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Lírica griega arcaica. Poemas corales y monódicos del 700 al 300 a.c PDF

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BIBLIOTECA CLASICA GREDOS, 31 L Í R I C AG RIEGA A R C A I C A (POEMAS CORALES Y MONÓDICOS, 700-300 a. C.) INTRODUCCIONES, TRADUCCIONES Y NOTAS POR FRANCISCO ROIDR~GUEAZD RADOS EDITORIi4L GREDOS Asesor para la sección griega: CARLOGS ARC~GAU AL. Según las normas de ia B. C. G., esta obra ha sido revisada por LUIS ALBERTO DE CUENCA. A mis colaboradores en el Diccionario Griego-Español, los O EDITORIAL GREDOS, S. A. de ayer y los de hoy. Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España, 1980. Depósito Legal: M. 15779-1980. ISBN 84-249-3546-2. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1980. - 5158. NOTA INTRODUCTORIA Intentamos recoger y traducir en este volumen la totalidad de la lírica griega que se conserva hasta el año 300 a. C., aproximadamente. Hay excepciones, sin embargo: dejamos fuera la elegía y el yambo (que, en lo relativo a la edad arcaica, hemos editado y traducido nosotros mismos, Líricos Griegos. Elegiacos y Yambó- grafos arcaicos, Barcelona, 1957-59); la poesía hexame- trica; Píndaro y Baquílides, que por su amplitud que- dan reservados para ser traducidos más adelante en esta misma colección. Dentro de estos límites hemos intentado, como de- cimos, ser completos. Traducimos todos aquellos frag- mentos transmitidos literalmente y de los que se puede obtener un sentido. Nuestras introducciones y notas, más extensas de lo habitual en la colección, están destinadas a hacer. accesibles estos textos difí- ciles, pero que cobran vida y belleza puestos en el contexto adecuado. Así, en definitiva, el contenido del volumen viene a equivaler a la suma de los Poetae Melici Graeci de Page (ed. de Oxford, 1967'), el Sappho et AIcaeus de A. M. Voigt (Amsterdam, 1971) y el Supplementuwz Lyui- cis Graecis de Page (Oxflord, 1974). Faltan unos pocos fragmentos que por diveirsas razones no encajaban en nuestro marco. Y se añaiden otros que no figuran en estos tres libros, incluidos algunos de publicación pos. terior a los mismos. En general seguimos las tres ediciones mencionadas, aunque no siempre: ello se señala en la ocasión opor- tuna. Y no seguimos más que en cierta medida la organización de los fragmentos. Es muy diferente la de nuestra parte primera, ((Lírica Popular)), y es per- INTRODUCCXóN GENERAL sonal la de los fragmentos de Estesícoro, que se apoya en un estudio nuestro. En los demás casos seguimos aproximadamente e1 orden de fragmentos de las edi- ciones en cuestión. 1. La lírica popular griega El libro se organiza en cuatro partes: la primera, De la misma manera que la épica literaria proviene dedicada a la lírica popular, como decimos; la segun- da, a Ia coral (Alcmán, Estesícoro, Íbico y Simónides); de un desarrollo a partir de la épica popular, de ca- la tercera, a la monódica (Alceo, Safo y Anacreonte); rácter oral y tradicional, también en el terreno de la la cuarta, a los poetas menores y fragmentos anónimos. lírica ha habido un desarrollo del mismo tipo, de Hemos visto, para la traducción, las españolas de cronología sólo ligeramente más reciente. Ferraté y Rabanal, además de ediciones y comentarios La lectura de la Ilíada y la Odisea, efectivamente, extranjeros diversos y de la bibliografía adecuada. Hay hace ver que en la edad heroica a que estos poemas se que hacer constar que con frecuencia el texto que refieren existía una lírica popular, oral naturalmente. seguimos es más moderno que el de estos traducto- Se alude (11. 