Reseñas 441 MACÍA APARICIO, LUIS MIGUEL (ed.), Homero. Ilíada. Vol. III. Cantos X-XVII, Alma Mater, Colección de autores griegos y latinos, Madrid, CSIC-Tirant lo Blanch, 2009 [XXIII + 302 (x 2) pp.]. Cuando se inicia la edición y traducción de un autor de obra extensa, como es el caso que nos ocupa, la experiencia nos dicta que la primera preocupación que asalta al editor es ver la culminación de su trabajo. En nuestro país tenemos una larga tradición de ediciones que se empezaron con el natural entusiasmo y que por mor de las circunstancias no tuvieron la deseada continuidad, viéndose truncado el desenlace de tan noble empeño. Es por esta razón que saludamos con fervor la aparición en Alma Mater del vol. III de la Ilíada, máxime cuando se anuncia que la publicación del vol. IV (y último) no se demorará. Si a esto añadimos que en un plazo no muy largo verá la luz el vol. I de la Odisea, los motivos para la esperanza pueden cuajar en toda una realidad y en un motivo de enhorabuena para la Filología Clásica española en general y para los homeristas en particular. Esta obra nos sitúa, por tanto, en la antesala de un hito. El penúltimo volumen de esta edición del poema homérico está a cargo del profesor L.M. Macía Aparicio, a diferencia de los dos volúmenes anteriores (publicados en 1991 y 1998 respectivamente), cuya responsabilidad editorial fue compartida con el tristemente desaparecido profesor J. García Blanco. Se trata, pues, de la primera edición crítica del texto griego de la Ilíada realizada por hispanohablantes, con lo que de simbólico tiene por tratarse del poema épico con el que se principia solemnemente la literatura occidental, el poema por excelencia. Entendemos que una reseña no debe consistir –al menos no exclusivamente– en una caza y captura de erratas, y, en consecuencia, renunciamos a ello y hacemos gracia de este capítulo, aunque hay que advertir que las hay –algunas particularmente enojosas– y que el editor deberá subsanarlas en futuras reediciones, como, por ejemplo, LÍADA (por ILÍADA), en la página previa a los cantos (p. 1), o la cronología de algunos autores (pp. IX-XXII). Comenzando por el texto, en líneas generales el editor se atiene a los criterios establecidos con su coeditor en los dos anteriores volúmenes. Una de las pautas seguidas –con muy buen criterio– es la especial atención al material papiráceo. Recordemos a este propósito que Macía ya publicó en su día un listado actualizado de los abundantísimos papiros de Homero (cf. Tempus 19, 1998, pp. 5-57). Hay que hacer notar que en aquel elenco fueron omitidos, por diferentes motivos, dos papiros: el P. Wessely Pragensis inv. Gr. IV 175, del s. II/III d.C., y el P. Monts. Roca inv. 541 A y B, del s. III d.C.; el primero de ellos por error, como el mismo editor señala en la nota a Il. XI 466 (p. 58), el segundo, dado a conocer en 2004 por S. Torallas y K. Worp, por razones obvias, pues fue hallado en el monasterio de Montserrat con posterioridad a la actualización de Tempus. Por otra parte, el texto de este volumen continúa con el indudable mérito, ya contraído por los dos anteriores, de contar con los catorce códices procedentes del monte Atos y colacionados por Macía (y su coeditor en los vol. I y II) (cf. vol. I, pp. CCXCVII- CCXCVIII): se trata de manuscritos tardíos, cuya interesante aportación puede comprobarse en la lectura del aparato crítico y que no habían merecido la atención, por ejemplo, de la canónica edición de W. Allen (Oxford 1931) ni de la más reciente de M.L. West (Stuttgart-Leipzig 1998). Como novedad en este volumen, Macía aporta la colación del códice Matritensis Bibl. Nat. 4560 (Ma²), del s. XV, que Allen citaba en su editio maior, aunque lo había tenido en escasa consideración. En cuanto al aparato crítico, el editor se muestra selectivo y sólo recoge las variantes más notables o las más novedosas, evitando sobrecargarlo con lecturas de segundo o tercer orden, reiterativas o incluso algunas minucias ortográficas, que con frecuencia aparecen en nuestras ediciones, y que ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 442 Reseñas nada aportan a la comprensión del texto. En cualquier caso, sobre estas últimas cuestiones, en la introducción al vol. I (pp. CCLXV-CCLXVI) hay una declaración de principios que establece los puntos de vista y los criterios seguidos en los tres volúmenes aparecidos. Por lo demás, el aparato crítico resulta muy manejable y técnicamente se nos antoja impecable. En otro sentido, observamos que el aparato de referencias es bastante más reducido que el del vol. II, aunque sin llegar a la parquedad del vol. I. Macía expone (p. IX) sus legítimas y atendibles razones, pero habría sido deseable una uniformidad mayor en los tres volúmenes. En lo