Moriscos peninsulares, moros filipinos y el islam... Sharq al-Andalus,20 (2011-2013), pp. 553-583 MORISCOS PENINSULARES, MOROS FILIPINOS Y EL ISLAM EN EL EXTREMO ORIENTAL DEL IMPERIO ESPAÑOL: ESTUDIO Y EDICIÓN DE LA SEGUNDA CARTA PARA LA S.C.M.R. ACERCA DE LOS MAHOMETANOS DE LAS PHILIPINAS DE MELCHOR DE ÁVALOS (1585) Francisco Franco Sánchez e Isaac Donoso Jiménez* Una de las principales líneas de investigación en que Míkel de Epalza trabajó fue la que tenía que ver con el estudio de los moriscos, cuyos descen- dientes e historia conoció y llegó a estimar en su estancia en tierras tunecinas. Sus aportaciones más notables tienen que ver con la comprensión de este co- lectivo social en su condición de musulmanes ocultos, cultos y con culto, es- tudiando sus vicisitudes religiosas y sociales, habiendo sido su última contri- bución el excelente y exhaustivo estudio sobre la lengua hispana hablada por los moriscos tunecinos1. Entre sus estudios sobre el islam de los moriscos no faltan aproximaciones a las vías de evangelización de los mismos y comparaciones con la evangeli- zación de los indios americanos, de las que surgieron evidentes paralelos2.En * Universidad de Alicante. 1. M. de EPALZAy A.-H. SLAMA-GAFSI, El español hablado en Túnez por los moriscos o andalusíes y sus descendientes (siglos XVII-XVIII): material léxico y onomástico documentado, siglos XVII-XXI, pre- facio de Luis F. Bernabé Pons, prólogo de Alfonso de la Serna, Valencia, 2010. 2. Míkel no trató específicamente este tema, aunque no dejó de aludir al mismo en algunos pa- sajes de su ya canónica obra Los moriscos antes y después de la expulsión, Madrid, 1992, y re- cuerdo cómo animó a la estudiante de doctorado Concepción Agüero para que hiciera un pa- ralelo entre los catecismos dedicados a la conversión de los moriscos y los dedicados a la conversión de los indios americanos, que al final esta trabajó en su tesina. Robert Ricard fue el iniciador de una serie de estudios sobre la influencia de la experiencia obtenida en España 553 Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) Francisco Franco Sánchez e Isaac Donoso Jiménez esta línea de estudios queremos aportar un nuevo paralelo, que aunque apa- rentemente lejano es muy próximo, y que tiene que ver con la evangelización de los musulmanes que se encontraron los españoles en las lejanas Islas Filipinas. En el repertorio de documentación del Archivo de Indias, publicado por Lewis Hanke relativo a los “derechos de España sobre las Indias y Filipinas”3,se halla un documento de extraordinario valor que habla de la evangelización de los musulmanes de Filipinas, el cual muestra claramente las posturas de cierta parte de la sociedad española más intransigente, y que presenta indudables parale- lismos con la evangelización de los moriscos españoles. Se trata de Dos cartas y ale- gaciones de derecho de lic.doM.orde Ávalos oidor de la real audiencia de Manila para la S.C.M.R. acerca de los mahometanosde las Philipinas y contra ellos. Realmente son dos auténticos memoriales, más que propiamente dos misivas epistolares como indica su título, compuestos por el licenciado Melchor de Ávalos y remitidos en fecha de 20 de junio de 1585 a la Sacra Cesárea Majestad Real, el rey Felipe II. La in- tención que tenían estas misivas en la política general hacia los musulmanes de Filipinas –y en extensión hacia la población autóctona del archipiélago–era crear un clima favorable para su conversión al cristianismo, lo mismo que había ocu- rrido con los mudéjares de las coronas de Castilla (1501 en el reino de Granada y 1502 en el resto de la Corona de Castilla) y de Aragón (1525)4. Deseamos ofrecer el estudio de este documento en homenaje al maestro de arabistas, de islamólogos, historiadores, moriscólogos..., al maestro que tan- con las misiones americanas y viceversa, «Indiens et Morisques. Notes sur quelques procé- dés d evangélisation», Journal de la Société des Américanistes de Paris, n. s., t. 18, 1926, pp. 350-357. Sobre este tema han profundizado más recientemente los libros de A. GARRIDOARANDA, Moriscos e indios. Precedentes hispánicos de la evangelización en México, México, 1980; L. RESINES, Catecismo del Sacromonte y Doctrina Cristiana de Fr. Pedro de Feria, conversión y evangelización de moriscos e in- dios, Madrid, 2002; Y. ELALAOUI, Jesuites, Morisques et Indiens. Étude comparative des méthodes d’é- vangélisation de la Compagnie de Jésus