Quaker Peace & Quaker United Quaker Council S o cial Witness Nations Office for European Geneva Affairs Mujeres en la cárcel e hijos de madres encarceladas Informe para los Amigos Grupo del Proyecto de Mujeres en la Cárcel Agosto de 2007 Mujeres en la cárcel e hijos de madres encarceladas: informe para los Amigos Contenido Mujeres en la cárcel: resumen página 3 Introducción al presente informe página 4 Cuestiones principales página 5 Provocar el cambio página 17 Actuar página 19 Recursos y contactos página 22 Sobre el Proyecto de Mujeres en la Cárcel página 25 Traducción al español: Gabriela Lozano Publicado por el Grupo de Delitos, Comunidad y Justicia de Quaker Peace & Social Witness para el Grupo del Proyecto de Mujeres en la Cárcel. Agosto de 2007 2(cid:31) Mujeres en la cárcel: resumen "Mujeres y hombres son diferentes. Tratar igual a hombres y a mujeres no da como resultado condiciones de igualdad" (Informe Corston) Hombres y mujeres son parecidos en situación de cárcel, sin embargo, se han tomado muy poco en cuenta las necesidades y problemas de las mujeres encarceladas que son diferentes a las de los hombres. Esta omisión probablemente refleja el hecho de que las mujeres son una muy pequeña minoría en la población total de reos: sólo el cuatro por ciento de las cifras mundiales. En todo el mundo, los regímenes de cárcel están casi invariablemente diseñados para una mayoría, es decir, para la población masculina de reos y, por ello, no contempla las necesidades de las mujeres. Las necesidades físicas, mentales y emocionales de las mujeres reclusas difieren de las de los hombres reclusos. Es probable que la cárcel no ofrezca los cuidados adecuados que se necesitan durante la maternidad y el período prenatal, o un acceso apropiado a productos de higiene femenina. La mujer puede tener necesidades diferentes en relación a ciertos problemas, por ejemplo, de adicción a sustancias, enfermedades psicológicas, manejo del enojo, un pasado con maltrato psicológico, físico o abuso sexual. En comparación con el resto de la población, las mujeres encarceladas presentan un mayor índice de enfermedades psicológicas y mentales y una mayor probabilidad de haber sido víctimas de abuso físico y sexual; en ellas el riesgo de autolesión y suicidio es mayor. Puede ser que respondan diferente a los régimenes de seguridad y que requieran formas menos severas de restricción física. Los régimenes de seguridad en las cárceles mixtas pueden resultar desproporcionadamente severos para las mujeres, debido a que fueron diseñados para hombres. La mayoría de las mujeres en la cárcel son madres, además de -muchas veces- ser únicas cuidadoras de sus hijos. Por ello, es especialmente importante que se encuentren formas de ayudarlas a mantener los lazos familiares. También es importante que se tomen en cuenta los derechos de los/as niños/as, hijos/as de madres encarceladas. Como lo demuestran las investigaciones, en un gran número de mujeres las sentencias con privación de la libertad son poco apropiadas, además de ser poco efectivas en cuanto a reducir los índices de delincuencia o de reincidencia en el delito. La experiencia de la cárcel puede tener efectos dañinos tanto para las madres como para sus hijos/as, además de que puede exacerbar los problemas psicológicos, mentales, o aquellos relacionados con drogadicción o alcoholismo en las mujeres encarceladas. De ningún modo negamos las necesidades de los hombres encarcelados; nos enfocamos en las mujeres encarceladas porque, en general, ni ellas ni sus hijos/as han sido tomados en cuenta por investigadores y gobiernos. Esperamos que este trabajo sirva para dar pie a que se realicen mayores investigaciones y para que los gobiernos de todo el mundo presten una atención más positiva y se sensibilicen ante la situación de las mujeres delincuentes y las que están en riesgo de delinquir. El grupo del Proyecto de Mujeres en la Cárcel Agosto de 2007 3(cid:31) Introducción al presente informe Un asunto que debe preocupar a los cuáqueros Casi desde los inicios de nuestra existencia hace 350 años, los cuáqueros nos hemos involucrado en cuestiones relacionadas con la justicia y las condiciones de quienes delinquen. A partir de nuestra convicción de que Dios está en cada individuo, vemos a los delincuentes como seres humanos con dignidad y derechos y nos preocupamos por su bienestar sin importar qué delitos hayan cometido. Para nosotros, no hay un sólo ser humano que quede fuera del amor de Dios. El área del crimen y el delito es una en donde se necesita del perdón y justicia. Esta