El posible rol dinámico de las redes basadas en recursos naturales para las estrategias de desarrollo en América Latina Carlota Pérez1, Anabel Marín2 y Lizbeth Navas-Alemán3 Resumen - El presente trabajo explora el potencial de las redes basadas en recursos naturales (RRNN) para servir como plataforma de estrategias de desarrollo. El principal argumento en contra de tal posibilidad es que los recursos naturales no son tecnológicamente dinámicos. De ser ese el caso, estos serían en efecto incapaces de funcionar como base para el desarrollo. En este trabajo se argumenta que importantes cambios inducidos por el paradigma de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en la organización de las corporaciones globales, junto con el proceso de globalización de la producción y la híper-segmentación de los mercados, han modificado profundamente las condiciones en todos los sectores, incluyendo los asociados a los RRNN. Con este objetivo se analizan las fuerzas recientes y prospectivas que guían la innovación en RRNN hacia su “descomoditización”, y las condiciones que aumentan la probabilidad de que se tejan vínculos de cooperación entre los diversos agentes actuando aguas arriba, aguas abajo y hacia los lados de la base de recursos naturales, construyéndose así redes dinámicas de producción e innovación. Palabras clave: Recursos naturales, redes, sistemas de innovación, globalización, corporaciones globales, desarrollo, tecnología, dinamismo tecnológico, paradigmas tecno-económicos. 1 London School of Economics (LSE), Reino Unido, y Universidad Tecnológica de Talín, Estonia. 2 Unidad de Investigación de Políticas Científicas y Tecnológicas (SPRU), Universidad de Sussex, Reino Unido. 3 Instituto de Estudios del Desarrollo (IDS), Universidad de Sussex, Reino Unido. 1 1. Introducción El éxito de los cuatro Tigres Asiáticos en acortar la brecha de desarrollo y el gran salto de China e India, han planteado un doble reto para los países de América Latina. Esos fenómenos demostraron que el desarrollo es alcanzable; sin embargo, la ventana de oportunidad utilizada por los países asiáticos ya no se encuentra abierta para los recién llegados. Es por tanto necesario identificar un espacio de oportunidad tecnológica viable y desarrollar una estrategia adecuada para sacarle provecho. Debido a la rica dotación de recursos naturales de la que goza esta región, así como a la experiencia acumulada en términos de explotación de dichos recursos, este trabajo se plantea la pregunta de si las industrias basadas en RRNN, junto con las industrias que los procesan, pueden proporcionar dicho espacio para la innovación, de manera que puedan servir como plataforma para estrategias exitosas de desarrollo. En línea con la tradición evolucionista, neo-schumpeteriana, partimos de la idea de que ciertas industrias ofrecen mayores oportunidades de innovación y dinamismo que otras, y que, en el pasado, las industrias de RRNN no se habían incluido en la lista de aquellas con mayores posibilidades. No obstante, creemos que las razones que condujeron a esa opinión son en gran medida de carácter histórico, es decir que están vinculadas al modo como dichas industrias se desarrollaron desde la década de 1920, (dentro del paradigma de la producción en masa), y al comportamiento típico de las Corporaciones Multinacionales (CMs) del sector de materias primas durante el siglo XX. A nuestro juicio, estas condiciones están cambiando. Tanto las industrias basadas en RRNN como sus mercados usuarios se están volviendo más dinámicos. Es por esto que sostenemos que en lugar de permanecer en la condición de “maldición” multidimensional y actuar como traba al desarrollo, es posible que los RRNN se conviertan en la base para una estrategia de desarrollo tecnológicamente dinámica y sustentable. Esto es crucial para la mayoría de los países en desarrollo que dependen en gran parte de las exportaciones de bienes primarios. Tres cuartas partes de los países del África Subsahariana y dos tercios de los de América Latina (AL), el Caribe, África del norte y el Medio Oriente aún dependen de productos básicos al menos en la 2 mitad de sus ingresos por exportación. Y esta cuestión es aún más relevante dado que, hasta ahora, el