1 473) al canto del peán, en honor de Apolo, por parte de los aqueos que buscan que el res, lo que explica las diferencias, aparte de las que pueda haber por razones de gusto y estilo; y que en dios los libere de la peste; se reproduce (11. XXIV 723 sigs.) el treno o canción fúnebre en honor de Hée muchísimos casos no existen simplemente traduccio- nes españolas, siendo las nuestras las primeras (a tor y otros héroes; hay una escena de boda en que se canta el himeneo (11. XVIII 490 sigs.), así como otra veces, las primeras a cualquier lengua). con una danza erótica en que interviene un coro de doncellas y otro de jóvenes (11. XVIII 590 sigs.); se alude al lino, canto de lai cosecha (II. XVIII 567 sigs.) y a monodias cantadas por un personaje femenino (Nausícaa, Od. VI 99 sigs.) o masculino (el aedo De- módoco, Od. IV 17 sigs.) ante un coro. Y hay varios ejemplos más. Hay, en definitiva, canto ya monódico, de solista, ya coral; hay también la intervención de varios solis- tas (en el treno por Héctor) o de dos coros (en la 12 L~RICA GRIEGA ARCAICA INTRODUCCIÓN GENERAL 13 danza erótica aludida). Pero siempre, siempre, se exi- son comparadas con Artennis y sus ninfas. Más toda- ge la presencia de un coro. Ahora bien, mientras que vía: en ocasiones la lírica popular de los coros que el solista canta una canción, el coro, a más de danzar, danzaban en ciertas festividades era mimética. Los lanza refranes o gritos diversos, nada más: el coro danzantes podían encarnar seres divinos, a veces ani- de aqueos que canta el peán repite el grito ritual, que malescos (ninfas, musas, siátiros, golondrinas) o coros conocemos por la literatura posterior, ié paián, como humanos de la edad mítica (bacantes, compañeros de sin duda los coros del himeneo repetían hym2n 6, hy- un héroe). Y los solistas podían encarnar divinidades mEnaie o, y como los del treno lanzaban simplemente como Artemis o Dioniso. gritos lastimeros. Por supuesto, no es Homero la única fuente de que La canción del solista, en cambio, tiene mayor disponemos para trazar este panorama, relativamente extensión o puede tenerla. Estos solistas se nos dice complejo y detallado, de lo que era la lírica popular que improvisan: así, las mujeres de la familia de Héc- griega: Iírica popular de la que nació la literatura, pero tor (Hécuba, Andrómaca, Helena) hacen un elogio que que continuó existiendo al. lado de ésta durante toda no puede ser otra cosa que creado para el momento la antigüedad griega. Nue:stras fuentes son de varios sobre el modelo tradicional. Todavía Arquíloco, en el tipos: siglo VII, uno después de Homero, dice que sabe im- 1. Ecos de lírica popular recogidos por poetas y provisar el ditirambo -la canción dionisíaca- cuando prosistas posteriores a Homero, pero de edad clásica. tiene las entrañas ennegrecidas por el vino (fr. 219): Cuando Hesíodo nos presenta la danza y el canto de es decir, sabe cantar el solo del ditirambo. las Musas tanto en el proemio de la Teogonía como en Este panorama que Homero nos da de la lírica po- el de los Trabajos y Días añade nuevos datos, y hay pular tiene todavía otros rasgos importantes. La lírica otros más, por ejemplo, ea el Himno a Apolo cuando es fundamentalmente parte del rito y del rito reali- (141 sigs.) describe la danza y el canto de las mucha- zado por medio de la danza. Aparece en bodas, cere- chas de Delos y (179 sigs. y 514 sigs.) la danza y el monias de duelo, cantos de cosecha, enfrentamientos canto de Apolo y las Musas y de Apolo y los cretenses. de tipo erótico u otros, etc. Aunque ha pasado, en En realidad, es habitual que la lírica literaria con- ocasiones, a servir de mero entretenimiento; así cuan- tenga alusiones a la fiesta en que es cantada y, por do, en un pasaje aludido de la Odisea, Demódoco supuesto, a las danzas y cantos dentro de la misma. canta mientras danzan los feacios. Pero aun aquí el Así en el caso de los dos partenios (himnos de donce- tema del canto -el amor de Afrodita y Ares- testi- llas) de Alcmán, en el del Epitalainio de Héctor y Andró- monia un antiguo origen en los cultos eróticos. maca de Safo (fr. 44 L.