lAS ENSEÑANZAS DE ADI BUDDHA ! ! 13.6.1995 TARRAGONA (ESPAÑA) SRI K.PARVATHI KUMAR ! ! ! LAS ENSEÑANZAS DE ADI BUDDHA INTRODUCCIÓN Este cuaderno es la trascripción impresa del Seminario dado por el Dr. Sri K. Parvathi Kumar, en Tarragona (España), entre el 10.6.1995 y el 13.06.1995. Para ello, se ha utilizado la traducción española de Jesús Díaz Vega contenida en las cintas de casete de dicho seminario. En la trascripción, corrección y edición han intervenido diversos miembros del WTT España, a los cuales les damos nuestro más sincero agradecimiento. Este cuaderno está pensado para que circule exclusivamente entre los miembros del World Teacher Trust de habla hispana, como un manual práctico de aplicación en la vida diaria. Este trabajo está dedicado con Amor y un profundo agradecimiento al Ser que nos ha transmitido esta Sabiduría, al Dr. Sri K. Parvathi Kumar Garu. World Teacher Trust España Pº/ Fabra y Puig, 173, ático 2ª 08016 – BARCELONA (ESPAÑA) Telf/Fax: 93.3516815 Email: [email protected] 1ª edición: 4 de agosto del 2004 1 Todos nos hemos reunido aquí en la conciencia del Maestro, si quieren que experimentemos la conciencia del Maestro, fundiendo nuestras individualidades y personalidades en esa conciencia. La conciencia de grupo solo puede ser experimentada de esa manera. Hemos de entendernos a nosotros mismos como una parte del Todo y por lo tanto hemos de conectarnos con el Todo para convertirnos en canales de ese Todo. Eso es lo que se llama discipulado. El discipulado es un estado de conciencia en el que hay una comunión continua con lo que es el Todo, y como consecuencia de esa comunión, el Todo funciona a través de la parte. La conciencia universal encuentra su expresión a través de las formaciones individuales Así es que cada uno de nosotros debe convertirse en un representante de esa conciencia y para representar esa conciencia uno tiene que estar en todo momento en conexión con ella; cuando vemos a la gente, cuando hablamos con ella, cuando intercambiamos palabras y miradas, debemos entenderlo como intercambio de esa conciencia, más que como un intercambio de individualidades y personalidades. Así es como se puede experimentar la conciencia Total por el individuo. Así que intentemos llevarlo a cabo durante esta convivencia de grupo para continuarlo de allí en adelante en nuestra vida cotidiana. Entonces se habrá cumplido bien con el propósito. Si no es así, entonces se convierte en un ejercicio inútil y no deja de ser una moda hacer una convivencia de grupo. Así es que hemos decidido dedicarle tiempo, energía y dinero a esta convivencia de grupo si nos ayuda a experimentar la conciencia en cada acción pequeñita que hagamos, se habrá cumplido plenamente con el propósito. Si no es así, no deja de ser otra manifestación más del espejismo. Hay muchas oportunidades para que el espejismo nos sobrepase, cuando nos olvidamos de la existencia de la consciencia Una. Esa consciencia Una que tiene muchos nombres. Uno de esos nombres es la consciencia del Maestro. Entonces cuando la consciencia universal actúa a través de un canal, a ese canal se le llama también el Maestro, porque se trata solamente de la misma conciencia del Maestro actuando a través de ese canal. Sí, el individuo o la persona no actúa, sino que deja que la conciencia actúe a través de él, por esa razón de vez en cuando llevamos a cabo una convivencia de grupo. No nos olvidemos de esta base y que esto que hacemos, no sea otro "ismo" más llamado "grupismo" porque esta es la era de los grupos y se puede convertir en otra religión, a menos que conozcamos el propósito básico de la vida de grupo. Ha de haber un sacrificio de la individualidad y de la personalidad sobre el altar de la vida de grupo; entonces llegamos al estado de conectar con la vida de grupo y, a medida que la conciencia de grupo va funcionando cada vez más, la personalidad va retrocediendo más y más. Pero cuando una persona se queda atollada en el espejismo, crece mucho más y más en la personalidad a través de esa misma vida de grupo y presenta en todo lugar su personalidad. Así que el funcionamiento de la vida de grupo es el funcionamiento de la consciencia primeramente a través de las personalidades. Para nuestra buena suerte tenemos una persona por nombre Valentín que hace cosas y permanece en silencio, nadie siente su existencia como persona. Igual que la conciencia está presente y sin embargo no se la ve. Hacemos mucho ejercicio para experimentar esa conciencia cuando en realidad está dentro de todo, está bien presente. Eso es la destreza del funcionamiento de la conciencia. Así es también nuestro hermano Valentín que actúa o hace las cosas en silencio y cuya presencia no se siente, porque actúa en el silencio sutil y, debido a ese tipo de funcionamiento, estas vidas de grupo se están haciendo posibles en España. Seguiremos viendo estas demostraciones dentro de nuestro grupo y aprender de ello. Todos estamos abiertos para aprender y seguiremos