intervención de tantos años por parte de los cuáqueros en las cuestiones de justicia penal y de derechos humanos a nivel nacional, regional e internacional, nos ha llevado a preocuparnos cada vez más por la problemática de las mujeres en la cárcel (cada vez más numerosas) y la situación de los niños de madres encarceladas, cuestiones ambas que no han sido tomadas en cuenta. Compartimos la idea de que la cárcel es un lugar inapropiado para muchas mujeres ya que (a) las mujeres no son tan peligrosas como para justificar los niveles de seguridad que se les imponen, y (b) con frecuencia necesitan cierto tipo de ayuda y apoyo que aún la cárcel mejor equipada es incapaz de proporcionar. Esta labor en particular, el Proyecto de Mujeres en la Cárcel, es resultado de la colaboración de cuatro organismos cuáqueros. Nuestra meta es propiciar cambios que se traduzcan en: • que menos mujeres sean encarceladas • que se reduzca tanto como sea posible el daño a los niños y niñas de madres encarceladas • que el trato a las mujeres en la cárcel mejore tanto como sea posible • y que los derechos de los hijos/as de madres encarceladas sean respetados a lo largo de todas y cada una de las etapas del proceso de justicia penal El objetivo de este informe es el de mantenerte informado/a y motivarte y ayudarte a formar parte de los esfuerzos por lograr estos cambios. Sobre este informe En este informe se subrayan las necesidades de las mujeres encarceladas y los efectos dañinos que el encarcelamiento y la detención preventiva en todo el mundo tienen en las mujeres y sus hijos/as. También se explica aquí cómo mantenerse en contacto y vincularse con la labor del Proyecto de Mujeres en la Cárcel y se sugieren algunas formas en las que puedes contribuir a generar un cambio para mejorar la situación. Es difícil tratar de resumir las condiciones que padecen las mujeres encarceladas del mundo cuando éstas varían tanto de un país a otro. La información aquí incluida proviene de fuentes fidedignas de investigación: básicamente las nuestras. Da una imagen general de la situación en las cárceles del mundo a fin de proporcionar a lectoras y lectores una vista panorámica de los problemas y necesidades específicas de las mujeres encarceladas en su conjunto. No todas las condiciones y prácticas se aplican a todos los países. Instamos al lector o lectora a que verifique por sí mismo/a en qué medida las cuestiones que aquí planteamos se aplican a su país. Este proyecto cuáquero es internacional, y este informe tiene la intención de serlo también. Si bien fue escrito originalmente para los cuáqueros de Gran Bretaña, esperamos que los usuarios y usuarias lo traduzcan a otros idiomas y agreguen la información y recursos específicos de sus propios países. 4(cid:31) Mujeres en la cárcel e hijos de madres encarceladas – las cuestiones principales En esta sección se describen de manera general las cuestiones –sólo las principales- que afectan a las mujeres encarceladas de todo el mundo y a sus hijos/as. Muchas de estas cuestiones inevitablemente se traslapan unas con otras. Es posible solicitar más información sobre todos los aspectos, con situaciones, condiciones y oportunidades por país, y sobre “buenas prácticas” al Consejo Cuáquero para los Asuntos Europeos (QCEA) y a la Representación Cuáquera ante las Naciones Unidas (QUNO), en Ginebra. Véase la sección de Recursos y contactos en la página 25. 1. El arresto Si, cuando arrestan a alguien, los oficiales de policía no le preguntan si tiene hijos/as ni le dan tiempo para explicarle a los/as niños/as lo que sucede ni para hacer arreglos de quién va a cuidar de ellos/as, esto provoca aún mayor ansiedad en los/as niños/as y en las madres arrestadas y esto hace que el arresto sea más difícil también para la policía. 2. La detención preventiva Las mujeres tienden a ser retenidas en detención preventiva con más frecuencia que los hombres. Esto se debe a que las mujeres pocas veces satisfacen los indicadores usados para determinar una menor probabilidad de riesgo de fuga antes del juicio (por ejemplo, contar con un empleo seguro, contar con una propiedad – rentada o propia- a su nombre). En cambio, hay otros factores de estabilidad, como podrían ser las responsabilidades maternas, que no se toman en cuenta. Aún cuando luego en el juicio sea declarada inocente, por estar en detención preventiva la mujer puede perder su trabajo, su casa o su lugar en algún programa de ayuda psicológica o de rehabilitación de drogas al que pudiera estar inscrita. En los niños y niñas, la detención preventiva de su madre ocasiona muchos de los mismos efectos que provoca el encarcelamiento de una madre culpable que cumple una sentencia. 