglo dieciséis.6 La más conocida de éstas es la que se conoce por edición de ‘Middleton’, publicada inicialmente en 1807, la cual fue reimpresa seis o siete veces durante el siglo diecinueve, y prestó el texto para el resumen de J.P. Fallowe in 1939. Toma su nombre del hecho que tiene como prefacio ‘Vida del Autor y una historia completa e imparcial de los tiempos en que vivió, por el finado Rev. Erasmus Middleton, B.D., Rector de Turvey, Bedfordshire’.7 Middleton fue un clérigo evangélico de la Iglesia de Inglaterra, quien murió en 1805. Su ‘Vida’ de Lutero había sido publicada en el primer tomo de su Biographia Evangelica en 1769. No está claro quién preparó la edición de 1807 para la imprenta, pero su carácter general sugiere que no manifiesta una modernización muy hábil (con respecto a ortografía, puntuación y tales) de un texto considerablemente más antiguo, sin referencia alguna al latín original. En la preparación de esta edición se ha usado una ‘Middleton’ original, junto con una edición de tipo letra negra de 1616, la cual fue la más antigua disponible; y todo el texto ha sido comparado con el latín original. Hubiera sido un proyecto demasiado largo y costoso producir una traducción completamente nueva y moderna, además que hay en estrecha colaboración con Lutero y Melanchton. Tomó la iniciativa de publicar algunos de los sermones de Lutero, y colaboró con Rörer en la preparación de los primeros tomos de la colección de la obras de Lutero. En 1539 jugó un papel importante en el establecimiento de la Reforma en Leipzig. 5 WA 401, I-668, y 402, I-184. 6 Hubo al menos siete ediciones en el siglo 17, ocho en el 18, y trece en el 19. Tres de las últimas se publicaron en los Estados Unidos, como también la nueva traducción drásticamente abreviada (“agilizada”) de Th. Graebener en 1939. En una edición en inglés con fecha de 1845, el Rev. John Owen, M.A., intentó una nueva traducción; pero fracasó como reemplazo de la edición de ‘Middleton’, y pareciera que nunca más se reimprimió. 7 En inglés: “Life of the Author and a complete and impartial history of the times in which he lived, by the late Rev. Erasmus Middleton, B.D., Rector of Turvey, Bedfordshire”. 222 mucho que decir a favor de retener el estilo de los traductores de la época de Elizabeth, y quienes estuvieron tan cercanos a Lutero en espíritu como en su tiempo, y quienes hablaban el inglés como él lo hubiera hablado si hubiera sido su lengua materna. Si la manera como han traducido el latín no demuestra una traducción literal, es más certera que lo permitirían los predicados modernos, y retiene mucho más el sabor picante del original. No es fácil verter a Lutero al inglés del siglo veinte, aun cuando se le hace hablar ‘inglés americano’ como Th. Graebner admite en el prefacio de su versión condensada – muchos pasajes parecieran debilitarse y tornarse ineficaces al compararse con el latín. La única dificultad yace tal vez en parte debido a lo que Lutero dice, y no solo en la manera como lo dice, tal cual se puede ver en su propio Prefacio en esta edición. Aquí parecía que una traducción nueva era necesaria, y se ha hecho vertiéndola a la usanza moderna sin recurrir a un simple paráfrasis. En otros lugares, no obstante, aun cuando ha sido necesario alterar o añadir, se ha intentado armonizar con el estilo del siglo dieciséis. Los nombres de los traductores de la era de Elizabeth (tal cual nos explica el que en ese entonces era el obispo de Londres8 en su Prólogo) según su propia voluntad, nos son desconocidos. Pero podemos descubrir algo de ellos, tanto de la manera como tradujeron a Lutero y del prefacio de su traducción a la cual le dieron el título: ‘A todos las conciencias afligidas que gimen por la Salvación, y luchan bajo la Cruz por el reino de Cristo.’9 Pareciera que fueron simpatizantes de Zwinglio; pues a pesar de la gran admiración que tenían a Lutero y que encomendaban a Lutero por su obra, no podían evitar lamentar (aunque lo disculpaban) que él no era capaz de congeniar con el reformador Suizo en el tema de la doctrina sacramentaria, y tuvieron que confesar que habían omitido de su traducción un número de pasajes de su Comentario, los cuales hubieran ofendido a algunos lectores.10 En un aspecto relacionado, es de interés que 8 Edwin Sandys: Obispo de Worcester, 1559-70, y de Londres, 1570-76; Arzobispo de York, 1576-88. Él fue uno de los Comisionados para la revisión de la Liturgia en 1559, y uno de los traductores de la Biblia de los Obispos, 1563-65. 9 ‘To all afflicted consciences which grone for Saluation, and wrastle vnder the Crosse for the kingdome of Christ’ inglés antiguo, HC]. 