concerniente a la traducción, ésta trata de reproducir los hexámetros griegos línea a línea, dotándolos de cierto ritmo. El resultado es una versión fina y precisa, sumamente fiel y apegada al original griego, sin que por ello se resienta un fluido y grácil castellano. Esta opción tiene sus limitaciones, pero Macía solventa las situaciones con soltura, pues no en vano es un excelente traductor, como ya es conocido por sus versiones de Tucídides, Aristófanes o Eurípides. Sobre las virtudes de sus traducciones puede verse lo que decimos en otra reseña en este mismo número de Myrtia, a propósito de Los pájaros de Aristófanes. Las notas a pie de página aclaran suficientemente y sin necesidad de ser copiosas los pasajes que necesitan alguna suerte de explicación. En este sentido, estimamos que ha sido una buena idea la eliminación de notas complementarias, tal como aparecían en el vol. I, pues su consulta resultaba incómoda para el lector. Dado que el primer volumen salió de la prensas en 1991, pensamos que no habría estado de más un breve suplemento bibliográfico que registrase lo más selecto y aleccionador que se ha publicado sobre Homero en el intervalo de estos años. La bibliografía homérica crece sin cesar y dieciocho años es un lapso de tiempo demasiado amplio como para no dar cuenta, al menos, de lo más granado. Lo dejamos aquí como sugerencia de cara a la publicación del vol. IV, cuya aparición esperamos celebrar muy pronto. Una última apostilla –y en absoluto es imputable al editor– es referente a la tipografía. Sería deseable que de una vez por todas o, al menos, durante un tiempo suficientemente extenso, se mantuviese un mismo tipo de letra, especialmente en lo que al texto griego se refiere, ya que los tres volúmenes de la Ilíada presentan tres tipos diferentes de grafía. Es un castigo propio de Sísifo que más de uno hemos sufrido, pero alguna vez había que decirlo, ya que el conjunto de la obra resulta algo afeado. Se trata de una cuestión estética, ajena –insistimos– al buen hacer filológico del editor. En resumidas cuentas, el fruto del trabajo editorial de Macía es una laudable edición bilingüe del primer poema épico de la literatura occidental, con un texto crítico establecido a partir de la consulta y estudio de los mejores testimonios, acompañado de una excelente traducción; una meritoria empresa que está llamada a ser una obra de referencia en el mundo castellanolocuente y entre los estudiosos de la Antigüedad helena en general. Esteban Calderón Dorda Universidad de Murcia E-mail: [email protected] ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 Reseñas 443 BRUCE LOUDEN, Homer’s Odyssey and the Near East. Cambridge University Press, Cambridge/New York, 2011, 356 pp. Bruce Louden, profesor del Departamento de Lenguas y Lingüística de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), es un reputado experto en épica homérica y mitología griega así como un gran conocedor de la mitología bíblica y de la épica comparada. Buena prueba de ello son sus estudios anteriores, The Odyssey: Structure, Narration, and Meaning (1999) y The Iliad: Structure, Myth, and Meaning (2006). Su última obra, Homer`s Odyssey and the Near East, es un exhaustivo y sistemático análisis de las clases de mito que componen la Odisea. La agrupación de los mitos odiseicos en categorías genéricas, que define y clasifica, le permite estudiar su combinación para formar la estructura argumental de la Odisea y establecer paralelismos con otros mitos de la tradición de Oriente Próximo, desde una perspectiva comparativa, tipológica y estructuralista. Louden entiende estas clases de mito como categorías narrativas con unas líneas argumentales específicas, formadas por determinadas escenas-tipo y otros componentes menores. En su opinión, las diversas culturas adquieren cierto grado de conocimiento de estos “patrones” que adaptan con modificaciones a su contexto cultural y literario (p. 2). Al comparar la Odisea con la tradición literaria oriental, Louden presta especial atención al Antiguo Testamento. Considera que el Antiguo Testamento comparte con la Odisea más clases de mito que cualquier otra tradición antigua, lo que podría relacionarse con una fuente o tradición común. Rechaza, sin embargo, una lectura simplista de las interrelaciones entre la cultura griega y las culturas de Oriente Próximo, y postula un intercambio bidireccional y diacrónico, propiciado probablemente por el contacto del mundo griego con los fenicios. No descarta tampoco que algunos pasajes del Génesis, que presenta constantes paralelos con la Odisea, puedan estar directamente influidos por el poema homérico (pp. 10-15; 314, 318-324). La tesis de Louden supone un explícito cuestionamiento al paradigma de la