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Lo Que El Necesita Lo Que Ella Necesita PDF

123 Pages·2007·10.75 MB·English
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,. LO QlJE EL NECESITA, LO QlJE ELLA NECESITA ~ LO QlJE EL NECESITA, LO QlJE ELLA NECESITA Edifique un matrimonio a prueba de relaciones extramatrimoniales Willard F. Harley, Jr. U. Revell Grand Rapids, Míchigan LO QUE ÉL NECESITA, LO QUE ELLA NECESITA ©1986, 1994,2001 a Willard F. Harley, lr. © 2007 Baker Publishing Group (Spanish translation) Originalmente publicado en inglés con el título: His Needs, Her Needs Publicado por Fleming H. Revell Es una división de Baker Publishing Group P.O. Box 6287, Grand Rapids, MI 49516-6287 Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores, con excepción de lo previsto por las leyes de derechos de autor en los Estados Unidos de América. A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usado con permiso. Desarrollo editorial: Grupo Nivel Uno, ¡ne. ISBN 10: 0-8007-3199-9 ISBN 13: 978-0-8007-3199-1 Categoría: Matrimonio / Pareja / Relaciones Impreso en Estados Unidos de América Printed in United State ofAmerica A Joyce... mi primera y única ex libris eltropical CONTENIDO Prefacio a la edición del decimoquinto aniversario 9 Introducción 15 1. ¿Hasta qué punto es a prueba de aventuras extramatrimoniales tu matrimonio? 17 2. ¿Por qué el banco del amor nunca cierra? 25 3. La primera cosa sin la cual ella no puede estar -Mecto 39 4. La primera cosa sin la cual él no puede estar -Plenitud sexual 53 5. Ella necesita que él le hable - Conversación 69 6. Él necesita que ella sea su compañera de juegos - Compañía recreativa 89 7. Ella necesita confiar plenamente en él - Honestidad y franqueza 103 8. Él necesita una esposa bien parecida - La cónyuge atractiva 119 9. Ella necesita suficiente dinero para vivir cómodamente - Seguridad financiera 133 Lo Q!JE ÉL NECESITA, LO QUE ELLA NECESITA 10. Él necesita paz y quietud - Sostén doméstico 145 11. Ella necesita que él sea un buen padre - Compromiso familiar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 159 12. Él necesita que ella esté orgullosa de su esposo - Admiración 171 13. Cómo soportar una infidelidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 183 14. De incompatible a irresistible 199 Apéndice A: Las necesidades emocionales más importantes .. 207 Apéndice B: Cuestionario de necesidades emocionales 215 Apéndice C: Formularios adicionales . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 229 Acerca del autor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 240 8 PREFACIO A LA EDICIÓN DEL DECIMOOlJINTO ANIVERSARIO Cuando tenía diecinueve años, un conocido mío ya casado de la uni- versidad me dijo que su matrimonio estaba en problemas y me pidió consejo. El consejo que le di no pareció ayudar: su matrimonio termi- nó en divorcio. ¿Qué pasaba con el matrimonio de mi amigo que hacía que el divorcio pareciera tan inevitable? Corrían los años 60, y estaba por ver algo que muy pocos espera- ban: el comienzo del final del núcleo familiar tradicional llegaba a su fin. Las evidencias de este desastre se acumularon en los siguientes vein- te años. El ritmo creciente de los divorcios subió del 10% al 50%, y el porcentaje de adultos solteros crecía de un 6,5% al 20%. Mientras se estabilizaba por fin el porcentaje de divorcios en 1980, el porcentaje de adultos solteros continuó creciendo hasta el presente. Ahora es aproxi- madamente de un 30% y sigue creciendo, porque mucha gente no está dispuesta a comprometerse con una sola pareja durante toda la vida. En ese tiempo no sabía que el fracaso de la vida matrimonial de mi amigo era parte de un tejido que se estaba desgarrando y que estaba a punto de aniquilar el núcleo familiar. Creí que esto se debía en parte a mi falta de experiencia. Me culpé por esta situación. Pensé que no 9 lo Q1JE ÉL NECESITA. LO QUE ELLA NECESITA debía tratar de dar ningún consejo y que era necesario dejar el asunto en manos de los «expertos». No obstante, en los años subsiguientes, las parejas continuaron pidiéndome consejos con relación al matrimonio, sobre tododespués que obtuve mi doctorado en Psicología. Después de