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Miren cómo se aman PDF

46 Pages·2016·0.68 MB·Spanish
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De alguna manera Miren cómo se xavier de aguirre Miren cómo se aman x a v i e r d e a g u i r r e aman, ––esta obra que tenés en Como decía Tertuliano, a pesar de todas las críticas que la gente del Imperio • tus manos– es continuación y se- romano le hacía a las comunidades cristianas, sin embargo, por lo bajo, mur- gunda parte de Tan hombre que es muraban en su admiración: “miren cómo se aman”. Las comunidades cristianas Miren cómo se aman Dios, publicada en el año 2015 de los inicios, a pesar de sus defectos, limitaciones, grandes condicionamientos por esta misma editorial. culturales, de la presión imperial y del desprecio de su religión original, abun- n Si la primera parte estuvo enfo- daban en gestos de amor y dedicación entre sus miembros, y de solidaridad y cada en acercar una visión más a Los primeros cien años misericordia con los sufrientes de cualquier condición. En eso habían seguido m humana, real e histórica de Jesús al maestro Jesús hasta las últimas consecuencias. La Iglesia y los que nos deci- de las comunidades cristianas de Nazaret, este libro quiere hacer mos cristianos hoy, en ese sentido nos jugamos toda la partida de nuestra vida a lo mismo con las primitivas comu- y de nuestra existencia. nidades cristianas de los años 30 e Xavier de Aguirre es sacerdote al 150 d. C. Unas décadas atrás, ¿Qué pasó la misma tarde del asesinato del profeta y maestro nazareno? ¿Por s marianista. Nació en el año 1966, los libros sobre Jesús pertenecían qué lo entregaron las autoridades religiosas de Jerusalén y su grandioso Tem- o en Buenos Aires, Argentina. al rubro Cristología y los orígenes plo? ¿Por qué lo crucificaron los romanos? ¿Cómo reaccionaron los seguidores m Exalumno del Colegio Marianis- de las comunidades cristianas se de Jesús en los días siguientes? ¿Cómo se explica que afrontaran con tanta ta, entró a dicha Congregación ó estudiaban en la Teología Funda- determinación las persecuciones, primero de sus correligionarios y después de realizando parte de su formación c mental o en la Historia de la Igle- las autoridades imperiales? ¿Por qué se multiplicaron en forma tan fulminante en Santiago de Chile. Es Licen- sia. En los últimos tiempos hemos y cómo se organizaron? ¿Eran conscientes de que estaba naciendo una nueva n ciado en Historia por la Univer- aprendido a relacionar a Jesús de fe y una nueva espiritualidad o creían que seguían siendo judíos que estaban e sidad del Salvador y consagró Nazaret con la exégesis, la Teolo- reformando su religión? ¿Cómo nació entre ellos el Nuevo Testamento si Jesús r más de diez años de su trabajo gía bíblica y la historia del siglo I, usaba el Antiguo? ¿Quiénes fueron los protagonistas más destacados en ese i al apostolado con adolescentes y M devolviéndonos un Cristo mucho tiempo fundacional? ¿Cómo se explica que hubiera tantas mujeres entre ellos si jóvenes universitarios. Inició sus más real e histórico y menos “reto- la sociedad era tan machista? ¿Hubo tensiones y conflictos entre unas comuni- estudios teológicos en la U.C.A. cado”. Siguiendo esas huellas, la dades y otras? ¿Qué fue lo que deslumbró al Imperio romano de esas comunida- y finalizó el Bachillerato con vida de las primeras comunidades des? Estas son solo algunas de las preguntas que encontrarán respuesta en este Orientación en Teología Pastoral e cristianas ahora se aborda en es- libro, que nos revelará, finalmente, cómo recordaban los primeros cristianos a en el I.S.E.T. Obtuvo la Licencia- r trecha relación con el nacimiento Jesús y qué nos transmitieron de él a través de sus vidas, sus comunidades y tura en Teología Espiritual en el r del Nuevo Testamento, los escritos Teresianum de Roma, donde se sus escritos. De esta forma, lo que es un recorrido teológico histórico serio de i de los primeros Padres de la Igle- u dedicó al acompañamiento de los los primeros 