aprendiendo para vivir en esa consciencia y proyectar esa consciencia y no proyectar ninguna otra cosa más. Nos hemos reunido para aprender las enseñanzas de ADI BUDDHA. Adi Buddha significa el primer Buddha. El Buddha que conocemos como Gautama es el quinto Buddha y el sexto Buddha es Maitreya Buddha. Así es que al primer Buddha se le conoce como Adi Buddha. Es decir que se da una manifestación periódica del Buddha y sus enseñanzas. Las enseñanzas de Buddha vienen periódicamente para iluminar a los seres humanos, para enseñar a los seres humanos acerca de la inutilidad de la vida de deseos. La primera y principal enseñanza que el Buddha nos enseña, es comprender y trabajar consecuentemente de manera inteligente con el deseo. El deseo es la conexión de la consciencia humana con lo que está en el mundo objetivo. Si no hubiera deseo no tendríamos interés en el mundo objetivo. Es la conexión entre la creación 2 objetiva y la conciencia humana. La consciencia se expresa a través de la mente, de los sentidos y del cuerpo y llega hasta los objetos de los sentidos y experimenta la creación objetiva. Así que a menos que haya deseo, la consciencia no se puede exteriorizar a través del cuerpo. Pero una vez que deseamos algo, nos olvidamos del propósito de ese deseo. Así es que la manera inteligente de trabajar con el deseo es la primera y principal enseñanza de Adi Buddha. El planeta tal y como está hecho, así como también los seres del planeta tal y como están hechos, no tenían interconexión o interacción hasta que no se formaron los sentidos. Existían lo seres humanos, el planeta existía, pero no había interacción entre el planeta y los seres humanos hasta que no se formaron los sentidos. Imaginaros una situación en la que no tuviéramos sentidos: "no tenemos ojos para ver el mundo objetivo, no tenemos oídos para oír los sonidos objetivos, no tenemos gusto en la lengua para degustar la comida que está disponible en el planeta, no tenemos olfato que funcione a través de la nariz y tampoco tenemos tacto a través de la piel. Imagináos a vosotros mismos en esa situación. Que no tenéis manera de ver la objetividad, no tenéis manera de escuchar la objetividad, no tenéis manera de oler la objetividad, no tenéis manera de degustarla, ni tenéis manera de tocar o de sentir el contacto. No podríamos sentir los gritos del niño si no pudiéramos oír. Así es que estamos presentes pero no podemos conectarnos con la objetividad a través de los sentidos. Así es que estamos presentes y al mismo tiempo no estamos presentes. Hay una buena fruta delante, pero no la podemos ver, ni sentir, ni degustar." Pues esa era la situación durante el período de formación de la creación. Poco a poco entonces, se produjo el desarrollo de los sentidos que se explica como la doctrina de Prochetas que está bien descrita en el Bhagavatha, así como también en la Doctrina Secreta. Chetas significa la consciencia. Prochetas significa la exteriorización de la conciencia. Se dice que son en número de once. La vista y el ojo para ver, el sonido y el oído para escuchar, el gusto y la lengua para experimentarlo, el olfato y la nariz para experimentar ese olor, el tacto y la piel que nos da la sensación del tacto. Estos son diez y la existencia compuesta de todos es lo que se llama la mente inferior que es el número once. El propósito de la mente inferior es la de tomar nota de las sensaciones exteriores. Es debido a este número once, la mente, a ella se debe que todo lo que hay en el mundo objetivo cuando se experimenta, se desarrolle una memoria de ello y se almacene. Si yo toco la llama recibo la experiencia de quemarme, el contacto lo siento a través de la piel, pero lo de quemar es experiencia de la mente y la mente almacena la memoria de que si yo toco la llama quema, para que yo no la vuelva a tocar otra vez. De esa misma manera comemos algo y sabemos que está dulce, la lengua conoce el gusto, pero la memoria de ese gusto lo tiene la mente. Y lo mismo sucede con el sonido; sabemos que un sonido es bueno para el oído y que otro no es tan bueno. Suponed que no tuviéramos memoria, entonces no ganaríamos sabiduría con la experiencia de ninguna de las cosas que hiciéramos en la vida, no podríamos tener memoria y actuar a través de ella. Así es como teniendo a la mente como la cualidad principal tenemos cinco sentidos y cinco órganos de los sentidos. El total nos da once que se llaman o se consideran como once partes de la conciencia exteriorizada. Imaginaros ahora una situación en la cual no tuviéramos ni mente, ni los cinco sentidos, ni los cinco órganos de los sentidos. No tendríamos entonces manera de contactar con la objetividad. Así es que los cinco sentidos y los cinco órganos de los sentidos nos los dan como una base para la exteriorización. El ser interior experimenta la objetividad a través de los cinco sentidos y de los cinco órganos sensorios y el agregado, o el total de esta experiencia, se retiene como mente. Así que si no