todo, se suponía que los psicólogos supieran algo acerca del matrimonio. Por lo tanto me dispuse a aprender lo suficiente para ayudar a esa gente. No creí que esto me desafiara demasiado. Después de todo, si nuestros cientí- ficos sabían lo suficiente para mandar personas a la luna, seguramente ellos sabrían como salvar matrimonios. Leí libros sobre terapia matrimonial, fui supervisado por los «exper- tos» en ese campo, y trabajé en una clínica que se especializaba en la tera- pia matrimonial y que afirmaba ser la mejor en el estado de Minnesota. Pero todavía estaba incapacitado para salvar matrimonios. Casi todos los que vinieron pidiendo ayuda, terminaron como mi amigo: divorciados. En mi esfuerzo por superar mis propias fallas personales, hice un descubrimiento crucial. Yo no era el único que fallaba al ayudar a las parejas. ¡Casi todos los que trabajaban conmigo en la clínica estaban fracasando también! Mi supervisor estaba fallando, el director de la clí- nica estaba fallando, y también estaba fallando el resto de los conseje- ros matrimoniales que trabajaban conmigo. Entonces hice el descubrimiento más grande de todos. La mayoría de los expertos matrimoniales en Estados Unidos estaba fracasando tam- bién. Me era muy difícil encontrar a alguien dispuesto a admitir su fra- caso, pero cuando tuve acceso a los casos reales, no podía encontrar ningún especialista que pudiese probar sus éxitos o entrenar a otros para triunfar a la hora de salvar matrimonios. En realidad, descubrí que las terapias matrimoniales tenían un rango más bajo de éxito que cualquier otra forma de terapia. En un estudio, leí que menos del 25% de los casos consideraba que el conse- jo matrimonial había sido útil, y un porcentaje aún mayor creyó que les hizo más mal que bien. (Casualmente, en una fecha tan reciente como 1995, un estudio de psicoterapia de «Consumer's Report» (Informe al consumidor) revelaba que la terapia marital todavía está ubicada entre las más bajas en efectividad.) 10 Prefacio ¡Qué desafío! Los matrimonios se desintegraban en rangos por completo imprevistos, y nadie sabía cómo detener esto. Así que decidí hacer de tal cosa mi propia ambición personal para encontrar la res- puesta, y busqué esa respuesta no en libros ni artículos, sino entre aquellos que venían a mí para buscar soluciones: los matrimonios a punto de divorciarse. Dejé de aconsejar y comencé a escuchar a los cónyuges que expli- caban por qué estaban a punto de tirar la toalla. ¿Qué es lo que poseían cuando decidieron casarse y que perdían en el camino? Les pregunta- ba: «¿Qué piensan que les haría falta para estar felizmente casados otra vez?». Sabía que todavía no había aprendido a salvar matrimonios, así que les explicaba a las parejas mi incapacidad para hacerlo. Para ser coherente con esto, no les cobraba mi tiempo. Enseñaba psicología para ganarme la vida y hablaba con las parejas en mi oficina como una tarea adicional. Esta política de consejería gratuita me brindó la opor- tunidad de ser solicitado por más parejas en problemas de las que tenía tiempo de ver. Ya por 1975 había descubierto por qué yo y tantos otros terapeu- tas estábamos en problemas a la hora de salvar una relación. No enten- díamos lo que hacía funcionar a los matrimonios. Estábamos tan preocupados por ver cuáles eran las causas de sus fracasos que no veía- mos lo que les hacía tener éxito. Cuando una pareja venía a mi ofici- na ya se estaban agrediendo mucho. Por lo tanto pensé, como la mayoría pensaba, que si podía simplemente hacer que se comunicaran con más claridad esto resolvería sus conflictos de un modo más efecti- vo y detendría las peleas, con lo que el matrimonio se salvaría. Pero esa no era la respuesta. Una pareja tras otra me explicaba que no se habían casado con el otro porque se comunicaban con mucha claridad, o resolvían sus con- flictos efectivamente o no peleaban. Se habían casado porque encon- traron al otro irresistible: estaban enamorados. Cuándo les hice la pregunta: «¿Qué les haría falta para estar casa- dos felizmente otra vez?», la mayoría no podía imaginar que esto podría ocurrir de nuevo. Pero cuando insistí y las parejas pudieron 11 Lo QlJE ÉL NECESITA, LO QUE ELLA