150 años del “cristianismo” se transforma para nosotros, cristianos sia y todas las contingencias his- g migrantes latinoamericanos. Su del siglo XXI, en una cátedra inagotable de sabiduría evangélica y de espiritua- tóricas que tuvieron que afrontar. a ministerio lo ejerció en medios lidad para nuestras vidas. populares del Gran Buenos Aires, Con la recuperación del inicio de e La estación terminal de esta aventura será volver a plantearnos, no desde un d en la Villa 3 de la Ciudad Autó- nuestra fe en su Origen –Jesús de sueño sino desde lo que nos enseñan nuestras comunidades primitivas, cómo noma y, desde hace más de quin- Nazaret– y en sus orígenes –las r podemos reavivar ese don para vivir el evangelio a fondo. ¿Cómo hicieron aque- ce años, como párroco en Gene- múltiples comunidades judeocris- e llas comunidades para derrotar al Imperio romano y qué podemos hacer hoy ral Roca y la meseta rionegrina i tianas y paganocristianas disper- nosotros para derrotar al imperio del individualismo, de la velocidad extrema, v de su querida Patagonia Argenti- sas por el Imperio romano–, vamos a del sálvese quien pueda, de miles de millones de excluidos, de la tiranía del na. Se ha dedicado a la enseñan- distinguiendo qué aspectos son mercado y del consumismo? ¿Podremos volver a una Iglesia que sea Comuni- x za de la teología bíblica desde la verdaderamente esenciales, cuá- dad de comunidades? ¿Podremos aprovechar el aire nuevo que nos ha dado el perspectiva histórica, ha publica- les son importantes y cuántos son papa Francisco para generar un estilo de vida más sencillo como el de Jesús? do un libro sobre el Jesús histó- o fueron convenientes para una rico y dos obras sobre el proceso época pero pueden ser cambiados psicoespiritual del cristiano y la o abandonados y, en algunos casos, dimensión social en las comuni- corregidos, por tener adherencias 1 7 dades eclesiales. verdaderamente antievangélicas. 6 7 5 0 De Aguirre, Javier Andrés Miren cómo se aman : los primeros cien años de las comunidades cristianas / Javier Aguirre. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : PPC Cono Sur, 2016. 258 p. ; 24 x 17 cm. ISBN 978-987-740-185-1 1. Religión . I. Título. CDD 230 Ilustración de tapa: Fresco de las catacumbas de los santos Marcelino y San Pedro, de Roma, a principios del siglo cuarto, que muestra la hemorroísa siendo sanada al tocar la ropa de Cristo (Mc 5,25-34). Título: Miren cómo se aman - Los primeros cien años de las comunidades cristianas Autor: Javier Andrés De Aguirre Primera edición: septiembre de 2016 ISBN: 978-987-740-185-1 © 2016, Javier Andrés De Aguirre © 2016, PPC Argentina S.A. Reservados todos los derechos PPC Cono Sur Av. Callao 410, 2º piso C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | República Argentina t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429 www.ppc-editorial.com.ar [email protected] Esta tirada de 500 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2016 en Docuprint S.A. - Ruta Panamericana, Ramal Escobar km 37,5; Centro Indus- trial Garín - Provincia de Buenos Aires - Argentina Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Libro de edición argentina / Made in Argentina Impreso en Argentina / Printed in Argentina No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el per- miso previo y por escrito de los titulares del copyright. empresa asociada a la cámara argentina del libro “Teniendo fija la mirada en Jesús, autor y perfeccionador de la fe” (Hb 12,2) “Cristo les dejó un ejemplo, para que sigan sus huellas” (1 Pe 2,21) INTRODUCCIÓN JESÚS, LA SENCILLEZ DE LOS EVANGELIOS Estamos muy complicados. Nuestras vidas se han embarullado mucho en un mundo tecnológico que nos prometía simplificarnos la existencia y en su lugar hemos encontrado dependencia masiva de aparatos que cada vez duran menos y, cuestan más, piden nuevas habilidades, requieren lentes para los que pasamos los cincuenta y cuando aprendemos a usar una nueva app, salieron cinco más que nos señalan que nunca estaremos ya en la cresta de la ola. Personalmente admiro el nivel tecnológico que todos los usuarios tenemos al alcance de la mano con el smartphone, la tracción inteligente de la camioneta, el ascensor que te habla mientras ves el paisaje, pues es todo de vidrio, el avión que, aun pesan- do toneladas, vuela como un pájaro ultraliviano, el mundo interconectado al instante por satélites, internet y GPS. Es maravilloso ciertamente, pero no se ha simplificado nuestra vida. Por momentos pareciera que la complican cuando se interrumpen las vacaciones familiares por una “preguntita de la oficina”, o vas al médico para consultarle por una manchita en la piel y te pide cuatro estudios en nuevos aparatos que zumban, te giran, te hacen pedalear, te entuban y cámaras que te muestran las tripas pero desde adentro. Si no hacés un chequeo anual con fondo de ojo, colonoscopía, ergometría, análisis de orina y de sangre con PSA incluido, electrocardiograma, Holter de presión, visita al dentista y blanqueo de dientes, piscodiagnóstico, estudio del sueño, consejos nutricionales, y hasta un parapsicólogo que te mire el iris, no has cumplido con lo mandado para una persona de mediana edad que quiera ser responsable y estar sana. Estoy exagerando, pero el fondo es cierto: el mundo actual ha complicado y acelerado nuestras vidas. Tenemos niveles de estrés totalmente enfermantes. Los ambientes laborales están llenos de personas tóxicas, y muchos de los que ejercen alguna autoridad la usan para canalizar sus miedos, angustias, tensio- nes, traumas infantiles o directamente serias patologías sociales enmascaradas en trajes de eficacia y eficiencia. Nuestra alimentación no siempre es mediana- mente saludable y el aire que se respira en las grandes ciudades no alcanza nive- les mínimos aceptables de algo parecido al oxígeno. Incluso en los gimnasios, en lugar de hacer actividades placenteras, aunque tengan algún nivel de exigencia 5 física, vemos energúmenos levantado dos veces su peso, corriendo hasta des- hidratarse y mujeres que quieren alcanzar pesos y medidas que ni una muñeca Barbie puede tener. Llegás a tu casa después de haber sido durante horas taxista de tus hi- jos, que hacen Inglés, Gimnasia deportiva, Danza jazz, cestería china y clases de apoyo, para subsanar las horas que se duermen en el aula al llegar agotados de tantas cosas. Querés mirar algo en alguna de las siete pantallas led con diver- sos adminículos que hay en el hogar, pero tenés que programar el cable pues te ofrece tres partidos de fútbol que te gustaría ver, al mismo tiempo que juegan los pumas, los jaguares, las leonas, los murciélagos y todo el zoológico deportivo argentino, sin nombrar a los gladiadores del hándbol o las morsas del club de barrio de cuando éramos pibes, que también lo pasan si lo pedís y pagás extra. Mirás Directv y tenés que elegir entre cuatro paquetes distintos que van desde quinientos siete a mil doscientos ocho canales, sean comunes, HD, HD plus, tridi- mensionales o 4G interactivos. Pero Netflix te ofrece otra serie nueva de quince capítulos por ocho temporadas que no te podés perder, mientras que vos estás tratando de seguir a los de Lost –que en realidad ya los encontraron–, cuando recién vas por el segundo capítulo de la tercera temporada y querés recordar el nombre de alguno de los protagonistas que aparecen y desaparecen sin cesar. Hasta la recreación y el tiempo libre son complicados y estresantes. Pero cualquier actividad social que quieras realizar es agotadora. Imagine- mos lo que cuesta casarse, desde el vestido, las invitaciones, el salón, elegir los vinos, los souvenirs, los centro de mesa, la distribución de las personas sentadas en torno a ellos, la mesa dulce, la entrada salada, la torta principal, los appeti- zer o fingherfood, como se los llama ahora a los antiguos saladitos y canapés, y la comida propiamente dicha, hasta el disc-jockey, el carnaval carioca y los millones de pesos tirados en cotillón. Pero lo mismo pasa con la fiesta de quince de la