tenemos mente, si no tenemos sentidos, el esplendor de la creación permanece pero es incapaz de ser experimentado. De este modo, la mente, los cinco sentidos y los cinco órganos de los sentidos forman el vehículo para experimentar la objetividad. Al experimentar la objetividad existe la susceptibilidad de que el hombre interior se quede atrapado en la objetividad y, también existe la susceptibilidad, de que se olvide de su estado original. Así es que el sólo propósito de los objetos de los sentidos y de los sentidos mismos es experimentar la objetividad pero no quedarse atollados o atrapados por ella. Entonces cuando se le da un énfasis excesivo a la objetividad, el ser humano se queda atollado en ella y se olvida de su estado original de ser. Así que la enseñanza principal de Adi 3 Buddha es aprender a exteriorizarnos e interiorizarnos. Uno ha de ser capaz de interiorizarse tanto como de exteriorizarse. No es suficiente con saber salir de la casa; es también igualmente importante saber volver a nuestra casa una vez que hemos hecho nuestro trabajo. Así que estamos entrando en un vehículo llamado mente, sentidos y cuerpo, para experimentar la objetividad, pero hemos de ser capaces de dejar ese vehículo cuando hemos hecho el trabajo. Igual que abrimos la puerta y entramos en el coche, para después salir fuera y hacer cosas y, una vez que hemos terminado el trabajo, abrimos la puerta y salimos de nuevo del coche. Esto es una cosa de sentido común, sin embargo ese sentido común se pierde gradualmente. Sabemos cómo entrar en el coche para ir por ahí, pero luego no salimos del coche, no abrimos la puerta para salir de él y, entonces, no entramos en la casa. Así que siempre estamos en el coche y siempre dando vueltas por ahí fuera, sin saber que hay una manera se salir del coche y entrar en la casa. Así que de una facilidad que se nos da la reducimos a una limitación o a un condicionamiento. Vemos, experimentamos y luego volvemos, escuchamos, experimentamos y luego volvemos, degustamos experimentamos y luego volvemos, olemos experimentamos y luego volvemos, tocamos, experimentamos y luego volvemos. Así es como tiene que ser. Sin embargo también desarrollamos algo que no tiene que ser. Vemos, experimentamos y luego volvemos, pero llevamos en nosotros la impresión de ello y como consecuencia no podemos actuar con lo que tenemos que hacer de inmediato. Vamos a poner un ejemplo: Un hombre ve a una mujer muy hermosa, y también una mujer ve a un hombre muy guapo y se van a sus casas, cada uno por su parte y el hombre no puede dormir, porque aunque la mujer no está allí presente, la memoria de la mujer si que está presente para encargarse de que el hombre no pueda dormir. Pues eso no era lo que se pretendía. Lo mismo en el caso de una mujer que se acuerda de un hombre guapo y se lo lleva en sus sueños y no puede dormir. Y como no podemos dormir, entonces sentimos el impulso de ir a ver a ese hombre o a esa mujer y nos creamos nuestras propias causas para poder verlos. ¿No hacemos cosas de esas?. Eso es una acción extra que nos ata a la objetividad. Y lo mismo es el caso de todos los demás sentidos. La memoria es sobre todo, más que nada, una información, pero no ha de convertirse en un factor condicionante. Ahí es dónde básicamente, el ser humano, se queda atollado en lugar de experimentar la objetividad. Se nos pide que naveguemos y que veamos la objetividad. Sin embargo soltamos amarras, navegamos sólo para perdernos y hay otros que dicen que si navegamos morimos, así que es mejor no navegar. Esos son los sacerdotes. Muchos sacerdotes nos dicen eso; no hagas esto, no hagas lo otro, no te cases, no trabajes, si te casas tendrás problemas, tendrás hijos, ¿para qué casarse?. Entrar en la objetividad lo ven como un problema y por eso no navegan en la objetividad. Eso se debe al miedo de hundirse, por eso muchas religiones se han convertido en imprácticas e inútiles. Es inútil si uno no puede experimentar lo que Dios ha hecho. Si se nos da un hermoso palacio donde vivir y nosotros preferimos quedarnos en un pequeño rincón, porque nos resulta un problema ocupar todo el edificio y limpiarlo todo: por miedo a hundirse mucha gente no vive y le da el nombre de espiritualidad a ese tipo de vida. En nombre de la espiritualidad, se limitan, se limitan y se vuelven a limitar a sí mismos, excluyéndose a sí mismos de la vida tan plena que nos rodea. Ese es un filósofo impráctico. Y hay otro tipo que quiere experimentar, que quiere navegar y ver, y que navegando se hunde porque se queda atollado con lo que ve, con lo que oye, con lo que toca. Así es como nos hemos hecho esclavos del gusto, del tacto... daros cuenta cómo hoy día hasta qué punto la mayoría se ha convertido en esclavos del tacto...Tanto que no hay persona que pueda superar el impulso de tocar al otro género. Al hombre le gusta tocar a la mujer y, a la mujer, le gusta tocar el hombre. Y ese impulso tan urgente es tan fuerte que ¿cómo no puede uno