preeminencia de la herencia indoeuropea en la Odisea (pp. 5-6; 317). El libro consta de una introducción, en la que se presentan las líneas generales de la obra (definición de mito, épica o clase de mito, comparanda, estudios de referencia, apuntes metodológicos, etc.), una conclusión, una abundante bibliografía, un index locorum y un índice de materias. Entre la introducción y la conclusión se desarrollan los trece capítulos que dan cuerpo al grueso de la obra. En estos se analizan las clases de mito presentes en la Odisea y se comparan preferentemente con muestras análogas de la tradición de Oriente Próximo. En síntesis, los temas tratados en cada capítulo son los siguientes. Dedica el capítulo 1 a los ejemplos de asambleas divinas y mitos apocalípticos en la Ilíada y la Odisea, que compara con otras muestras de la tradición de Oriente Próximo (Gilgamesh, Aqhat, Kirta, Antiguo Testamento, etc.), destacando la tipología común que subyace en todos ellos. En el capítulo 2 se analiza la que Louden considera una de las clases de mito de mayor relevancia estructural para la Odisea, la teoxenia, en la que la llegada de un dios disfrazado pone a prueba la hospitalidad de su anfitrión. La clasifica en diversos subtipos: teoxenia positiva (se ofrece hospitalidad correctamente), teoxenia negativa (se violan las leyes de la hospitalidad) y teoxenia virtual (un mortal ejecuta el papel tradicionalmente asignado a la divinidad). A pesar de las diferencias derivadas de su adaptación a tradiciones diferentes, Louden encuentra paralelos de estos tres subtipos tanto en la Odisea como en el Antiguo Testamento (Od. I, Gn. 19, Od. III, Gn. 18, I Re. 17, etc.). En el capítulo 3 Louden justifica la consideración del romance, de significativa relevancia estructural en la Odisea, como categoría mitológica porque en su base subyace el mito del retorno ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 444 Reseñas fabuloso de la muerte. Lo define como un relato en el que “el protagonista es considerado un hombre moral que goza del favor del dios supremo, pero comete un error que le mantiene alejado de su familia durante muchos años, atrapado en una tierra extranjera. Finalmente, por su piedad, los dioses le ayudan a reunirse con su familia, que lo cree muerto, junto a la cual regresa con fabulosos tesoros”. El punto culminante lo constituye la escena-tipo del reconocimiento. Louden remarca el gran paralelismo entre la adaptación de esta clase de mito en la Odisea y en el mito de José (Gn. 37, 39-47). El capítulo 4 se centra en dos clases de mito relatados por personajes secundarios. El primero, que carece de una denominación genérica, consiste en la ayuda de una mujer a un espía del bando contrario. Los paralelos más cercanos de esta categoría los encontramos en Odisea IV 242-258 (relato de Helena sobre la infiltración de Odiseo en Troya y su promesa de no delatarle) y Josué 2 (incursión de dos espías en Jericó que son escondidos por la prostituta Rahab). Las luchas de Menelao con Proteo (Od. IV 351-586) y de Jacob con Dios (Gn. 32.22-32) son ejemplos paralelos de la segunda clase de mito analizada en este capítulo, la lucha con un dios. En el capítulo 5 Louden analiza el canto V de la Odisea. Tres clases de mito superpuestas conforman la estancia de Odiseo en Ogigia. Por un lado, presenta ciertos elementos del mito de la creación que relacionan este episodio con los mitos de Enkidu (Gilg. I) y de Adán (Gn. 2). Por otro lado, Calipso, al querer hacer a Odiseo su marido, señala hacia otra categoría mitológica que vincula el episodio odiseico con Gilgamesh VI (El héroe rechaza la oferta matrimonial de una diosa). Estas dos clases de mito se combinan con una tercera, la otra vida de un héroe en un paraíso situado en los confines del Mundo. El capítulo 6 comprende el análisis del mito argonaútico que, según Louden, dota de su principal estructura organizativa a la mayor parte de los cantos VI-XII de la Odisea. Adquiere especial preeminencia la escena-tipo de los esponsales, de la que Louden, siguiendo a Alter, ofrece la siguiente definición: “debe tener lugar en una tierra extranjera a la que ha viajado el futuro esposo, o su subordinado. Allí se encuentra con una muchacha o muchachas junto a un pozo; después, la muchacha o muchachas se apresuran a su casa para anunciar la llegada del extranjero. Finalmente, el extranjero y la muchacha contraen esponsales, en la mayoría de los casos, tras una invitación a comer”. Louden compara los cantos VI-VIII, X-XII y XIII 1-187 de la Odisea (encuentro con Nausícaa, Alcínoo y los feacios, Circe y Helios, y Antífates y su hija), el mito de Jasón y Medea en las Argonaúticas de Apolonio, y Génesis 24 (esponsales entre Isaac y Rebeca), Génesis 29 (entre Jacob y