d’après les traités de José de Acosta (1588) et d’Ignacio de las Casas (1605-1607), Paris, 2006; L. CARDAILLAC, Indios y Cristianos. Cómo en México el Santiago es- pañol se hizo indio, México, 2007. Igualmente remitimos a los estudios de A. GARRIDOARANDA, «El morisco y la inquisición novohispana (actitudes antiislámicas en la sociedad colonial», II Jor- nadas de Andalucía y América, Sevilla, 1984, vol. I, pp. 501-533; M. GARCÍA-ARENAL, «Moriscos e indios, para un estudio comparado de métodos de conquista y evangelización», Chronica Nova, 20, 1992, pp. 153-175, y «Moriscos and Indians, a Comparative Approach», The Middle East and Europe, Encounters and Exchanges, edited by G. Jan van der Gelder, ed. de Moor, Orientations, 1, 1992, pp. 39-55; J. SÁNCHEZHERRERO, «El posible enfrentamiento entre Talavera y Cisneros en relación con la evangelización de los moros granadinos como paradigmático del enfrenta- miento entre Motolinía y Las Casas en la evangelización de los indios americanos», El Reino de Granada y el Nuevo Mundo. Congreso Internacional de Historia de América, Granada, 1994, vol. I, pp. 567-577; B. SUÑEBLANCO, «Los moriscos de Granada y los indios de Yucatán, análisis compa- rativo de una política de aculturación», El reino de Granada y el nuevo mundo. Actas del V Congreso Internacional de Historia de América, Granada, 1992, Granada, 1994, vol. I, pp. 567-577. 3. L. HANKE, Cuerpo de documentos del siglo XVI. Sobre los derechos de España en las Indias y las Filipinas, descubiertos y anotados por Lewis Hanke, compilador Agustín Millares Carlo, México, 1943. 4. En efecto, Melchor de Ávalos parece responder a relaciones de sucesos previas en las que se delimita la extensión y penetración del mensaje islámico en el archipiélago filipino, especial- mente la aparecida en 1572. Cfr. infra nota 25. 554 Moriscos peninsulares, moros filipinos y el islam... Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) tos temas trabajó, aparentemente, porque cuando se le conocía se evidenciaba que su perspectiva unificadora siempre fue la islamología, como disciplina y va- riable de investigación que aplicaba a muchos y diversos ámbitos de investi- gación, perspectiva novedosa y enriquecedora que en esta ocasión queremos honrar con este estudio. MELCHOR DE ÁVALOS Y SUS ESCRITOS El licenciado Melchor de Ávalos llegó a Manila el 26 de mayo de 1583 procedente –y tras haber vivido largo tiempo– de Nueva España, muriendo en dicha ciudad en 15905. Llega para desempeñar el nuevo cargo de primer oidor de la recién establecida Audiencia. La primera noticia que poseemos de él tiene que ver con la concesión de un solar por parte de la ciudad de México, el 3 de diciembre de 15636.Allí sir- vió como ayudante de la Inquisición durante once años. Por tiempo de diez o doce meses fue fiscal de la Audiencia y no deja de señalar que durante ese tiempo hizo más que había hecho su predecesor en veinte años. Tenemos no- ticia de que durante el pleito entre los herederos de Hernán Cortés actuó como asesor jurídico7,habiendo en total “gastado cuarenta años en continuos estu- dios, treinta de los cuales me han dado mucha experiencia en cuestiones de justicia y abogacía”. Esta larga experiencia jurídica contribuye a explicar el extraordinario nú- mero de citas que Ávalos hace en estas dos cartas-memoriales de mucha de la literatura jurídica, antigua y reciente, sobre lo que el derecho canónico tiene regulado referente al trato que se ha de dar a los musulmanes. Ya antes de salir de México, Ávalos había escrito al rey sobre esta cuestión, insistiendo en que se celebrara una junta especial para la tranquilidad de la real conciencia, y pro- metiendo escribir de nuevo sobre el asunto desde las islas. La carta que acompañaba a las otras dos cartas-memoriales (auténticos tra- tados) que publicamos, fue enviada el 3 de julio de 15848.Menciona la llegada y establecimiento de la Audiencia en Manila, se queja de que no logra obte- 5. En la introducción a la compilación documental, L. Hanke hace una presentación de cada documento. En la misma, esboza unos apuntes sobre Melchor de Ávalos y sus cartas, que retomamos en sus principales líneas argumentales, L. HANKE, op. cit., pp. XXIX-XXI. 6. Según recogen las Actas de cabildo de México, México, 1889-1916, vol. VII, p. 153. 7. Documentos inéditos relativos a Hernán Cortés y su familia, México, 1935, pp. 111, 113, 114. 