3. La sentencia A pesar de que, según las estadísticas, las mujeres constituyen una pequeña fracción de la población total de reos, la tasa de encarcelamiento de mujeres está creciendo rápidamente. Más que deberse a un aumento en el número o gravedad de los delitos que cometen las mujeres, la razón parece ser el cambio de prioridades en las políticas usadas al dictar sentencia y al aplicar la ley. La severidad de la sentencia Los prejuicios hacia “las delincuentes” pueden provocar que reciban sentencias más severas que las que se aplicarían a los hombres por el mismo delito, e 5(cid:31) incluso, que sean encarceladas por delitos por los que un hombre no hubiera sido encarcelado. Esta discriminación contra las mujeres es reflejo de la cultura social, más que tratarse de una discriminación específica del sistema de justicia penal: así, el que una mujer haya ido en contra de las normas sociales puede provocar que sea castigada. Tipos de delito En la mayoría de los países, las mujeres son encarceladas por delitos no violentos, contra la propiedad o relacionados con drogas. En general, las mujeres se involucran menos en incidentes de violencia grave, daños criminales o crímenes profesionales. La duración de la sentencia Parece ser que en muchos países un número relativamente grande de reclusas cumplen sentencias muy cortas en la cárcel. Se debe tener en cuenta que una sentencia corta, por ejemplo, de seis meses, puede ser tan devastadora para la vida de la mujer como lo es una sentencia larga, pues basta una sentencia corta para perder hijos, trabajo y hogar. 4. Las cárceles El tipo, ubicación geográfica, distribución y número de cárceles que haya en un país afectarán la calidad de vida de las mujeres encarceladas. La situación de cada nación generalmente responde a una cuestión práctica relacionada con los recursos disponibles, aunque también refleja la filosofía penal de ese país. A continuación se mencionan algunos factores: Ubicación Debido a que hay menos mujeres que hombres en la cárcel, existen muy pocas cárceles exclusivamente para mujeres. Cuando las mujeres son recluidas en cárceles de mujeres tienen más probabilidad que los hombres de quedar a una enorme distancia de sus familiares y comunidades, lo que dificultará las visitas y el mantener lazos con la familia. Esto es particularmente problemático en el caso de mujeres que eran únicas cuidadoras de sus hijos pequeños. También afecta a otras categorías específicas de reclusas, como pueden ser las adolescentes, cuya población en la cárcel es aún menor. Nivel de seguridad Los niveles de seguridad en las cárceles están, por lo general, instalados para evitar que hombres escapen; esto puede traducirse en medidas que son desproporcionadamente duras para las mujeres. Además, el que haya pocas cárceles de mujeres en comparación con las cárceles de hombres implicará que habrá menos oportunidad de contar con instituciones con diferentes niveles de seguridad. Los regímenes penitenciarios estarán determinados por el requisito de máxima seguridad, lo que significa que muchas mujeres estarán encerradas con niveles de seguridad mucho más estrictos de lo justificado de acuerdo con el riesgo que ellas presentan. 6(cid:31) Instalaciones compartidas Se dan casos inapropiados, donde mujeres con diferentes necesidades y diferente historial delictivo son encerradas todas bajo el mismo régimen de seguridad. A veces las mujeres que aún no han sido sentenciadas quedan recluidas con mujeres que cumplen una sentencia; situación que va en contra de las buenas prácticas. Las mujeres en cárceles mixtas probablemente tengan que compartir las instalaciones con hombres y convivir con ellos en las clases. Dicho ambiente puede ser inadecuado para mujeres que han sufrido maltrato o abuso o que requieren una estricta separación de los hombres. Sobrepoblación Una cárcel sobrepoblada puede ofrecer poco espacio para ejercitarse y para pasar tiempo fuera de las celdas. También por sobrepoblación puede haber menos lugares disponibles en los programas de rehabilitación –educativos, de trabajo, de orientación- y en los programas para recuperarse del alcoholismo y la drogodependencia. Educación, capacitación y trabajo Posiblemente algunas cárceles ofrecerán una variedad de oportunidades educativas y de trabajo: obligatorio o voluntario (remunerado o no). En las cárceles de mujeres con poca población, el acceso a la educación, capacitación y trabajo