Raquel) y Éxodo 2 (entre Moisés y Séfora). En estrecha relación con el folclore popular se encuentra la clase de mito denominada Los monstruos marinos y el viaje fantástico, estudiada en el capítulo 7. Comparándolo con otras muestras de esta categoría mítica en la Odisea o en la tradición egipcia (El Marinero Naúfrago), Louden estudia el mito de Jonás, engullido por un monstruo marino cuando trataba de evitar la misión que Yahveh le había encomendado. El capítulo 8 está dedicado al mito del combate. Louden se centra en la que considera la muestra más importante de esta clase de mito en la Odisea, la derrota de Polifemo. En el Antiguo Testamento hay referencias a gigantes u hombres de gran tamaño (Ej. Los Nefilim de Gn. 6.1-4 o Goliat en I Sm. 17.4) pero es el episodio de la derrota del monstruoso Humbaba (Gilg. V) el que ofrece un paralelo más cercano. En el capítulo 9 Louden considera el canto XI de la Odisea, en el que se relatan las experiencias de Odiseo en el Hades, como resultado de la combinación de tres clases de mito diferentes: catábasis, consulta y visión. Estudia los paralelismos del mito de la consulta en la Odisea (consulta ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 Reseñas 445 de Odiseo al adivino Tiresias) y en I Sm. 28 (de Saúl al profeta Samuel), pero dirige su atención preferentemente al análisis de las visiones. Para ello, analiza muestras existentes en distintas tradiciones tales como la visión de Enkidu (Gilg. XII), la de Eneas (Verg., Aen. VI), ‹‹La alegoría de la caverna›› (Pl., R. VII), ‹‹El sueño de Escipión›› (Cic., Resp. VI) y el Libro de la Revelación. En el capítulo 10 Louden identifica estrechas similitudes entre el sacrílego sacrificio y posterior ingesta de las vacas de Helios (Od. XII) y la pagana adoración al becerro de oro en las cercanías del monte Sinaí (Ex. 32), perteneciendo ambos episodios a la clase de mito denominada Un grupo de personas desobedece a su líder y se rebela contra la divinidad. Localiza también otras muestras menos significativas en diversos pasajes de Números y en Eneida V. El capítulo 11, dejando en un plano secundario la comparación tipológica de episodios específicos, está dedicado a analizar el inmoral comportamiento de los pretendientes como reflejo de la descripción de los hombres impíos y malvados en la literatura sapiencial de la antigua tradición de Oriente Próximo, en particular en las máximas de Proverbios, algunos pasajes de Salmos y determinadas muestras del Antiguo Testamento. En el capítulo 12 se estudia el tratamiento de las figuras de Odiseo y Cristo, las características, motivos y líneas argumentales compartidos así como la diferente situación de algunos temas en el conjunto de las obras. En el último tercio tanto de la Odisea (a partir de la llegada de Odiseo a su palacio disfrazado de mendigo) como de la mayoría de los evangelios canónicos (desde la entrada de Jesús en Jerusalén) encuentra Louden el material más propicio para su análisis comparativo. El último capítulo retoma, en Ringkomposition, el estudio del mito apocalíptico introducido en el primer capítulo, lo que le permite establecer relaciones con clases de mitos ya estudiadas. Se centra en el subtipo que denomina apocalipsis contenido, en el que un dios airado provoca una destrucción menor de la previamente proyectada gracias a la intervención moderadora del padre celestial. Louden rastrea paralelismos de este subtipo de destrucción en la Odisea y en la tradición oriental, y analiza las innovaciones introducidas en las muestras de Odisea XXIV, Génesis 18-19, Éxodo 32, y Nuevo Testamento. El estudio comparativo de las tradiciones literarias no está exento de dificultades. La interpretación de las correspondencias entre diversas muestras puede en algunas ocasiones resultar discutible, dada la complejidad que entraña en muchos casos determinar la línea que separa lo que dos textos han podido tomar de una tradición común y lo que comparten como desarrollos paralelos o por simple lógica argumental. Constituye, no obstante, una herramienta eficaz para la comprensión de los textos. Por ello, es justo reconocer el avance que en el conocimiento de la Odisea, en particular de diversos pasajes de difícil interpretación, supone el análisis comparatista de Louden. Esto se debe en gran medida al empleo de una metodología coherente y formal, mediante la que aplica con rigor a la labor comparatista su gran conocimiento de la estructura narrativa de los poemas homéricos. Este autor pone, en definitiva, a disposición de todos los interesados en el tema una sugestiva investigación sobre los intercambios culturales entre el mundo griego y Oriente Próximo, que busca, mediante su vinculación, profundizar en el conocimiento de la Odisea y de la Biblia, las dos obras más influyentes de la literatura universal. Jorge J. Linares Sánchez Universidad de Murcia E-mail: [email protected] ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 446 Reseñas Las personas de Eurípides (eds. F.J. CAMPOS DAROCA – F.J. GARCÍA GONZÁLEZ – J.L. LÓPEZ CRUCES – L.P. ROMERO MARISCAL), Hakkert, Amsterdam, 2007 (349 p.). El volumen LXV de las Classical and Byzantine Monographs ha sido coordinado por varios helenistas de la Universidad de Almería y está consagrado a diversos aspectos de la dramaturgia de Eurípides, recogidos bajo el título común de Las personas de Eurípides. La obra consta de dos partes: la primera titulada Personas y la segunda Vidas. A modo de introducción general, definición de conceptos y resumen de los trabajos que componen el libro, redacta unas esclarecidas páginas (pp. I-XXII) F.J. Campos Daroca, intituladas “Eurípides: autor y personae”. Cabe advertir, antes de comenzar nuestra reseña, que las contribuciones de especialistas que no son de lengua española, han sido traducidas al español por algunos de los editores del libro, con objeto de facilitar su lectura y uniformar la lengua de publicación. La parte primera aborda el carácter poliédrico de nuestro trágico: músico, crítico social, pensador, reportero de guerra, misógino y naturalista. Así, J.L. López Cruces abre esta sección evaluando la personalidad musical de Eurípides (“Eurípides músico: Antíope y la reescritura de los mitos musicales”, pp. 3-37). Su trabajo consiste en una reconstrucción pormenorizada de las figuras míticas, trágicas y musicales que suponen el Támiras de Sófocles y el Orfeo de Esquilo en sus respectivos dramas titulados Níobe, como paso inexcusable para llegar a una adecuada valoración del músico Anfión de Tebas tal y como lo matiza Eurípides en su tragedia desaparecida Antíope. La representación que éste hace de Anfión evita la suerte desgraciada de los otros dos grandes cantores míticos; es decir, gracias al tratamiento dado a Anfión, Eurípides salva al músico de su peligrosa profesión. El agudo análisis escénico y mitológico de los fragmentos de la Antíope permite al autor desentrañar el auténtico mensaje euripídeo: Anfión es superior a sus míticos competidores, ambos enemigos de los dioses, y, además, es presentado como inocente de las faltas que le habían achacado los otros dos trágicos en sus respectivas obras tituladas Níobe: las futuras desgracias del músico estarán relacionadas con su esposa y no con su comportamiento. El Eurípides preocupado por las cuestiones sociales es abordado por L.P. Romero Mariscal (“Eurípides crítico social”, pp. 39-83). La autora analiza el fundamental tema de la nobleza (εὐγέένεια) y la desigualdad social, habida cuenta de que la excelencia social tradicionalmente se medía a través de conceptos como el linaje, la riqueza o la educación, conceptos que hacen que la definición de εὐγέένεια sea ciertamente polémica. Eurípides pone en juego los diferentes medios de su arte escénico (básicamente agón, puesta en escena, páthos y compasión) para hacer una revisión crítica de los mencionados valores sociales, al tiempo que rastrea otras maneras de medir la consideración social que puedan suponer mayor vigencia, es decir, otras formas de medir la εὐγέένεια de las personas. Hay que destacar en este punto la llamada del trágico a reconocer a los más infortunados y a dirigir hacia ellos una mirada más compasiva. Para la autora este sería el motivo de la conocida predilección del poeta por héroes harapientos y de aspecto miserable que despiertan la conmiseracón del público. Así, Eurípides plantearía en algunos de sus dramas un elogio de una clase media entre ricos y pobres, así como un ideal de moderación. La autora concluye su trabajo con doce anexos, en los que ofrece pasajes euripídeos especialmente relevantes para su análisis. “ΚΡΑΤΩΝ ΝΟΜΟΣ. La ley en el pensamiento de Eurípides” (pp. 85-104) es el título de la contribución de M. Nava Contreras, quien profundiza en el concepto de νόόµος en las tragedias de nuestro poeta. Para ello es imposible prescindir de una atenta mirada a los ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 Reseñas 447 trascendentales cambios que tuvieron lugar en Atenas durante la segunda mitad del siglo V, cuyas consecuencias hallaron un importantísimo eco en el pensamiento de la época. De ahí que la reflexión sobre el νόόµος sea uno de los aspectos más destacados en el pensamiento ético, político y cosmogónico, como es posible observar ya desde los Presocráticos y, especialmente, en la Sofística. En los dramas euripídeos también es posible analizar este concepto a partir de algunas consideraciones religiosas, metafísicas y cosmogónicas del poeta. Para ello Nava Contreras