tocar?. Así es como hay una esclavitud con respecto al tacto y una esclavitud con respecto al gusto, que tiene que ver con el cuerpo físico denso. Dentro de los sentidos, el tacto y el gusto, son los dos sentidos más densos. Para sentir tocamos, pero ¿qué tocamos?, la materia y también degustamos lo que és la materia; así que el tacto y el gusto nos atan más a la materia. Uno puede ver lo que es material, pero no tener tanto contacto como tiene con el tacto y el gusto. Es decir yo te veo a ti y tu me ves a mi, y el contacto se produce a través de la luz. Sin embargo, la luz es mucha consciencia y poca materia, sin embargo, un objeto que se toca con la mano tiene más materia y menos consciencia. Lo mismo sucede con el alimento. Así que ver es también tocar aunque es un contacto sutil, más sutil que el tacto normal que entendemos, sin 4 embargo a través de la vista también tocamos. Cuando olemos, ¿qué es lo que estamos oliendo?, estamos oliendo algo que es materia. Si no hubiera materia no habría olor. ¿Podríamos imaginarnos materia y no olor? Si no hay materia no hay olor. Así que los cuatro sentidos actúan directamente con la materia, de los cuales el más denso es el tacto, en orden ascendente, el gusto, el olfato, luego la vista y luego el sonido. Estos son los cinco agentes a través de los que se experimenta el mundo material. Entonces cuando experimentamos se produce un contacto con lo material y gradualmente, cuando actuamos cada vez más y más con la objetividad, es probable que nos quedemos atascados en esa objetividad y, de esta manera, nunca regresaremos a casa. Así que nos hacemos nuestra propia creación en la objetividad y nos quedamos atollados mediante los cinco sentidos; bueno es una posibilidad que tenemos. Eso no quiere decir que no tengamos que utilizar los sentidos. Hemos de utilizar los sentidos y no crear nuestras propias telarañas. La araña hace su propia tela de araña y luego se queda pegada en ella. Así es que la destreza en acción es actuar a través de los sentidos y, sin embargo, no quedarse atrapado en la objetividad. Esa es la destreza que se llama yoga, interactuar a través de los cinco sentidos, expresarse uno a sí mismo a través de los cinco sentidos, experimentar a través de los cinco sentidos y sin embargo no quedar condicionados por ello. Así es que uno no debe dejar de hacer algo por miedo a quedar condicionado a ello. Si se nos da un buen vehículo para que viajemos y veamos el mundo y no lo usamos porque tenemos miedo de tener un accidente, no tendremos la experiencia de lo que se ha creado en forma de objetividad. Así que comprender correctamente el funcionamiento de los sentidos, es el primer paso, el paso fundamental. Estas son las cinco puertas, pues, a través de las cuales se expresa la consciencia a sí misma. Así es que exteriorizarse, experimentar y después volver sin tener en nosotros las impresiones relativas a esa situación. Entonces habremos experimentado bien el propósito de la objetividad. La memoria que se deriva de la objetividad es también un buen equipo. Sin embargo las impresiones que generamos a partir de esa situación es sobre todo humo que hace que no tengamos claridad. Cuando hay una persona con la que interaccionamos, estamos interaccionando sólo con la conciencia de la otra persona, porque la otra persona es también conciencia exteriorizada a través de sus sentidos, y nosotros somos también conciencia exteriorizada a través de nuestros sentidos. Entonces, ¿qué es lo que está transaccionando entre uno y otro?. Se trata de una interacción de la conciencia a través de un vehículo que tiene mentes, sentidos y cuerpo. La conciencia se expresa a través de una forma mediante cinco canales que son los sentidos, y se interrelaciona con otra forma. Así que la belleza de esto es que es la conciencia la que se expresa a sí misma a través de variedades de formas, pero en lugar de ver las formas de conciencia vemos otras cosas. Ver al otro es una ilusión, ver al otro como otro es una ilusión, ver la conciencia en el otro es la verdad. Cuando el hermano Clemente me mira, ¿qué es lo que está mirando a través de él?. Y ¿qué es lo que está mirando a través de mi?. Lo que mira a través de él y lo que mira a través de mí es lo mismo. Normalmente no vemos esta verdad, sino que la vemos en su forma sustituida. Yo sólo tengo la impresión... “Clemente me está mirando” y Clemente tiene la impresión... “Kumar me está mirando”. Kumar y Clemente son las etiquetas pegadas sobre la conciencia. Imaginaos dos botellas de miel. En una de ellas está escrito Clemente y en la otra botella está escrito Kumar. Y uno tiene la impresión de que una es Kumar y la otra es Clemente, pero en ambas botellas está la misma miel. Así es que las envolturas son diferentes, pero el contenido es el mismo. Cuando miramos a los ojos de un perro y el perro mira en los nuestros, y ladra, entonces creemos que es el perro el que ladra; sin embargo es la conciencia en forma de perro la que