proceso de globalización ha concentrado en Asia las industrias de fabricación. Este trabajo se organiza como sigue: la Sección 2 es un breve panorama de los principales argumentos existentes en la literatura que contribuyen con la percepción generalizada de que los recursos naturales son inadecuados como plataforma para el desarrollo. La Sección 3 identifica los cambios en la economía mundial que incrementan el espacio de oportunidad para la innovación y el dinamismo en todos los sectores, incluyendo el de los recursos naturales. También argumenta que estos cambios implican la ampliación del análisis desde el producto primario hasta toda la red de actividades aguas arriba y aguas abajo, desde la inversión inicial hasta el usuario final. La Sección 4 discute las fuerzas que hoy en día están guiando o influenciando la innovación en las redes basadas en recursos naturales, en tanto que definen un nuevo espacio de oportunidad para el dinamismo. La sección de cierre resume el argumento para una estrategia basada en la combinación de recursos naturales con tecnología, en este período en particular, y discute brevemente los principales retos y riesgos que enfrentan los diseñadores de políticas cuando se deciden por ese tipo de estrategia. 2. La argumentación ahistórica contra los recursos naturales en el desarrollo La cuestión de si los recursos naturales contribuyen o no a los procesos de desarrollo y el modo como lo hacen ha existido desde Adam Smith. No obstante, a finales del siglo XIX, los países ricos en recursos como Canadá, los EEUU, Suecia, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina y otros pudieron utilizar su riqueza natural, en mayor o menor medida, como base para dar un salto en el desarrollo. Las condiciones cambiaron en el siglo XX con el advenimiento de la revolución de la producción en masa y, desde la década de los 50 en adelante, la noción de que la producción de recursos naturales era una desventaja y no llevaba a la industrialización se volvió el centro de la agenda del desarrollo. Los estructuralistas, preocupados por el pobre desempeño económico de América Latina y de los países de África en esa época, rechazaron fuertemente la fórmula neoclásica según la cual estos países debían especializarse en RRNN, por poseerlos en abundancia. 3 Raúl Prebisch (1950) y Hans Singer (1950) registraron la tendencia descendente en el precio relativo de los productos básicos, relativo a los bienes manufacturados al igual que su baja elasticidad–ingreso, y un menor crecimiento de la demanda. Por el lado del suministro, subrayaron dos problemas. Primero, que los RRNN no promovían el progreso tecnológico, a diferencia de los bienes manufacturados, de modo que, en palabras de Singer (1950): “no proporcionan las bases para iniciar la expansión del conocimiento tecnológico, la educación urbana, el dinamismo y la adaptabilidad que acompañan a la civilización urbana, y a las economías externas directas Marshallianas” (Singer, 1959, p. 476). En segundo lugar, que cualquier progreso tecnológico que logren, en lugar de conducir a incrementos en la demanda o los beneficios, se traduce en reducción de precios, beneficiando así a los consumidores de los países extranjeros y no a los productores de RRNN de los países en desarrollo. Este documento se concentrará en discutir si estas desventajas del lado de la oferta siguen siendo válidas en el actual mundo globalizado, en donde el comportamiento innovativo y las estructuras de mercado han experimentado modificaciones profundas gracias a la revolución de la información y las telecomunicaciones. Es cierto que han existido muchos otros argumentos que niegan el importante papel de los recursos naturales en el desarrollo. Nurkse (1958) se centró en la inestabilidad de los precios de exportación. Singer (1950 y 1975) y Hirschman (1958) se refirieron al carácter de enclave de las corporaciones multinacionales (CMs) en los países en vías de desarrollo, las cuales repatriaban los beneficios obtenidos en la producción de recursos naturales y no invertían ni aguas arriba ni aguas abajo. En 1990, estas preocupaciones fueron corroboradas con lo que se llamó “la maldición de los recursos naturales” (Auty, 1993; Sachs y