8. En el prefacio al volumen VI de la monumental antología de traducciones de Blair & Ro- bertson se describe el texto de Ávalos con el siguiente juicio de valor, “containing some va- luable information regarding matters in the islands, is a curious mixture of pedantry, bigotry, egotism, and vanity”, en E.H. BLAIRy J.A. ROBERTSON, The Philippine Islands, Cleveland, 1903- 1909, vol. VI, pp. 14-15. Sin entrar en la fidelidad o no de las traducciones, juicios de valor de 555 Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) Francisco Franco Sánchez e Isaac Donoso Jiménez ner el salario que se le debe, y relata los servicios que, según cree, le hacen me- recedor de un mejor tratamiento. Pide instrucciones sobre lo que deberá hacerse con los musulmanes. mencionando el permiso dado anteriormente a Legazpi por el rey para esclavizar en ciertos casos a los musulmanes (mencionados como moros)9,y también el ejemplo establecido por los soberanos de España y Portugal al expulsar o someter a los moriscos que habitaban en sus dominios. Ávalos desea también que el rey regule (reconsidere) la cuestión de la posesión de esclavos por los españoles, que se inclina a justificar; y que adopte medidas que impidan a los chinos adueñarse de todo el dinero que va a las Filipinas. Existe la mayor pobreza entre los soldados españoles, a los que no se paga; y Ávalos sugiere que se les envíe a hacer nuevas conquistas para que puedan sostenerse por sí mismos. La guarnición española de las Molucas está amena- zada por el rey indígena de Ternate, y debe enviarse en su ayuda una gruesa fuerza de tropas. Surge entre los oficiales españoles una disputa sobre la de- signación de jefe para esta expedición, que Ávalos propone solucionar yendo él mismo, satisfaciendo así a todos los capitanes descontentos, según informa esta naturaleza han puesto de relieve la manipulación historiográfica de la empresa biblio- gráfica norteamericana a comienzos de la dominación estadounidense en Filipinas. Véase G. CANO, «Blair and Robertson’s The Philippine Islands, 1493-1898, Scholarship or Imperial Pro- paganda?», Philippine Studies, 56, núm. 1, 2008, pp. 4-36. 9. Miguel López de Legazpi, en su Memoria de 1567 al rey de España Felipe II, estipula diferen - tes aspectos de la colonización filipina. Una de las cuestiones señaladas por Legazpi fue la posibilidad o no de esclavizar los musulmanes en el archipiélago, dado que resultaban un obstáculo tanto para la cristianización como especialmente para el control del comercio y la po- lítica en la región, «Otro sí, piden y suplican a su Majestad por cuanto en estos reinos e seño- ríos suyos tratan moros y llevan el oro que en estas islas ay y los demás frutos, como es cera, canela y otras cosas que hasta ahora no se han alcanzado a entender; y por cuanto estorban y procuran estorbar la contratación de los naturales con nosotros y les predican la seta maho- metana e no da lugar a que en ella se cultive el santo evangelio, que los tales moros sean es- clavos e pierdan las haciendas que se les tomaren», en P. HIDALGONUCHERA, La recta adminis- tración. Primeros tiempos de la colonización hispana en Filipinas: la situación de la población nativa, Madrid, 2001, p. 89. Cita de la Memoria de lo que se envió a pedir a su Majestad de merced, franquezas e libertades por los capitanes conquistadores oficiales que al presente en esta jornada e nuevo descubri- miento le sirven en las Yslas Felipinas, governador Miguel López de Legazpi, 1567 en Cebú; texto edi- tado igualmente en Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y orga- nización de las antiguas posesiones españolas de ultramar, Madrid, 1887, tomo 3, II, pp. 321-322. La respuesta del rey fue que, a menos que musulmanes provenientes de fuera del archipiéla- go apareciesen para predicar o hiciesen una declaración de guerra abierta, ningún musulmán de los llamados morosdentro de las islas podrá ser hecho bajo ningún concepto esclavo. Es más, se debería promover una política de atracción e incorporación dentro de las nuevas es- tructuras del Estado que se quería establecer. El texto fue glosado por el propio Ávalos, “Tam- bién se nos ha pedido por vuestra parte [Legazpi], que atento a que hay en esa tierra islas de moros y ellos vienen y tratan y contratan, los cuales impiden la predicación del Santo Evangelio y os inquietan, os damos licencia a hacer a tales moros esclavos, y tomarles sus haciendas, y es- taréis advertidos que si los tales moros son de su nación y naturaleza moros, y vinieran a dog- matizar su secta mahomética o a hacer guerra a vosotros o a los indios que están a nos sujetos y a vuestro real servicio, los podéis hacer esclavos; más a los que fueren indios y hubieren to- mado la secta de Mahoma, no los haréis esclavos por ninguna vía ni manera que sea, sino procuraréis de los convertir y persuadir por lícitos y buenos modos a nuestra santa fe católica”. 