Mario Liverani WmWm&m MAS ALLÁ DE LA BIBLIA Á J'k MARIO LIVERANI MAS ALLÁ DE LA BIBLIA HISTORIA ANTIGUA DE ISRAEL Traducción castellana de Teófilo de Lozoya CRITICA BARCELONA Todos los imperios pueden llamarse Asiría, pues se enriquecen a costa de Israel. Todos los imperios pueden llamarse Egipto, pues tiranizan a Israel. Bereshit Rabba XVI.4 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejem plares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Título original: OLTRE LA BIBBIA Storia antica di lsraele Diseño de la cubierta: Joan Batallé Fotocomposición: Víctor Igual, S. L. © 2003, Gius. Laterza & Figli S.p.A., Roma-Bari. Spanish language edition published by arrangement with Eulama Literary Agency, Roma © 2005 de la traducción castellana para España y América: CRÍTICA, S. L., Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona e-mail: [email protected] http://www.ed-critica.es ISBN: 84-8432-590-3 Depósito legal: B. 41.633-2004 Impreso en España 2005. - A&M (¡raíic, Santa Perpetua de Mogodu (Barcelona) Prefacio ¿Otra historia del antiguo Israel? ¿No hay ya suficientes? ¿Yqué sentido tiene una historia de Israel escrita por un autor que ni siquie ra es Alttestamentler de profesión, sino un especialista en historia del antiguo Oriente? Desde luego; historias del Israel antiguo hay ya mu chas, quizá demasiadas, pero todas se parecen porque irremisible mente todas se asemejan a la historia contenida en el texto bíblico. Asumen su línea narrativa, hacen suya la trama, incluso cuando no tienen más remedio que constatar críticamente su falta de fiabilidad histórica. La historia antigua de Israel ha sido concebida siempre como una especie de paráfrasis del relato bíblico. Ante todo, el peso teológico de la palabra revelada ha hecho que resulte muy difícil aceptar una crí tica racionalista, que a duras penas ha conseguido dar paso a un en foque laico. Además, los descubrimientos arqueológicos en Palestina no han sido tan clamorosos que hayan permitido (como ha ocurrido en el caso de Egipto, de Mesopotamia o de la Anatolia hitita) formu lar de nuevo la historia sobre la base de fuentes auténticas y contem poráneas de los hechos. Afínales del siglo xix llegó incluso a desarro llarse un uso de la arqueología como «prueba» de la credibilidad del relato bíblico, puesto en duda ya entonces por la crítica literaria de los filólogos alemanes. A lo largo de los dos últimos siglos, la crítica bíblica ha desmante lado en primer lugar la historicidad de la Creación y del Diluvio, lue go la de los Patriarcas, luego (siguiendo siempre un orden cronoló gico) la del Éxodo y la de la conquista, la de Moisés y Josué, la del ¡H'iiodo de los Jueces y la de la «Liga de las Doce Tribus», detenién- ilose ante el reino unido de David y Salomón, considerado fundamen talmente histórico. El reconocimiento de que los elementos en los que sv basaban la conquista y la Ley eran en realidad meras proyecciones X MÁS ALLÁ DE LA BIBLIA PREFACIO XI hacia el pasado llevadas a cabo después de la Cautividad (cuyo obje ses diferentes. La primera es la historia «normal» y bastante banal de to habría sido justificar la unidad nacional y religiosa y la posesión de un par de reinos del área de Palestina, no muy distintos de tantos otros la tierra por parte de los grupos que volvieron del exilio en Babilo que siguieron un desarrollo análogo y acabaron aniquilados por la nia), por mucho que necesitara una reelaboración de la historia de conquista imperial primero asiría y luego babilónica, con la devasta Israel, no resquebrajaba la convicción de que realmente hubiera exis ción, las deportaciones y los procesos de desculturación que una y tido un estado de Israel unitario (e incluso poderoso) bajo David y Sa otra pudieran acarrear. Esta primera fase no comporta ni un particu lomón, y de que realmente hubiera existido un «primer templo», esto lar interés ni tampoco consecuencias futuras, y de hecho las historias es, la convicción de que los que