-P.), etc. Por otra parte, no sólo danzan los hombres y mu- 2. Referencias en los documentos arqueológicos. jeres en coros dirigidos por un exarconte, que es jefe Recogen, claro está, la danza más que el canto, pero de coro y solista a la vez, sino también los dioses. Se se trata de tipos de danza, de coros y de solistas que nos presenta constantemente la danza divina: Apolo y son los mismos de los coros de la lírica popular. Pue- las Musas, Artemis y las ninfas, etc. La danza humana de, incluso, a veces, adivinarse el momento del canto es a veces trasunto de ésta: Nausícaa y sus doncellas del solista. Y hasta pueden transcribirse algunas pala- INTRODUCCI~NG ENERAL 15 bras. Así, por poner un ejemplo, en el vaso del cera- 5. Derivaciones como son canciones de juego y mista Oltos, a fines del s. VI a. C., que presenta un coro otras varias de tipo lúdico. Así, nuestro conocimiento de delfines con la inscripción «sobre un delfín». de la lírica popular griega, que convivi6 ampliamente 3. Referencias en la literatura erudita posterior. con la literaria desde el siglo VIII al v a. C. y aun des- Hay muchísimos datos sobre la antigua lírica popular pués, es relativamente amiplio, mayor que el que se en autores posteriores como Ateneo de Náucratis, Plu- deduciría del simple estud.io de los fragmentos trans- tarco, Pólux, escoliastas de autores diversos, etc. Van mitidos. Al tema hemos dedicado un libro al cual en- unidos casi siempre a datos sobre antiguas costumbres '. viamos o tradiciones, usos religiosos, etc. Con bastante fre- De lo dicho hasta aquí puede deducirse ya que la cuencia, incluso, se nos transmite el texto literal de lírica popular griega era sumamente rica y variada. esta antigua lírica: precisamente, en el presente libro Mucho más, en realidad, que la literaria. Pues la lírica ofrecemos una colección de lo más importante del literaria, por ejemplo, sólo en forma excepcional pro- material de este tipo que se nos ha transmitido. Aun- dujo formas dialogadas (dle coros o solistas), sólo en que con frecuencia se trata de lírica popular ya más forma excepcional es mimética. En cambio, la lírica o menos alterada por los influjos literarios, véase so- popular era con frecuenczia dialógica y mimética, y bre esto más abajo. precisamente de esta vena suya surgió el teatro a fines 4. Recreación de las formas y temas de la lírica del s. VI a. C. popular en la literaria. Es lógico que, nacida la lírica Es difícil clasificar la lírica popular, establecer literaria de la popular, haya conservado mucho de ella. exactamente un repertorio, de géneros: ni siquiera es Así, la estructura ternaria: es decir, aquella en que un ello fácil para la lírica literaria. Los factores sobre los pequeño proemio va seguido de un coral (que sustitu- que habría que hacer la clasificación son, entre otros: ye al antiguo coral a base de meros refranes) y éste, 1) Instrumento: la lira y la flauta doble son los a su vez, de un epílogo. Es la transcripción al estilo más frecuentes, no los únicos. Recuérdense, sobre todo, literario del antiguo complejo solista-coro-solista: en los instrumentos de la lírica orgiástica como son, a literatura se comenzó por una estructura igual, a más de la flauta, las casta.