556 Moriscos peninsulares, moros filipinos y el islam... Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) a su real correspondiente. Desea que el rey le conceda autoridad para castigar a los chinos por sus prácticas viciosas, y piensa que los frailes deberían convertir y bautizar a estos paganos con más rapidez de lo que lo están haciendo. En esta carta, que remite con las dos cartas-memoriales que reproduci- mos en el Apéndice, Ávalos informa al rey que después de la preparación de su primera carta-memorial ciertos franciscanos y agustinos habían afirmado que tanto la Audiencia como los eclesiásticos estaban faltos de la suficiente juris- dicción para castigar la idolatría de los naturales. Esta opinión le había ofendido de tal modo que había compuesto en seguida el segundo tratado, junto con una colección de treinta y seis “Ordenanzas contra idolatría y sodoma”. Afir- ma que estas ordenanzas habían sido presentadas a la Audiencia, pero no se ha- bían publicado, motivo por el que Ávalos insiste enérgicamente para que el rey lo haga, y que sean “publicadas con trompetas y voz de pregonero y me- diante dos intérpretes de cada nación o lugar”10. La fuerza del sentimiento latente contra los musulmanes en las Filipinas puede verse claramente en estos dos tratados eruditos de Ávalos. Aunque Áva- los las denomine “cartas”, su extensión, estructuración en epígrafes temáticos, así como lo prolijo de sus exposiciones y abundantísimas citas, que remiten a los seis textos básicos del derecho canónico11,así como a los evangelios y algún de- creto más (como auctoritasjurídicas y religiosas en las que busca fundamentar sólidamente sus argumentos), convierten a estos dos documentos en dos au- ténticos tratados, o memoriales, alejándolos del género meramente epistolar. No sólo cita a Aristóteles, Santo Tomás, San Agustín, Covarrubias, Gregorio López, el Hostiense, Susannis, Navarro, Vázquez Menchaca, Vitoria, Palacios Ru- bios, Alfonso de Castro, Domingo de Soto, Las Casas, Simancas, Lucas de Peña y una multitud de otras autoridades, sino que también habría leído las obras re- cientemente publicadas de Tomás de Mercado12y Juan Focher13. Los dos tratados se refieren exclusivamente a la cuestión musulmana, aun- que se circunscriben al problema específico y peculiar de las Islas Filipinas. En las Indias eran familiares a los españoles sus naturales, encuadrados dentro de la con- dición de “infieles”, pero ¿qué actitud deberían tomar hacia estos representantes del antiguo enemigo de España que se encontraban en gran número en las Fili- pinas? Por ello recupera y compila la normativa represora que se había ido ge- 10. Cartas de Ayala sobre moros, idolatría etc. Ordenanzas, Archivo General de Indias, Sevilla, Filipinas, 18A, R.3, N.19. Las Ordenanzas se encuentran con una carta fechada el 24 de junio de 1588. 11. Esto es, las Quinque compilationes antiquæ, más la sexta colección los Decretales Gregorii IX, también denominados a veces Compilatio sexta, Collectio seu liber extra, y vagantes extra.Ver explicaciones más detalladas en notas del Apéndice Documental. 12. Tomás de MERCADO,Tratos y contratos de mercaderes, Salamanca, 1569. 13. I. FOCHER, Itinerarium catholicum proficiscentium ad infideles convertendos...,Sevilla, 1574, texto la- tino con versión castellana, introducción y notas de A. EGUILUZ, O.F.M., Madrid, 1960. El ori- ginal del franciscano francés J. Focher fue completado y precisado, “por mandato del Gene- ral de la Orden”, por Fr. Diego Valadés tras la muerte de su autor. 