regresaron del exilio quisieron re paralelas de otros reinos análogos (desde Karkemish a Damasco, des componer una entidad étnica, política y religiosa ya existente en el pa de Tiro a Gaza) no tienen nada que decir a nadie, excepto a los espe sado. cialistas. El hecho es que no poseemos las «Biblias» de Karkemish o La crítica más reciente del concepto mismo de reino unido ha pues de Damasco, de Tiro o de Gaza, y sus tradiciones se han extinguido to totalmente en tela de juicio el relato bíblico, pues ha reducido el Is bajo el avance de los imperios. rael «histórico» a un reino palestino más de los muchos que fueron En un caso, sin embargo, se produjo un hecho especial, preparado borrados del mapa a raíz de la conquista asiría, negando toda rela por el proyecto de un rey de Judá (Josías) de dar vida a un reino uni ción entre Israel y Judá (esto es, la existencia de un Israel unido) con do de Judá-Israel en los decenios comprendidos entre el hundimiento anterioridad al exilio. La reelaboración de la historia de Israel se con de Asiría y la reafirmación de Babilonia, y de fundamentar ese inten vierte entonces en una tarea absolutamente drástica. to en el plano religioso (monoteísmo yaveísta, ley «mosaica») e histo- Por otra parte, el enfoque crítico siempre ha dado lugar a Prole- riográfico. El rápido regreso a Palestina de los desterrados judíos que gomena (por utilizar el término escogido por Wellhausen) o exposi todavía no se habían asimilado al mundo imperial, su intento de dar ciones teóricas incluso muy atrevidas (hay varios ejemplos bastante vida a una ciudad templo (Jerusalén) según el modelo babilonio, de recientes), pero nunca a una historia narrativa que siga el hilo de la reunir en torno a ella una nación (Israel, ahora sí en sentido lato), su reconstrucción moderna en vez de seguir el hilo de la narración bíbli puso la puesta en marcha de una enorme y variada reelaboración de ca. Si se acepta el desmontaje crítico literario del relato bíblico, no se la historia anterior (que había sido completamente «normal»), que co entiende por qué no va a poderse intentar un nuevo montaje que pon locara en su sitio los arquetipos fundacionales que ahora se pretendía ga en marcha los materiales literarios en la época de su redacción (y re vitalizar (el reino unido, el monoteísmo y el templo único, la Ley, la no en aquella a la que se refieren los relatos). Las tendencias críticas posesión del territorio, la guerra santa, etc.) bajo el signo de una pre más recientes de tipo posmoderno apuntan, por lo demás, a negar la destinación absolutamente excepcional. posibilidad misma de escribir una historia de Israel, y abren un abis Del mismo modo que la historia verdadera, pero normal, había ca mo inevitable entre una historia narrativa, que sigue siendo de tipo recido de todo interés que no fuera puramente local, también la histo tradicional, y una crítica literaria que ha perdido cualquier tipo de con ria inventada y excepcional se convirtió en la base para la fundación tacto con la utilización histórica de las fuentes. de una nación (Israel) y de una religión (el judaismo), que habrían de En la obra que proyectamos aquí se pretende llevar a cabo —al influir en todo el curso de la historia posterior a escala mundial. menos a modo de esbozo sumario— una reelaboración de la historia de Israel que tenga en cuenta los resultados de la crítica textual y lite raria, de las aportaciones de la arqueología y de la epigrafía, y que no Una vez más, debo expresar todo mi agradecimiento al Pontificio tenga miedo ni de alejarse del hilo conductor bíblico ni tampoco de Istituto Bíblico de Roma por la hospitalidad que me brindó —con una basarse en un ámbito estrictamente histórico. Semejante intento es, a cortesía y eficiencia dignas de admiración— en su biblioteca, uno de todas luces, nuevo, aparte de estar erizado de dificultades tremendas los pocos lugares del mundo en los que es posible hacer realidad un y marcado por serias