NECESITA reflexionar sobre mi pregunta, la respuesta que escuché en cada oca- sión fue: «Estar enamorados otra vez». El dar las cosas por sentadas, la comunicación pobre, el fracaso para resolver los conflictos y las peleas son todos factores que contribuyen a la pérdida del amor. Pero también son síntomas de la pérdida del amor. En otras palabras, si quería salvar matrimonios tendría que ir más allá de mejorar la comunicación. Debía aprender a restaurar el amor. Con esta visión comencé atacando los temas emocionales antes que los temas racionales. Mi primera meta en la terapia matrimonial cambió de resolver conflictos a restaurar el amor. Si sabía cómo restau- rar el amor, razonaba, entonces la comunicación, la resolución de con- flictos y las peleas no parecían ser demasiado problema. Mi entorno como psicólogo me decía que las asociaciones apren- didas desencadenan nuestras reacciones emocionales. Siempre que algo se presenta repetidas veces con una emoción inducida físicamente, esto tiende a desencadenar dicha emoción por sí mismo. Por ejemplo, si acompañas el color azul con una descarga eléctrica, y el color rojo con palmaditas en la espalda, con el tiempo el color azul tenderá a alterar- te y el color rojo a relajarte. Aplicando el mismo principio al sentimiento del amor, llegué a la teoría de que el amor podría no ser más que una asociación aprendi- da. Si alguien estuviera presente el tiempo suficiente cuando me sien- to en particular bien, la presencia de esa persona en general podría bastar para desencadenar ese buen sentimiento, algo que hemos cono- cido como el sentimiento del amor. No pude haber estado más en lo cierto con este análisis. Alentando a cada cónyuge para que tratara de hacer lo que hacía feliz al otro yevi- tara lo que le hacía infeliz, ese sentimiento de amor se restauraría en la próxima pareja que aconsejara. Su matrimonio estaría a salvo. Desde ese momento en adelante, cada vez que veía a una pareja, simplemente les preguntaba qué podía hacer el otro para hacerlos sen- tir más felices, y sin importar lo que fuera, esa era su primera tarea. Por supuesto, no todas las parejas sabían los que les haría felices y no todos los cónyuges estaban dispuestos a hacerlo. Así que por cierto no tuve éxito con cada pareja. 12 Prefacio Pero mientras perfeccionaba mi perspectiva sobre el problema comencé a entender lo que los esposos y las esposas necesitaban del otro para desencadenar el sentimiento del amor, y les ayudé identificar lo que cada uno de ellos necesitaba. También llegué a ser más efectivo en motivarles a encontrar lo que cada uno necesitaba, aun cuando no sentían deseos de hacerlo al principio. Al poco tiempo estaba ayudando a casi todas las parejas a enamo- rarse y por lo tanto a evitar el divorcio. Mi método probó ser tan exi- toso que dejé de enseñar psicología para dedicarme de lleno a la consejería. Como podrás imaginar, había más parejas esperando ayuda que las que podía en efecto aconsejar. Diez años después de haber comenzado a utilizar este método, escribí al fin mi primer libro describiendo esto: Lo que él necesita, lo que ella necesita: Edificando un matrimonio aprueba de relaciones extra- matrimoniales. Ahora, quince años después de que la primera copia saliera de la imprenta, más de un millón de ejemplares se han publica- do y traducido a once idiomas. Muchos lo han llamado el mejor libro que se haya escrito sobre matrimonios. Eso puede ser cierto, porque por lo que sé hasta ahora es el único libro escrito que provee un plan probado y comprobado para que las parejas casadas restauren y sosten- gan su amor mutuo. Lo que hace a este libro tan efectivo es que llega directo al corazón de lo que permite funcionar a los matrimonios: el sentimiento del amor. La comunicación y la capacidad de resolución de problemas son importantes en un matrimonio feliz, pero no absolutamente esencia- les. Es el sentimiento del amor lo que es absolutamente esencial. En todos mis años de consejero matrimonial nunca he aconsejado a una pareja que se amara que quisiera divorciarse. Pero he aconsejado a muchas parejas en el proceso de divorcio con excelente comunicación y habilidades en la resolución de conflictos. No