ñuelas, timbales, etc. base de monodias de invocación al dios, oración, etc., 2) Tipos de coro: de jóvenes, doncellas, viejos, vie- y «centro» coral que describe su poder y sus mitos. jas; sectarios de tal o cual dios o, miméticamente, Luego la estructura ternaria se transplantó incluso a cortejos acompañantes de los mismos. la lírica monódica y a la puramente coral. Fórmulas 3) Tipos de danza: fundamentalmente procesional muy concretas de la lírica literaria, como la exhorta- (pero puede ser lenta o en carrera), circular, agonal ción al coro (o a los comensales, participantes en la (con enfrentamientos), pasándose a veces de unos a fiesta ...) a cantar, orar, realizar acciones rituales, etc., otros. provienen de la popular. Y también multitud de temas: 4) Tipos de fiesta y ceremonia: ya se invoca o el himno de elogio, temas eróticos, trenéticos, satíri- trae al dios, ya se le canta. e implora, ya se le despide; cos, etc., etc. 1 Orígenes de la lírica griega, Madrid, 1976. 17 para el solista-improvisador la tentación de fijar un o bien se entierra al muerto o se celebra la boda; o hay enfrentamientos (agones) entre hombres y muje- texto de una vez para siempre, aunque fuera sobre res, jóvenes y viejos ... Hay luego el banquete, derivado esauemas tradicionales. La existencia de la escritura * permitía, de otra parte, que ese texto fijado fuera más de la fiesta, en que los comensales hacen de coro del simposiai-ca. Y el momento de entrar en la batalla o extenso, más complejo, más rico. Fue, sin duda alguna, la monodia lo primero que de celebrar la victoria, el de la cosecha, etc., pueden dar lugar a otros tipos de danza y de Iírica. se fijó por escrito. Prescindiendo de Eumelo de Corin- to, que a más de poeta épico escribió un prosodion o 5) Con todo esto va combinada la música, el me- canto procesional para que lo ejecutaran los mesenios tro, el juego entre coros y solistas, etc., etc. en Delos, y cuya vida se fecha con gran inseguridad Si se echa una rápida mirada a nuestra colección de lírica popular se podrán ver, efectivamente, tipos en el s. VIII, es en el VII cuando podemos colocar a los más viejos líricos. Muy concretamente, hacia la mitad diferentes. Está especialmente bien representado el del siglo se coloca la acmé o centro de la vida de Ar- himno que llama al dios o le implora; mucho peor la quíloco y Terpandro. El primero es fundamentalmente lírica erótica, apenas la trenética. Hay canciones en un poeta monódico, aunque se jacte de ser exarconte honor de Dioniso que podemos calificar de ditiram- o solista del peán y el ditirambo (frs. 218 y 219): del bo~p, eanes en honor de Apolo como dios médico y protector en el combate, etc. complejo solista / coro tradicional (que canta refra- nes o lanza gritos rituales fijos) era fácil derivar un También hallamos fragmentos de Iírica popular ya canto monódico literario ya sin coro. O con él todavía: más alejados de la religión y de la colectividad de los el nomo de Terpandro, canción en honor de Apolo can- ciudadanos: canciones de trabajo, de juego, de una erótica más personal. Y, al contrario, lírica ritual del tada por el poeta acompañándose de su cítara, com- prendía la danza circular del coro en torno al propio s. IV, incluso con nombre de autor, fuertemente in- poeta. Sólo en una fase posterior escribe también el fluida ya por la lírica literaria; como en realidad lo poeta un coral destinado a ser cantado por el coro. está la mayor parte de la Iírica popular transmitida En Homero hallamos la situación en que un aedo de cierta extensión. Aunque, inversamente, la lírica puede ocasionalmente, eni vez de cantar Ia epopeya, literaria griega, bien estudiada, deja con muchísima cantar lírica. Esto es lo que hacen los aedos «solistas frecuencia traslucir sus orígenes populares. de trenos» que cantan, a más de las mujeres, en los funerales de Héctor; y también Demódoco cuando canta, acompaííándose de la fórminge (especie de cíta- 2. La creación de la Iírica literaria ra elemental), el adulterio de Afrodita, mientras dan- zan los feacios. Luego, los llamados himnos homéricos Como en el caso de la épica es fundamentalmente son cantados por aedos viajeros que, a