557 Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) Francisco Franco Sánchez e Isaac Donoso Jiménez nerando con el tiempo respecto a los musulmanes en tierras europeas y en ge- neral, siendo por ello un tratado de enorme interés jurídico y en el ámbito de historia del derecho y también de las mentalidades. Se nos revela que Melchor de Ávalos es consciente de los diversos planteamientos políticos (Junta de Valla- dolid; controversia Las Casas-Sepúlveda de 1550-1551; el derecho internacional público de Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, etc.) y jurídicos (Re- querimiento Notificadorde 1513; Ordenanzas sobre el buen tratamiento de los indiosde 1526; Leyes Nuevasde 1542, etc.) que a lo largo del siglo XVI tienen lugar en la in- terpretación de “el Otro”. Así pues, el texto es de capital importancia, pues ya no se trata tan sólo de “el Otro” como “indio”, sino como “moro”, precisamente en el mismo momento es que se estaba discutiendo la cuestión morisca. Ávalos comienza probando la validez de la concesión papal, y pasa luego a la duda sencilla y principal de si puede permitirse a los musulmanes vivir bajo la jurisdicción de reyes cristianos sin que los monarcas incurran en cen- sura y excomunión a causa de ello. La respuesta, ilustrada con una multitud de citas, es que no. El cargo principal de ambos tratados es “que todos los mu- sulmanes son enemigos de la iglesia y de España” y “que los españoles tienen el poder, o mejor el deber, de hacerles la guerra para castigarlos por sus cos- tumbres idolátricas”14. Para ilustrar la antigua enemistad entre cristianos y moros, Ávalos se refiere a aquel curioso episodio de 1505, cuando el sultán de Egipto envió una carta en términos violentos al papa Julio II, protestando de la conversión forzada de los moros e informando con indignación al papa de que los cristianos no eran nunca forzados a convertirse en moros. Se invocaba la autoridad del papa Cle- mente V porque había declarado, con aprobación de la junta de Viena, que nin- gún príncipe católico debía permitir que un musulmán viviera bajo su juris- dicción. Ávalos advertía a Felipe II que algunos de los turcos vencidos en Lepanto habían marchado a Oriente para predicar su doctrina y dar consejo a sus compañeros infieles en las guerras hechas contra la intervención europea en el 14. Los españoles manifestaron la misma actitud hacia los musulmanes en el siglo XVI que la ge- neral de Europa en la Edad Media. Como ha mostrado D.C. MUNROse sacó mucho partido de su supuesta idolatría, sus costumbres matrimoniales y su propagación del islam por la espa- da, «The Western attitude toward Islam during the Crusades», Speculum, VI, 1931, pp. 329- 313. Hasta la publicación de Th. W. ARNOLD, The Preaching of Islam, Westminster, 1896, estuvieron difundidas muchas opiniones erróneas referentes al uso de la fuerza en las conversiones islá- micas, y aún hasta de las conquistas de sus países, J. TOLAN, «”Cel Sarrazins me semblet mult hérite”. L’hétérodoxie de l’autre comme justification de conquête (XIe-XIIIe siècles)», Actes des congrès de la Société des historiens médiévistes de l’enseignement supérieur public. 33e congrès, Madrid, 2002, pp. 65-74. Vasta y compleja es la bibliografía referente al imaginario cristiano sobre el islam, así como sobre la polémica cristiano-islámica; remitimos a los libros de Jean FLORI, L’Is- lam et la fin des temps. L’interprétation prophétique des invasions musulmanes dans la chrétienté mé- diévale (VII-XIII siècle), París, 2007 (trad. esp. El islam y el fin de los tiempos. La interpretación pro- fética de las invasiones musulmanas en la Cristiandad medieval, Madrid, 2010), pero especialmente al trabajo de J.V. TOLAN, Sarracens. Islam in the Medieval European Imagination, Columbia, 2002 (trad. esp. Sarracenos. El Islam en la imaginación medieval europea, Valencia, 2007). 558 Moriscos peninsulares, moros filipinos y el islam... Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) sudeste asiático15.Los españoles deben someter “estos musulmanes para que vivan de acuerdo con la razón”, continuaba Ávalos, y recordaba a Felipe II que los romanos habían justificado sus conquistas análogamente. Los escritores que se oponían a la opinión del Hostiense de la plenitud del poder papal “sólo creaban confusión”y debían de ser llevados ante la Inquisición como herejes. Sin em- bargo, aun sin una bula papal, España tenía derecho a conquistar las Indias y a predicar la fe. Porque, como Ávalos aseguraba: “sin la dicha bula, y aunque no se hubiera hecho esta concesión para la casa de Castilla, pudiera V.M. cris- tianísimamente enviar por todo el mundo a la predicación y conversión de estos infieles y paganos, y compadeciéndose de ellos, alzar las fuerzas y li- brarlos de las tiranías del demonio y de sus malaventurados tiranos reyes, y de- fender los oprimidos y darles lumbre de fe