distingue tres niveles de νόόµος: ley cósmica, ley natural y ley cívica, que conforman un ideario que se percibe a través de unos planteamientos que resultan sumamente novedosas y que anticipan algunas ideas de la filosofía helenística. Es sobradamente conocido que el tema bélico está muy presente en el pensamiento trágico de Eurípides y a él dedica sus páginas C.I. Leal Soares (“Eurípides, reportero de guerra”, pp. 105-131). En realidad, el objetivo de la autora es presentar los relatos de intervención del ejército. Como la autora demuestra, se trata de cuadros extraescénicos que son dados a conocer al público y a los personajes que se hallan en la escena mediante una persona. De ahí que Leal Soares compare esta función dramática con la que modernamente realiza un reportero de guerra. A través de distintos personajes (femeninos o masculinos, singulares o plurales, civiles o militares), Eurípides pone al alcance del espectador cuadros que han tenido lugar fuera de la escena. Para demostrar este aserto, la autora propone el estudio de varios pasajes euripídeos en los que es posible observar diferentes circunstancias del frente de batalla: el tema del ocio entre las filas de los soldados (Ifigenia en Áulide 171-302), una visión del campamento y de los preparativos antes de entrar en combate (Heraclidas 667-679), el avance para la batalla (Fenicias 88-201) y el choque entre combatientes (Heraclidas 799-866; Suplicantes 650-730; Fenicias 1090-1199, 1217-1263 y 1356-1479). La calidad literaria de Eurípides, así como su compromiso con las preocupaciones de su época, acercan a este poeta a nuestro tiempo, al tiempo que ponen de relieve el feliz manejo que hace de este recurso. Una de las cuestiones más controvertidas en torno a nuestro trágico es su manida misoginia, de ahí que Mª de F. Sousa Silva decida dedicar un amplio trabajo a este tema (“Eurípides misógino”, pp. 133-190). Esta mala fama del poeta se debe fundamentalmente a la puesta en escena de personajes como Medea, en la obra del mismo título, o como Fedra, en el Hipólito, que suponen una visión más o menos negativa de la mujer: ambas son mujeres casadas que se ven abocadas a comportamientos que las normas de la sociedad ateniense no podía aceptar. Una revisión de éstos y otros personajes femeninos de la dramaturgia euripídea, así como un repaso de las tensiones personales y sociales del universo femenino, permiten a la autora llegar a unas conclusiones totalmente distintas y favorables a Eurípides. Ya en la Antigüedad era conocido el interés de Eurípides por la utilización de argumentos περὶ φύύσεως, lo que permitía considerarlo, junto con otros datos, como discípulo de Anaxágoras. Por esta razón, L. Miletti ha juzgado oportuna titular su contribución como “Eurípides physiológos” (pp. 191-218), en la cual el autor demuestra cómo las citas que vinculaban a Eurípides con Anáxagoras, citas referidas a fenómenos naturales, cosmológicos, geográficos, biológicos, etc., en otras palabras, las naturales quaestiones, han sido recibidas e interpretadas por la tradición biográfica y retórica. Miletti analiza algunos pasajes, como uno del Faetonte y otro de Melanipa la sabia, que tradicionalmente se han considerado como ejemplos de esta influencia anaxagórica sobre el trágico. Frente a esto, también estudia algunos testimonios (Aristófanes, Aristóteles) que consideraban a Eurípides como un pensador autónomo y original. Todo ello ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 448 Reseñas demuestra que la autoridad de Eurípides como physiológos, como perito en naturales quaestiones, estaba muy difundida en el siglo IV y que cundiría después durante la época helenística. La segunda parte del libro se titula Vidas y consta de dos trabajos, uno de F.J. Campos Daroca titulado “Vida y Vidas de Eurípides” (pp. 219-252), y otro del mismo autor más la colaboración de F.J. García González y L.P. Romero Mariscal, titulado “Traducción de las Vidas de Eurípides” (pp. 252-291). En el primero de ellos el autor repasa el origen de las llamadas Vidas de Eurípides, así como sus fuentes y la estructura de dichas Vidas, con especial mención de la biografía de Sátiro. En el segundo trabajo los autores ofrecen una traducción ampliamente anotada y documentada de los textos antes estudiados por Campos Daroca. El resultado es un material de gran interés para el estudio del trágico, en una versión muy ajustada al texto y en un español sumamente correcto. Esta obra colectiva se completa con una bibliografía que comprende tanto fuentes literarias antiguas como estudios filológicos modernos (pp. 293-313), un utilísimo índice de pasajes citados y/o comentados (pp. 315-329), un índice onomástico referido a la Antigüedad clásica (pp. 331-339) y otro de