me malinterpretes; estoy muy a favor de mejorar la comunica- ción y resolver conflictos en el matrimonio. Pero si esas habilidades no ayudan a fomentar el sentimiento de amor, los cónyuges se sienten estafados en sus matrimonios y a menudo quieren salirse de él. 13 Lo QJJE ÉL NECESITA. LO QUE ELLA NECESITA Este libro te enseñará lo que es más importante en el matrimonio: cómo enamorarse y hacer que permanezca el amor mutuo. Les aliento a que lean el libro como marido y mujer, completen sus cuestionarios, y respondan las preguntas al final de cada capítulo. Pueden usar dos colores de marcadores mientras leen de modo tal que el otro sepa qué es más importante para su cónyuge. He recibido cartas dando cuenta del número de parejas que han comenzado cada año nuevo volviendo a leer Lo que él necesita, lo que ella necesita como una ayuda para recordar qué deben hacer en el año entrante para mantener un matrimonio apasionado. Y funciona. Este es un libro para leer a menudo, porque es acerca de capacitarse para encontrar las más importantes necesidades emocionales de su cónyuge. 14 INTRODUCCIÓN Los conflictos matrimoniales se producen por dos motivos: (1) Las parejas fracasan en hacerse felices el uno al otro, o (2) las parejas se hacen infelices el uno al otro. En el primer caso, las parejas están frus- tradas porque sus necesidades no están satisfechas. En el segundo caso, ellos están lastimándose en forma deliberada. Llamo al primer caso fracaso en cuidarse y al segundo fracaso en protegerse. Este libro apunta hacia el fracaso para cuidarse: un fracaso en satis- facer las necesidades emocionales más importantes. La ignorancia con- tribuye a este fracaso porque hay hombres y mujeres que tienen gran dificultad para comprender y apreciar el valor de las necesidades del otro. Los hombres tienden a satisfacer las necesidades que ellos valoran y las mujeres hacen lo mismo. El problema es que las demandas de los hombres y las mujeres muchas veces son muy diferentes y nos esforza- mos tratando de satisfacer las necesidades equivocadas. Las necesidades legítimas son tan fuertes que cuando no son satis- fechas en el matrimonio la gente siente la tentación de satisfacerlas fue- ra de este. La mayoría de la gente que he aconsejado ha cedido a la tentación de violar los votos sagrados de «renunciar a todos los demás». Sin embargo, dejando a un lado el riesgo de la infidelidad, hay importantes necesidades emocionales que deberían satisfacerse en bene- ficio del cuidado de uno mismo. El matrimonio es una relación muy especial. Se hacen promesas para permitirle a un cónyuge el derecho 15 Lo QJJE ÉL NECESITA. LO QUE ELLA NECESITA exclusivo a satisfacer alguna de estas necesidades importantes. Cuando no son satisfechas, es injusto para el cónyuge que debe ir a través de la vida sin alternativas que sean éticas. Este libro ayudará a las parejas a identificar estas necesidades importantes, a comunicárselas entre sí y a aprender a satisfacerlas. La segunda causa de conflicto matrimonial, el fracaso en proteger, es el tema de un libro compañero que he escrito, Love busters: overco- ming the habits that destroy romantic love [Destructores del amor: Sobreponiéndonos a los hábitos que destruyen el amor romántico]. Las parejas cuyas necesidades no son satisfechas muchas veces se vuel- ven seres desconsiderados. Cuando eso ocurre, los matrimonios se des- lizan hacia escenas feas y destructivas. El fracaso en satisfacer estas necesidades muchas veces no es intencional, pero las reacciones a las necesidades insatisfechas se van desarrollando hasta llegar al daño intencional. Esto a menudo conlleva a un dolor insoportable y final- mente al divorcio. Para ayudar a que las parejas puedan sobreponerse a los conflictos matrimoniales mi estrategia se enfoca en ambas causas de conflicto: el fra- caso en cuidar y el fracaso en proteger. Este libro y su volumen hermano te ayudarán a crear un matrimonio que sea tanto pleno como seguro. Los ejercicios mencionados en ambos libros se refieren a formula- rios que uso en mi práctica de consultorio. Aunque muchos de estos formularios están impresos en este libro, todos están disponibles en Five Steps to Romantic Love: A