juzgar por el la introducción en Grecia de la escritura, que se pro- metro y el estilo, cantarían igualmente poemas épicos. dujo en el siglo VIII a. C. (difícilmente en el IX) en Hemos visto que Eumelo cultivaba ambos géneros. Rodas o Chipre seguramente, la que llevó a la creación de la lírica literaria. Era, efectivamente, muy fuerte El hecho es que ciertos aedos o «cantores» comen- Es que la lírica coral cs la más solemnc, trascen- zaron a simultanear épica y lírica, para luego espe- dente, la más unida a la .religión de la ciudad y a las cializarse en esta última. El fenómeno fue contempo- pndes festividades. Es la que ha conscrvado mayor ráneo de la introducción o reintroducción en Grecia, Gnfasis religioso, la que ha tardado más en dcscender a partir de Asia Menor, de los dos instrumentos funda- temas humanos: celebrar a los muertos ilustres o a mentales de la lírica griega: la cítara y lira de siete 10s vencedores de los Juc,gos. Pues hay una gradación cuerdas y la doble flauta. Y, por supuesto, del des- en la creación de la lírica coral literaria: lo más anti- arrollo económico, político e intelectual del S. VII: el guo es, fundamentalmente, el himno, aunque hayamos que crea la ciudad-estado, la estatuaria, ve el triunfo de distinguir entre peanes, partenios (cantos de don- de las aristocracias, el nacimiento del pensamiento cellas), ditirambos (en honor de Dioniso), etc. libre. Es el momento en que toman importancia inusi- En definitiva y en resumen, podemos decir que la tada ciertas fiestas antiguas de ciudades (Corinto, Es- creación de la lírica literaria consiste, prirncro, en el parta. ..) y santuarios (Delos, Delfos. ..) cuya ((funda- desarrollo de las partes monódicas por parte de un ción» no es otra cosa que un relanzamiento con tras- cantor que fija ya el texto: el que desde el s. v se llama cendencia internacional. En los agones o concursos que un «poeta», que incluso puede pasar, a partir de un tenían lugar en estas grandes fiestas se dieron a cono- momento dado, a limitarse a escribir el texto y a ins- cer los artistas internacionales que fundaron la lírica truir el coro sin cantar ni danzar él mismo. Pero con- griega. siste también, segundo, en la conversión de los gritos, Son los continuadores de los antiguos aedos viaje- estribillos y refranes del coro en un poema continuo, ros de la epopeya: bien profesionales de cuyo origen que el poeta enseña igualmente al coro. social nada podcmos decir (Terpandro, etc.), bien no- La fase primera -creación de la monodia- es sin bles locales que pronto descubren que han de salir duda el modelo para la segunda. No hace más que fuera de su patria para hacerse famosos (Estesícoro, desarrollar la monodia elemental, tradicional, que a Simónides, etc.). Hay algunos que arraigan definitiva- veces conservamos en fra~mentosd e lírica popular. El mente en algún lugar (Rlcmán en Esparta), como hay modelo para hacerlo está, sin duda, en la monodia de otros que permanecen estables en su patria: pero las literaturas orientales en contacto con la griega desde éstos son los grandes cultivadores de la monodia, un el s. ~ IyI a un el VIII a. C. Efectivamente, en la litera- Arquíloco, un Tirteo, una Safo, un Alceo, no los de la tura babilónica, hebrea, hetita, etc., la monodia, a par- lírica coral. La monodia, en efecto, permaneció más tir de una poesía popular más o menos semejante a la ligada a fiestas locales y, diríamos, particulares -re- griega, se desarrolló en fecha anterior a la de los grie- cuérdense las sátiras localistas de un Arquíloco, los gos. Hemos desarrollado esta tesis, con ejemplos, en círculos cerrados de Safo y Alceo-. En cambio, la otros lugares *. lírica coral fue desde el comienzo internacional. Y lírica coral hay que llamar a la de un Terpandro, que -- cantaba mientras danzaba el coro. 2 Orígenes ..., págs. 190 sigs.; «La lírica griega arcaica y el Oriente», en Travazrx du Vle Congrks International d'Études Classiques, París, 1976, págs. 251-263. INTRODLCCIÓN GENERAL 21 Hay que hacer ver que la lírica griega literaria nace, orego, jefe de coro). E igual cuando llega la lírica pu- precisamente, en contacto con el Oriente. De allí vie- ramente coral. nen, en el s. VII, sus instrumentos musicales. De los Desde Terpandro el poeta introduce, en el comien- fundadores míticos de la lírica, Olimpo es frigio, zo o fin del poema, lo que se llama la splzragís o «sello», Orfeo y Támiris tracios, Olén licio; añadamos el cre- es decir, la indicación de su autoría, para que nadie le tense Crisótemis. Ya en época histórica, tenemos la robe el poema. Los poetas monódicos como Arquíloco línea de los citarodos lesbios: Terpandro, Períclito, o Teognis hacen lo mismo, por lo demás. Pero no sólo Alceo, Safo y luego Aristóclides, Frinis, Timoteo: el esto. Alcman insiste una y otra vez en la novedad de citarodo lesbio era un personaje conocido en todas SUS cantos, en su «hallar-», «componer» (no, propia- partes, cf. Arquíloco, fr. 106. No lejos está la isla de mente, «crear»). Hay que tener en cuenta que el eje- Quíos, patria del anciano autor del Himno a Apo20; y cutante principal en una gran fiesta religiosa que, en está en Asia Sardes, capital de Lidia y patria de definitiva, impetra el favolr divino para la ciudad, es Alcmán, sin duda un griego que allí aprendió de los en cierto modo un sacerdote, un hombre enlazado con asiáticos. Éfeso y Colofón, en Asia, son patria de poe- la divinidad. Según la idea griega, recibe inspiracibn tas igualmente (Calino, Polimnesto, Jenófanes, Mim- superior. Y por más que esté al servicio de la ciudad nermo, Hiponacte); e igual islas no lejanas como Pa- se atreve a aconsejarla, guiarlas. ros (patria de Rrquíloco) y Creta (de Taletas). Esta tradición pasó luego a Argos, Corinto, Lócride y, de aquí, a Italia. 3. Lírica coral y Iírica nzonódica La segunda fase es, naturalmente, la creación de un texto para ser cantado por el coro. Es lógico que Como ha quedado dicho, esta guía es a través de el poeta, que dirigía al coro, quisiera, una vez que se la Iírica literaria que se ejecutaba en los certámenes había llegado a crear partes monódicas nuevas, crear o agones de las grandes fiestas religiosas, pensamos igualmente partes corales. Aquí el modelo está, fun- que al tiempo que continuaba ejecutándose la Iírica damentalmente, en la traducción de temas míticos pro- popular, tradicional. Son las ciudades y los santuarios cedentes de la epopeya al estilo lírico que ahora se va más ricos de los siglos VTI y VI los que organizan esos creando. certámenes. Así, sobre todo, Esparta, que todavía no El poeta de la lírica coral está muy satisfecho de su era la ciudad militarista y xenófoba de fechas posterio- sabiduría, de su carácter sacral, de sus relaciones con res: fiestas como las Carneas, Jacintias, Gimnopodias la realeza espartana o los tiranos de otras ciudades y las en honor de Artemis Ortia y de HeIena, entre o con los grandes santuarios. Y ello lo mismo si dirige otras, lo testimonian, así como la existencia de un corales en que, en realidad, el coro se limita a danzar, poeta local, Tirteo, de un extranjero arraigado, como los aludidos del nomo de Terpandro y sus con- tinuadores, que si se trata de lírica mixta, en que el poeta compone ya un texto para el coro (del que hace 3 Cf. Orígenes ..., págs. 132 sig.; y H. M~HLERD,i e Auffassung des Dickterberufs im frühen Griechenttim bis zitr Zeit Pindars, de maestro, mientras que él bien es solista bien sólo Gotinga, 1963. I Y I KODI CCIOY LENCR1L 23 AlcmAn, y de n~uchos poetas visitantes (Terpandro, Nipera, Alcnián