10 ‘Y aunque su doctrina con respecto a la pequeña circunstancia del Sacramento no puede ser defendida a fondo, ni tampoco ha de maravillarnos en él, que estando ocupado con los puntos de mayor peso en la religión, no tuvo tiempo de ocio con el cual luchar investigando este asunto, ni tampoco debiera predisponer en contra de todo lo demás que él enseñó tan sanamente . . . Y aun en el mismo asunto del Sacramento, a pesar que difiere un tanto de Zwinglio, siguiendo demasiado cerca de la letra: aún así tampoco se une a los papistas, que colocara la transubstanciación o la idolatría. Por cuanto ya que el tema no surge a mayores, ni tampoco se dirige contra artículo alguno de nuestro Credo, no seamos tan exigentes que debido a una pequeña verruga desechemos el cuerpo entero… Pero el que de ninguna manera pueda tolerar esta tacha, entonces si puede, que diga el nombre de cualquier Doctor o escritor (salvo sólo la Escritura)… que no haya errado en alguna declaración o exposición de la santa Escritura. Pero si no puede, entonces que aprenda… a llevar lo mejor y dejar lo peor (aunque en este libro no hay tal cosa por temer, ya que nosotros por respeto a los sencillos hemos a propósito lavado con esponja y omitido tales lugares de tropiezo que fueron tan sólo muy pocos, que pudieran ofender) y dar gracias a Dios por cualquier cosa buena, y en particular por esto que nos ha dado por medio de Lutero, al abrirnos su gracia, misericordia y buena voluntad en su Hijo tan excelentemente mediante la predicación de este hombre…’ 333 desde que apareció por primera vez en 1535, el Gálatas de Lutero evocó protestas de los teólogos de la escuela de Zurich.11 No obstante, los pasajes omitidos de la traducción al inglés abarcaban más temas que los sacramentales – o cualquier otra – doctrina, y algunos a duras penas pudieran clasificarse entre las que pudieran ofender. Por ejemplo, incluyen puntos gramaticales y filológicos, y citas de previos comentaristas; y fueron más numerosos de lo que se hubiera esperado. Puede ser que los traductores laboraban a partir de una copia defectuosa del texto original, aunque no puede haber duda alguna que usaban la segunda edición del texto en latín. Sus omisiones principales se indican en este tomo en letra cursiva. Fue necesario suplir pasajes más cortos y de menor importancia, pero al mejor parecer no fue ni necesario ni deseable marcarlos, no fuera que las páginas hubieran quedado desfiguradas por demasiados cambios de tipo. No obstante, los traductores más que compensaron por cualquier omisión con la verbosidad de su traducción. Si Lutero quedó sorprendido (como él dice en su Prefacio) al verse representado como verboso en el latín de Rörer, ciertamente que se hubiera sorprendido mucho más al ver cuan prolijo se había vuelto en inglés. También hubiera protestado levemente en cuanto a algunos puntos, pues aunque a veces él sabía cómo vituperar, por cierto que no había dicho las cosas así tan fuertemente. No obstante, los traductores de la época de Elizabeth habían captado los acentos genuinos de Lutero. Al reparar las omisiones, corregir varios errores, y al podar frases totalmente superfluas, se puede decir que esa traducción lo representa con bastante precisión a los lectores de la traducción en inglés. En general se ha evitado cambios en la traducción, aun en lugares donde la traducción se vertió con bastante liberalidad, siempre y cuando el sentido de Lutero se haya representado a suficiencia y no hubiera algún tema de importancia en particular. En algunos casos, ciertas palabras y frases que no se encuentran en el original han sido colocadas entre corchetes en vez de haberse omitido. Muchas referencias a citas bíblicas colocadas por los traductores antiguos o por los redactores Weimar, pero no por Rörer, se han retenido. Las citas bíblicas han quedado en su forma del siglo dieciséis (en vez de asimilarse a la Versión Autorizada que vino posteriormente), salvo cuando por causa del latín, fueron necesarias ciertas modificaciones. En cuanto a la puntuación y el uso de mayúsculas, ni las ediciones previas del inglés ni del latín sirvieron de modelo para copiarlas al pie de la letra; pero si hay cierta medida de informalidad, particularmente en el uso de las mayúsculas, se puede tomar como un reflejo de mayor informalidad en el texto latín. 11 En una carta dirigida a Bullinger a fines de marzo, 1535, Bucer escribió: ‘Este comentario respecto a Gálatas del cual te quejas, fue de los apuntes que tomó Caspar Cruciger en las disertaciones que dictó Lutero hace tres años, pero que hasta ahora se publica. Maldice a todo amor y convenio que se pueda preservar sólo si se pone en riesgo la palabra de Dios. ¿Qué hay de malo en eso? Es cierto que él dice que los sacramentarios quieren ese tipo de convenio; pero ¿quiénes son los sacramentarios? Por sacramentarios él se refiere a los que sostienen que no hay nada más que pan y vino en el Sacramento. Pero usted no es ese tipo de persona; así que esto a usted no le viene al caso.’ (Bucer se equivocaba al pensar que Cruciger fue responsable por la publicación del Comentario. Véase el prefacio de los redactores de Weimar, WA 401, 2.) El pasaje en el cual Lutero ‘maldice todo amor… etc.’ fue uno de esos lavado con esponja por los traductores al inglés. Se encuentra seguidamente en la página 473 de la edición de Watson]. 444
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