cristiana, que ésta es la más propia virtud de los reyes católicos, libertar de los calumniantes a los que poco pueden y saben, y obra piadosísima”16. El primer tratado fue compuesto a causa de la controversia que surgió entre el gobernador Sande y los eclesiásticos en la primera mitad de 1585, cuando el go- bernador quemó la mezquita en Borneo17. Después de detallar la historia remo- ta del conflicto entre la cristiandad y el islam, incluyendo una referencia a la predicación de Santo Tomás en la India, Ávalos declara que todos los musul- manes deberían ser castigados por sus “iniquidades y blasfemias y herejías”. Al concluir la primera carta plantea dos cuestiones: “¿No debieran los musulmanes ser obligados a pagar diezmos a la iglesia?”, “¿No debieran los musulmanes ser obligados a satisfacer el doble del tributo pagado por los gentiles ordinarios?”18. El segundo tratado, fechado el mismo día que el primero, según palabras del propio Ávalos, fue escrito para resolver las nuevas dudas originadas por el obispo Domingo de Salazar y ciertos otros frailes, quienes habían afirmado que ni la audiencia ni el papa tenían jurisdicción sobre los infieles hasta que es- tuvieran bautizados. Ávalos acusa a los eclesiásticos de negar la autoridad del papa y para combatir los argumentos de los eclesiásticos presenta referencias bíblicas, de los canonistas, del Hostiense, Navarro, Simancas, Soto, Alfonso de Castro, Santo Tomás, Focher y otros muchos autores sabios. Increpa a aque- llos frailes que decían que aunque vieran a los infieles adorando al demonio no intervendrían para castigarlos, lo cual encuentra “cosa cierto a mi parecer muy 15. Véanse los detalles sobre este tema en la Tesis doctoral de I. DONOSOsobre El islam en Filipinas (ss. X-XIX), defendida el 6 de junio de 2011 en la Universidad de Alicante. 16. Primera carta-tratado, § 17. 17. En este sentido, el texto de Ávalos es capital para entender la intrahistoria de la incipiente is- lamización en la bahía de Manila y la conexión existente con Brunéi, ya que ofrece datos en pri- mera persona de informaciones que otras fuentes reflejan desde la distancia. Dada la tras- cendencia y valor de los datos que Ávalos transmite en relación a este tema, lo tratamos extensamente en otro lugar; véase Isaac DONOSO,«Manila y la empresa imperial del Sultana- to de Brunéi en el siglo XVI», en Revista Española del Pacífico, Madrid (en prensa). 18. Primera carta-tratado, § 31. 559 Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) Francisco Franco Sánchez e Isaac Donoso Jiménez áspera y escandalosa”19. Ávalos concede mucha confianza a las palabras de Gregorio López, afirma que San Pablo no negó el poder de la iglesia para juz- gar infieles, y cita varios ejemplos de papas que los castigaron. No sólo pueden ser los infieles castigados, sino que deben imponérseles mayores tributos que a los fieles “para que se apresten a creer lo bueno”20. En conclusión dice: “Con lo dicho queda resolutamente muy bien fun- dado que V.M. puede y su real audiencia y ministros podemos juzgar, punir y castigar los infieles, idólatras ypeccantes adversus legem rationis naturalis,aunque vivan apartados de los nuevamente bautizados y aunque no les den escánda- lo los infieles y vivan en otras islas, pues siendo vasallos de tan católico y reli- gioso príncipe, no se les pueden ni deben consentir idolatrías”21. La última información relativa a este voluminoso y vehemente escritor sobre la cuestión de los musulmanes es de 1589, y en ella se informaba al rey de que Ávalos sufría muchos achaques y dolencias. Su muerte fue notificada en una carta de 20 de junio de 1590. LA POSTURA DE MELCHOR DE ÁVALOS ANTE LOS MUSULMANES DE FILIPINAS El proceso de institucionalización política que el islam estaba adquirien- do en el archipiélago filipino, con la creación del sultanado de Sulú a comien- zos del siglo XV, el de Mindanao poco después, y el liderazgo de familias bor- neas en la bahía de Manila, hacían que el islam no sólo fuera competencia para los objetivos españoles, sino también una evidente oposición22.Es por ello que 19. Segunda carta-tratado, § 12. 20. Ibid., § 19. 21. Ibid., § 21. 