ebook img

Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet PDF

35 Pages·2010·1.61 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet

Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet Miguel ETAYO GORDEJUELA [email protected] Resumen Nueva York, ciudad del exilio, también del exilio cultural, genera, entre otros, un discurso visual, pictórico, del que nos vamos a ocupar brevemente con tres ejemplos, donde las pinturas se en- treveran con los escritos de los propios artistas e incluso, alguna vez, con la música: los pintores son un italiano, Joseph Stella (1877-1946), un holandés, Piet Mondrian (1872-1944) y un francés, Jean Dubuffet (1901-1985). Palabras clave: Nueva York, pintura, Joseph Stella, Piet Mondrian, Jean Dubuffet. Title: New York in painting. Three European painters: Stella, Mondrian and Dubuffet Abstract New York, city of exile and cultural exile, generates, amongst others, a visual and pictorial dis- course which we are going to deal with briefly, through three examples, where the paintings mix with the artists’ writings and even, with music. The chosen painters are the Italian Joseph Stella (1877-1946), the Dutch Piet Mondrian (1872-1944) and a French one, Jean Dubuffet (1901-1985). Keywords: New York, painting, Joseph Stella, Piet Mondrian, Jean Dubuffet. Índice 1. Joseph Stella 2. Piet Mondrian 3. Jean Dubuffet 4. Conclusión Nueva York, ciudad del exilio, también del exilio cultural, genera, entre otros, un dis- curso visual, pictórico, del que nos vamos a ocupar brevemente con tres ejemplos, donde las pinturas se entreveran con los escritos de los propios artistas e incluso, al- guna vez, con la música: los pintores son un italiano, Joseph Stella (1877-1946), un holandés, Piet Mondrian (1872-1944) y un francés, Jean Dubuffet (1901-1985). 1. Joseph Stella El primer caso es el de un muchacho que llega de Italia con dieciocho años y un bachi- llerato bien aprovechado. Stella (1877-1946) quiere continuar su formación y todavía no sabe que va a ser artista. Su sueño americano es hacerse médico y triunfar, como su hermano, el doctor Antonio Stella. El joven Giuseppe/Joseph Stella hubo de asimilar su nuevo nombre como otros miles de inmigrantes en Ellis Island. El suyo fue un viaje de ida, sin vuelta. La ciudad de Nueva York le cambió la vida, pero también él dejó su impronta en la cultura de aquella ciudad. Procedente de un pueblo pequeño, Muro Lucano, cercano a Nápoles, ¿se llega a convertir Stella en un americano? En 1923 lo fue legalmente. ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Figura 1. Joseph Stella, Edificios de la ciudad Para Stella, Nueva York: Es un inmenso caleidoscopio –todo es hiperbólico, ciclópeo, fantástico. Desde las cúpulas de sus templos dedicados al comercio se ofrece una nueva vista, una perspectiva que se extiende hacia el infinito. Los reflectores que aran al atarde- cer el cielo despiertan y estimulan la imaginación hacia los vuelos más atrevi- dos. Y las luces multicolores de los anuncios luminosos suscitan por la noche un himno nuevo de oración. (Haskell 1994: 219) No existe en castellano una edición de los textos de Stella. Escribió y pintó cosas como éstas porque, al cabo de dos años, dejó sus estudios de medicina y farmacia y se impuso su verdadera vocación, el arte. La ciudad de Nueva York ocupa un lugar central en su pintura, hasta el punto de que la identificación con ella llegará a ser total: Mi fe brotó de mi conocimiento íntegro del tema. En efecto, fui testigo del creci- miento y expansión de Nueva York que se operaba paralelamente al desarrollo de mi propia vida, y por ello me sentí autorizado para interpretar los titánicos esfuerzos, las conquistas ya obtenidas por la ciudad imperial para convertirse en lo que ya es ahora, el centro del mundo. (Haskell 1994: 213) Es una identificación con Nueva York como la del admirado “hijo de Manhattan” Whitman, con quien comparte también su visión positiva, entusiasta, iluminada, la del futurismo de América. Por influencia de Robert Henri –el de los Ocho, de la poco convencional Ashcan School– se interesó por los temas urbanos y eligió retratar inmigrantes como él: Croata e Inmigrante en Ellis Island, minuciosos dibujos de gesto dramático y preciso realismo (figuras 2 y 3). ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Figura 2. Joseph Stella, Croata Figura 3. Joseph Stella, Inmigrante en Ellis Island También las fábricas de Nueva York o las de Pittsburgh le impresionaron sobremanera a partir de que hubo de ilustrar, en los años 1908-1909, un trabajo sociológico titulado The Pittsburgh Survey, sobre las condiciones de vida de la clase obrera de aquella ciudad industrial (figuras 4 y 5). Figura 4. Joseph Stella, Pittsburgh Figura 5. Joseph Stella, Fábrica En sus escritos, Stella compara la mole de las fábricas con prisiones y sus luces, con relám- pagos. El paisaje industrial es un paisaje de horror que le remite a Poe (Haskell 1994: 206). Sus visiones pictóricas tienen a veces algo de las Prisiones de Piranesi (figuras 6, 7 y 8). ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Figura 6. Joseph Stella, Humareda Figura 7. Joseph Stella, Factorías Figura 8. Joseph Stella, Factorías por la noche Insatisfecho con su formación, en 1909 (con 32 años) viajó a Florencia, a las fuentes de la pintura. Enseguida habría de renunciar a la imitación de los antiguos, consciente de que su magisterio es más bien ético: “cómo ser independiente, sincero con uno mismo”. A decir verdad no tiene sentido hablar de arte moderno ni de arte antiguo. [...] el verdadero artista que vivió miles de años antes de Cristo es contemporáneo del verdadero artista de hoy. La única distinción es la que hay que hacer entre el producto falso (nacido muerto) y el verdadero (que permanece inmortal). (Haskell 1994: 215) ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Nunca renunció a ellos ni se sumó a quienes desde la vanguardia los atacaban. Comprendió que habría de pasar por París para encontrar su propio camino, y lo hizo en el momento en que triunfaban allí Fauvismo, Cubismo y Futurismo. Él mismo cuenta cómo se relacionó con Matisse, con Picasso en el Circo Medrano, con Modigliani, a quien acompañaba por el Bulevar Pasteur y protegía, con su corpulencia, de los tenderos a los que debía dinero, y con los futuristas Boccioni, Carrà y Severini, cuya amistad cultivó (Haskell 1994: 212). De vuelta a América, ya introducido en la vanguardia, participó con tres cuadros en el trascendental Armory Show de 1913, la presentación en sociedad de la vanguardia europea y americana en Nueva York; entre ellos estaba esta Naturaleza muerta (figura 9), un bodegón todo luz y colores exaltados, en que acaso apreciemos la influencia de Matisse. Figura 9. Joseph Stella, Naturaleza muerta La Batalla de luces (1914) es su proclamación como “el futurista americano” (figura 10). Cuenta Stella que al llegar una noche a Coney Island, donde está el célebre par- que de atracciones, quedó estupefacto ante la espectacular competencia de las luces eléctricas en aparente conflicto: ante sus ojos se desplegaba el tema que había estado buscando durante años (Haskell 1994: 206). ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Figura 10. Joseph Stella, boceto para La batalla de las luces. Coney Island Stella anticipa entonces la necesidad del gran formato que será propia también de la Escuela de Nueva York tras la Segunda Guerra Mundial, ese gran formato que sobreco- gerá a sus colegas europeos. Sentía que tenía que pintar aquel tema sobre una gran pared, pero hube de conformarme con el lienzo mayor que pude encontrar [...]. Construí el más in- tenso y dinámico arabesco que pude imaginar para expresar febrilmente la mul- titud desbordante y las máquinas giratorias que generaban por primera vez, no angustia ni sufrimiento, sino placeres violentamente peligrosos. Usé la pureza inmaculada del bermellón para acentuar el carnal frenesí de la nueva bacanal y toda la acidez del amarillo limón para las luces que deslumbraban alrededor [...]. (Haskell 1994: 218) La versión definitiva del cuadro es la siguiente (figura 11). ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Figura 11. Joseph Stella, La batalla de las luces. Coney Island El gran tema recurrente desde 1918 es el Puente de Brooklyn (1919), del que hará el icono de la modernidad americana (vid. figuras 12 a 15). ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Figura 12. Everett Longley Warner, El Puente de Brooklyn Figura 13. John Marin, El Puente de Brooklyn Figura 14. Albert Gleizes, El Puente de Brooklyn Figura 15. Georgia O’Keefe, El Puente de Brooklyn Evidentemente no fue el primero en pintarlo: si al principio los pintores lo trata- ron con atmosférica distancia –todavía en 1912 encontramos aquella visión en Everett Longley Warner (figura 12), un pintor impresionista americano que quedó algo pasado de moda tras el Armory Show–, la generación de Stella se sintió fascinada por esta obra de ingeniería y la adoptó como protagonista: el acuarelista John Marin (cubismo) (figura 13), Albert Gleizes (orfismo) (figura 14) y Georgia O’Keefe (simbolismo y precisionismo) (figura 15). [...] trazado para la unión de MUNDOS, sostenido por las torres negras y ma- sivas que dominan el tumulto que producen alrededor los rascacielos con su gótica majestad sellada con la pureza de sus arcos, los cables, como mensajes divinos de lo alto transmitidos a los vibrantes tubos, que cortan y dividen en innumerables espacios musicales la desnuda inmensidad del cielo, aquello me impresionaba como el santuario que contenía todos los esfuerzos de la nueva civilización de AMÉRICA –la reunión elocuente de todas las fuerzas que se alzan en una soberbia manifestación de sus poderes, en una APOTEOSIS. Para hacer ilimitado el espacio en que representaba mis emociones, elegí la mis- teriosa profundidad de la noche [...]. Me sentí profundamente conmovido, como ante el umbral de una nueva religión o la presencia de una NUEVA DIVINIDAD. (Haskell 1994: 206-207) ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Figura 16. Joseph Stella, El Puente de Brooklyn Era, se dijo entonces, la apoteosis del puente (figura 16). Los escritos de Stella, como vemos, son tan exaltados como su pintura. Hablan del nuevo mundo que crean la electricidad y el hierro: la electricidad, el rayo que viola despiadadamente la noche, y el hierro, que se encarama hacia los cielos y se tiende en puentes colosales (Haskell 1994: 213). Es muy interesante el relato del propio Stella: Invoqué la ayuda de los elevados versos de Walt Whitman y de la fiera plastici- dad de Poe. Bajo la titilante oscuridad de la noche, hice sonar todas las alarmas con la llamarada de la electricidad desparramada en relámpagos por los obli- cuos cables, los pilares dinámicos de mi composición, y para volver más acre el misterio de la metálica aparición, a través del verde y el rojo deslumbrante de las señales excavé aquí y allá cuevas como pasajes subterráneos hacia antros infernales. (Haskell 1994: 213) Por aquellos años, el poeta americano Hart Crane compuso el célebre poema que encabeza The Bridge (1930), en que mitifica el Puente de Brooklyn con idénticas apela- ciones a la música, la religión, la noche, el futuro. ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015 Arpa y altar fundidos por la furia (¿qué fuerza afinaría el coro de tu cordaje!) umbral terrible de la promesa del profeta, de la oración del paria y del gemido del amante. De nuevo las luces del tráfico que rozan tu lenguaje veloz y sin cesuras, inmaculado suspiro de los astros, salpican tu ruta, cifran la eternidad. Hemos visto la noche alzada en tus brazos. Insomne como el río que pasa por debajo de ti, tú que abovedas el mar, hierba que sueña en las praderas, ven a nosotros, los humildes, baja y con tu curvatura ofrece un mito a Dios. Algunos estudiosos han pensado que La voz de la ciudad de Nueva York interpretada (1920-1922) inspiró el poema de Hart Crane (figura 17). Figura 17. Joseph Stella, La voz de la ciudad de Nueva York interpretada. El lienzo de la derecha, es precisamente el que retrata el puente de Brooklyn De hecho, cuando el poeta se dirigió a Stella para ayudarle a publicar un ensayo sobre el puente en la revista parisina Transition, le escribió felicitándose de la “co- incidencia” (Kachur 1983). Esta ambiciosa obra que se conserva hoy en el Museo de Newark es su gran homenaje a la ciudad: ETAYO GORDEJUELA, Miguel (2010): “Nueva York en la pintura. Tres pintores europeos: Stella, Mondrian y Dubuffet” [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 2, núm. 1. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/articulo01.htm. ISSN: 1989-4015

Description:
En sus escritos, Stella compara la mole de las fábricas con prisiones y sus luces, con relám- pagos. El paisaje industrial es un paisaje de horror que le remite a Poe (Haskell 1994: 206) salpican tu ruta, cifran la eternidad. Hemos visto la noche alzada en tus brazos. Insomne como el río que pas
See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.