SECCIÓN DE OBRAS DE HISTORIA Serie Historia Crítica de las Modernizaciones en México Nación, Constitución y Reforma, 1821-1908 Historia Crítica de las Modernizaciones en México Coordinadores generales de la serie CLARA GARCÍA AYLUARDO IGNACIO MARVÁN LABORDE Coordinadora administrativa PAOLA VILLERS BARRIGA Asistente editorial ANA LAURA VÁZQUEZ MARTÍNEZ Nación, Constitución y Reforma, 1821-1908 Coordinadora ERIKA PANI 3 Primera edición, 2010 Primera edición electrónica (ePub), 2018 Esta publicación forma parte de las actividades que el Gobierno Federal organiza en conmemoración del Bicentenario del inicio del movimiento de Independencia Nacional y del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana. Revisión editorial: Paola Villers Barriga Diseño de portada: Paola Álvarez Baldit Imagen de portada: Vista de la Ciudad de México y los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl (1879), óleo sobre lienzo atr. a Salvador Murillo Museo Soumaya. Fundación Carlos Slim, A. C. / Ciudad de México Fotografía: Javier Hinojosa D. R. © 2010, Centro de Investigación y Docencia Económicas Carretera México-Toluca, 3655 (km 16.5), Lomas de Santa Fe; 01210 Ciudad de México D. R. © 2010, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México Francisco I. Madero, 1, San Ángel; 01000 Ciudad de México D. R. © 2010, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Av. Paseo de la Reforma, 175, piso 14, Cuauhtémoc; 06500 Ciudad de México D. R. © 2010, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México Comentarios: [email protected] Tel. (55) 5227-4672 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor. ISBN 978-607-16-0408-8 (volumen 3, impreso) ISBN 978-607-16-0442-2 (obra completa) ISBN 978-607-16-6068-8 (volumen 3, ePub) Hecho en México - Made in Mexico Índice Siglas Introducción Erika Pani México: una modernización política tardía e incompleta Luis Medina Peña 21 La reforma económica. Finanzas públicas, mercados y tierras Aurora Gómez Galvarriato y Emilio Kourí Derecho y garantías: el juicio de amparo y la modernización jurídica liberal María José Rhi Sausi G. Indios, pueblos y la construcción de la Nación. La modernización del espacio rural en el centro de México, 1812-1900 Daniela Marino ¿Convivencia o conflicto? Guerra, etnia y nación en el México del siglo XIX Guy P. C. Thomson Modernización, religión e Iglesia en México (1810-1910): vida de rasgaduras y reconstituciones Brian Connaughton El Porfiriato como Estado-nación moderno: ¿paradigma o espejismo? Paul Garner Comentario Josefina Zoraida Vázquez Bibliografía Siglas AGN: Archivo General de la Nación. AHMH: Archivo Histórico Municipal de Huixquilucan. Arisi: Asociación de Estudios sobre la Reforma, la Intervención Francesa y el Segundo Imperio. BUAP: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. CEC: Centro de Estudios Constitucionales, Madrid. CEDLA: Centro de Estudios de Latino-América, Amberes. CEHILA: Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en América Latina y el Caribe. CEMCA: Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. CIDE: Centro de Investigación y Docencia Económicas, A. C. CIESAS: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Colmex: El Colegio de México. Colmich: El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán. Conaculta: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Conacyt: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. CUP: Cambridge University Press. FCE: Fondo de Cultura Económica. FFyL: Facultad de Filosofía y Letras. IIB: Instituto de Investigaciones Bibliográficas. IIFL: Instituto de Investigaciones Filológicas. IIH: Instituto de Investigaciones Históricas. IIJ: Instituto de Investigaciones Jurídicas. ILAS: Institute of Latin American Studies, Nueva York. INAH: Instituto Nacional de Antropología e Historia. INEHRM: Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. Instituto Mora: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Segob: Secretaría de Gobernación. SEP: Secretaría de Educación Pública. SHCP: Secretaría de Hacienda y Crédito Público. UABJO: Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. UAEM: Universidad Autónoma del Estado de México. UAEM: Universidad Autónoma del Estado de Morelos. UAM: Universidad Autónoma Metropolitana. UDEM: Universidad de Monterrey. UIA: Universidad Iberoamericana, México. UIA-Puebla: Universidad Iberoamericana, Puebla. UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México. Introducción* ERIKA PANI** Procuremos pues dar este testimonio de nuestra cordura y moderación a las naciones de Europa […] Reformemos los abusos sin tocar a las personas […] persuadiendo al pueblo por el buen uso de la libertad de prensa [de] la importancia, conveniencia y necesidad de ciertos cambios, que aunque chocan con las ideas comúnmente recibidas, no por eso son menos justos, y éste es el fin que nos hemos propuesto en la continuación de este periódico que consagramos enteramente a la felicidad de nuestra patria.1 Así describía José María Luis Mora la misión del escritor público en un México recién independizado. Quienes se creían los constructores de la nueva nación compartían con Mora la convicción —primero optimista, después angustiada— de que la transformación del país era imprescindible. Sólo así podría México insertarse plenamente en un Occidente “moderno” al que reclamaba pertenecer pero