ebook img

Mi vida con Marx PDF

125 Pages·2022·2.62 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Mi vida con Marx

Mi vida con Marx Pensamiento Herder · Fundada por Manuel Cruz Dirigida por Miquel Seguró Victoria Camps El gobierno de las emociones Manuel Cruz (ed.) Las personas del verbo (filosófico) Jacques Rancière El tiempo de la igualdad Gianni Vattimo Vocación y responsabilidad del filósofo Martha C. Nussbaum Las mujeres y el desarrollo humano F. Birulés, A. Gómez Ramos, C. Roldán (eds.) Vivir para pensar Gianni Vattimo y Santiago Zabala Comunismo hermenéutico Fernando Broncano Sujetos en la niebla Judith Shklar Los rostros de la injusticia Gianni Vattimo De la realidad Byung-Chul Han La sociedad de la transparencia Alessandro Ferrara El horizonte democrático Byung-Chul Han La agonía del Eros Antonio Valdecantos El saldo del espíritu Byung-Chul Han En el enjambre Byung-Chul Han Psicopolítica Remo Bodei Imaginar otras vidas Wendy Brown Estados amurallados, soberanía en declive Slavoj Žižek Islam y modernidad Luis Sáez Rueda El ocaso de Occidente Byung-Chul Han El aroma del tiempo Antonio Campillo Tierra de nadie Byung-Chul Han La salvación de lo bello Remo Bodei Generaciones Byung-Chul Han Topología de la violencia Antonio Valdecantos Teoría del súbdito Javier Sádaba La religión al descubierto Manuel Cruz Ser sin tiempo Judith Butler Sentidos del sujeto Byung-Chul Han Sobre el poder Cass R. Sunstein Paternalismo libertario Byung-Chul Han La expulsión de lo distinto Maurizio Ferraris Movilización total Étienne Balibar La igualibertad Daniele Giglioli Crítica de la víctima Miranda Fricker Injusticia epistémica Judith Shklar El liberalismo del miedo Manuel Cruz Pensar en voz alta Byung-Chul Han Hiperculturalidad Antonio Campillo Mundo, nosotros, yo Carlos Thiebaut y Antonio Gómez Ramos Las razones de la amargura Éric Fassin Populismo de izquierdas y neoliberalismo Byung-Chul Han Buen entretenimiento Tristan García La vida intensa Lluís Duch Vida cotidiana y velocidad Yves Charles Zarka Metamorfosis del monstruo político Byung-Chul Han La desaparición de los rituales Eva Illouz y Dana Kaplan El capital sexual en la Modernidad tardía Catherine Colliot-Thélène Democracia sin demos Hartmut Rosa Lo indisponible Byung-Chul Han La sociedad paliativa Lorenzo Marsili Tu patria es el mundo entero Zhao Tingyang Tianxia: una filosofía para la gobernanza global Miquel Seguró Mendlewicz Vulnerabilidad Luis Sáez Rueda Tierra y destino Antonio Valdecantos Noticias de Iconópolis Roberto Esposito Institución José Antonio Pérez Tapias Imprescindible la verdad Alain Minc Mi vida con Marx Traducción de Julia Argemí Herder Título original: Ma vie avec Marx Traducción: Julia Argemí Diseño de la cubierta: Toni Cabré Edición digital: José Toribio Barba © 2021, Editions Gallimard, París © 2022, Herder Editorial, S.L., Barcelona ISBN PDF: 978-84-254-4862-1 1.ª edición digital, 2022 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a cedro (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita re- producir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com) Herder www.herdereditorial.com índice alain minc, «el visitante vespertino» Prólogo de Gregorio Luri ..................... 9 Introducción .......................................... 17 1. El poder demiúrgico del capitalismo ............................... 21 2. La audacia prometeica de pensar la globalidad ................. 37 3. Marx, por fin liberado del comunismo ............................... 55 4. Un hombre total ................................ 69 5. La eterna cuestión de los judíos rupturistas ......................... 87 6. Cinco contra uno ............................... 97 7. ¡Marx, vuelve! ...................................... 115 ALAIN MINC, «EL VISITANTE VESPERTINO» Alain Minc nació el 15 de abril de 1949, el año de la creación de la otan, cuando la Guerra Fría teñía de incertidumbre el futuro de una Europa que aún conservaba muy frescas las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial. Apenas hacía un año que sus padres habían conseguido la nacionalidad francesa. Los Minc eran judíos polacos, criados en familias ortodoxa- mente religiosas, pero a los que el viento de la historia empujó hasta el otro extremo occidental de Europa, primero a Burdeos, en cuyos muelles se integraron en una célula comunista y donde conocieron a Caridad Mercader, la madre del asesino de Trotsky, y después, en 1937, a París. Al estallar la guerra, participaron en la resistencia. El padre de Alain, Joseph Minc cuenta todo esto de manera honesta en sus memorias, La extraordinaria historia de mi vida ordinaria. Alain se define más como un europeo francés, que como un francés europeo. Lo europeo —insiste en ello— ni anula ni disuelve sus raíces. «Cada uno puede ser francés a su manera», proclama en Un français de tant de souches (2015). Ha crecido política- mente