LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 2 MI GATO ANGUS, EL PRIMER MORREO Y EL PLASTA DE MI PADRE L O U I S E R E N N I S O N LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 3 Sinopsis ¡Muy bien, lo consiguieron! Ya que insisten, voy a dejar que lean mi diario más súper, hiper, ultra-secreto. En él, tú vas a conocer algunas cositas sobre mi, Georgia Nicolson, catorce años, ingles, alocada, y en un futuro rubia, el día que mi madre me deje teñirme.... Aquí, tú vas a saber absolutamente TODO lo que pasa en mi vida: vas a conocer a mi padre, a mi madre, a mi hermana Libby (ok, no ganarás gran cosa con eso...), pero también te vas hacer íntima de Angus, mi gato salvaje escocés, de Jas, mi mejor amiga (que es súper guay , cuando tiene la boca cerrada) y de Robbie.... el chico más maravilloso del universo (pero, lo pueden olvidar, porque ¡¡¡yo lo vi primero!!!). En fin, se bienvenido a mi vida. LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 4 Agosto “la marche avec misterio” Domingo 23 de agosto Mi Habitación Llueve 10:00 Papá ha invitado al tío Eddie a entrar en mi habitación como si fuera la cosa más normal del mundo, y han estado fisgoneando lo que hacía. Si el tío Eddie (que es más calvo que una bola de billar, bueno, para ser exactos, que dos bolas de billar) me vuelve a preguntar si hay que sacar brillo a las calvas, me suicido. No se da cuenta de que ya no llevo pañales. Me dan ganas de gritarle: “ ¡Tengo catorce años, reboso feminidad y llevo sujetador!”. La verdad es que me queda un poco grande, y cuando corro para no perder el autobús se me sube hasta el cuello..., pero sigo teniendo un gran potencial femenino, ¡calvo anticuado! Hablando de tetas, me preocupa acabar como todas las mujeres de mi familia, que parecen tener un solo pecho, como si fuera una especie de estantería. Mamá puede ponerse cosas en el suyo cuando tiene las manos ocupadas. En las fiestas y cosas así, es capaz de llevar un sándwich en una mano, una copa en la otra y colocarse un canapé en el “estante”. No es muy atractivo que digamos. Me gustaría tener un volumen apropiado, pero sin llevar las cosas demasiado lejos, no como Melanie Andrews, por ejemplo. El año pasado, después de un partido de hockey, me llevé un buen susto en las duchas. Su sujetador era como dos enormes bolsas de la compra. Debe de tener algún desequilibrio hormonal o algo así. Cuando trata de darle a la bola, es cuando más se le nota. En una ocasión, creí que se iba a ir directa a la valla llevada por el impulso de sus «melones», como las llama en broma. LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 5 Todavía en mi habitación Todavía llueve Todavía es domingo 11:30 No sé por qué no me dejan poner un pestillo en mi habitación. No tengo intimidad, mi cuarto parece el camarote de los hermanos Marx. Cada vez que saco el tema, empiezan a mover la cabeza y a soltar gruñidos ininteligibles. Es como si estuviera viviendo en una casa repleta de gallinas con vestidos y pantalones. O una casa llena de esos perros que mueven constantemente la cabeza en la bandeja trasera del coche, o llena de..., es igual, no puedo tener un cerrojo, y punto. —¿Por qué no? —le pregunté a mamá, tranquilamente. (La pillé en uno de esos raros momentos en los que no está en ninguna clase nocturna de italiano ni en ninguna fiesta.) —Por que, si tuvieras un accidente, no podríamos entrar —me contestó. —¿Un accidente de qué tipo? —insistí. —Podrías... desmayarte. —O quemar el colchón y ahogar te con el humo —intervino papá. ¿Pero qué le pasa a todo el mundo? Ya sé por qué no quieren que ponga un pestillo en mi puerta: por que sería la primera señal de madurez, y esto no lo soportarían porque significaría volver a ocuparse de sus propias vidas y dejarme en paz. Todavía es domingo 11:35 Hay seis cosas que me horrorizan de mi vida: 1. Tengo uno de esos granos sin cabeza que no explotará hasta dentro de dos años y que se transformará en un horrible bulto rojo. 2. Lo tengo en la nariz. 3. Tengo una hermana de tres años que puede haberse hecho pis en cualquier rincón de mi habitación. LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 6 4. Dentro de catorce días, se habrán acabado las vacaciones y tendré que volver al campo de concentración de Oberfürer Frau Simpson y su banda de sádicos profesores. 