implicaciones. proyecto como éste. Deseo dar las gracias a los amigos Giovanni Gar- Fruto de todo ello es una división de la historia de Israel en dosfa- bini y Andrea Giardina por leer la primera redacción del libro y dis- XII MÁS ALLÁ DE LA BIBLIA PREFACIO XIII cutir conmigo algunos problemas del mismo; a mi hija Serena por in- blemas, debido a la necesidad de adoptar criterios coherentes, y al formatizar los numerosos mapas geográficos, y a mi hija Diletta y ala mismo tiempo de evitar formulaciones demasiado extrañas para el Sra. Leonarda De Ninno por dibujar algunas ilustraciones; y a los lector. Para los nombres de los principales reyes de Judá e Israel, colaboradores de la editorial Laterza por su profesionalidad y com para los Patriarcas y los epónimos tribales, para los Profetas y otros prensión. Por último me siento especialmente agradecido a Giuseppe personajes de notoriedad especial, hemos adoptado la forma corrien Laterza por animarme a escribir este libro —decisión por lo demás te en nuestra lengua (derivada del griego de los LXX, a través del la tremenda—, cosa que además hice en un tiempo relativamente breve tín de la Vulgata). Para los demás nombres se ha adoptado una trans (dos años), consciente en todo momento de que para producir un fru cripción simplificada (es decir, sin signos diacríticos y sin indicación to más satisfactorio no sería suficiente ni siquiera toda una vida. Temo de la cantidad de las vocales), pero fiel, de la forma hebrea. No se in que el libro no satisfaga ni a los estudiosos más innovadores (a los dica la espirantización posvocálica de las oclusivas (salvo en el caso cuales no gustará la primera parte, por considerarla demasiado con de p/f). Lo mismo vale decir para los topónimos bíblicos: sólo para fiadamente histórica) ni a los más tradicionales (a los cuales no gus aquellos particularmente conocidos se ha adoptado la forma más co tará la segunda, por considerarla demasiado críticamente destruc mún, * y para todos los demás se utiliza una transcripción simplifica tiva). Pero la estructura bipartita no la he impuesto yo para dejar da de la forma hebrea. Los topónimos modernos (ya sean árabes o he contento ni descontento a nadie, sino porque considero que es la úni breos) se representan también sin signos diacríticos. ca capaz de justificar la contradicción efectiva que supone una histo En el índice se encontrará, en cualquier caso, la transcripción ria verdadera y banal que se convierte en materia y ámbito de ubica exacta de nombres y topónimos. Para los topónimos antiguos y mo ción de valores universales. dernos de la zona de Palestina se indican también las coordenadas geográficas según la Israel Grid (reproducida en lafig. 1, así como en ADVERTENCIA: Todas las fechas, a menos que se especifique lo contra los márgenes de los demás mapas): no se trata de un tecnicismo inú rio, se supone que son a. C. (o antes de la era vulgar, a. e. v.). El cua til, sino de un instrumento para una localización rápida y segura. Para dro cronológico resumido (Tabla 1) sirve para ayudar al lector a los topónimos de otras zonas, sólo se indica la región histórica a la que modo de orientación diacrónica elemental. pertenecen. Las citas cruzadas entre topónimos antiguos y modernos, y En el libro se hace referencia a escuelas redaccionales de los li la articulación prosopográfica de los antropónimos, hacen de los índi bros históricos del Antiguo Testamento, que la crítica ha intentado, ces un instrumento de investigación que confiamos resulte eficaz. con un éxito razonable, reubicar en su contexto histórico. Raramente se alude a los filones «elohísta» y «yaveísta» (que en otro tiempo se atribuían a la época monárquica, y hoy se sitúan en tiempos de la Cautividad). Con más frecuencia se cita la obra del «Deuteronomis- ta» (así llamado por el libro del Deuteronomio) o mejor de la «escue la deuteronomista» (o incluso de la «historiografía deuteronomista»), que comienza en Judá a finales del siglo