nena, los dieciocho del nene, el bautismo, la primera comunión, su primer pelotero, su último pelotón, los aniversarios y ahora, hasta el divorcio. Todo es complejo y requiere meses y a veces años de preparación, que te hacen perder más años de vida. Organizar un viaje puede llevarte al loquero y preparar la sali- da de vacaciones puede ser peor que el día de regreso de las mismas cuando hay recambio turístico, paro de los cajeros de los peajes, corte de ruta nacional por reclamo de ocho personas que piden al intendente por la pintura de los juegos de la plaza de uno de los barrios de una de las ciudades por donde pasa media- namente cerca la autopista, mientras te azota una tormenta de viento y nieve en pleno enero generada por la corriente del niño que este año está agresiva como nunca y, al llegar a casa, te das cuenta de que en la parada que hiciste en la estación de servicio donde los baños estaban atestados de papeles y olor repug- nante, la cola para cargar combustible era interminable y hacía dos horas te ha- bían aumentado de nuevo el litro a pesar de que el crudo a nivel mundial seguía bajando y lo regalaban por barriles en cada esquina, te manotearon la billetera y todos tus documentos, las llaves y hasta la foto del nieto. 6 Pasando a nuestro tema, se reproduce eso mismo en la vida eclesial de los que creemos que Jesucristo es nuestro salvador. Querés empezar a leer la Biblia y tenés que elegir entre 46 libros del Antiguo Testamento (AT a partir de ahora) y 27 libros que contiene el Nuevo Testamento (NT a partir de ahora), siempre que seas católico, pues los números difieren en el AT con los judíos y en el NT con los ortodoxos o los protestantes. Querés conocer las leyes de la Iglesia y tenés que intentar entender 1752 artículos del Derecho Canónico y 2865 del Catecismo de la Iglesia Católica. Como soy religioso marianista voy a mi Regla de Vida que tiene la friolera de 248 artículos, pero a eso debo sumarle aquellos del directorio regional, los del Reglamento para Uso y Administración de los Bienes que no sé ni cuántos son, los proyectos de formación, de pastoral y de misión común. Ni les cuento si trabajo en un colegio marianista: debo conocer al menos tres o cuatro reglamentos generales más y si estoy en una parroquia debo conocer el Proyecto Pastoral Diocesano, y los documentos de cada uno de los equipos en ese nivel, el Proyecto Pastoral Parroquial y las líneas interanua- les de las periódicas asambleas parroquiales. Los papas no se han cansado de sacar documentos, y un Juan Pablo II (o quien se los escribiera cuando ya era un anciano), por ejemplo, sacó una encíclica o exhortación apostólica anual en sus 26 años de pontificado, y todos eran bien “gorditos”. Los documentos del Concilio Vaticano II (son muchísimos), los de la Iglesia latinoamericana de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, los de la Conferencia Episcopal Argentina, etc. Como si todo esto fuera poco, ¡algunos curas locos escriben también sus libros! Pero toda esta pintura “grotesca”, apunta a introducir una convicción que me ha ido surgiendo con el paso de los años animando comunidades y acompa- ñando personas: hemos hecho muy compleja nuestra vida cristiana y estamos perdidos, distraídos o enmarañados por tantas cosas que no vemos ya cuáles son verdaderamente importantes y cuáles son las esenciales. Además, hace unos años me volví a encontrar con Jesús, pero esta vez el de Nazaret, el de la Histo- ria, que caminó hace dos mil años por Galilea y Judea. Ahí caí en la cuenta que nuestra fe estaba llamada a ser “sencilla” y que nosotros la complicamos. Des- pués, casi guiado por el profeta galileo, me animé a mirar a los primeros cristia- nos y descubrí que ninguno lo seguía a Jesús solo, sino siempre en comunidades. ¿Y saben qué? La vida de esas comunidades también era “sencilla” y “esencial”. Aquí estoy, escribiéndoles a ustedes sobre la búsqueda de estos últimos veinte años mirando sobre todo a Jesús, su entorno, sus palabras, sus gestos, sus