Medios de Comunicación y Complot: Lo antiguo y lo nuevo de la judeofobia en el Cono Sur Diego A. Pavez-Contreras [email protected] Centro Democracia y Comunidad Área Temática Política, Cultura, Ideología y Discursos Trabajo preparado para su presentación en el 9º Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP). Montevideo, 26 al 28 de julio de 2017. Resumen: El trabajo pretende describir y analizar las causas y los móviles que sustentan la judeofobia en la actualidad, tomando como caso de estudio el complot judío por apoderarse de la Patagonia chileno-argentina. Dicho complot, de larga duración, es hoy por hoy un asunto recurrente que ciertos grupos ideologizados achacan a las comunidades judías de estos países. Para el caso chileno, este incluso ha sido abordado a nivel político por diputados que lo ven como un hecho posible y factible, este episodio también ha sido acompañado de otros fuertes comentarios racistas de líderes sociales contra la comunidad judía del país. De este modo, el discurso antijudío alcanza los espacios de poder, trascendiendo por los medios de comunicación y desarrollando mayor sofisticación, siendo estos un nuevo espacio de disputa y construcción performativa. En este contexto, el escenario de la judeofobia en la Patagonia en los últimos años ha encontrado un nuevo cenit tomando como pretexto la circulación de turistas israelíes en territorio austral, mas todo esto ha generado un sin número de suspicacias en torno a las reales motivaciones de estos visitantes, las cuales no serían otras que ir planificando y preparando la concreción del Plan Andinia ordenado por el Estado de Israel. Por tanto, este artículo realiza un mapeo de los medios de comunicación sistematizando e identifica su línea argumental para lograr tener un acercamiento sobre los elementos novedosos que han envuelto el discurso antijudío durante estos últimos años. Palabras claves: Judeofobia-Plan Andinia- Medios de Comunicación-Estado de Israel Introducción: Cerca de 10 años han pasado desde que Ernesto Bohoslavsky publicara su texto denominado “Contra la Patagonia judía. La familia Eichmann y los nacionalistas argentinos y chilenos frente al Plan Andinia (1960 a nuestros días).” Trabajo que puso de manifiesto el sentimiento antijudío tanto en Argentina y Chile, sacando también a la luz una interesante investigación que develó la verdad en torno a este supuesto complot judío por conquistar el extremo sur del continente americano. Sin embargo, el mito de la Patagonia judía parece no terminar, más las acusaciones de una supuesta colonización llevada a cabo por turistas y militares israelíes en baja escala nos vuelve a interrogar sobre la persistencia de este mito en algunos grupos de la sociedad. 10 años después de Bohoslavsky el problema es muy similar, sólo que hoy los instrumentos ideológicos que circulan por la web son más accesible para una mayor cantidad de personas, agravando este problema, tanto así que hoy no es difícil hallar material sobre este asunto en varios portales nacionalistas, regionales o independientes, aportando cada uno de estos espacios con nuevos matices al supuesto plan o incluso información, ya sean entrevistas o testimonios de habitantes de la Patagonia aseverando la creciente presencia de “judíos” y nacionales israelíes en la zona. No podemos tampoco pasar por alto que quienes alguna vez pergeñaron este plan de alguna u otra manera han tenido cierto éxito. Éxito que ha sido sostenido y creciente a lo largo de los años, pero hoy ha tomado nuevos ribetes, dado que el cúmulo de información disponible en la web junto con algunos grupos ideológicamente extremos han logrado traspasar parte de este relato a la población local de la Patagonia. He aquí el quid de este trabajo, el cual se propone indagar y describir el actual escenario de la judeofobia en la Patagonia chilena y Argentina, tomando en cuenta para ello los medios electrónicos de circulación nacional de cada país, como medios regionales, para poner de manifiesto la animadversión hacia la población judía y hacia el Estado de Israel. Para ello se organiza el trabajo en los siguientes tópicos: la primera parte abordará el mito de la