va y continúa en la Cautivi dad de Babilonia durante el siglo vi. Por último la escuela «sacerdo tal» se sitúa en la Cautividad de Babilonia de los siglos VI-ÍV (incluido el «Cronista», autor de los libros de las Crónicas). Para una lectura normal de la presente obra no creo que hagan falta más especifica ciones, mientras que el lector más interesado en los problemas de la crítica veterotestamentaria encontrará en la bibliografía indicaciones útiles para profundizar en este tema tan complejo. * Seguimos la traducción española de la Biblia de E. Nácar y A. Colunga (Bi La transcripción de los nombres propios ha presentado serios pro- blioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1976). (N. del t.) Abreviaturas (a) Siglas de los libros bíblicos: Gen Génesis Jer Jeremías Éx Éxodo Ez Ezequiel Lev Levítico Os Oseas Núm Números Am Amos Deut Deuteronomio Abd Abdías Jos Josué Miq Miqueas Jue Jueces Nah Nahúm 1 Sam 1 Samuel Hab Habacuc 2 Sam 2 Samuel Sof Sofonías 1 Re 1 Reyes Ag Ageo 2 Re 2 Reyes Zac Zacarías 1 Crón 1 Crónicas Mal Malaquías 2Crón 2 Crónicas Sal Salmos Esd Esdras Prov Proverbios Neh Nehemías Ecl Eclesiastés 1 Is (Proto-)Isaías 1-39 Sab Sabiduría 2Is (Deutero-)Isaías 40-55 Lam Lamentaciones 3 Is (Trito-)Isaías 56-66 (b) Repertorio de textos antiguos orientales ABC A. K. Grayson, Assyrian and Babylonian Chronicles, Nueva York, 1975. ANET J. B. Pritchard, ed., Ancient Near Eastern Texts Relating to the Oíd Testament, Princeton, 1955 (más Supplement, 1969). ARE J. H. Brcasted, Ancient Records of Egypt, I-V, Chicago, 1906. XVI MAS ALLÁ DE LA BIBLIA ABREVIATURAS XVII AS D. D. Luckenbill, The Annals ofSennacherib, Chicago, 1924. Bibl Biblica BIA R. 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ZABR Zeitschrift für Altorientalische und Biblische Rechtsge- schichte ZAW Zeitschrift für Alttestamentliche Wissenschaft (c) Fuentes clásicas: ZDPV Zeitschrift des Deutschen Palástina-Vereins Hdt. Heródoto, Historias Alud. Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos CAp. Flavio Josefo, Contra Apión (d) Revistas y colecciones: BA Biblical Archaeologist BASOR Bullciin of ihc American Schools of Oriental Research ENTORNO Y CONDICIONAMIENTOS Capítulo 1 PALESTINA DURANTE EL BRONCE TARDÍO (SIGLOS XIV-XIII) 1. PAISAJE Y RECURSOS NATURALES Palestina es un país modesto y fascinante. Modesto por sus recur sos naturales y por su carácter marginal en el ámbito regional; fasci nante por la estratificación histórica del paisaje influido por el hombre y por la estratificación simbólica de los recuerdos. En el extremo suroriental del Mediterráneo, las perturbaciones atlán ticas se agotan contra el relieve, que sólo en la parte septentrional al canza alturas notables (cerca de los mil metros en la Alta Galilea, y en torno a los setecientos metros en el Macizo central) y recibe precipita ciones adecuadas. Palestina se sitúa casi en su integridad en la zona se- m i árida (con precipitaciones entre los cuatrocientos y los doscientos cincuenta milímetros anuales), confluyendo con la aridez acentuada (en torno a los cien milímetros o menos) en el sur (el Negev y, más allá, el desierto del Sinaí) y en el interior (las mesetas de TransJordania y, más allá, el desierto siroarábigo). Hay un solo río apenas digno de tal nombre, el Jordán, que drena las reservas hidrológicas del Líbano y del Aniilíbano, con sus dos afluentes perennes por la izquierda (el Yarmuk y el Yubboq o Uadi Zarqa), encargados de drenar las mesetas orienta les, y que va a perderse en la cuenca cerrada y saladísima del mar Muer to. I .a agricultura, pues, no es de regadío (salvo en pequeños oasis sur gidos alrededor de manantiales), sino que se basa en la pluviosidad: depende de las precipitaciones inseguras, al frente de las cuales se sitúan divinidades imprevisibles, unas veces generosas y benévolas, y otras (.nieles. Hl contraste con el vecino Egipto, donde el agua es un hecho constante, que no produce ansiedad, era a todas luces evidente: