EVOLUCIÓN A TRAVES DEL SISTEMA DE CHAKRAS Pepa Vidal Guerola Estudio de Yoga Valencia, Junio de 2006 INDICE INTRODUCCIÓN I MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL SOBRE EL SISTEMA DE CHAKRAS 1. REVISION DE LA LITERATURA SOBRE EL TEMA 2. ASPECTOS GENERALES SOBRE EL SISTEMA DE CHAKRAS 3. CARACTERIZACIÓN DE LOS CHAKRAS 3.1. PRIMER CHAKRA - MULADHARA 3.2. SEGUNDO CHAKRA - SVADISTANA 3.3. TERCER CHAKRA - MANIPURA 3.4. CUARTO CHAKRA - ANAHATA 3.5. QUINTO CHAKRA - VISSHUDDI 3.6. SEXTO CHAKRA - AJNA 3.7. SEPTIMO CHAKRA - SAHASRARA II PRÁCTICAS PARA ARMONIZAR LOS CHACKAS 4. EJERCICIOS FISICOS PARA EL DESARROLLO DE LOS CHAKRAS 5. PRÁCTICAS DE MEDITACIÓN PARA ACTIVAR LOS CHAKRAS III REFLEXIONES FINALES IV REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS INTRODUCCIÓN Mira dentro de ti; es en tu interior dónde está la fuente del bien, una fuente inagotable con tal que la explores permanentemente. Marco Aurelio Cuando se empieza a trabajar para conseguir la expansión de la conciencia por medio de la práctica del yoga y la meditación, o bien cualquier otro medio, llega un momento en el que se quiere avanzar otro paso en el entendimiento y profundizar en los distintos niveles de energía en los que nos movemos y es cuando se descubre que podemos llegar a conocerla, distinguirla, trabajar con ella e incluso controlarla, porque comprendemos que toda la Vida es energía, incluidos nosotros mismos, pero en diferentes estados o tasas vibratorias y los Chakras son los centros receptores, condensadores y emisores de estas energías en el ser humano. Es precisamente ese interés en profundizar en el conocimiento de las propias energías el que me llevó a la elección de este tema para mi trabajo de investigación. He tratado de presentar el tema no solo desde el punto de vista oriental tradicional, sino que también he tratado de reconciliarlo con la misteriosa enseñanza occidental que llega hasta nosotros a través de tradiciones tales como la cábala, el hermetismo, la alquimia y la astrología. No siempre es sencillo ver todo el esquema bajo sus numerosas y diferentes facetas y presentaciones, pero espero que dicho esquema quede algo clarificado tras esta presentación del tema. Se explica la anatomía oculta del hombre, se subraya aquí la estructura del sistema del hombre, y se explican las polaridades magnéticas y los campos de energía en cuanto que se relacionan con el flujo de vitalidad y los siete chakras del sistema. También se trata la aplicación de estos principios en la práctica por medio del yoga y el entrenamiento de uno mismo. Finalmente, se traza la relación entre astrología y chakras. Se consideran, en relación con ellos, algunas ideas concernientes al Zodiaco y los planetas. El presente trabajo pretende ser una ayuda para conocer y descubrir las posibilidades innatas en el ser humano, de modo que, junto a la exposición de la forma de manifestarse y al funcionamiento de cada chakra, se han incluido algunos ejercicios para armonizar los centros energéticos, para que produzcan una suave activación y una liberación de los bloqueos de los chakras. Una representación esquemática acompaña a cada chakra. Estas figuras son un lenguaje en sí mismas y ayudan a recordar los chakras; son un valiosísimos dispositivo para tratar de visualizarlos mientras se medita sobre ellos. Los diagramas de los chakras permiten que se medite coloreando los dibujos y repitiendo simultáneamente los sonidos bija (semilla) presentes en los pétalos del loto de los chakras. Trabajando diferentes técnicas de meditación se armonizan, calman y a la vez potencian las energías del cuerpo y la mente, pudiendo así penetrar en la conciencia trascendente ya que el reposo del cuerpo y de la mente confiere mayor lucidez a la conciencia despierta. El entendimiento teórico o mental del objetivo o tema a tratar no equivale a su verdadera experimentación, por lo que, igual que nadie puede comer por nosotros, tampoco nadie puede saber algo por nosotros; tendrá que ser por medio de nuestro propio esfuerzo el conseguir llegar a experimentar las realidades más profundas de nuestro interior; solo el deseo de explorar el espacio interior y la perseverancia para proseguir la búsqueda nos conducirán al éxito. I Marco teórico y conceptual sobre el sistema de chakras 1- REVISIÓN DE LA LITERATURA SOBRE EL TEMA No deja de ser extraordinario que los chakras, en tanto que componentes arquetípicos de la conciencia, hayan penetrado en la mentalidad colectiva y motiven más publicaciones y más referencias que nunca. Esta popularidad, aunque haya hecho de los chakras una noción entendida por todo el mundo, también introduce muchas informaciones equívocas y contradictorias. Conviene recordar que los chakras provienen de una tradición ancestral que muchos maestros de la Nueva Era apenas han rozado. Los chakras van unidos a la ciencia y la práctica del yoga. Esta palabra, que significa “unión”, designa un sistema filosófico y práctico que quiere unir el yo mortal a su naturaleza divina de conciencia pura. El origen del yoga y las primeras menciones de los chakras se retrotraen a los Vedas, palabra que significa «conocimientos» y denota una colección de himnos que forman parte de la más antigua tradición escrita de la India. Chakra también significa una rueda o círculo de seguidores de Tantra. También se cuenta que el dios Vishnú bajó a la Tierra y sus cuatro brazos sustentaban un chakra, una flor de loto, un bastón y una venera. En este caso el chakra pudo ser quizá un arma en forma de disco arrojadizo. Los Upanishad, o enseñanzas de la sabiduría transmitidas de maestro a discípulo, son posteriores a los Vedas. Algo dice el Yoga Upanishad (aprox. 600 a. C.) de los chakras como centros psíquicos de la conciencia, y luego el Yoga Sutra de Patanjali (aprox. 200 d. C.). De este último tenemos los ocho caminos clásicos de la tradición yóguica. Fue en la tradición no dualista de Tantra donde se integraron los chakras y la Kundalini en la filosofía yóguica. La enseñanza tántrica, en efecto, fue un sincretismo donde se entretejieron muchas de las tradiciones espirituales de la India, y se popularizó hacia los siglos VI y VII d. C. como reacción frente al dualismo anterior. Aconsejaba permanecer en el mundo en vez de separarse de él. Entre los occidentales, Tantra pasa por ser una tradición de prácticas sexuales, porque el tantrismo sitúa la sexualidad en el contexto de lo sacro y contempla el cuerpo como el templo sagrado de la conciencia que lo habita. Sin embargo, este aspecto sólo es parte de una filosofía mucho más amplia, en la que se combinan muchas prácticas de hatha y kundalini yoga, la veneración de diversas deidades, sobre todo las diosas hindúes, y la integración de las fuerzas universales. Literalmente la palabra tantra significa «telar» y denota el tejido de diferentes hilos que confluyen para formar el tapiz de la totalidad. De esta forma, el Sistema de los Chakras derivado de la tradición tántrica entreteje las polaridades de lo espiritual y lo material, la mente y el cuerpo, lo masculino y lo femenino, el Cielo y la Tierra, en una sola filosofía que aúna muchas vetas filosóficas y arraiga en la tradición oral que decíamos, anterior incluso a los Vedas. El texto principal que dio a conocer la noción de chakras en Occidente fue una recopilación de textos tántricos traducidos al inglés por Arthur Avalon en su libro The Serpent Power. Los sistemas que mencionan siete niveles del ser humano o de la naturaleza, o siete planos de la realidad física, no son exclusivos de la literatura india, sino que son bastante comunes. Los teósofos, por ejemplo, aluden a los siete rayos cósmicos de la creación y a las siete razas de la evolución. A ellos debemos también la representación gráfica del átomo físico ultérrimo, según C.W. Leadbeater, una de las principales figuras de la Sociedad Teosófica Británica, clérigo anglicano que vivió entre finales del siglo pasado y principios de éste, muestra en varias de sus obras el dibujo de éste átomo, el cual vemos que es igual a la representación que actualmente se le da al ADN; tanto él como la doctora Helena P. Blavatski son autores de importantes estudios ocultistas y metafísicos sobre los chakras y los diferentes cuerpos que poseemos. Átomo físico ultérrimo Los cristianos hablan de los siete días de la creación, los siete sellos, los siete ángeles, las siete virtudes, los siete pecados capitales, etc. El Árbol de la Vida de los cabalistas, que fue y sigue siendo también un sistema para el estudio del comportamiento y de la conciencia, tiene siete niveles horizontales distribuidos entre sus tres columnas verticales y sus diez Sefirot. Además, describe un camino entre la Tierra y los Cielos, como el Sistema de los Chakras. Aunque la correspondencia no es exacta, sí se observan paralelismos significativos por cuanto la Kabbalah también describe un camino de la evolución desde lo material hasta la conciencia suprema. Cuando combinamos el Sistema de los Chakras con la Kabbalah resulta posible localizar los Sefirot en el organismo y asociar las dos tradiciones ancestrales, que obviamente tienen raíces comunes. Lejos de las mitologías y las religiones, la preeminencia del siete también se halla en los siete colores del arco iris, los siete tonos de la escala mayor (en la música occidental), los siete días de la semana, y los hipotéticos ciclos septenales de la vida: la infancia hasta los siete años, la adolescencia hasta los catorce, la mayoría de edad a los veintiuno, el primer retorno de Saturno a los veintiocho. Muchas culturas conocieron centros de energía o niveles de conciencia similares a los chakras, aunque no siempre en número de siete. Los chinos tuvieron un sistema de seis niveles correspondiente a los hexagramas del I Ching, basado en las dos fuerzas cósmicas del yin y el yang. En consecuencia hay seis pares de meridianos orgánicos que además guardan correspondencia con cinco elementos (el fuego, la tierra, el metal, el agua y la madera). Los indios hopi conocieron cinco centros de energía del organismo. Apenas cabe dudar de que estas correspondencias míticas encierren una clave básica del entendimiento. Tenemos ahí, en alguna parte, un mapa cósmico susceptible de orientar la aventura exploradora de la conciencia. No han faltado indicaciones en tal sentido procedentes de todas las épocas y de todos los continentes. ¿No sería hora de que empezásemos a ligar estas claves a fin de buscar el rumbo que pueda sacarnos de las dificultades actuales? Por fortuna menudean cada vez más los estudios que corroboran la existencia de los chakras y de la correspondiente forma de energía, la Kundalini, desde los textos escritos en lenguaje denso y difícilmente comprensibles para la mente occidental, pasando por guías terapéuticas eminentemente prácticas hasta llegar a los pequeños manuales introductorios al tema, escritos en lenguaje claro y sencillo, asequible a casi todas las mentes. En estas páginas hago referencia a algunos de ellos. Aunque sería preferible que el sistema resultase creíble a través de las propias experiencias personales, y sólo en un segundo tiempo acudiendo a las pruebas científicas. Las ciencias «duras» tienen poco que aportar en cuanto a la aplicación del sistema, salvo una especie de aval ideológico. Ya que los chakras, en último término, son una experiencia interior subjetiva y saber de ellos es sólo la primera parte de la batalla; el verdadero desafío consiste en experimentar. Y precisamente de experimentar se trata, a través de la Ruta Jacobea según nos propone Lawrence Body en su libro “El loto que nace en el Camino”, quien ha estudiado y experimentado personalmente el tipo de vivencias necesarias y la energía que se moviliza en cada etapa del Camino de Santiago coincidente con cada uno de los siete chakras principales, que lógicamente también se manifiestan en la Tierra como Ser vivo que es y cuya información puede resultar interesante a muchas personas, por lo que se incluye en el apartado de Caracterización de los Chakras. Gracias a la fisiología moderna sabemos ahora que los siete chakras guardan correspondencia con los siete ganglios nerviosos principales que derivan de la médula espinal. Los textos antiguos mencionan otros dos chakras menores, el soma chakra, localizado exactamente por encima del tercer ojo, y el loto Anandakanda que contiene el Árbol celestial de los Deseos (Kalpataru) del chakra cordial. Algunos sistemas esotéricos proponen nueve chakras, o doce, mientras que otras tradiciones, como el budismo vajrayana, describen sólo cinco centros. Siendo así que un chakra es literalmente un vórtice de energía, su número no está limitado. Pero los siete chakras «maestros» dan un sistema tan profundo como elegante, cuya topografía coincide con los plexos nerviosos que decíamos y al mismo tiempo conecta nuestra existencia física con otros dominios más elevados y más profundos, ajenos al orden físico. 2 - ASPECTOS GENERALES SOBRE EL SISTEMA DE CHAKRAS Los chakras son centros psíquicos que no pueden describirse plenamente desde un punto de vista material o fisiológico. Una ley física afirma que, en el universo, la energía no se destruye, sino que únicamente puede transformarse en otras formas de energía. La energía que actúa detrás de la manifestación material del cuerpo y sus funciones y capacidades está compuesta por un sistema energético complejo sin el cual no podría existir el cuerpo físico. Este sistema energético está formado por tres componentes fundamentales: 1) Los cuerpos no materiales o cuerpos energéticos. Estos se dividen a su vez en: 1.1 El cuerpo etérico. 1.2 cuerpo emocional o astral. 1.3 El cuerpo mental. 1.4 El cuerpo espiritual o causal. 2) Los chakras o centros energéticos. 3) Los nadis o canales energéticos. En este sistema los nadis constituyen una especie de arterias intangibles. La palabra «nadi» procede del sánscrito y significa aproximadamente «tubo», «vaso» o «arteria». Su función consiste en conducir el «prana» o energía vital a través del sistema energético no material. A través de los chakras, los nadis de un cuerpo energético están unidos con los nadis del cuerpo energético vecino. Algunos textos indios y tibetanos antiguos mencionan el número de 72.000 nadis; otros escritos históricos hablan de 350.000 nadis. Esta ilustración muestra una representación histórica de una tablilla de chakras y nadis procedente del Tíbet. Junto a los siete chakras principales podemos reconocer un gran número de chakras secundarios, así como una red prácticamente inabarcable de finos canales energéticos, los nadis. Éstos se aúnan en 14 nadis principales, que a su vez se corresponden con los chakras. En la anatomía oculta del hombre hay dos corrientes principales de energía o nadis, que fluyen en los lados derecho e izquierdo y que son positivo y negativo, cuyo nombre en sánscrito es Ida y Pingala. Estas corrientes de energía parecen cruzarse en nudos o puntos entre los chakras, de este modo se constituye el esquema del Caduceo o Eje de Hermes, que en terminología hindú recibe el nombre de Meru Danda. Cuando las fuerzas positiva y negativa se equilibran y solo entonces, se manifiesta una tercera fuerza conocida con el nombre de Sushumna. Esta tercera fuerza es el pilar central en terminología cabalística. Se trata del canal del centro de la columna vertebral. Cada chakra es un vórtice de energía que gira bajo la influencia de una corriente positiva y otra negativa que actúan sobre él. Cuando estas corrientes se cruzan en los nódulos en que la positiva es dominante, el chakra gira en su dirección apropiada, por tanto, cada chakra parece que gira en la dirección opuesta al anterior y al posterior. Es un proceso similar al que se produce cuando se genera electricidad, ya que las corrientes son alternas, no directas. Este proceso se relaciona también con el flujo de energía que hay alrededor de la superficie terrestre, debido a la rotación diurna de la Tierra sobre su eje. Cuando gira la Tierra entre mediodía y medianoche, la corriente fluye hacia el Sol, pero durante la otra mitad de su revolución entre medianoche y mediodía fluirá en la dirección opuesta. Y dado que el hombre es un microcosmos del macrocosmos, este proceso se refleja similarmente en su sistema, por lo tanto sus corrientes de energía también alternan entre sus polaridades.
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