acciones, sus convicciones, sus relaciones humanas, su sintonía con la na- turaleza, sus movimientos. Estudié duro a partir de mi formación en Historia y en Teología, leyendo muchos libros y, además, pude viajar para conocer algo del mundo y de la catolicidad de la Iglesia. Disfruté un poquito de lo que nos de- jaron aquellos primeros cristianos y aprendí a descubrir cómo lo traducen hoy los cristianos de las distintas culturas. Pero lo más importante fue lo que crecí caminando con otros, con la Familia Marianista de Argentina y, sobre todo, con 7 las comunidades eclesiales y marianas de la parroquia Cristo Resucitado de la diócesis del Alto Valle del Río Negro. Sin embargo, no he podido encontrar una palabra más expresiva que “sen- cillez” para transmitirles lo que les quiero compartir. “Sencillez” implica una cosa, situación, persona o grupo que tiene pocos adornos y no anda ostentando nada. Sencillo, entonces, es el que no distrae con cosas externas ni artificiales sino que permite e invita a ir hacia el interior. Sencillo va unido también con el que se muestra como es, no engaña ni tapa. Es una persona llana y honesta con lo que expone de sí mismo a los demás. Regula su intimidad, la comparte, no la oculta pero tampoco la desparrama impúdicamente. Otro aspecto complementario es el que asocia sencillez con austeridad, modestia y sobriedad. Pone el acento en la relación con los bienes, con la natu- raleza y especialmente, con las cosas que la sociedad considera valiosas o “ca- ras”. Es una opción por un estilo de vida con pocas de esas cosas, resolviendo los desafíos por caminos humanos. Lo sencillo es compañero de lo simple, en el sen- tido de no complicar agregando dobleces ni sobreañadiendo cosas innecesarias. Sencillo es lo opuesto a complicado, a lo oscuro, a lo “abultado” y a lo rebusca- do. Sencillo es el que va a lo esencial de las situaciones, cosas y personas. Sabe llegar y compartir el núcleo. Acepta que hay un misterio en lo otro y en el otro, y que para aproximarse hay que hacerlo descalzo, desde la humildad y nunca des- de el poder, la violencia y la superioridad. El sencillo sabe ser “par y hermano” del otro, al mismo nivel, incluso abordando al otro desde abajo pero sin posturas piadosas ni alambicadas. En un mundo tan complejo, rebuscado, estresante y muchas veces, enga- ñoso o superficial, la sencillez aparece como una manera nueva y auténtica de relacionarse, especialmente, con los demás. El sencillo no tiene en cuenta las diferencias sociales inventadas normalmente para dominar y humillar. No usa ni títulos, ni símbolos de poder, ni ropajes ostentosos, ni maneras exageradas. No mira desde arriba ni ofrece su mano para que se la besen. Muy por el contrario, ofrece su mano para acompañar, sostener y levantar al caído o sufriente. El sen- cillo vive al día, no amontona ni anda todo el tiempo calculando beneficios. El sencillo no se enrosca en comentarios venenosos o en insinuaciones insidiosas. El sencillo cree en la palabra del otro, establece una relación con la mirada, ex- pone su corporeidad en forma franca, no alardea ni inventa falsas humildades. El sencillo dice las cosas como son, pero preferentemente calla pues, normal- mente el silencio habla más que las palabras. El sencillo abre su corazón apasio- nado, analiza con su mente amplia y abraza con todo su ser bien integrado. Jesús de Nazaret era “el sencillo”. Pero los grupos sencillos traducen sus convicciones e ideales en un mano- jo de normas de convivencia, y normalmente, estas van quedando archivadas. No se complican con leyes, cánones y disposiciones. Apelan a lo esencial de la relación y al fuego primordial del grupo o comunidad. No complican las cosas y saben que normalmente las situaciones se resuelven más con una sonrisa y 8 con paciencia que con grandes discursos, correcciones fraternas o interminables reuniones llenas de moralinas y buenos deseos. Los horarios son los mínimos in- dispensables, los procedimientos son lo más simples posibles y los