Workbook Jor a Healthy Marriage Jor Readers o/Love Busters and His Needs, Her Needs [Cinco pasos hacia el amor romántico: Manual para un matrimonio saludable para lectores de Destructores del amor y Lo que él necesita, lo que ella necesita]. Cualquier esposo o esposa que tenga una intención seria de mejorar su matrimonio se beneficiará trabajando con este manual. Los matrimonios exitosos requieren habilidades... destrezas para cuidar de aquel a quien prometiste amar durante toda la vida. Las bue- nas intenciones no son suficientes. Este libro se escribió para educarte en el cuidado de tu cónyuge. Una vez que hayas aprendido sus lecciones, tu cónyuge te encontrará irresistible, una condición que es esencial para un matrimonio feliz y exitoso. 16 1 ¿HASTA QlJÉ PUNTO ES A PRUEBA DE AVENTURAS EXTRAMATRIMONIALES TU MATRIMONIO? He escrito este libro para aquellos que quieren estar felizmente casa- dos. Aunque te hayas casado recientemente, tengas un matrimonio mediocre desde hace algunos años, o hayas tenido un matrimonio lamentable, puedes tener una relación feliz si aprendes a: Darte cuenta de las necesidades emocionales del otro y de cómo satisfacerlas. Este es un planteamiento simple, pero aplicar este principio a las complejidades del matrimonio requiere algo de reflexión cuidadosa. Démosle una mirada a lo que involucra en realidad. Cuando un hombre y una mujer se casan comparten expectativas muy altas. Se comprometen a satisfacer ciertas necesidades íntimas e intensas del otro sobre la base de la exclusividad. Cada uno acuerda que 17 Lo Q!JE ÉL NECESITA, LO QUE ELLA NECESITA debe «renunciar a todos los demás», dándole al otro el derecho exclu- sivo de satisfacer estas necesidades íntimas. Eso no implica que todas las necesidades deban ser satisfechas por el cónyuge, pero sí hay algu- nas necesidades básicas que la mayoría de nosotros reserva para el lazo matrimonial. La mayoría de la gente espera que sus cónyuges satisfa- gan todas estas necesidades especiales, dado que han acordado no per- mitir que otros las satisfagan. Por ejemplo, cuando un hombre acuerda una relación exclusiva con su esposa, él depende de ella para satisfacer su necesidad sexual. Si ella llena esta necesidad, él encuentra en ella una fuente continua de intenso placer, y su amor se hace más fuerte. Sin embargo, si esta nece- sidad no se satisface ocurre lo contrario. Él comienza a vincularla con la frustración. Si la frustración continúa, él puede pensar que a ella «simplemente no le gusta el sexo» y tratar de convivir con esto como pueda. Aun así, esta necesidad fuerte de sexo todavía permanece sin satisfacción. Su compromiso de una relación sexual exclusiva con su esposa le ha dejado ante dos opciones: la frustración sexual o la infide- lidad. Algunos hombres no se rinden y tratan de soportar de la mejor forma esta situación durante años. Pero muchos sucumben ante la ten- tación de un amorío extramatrimonial. He hablado con cientos de ellos en las oficinas de consejería. Otro ejemplo es el de una esposa que le da a su esposo el derecho exclusivo de satisfacer sus necesidades de conversación íntima. Cuando conversan con una profundidad, honestidad y franqueza que no se halla en las conversaciones con otros, ella encuentra en él la fuente de su mayor placer. Pero cuando el esposo le niega esta conversación ínti- ma que ella reclama, se vincula a sí mismo con su mayor frustración. Algunas mujeres simplemente viven sus matrimonios frustradas, pero otras no pueden resistir la tentación de que otro pueda satisfacer esta importante necesidad emocional. Y cuando lo hacen, el resultado pue- de llegar a ser un amorío. Sus necesidades no son las de ella Cuando una pareja viene a mí por ayuda mi primera meta es ayu- darle a identificar sus necesidades emocionales más profundas: lo que 18 ¿Hasta quépunto es a prueba de aventuras extramatrimoniales tu matrimonio? cada uno de ellos puede hacer por el otro para hacerle sentir más feliz y satisfecho. A través de los años, reiteradamente he preguntado: «¿Qué podría hacer tu cónyuge para hacerte más feliz?» He podido cla- sificar la mayoría de las respuestas en diez necesidades emocionales: admiración, afecto, conversación, ayuda