Warner, 1995; Gylfason et al., 1999). La posesión y explotación de los recursos naturales tendría consecuencias políticas negativas, llevando por un lado a la corrupción y a los “estados rentistas” y, por el otro, a la llamada “enfermedad holandesa”, la cual desmotiva la exportación de bienes manufacturados debido a la sobrevaluación del tipo de cambio. Investigaciones posteriores han cuestionado algunos de esos argumentos. Gelb (1988) y Fardmanesh (1991) han cuestionado la inevitabilidad de la enfermedad holandesa en los países en vías de desarrollo; Knudsen y Parnes (1975) cuestionaron el necesario impacto negativo de la inestabilidad en los precios de exportación sobre el crecimiento. Bravo-Ortega y de Gregorio (2005) y posteriormente Lederman y Maloney (2008) han proporcionado datos que niegan la asociación negativa entre la exportación de RRNN 4 y el crecimiento, mientras que Cuddington et al. (2007) cuestionó la maldición de los RRNN. Nuestra tarea será desafiar la premisa más fundamental en relación con los recursos naturales y el desarrollo: la que niega su dinamismo tecnológico y por ende su capacidad para apoyar la innovación y el aprendizaje, como fuentes de un creciente proceso de desarrollo autosostenido. Lo que vamos a argumentar aquí es esencialmente que el advenimiento de la revolución en las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) ha venido cambiando tan radicalmente las condiciones que algunas de las tendencias empíricamente evidenciadas en el pasado pueden haber dejado de ser válidas. No obstante, en vez de explorar los datos numéricos, examinaremos las formas concretas como se ha transformado el contexto para la innovación y los mercados en la sociedad de la información globalizada. Es cierto, por ejemplo, tal y como lo observaron Prebisch y Singer, que en las décadas de los 50 y los 60 los bienes manufacturados experimentaron un incremento constante y estable en precios, mientras que las materias primas decrecieron en precio y se vieron marcadas por la volatilidad. Desde mediados de 1980, sin embargo, la combinación del bajo costo de la mano de obra en China y de la mayor productividad facilitada por las TIC los precios de los bienes manufacturados han venido bajando, mientras que los precios de la energía y las materias primas se han estado incrementando debido al rápido crecimiento en la demanda traído por la globalización (Kaplinsky, 2009). Algo similar puede decirse acerca de la elasticidad-ingreso relativa entre los bienes manufacturados y los materiales. Respecto a la comida, por ejemplo, es claro que más allá de determinado nivel, el incremento en ingresos no conduce al aumento del consumo de alimentos. Sin embargo, el crecimiento durante las décadas de 1950 y 1960, correspondía a mayores ingresos para los mismos consumidores. La globalización, en cambio, supone la incorporación constante de nuevos consumidores. El mismo Singer en su artículo de 1975 cuestionó algunos de sus planteamientos en el artículo de 1950, reconociendo que muchas de sus observaciones anteriores ya no se correspondían con los hechos. En su artículo más reciente, sostenía que lo que interesa no es tanto el tipo de bien que se produce – bienes manufacturados o recursos naturales – sino más bien quién desarrolla la tecnología. El debate no obstante se encuentra todavía abierto, y de hecho en muchos círculos académicos y políticos, la idea dominante continúa siendo que los RRNN representan un obstáculo para el desarrollo. Sorprende la falta de profundidad en el tratamiento de 5 este tema. Es difícil creer que sectores tan dinámicos en términos de tecnología como el de la producción de petróleo se encuentren en la misma categoría que el cultivo de limones. De esto se desprende que no importa cuánto hayan cambiado las condiciones, la idea prevaleciente es que los RRNN no son una buena plataforma para emprender un proceso de desarrollo. En el resto de este trabajo, cuestionaremos esta perspectiva concentrándonos en las fortalezas que actualmente impulsan la innovación en las industrias conectadas con los RRNN. Nuestra premisa es que el potencial para la innovación define el espacio de oportunidad para el crecimiento (y por ende, para el desarrollo). Llama la atención que haya tan pocos estudios que analicen en forma sistemática los recursos naturales en relación con su potencial para el desarrollo tecnológico. 