5. Soy muy fea y merezco estar en un centro para feos. 6. Fui a una fiesta disfraza da de aceituna rellena. 11:40 Ya está, voy a hacer borrón y cuenta nueva. Acabo de leer un artículo en el Cosmopolitan de mamá sobre cómo ser feliz, incluso cuando se es infeliz (como yo). Se titula «Confianza emocional». Lo que hay que hacer es: Recordar...Sentir y SANAR. Piensas en una experiencia dolorosa y recuerdas todos los detalles horribles..., eso en cuanto a recordar; después, sientes las emociones y las reconoces; finalmente, sólo hay que DEJARLAS IR. 14:00 El tío Eddie se ha ido, gracias a Dios. Me ha preguntado si quería dar una vuelta en el sidecar de su moto. ¿Es que todos los adultos vienen del planeta Xenon, o qué? ¿Qué tenía que haber contestado? «Sí, claro, tío Eddie, me encantará ir en tu sidecar de antes de la guerra. Así, con un poco de suerte, me verán todos mis amigos con un loco calvo y será el fin de mi vida social. Muchas gracias.» 16:00 Ha venido Jas. Me ha dicho que, después de la fiesta de disfraces, le costó horas salir de su traje de gata. No me interesaba mucho pero, por pura educación, le he preguntado por qué le costó tanto. —Bueno, el chico de la tienda de disfraces era muy guapo. —¿Y? —Pues que tuve que mentirle en lo de la talla. Le pedí una talla pequeña en vez de una mediana. Me ha enseñado las marcas del cuello y de la cintura; son bastante profundas. —Tienes la cabeza un poco hinchada —le he comentado. —No, es que es domingo. LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 7 Le hablé del artículo del Cosmopolitan, y nos pasamos un par de horas recordando la fiesta de disfraces (la dolorosa experiencia) y sintiendo las emociones para poder sanarlas. Toda la culpa la tiene Jas. Puede que se me ocurriera a mí lo de ir disfrazada de aceituna rellena, pero ella no me hizo desistir de mi idea, como hubiera hecho una buena amiga. Es más, me animó. Hicimos el disfraz con alambre y papel pinocho verde para la parte de la aceituna. Debajo, llevaba una camiseta y unas mallas verdes, y, para sujetar el disfraz, me puse unas tiras por encima de los hombros. Ahora que lo recuerdo, fue ella la que sugirió que utilizara un spray para teñirme el pelo, la cara y el cuello de rojo..., como si fuera el pimiento. La verdad es que fue muy divertido. Al menos, mientras estábamos en mi habitación. Lo chungo fue intentar salir. No me quedó más remedio que bajar las escaleras de lado. Cuando llegamos a la puerta, tuve que volver y cambiarme las mallas por que Angus, mi gato, sufrió uno de sus ataques en plan «llamada de la selva». Está completamente pirado. Lo recogimos cuando estuvimos de vacaciones en el lago Lomond. Me lo encontré el último día merodeando por el jardín de la pensión en la que estábamos. La pensión se llamaba El Mundo Perdido. Eso os dará una idea de lo que fueron las vacaciones. Debería haberme dado cuenta de que el gato no era muy normal cuando lo atrapé y empezó a destrozar me la chaqueta. Pero era tan bonito..., con el pelo muy largo y atigrado, y unos enormes ojos amarillos. Incluso siendo un cachorro, ya parecía un perro pequeñito. Pedí y supliqué que nos lo lleváramos a casa. —Aquí se morirá, no tiene padres —dije lastimeramente. —Seguramente se los habrá comido —soltó papá. La verdad es que, cuando quiere, puede ser muy cruel. Me trabajé a mamá y, al final, conseguí que nos lo quedáramos. La mujer de la pensión dijo que posiblemente fuera una mezcla de gato común y gato salvaje escocés. Me acuerdo que pensé: «Qué exótico.» No caí en la cuenta de que crecería hasta alcanzar el tamaño de un perro labrador, sólo que completamente LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 8 grillado. Solía sacarlo a pasear con una correa, pero, tal como le expliqué a doña Vecina-de-al-Lado, se la comió. A veces siente la llamada de las tierras escocesas. Cuando yo iba disfrazada de aceituna rellena, saltó desde su escondite, detrás de las cortinas (o su guarida, como se imaginaría en su cerebro gatuno), y