convencido de que «Europa es nuestro único futuro». Pero, «lamentablemente», me reconoce, «no se convertirá en la Federación con la que he soña- 9 do». En una conversación telemática (neologismo, por cierto, creado por él), me revelaba su frustración porque «no logrará tener una identidad estratégica y militar plena. Ahora bien, gracias al euro no se disolverá. En un mundo dominado por la economía de mercado, una moneda es un cemento inigualable». Pasados sus años de ruido y furia, la anciana Cari- dad Mercader se instalará en París e irá a comer con sus amigos cada miércoles. En una ocasión, Alain, que tendría 8 o 9 años, se atrevió a llevarle la contraria a la tronante invitada, que montó en cólera, lo trató de pequeño insolente y, a partir de aquel momento, le negó su afecto. Tengo la sensación de que siempre ha llevado el despecho de Caridad como una especie de medalla al valor precoz. Fue un niño estudioso, de excelente memoria, inteligente, metódico y muy vivaz; alegre, dispuesto a echar una mano a sus camaradas y que alcanzó una gran popularidad gracias a sus extensos conocimien- tos deportivos, especialmente de fútbol y ciclismo. Aprobó brillantemente el bachillerato y se dirigió, como parecía su destino natural, a una de las Gran- des Écoles, en concreto a la École des Mines. Pero su vocación estaba más en la ingeniería política que en la mineral, como se lo hizo ver un profesor espabi- lado, que lo animó a que cursara, al mismo tiempo, Sciences Po (Políticas). De esta manera consiguió que se le abrieran posteriormente las puertas de la ena (École nationale d’administration). Trabajó en la inspección de finanzas, como un representante más de la meritocracia de la que Fran- 10 cia se sentía tan orgullosa antes de que el populismo erosionase el prestigio de las élites republicanas. Pero tampoco tenía suficiente con la alta administración y se pasó al (alto) sector privado. No creo que lo hiciera simplemente para ganar más. Obviamente, el dinero no le desagrada, pero lo que lo impulsó fue, sobre todo, la necesidad de dar salida a una ambición más amplia. Quería tomarle el pulso al presente continuo de la vida política y económica. Si la aventura es vivir apasionadamente lo que se hace en la intersección del azar y la necesidad, hay en Alain un singular espíritu aventurero, que parece haber conseguido hacer del cartesianismo una geometría del riesgo. No hay en él nada de tartarinesco. No improvisa. No va de mascarón de proa de sí mismo. La agenda de Alain es el «quién es quién» de la Europa intelectual, política, periodística, empresarial, artística… Ahora bien, aunque utiliza con facilidad la palabra «amigo», sus amigos de verdad, aquellos que considera como hermanos, son, como tiene que ser, pocos. Creo acertar si incluyo entre ellos a Philippe Labro (periodista, escritor, director de cine, autor de más de una veintena de libros), a Jean-Michel Darrois (el abogado más influyente de Francia, especializado en fusiones y compras de empresas) y, sobre todo, a Franz-Olivier Giesbert. Con este último, conocido como el «don Juan del poder» —e incluso como «la mayor bestia mediática francesa»— conviene hacer punto y aparte. Giesbert es un escritor, ensayista y polemista brillante que disfruta metiéndose en todas las char- 11 cas del poder y nunca es él el que sale salpicado. Ha sido director del Nouvel Observateur, Le Figaro y Le Point. Se ha enfrentado a Mitterrand, Chirac, Sarkozy, Villepin y Hollande y tiende a ver a los políticos con los ojos de un ayudante de cámara. Alain y él son, aparentemente, tan distintos que Marion van Renterghem los trata de «Descartes y Victor Hugo». Pero su amistad se ha fortalecido con sus diferencias (y con algunas afinidades electivas, como su común admiración por Pierre Mauroy o Raymond Barre). Giesbert reconoce, abiertamente, su fascinación por la inteligencia conceptual de Alain. «Uno», me cuenta Alain, «puede definirse cla- ramente en política priorizando los tres o cuatro resortes de la propia Weltanschauung, que pueden ir más allá de las clásicas líneas divisorias entre izquierda y derecha. Me considero, ante todo, europeísta. Luego viene una concepción liberal de la democracia, es decir, el sufragio universal y la existencia de checks and balances. Finalmente tengo una visión universalista, asimilacionista de la ciudadanía y no comunitaria. Por lo general, los liberales tienen una percepción comunitaria de la democracia y aquellos que, por el contrario, ven solo el sufragio universal como base de la democracia son universalistas y asimilacionistas. Desde este punto de vista, no soy reducible ni a unos ni a otros». Le han ofrecido cargos políticos muy relevantes, incluso ministeriales (con Sarkozy y Macron), pero los ha rechazado. Prefiere —dice— mantenerse al margen para, si es necesario, poder criticar a los polí- 12

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.