22. Una aproximación al proceso de islamización del archipiélago filipino en C.A. MAJUL, Muslims in the Philippines, Quezon City, 1999; C.A. ABUBAKAR, «Islamization of Southern Philippines, An Overview», en F. LANDAJOCANO(ed.), Filipino Muslims, Their Social Institutions and Cultu- ral Achievements, Quezon City, 1983, pp. 6-13; Id., «The Advent and Growth of Islam in the Phi- lippines», en K.S. NATHANy M. HASHIMKAMALI(eds.), Islam in Southeast Asia. Political, Social and Strategic Challenges for the 21stCentury, Singapur, 2005, pp. 45-63; A. ISIDROy M. SABER (eds.), Muslim Philippines, Marawi, 1968; P. GOWINGy R. MCAMIS(eds.), The Muslim Filipino,Ma- nila, 1974; P. GOWING, Muslim Filipinos. Heritage and Horizon, Quezon City, 1979; A.P. SAKILI, Space and Identity, Expressions in the Culture, Arts and Society of the Muslims in the Philippines, Que- zon City, 2003; D.M.O. MASTURA, Muslim Filipino Experience. A Collection of Essays, Manila, 1984; S.K. TAN, Decolonization and Filipino Muslim Identity, Quezon City, 1989; J.R. RASUL, Strug- gle for identity. A Short History of the Filipino Muslims, Quezon City, 2003; y Gh. LOYRE-DE-HAU- TECLOCQUE, Evolution des Maranao, Des origines au XVIIIe siècle. Contribution à l´histoire des mu- sulmans philippins, París. 1989. Por otro lado, una contribución revolucionaria al estudio de las comunidades islámicas en el archipiélago filipino ha sido la del australiano James FRANCISWA- RREN, cuya obra estudia los fenómenos demográficos y económicos aplicados a la región del 560 Moriscos peninsulares, moros filipinos y el islam... Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) parte de los autores españoles empiezan a contemplar a los musulmanes fili- pinos como se hacía a los musulmanes españoles, es decir, dentro de una misma campaña en la que el moroes “el Otro” (Maurus Africanusserá el morisco español y Maurus Asiae el moro filipino, ambos alienados en su tierra): “assí que como de todos los otros sus rreynos, puede y debe V.M. echar y expeller a los moros de todas las Yslas Philipinas”23. El texto de Ávalos posee un significativo alcance político para la primera comunidad española asentada en Asia. Como funcionario de la Audiencia de Manila, Ávalos ocupaba una posición de influencia, y sus informes dirigidos al rey buscaban arrogarse la representación del sentir general de la comunidad es- pañola en las Islas Filipinas. Pone en relación a los propios musulmanes gra- nadinos y a los exiliados moriscos norteafricanos con el proceso de islamización en el sudeste asiático. Es más, afirma que derrotados en Lepanto se han en- contrado después predicando el islam en la región y que, en consecuencia, los musulmanes filipinos “entran en la cuenta” como enemigos del rey de España. Si bien puede suponerse que no haya motivos para que los hechos no sean ciertos, hay que tener en cuenta el interés propagandístico por parte de un sector de la administración española en Manila por magnificar la presencia is- lámica en el archipiélago. Quizás haya algo de verdad, pero resulta claro que Ávalos exagera la implantación del islam en el archipiélago filipino con el fin de legitimar la presencia española (v.gr., es necesaria una cruzada que, como rey de una monarquía católica universal, Felipe II tiene que apoyar, más aún en un archipiélago que lleva su nombre)24. Los conflictos ideológicos españoles serán igualmente importados a Asia, y si el partido, o grupo de opinión, encabezado por Melchor de Ávalos se es- candalizaba de la extensión del islam en la región y la necesidad de realizar una campaña agresiva –como en esos días se estaba debatiendo sobre el “problema morisco” que acabará con el decreto de expulsión de 1609–, otro sector español limitaba la existencia de los musulmanes en el archipiélago filipino, y espe- cialmente la falacia conceptual que escondía la denominación de moros en la re- gión de Manila: Mar de Sulú con el fin de explicar las particularidades de una sociedad feudal para hacer frente a las exigencias del mundo globalizado llevado a la zona por el colonialismo europeo, The Sulu Zone, 1768-1898, The Dynamics of External Trade, Slavery, and Ethnicity in the Transfor- mation of a Southeast Asian Maritime State, Singapur, 1981; Iranun and Balangingi. Globalization, Maritime Raiding and the Birth of Ethnicity, Singapur, 2002; y The Global Economy and the Sulu Zone, Connections, Commodities and Culture, Quezon City, 2000. Véase una nueva interpretación al proceso de islamización del archipiélago filipino, empleando las fuentes árabo-islámicas, en I. DONOSO, Islamic Far East. Ethnogenesis of Philippine Islam, Universidad de Filipinas (en pren- sa). Por el mismo autor se va a editar un estado de la cuestión del tema en More Islamic Than We Admit. The Easternmost Islamic Edge, Quezon City (en prensa). 