doméstica, compromiso fami- liar, ayuda financiera, honestidad y franqueza, atracción física, compa- ñía en horas de ocio y satisfacción sexual. Es obvio que la forma de mantener a una pareja felizmente casada es que cada uno de ellos satisfaga las necesidades que son más impor- tantes para el otro. Pero cuando hice todas estas entrevistas descubrí por qué este es un asunto tan difícil. Casi todas las veces les pedí a las parejas que hicieran una lista de sus necesidades de acuerdo a sus prio- ridades. Los hombres las enumeraron de una forma y las mujeres 10 hicieron al revés. De las diez necesidades básicas, las cinco menciona- das como las más importantes por los hombres eran generalmente las cinco menos importantes para las mujeres, y viceversa. ¡Qué panorama! No es de extrañar que esposos y esposas tengan tantas dificultades para satisfacer las necesidades del otro. Ellos están dispuestos a hacer por su pareja lo que más aprecian... ¡pero resulta que sus esfuerzos van mal orientados porque lo que ellos aprecian más sus cónyuges lo aprecian menos! Preste mucha atención a este punto, porque es uno de los aspec- tos más malinterpretados de mi programa. Cada persona es única. En tanto los hombres en promedio mencionan cinco necesidades emocio- nales como las más importantes y las mujeres eligen también en pro- medio otras cinco, cada individuo puede escoger cualquier combinación de las diez básicas. Por lo tanto, aunque he identificado las necesidades emocionales más importantes promedios en los hom- bres y mujeres, no conozco las necesidades emocionales de un esposo y una esposa en particular. Y dado que estoy en el asunto de ayudar a matrimonios individuales, no a matrimonios promedio, necesitas identificar las combinaciones de necesidades que son únicas de tu matrimonio. He provisto un breve resumen de las diez necesidades básicas en el apéndice A y un «Cuestionario de necesidades emocionales» 19 Lo QJJE ÉL NECESITA, LO QUE ELLA NECESITA en el apéndice B. Esto te ayudará a identificar la mayoría de las nece- sidades emocionales importantes únicas para ti y tu cónyuge. Muchas veces el fracaso de hombres y mujeres al satisfacer las nece- sidades emocionales de su pareja ocurre simplemente por ignorancia de las necesidades del otro y no por egoísmo ni falta de voluntad. Satisfacer esas necesidades no significa que tengas que apretar los dien- tes de forma dolorosa, haciendo algo que odias. Significa prepararte para satisfacer las necesidades que no aprecies tú mismo. Aprendiendo a entender a tu cónyuge como una persona literalmente distinta a ti puedes comenzar a llegar a ser un experto en satisfacer todas las nece- sidades emocionales de tu pareja. En los matrimonios que fallan en encontrar esas necesidades, he visto en forma muy clara y alarmante cómo la gente casada elige el mismo modelo para satisfacer sus necesidades no satisfechas: la rela- ción extramatrimonial. Las personas se involucran en estas relaciones con asombrosa regularidad, a pesar de las convicciones morales y reli- giosas que puedan sostener. ¿Por qué? Una vez que al cónyuge le falta la satisfacción de cualquiera de las cinco necesidades, esto crea una sed que busca ser aplacada. Si los cambios no OCurren dentro del matrimo- nio para cuidar esa necesidad, el individuo enfrentará la poderosa ten- tación de satisfacerla fuera del matrimonio. Para asegurar nuestros matrimonios COntra las aventuras extrama- trimoniales, no podemos esconder nuestras cabezas en la arena. El cón- yuge que cree él o su pareja es «diferente» y que, a pesar de las necesidades no satisfechas, nunca tomaría parte en una relación extra- matrimonial, puede recibir un fuerte impacto algún día. En lugar de esto, necesitamos entender las señales que advierten que tal cosa pue- da ocurrir, cómo tales relaciones puedan comenzar, y cómo fortalecer las áreas débiles ante la faz de tal relación. ¿Qué es una aventura amorosa? Una aventura amorosa habitualmente consiste de dos personas que se ven involucradas en una relación extramatrimonial que combina el placer sexual con sentimientos de amor profundo. No obstante, es 20 ¿Hasta quépunto es a prueba de aventuras extramatrimoniales tu