3. Reintroduciendo la historia y adoptando un enfoque de redes Una de las principales debilidades de la literatura que cuestiona el posible dinamismo de los recursos naturales es suponer la existencia de verdades universales respecto a determinados sectores y que dichas verdades no cambian con el tiempo. No obstante, los economistas evolucionistas sostienen que el cambio tecnológico es el corazón mismo del crecimiento económico, junto a los constantes cambios en el dinamismo relativo de compañías, industrias y sectores. En este trabajo, se argumenta que las TICs, en combinación con el paradigma tecno-económico (Pérez, 1986 y 2009) que ha evolucionado como la forma ideal de utilizar su potencial al máximo, están cambiando el espacio de oportunidad para la innovación en recursos naturales y especialmente en toda la red de actividades aguas arriba y abajo, desde la inversión inicial hasta el uso final. La difusión de las TICs – en particular de la comunicación instantánea a bajo costo a través del mundo – ha llevado en las últimas tres décadas a una transformación fundamental en la organización de las compañías, la ubicación de la producción y la estructura de los mercados. La profundidad de esos cambios exige una reevaluación de las ideas establecidas acerca de todos y cada uno de los sectores (Pérez 2010). El cambio en el modo de organización de las compañías ha resultado en redes complejas de colaboración a lo largo de las cadenas de valor, a nivel local, nacional y global; entre empresas grandes y pequeñas; entre los negocios y las universidades, etc. La redistribución geográfica de la producción ha permitido la optimización global de 6 la localización, en términos de ventajas comparativas, de cada una de las actividades (ya sean centrales, periféricas o accesorias) en cada una de las redes, sean éstas dirigidas por corporaciones globales o resultado de asociaciones entre empresas medianas y pequeñas. El cambio en la definición y segmentación de los mercados brinda un espectro creciente de oportunidades para el posicionamiento y reposicionamiento estratégicos, desde el segmento de productos estandarizados (tipo commodity) hasta innumerables nichos especializados, en cada industria y en cada producto, ya sea en el sector manufacturero, o en el de servicios o el primario. Estas transformaciones tienen varias consecuencias cuando se analiza la contribución potencial de los RRNN al desarrollo. Uno es que el modelo de producción de recursos naturales del tipo “enclave extranjero” ya no es sostenible o competitivo (aunque pueda sobrevivir en casos particulares). Las corporaciones globales están cada vez más incorporando y estimulando la creación de empresas locales de servicios intensivos en conocimiento, financiando el aumento de sus capacidades y tejiendo redes locales de colaboración (Urzúa, 2007; Walker y Jourdan, 2003). Otra consecuencia es que la noción de “commodity” aplicada generalmente a los recursos naturales ya no es aplicable al espectro creciente de nuevos segmentos dirigidos a usuarios especializados. Incluso en los mercados de recursos naturales los segmentos “commodity” se han venido dinamizando tecnológicamente mediante la intensa incorporación de innovaciones en procesos y productos, incluso de alta tecnología, como en el caso de las semillas modificadas genéticamente (GM). De igual forma, la identificación del dinamismo tecnológico con la manufactura y, dentro de ella, con los sectores considerados de alta tecnología se ha vuelto obsoleta. La transformación más evidente ha ocurrido en el sector de servicios debido a la tendencia natural de las TIC a transformar todos los servicios basados en información y los intangibles en general. El sector de servicios deberá ahora analizarse como cubriendo un amplio espectro de naturaleza muy distinta, desde el comercio y los servicios estrictamente personales, pasando por una gama de servicios de variados niveles de complejidad (incluyendo los de salud y las industrias creativas) y llegando hasta los Servicios Empresariales Intensivos en Conocimiento (SEIC) de muy alta especialización, programas de software altamente sofisticados y actividades complejas en I+D, los cuales cobran cada vez mayor importancia. Muchos de estos servicios de alta tecnología son los que ahora ayudan a transformar los sectores basados en recursos naturales. El sector manufacturero mismo está segmentándose con rapidez, 7 por un lado, hacia los productos tipo commodity, de muy alto volumen, precios bajos y estrecho margen de ganancia, y, por el otro, una amplia gama de productos de mucho mayor valor agregado, adaptados y diferenciados, con márgenes de ganancia mucho más elevados, capturando con frecuencia ganancias extraordinarias de innovación. En lo que respecta a los recursos naturales, la segmentación de mercados está ocurriendo en los diversos sectores, a diferente ritmo y con intensidad variable, ya sea utilizando el cambio técnico para satisfacer nichos especializados, o rescatando métodos tradicionales (como los cultivos orgánicos), dirigidos a los nichos de mercado que privilegian la protección del medio ambiente y la salud. Los nichos de alta tecnología presentan una demanda creciente de investigación CyT, tanto en materiales especializados y químicos como en las ciencias de la vida, mientras que los nichos tradicionales demandan más innovación en organización, mercadotecnia, embalaje y distribución. El caso del café ilustra la capacidad para la diferenciación y la atención a nichos específicos, incluso en los productos más tradicionales. Colombia es por mucho el país más exitoso en cuanto a la diferenciación y mejora del café en la cadena de valor global (Giovanucci et al., 2002; Reina et al., 2007). El éxito se evidencia en el hecho de que haya tantas ventas de café en todo el mundo enfatizando el origen colombiano de su producto como sinónimo de alta calidad. El caso del vino representa una antigua industria tradicional fuertemente vinculada al territorio que se ha transformado radicalmente tanto en el aspecto económico como en el tecnológico. Smith (2007) apunta que “su evolución reciente incluye su crecimiento a largo plazo en el comercio mundial, montos significativos de inversión extranjera directa, creciente valor por unidad, demanda con elasticidad-ingreso positiva en los países de la OCDE, cambio tecnológico sostenido y mejoras en calidad, al igual que la incorporación exitosa de nuevos productores, incluyendo países en desarrollo.” Hoy en día, en los mercados del vino, “las diferencias en sabor son tan valoradas por los consumidores que una botella de vino ‘vintage’ puede ser un bien de lujo o un indicador de status, tan caro como un diamante” (Archibugi 2007). Giuliani, Morrison y Rabelotti (2011) muestran cómo los mercados mundiales del vino se han modificado en forma radical a través de intensas actividades de innovación tanto en la etapa agrícola como en la etapa de procesamiento en las industrias vitivinícolas de Argentina, Sudáfrica, y Chile. Dichos autores señalan la importancia de la fuerte vinculación entre agricultores y vinicultores en el logro de esos exitosos desarrollos. 8 En efecto, la tendencia a formar vínculos en red a lo largo de las cadenas de valor y cooperar entre usuarios y productores en el desarrollo tecnológico es la otra consecuencia de la transformación ocasionada por el paradigma de la TIC cuya importancia es enorme al examinar el potencial de los recursos naturales. Ya no es conveniente percibir los RRNN como procesos aislados de extracción, crecimiento o pesca, sino que habría que abarcar la red completa, desde los que participan en el proceso de inversión – especialmente en lo que concierne a los bienes de capital – pasando por las actividades de producción y las diversas rutas de procesamiento hasta llegar al embalaje, la distribución y uso en el mercado final, incluyendo todos los servicios proporcionados en el camino. Sólo así es posible juzgar la capacidad del sector, con todos sus componentes, para contribuir a procesos de desarrollo e incluso para iniciar un esfuerzo de convergencia (“catching-up”). El caso del sector agrícola en Argentina es ilustrativo en este sentido. Dicho sector estaba tradicionalmente dominado por 'chacareros’ (agricultores) – que eran dueños de la