dc Sardes, Arquíloco de Paros, Calino Taletas, Estesícoro, etc.). Tcncmos testimonio de la de Éfeso, Tirteo de Esparta, Taletas de Gortina, Jenía- Iírica literaria ejecutada en estas fiestas, como tam- des de Citera; poetas todos ello\ (sa11.o que Eurnelo sea bién lo tenemos de la lírica popular. Está luego la cor- anterior) del s. \TT y bicn de Lesbos o Asia A4cnor, bien te de Corinto, donde bajo el tirano Periandro actuó del círculo dórico en torno a Esparta, bien de Locros Arión de Metimna, el verdadero fundador, tras Ter- en Grecia o su colonia de igual nombre en Italia. Estos pandro, de la Iírica literaria; y la de Samos, en el círculo\ poéticos influían sobre líricos dc otros luga- s. VI, bajo Polícrates, donde actuaron fbico y Anacreon- res, por ejemplo el de Locros sobre Estesícoro, aunque te. Entre los santuarios, Olimpia se especializó sobre se afiadía la cnormc influencia de Homero, Hesíodo, todo en los concursos atléticos y Delfos -a donde la poesía ~cnealónica,e l Ciclo y la Iírica popular. Igual acudieron Terpandro, Sácadas, Alceo, Simónides y ~ucedióe n el s. 11 y en los poetas que cubren el fin otros- en los musicales. Está también Delos, donde del VI y la primera mitad del Y, como Simónides, Pín- tcncmos noticia de Iírica popular, de aedos autores de dar0 v Baquílides. himnos hexamétricos («himnos homéricos»), de Olén, Estos líricos -limitándonos ahora a los corales, in- de Eumelo. Pero no es sólo esto: en lugares menos im- cluidos los representantes de la lírica mixta-, en portarites, tal Atenas, se empezaba a cantar la lírica cfrcto, se inspiran fuert?nlcntc. en el mito, antes rcco- coral literaria. cido en lcs eí.neros aiic acabamos de citar. Su esque- Es una pléyade de poetas la que funda esta Iírica. ma de comp~sici¿n más frecuente es el tcrnario, ya Algunos, ya lo hemos dicho, combinan esta dedica- mericionado Se trata, fundan:erltalmente. del himno en ción con la de la épica. Nótese que por estas fechas honor de1 dios, que comienza ton 12 llamada o súplica, conviven en Grecia la épica en sus varias derivaciones las alusiones al pronio poeta (sphrtrqír) v al coro; v (el llamado Ciclo épico, sobre todo), la poesía genea- ouc ccntinúa, generalmente tras un relativo «Que»,c on lógica de raigambre hesiódica, cultivada también en In narración dzl mito del dios o de alíruna acción suva Lócride, la Iírica coral a que nos estamos refiriendo, y anterior. Es el vcerl-itro»,l a parte estrictamente coral dc la monodia. Hay poetas corales que cultivan también la lírica mixta v oue se mantiene en la estrictamente csta iiltima: Arquíloco y Tirteo, por ejemplo, aunque coral; «centro» srguido de m epí1og.o que cierra el nara nosotros sean sobre todo poetas monódicos; y anillq, como diiiwoc. En él el mito sirve para justificar, Estesícoro también, según haremos ver. iliistrar, el poderío del dios, lo auc sirve a su vez para Estos poetas, salvo excepciones, son como hemos demostrarle al dios mismo aue. si quiere. su interven- dicho viajeros: continuádores de los antiguos aedos. ciún vucde ser decisiva. Provienen de todas partes, pero muy especialmente de L3 lírica coral ha desarrollado, de otra parte, estruc- la isla de Lesbos, patria de los citarodos más ilustres; tiiras mktricas propias Pueqto que no conserva restos aunque no solo de allí. Citemos, en una relación in- de la srlti~ual írica popular dialóeica entre solista v completa, a Terpandro, va mencionado, a Jenócrito de coro o entre dos scmicorw, la soliición más fácil que T,ocros, Sácadas de Argos, Eumelo de Corinto, Polim- le cll 4.r rs 12 de la estrurtiir2 monostrófica' 11~c3e rie nesto de Colofón, Arión de Metimna, Estesícoro de de pqtrnfqs irruales, como en la monodia (incluida la

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