matrimonio? posible tener una relación con solo placer sexual o con solo sentimien- tos de amor profundo hacia alguien fuera del vínculo matrimonial. Aunque estos tipos de relación puedan también causar profundos pro- blemas en el matrimonio, mi experiencia muestra que son más fáciles de tratar que la relación que combina el sexo (por lo general muy apa- sionado) con un amor muy real. Esta relación amenaza al matrimonio hasta su misma esencia porque los amantes experimentan una intimi- dad real, y además, satisface por lo menos una necesidad emocional del cónyuge fuera de la exclusiva relación matrimonial. En la mayoría de los casos, cuando un cónyuge descubre que el otro ha roto su compro- miso de fidelidad, el matrimonio es sacudido. Las relaciones extramatrimoniales por lo general comienzan por «ser solo amigos» Una relación fuera del matrimonio por lo general comienza como una amistad. Con frecuencia nuestro cónyuge conoce a nues- tro amante; es habitual que la tercera parte sea el esposo o la esposa en una pareja que ambos conocen y consideran como «mejores ami- gos». En otro modelo común el amante de afuera viene de la familia de tu cónyuge: una hermana o hermano. O puedes encontrar tu amante en el trabajo. Cuando una relación comienza, es usual que empiece como una amistad. Compartes los problemas con la otra persona, y esa persona comparte los problemas contigo. Por lo general, para que una relación florezca tienes que ver a esta otra persona bastante a menudo: todos los días en el trabajo o con frecuencia por medio de una amistad, en un comité o una junta, o debido a alguna responsabilidad que los dos ten- ga juntos. Mientras la amistad crece se comienzan a apoyar y alentar mutua- mente, en especial en lo relativo a sus necesidades insatisfechas. La vida es dura. Mucha gente ha llegado a estar desilusionada en extremo con relación a sus vidas. Cuando ellos encuentran a alguien que les alienta y lleva sus cargas, la atracción hacia esa persona actúa como un imán poderoso. Tarde o temprano, te encuentras en la cama con tu amigo o 21 Lo QUE ÉL NECESITA, LO QlJE ELLA NECESITA amiga que te alienta y lleva tus cargas. Simplemente parece que «ocu- rre». No lo intentas, ni tampoco tu amigo o amiga. Muchas veces la amistad que se transforma en una relación extra- matrimonial no se basa en el atractivo físico. Una esposa mirará a la amante de su marido y exclamará: «¿Cómo pudo haberse interesado en ella?» La respuesta es: «Muy fácilmente», porque la atracción es emocio- nal. No necesariamente importa si la mujer en cuestión tiene sobrepe- so, es normal o fea. Lo que interesa es que ella ha sido capaz de satisfacer una necesidad no satisfecha. El amante o la amante en una relación llega a ser la persona más dotada y atenta en cuanto a los caprichos que tu cónyuge tenga. El cónyuge en esta situación desarro- lla un deseo recíproco para también cuidar de la otra persona de una forma y con una profundidad no experimentada antes. Cuando llegas a estar atrapado en una relación, tú y tu amante comparten un fuerte deseo de satisfacer las necesidades del otro. Este deseo los vincula con fuerza en un amor mutuo que evoluciona hacia las relaciones sexuales apasionadas. Este deseo mutuo de hacer feliz al otro convierte esta aventura amorosa en una de las relaciones más satis- factorias e íntimas que hayas conocido. A medida que el afecto y la pasión mutuos crecen, descubres que estás en una trampa que tú mismo has creado. Pierden todo sentido de juicio mientras literalmente llegan a ser adictos el uno al otro en una relación basada en la fantasía, y no en la realidad. Hay varios factores que contribuyen para hacer que la relación sea tan placentera y excitante: • Tú y tu amante parecen obtener lo mejor de cada uno. • Ignoran los defectos el uno del otro. • Se enciende el deseo sexual como nunca antes. Te sientes segu- ro o segura de que nadie puede ser tan excitante como pareja sexual que tu amante secreto. Lo que en realidad te enciende, sin embargo, no es tu nuevo aman- te sino la fantasía. Mientras tú y tu amante planean dónde y cuándo 22 ¿Hasta qué punto es a prueba de aventuras extramatrimoniales tu matrimonio? encontrar.se para