espacios de la vida cotidiana son los más cuidados por todos. La sencillez era rasgo diferenciador de las primeras comunidades cristianas: “Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de cora- zón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían sal- varse” (Hch 2,46-47). “El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica la misericordia, que lo haga con alegría” (Rm 12,8). “El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena con- ducta que sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría” (Sant 3,13). Jesús sigue siendo el ideal, el prototipo del hombre feliz, de la creatura de Dios que vive en la clave del reino, el único modelo acabado del amor cristiano, y único mandamiento encarnado: “ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 15,12). Jesús fue el sencillo por antonomasia. Pero de sus primeras co- munidades podemos también aprender cómo encarnar esa sencillez en nuestra vida y nuestra Iglesia hoy. Esa es la aventura que les invito a vivir con entusiasmo y en base a datos serios de la historia y la Teología Bíblica. En una obra anterior, Tan hombre que es Dios, hemos intentado conocer mejor a Jesús de Nazaret, el verdadero, el real, el de hace dos mil años. Ahora los invito a seguir ese viaje re- corriendo las comunidades de las tres primeras generaciones cristianas o, tradu- cido en criollo, de los primeros cien años de la Iglesia, que dieron como su fruto más precioso, el nacimiento del NT con los cuatro evangelios. Estimados lectores, para sumergirnos de inmediato en el relato histórico teológico de las primeras generaciones de cristianos, les recuerdo que tendrán que ponerse un doble lente para poder disfrutar del viaje en toda su profundi- dad. Aunque el objetivo del libro busca un fruto espiritual personal y comunita- rio, el viaje será estrictamente teológico e histórico. En cada capítulo encontra- rán información suficiente del contexto histórico para poder abordar las fuentes de las que disponemos para conocer la vida de los cristianos de cada una de esas generaciones. El primero parte de la muerte de Jesús de Nazaret y en él encontra- rán información un poco más detallada de cómo era la vida de un judío en aque- llos tiempos dentro del contexto del Imperio romano dominante. Obviamente, 9 haber leído el libro anterior sobre Jesús enriquecerá la lectura de esta obra. Sin embargo, no es indispensable haberlo hecho y en su momento encontrarán un resumen de todo lo que se puede saber en la actualidad sobre la historia del profeta nazareno. A pie de página hallarán la explicación sencilla de algunos términos técnicos e históricos que pudieran dificultar la comprensión del texto. Para profundizar algún tema podrán recurrir a la bibliografía actualizada que se encuentra al final de la obra. La estación terminal de esta aventura será volver a plantearnos, no des- de un sueño, sino desde lo que nos enseñan nuestras comunidades primitivas, cómo podemos reavivar ese don para vivir el evangelio a fondo. ¿Cómo hicieron aquellas comunidades para derrotar al Imperio romano y qué podemos hacer hoy nosotros para derrotar al imperio del individualismo, la velocidad extrema, el sálvese quien pueda, el de los miles de millones de excluidos, el de la tiranía del mercado y del consumismo, etc.? ¿Podremos volver a una Iglesia que sea Co- munidad de comunidades? ¿Podremos aprovechar el aire nuevo que nos ha dado la presencia del papa Francisco para generar un estilo de vida más sencillo y de Jesús? Los últimos apartados del quinto capítulo intentan hacer ese aterrizaje teológico espiritual, generando un diálogo entre las primeras comunidades y las enseñanzas de Francisco en sus más de tres años de pontificado en nuestro con- texto eclesial y mundial. 10

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Título: Miren cómo se aman - Los primeros cien años de las comunidades cristianas. Autor: Javier Andrés De Aguirre. Primera edición: septiembre de
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