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Medicina, salud y nutrición aztecas PDF

339 Pages·1993·6.876 MB·Spanish
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traducción de VICTORIA SCHUSSHEIM MEDICINA, SALUD Y NUTRICIÓN AZTECAS por BERNARDO R. ORTIZ DE MONTELLANO siglo veintiuno editores y % \_________________________________________________ siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MÉXICO, D.F. siglo xxi editores argentina, s.a. LAVALLE 1634, 11 A, C1048AAN, BUENOS AIRES, ARGENTINA portada de callos palleiro primera edición en español, 1993 quinta edición en español, 2003 © siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 968-23-1843-2 primera edición en inglés, 1990 © rutgers university press, new brunswick y londres título original: aztec medicine, health, and nutrition derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico / printed and made in mexico ÍNDICE AGRADECIMIENTOS UNA NOTA SOBRE EL TEXTO INTRODUCCIÓN 1. LA CULTURA AZTECA EN EL MOMENTO DE LA CONQUISTA Antecedentes históricos, 19; Fuentes para la comprensión de la medicina azteca, 30; Metodología, 45 2. RELICIÓN, COSMOVISIÓN Y MEDICINA AZTECAS La dualidad del cosmos y sus elementos constituyentes, 54; Creación, destrucción y sacrificio humano, 56; El hombre como microcosmos, 60; Complejos de deidades, 63; Preserva­ ción del orden social por medio de las sanciones sociales, 66; Almas múltiples (fuerzas animistas): tonalli, teyolia e' ihiyotl, 7't; El shamanismo y los aztecas, 87 3. POBLACIÓN Y CAPACIDAD DE CARGA DE LA CUENCA DE MÉXICO Capacidad de carga de la cuenca de México y consumo de ali­ mentos, 99; El canibalismo azteca, 107; Sistemas agrícolas, 117 4. LA DIETA AZTECA: FUENTES DE ALIMENTOS Y SU VALOR NUTRICIONAL Plantas alimenticias cultivadas, 122; Tecuitlatl (Spirulina geitle- rii), 128; Plantas del desierto, 132; Fuentes de proteína animal, 142 5. EPIDEMIOLOGÍA Enfermedades previas a la conquista, 148; Salud pública, 156 6. EL DIAGNÓSTICO Y LA EXPLICACIÓN DE LA ENFERMEDAD Categorías del origen de las enfermedades, 158; Causalidad sobrenatural, 159; Causalidad mágica, 171; El diagnóstico de los padecimientos sobrenaturales y mágicos, 175; Causalidad natural, 181; Causalidad mixta: frío y flema, 188 6 ÍNDICE 7. LA CURACIÓN DE LA ENFERMEDAD 196 Curas religiosas, 197; Curas mágicas, 200; Curas empíricas, 217; La validación empírica de la medicina azteca, 226 8. EL SINCRETISMO EN LA MEDICINA ÉTNICA DE MÉXICO 231 Las hierbas de Tlaloc, 232; El periodo colonial, 240; Sobrevi­ vencias modernas, 249; El sincretismo en la medicina étnica latinoamericana, 253 APÉNDICE A 279 APÉNDICE B 285 BIBLIOGRAFÍA 309 ÍNDICE ANALÍTICO 235 mi esposa, Ana Mercedes Ortiz de Montellano, y mi madre, Thelma Ortiz de Montellano, que me apoyaron a lo largo de todo esto, y a Charles Dibble, que fue quien me hizo empezarlo. AGRADECIMIENTOS Le debo mucho a mucha gente. Charles Dibble ha sido, desde hace tiempo, un modelo y una inspiración. Leyó y criticó todo el manuscrito; me brindó muchas sugerencias útiles y me proporcio­ nó materiales de su vasta colección. A Ángel Ma. Garibay (ya difunto) lo considero mi abuelo intelectual. Sus obras pioneras fueron modelo de erudición de amplio alcance, y su profundo conocimiento de la cultura azteca hizo que sus traducciones del náhuatl se aproximaran más al verdadero espíritu azteca que las versiones posteriores, basadas primordialmente en principios lin­ güísticos. Mis colegas mexicanos Carlos Viesca Treviño, Xavier Lozoya, Doris Heyden y Carmen Aguilera estimularon, leyeron y criticaron mi trabajo; con frecuencia me proporcionaron artículos, libros y materiales esenciales. De Robert Bye y Edelmira Linares recibí hospitalidad, transparencias y experiencia etnobotánica. Miguel y Chonita León Portilla me dieron hospitalidad, sabios consejos, acceso a su excelente biblioteca y publicaciones del Instituto de Historia. Luis y Leticia Vargas rne brindaron alojamiento en la ciudad de México y ine presentaron a muchos otros especialistas sobre los aztecas. Luis representó una gran ayuda para conseguir publicaciones del Instituto de Investigaciones Antropológicas. Al­ fredo López Austin, cuyo trabajo ha sentado una norma de erudi­ ción precisa y comprehensiva, fue sumamente generoso con sus consejos, sus sugerencias y sus comentarios. La deuda intelectual que con él tengo se advierte en las numerosas citas de sus obras. En Estados Unidos Guido Majno investigó para mí el corpus hipocrático, y Joseph Hastien me proporcionó información sobre la medicina étnica en los Andes. Mis colaboradores Carole Brow- ner, Arthur Rubel, Michael Logan y Robert Trotter representaron una fuente constante de estímulo y aliento intelectual. León Abrams siempre había querido que escribiera sobre la comida azteca, y leyó y criticó las parte sobre dieta y nutrición. Mike y Sopliia Coe fueron amables anfitriones y me brindaron los resulta­ dos de su investigación. Kaja Finkler actuó como caja de resonancia [9] 10 AGRADECIMIENTOS para mis teorías y contribuyó con muchos datos de sus propios estudios. Eloy Rodríguez y yo sostuvimos muchas conversaciones fructíferas y emocionantes sobre