tiende a ser mínimo. Por otra parte, en las cárceles mixtas, las mujeres tendrán que asistir a clases con hombres o trabajar con hombres. Esto puede ser inadecuado e incluso resultar amenazante para algunas mujeres. En algunos países a las mujeres encarceladas se les ofrecen trabajos tradicionalmente considerados como femeninos, por ejemplo, de mesera o costurera. Esto está bien si es que afuera de la cárcel hay demanda de dichas habilidades; no obstante, los trabajos no deben ser asignados simplemente en función del género de la persona encarcelada. Las mujeres que tienen niños viviendo en la cárcel con ellas tendrán más dificultad para poder trabajar o tomar cursos si la cárcel no cuenta con guarderías infantiles. Tiende a haber una diferencia significativa entre las oportunidades para presas que esperan un juicio y las existentes para aquellas que cumplen una sentencia. 5. Salud física y los servicios médicos y sanitarios La salud general y los servicios sanitarios Las mujeres encarceladas presentan padecimientos físicos y psicológicos en una tasa mucho más alta y con una gravedad que excede por mucho a las de los hombres encarcelados o a las de las mujeres de la población en general. Algunos de ellos pueden estar relacionados con las causas de su encarcelamiento, por ejemplo, el consumo de drogas y la dependencia y problemas de salud que provoca. Como consecuencia de abusos sexuales y explotación antes y durante su encarcelamiento las mujeres pueden sufrir problemas del aparato reproductor femenino, VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, embarazos y alumbramiento o aborto. 7(cid:31) Enfermedades en la cárcel Las mujeres encarceladas tienen también riesgo de contraer otras enfermedades e infecciones asociadas con el hacinamiento y las condiciones insalubres y de poca higiene, entre ellas: la tuberculosis, hepatitis y el VIH/SIDA. Drogadicción y alcoholismo Las personas encarceladas tienen mayor probabilidad de sufrir alcoholismo y drogadicción que la comunidad en general. Las investigaciones indican que el 75% de las mujeres que ingresan a las cárceles de Europa tiene problemas de adicción y alcoholismo y que las reclusas tienden a depender más que los reclusos de drogas duras. Servicios médicos y sanitarios La calidad de los servicios médicos y de salud dentro de las cárceles varía enormemente de un país a otro y de una cárcel a otra. Cuando las instalaciones sanitarias están fuera de la cárcel pueden ofrecer mejor calidad y atención, sin embargo, pueden plantear otros problemas como son: • La vergüenza e incomodidad de las mujeres cuando son llevadas en ropa de cárcel o esposadas, especialmente cuando tienen que esperar en áreas públicas dentro del hospital. • Cuando hay poco personal de guardia, se reduce la disponibilidad de custodias que puedan acompañar a las mujeres al hospital. • El hecho de que personal masculino acompañe a las mujeres reclusas y esté presente durante las consultas y exámenes médicos. • Una aparente falta de seguridad en las instituciones civiles que provoca que las mujeres sean esposadas a la cama, aún en el momento de dar a luz. Salud sexual En todo el mundo sin excepción, la tasa de VIH entre mujeres encarceladas es mayor que entre la población en general. Las mujeres seropositivas tienen el riesgo de contagiar la enfermedad a sus bebés (fuera o dentro del vientre). Los altos índices de drogadicción en las mujeres las expone al riesgo de contraer VIH a través de jeringas compartidas. Salud e higiene femeninas Es probable que la cárcel no proporcione servicios acordes a las necesidades sanitarias de las mujeres o bien, que las mujeres tengan que pagar para procurarse estos servicios. Durante su menstruación o cuando están pasando por la menopausia, las mujeres necesitan baños constantes todos los días. Es humillante para las mujeres el tener que usar las duchas y baños en presencia de otros, particularmente durante la menstruación. También deberían poder cambiar sus sábanas con más frecuencia. Las mujeres mayores entrarán a la menopausia estando en la cárcel, por lo que sus necesidades médicas y/o psicológicas deben ser identificadas y cubiertas en esta 8(cid:31) etapa de la vida. También pueden tener otras necesidades de salud particulares como requerir terapias de reemplazo hormonal o necesitar suplementos alimenticios. Embarazo y alumbramiento Las embarazadas en la cárcel necesitan recursos y atención especializados en cuanto a dieta, ejercicio, ropa, medicamentos y atención médica. La cárcel no es un lugar fácil para una embarazada, por