del que se sentía relegado. La clase política de la joven nación coincidía: había que cambiar; no obstante, nunca pudieron ponerse de acuerdo ni en los medios, ni en lo que debían ser las características del fin. Así, para fines de la década de 1830, el análisis sectario de un Mora apesadumbrado postulaba que dentro de la clase política se enfrentaban los hombres del progreso —que buscaban “la ocupación de los bienes del clero; la abolición de los privilegios […], la difusión de la educación pública […] la igualdad de los extranjeros con los naturales en los derechos civiles, y el establecimiento del jurado en las causas criminales”— con los del retroceso —que pretendían “que el pueblo mexicano no ha nacido para gozar los beneficios sociales, ni recibir las instituciones políticas, que los producen en Europa y los Estados Unidos”—. El statu quo no tenía sino poquísimos partidarios: la clave compartida era la del movimiento.2 Anhelaban entonces adelantar en la “carrera de la civilización” tanto los abogados del libre cambio como los de la industrialización; quienes buscaban cortar con el lastre colonial como quienes deploraban el relajamiento de los “resortes” de la autoridad que había corrido paralelo al proceso de independencia. Se trataba de una carrera en la que estos mexicanos consideraban que no corrían sobre suelo parejo. Se palpa ya lo que se convertiría en uno de los tópicos recurrentes de la historia latinoamericana: la sensación de que, en el subcontinente, los tiempos son otros, que la historia no es un capítulo cerrado o el prólogo del presente, sino un “espíritu inquieto” que todo lo “infecta”.3 Cada grupo inventó entonces un “progreso” que en otros lares se desarrollaba lineal y coherente, y aquí tropezaba, se fragmentaba, se descomponía. Como admitiera Justo Sierra, al describir un México transformado por la paz, el ferrocarril y la industria, si bajo la tutela del general Díaz la “marcha” del país se había destrabado, esta “modernización” no por impresionante dejaba de estar trunca: “la evolución política” había sido sacrificada “a las otras fases de su evolución social”.4 El desconcierto de los políticos mexicanos se fincaba en la impotencia que les inspiraba la situación que vivían. México había surgido a la vida independiente tras 10 años de guerra civil y sin el reconocimiento de la antigua metrópoli. La recuperación económica sería lenta, en un contexto de mercados profundamente fragmentados. La política posrevolucionaria, en la que el recurso a la ficción de la nación soberana se había vuelto imprescindible, resquebrajaba viejas jerarquías territoriales y políticas. Se erigió en escenario para nuevos actores que jugaban siguiendo reglas resbaladizas e inciertas, emanadas de una legitimidad política contingente. La joven nación pesaba muy poco sobre el escenario internacional. Perdió los territorios del norte por el dinamismo económico y el apetito expansivo de Estados Unidos, al tiempo que la producción de plata era objeto de las ambiciones de las potencias comerciales, y que las raquíticas finanzas públicas dependían de préstamos que, muchas veces, terminaban reclamándose como deuda exterior. En este contexto, los políticos mexicanos creyeron poder constituir una nación que no existía. Recurrieron a la ingeniería constitucional —con dos actas constitutivas, tres constituciones, unas bases orgánicas y otras administrativas—, a la mecánica del pronunciamiento y a la marrullería electoral, a la prensa partidista, a la organización política y a la movilización militar. Echaron mano de la codificación, de la educación y de la represión para ordenar a una sociedad que se mostraba refractaria. Proyectaron los bancos, las vías férreas, los esquemas de desamortización y colonización que debían echar a andar una economía estancada, todo con la esperanza de transformar una realidad permanentemente insatisfactoria. Este libro explora los distintos proyectos de cambio que idearon y promovieron los miembros de la élite política decimonónica, en aquellos campos, fuertemente relacionados, que les preocupaban de forma particular: el de la consolidación del Estado y de la gobernabilidad, el de lo que hoy llamaríamos el desarrollo económico, y el de la construcción de una sociedad “moderna”, que imaginaban distinta al México indígena, corporativo y católico que heredaran del orden colonial. Los autores analizan los alcances y los límites de estas visiones de “modernización”, la forma en que entreveraban ideales, prejuicios e intereses, y los traducían a la vez que se veían moldeados por la lucha por el poder. Partiendo del hecho de que ninguno de estos proyectos se dieron en el vacío, indagan sobre la forma en que ciertos sectores de la sociedad reaccionaron ante los cambios para ignorarlos, adaptarlos o manipularlos, con resultados insospechados por sus promotores. Asimismo, ponderan el peso de las circunstancias que tantas veces determinaron, por encima de las ideas y los modelos, el contenido y el ritmo de las reformas. Luis Medina Peña revisa de forma crítica la “teoría del desarrollo político”, tan en boga en las décadas de 1950 y 1960, que postulaba que podían inducirse ciertos cambios económicos y políticos en países “subdesarrollados”, para que alcanzaran una “modernidad” que estos expertos definían como monolítica y uniforme. En su trabajo describe el desafortunado