tierra y de las máquinas y centralizaban la mayor parte de las experiencias y las decisiones. Esto ha cambiado substancialmente, sin embargo, en las últimas dos décadas. Durante este tiempo se ha observado una tasa de innovación sin precedentes, que ha transformado al sector en una red compleja que involucra a varios actores nuevos: (a) los "contratistas" o granjeros arrendatarios, poseedores de maquinaria y conocimiento; (b) varias grandes compañías multinacionales y varias nacionales en la industria de semillas modificadas genéticamente (GM), de herbicidas y fertilizantes; (c) los productores de maquinaria (casi todos locales); (d) instituciones nacionales de C&T (tales como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA); y (e) fondos de inversión, entre otros. De ahí que la evolución del sector ya no sigue las viejas tradiciones sino que se guía por un sistema de innovación que involucra a todos los actores anteriormente descriptos, quienes comparten decisiones, conocimiento y riesgos, a través del mercado, los contratos a mediano plazo y la confianza mutua (Bisang et al., 2008). El cambio más dramático ha sido la adopción masiva en Argentina de la tecnología radicalmente nueva de la Siembra Directa (SD), la que implica sembrar las semillas sobre un suelo que no ha sido labrado previamente. Esto ha llevado a una serie de innovaciones de adaptación debido a que involucra un sistema completo de gestión agrícola que cubre la plantación, el manejo de residuos vegetales, el control de hierbas malas y plagas y otras actividades previas a la cosecha, y que por ser muy sensible a las condiciones agro- ecológicas locales 9 requiere de una adaptación muy fina (Ekboir, 2003). El sector de maquinaria agrícola ha sido particularmente exitoso en el diseño y la adaptación de equipos adecuados para este tipo de “agricultura de precisión”. PLA, una compañía particularmente exitosa, ha capturado una gran tajada del mercado argentino y exporta a Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Rusia, Ucrania, Kazakstán y Sudáfrica (García, 2008). Bajo las nuevas condiciones del mercado, cualquiera que sea el sector, habrá unas áreas de producto más dinámicas que otras. Incluso dentro de una misma compañía, es probable que haya un producto básico que proporciona el volumen de producción aunque con los márgenes bajos de ganancia, y varios otros productos de más alto perfil, más intensivos en tecnología y con mayores ganancias. De tal manera que, al tener que decidir hacia qué segmentos de mercado apuntar como centro de una estrategia de desarrollo, es importante delinear e identificar un espacio de oportunidad tecnológica capaz de promover un camino dinámico. En Brasil, por ejemplo, la biotecnología ha sido utilizada para transformar la madera de eucalipto en una variedad que proporciona la mejor pulpa para el papel, (mereciendo un prestigioso premio sueco); y otra línea de investigación obtuvo una variedad clonable resistente al hongo. También han desarrollado formas innovadoras para secar, barnizar y darle acabado a la madera de eucalipto, incluso cuando los árboles son relativamente jóvenes (10 años de edad), para producir lo que se llama ‘la Caoba Brasileña’ (Mogno Brasileiro), la cual es atractiva para hacer el tipo de muebles que normalmente habrían utilizado maderas tropicales, destinados a los mercados europeo, japonés y estadounidense (Flynn, c. 2003; Figuereido, 2009). Es interesante notar que la investigación en biotecnología en América Latina tiene una larga experiencia de interacción con el sector de recursos naturales y de especialización en innovación relacionada con productos agrícolas y pecuarios. En Argentina han tenido varios éxitos con la industria láctea, entre ellos un queso probiótico patentado localmente (Gutman et al., 2007). En Uruguay, frente a la leptospira, una enfermedad bovina que induce el aborto, lograron desarrollar una vacuna efectiva que se reformula cada año (Bortagaray y Sutz, 2008), y en Chile, desarrollaron una contra un mal del salmón (Maggi, 2007). En México se produjo una variedad libre de afecciones del popular aguacate Hass (Carbajal et al., 2008), y así sucesivamente. 10
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