autores modernos (pp. 341-344). Cierran el libro las páginas dedicadas a Abstracts (pp. 345-347) y al índice general (p. 349). En conclusión, hay que saludar con agrado la aparición de este volumen, que supone una notable contribución a los estudios euripídeos, en general, y a la personalidad del trágico, en particular. En ocasiones se trata de temas novedosos que constituyen una importante aportación al corpus bibliográfico sobre Eurípides; en otras, se trata de temas ya abordados, incluso en repetidas ocasiones, pero que no por ello todavía permiten nuevas perspectivas y consideraciones, como queda patente en esta obra. Por tanto, estamos ante un libro absolutamente recomendable tanto para el lector especialista en Eurípides como para cualquiera que esté interesado por la literatura griega de manera más somera, puesto que se trata de una obra muy bien escrita y de fácil lectura. Esteban Calderón Dorda Universidad de Murcia E-mail: [email protected] ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 Reseñas 449 MILAGROS QUIJADA SAGREDO (ed.), Estudios sobre Tragedia Griega. Eurípides, el teatro de finales del siglo V a. C. y su influencia posterior, Ediciones Clásicas, Madrid 2011. De nuevo una obra que, según nos informa Milagros Quijada Sagredo en el Prólogo, es el feliz resultado de un Proyecto de Investigación, concedido durante el período 2007-2009 a un grupo de investigadores de Universidades Españolas y de otros países, presididos por la citada profesora, reconocida experta en el teatro griego. Esta obra colectiva recoge los trabajos en alemán, español, francés e inglés, que dentro de ese Proyecto han llevado a cabo sus miembros, además de algunos invitados de las Universidades de Múnich y Coimbra. La publicación se abre con el citado Prólogo de Milagros Quijada Sagrado, de la Universidad del País Vasco, que resume en el mismo el contenido de diez trabajos, a los que se añade un valioso “Índice de obras y pasajes citados”. Los estudios se concentran en los últimos años del género trágico en Atenas, por su propia desaparición o según los datos que nos ha querido conservar la tradición manuscrita griega. Un dilema que Martín Hose, colaborador invitado de la Universidad de Munich, se propone estudiar en su contribución “Der Tod der Tragödie. Über den Bedeutungsverlust einer literarischen Gattung am Ende des 5. Jhdts, que se asienta en un análisis de la importancia pública y política del género trágico, que termina perdiendo su influencia educativa al final del siglo V frente a la sistematización más profunda de obras en prosa como las que proporcionan las obras de Platón. Por su parte, Milagros Quijada Sagrado, con “El Eurípides tardío y los límites de la Tragedia”, estudia el género de la tragedia y la extrañeza que provoca en los lectores las últimas obras de Eurípides, es decir, las que siguen a Troyanas, por su carácter innovador y trasgresor de fronteras en algunos casos, según los cánones establecidos por la tradición y recogidos principalmente por Platón y Aristóteles. Esta misma autora nos ofrece un interesante análisis de “Las seis versiones de la historia de Creusa en el Ión de Eurípides. Se trata de versiones que van desarrollando, en distintas formas, narradores internos del drama, en discursos, esticomitias o monodias, el dios Hermes en el Prólogo, Atenea como dea ex machina, y Creusa en cuatro ocasiones distintas, dirigidas a narratarios distintos, con Ión, en dos ocasiones, con el anciano servidor y por medio de una monodia, en la que Creusa, la princesa hija del rey de Atenas, Erecteo, desvela la patología de su situación. Así, por medio de estructuras formales distintas, Eurípides proyecta luz sobre lo sucedido a Creusa y caracteriza a los narradores secundarios, que informan dentro del drama, como son, por ejemplo, las dos divinidades y su autoridad, Ión y sus escrúpulos, y Creusa, con sus sufrimientos, así como su determinación de aceptar su responsabilidad. La relación entre los géneros de la novela y las últimas producciones del género teatral, un hecho defendido sin mayores problemas por la crítica moderna, analiza María do Céu Fialho, invitada de la Universidad de Coimbra, en “Novelesque elements in Euripides, Iphigenia in Tauris”, descubriendo en este drama, una tragedia tardía de cronología incierta (412 ? a. C.) en la producción euripídea, el uso de recursos narrativos novelescos, que “prefigures the genesis of new genres and of new paths for the comedy itsel” (p. 81). Un miembro del Proyecto, M. Carmen Encinas Reguero, de la Universidad del País Vasco, examina en una obra tardía de Sófocles, un tema, por lo demás cercano a los que encontraremos en la novela, en “Los límites del dolos en el Filoctetes de Sófocles”, estudiando la funcionalidad dramática del desconocimiento y duda del uso del dolos, “el engaño”, frente a su distinto empleo en otra obra euripídea, Electra, donde “los límites del dolos están en todo momento claros y Sófocles los aprovecha fundamentalmente para crear ironías y realizar una reflexión sobre los distintos tipos de conocimiento” (p. 102), centrando su análisis Encinas Reguero particularmente en la escena del mensajero y en la del deus ex machina en la citada obra tardía de Sófocles (409? a. ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516 450 Reseñas C). La misma autora analiza en su colaboración titulada “Exhibicionismo y transformación narrativa en Edipo en Colono”, por tanto en otra obra tardía, incluso póstuma, de Sófocles, representada el año 401, después, por tanto de su muerte, el formalismo retórico que impregna los discursos de esta tragedia. Se trata de un rasgo que, aunque presente en las anteriores tragedias de Sófocles, está más marcado en esta obra, que nos lleva de nuevo al género de la novela. Por otro lado, escribe, es de destacar la supresión de la narración hasta el éxodo, así como, piensa la autora, la escena del choque entre los cinco “reyes”, en una extrapolación de la situación escénica a la vida real” (p. 122), provoca en su audiencia una reflexión sobre el gobierno en un momento histórico convulso. En la línea del trabajo realizado por el estudioso italiano G. Monaco “La scena allargata in Eschilo, Sofocle, Plauto” Dioniso 3, 7-34, Máximo Brioso Sánchez, de la Universidad de Sevilla y miembro del Proyecto, presenta un extenso estudio (pp. 131-200) titulado “El rumor como motivo literario en la tragedia”, no utilizando medios anteriormente conocidos, como eran los discursos del mensajero, el diálogo entre dos actores, el mismo coro e incluso la carta, para informar “de lo que sucedía en la distancia en el ámbito extraescénico” (p. 132), analizando ahora todo aquello que se puede catalogar como rumor o rumores, espontáneos, los más numerosos, pero también los manipulados o creados interesadamente, como vía informativa para explicar posturas, acciones erradas, etc., y que tienen su repercusión en lo que sucede en la escena de las tragedias de Sófocles y Eurípides. Del mismo autor español es el trabajo “Eurípides en Heliodoro: la carta de Fedra en Hipólito y el episodio de Cnemón en Etiópicas”, ahora en la línea de sus numerosos trabajos sobre la novela griega, estudiando el caso de imitación, hecho muy frecuente en este nuevo género literario a partir principalmente de las obras teatrales anteriores, del episodio de las Etiópicas de Heliodoro en la carta de Fedra en el Hipólito de Eurípides. Por su parte, Maria de Fátima Silva, de la Universidad de Coimbra y miembro del Proyecto, en su estudio “The foreigner living in Athens: a dramatic type carácter of the last quarter of the 5th. century B. C.” analiza la influencia en los caracteres dramáticos de la comedia griega, con extensión a la tragedia, de los extranjeros residentes en Atenas, los llamados metecos, de origen diverso (escitas, frigios, lidios, tracios, etc.) y de éxito igualmente muy dispar, analizando los casos del personaje del Escita en Thesmophoriazusae de Aristófanes y del Esclavo Frigio en el Orestes de Eurípides. Finalmente, de José Antonio Fernández Delgado, de la Universidad de Salamanca, dentro de uno de sus campos de investigación, se encuentra su colaboración “Herodas´Rhetoric of Proverbs”, en la que se estudian las frases proverbiales como un hecho corriente en la composición de los Mimiambos de Herodas, intentando mostrar cómo, junto a otros recursos gnómicos, los proverbios y las expresiones proverbiales, claras manifestaciones de la sabiduría popular, presentes en el género dramático griego desde Epicarmo a Menandro, contribuyen “to the rhetorical elaboration of the text and to the construction of his main characters” (p. 220), jugando un papel importante en el género paracómico de los ocho mimos, más o menos conservados, de Herodas. El breve resumen, que antecede, ha pretendido resaltar los hechos importantes de las distintas colaboraciones incluidas en esta publicación, basadas en un buen quehacer filológico y en una bibliografía pertinente, restándonos poner de relieve ahora su importante interés literario para los estudiosos de los distintos aspectos aquí tratados así como felicitar a la directora del Proyecto, la profesora Quijada Sagrado, por haber conseguido reunir en torno al mismo conocidos especialistas en los temas tratados de las Universidades del País Vasco, Múnich, Coimbra, Sevilla y Salamanca. José García López Universidad de Murcia E-mail: [email protected] ISSN 0213-7674 Myrtia 27 (2012), 441-516
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