LA MAYOR HAZAÑA DE ALEJANDRO MAGNO comedia atribuida a Lope Félix de Vega Carpio The following electronic text was prepared by David Hildner (University of Wisconsin- Madison) and is based on that found in Lope de Vega Carpio, Obras dramáticas (Real Academia Española, 1916), vol. 2. PERSONAS: ALEJANDRO Magno EFESTIÓN, almirante PARMENIÓN, condestable CLITO, camarero CAMPASPE, dama PIRENE, criada de Campaspe EPAMINONDAS, tebano TIMOCLEA, tebana DARÍO, rey de Persia EPITRIDATES, su jersey HÉRCULES, tebano EMBAJADOR 1 de Grecia EMBAJADOR 2 APELES, pintor BUFO, lacayo JORNADA PRIMERA Salen ALEJANDRO, PARMENIÓN, EFESTIÓN y CLITO, y aparece ALEJANDRO en un trono y CLITO con una corona en una fuente EFESTIÓN: Macedonia, señor, su rey te llama. [octavas] Ciñe la invicta y generosa frente, porque se sepa tu gloriosa fama del negro ocaso hasta el dorado Oriente; 5 pues eres de tal tronco feliz rama, como él serás en gobernar tu gente, yo por rey te obedezco, y ruego al cielo que por tal te obedezca todo el suelo. CLITO: Yo también beso tu valiente mano, 10 que terror ha de ser en mar y en tierra, de mar y tierra, que aunque soy anciano, te prometo servir en paz y en guerra como al rey, mi señor, que algún villano en un sepulcro su valor encierra. 15 ¡Tu padre era, señor, nada te impide! ¡Venga tu sangre, que venganza pide! ALEJANDRO: Ya, queridos vasallos, que sujeto sólo me miro a mí, ya que mi mano el cetro regio goza, yo os prometo 20 de mostrarme con todos tan humano que todos me tengáis por vuestro objeto. Premio al bueno daré, fin al tirano, y en todo cuanto pueda, siendo justo, haré, vasallos, sólo vuestro gusto. 25 Y agora, porque, en fin, de mi grandeza todos participéis, haceros quiero merced. Efestïón, de la grandeza de almirante gozad, que así os prefiero por viejo. EFESTIÓN: Guarde Dios a vuestra alteza. 30 ALEJANDRO: Y vos, Clito, seréis mi camarero. CLITO: Beso tus pies, señor, que de tu mano pudo venirme don tan soberano. ALEJANDRO: Todo el mundo tener sólo quisiera para daros a todos, y aun sospecho 35 que para daros yo pequeño fuera, porque es mayor mi generoso pecho. Si pudiera, vasallos, os hiciera, pues para todos era el mundo estrecho, a cada uno rey de todo el mundo, 40 y aun corto premio a vuestros hechos fundo. CLITO: Dueño te espero ver de aquéste entero, por fuerte Marte, por discreto Apolo y por el rayo de tu fuerte acero. Desde este polo al contrapuesto polo 45 que han de te[m]er tu invicta diestra espero, y que has de ser, como mereces, solo, si no lo estorba la atrevida Parca, de todo el orbe el imperial monarca. EFESTIÓN: Yo, señor, como viejo, os aconsejo. 50 Quien mató a vuestro padre, cosa es cierta que os querrá deshacer como a su espejo. No dejéis puerta a vuestro mal abierta; tomad, pues mozo sois, este consejo. A quien fuere leal abrid la puerta 55 del vuestro sacro amor; mas a traidores, la del castigo justo y los rigores. Empiece ya a temer vuestra braveza tu astro contrario, fiero y arrogante; no acredite segura su cabeza; 60 sepa que es Alejandro el sumo Atlante de toda Macedonia y su grandeza [e]sculpa el tiempo en tablas de diamante, rindiendo persas, allanando montes y descubriendo varios horizontes. 65 ALEJANDRO: Llegad, Efestïón, dadme los brazos, que me infunde valor aquese brío. Fírmese mi amistad con estos lazos. Yo haré que tema mi valor Darío, o haré su gente y su valor pedazos. 70 Ya me parece el mar pequeño río para que en él navegue mi pujanza, que a ser deidad divina se abalanza. Perdone Marte, Júpiter perdone, que, en vistiendo la cota relumbrante, 75 pienso que Marte soy; mi ser me abone si me imagino Júpiter tonante. EFESTIÓN: La heroica fama tu valor pregone, tebano Alcides, aunque más pujante; nunca se atreva a tu poder la muerte; 80 iguale a tu valor tu buena suerte. Salen APELES y BUFO APELES: Tu majestad, señor, me dé sus plantas. ALEJANDRO: Álzate, Apeles; pídeme la mano. APELES: Con ella al alto cielo me levantas. ALEJANDRO: Tu pincel precio, Apeles soberano. 85 APELES: ¿Quién podrá agradecer mercedes tantas? ALEJANDRO: Con tan fuertes vasallos, caso es llano que ha de ser inmortal mi buena suerte aunque le pesa a la atrevida muerte. No habré yo menester que mi renombre 90 escriba el tiempo en siglos dilatados para que al mundo mi valor asombre, pues han querido mis felices hados que tenga, Apeles, como vos un hombre que mis hechos escriba señalados, 95 y otro con que a mil reyes me anticipo, que los esculpa en bronce, que es Lisipo. Sale PARMENIÓN PARMENIÓN: Dame tus pies, señor... ALEJANDRO: Alzad del suelo, condestable. PARMENIÓN: Señor, beso tu mano. ALEJANDRO: ¿Qué hay de Tebas? PARMENIÓN: Su triste fin recelo, 100 que tiene en todo proceder villano. ALEJANDRO: ¿Qué es lo que dices? PARMENIÓN: Que se opone al cielo de tu poder altivo y más que humano. ALEJANDRO: Temo que Tebas enojarme intente. PARMENIÓN: Escúchame, señor, atentamente. 105 Yo a Tebas parte le di [romance] de la fúnebre tragedia del rey tu padre Felipe, y le avisé que viniera a obedecerte por rey 110 con la circular diadema que coronase tu frente, cetro que honrase tu diestra. En lugar de lutos tristes se vistió aceradas grevas. 115 Todo es armas, todo es fuego, todo confusión y guerra. Hizo tocar una caja Epaminondas, soberbia, con que juntó, para hablarlos, 120 todos los grandes de Tebas. “Bravos tebanos --les dice--, defensa de vuestra tierra, ya no es razón que sufráis una tan prolija afrenta, 125 como es que tan fiero rey mande y rija vuestras fuerzas. Tebas, valientes soldados, tiene bastante defensa para contrastar a Marte, 130 si sujetarla quisiera. ¡Libertad! ¡Viva la patria! Si a Macedonia le pesa, que no es razón que su rey por sus vasallos nos tenga, 135 cuando hay en Tebas quien ser rey de Macedonia pueda. Filipo murió, en efeto; Alejandro, es cosa cierta que le sucede al imperio; 140 reine, por cierto, en su tierra. Mostrad esos fuertes pechos, regid vosotros la vuestra; iguales en valor somos. ¡Tema Macedonia, tema, 145 que yo os juro defender, que basto para defensa, no de Tebas, mas del mundo”. ¡Oh, qué arrogante soberbia! Promulgó, en fin, su traición 150 y acabó de hablar apenas, cuando todos, por su rey, le veneran y respetan y prometen ayudalle con armas, vidas y haciendas, 155 aunque Júpiter airado vibre lanzas, rayos llueva, escriben para este efeto también Atenas y Grecia, y las dos contra tu nombre 160 conjuradas se revelan. Yo, que lo supe, inflamado el pecho con las centellas que me exhalaba un volcán de amor y [lealtad] sincera, 165 de cólera ciego y loco solté al caballo las riendas y, terrible como airado, fui a reprender su insolencia. Díjeles que eran traidores 170 y que tu furia temieran, pues era fuerza que, airado, castigaras la bajeza, y que, cuando tú por ti castigarlos no quisieras, 175 bastaba yo para darles de esas infamias la pena. Ellos quisieron matarme, mas yo, con honrada fuerza, herí algunos; defendíme, 180 y he venido a tu presencia. EFESTIÓN: ¿Hay tan extraña maldad? CLITO: ¿Hay más infame bajeza? Yo, señor, aunque el menor, si me concedéis licencia, 185 iré a vengar vuestra injuria. PARMENIÓN: Yo les daré aquella pena que sus delitos merecen si vuestra divina alteza... ALEJANDRO: Basta, vasallos, no más; 190 conozco vuestra nobleza; yo el primero he de salir a campaña en cualquier guerra y Bucéfalo el primero tiene de animar mi empresa. 195 En desnudando la espada Tebas tema, el mundo tema, mas primero he de valerme, vasallos, de mi clemencia; vaya Efestïón al punto 200 y hable de mi parte a Tebas. EFESTIÓN: Iré a obedecer tu gusto, que en ir tu grandeza muestras, como hijo del gran Filipo, a quien los Elíseos tengan. 205 ALEJANDRO: Y, entre tanto, Parmenión, quiero ejercitar la diestra con el venablo, matando en aqueste monte fieras. Apercíbase la gente. 210 PARMENIÓN: Haráse como lo ordenas. ALEJANDRO: ¡Triste de ti si me mueves a que te castigue, Tebas! Apeles, vente conmigo. APELES: Gran señor, aunque tu alteza 215 me honra por el arte vida, también este pecho encierra valor para ser soldado y defender tus fronteras. ALEJANDRO: Capitán os hago, Apeles. 220 APELES: Tu fama he de hacer eterna. Vanse todos y queda BUFO solo BUFO: Que haya hombres en el mundo --¡pierdo el juicio!