23. Primera carta-tratado, § 6. 24. Cfr. D. de LARIO(ed.), Re-shaping the World. Philip II of Spain and His Time, Quezon City, 2008. 561 Sharq al-Andalus,20 (2011-2013) Francisco Franco Sánchez e Isaac Donoso Jiménez “Como digo, comen y beven hasta perder el juicio dende el menor hasta el mayor; en estos pueblos más cercanos de la mar no comen puerco algunos, la oca- sión que an tomado de no lo comer, al principio dixe, cómo por tratar con los moros de Burney les an predicado alguna parte de la seta malvada de Mahoma, y que no coman puerco; y en esto hazen gran hincapié, é venido a preguntar á al- gunos destos por qué no lo comen, dizen: porque no lo saben; y si les preguntan quién fue Mahoma y qué es lo que manda su ley, dicen: que no lo saben, ni á Ma- homa conocen, ny aun á su nombre tampoco, ny saben qué es su ley ni de qué manera. Verdad es que algunos que an estado en Burney, entienden alguna cosa, y saben leer algunas palabras del Alcorán; empero estos son muy pocos y tienen entre ellos opinión que el que no ubiere estado en Burney puede comer puerco, y esto yo se lo he oydo dezir á muchos dellos”25. Esta corriente de escritores no ligados a la administración colonial postula- rá la superficialidad del islam en las Islas Filipinas y, en consecuencia, que los llamados moros filipinos no son ciertamente oposición, y tienen poco que ver con los “moros de Berbería”. Así se dice en la que será la primera relación de sucesos española que se centre en el tema del islam y la población islamizada del archi- piélago filipino, publicada enManila, 1572, cuyo título es elocuente ya por sí solo. El texto y el propio título de la relación escrita en 1572 (al año de estable- cerse la ciudad de Manila) informan elocuentemente de la dicotomía ideológica existente entre los primeros pobladores españoles del archipiélago. Parece claro, por lo tanto, que existe un elemento que se escapaba de las primeras re- laciones enviadas al rey sobre los acontecimientos de la conquista y estableci- miento de Filipinas. El hallazgo de población islámica o islamizada supondría un aliciente especial para parte de los primeros conquistadores, que verían en ello una facilidad añadida para justificar la usurpación de intereses y tomar servidumbre como esclavos. A través de la denominación de moros, la con- 25. Texto cuyo título describe elocuentemente su contenido, Relacion del descubrimiento y conquis- ta de la isla de Luzón y Mindoro; de las cosas más señaladas que en ellas sucedieron, tratase breve y su- mariamente de la manera que se conquistó y ganó de lo que hasta oy está ganado y conquistado en esta dicha isla; ansí mesmo, de la calidad de la gente della y su manera de vivir y las armas que usan y tiene, é fuertes que hazen para defenderse de los enemigos. Aseme ofreçido escribir esta rrelaçión por ser informado que se an escripto otras muchas, ymbiado á Nueva España, tratando de lo que en esta tierra a subcedido; las quales dicen que son muy fabulosas y profanas, diziendo que en esta tierra ay moros como los de Berberia, y que las fuerças armas que tienen es ni mas ni menos; y que pelean y se defienden como turcos. Los que tal han escripto no han tenido rrazón; escribir mas de aquello que es por que cierto los naturales desta isla de Luzón, que comúnmente llamamos los españoles moros, ellos no lo son, porque en verdad es que ellos no saben la ley de Mahoma, ni la entienden; solamente en algunos pueblos orilla de la mar no comen puerco, y esto es por aver tratado ellos con los moros de Burney, que les han pre- dicado alguna parte de la secta de Mahoma; é porque adelante trataré más largo en lo que toca á los rri- tos é çirimonias destos naturales, diré lo primero las guerras que con ellos an tenido los españoles, sin quitar ni poner cosa ninguna demasiado, porque ansí me lo a encargado una cierta persona que me lo mandó scrivir, y desta manera se entenderá sin sospecha ninguna la defensa que de estos naturales ay, por que el que esto leyere sepa la verdad de lo que acá pasa, Manila, 1572, p. 29. La relación com- pleta la editó W.E. RETANA, Archivo del Bibliófilo Filipino. Recopilación de documentos históricos, cien- tíficos, literarios y políticos y Estudios Bibliográficos, Madrid, 1898, vol. 4, pp. 1-37. 562
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