disfrutar de apasionadas sesiones de amor, dejas atrás las realidades de la vida. Tu relación puede llegar a continuar por bas- tante tiempo antes de que alguien lo detecte. Cuanto más continúe, más difícil será romperla. Mientras mencionaba estos temas sensibles y cómo comienzan, pude haberte ofendido por lo menos un poco al utilizar el pronombre en segunda persona. Pero utilicé tú por una razón específica. Mientras la mayoría de la gente negaría la posibilidad de involucrarse en una relación, la dura verdad es que bajo las condiciones correctas (o inco- rrectas) cualquiera de nosotros podemos caer si nuestras necesidades básicas no son satisfechas. Nadie tiene que ser diferente o especial para caer en una relación extramatrimonial. Al contrario, a veces hombres y mujeres muy nor- males se involucran a través de un proceso simple y engañoso. Cuando tus necesidades básicas están insatisfechas, comienzas a pensar: Esto no estd bien. No es justo. Luego comienzas a buscar apoyo y te encuentras diciendo: Si tan solo pudiera hablar con alguien. De ahí puedes estar a solo un paso de buscar apoyo fuera del víncu- lo matrimonial. No es preciso que estés buscando a esta persona; él o ella solo aparecen, y te encuentras diciendo: «¿No es maravilloso cómo podemos simplemente hablar y compartir juntos?» En algunos casos los procesos recién descritos pueden tardar solo algunos meses y en otros casos pueden tardar años. Pero pueden ocu- rrir. Lo he visto suceder en las vidas de mis clientes en los últimos vein- ticinco años. Es triste, pero pareciera que no hace mucha diferencia lo que la persona profesa tanto religiosa como moralmente. En los comienzos de mi carrera como consejero muchas veces me desalentaba al ver a tanta gente con un fuerte compromiso moral y religioso involucrada en relaciones extramatrimoniales. Yo mismo soy miembro de la iglesia, con fuertes convicciones sobre la fe cristiana. ¿Cómo puede alguien que dice tener las mismas convicciones irse a la deriva? ¿No tenía poder su fe? Mientras más trabajaba con clientes cristianos y otra gente con profundas convicciones morales, más entendía el poder de nuestras 23 Lo QlJE ÉL NECESITA, LO QlJE ELLA NECESITA necesidades emocionales. Cuando me casé con mi esposa Joyce, deci- dí estar comprometido por completo a ella y a mi matrimonio. He sido fiel a mis votos durante los treinta y ocho años de mi matrimo- nio, pero no porque soy una persona con voluntad de hierro y un modelo de virtud. Es porque Joyce y yo fuimos realistas y buscamos satisfacer las necesidades emocionales importantes. En síntesis, tus necesidades producen el resultado. Para ayudarte a entender cómo funciona esto, me gustaría presentarte al banco del amor: un mecanismo interno que nunca te diste cuenta que tenías. 24 2 ¿POR QlJÉ EL BANCO DEL AMOR NUNCA CIERRA? El matrimonio es una relación compleja, quizá la más intrincada de todas. Lamento decir que muchos no nos damos cuenta de en qué nos metemos cuando decimos: «Sí, acepto». Creemos que la dinámica de un buen matrimonio depende de alguna mezcla misteriosa de las per- sonas «adecuadas». O si el matrimonio va mal, decimos igualmente que los integrantes son «inadecuados» el uno para el otro. Si bien es cierto que dos personas por naturaleza incompatibles pueden casarse, esto es poco común. Lo más frecuente es que las rupturas matrimonia- les ocurran cuándo a uno o ambos les faltan las capacidades de satisfa- cer las necesidades del otro. La mayoría de las veces, tener razón o estar equivocado no depende de algún misterioso cociente de compatibili- dad, sino de cuanta voluntad y capacidad estás dispuesto a dar para satisfacer las necesidades de alguien. ¿Qué pasa entonces si tienes voluntad, pero eres incapaz o no tie- nes las capacidades? ¡Buenas noticias! Puedes hacer algo con esto. Volver a entrenarse es posible en cualquier momento. Por esta razón creo que los matrimonios que han sido golpeados por las relaciones extramatrimoniales no necesitan hundirse. Pueden ser remolcados de nuevo a puerto seguro, reparados y vueltos a lanzar al mar. Una vez reparados, navegarán más lejos y rápido que la vez anterior. 25

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