ladra. El mira y nosotros lo miramos. Todo ser que tiene la capacidad de mirar, transacciona con la vista o la luz, por eso decimos: "que intercambiemos la luz en forma de alegría". Cuando nos encontramos a nosotros mismos en el otro a través de la mirada, quiero decir que yo me encuentro a mí mismo a través de Clemente cuando miro y, me encuentro a mí mismo, en el perro cuando mira a través de él, o a través de un gato o de cualquier otro ser que pueda mirar. Así es que la interacción es entre conciencia y conciencia a través de la forma. Cuando vemos al sol, el sol también nos está viendo. Miramos al sol y el sol también nos mira. Y lo que se ve a través del sol y lo que nosotros vemos a través nuestro es la misma cosa. Por eso hay una afirmación védica que dice: ”En verdad lo que yo llamo sol es yo mismo, porque lo que miro a través de él y lo que miro a través de mí es la misma cosa, la luz". La conciencia mira a través del ojo, pero el ojo no puede ver lo que se ve a través del ojo. Daos cuenta de cómo es. 5 La conciencia que mira a través del ojo, no puede ser vista por el ojo. Por eso las Sagradas Escrituras dicen: ”Me véis, pero no me véis”. La conciencia a la que escuchamos a través del sonido, la escuchamos a través del oído, pero el oído por si mismo no puede oír. El oído no puede escuchar, sin embargo es la conciencia la que escucha a través de ese oído. No es cierto, si no hubiera conciencia no existiría el oído que pudiera oír. La conciencia que experimenta el gusto a través de la lengua, no puede ser degustada por la lengua. ¿Acaso puede degustarse uno a sí mismo con su propia lengua?. Uno no puede degustarse a sí mismo con su lengua. Como mucho podemos degustar a nuestro paladar con nuestra lengua. Tocando con la lengua nuestro paladar podemos tener el gusto de té o café o lo que hayamos bebido y comido. Así que uno no puede gustar o probar la conciencia a través de la lengua. Sin embargo la conciencia puede degustar a través de la lengua. Daos cuenta de cómo una es superior a la otra. Los sentidos son los vehículos para que la conciencia experirmente, pero los sentidos no pueden experimentar la conciencia. Sin embargo la conciencia puede experimentar mediante los sentidos. Así es que los sentidos tienen un funcionamiento limitado y hasta ese sentido limitado que tienen hemos de utilizarlo y trabajar con ellos. Como derivado del trabajo con los sentidos, tenemos ciertas experiencias de tipo sensorial, que es nuestra información referente a las experiencias anteriores. Ese es como un banco de datos. Cada vez que tenemos una experiencia la almacenamos como datos, como información, entonces la mente es como un banco de datos, en la que la suma de todas las anteriores experiencias son almacenadas y recogidas. Así es como podemos traer a la memoria las cosas de ese banco de datos. Fijaros en el ordenador, ya que nos da un buen ejemplo de esta situación. El ordenador nos da la información que le hemos dado anteriormente, si no le hemos dado ninguna información previa, tampoco nos da ninguna información después. El nos da lo que nosotros le hemos dado antes, o ¿acaso nos da alguna información que no se le haya dado antes?. Hemos de conseguir esa información primero nosotros y luego dársela al ordenador y así, luego, nos la podrá dar. Así que la mente es, sobre todo, un banco de memoria y de esa memoria nos da los datos necesarios cada vez que se precisa. La mayoría de nosotros saca cosas de su memoria y luego cree que es una información de tipo superior o una experiencia superior. Véis que hay mucha gente que siente la presencia de los Maestros, o la presencia de los nombres de los Maestros. La mayoría de esas personas sienten la presencia de un nombre que ya oyeron antes. La mayoría de las personas sienten la presencia de una forma que ya han visto antes. Hay gente que dice: ”He visto al Maestro Morya”. Es decir que se ha visto el nombre y la figura de ese maestro en alguna imagen o cuadro y eso ha sido guardado en el banco de la memoria de la mente. Y de vez en cuando se refleja sobre la pantalla de la mente y entonces empezamos a tener la impresión de que hemos visto a Morya Pero el Morya que yo he visto no es otra cosa que la imagen que me he formado a través de otra imagen anterior. Así es que el trabajo de la mente es tal que nos proporciona lo que le hemos dado anteriormente. Todos los fenómenos que experimenta la gente en nombre de la espiritualidad son un truco de la mente, más allá de eso sólo hay una cosa llamada luz y sonido que tiene la potencialidad de hacer formaciones. La verdadera experiencia espiritual consiste en experimentar la luz y el sonido de la existencia de uno mismo. Todos los demás fenómenos son una ilusión. Cuando empezamos a ver la luz y escuchar el sonido que llevamos dentro, llegamos mucho más lejos, nos expandimos más, y tenemos la capacidad de interrelacionarnos con los seres de luz a quienes llamamos los Maestros de Sabiduría. De modo que no podemos vivir en un mundo de imaginación si directamente trabajamos con la conciencia que actúa a través de las formas. Eso también nos permite formarnos una idea completa de cuál es el propósito de los sentidos y de su limitada utilidad para nosotros. Limitada en el sentido de que nos dan información a través de la objetividad. Si queremos entrar en la subjetividad e informarnos de la objetividad, el equipo que utilizamos para la objetividad ya no es válido. Porque el equipo que tenemos para salir a la objetividad está previsto para eso, para la objetivización. Así que ese mismo equipo no nos puede dar los instrumentos adecuados para experimentar lo que hay dentro. No podemos entrar con nuestro coche en nuestro dormitorio. Bueno, para ello tendríamos que hacer unas puertas muy especiales, que no merecería la pena. Así que el coche lo dejamos fuera. Así también hemos de dejar los sentidos fuera, para entrar dentro de nosotros. Por eso el primer aforismo del yoga dice así: “Yoga es la suspensión de la actividad de los sentidos”. Así es que la inutilidad de los sentidos está demostrada ya en la primera frase del yoga. 6 Muchos de vosotros seguro que sois estudiantes del yoga de Patanjali y dice así: "Hatha yoga. . . . . .", que significa: “Ahora los aforismos del yoga”. Ahora significa, ahora cuando queremos experimentarnos a nosotros mismos, es decir que ahora hemos decidido saber acerca de nosotros mismos. Eso es lo que quiere decir ese “Ahora” con el que empieza el aforismo. Como puede empezar un libro diciendo: "Desde ahora vamos a aprender el yoga". Qué quiere decir ese “Ahora”. Yo he leído el libro de Patanjali y comienza con esa frase. Desde ahora quiere decir, desde el momento en que hemos decidido buscar la verdad dentro de nosotros. Es decir que no estamos completamente satisfechos con la objetividad y vemos que hay algo más que esa objetividad y queremos saber qué es y somos sinceros al respecto, somos sinceros con nosotros mismos y sólo para querer saber esa verdad nos hemos preparado. A esa persona va dirigida la instrucción del yoga. No es para las personas que aún están ocupadas con los sentidos. El yogui también utiliza los sentidos, pero no se queda metido de lleno en ellos. Entonces los utiliza como facilidad cada vez que quiere salir a la objetividad y, si no son necesarios, permanecen allí donde están. Igual que nuestro coche permanece quieto en el garaje si no lo utilizamos ahora. Aparcamos el coche en el garaje y entramos en la casa. Así también hemos de saber aparcar los sentidos y utilizarlos cuando hay necesidad de hacerlo y no cuando hay un deseo de hacerlo. Utilizarlos cuando hay necesidad es destreza, utilizarlos según nuestro deseo es condicionamiento. Por eso la segunda instrucción del yoga dice: “si queremos yoga, suspendamos la actividad de los sentidos”. El yoga es la suspensión de la actividad de los sentidos. Ese es el segundo aforismo. Así que el segundo aforismo ya pone un límite a la actividad de los sentidos. Cuando estamos atrapados en los sentidos, se nos describe gráficamente como una estrella de cinco puntas con el vértice o el punto más alto hacia abajo, que es lo que se llama en las Escrituras Sagradas con el nombre de makara. Makara en sánscrito significa cocodrilo. Véis cómo hace el cocodrilo, agarra. No hay ningún ser en la creación que tenga tanta capacidad de agarre como el cocodrilo. Puede haber muchos seres que viven en la tierra y que tengan mucha capacidad de agarre, sin embargo el cocodrilo se mantiene y tiene agarre en las aguas. El cocodrilo no tiene nada en el agua para agarrarse, pues del mismo modo que un ser terrestre tiene agarre estando situado sobre la tierra, así lo tiene también el cocodrilo incluso en el agua. La persona que queda atrapada en los sentidos, se dice que ha sido agarrada por el cocodrilo de la objetividad. Así es que uno no puede escapar. Por eso se le llama makara o cocodrilo. La potencia sonora del sonido "ma" es 5. El sonido raíz "ma", habla del número 5, el principio de la mente. Por eso en sánscrito el sonido inicial de la mente es "ma" como manas y en inglés es "mind" y en español es mente. Si os dais cuenta, en todas partes este sonido es "ma", y luego tenemos manabá o manucia, que es el sonido sánscrito que se refiere al hombre. Así es que el hombre ("man" en inglés), es un ser que actúa con la mente. Así que el sonido "ma" está relacionado con la naturaleza objetiva y su comprensión. La palabra madre, empieza también con este sonido "ma". En sánscrito para la madre el sonido es "ma" y para el padre es "pa" o también "fa". "Pa" o "fa" representa la cualidad más elevada del Sol. La cualidad de Urano es "fa" y con una variación mínima es "pa". Así es que tenemos padre ("father" en inglés) o papá o, como en sánscrito, pita. ¿Véis cómo estos sonidos tienen unas raíces comunes?. Todas las lenguas en su base tiene una raíz común. Así es que makara es el que tiene 5 manos. Así es que hay 5 manos para la