Patagonia judía, sus orígenes y aceptación y difusión en Chile y Argentina, valiéndonos del escenario antijudío que ha imperado por años en estos países; y en segundo lugar, se dará cuenta de la web como espacio de difusión de ideas antijudías donde se describirá las principales ideas que hacen de alguna manera referencia al complot patagónico. Finalmente se incluye un anexo con una selección de material de prensa, desde el año 2011 en adelante, que han servido de complemento al trabajo. El Mito de la Patagonia Judía: No son pocos los mitos que se cuentan del pueblo judío, muchos de estos tienen larga tradición, alimentados por la discriminación y motivados principalmente por la intolerancia religiosa y cultural. En nuestro caso el mito que nos interesa corresponde al llamado “Plan Andinia”, para lo cual nos valdremos de la explicación que nos aporta Ernesto Bohoslavsky (2008), no sin antes dar algunas perspectivas del asunto. Es probable que el mito de una colonización judía en América del Sur proviene de una lectura malintencionada y errada del mismo trabajo intelectual de Theodor Herzl, el cual en su texto fundamental; “El Estado judío” desarrolla la idea de hacer de la Patagonia argentina el hogar el pueblo judío. Herzl da cuanta de las ventajas que presenta el país para ser colonizado, “la Argentina es, por naturaleza, uno de los países más ricos de la tierra, de superficie inmensa, población escasa y clima moderado. La República Argentina tendría el mayor interés en cedernos una parte de su territorio” (Herzl, 2004, pág. 45). Sin embargo, siguiendo la misma lectura del texto se deja claro que el sentimiento de Herzl apunta a colonizar Palestina, la inolvidable patria histórica para el pueblo judío, y desecha la opción por la Argentina, a pesar de todas las ventajas que esta tierra presentaba. Es sintomático que ya en el texto, Herzl se refiera a las molestias que ha causado en la elite política Argentina la infiltración de judíos al país, cuestiona acciones en este sentido en cuanto estima que siempre hechos de estas características acabaran por generar resquemores y suspicacias en la población local y en el gobierno, forzando a este último a actuar en contra de la inmigración. La inmigración masiva de judíos para Herzl será una realidad solo cuando esta se lleve a cabo bajo un suelo soberano. Pero como se dijo anteriormente, a pesar de esta alusión en el texto, sobre una posible colonización en Argentina, este objetivo estaba lejos de concretarse no necesariamente por oposición del gobierno argentino, sino más bien por la falta de entusiasmo de la propia comunidad judía a dicha propuesta que se sumaba a la falta significado simbólico y religioso de la Patagonia, por lo que esta idea finalmente quedó totalmente descartada: Al presentarse, en 1902, en Londres ante la “Comisión Real para la Inmigración de Extranjeros” del gobierno británico, explicó Herzl las causas que motivaron el fracaso del ensayo colonizador del Barón Hirsch en Argentina, y así se expresó: “La causa del fracaso fue la siguiente: Cuando un individuo aspira a la colonización, es necesario que posea un estandarte y un ideal; es imposible realizar algo así con la sola ayuda del capital. (Herzl, 2004, pág. 21)1 Queda claro entonces, que la idea de una Patagonia judía estaba condenada al fracaso, pues quienes debían llevarla a cabo no estaban comprometidos ni vinculados a la Argentina de ningún modo. Herzl se dio cuenta muy luego de que la carencia de ese ideal que menciona en la cita anterior, hacía inviable un proyecto de este tipo. Por lo que solo cabe descartar a la Argentina y la Patagonia específicamente, de toda aspiración colonizadora. Por lo que las pretensiones de un supuesto plan de colonización en el sur del país caben más dentro de un artilugio y proselitismo tal como lo describe Bohoslavsky, el cual demuestra que el supuesto “Plan Andinia” fue ideado por los hijos de Adolfo Eichmann2 a principios de la década de los 60. En términos generales el Plan Andinia suponía en primera instancia desestabilizar las instituciones políticas y económicas de la Argentina, para así favorecer la inmigración judía y someter al Estado bajo el control