lo que un régimen penitenciario inflexible es incompatible con las necesidades y cuidados en el embarazo. • Es más difícil reponer el sueño o las comidas que no se hicieron. También es difícil bañarse o ducharse con la frecuencia necesaria. • No es fácil que la cárcel transporte a las reclusas a las clínicas para sus chequeos y monitoreos médicos, clases de cuidado prenatal y cuidados posnatales. • Un personal carcelario ignorante y enfocado solamente a la seguridad no considerará a los cuidados prenatales y postnatales como prioridades médicas. • No es fácil que una reclusa vea a una partera. • Puede ser difícil, especialmente en la noche, avisar al personal de la cárcel si hay un problema médico o si empiezan las contracciones de parto. • El estrés que causa el encarcelamiento puede tener un efecto negativo sobre el curso del embarazo. • Restringir a las mujeres embarazadas de la misma forma como se restringe a otras reclusas puede poner en riesgo a la mujer y al feto. 6. Salud mental y emocional Los problemas psicológicos son mucho más comunes entre las mujeres encarceladas que entre los hombres encarcelados y que entre la población en general. Muchas tienen problemas psicológicos de bajo nivel como son los trastornos de personalidad, por los cuáles no se considera que ameriten ser remitidas para atención psiquiátrica. Las mujeres pueden requerir acceso a tratamientos y terapias específicamente creadas para ellas (sólo mujeres), pero aún en las cárceles de mujeres las condiciones probablemente no sean las ideales. Especialmente en las primeras etapas de la detención, las mujeres pueden llegar a angustiarse en extremo por no saber qué va a pasar con sus hijos. Las investigaciones sugieren que esta preocupación es capaz de exacerbar o provocar problemas psicológicos. 9(cid:31) Depresión, autolesión y suicidio Los médicos tienden a diagnosticar depresión en las mujeres con más frecuencia que en los hombres (aún cuando ambos hayan alcanzado la misma puntuación en las pruebas que miden la depresión); también tienden a recetar a las mujeres -con mayor frecuencia que a los hombres- psicotrópicos que alteran su estado de ánimo. Fuera de la cárcel los hombres son más propensos al suicidio que las mujeres, pero dentro de la cárcel las mujeres son más propensas al suicidio. La autolesión en las cárceles es un problema muy grande y es más frecuente entre mujeres encarceladas. 7. Violencia y vulnerabilidad En los países donde toda persona encarcelada está expuesta a la tortura y a un trato inhumano y degradante, las mujeres (y muchachas) encarceladas están en especial peligro, a merced de los hombres (reclusos y guardias) de la cárcel. La desigualdad de poder entre reos y custodios y la naturaleza cerrada de la cárcel favorecen el acoso, la explotación, el maltrato, la prostitución, la violación y el ataque sexual contra las mujeres encarceladas por parte de custodios de ambos sexos. También pueden ser maltratadas y explotadas por reclusos de ambos sexos. Aún en aquellos países donde no está permitida la tortura ni los tratos inhumanos y degradantes, por ejemplo, en el Reino Unido, las mujeres encarceladas están expuestas al abuso de otros presos. Un alto porcentaje de mujeres encarceladas en el Reino Unido afirman que no se sienten seguras. Entre las cuestiones relacionadas con la falta de seguridad de las mujeres en las cárceles podemos mencionar: • La ubicación de las celdas de mujeres en cárceles mixtas. • La ubicación y uso de instalaciones compartidas, en particular, regaderas y baños. • El que guardias de sexo masculino tengan “puestos de contacto” con reclusas de sexo femenino (puestos que permiten o requieren que estén en proximidad física con las reas, a veces incluso sin supervisión de guardias mujeres). • Cacheos al desnudo: las mujeres encarceladas tienen más probabilidad que otras mujeres en general o que los hombres encarcelados de haber sufrido ataques sexuales: esto hace que los cacheos al desnudo sean especialmente traumáticos para ellas. • La falta de mecanismos de supervisión y de quejas efectivos que permitan a las presas levantar denuncias sin que por ello queden expuestas a la intimidación o a mayores abusos –por ejemplo,si la reclusa se entrevista con un médico en presencia de los guardias, será poco probable que ella reporte la violencia y maltrato de los guardias. • Las mujeres que sufren abuso y explotación sexual enfrentan problemas adicionales relacionados con: el riesgo de contraer VIH y otras enfermedades 10(cid:31)
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