estrella de cinco puntas y, a través de esas cinco manos, el hombre es agarrado. Por eso el hombre mortal es un esclavo de sus sentidos, sin embargo aquel que utiliza los sentidos con el propósito de 7 comprender la objetividad, siguiendo la base de la necesidad y no la base del deseo, es el que no puede ser tocado, ni condicionado por la objetividad. Esa es la persona a la que se la compara a "una gota de rocío sobre la hoja de un loto". La gota de rocío está sobre el pétalo del loto pero no se queda pegada a él. Así es como uno puede quedarse, o estar en la objetividad, sin ser afectado por ella. ¿Qué es lo que nos afecta y qué es lo que nos hace estar más allá de ese efecto?, eso es lo que se llama deseo. Esta es la primera y principal enseñanza tanto de Gautama Buddha, como de Adi Buddha, el primer Buddha. Veamos, si tenemos hambre, significa que tenemos necesidad de comer, entonces si cuando tenemos necesidad de comer, comemos lo que necesitamos y utilizamos el gusto con el propósito de tomar ese alimento, ese gusto existe para nosotros para saciar la necesidad del hambre. Pero si comemos sólo por el gusto, significa que no hemos comprendido adecuadamente el gusto. Se nos ha dado la capacidad de hablar según la necesidad; si yo tengo la necesidad de deciros algo utilizo la lengua, eso es lo que se llama entender adecuadamente la palabra, pero hablar sólo con el propósito se hablar por hablar obedece al deseo de hablar. Cuando existe el deseo de hablar, hablamos innecesariamente. Sin embargo la palabra, la capacidad de hablar, no se nos ha dado para dar plenitud a un deseo sino que la palabra se nos ha dado, para expresarse uno a sí mismo cuando es necesario. Sólo los seres humanos tienen la capacidad de palabra, así es que utilicemos la palabra según sea la necesidad y no deseemos hablar. No deseemos usar el gusto, sino que utilicemos el gusto cuando tengamos hambre. Y hagamos lo mismo con los demás sentidos. Los sentidos se nos han dado sobre la base de la necesidad y no del deseo, no se nos han dado solo así, para que los utilicemos sin más. Sólo porque tenemos un coche vamos hasta Valencia y volvemos... ¿para qué? Para nada, ya que no había necesidad de ello, pero como tengo coche lo uso. Así es cómo lo utilizamos. El que utilicemos las cosas sólo porque estén disponibles, es un sendero de condicionamiento. No había necesidad de ir a Valencia, pero como tenemos un coche y gasolina en el depósito, entonces vamos a Valencia y volvemos. ¿Para qué...?. No hay respuesta, entonces no hay propósito, no tiene sentido. La razón de ir a Valencia es porque tenemos el coche a nuestra disposición. Del mismo modo hemos desayunado y hemos satisfecho nuestra hambre, y al cabo de cuatro horas nuestro organismo requiere otra vez alimento. Pero entretanto nos encontramos delante con unos bizcochos y galletas, justo media hora después del desayuno. Nos encontramos con galletas, chocolates y frutas y unicamente porque estaban allí delante, disponibles, los comemos. Eso significa que no hemos comprendido el sentido del gusto. Hay gente a mi alrededor, y como están disponibles me pongo a hablar. Solemos vivir, por lo general, de este modo con la base de la disponibilidad, porque están disponibles utilizamos los sentidos y además nos los han dado gratis, que es aún peor. Si cada vez que utilizaremos un sentido, tuviéramos que depositar mil pesetas; con toda seguridad los utilizaríamos mejor. Cuando se conecta la cosa con lo comercial, entonces tenemos discernimiento. Los bizcochos están allí delante y hay un trozo pequeño ahí así como una notita que dice, cada bizcocho vale mil pesetas. Entonces les decimos adiós, no los queremos. Suponed que dijera el desayuno es gratis y que nos dijeran, el almuerzo es también gratis, los chocolates que se coman entre el desayuno y el almuerzo valen mil pesetas, ¿Acaso los comeríamos?. Está claro que diríamos "no necesito comer chocolates". Así es que tenemos un sentido del valor comercial, pero no un sentido del valor natural. Entonces, utilizar algo solamente porque está disponible es un estado de ignorancia. Utilizarlo con responsabilidad, según la necesidad es conocimiento. Utilicemos el cuerpo según la necesidad, utilicemos los cinco sentidos según la necesidad, utilicemos la palabra según la necesidad, utilicemos la mente según la necesidad y por último y lo más importante, utilicemos el sexo según la necesidad, no según el deseo. Así que si aprendemos esto, no hay lugar para quedar condicionados en la vida objetiva. Por eso, Adi Buddha nos habla de esto como la primera instrucción y esta es también la primera instrucción en el Bhagavad Gita. Que la actividad de la vida se base en la necesidad y en el requerimiento pero no en el deseo. Así es como empezamos con la doctrina del Buddha. Cuando hablamos de Buddha, tenemos que hablar del deseo y recordar que el deseo no quiere 8 decir que tengamos que matar las necesidades. Sino que exige de nosotros que distingamos