de la banca judía transnacional. Este proyecto habría sufrido a largo de los años algunas variaciones en cuanto a sus pretensiones, pues si bien en una primera instancia el territorio pretendido solo correspondía a la Patagonia Argentina pronto se incluyó también el sector chileno. En una primera etapa, durante 1969 el plan pretendía dilapidar mediante maniobras de sabotaje tanto la moral de la nación Argentina, como su economía para así favorecer a su desintegración social y política. El ideólogo del plan habría sido un rabino de nombre Gordon, el cual en su brillantez intelectual ordenó también controlar los medios de comunicación y los movimientos políticos afines al gobierno. En un segundo momento, según nos relata Bohoslavsky, durante 1972 nuevos elementos se habrían agregado al plan, entre ellos resalta el hecho de que las tensiones producidas por el conflicto árabe-israelí preocupan a los jerarcas judíos, temiendo que 1 Ver segunda edición de la organización sionista de Argentina. 2 Miembro Nazi que escapo a la Argentina luego de la segunda guerra mundial. En dicho país fue detenido por los servicios de inteligencia del gobierno de Israel, llevado a dicho país, juzgado y sentenciado a muerte. estas terminaran por hacer sucumbir a Israel, haciéndose urgente entonces un territorio en donde poder reiniciar el proceso de reconquista de la tierra histórica. Además, finalmente este sería solo el deseo de Herzl, el cual según esta nueva versión del plan, pretendió dos Estados, el primero en Palestina y el segundo en la Argentina. Luego de concretizar la llegada de judíos en masas a la Patagonia, el plan continuaba con la independencia del nuevo Estado valiéndose para ello del caos, la confusión y la corrupción que para aquel momento reinaría en la Argentina. Argentina, una historia de judeofobia: Argentina tradicionalmente presenta la comunidad judía más significativa en toda la región, aunque en las últimas décadas el número de judíos en el país ha ido decreciendo, dicha tendencia no ha sido un obstáculo para la persistencia de una compleja red de organizaciones comunitarias que se dan cita un ente central llamado Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina-DAIA. El entusiasmo comunitario que presentó la colectividad judía argentina, a ojos de Navarro (2009) sirvió como referente para otras comunidades judías esparcidas por toda Latinoamérica, y hasta el día de hoy los informes emanados de la DAIA son un referente para cualquier investigación sobre judeofobia y para conocer la trayectoria institucional de la comunidad judía en la Argentina. Aunque paralelamente a esto, el país ha presentado los niveles de judeofobia más marcados en toda la región, siendo en este punto Argentina un referente para los grupos antijudíos (históricamente filo fascista) en todo el continente. Unos de los personajes más destacados es Carlos Silveyra, quien dirigió la revista Clarinada, siendo esta el corpus más significativo de difamación antijudía en la primera parte del siglo XX del país, sus publicaciones también fueron difundidas por grupos fascistas chilenos que encontraron en Silveyra y su trabajo en la revista un aliando para sus fines políticos. La revista se editó en un período de importantes convulsiones internacionales, su aparición coincidió con el ascenso del nazismo en Alemania, más todavía, la revista, como afirma Guzmán (2012) recibía financiamiento a través de subsidio del gobierno nazi utilizando la plataforma de las empresas alemanas que operaban en la Argentina. Para los seguidores de Hitler en Argentina, el comunismo soviético no es otra cosa que un invento de judaísmo internacional para ir concretando su plan para conquistar todo el mundo. Plan que ya había tenido avances por medio de la concreción de organizaciones secretas o sectarias, como la masonería o corrientes de pensamiento como el socialismo, el anarquismo y el ateísmo, para terminar por destruir los pilares de la civilización cristiano-occidental. En esta misma época de la mano de Enrique Oses, aparece la revista Crisol. Oses es reconocido como unos de los más prominentes representante de la derecha radical y antisemita de Argentina, con clara tendencia antidemocrática y antiliberal, para Carnagui (2007) el trabajo de Oses despunta por un marcado anticomunismo, que destaca por verse envuelto por un vehemente mensaje antijudío. Ambas temáticas se enlazan a partir de la denuncia del complot judeo- comunista: Ha demostrado concluyentemente, en términos cuya imparcialidad no pueden poner en juicio creyentes ni incrédulos, que el judío, mientras permanezca judío, es decir, hasta tanto no reconozca a Cristo y se convierta al cristianismo, será un hijo del diablo, y, por consiguiente, un factor de mentira, de disolución y de emponzoñamiento de los pueblos cristianos, con quienes vive (revista Crisol, 23 de noviembre de 1936, citado de Carnagui, 2007) Un elemento que emerge en ambas revistas argentinas es la defensa del cristianismo, de hecho, Oses es reconocido como un ferviente defensor del Catolicismo, que llevo su celo religioso exacerbado a un odio hacia la comunidad judía que expreso en un fuerte trabajo político e intelectual, tal como expresa la siguiente cita: Tal es el principio jurídico, también, que puede utilizarse para una eliminación total y sistemática del judío del ámbito de la vida nacional del país. Pues repetimos que el nuestro no es un plan católico, sino un plan nacionalista de contraofensiva antisemita, cuya legitimidad en principio, lo repetimos, no hay consideración teológica ni sociológica ni biológica alguna que pueda invalidarla (revista Crisol, 7 de agosto de 1936, citado de Rubinzal, 2008). La revista Crisol dio gran cabida a la temática conspirativa, por cierto, los protocolos de los sabios de Sion son a principios del siglo pasado el complot judío por excelencia a nivel mundial, y así dan cuenta las revistas antisemitas argentinas, que dan amplia difusión e importancia a este mito. Las organizaciones judías argentinas, por su parte, intentan sin lograrlo, denunciar el origen apócrifo de los protocolos, no obstante, la atmósfera y las semillas de la idea sobre el complot judío por la dominación mundial ya están echadas, siendo este mismo germen que años más tarde moverá a la dictadura militar argentina a una fuerte persecución contra los judíos. Precisamente en la década de los 70 y los 80 del siglo XX, el gobierno militar argentino negó el derecho al Estado a sus propios ciudadanos, donde se generó todo un aparato de difusión del terror, discriminación y exclusión política para sus detractores, pero que para los presos políticos judíos se sumó una fuerte agravante. Esta agravante es lo que Navarro (2008) resumen en tres tipos de discriminación que sufrieron los judíos durante el régimen militar argentino: 1. Ofensa pública contra los judíos por parte de los grupos nacionalistas coligados con la junta de facto, quienes presentaban a los judíos del país como lacras, extranjeros, comunistas, estafadores y fraudulentos. 2. Ensañamiento contra la comunidad judía. La comunidad presentó un alto número de desaparecidos y detenidos, tal como da cuenta Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Este informe se refiere a las torturas y castigos especiales para los prisioneros judíos, como por ejemplo marcar sus cuerpos con esvásticas, violencia verbal y amenazas, como por ejemplo que los iban a hacer jabón. 3. Un tercer tipo de discriminación tiene que ver con la difusión del terror por medio de la simbología nazi en los campos de concentración con presencia de judíos, como por ejemplo, cuadros de Hitler y audios con sus discursos, e interrogatorios especiales para levantar información sobre supuestas campañas judías para apoderarse de la Patagonia (Plan Andinia), o información sobre acciones de las organizaciones comunitarias. Pero las acciones antijudías en la Argentina no terminaron con la dictadura. Ya en democracia algunos hechos de violencia afectaron a las comunidades judías del país, como fueron el atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992, y en particular el sangriento ataque que sufrió la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) que terminó con la vida de cerca de 100 personas y que se achaca su autoría a personal iraní. Caro (2008) da cuanta, de los informes emanados por la Corte Suprema argentina que responsabiliza el grupo Hezbolá de estos atentados. Pero es justamente en democracia que se sucedieron en Argentina las acciones más cruentas contra la comunidad judía, a pesar de la persecución que sufrieron en el periodo de la dictadura militar. Esto en buena medida responde a lo que Perednik (2010) define como la naturaleza de la judeofobia, que en periodos democráticos se tiende a desarrollar alejadas de los grupos de poder, en cambio durante la dictadura militar esta se haya encapsulada en las cúpulas del poder fáctico por lo que se hace más sencillo dominarla y canalizarla por mecanismos cuasi-institucionales. Judeofobia en Chile Sin discusión alguna, el difusor de Plan Andinia en Chile corresponde a Miguel Serrano, uno de los nazis chilenos más prominentes y con mayor trabajo intelectual en este ámbito, el Plan Andinia es solo un apéndice en toda su larga obra antijudía, del cual se destacan sus obras alusivas a la negación del holocausto tildando este hecho como una de las mentiras más grandes del siglo XX. De hecho, como menciona Guzmán (2010) las constantes declaración del líder nazi en esta misma línea, le llevaron a mantener varias disputas con la comunidad judía del país. Es más, el mismo autor afirma que para Serrano la invención del genocidio tendría más bien un fin político y económico en beneficio del Estado de Israel. De modo que hablar de antisemitismo en Chile y Plan Andinia nos lleva casi exclusivamente a recorrer en buena medida la obra de Serrano quien durante la dictadura militar chilena logró desarrollar su política más reaccionaria y revisionista del holocausto, logrando incluso captar la atención de varios medios comunicación a nivel nacional. Con respecto al complot patagónico, Serrano reeditó el libro titulado “El Plan Andinia. Estrategia sionista para apoderarse de la Patagonia argentina y chilena”, clásico del antisemitismo del cual además realizó el prólogo. Ahora bien, vale agregar que Miguel Serrano no era solo uno más entre aquellos que han desarrolla toda una política de descrédito y animadversión hacia la comunidad judía, sino que ha sido y sigue siendo todo un ícono del negacionismo y el padre de todo un corpus doctrinal que hoy predican diferentes grupos ultranacionalistas altamente organizados. En este sentido, es dable decir que Miguel Serrano, en tanto que hombre de diplomacia y vinculado a ciertos núcleos sociales de elite, también responde a toda una tradición psicosocial de creencias que vinculan al pueblo judío a ciertas practica usureras y deleznables; es así como la investigación de Brahm y Montes (2012) da cuenta de toda una línea de pensamiento cargada de prejuicios en los grupos de poder y burócratas del país. En tal guisa, los autores mencionados nos presentan la falta de voluntad en el gobierno del Chile durante el período más álgido de la persecución contra la comunidad judía en Alemania, desde 1938 en adelante. Si bien el gobierno durante este periodo intentó una política de apertura a la inmigración judía, la burocracia diplomática del país mantuvo una actitud reacia a la llegada de judíos perseguidos en Europa central. Las fronteras de la mayoría de los países europeos y las de los Estados Unidos de América, tendieron a cerrarse para la emigración judía; o por lo menos, se establecieron cuotas muy restringidas para su recepción. Ante ello países tan lejanos como Chile pasaban a ser una alternativa válida para escapar de las garras del nazismo. Pero hasta finales del segundo gobierno de Arturo Alessandri, también nuestro país adoptó una política que buscaba limitar la entrada de inmigrantes judíos. (Brahm y Montes, 2012, p.910) Bajo los sucesos de la política europea, el gobierno de Aguirre Cerda, líder del Frente Popular, por medio del ministro de relaciones exteriores, Abraham Ortega, desarrolló una política con miras a eliminar las trabas a la inmigración, sin sesgo racista o étnico pero pensando principalmente en los perseguidos de la dictadura de Franco en España, no en los perseguidos por el nacismo alemán. Al poco tiempo surgían los primeros inconvenientes relacionados
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