etnobotánica, productos natura­ les, química y, en general, sobre la vida. Diana Marínez ha sido, durante años, una fuente de amistad, bromas, materiales de refe­ rencia y recetas. Karen Reeds, mi editora, y Norman Rudnick, mi corrector de estilo, ambos de la Universidad de Rutgers, realizaron la ardua labor de dar forma, aclarar, y refinar mis escritos. Mejora­ ron de manera significativa la organización del libro. A mi madre, Thelma Ortiz de Montellano, le debo toda una vida de apoyo y de atenta lectura de mi trabajo. Mi esposa, Ana Merce­ des, ha leído y corregido todo lo que escribí, incluyendo este libro. Su apoyo y su dedicación fueron esenciales para llevar a cabo esta obra. Siempre le estaré agradecido. Este libro le debe mucho a mucha gente, pero los errores son míos. Detroit, Michigan, abril de 1990 UNA NOTA SOBRE EL TEXTO Cabe hacer algunas observaciones generales sobre los términos empleados en este libro. La designación “azteca” se aplica a los pueblos que viven en el valle de México, que tienen una historia común y son herederos de la cultura de Mesoamérica. El término “mexica” se refiere a los aztecas que vivían en Tenochtitlan, ahora la ciudad de México, y que dominaban el imperio azteca en el momento de la conquista española. El náhuatl es la lengua del grupo lingüístico utoazteca que hablaban los aztecas. Las palabras de este idioma son todas graves. En el capítulo 1 se citan de manera amplia varias fuentes primarias y se las analiza en profundidad. Como fueron escritas en el siglo xvi pero se citan a partir de ediciones modernas, puede resultar útil una breve descripción.* El Códice Badiano se escribió, en latín, en 1552, pero las referencias están tomadas de una edición en español publicada en 1964. Ruiz de Alarcón escribió en su lengua en 1629; las referencias citan una edición en español de 1953 o una o dos traducciones al inglés, publicadas en la década de 1980, que corresponden al mismo libro, aunque tienen diferentes títulos. La obra en latín de Hernández quedó concluida en 1577, pero se cita una traducción al español parcial (1942-1946) o completa (1959). El libro de Sahagún pasó por diferentes etapas e idiomas. Dos versiones (Primeros memoriales, en 1560, y Códices matritenses, en 1565), se escribieron en náhuatl, nunca se tradujeron completa­ mente, y se imprimieron en edición facsimilar en 1906. Una versión posterior en náhuatl, el Códice florentino (1577), se tradujo al inglés y se publicó en 1950-1969. La versión en español de Sahagún, la Historia general, se publicó por primera vez en 1793; aquí se cita una edición de 1956. * En esta traducción se procuró tomar las citas de estas fuentes de versiones en español, de fácil acceso al lector de México. La cita bibliográfica que aparece en el cuerpo del texto hace referencia, asi, a la edición empleada en esta versión, y en la bibliografía se incluye la ficha completa. [T.] [11] INTRODUCCIÓN La facilidad con que unos pocos españoles lograron conquistar el imperio azteca ha planteado siempre preguntas de interés para los historiadores y los antropólogos. ¿Cuán sanos estaban los aztecas antes de la llegada de los españoles? ¿Puede explicarse la vulnera­ bilidad de los aztecas a las enfermedades y los maltratos de los europeos por una debilidad generalizada previa a la conquista? En la respuesta a estas preguntas —y sostendremos que, en términos generales, los aztecas eran un pueblo saludable— la medicina azteca desempeña un papel importante. El sistema azteca de definir la salud, de explicar las causas de la enfermedad, de diagnosticar, prevenir y curar la enfermedad, es interesante en sí mismo. Adquie­ re un significado aún mayor cuando se lo yuxtapone con la medi­ cina europea del siglo xvi y se lo observa como amplio ejemplo de un sistema médico no occidental. La conquista significó que tanto los españoles como los aztecas se encontraron ante un conjunto ajeno de creencias médicas, de tradiciones, enfermedades y reme­ dios, y tuvieron que destruirse o asimilarse mutuamente. Al parecer unos y otros hallaron familiares y fáciles de respetar algunos aspectos de las creencias y costumbres extrañas; otros les resultaron totalmente incomprensibles y aborrecibles. En su expansión por América los españoles también se enfren­ taron a otras prósperas civilizaciones —los mayas, los incas— y las destruyeron. Nos concentramos en los aztecas porque sintetizan una larga tradición de la cultura de Mesoamérica, porque sobre su religión y su medicina disponemos de más información que de cualquier otra cultura americana, y porque la supervivencia de las creencias aztecas en el México moderno nos bríndala oportunidad de corroborar nuestras fuentes. Además, los aztecas y su medicina resultan de especial interés para los historiadores, los antropólogos y los historiadores de la medicina porque la azteca fue una de las pocas civilizaciones que habían alcanzado el nivel de Estado (otras son la china, la india, la islámica y la inca) con que se encontraron los europeos en la era de las conquistas. La existencia de escritura en las sociedades con Estado permite [13]

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