—que se huelgan de ir a la guerra, pudiendo en la paz tranquila y quieta 225 vivir y beber, no sangre, mas cosa que lo parezca. ¿Hay cosa como la paz, apacible, santa y bella, venerable más que humana 230 y por extremo discreta? No está temiendo que toque el contrario la trompeta y que de una cuchillada le deje sin una pierna; 235 que le hase de sentido una penetrante flecha; Marte, por quien es, me libre mientras yo me libro de ella. Vase, y sale CAMPASPE de cazadora, con arco y flecha en la mano, y PIRENE, su criada CAMPASPE: En este bosque umbroso [canción] 240 paso, Pirene, el día, de Macedonia ausente y olvidada, después que el riguroso hado y desdicha mía huérfana me dejaron sin mi amada 245 madre, porque ya nada me diera algún consuelo, fuera de aquestas aves que con picos süaves siguen este arroyuelo 250 que, viendo que no imita su voz, corrido ya se precipita. Dióme el cielo belleza y nobleza tan grande que no pudiera ser mayor, Pirene, 255 mas no me dio riqueza y, como aquésta mande todo el poder que la nobleza tiene, quien a ser rico viene quiere alcanzar con ella, 260 aunque el hado inhumano le haga rico villano, la más subida estrella y, después de alcanzada, Pirene amiga, no se encubre nada; 265 aquí de aquesta suerte pienso pasar la vida hasta que quiera Júpiter sagrado que la acabe la muerte. PIRENE: Yo, señora querida, 270 espero en él que te ha de dar estado tan digno y levantado como merece sólo aquese rostro bello y ese hermoso cabello 275 que enamorara Apolo si en laurel no temiera celoso Jove que lo convirtiera. CAMPASPE: ¡Qué espantoso jabalí [redondillas] que viene hacia acá, Pirene! 280 PIRENE: Alas en las plantas tiene y más parece neblí. ¡Huye, señora, que llega! CAMPASPE: Esconderme quiero aquí. Escóndese CAMPASPE. Sale ALEJANDRO, arriba ALEJANDRO: Herido va el jabalí. Sale CAMPASPE, sin reparar en ALEJANDRO, ni él en ella 285 CAMPASPE: Ya pasó; yo estaba ciega. Quiero, en aqueste cristal, pie de esta encumbrada roca, prestar aliento a mi boca. ALEJANDRO: El era bravo animal. 290 CAMPASPE: Casi a salir no me atrevo.— ¡Válgame Febo divino! En este orbe cristalino se ve un hermoso mancebo. ¡Que bizarro! Clara fuente, 295 ¿quién en tus ondas pintó este Narciso? Mas no, comparación no consiente. Ya me espanto, que temor no tengo con lo que veo; 300 mas se me ha quitado, creo, el temor con el amor. ALEJANDRO: Mal el venablo tiré, pues que le pude acertar y no le pude matar. 305 CAMPASPE: Parece que ya se fue. Ya vuelve. ¿Si es ilusión de mi loco pensamiento? Pero ¿qué miro o qué intento? ¿Qué me quieres, corazón? 310 Si intenta el sol luminoso, que mis tristes penas siente, mostrarme en aquesta fuente quien tiene de ser mi esposo, venturosa yo sería 315 si este mancebo lo fuera. ALEJANDRO todavía sin reparar en CAMPASPE ALEJANDRO: ¡Quién en este campo hubiera armada una infantería de belicosos soldados! CAMPASPE: Sin duda sobre esta peña 320 está el que la fuente enseña; pero mis ojos, turbados, no le pueden ver, y así buscarle será mejor. Vase ALEJANDRO: Cansado estoy, y el calor 325 tiene más vigor aquí. Quiero bajar esta cuesta. Allí está una casería y hacia allí una fuente fría entre una hermosa floresta. 330 A verla los pasos guío, donde podré descansar. Sale CAMPASPE, arriba CAMPASPE: ¡No fue grande desvarío venir a un hombre a buscar! [rima defectuosa] Cansada estoy de subir 335 hasta aquí. ALEJANDRO: Quiero romper este cristal y beber. CAMPASPE: ¿Qué me pudiera decir quien me viera de esta suerte? ALEJANDRO: ¡Válgame Júpiter santo! 340 Blasona, pues que me espanto, suprema mujer, de verte. ¿Eres Venus que te cría otra vez aquesta fuente para matarme? Detente. 345 Yo me rindo, fuente fría. De entre el hielo salió fuego para abrasarme de amor. CAMPASPE: Digo que oigo hablar, honor. ALEJANDRO: Ya de amores estoy ciego. 350 No es bien, fuente, que me espante, pues tanto mi amor la apoya, que esté tan divina joya engastada en un diamante. En el alma te engastara, 355 mujer, si viva te viera, y aun no digno engaste fuera para joya que es tan rara. CAMPASPE: Quiero a mi quinta volverme. CAMPASPE se retira de lo alto de la peña ALEJANDRO: Aguarda, que ya te fuiste, 360 pues donde tú te perdiste
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