entre necesidad y deseo. Que demos una respuesta a la necesidad, pero que no respondamos al deseo. El deseo es de dos tipos, positivo y negativo. El deseo positivo es de esta manera: "quiero esto, quiero lo otro, quiero a tal persona", decir "quiero" es el deseo positivo, queremos cosas, queremos personas, queremos situaciones, queremos unos lugares en preferencia a otros. Ese es el deseo positivo. Luego hay también el deseo negativo que consiste en decir "no quiero". "No quiero a esa persona a mi lado", es también un deseo, un querer, pero negativo. "Quiero una cosa particular", y decir "no quiero tal o cuál cosa" es también un deseo. En la vida ya lo tenéis que haber experimentado, así que es querer algo o no querer algo. Sin embargo, ciertas situaciones nos siguen llegando, ¿no es cierto?, es decir, la mayoría de las veces que nosotros querríamos no se producen. Sin embargo, aquellas que no queremos surgen inmediatamente, con mucha frecuencia. Las personas que nosotros queremos no vienen y las personas que no queremos se nos acercan y vienen. Las situaciones que queremos no nos llegan, pero las situaciones que no queremos si que nos llegan. Así que tenemos que ver que nuestro deseo o no deseo, nuestro querer o no querer, no tienen sentido en este plan total. No querer algo es un deseo aún peor que querer algo. Hay muchas personas que entran en la práctica espiritual sobre la base del no querer, el no querer es repulsión, y el querer es atracción. Así es que de ninguna de las dos maneras estamos en el medio. Hay una lista para los estudiantes espirituales de situaciones de no querer. Queremos la luz, pero no queremos la oscuridad, pero que es los que suele haber más con nosotros. Queremos conocimiento y no queremos ser ignorantes; pero ¿cómo solemos estar normalmente?. Las cosas que no queremos son las que suelen estar más con nosotros y además no tenemos un punto de referencia sobre querer o no querer. Si el tiempo está nublado y frío, queremos que haya sol. Y como lo queríamos, el sol viene con una gran ansiedad hacia nosotros, entonces empezamos a sudar y ya no queremos más sol, queremos las nubes. ¿Cuál es el punto de referencia en nuestro caso?. Si hay sol queremos que hayan nubes y si está nublado queremos que haga sol. Sobre todo y por lo general queremos lo que no hay y no queremos lo que hay. ¿Que tipo de personas somos?. Mi hermano está aquí conmigo, yo no me preocupo por ello. Pero si está en un lugar a cinco mil kilómetros lejos de mí, entonces empiezo a pensar en mi hermano. Pero de que sirve pensar en él cuando no está aquí y de que sirve ignorarlo cuando está aquí presente y no le hago caso. ¿No es así como solemos vivir?. Cuando la esposa está cerca del marido, el marido nunca piensa en ella, pero cuando la esposa está lejos durante dos meses el marido piensa y piensa en ella. Entonces cuando está disponible no piensa en ella y no hay interacción mutua, la única interacción es para discutir. Pero luego cuando está lejos, entonces decimos ¡ah! que cosas mas bonitas, así es como solemos vivir en querer y no querer algo. Siempre evitando lo que está presente y buscando algo que está ausente. Cuando está presente no vivimos a su altura y sólo cuando no está presente empezamos a pensar en ello. Sentimos más la presencia de una cosa cuando nos hace falta; más cuando no está presente que cuando está presente. Esta son las distorsiones de que padecemos. Entonces la segunda enseñanza del Buddha es: no nos ocupemos en esto del querer o no querer, sino que nos ocupemos de los que tenemos que hacer en el presente. Ahora supongamos que nuestro hermano o esposa está con nosotros, entonces tenemos que ver que es lo que tenemos que hacer con él o con ella, pensemos en eso, ocupémonos de eso, ocupémonos en la presencia, en el presente, porque el hermano está también presente. Si cuando nuestro hermano se haya ido lejos nos acordamos de lo que deberíamos haberle hecho, no tiene sentido. Si yo quería hacer algo en España y antes de venir me acordaba de ello y después de que me fui de España me sigo todavía acordando, pero en cambio no me he acordado mientras estaba en España, ¿para qué sirve todo eso?. Yo luego le diré a Tiziana o a Jesús que yo quería haber hecho esto en Barcelona, ellos se reirán para sus adentros, diciendo mira este hombre se olvidó de hacer lo que tenía que hacer cuando estaba en España y ¿de que sirve que nos lo diga ahora ?. Así es que nuestro estar ocupados, en este querer o no querer, hace que se nos escape el presente. Así que, en vez de vivir en este mundo de querer y no querer, vivamos en el mundo de lo que está presente y con la necesidad de interacción con lo que está presente. Así que hay tres dimensiones respecto al deseo que nos da Buddha. Lo primero que nos dice es distinguir entre la necesidad y el deseo, lo segundo es distinguir entre la falta de deseo y el no querer. El no querer algo no se puede decir que es falta de deseo, es también un deseo. La 9