atacó mis mallas, o su presa. No podía quitármelo de encima dándole en la cabeza, por que la movía rápidamente de un lado a otro. Al final, conseguí coger una escoba que había cerca de la puerta y despegármelo. Después de este pequeño incidente, vino la segunda parte: no podía entrar en el Volvo de papá. —¿Por qué no te quitas la aceituna y la metemos en el maletero? —preguntó. Sin comentarios. —Papá, si crees que me voy a sentar a tu lado en camiseta y mallas verdes, estás loco. Se puso tan borde como suelen poner se los padres cuando les demuestras lo tontos e inútiles que son. —Bueno..., entonces tendrás que ir a pie. Jas y yo iremos en el coche, a tu lado. Conduciré despacio. No podía creerlo. —Si tengo que ir andando, ¿por qué no vamos las dos solas y pasamos del coche? Se le puso esa expresión hermética de padre que cree que está siendo razonable. —Por que quiero saber adónde vais y no quiero que andéis de noche solas por la calle. Increíble. —¿Y qué piensas que puedo hacer paseando por la calle de noche y vestida de aceituna? ¿Colarme en algún cóctel? Jas se echó a reír, pero papá se puso en plan padre inflexible. —No me hables así o no irás a ningún sitio. LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 9 ¿De qué va? Cuando llegamos a la fiesta (me tocó andar al lado del Volvo de papá, que conducía a diez por hora), lo pasé fatal. Al principio todo el mundo se echó a reír, después no me hicieron ningún caso. Con una actitud desafiante, como buena aceituna rellena, estuve bailando un rato sola, aunque no paraba de tirar cosas al suelo. La anfitriona me pidió que me sentara. Lo intenté, pero no pude. Al final, tuve que esperar una hora en la puerta hasta que llegó papá y metí la aceituna en el maletero. De camino a casa, no dijimos ni una palabra. Por otra parte, Jas se lo pasó en grande. Me dijo que había estado rodeada de Tarzanes, Robin Hoods y James Bonds (los chicos tienen una imaginación desbordante, ¿verdad?). Cuando llegamos a la parte de «recordar» me empecé a mosquear. —También yo podía haber estado rodeada de chicos si no hubiera ido disfrazada de aceituna —le solté. —Georgia, tú pensaste que sería divertido, y yo también lo veía así; lo malo es que los chicos no creen que las chicas puedan ser divertidas. Se puso repelente, en plan lista y madura. ¿Qué narices sabe ella de chicos? Llevaba un flequillo realmente estúpido. Cállate, Flequillito. —¡Ah, claro! ¿Y qué quieren los chicos? ¿Niñas con sonrisa bobalicona vestidas de gato? Desde la ventana de mi habitación, veía al caniche del vecino ladrando y brincando al lado de la valla. Estaría tratando de asustar a Angus..., ¡inocente! Jas siguió hablando como si fuera una experta. —Sí, creo que les gustan las chicas más finas y no tan...,bueno, ya sabes. Estaba cerrando la mochila. La interrumpí: —¿No tan qué? —Tengo que irme, hoy cenamos antes. LLOOUUIISSEE RREENNNNIISSOONN –– GGEEOORRGGIIAA NNIICCOOLLSSOONN FFOORROO AALLIISSHHEEAA’’SS DDRREEAAMMSS 10 Cuando salió de la habitación, me di cuenta de que tendría que haberme callado. Fue de esas veces que sabes que deberías callarte, pero sigues hablando igualmente... Bueno, esto es lo que me pasó. —A ver, ¿no tan qué? Murmuró algo mientras bajaba las escaleras. —No tan como yo, ¿verdad? —le grité cuando salió por la puerta. 23:00 Empiezo a estar harta de los chicos, y eso que todavía no he tenido ningún tipo de relación con ellos. Medianoche ¡Dios mío!, que no tenga que hacerme lesbiana como Peluda Kate o la señorita Stamp. 00:10 ¿Qué hacen las lesbianas? Lunes 24 de agosto 17:00 Ni una sola llamada. Como si me hubiese muerto. Creo que hoy me iré a dormir temprano 17:30 Libby viene y repta hasta la cama. No para de reírse; tanto, que tengo que levantarme. Es tan mona..., aunque huele un poquillo. Al menos le gusto y no le molesta mi sentido del humor. 19:00 Ellen y Julia llaman desde una cabina y empiezan a hablar con acento francés. Mañana vamos a dar un paseo misterioso, véase «la marche avec misterio». 22:30 Me hago una mascarilla a base de yema de huevo, por si en el camino nos cruzamos con algún guapo garçon.
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