LAS ARENAS DEL ALMA Capitulo 1........Me lo dicen tus ojos Capitulo 2........Un Almuerzo divino Capitulo 3........Amigos de carne quemada Capitulo 4........El directorio del Reino Capitulo 5........Cuando debió y pudo Capitulo 6........La noche del día Capitulo 7........El desierto personal (primer dia de camino) Capitulo 8........El desierto espiritual (segundo dia de camino) Capitulo 9........El desierto ministerial (Tercer dia de camino] Capitulo 10......Mucho mas que peces Capitulo 11......Hay movimiento allá arriba Capitulo 12......El grito de un ángel Conclusión......Lo has hecho bien CAPÍTULO UNO Me lo dicen tus ojos « Aconteció después de estas cosas...» (Génesis 22:1). C reo que los que crecimos en alguna iglesia y dibujamos garabatos imaginarios con el dedo en algún banco dominical, tuvimos un momento en el que algún predicador nos impactó por primera vez. Entre las decenas de sermones aburridos y sin sentido, tuvo que haber uno especial, uno que llamara nuestra atención de adolescentes. Haz un esfuerzo por recordar. Tuvo que haber uno. Yo recuerdo ese momento. Me lo dicen tus ojos LAS ARENAS DEL ALMA En mis tiempos de juventud no teníamos grandes Fue la primera vez que alguien no estaba interesa-do invitados. El «tráfico de ovejas» era una utopía. Uno en llevarnos a la presencia del Señor, sino en bajar al podía pasarse toda una vida en el asiento de una con- Señor a nosotros. El hombre de cuerpo frágil se paró en gregación sin siquiera enterarse de que existían otras el estrado y el silencio fue ensordecedor. iglesias en el resto del planeta. Después de todo, el cielo Tal vez se percató de nuestra desmedida expectativa ya tenía bastante con alistar un buen lugar para los y por ello sonrió y dijo: setenta y tres hermanos de la congregación. A quién -Voy a tocarles tina canción. podía ocurrírsele que el paraíso admitiría extraños de Seguidamente entonó el bellísimo himno «Cuán otra denominación? grande es Él» con su trombón a vara. Pero un buen día, alguien tuvo la descabellada idea Confieso que nunca he tenido demasiada noción con de invitar a uno de esos extraños. respecto a la música, pero aún puedo oírlo tocar. Ese Han pasado unos veintidós años y aún me parece hombre no estaba haciendo música, sencillamente verlo llegar. Era extremadamente delgado, y no medía lograba bajar las melodías del cielo a nuestra pequeña y más de un metro cincuenta. Cargaba un maletín negro remota congregación. Quieres imaginarte cómo suena la con ribetes de acero, un trombón y una guitarra criolla. sinfónica en la eternidad? Alguna vez te imaginaste cuál Llegó con gran parte de su familia y dijo que tenía sería la música funcional del Departamento Celestial? un mensaje de parte del Señor. Si este hombrecillo que- Entonces, permítele tocar el trombón a este hombre de ría llamar nuestra atención, ya lo había logrado. dedos frágiles. Para empezar, la totalidad de los pocos predicado- La atmósfera de la congregación estaba literalmente res que habíamos conocido solo decían algo, sin embar- electrificada mientras que nuestro extraño invitado go, este parecía realmente tener algo que decir. recorría la nave principal del templo tocando su trombón Pidió estar media hora a solas con Dios antes de a vara. Cuando terminó de ejecutar el último estribillo, el exponer su sermón. Y alguno de nuestra congregación le sollozo de la gente invadía el recinto. ofreció gentilmente nuestro sótano impregnado de Pero todavía no había llegado el momento en que humedad. No me mires así, no existían los camerinos ni lograría impactarme. El hombre que había emergido del las oficinas privadas en el lugar de donde vengo. sótano helado guardó el trombón y se colgó la guitarra de Luego de unos monótonos himnos mal entonados su cuello. Recuerdo que dijo algo así: por alguien, cuyo nombre evitaré dar por cuestiones -Antes de darles el mensaje, solo quiero regalarles una obvias, el pequeño hombre subió de las profundidades canción más. de nuestro acogedor sótano. Y fue entonces cuando ocurrió. Se notaba que había estado llorando y que sentía Tengo algunos años (no demasiados) de oratoria y de una enorme responsabilidad al tener que predicar. pararme ante cientos de oyentes en distintas partes Me lo dicen tus ojos LAS ARENAS DEL ALMA En un instante, giró sobre sus talones y miró a la del mundo, todo por la providencia de Dios. Y siempre he orquesta. Por aquel entonces, este humilde servidor aprendido, inclusive al observar a otros oradores, que un intentaba tocar la batería en un loable intento de hacer conferencista jamás debe mirar individualmente a sus música, o algo parecido. El hombre me observó dete- oyentes. Se recomienda que uno ponga la vista en un nidamente, como si pudiese calar en mi alma y desnudar punto fijo y predique sin mirar a nadie en particular. Que mis pensamientos, en un momento tuve miedo de que lo vea, pero que no observe. supiera todo. ¿Qué tal si te distraes de tu propio sermón porque tu Y fue entonces que lo volvió a decir, o a cantar. mirada tropieza con un bostezo de elefante del caballero —Yo se que estás en crisis, me lo dicen tus ojos. sentado en la tercera fila? Todavía no puedo explicar a ciencia cierta qué fue lo ~Y qué me dices si en el clímax de tu exposición, la que más me impactó. A lo mejor se trató de la melodía. Tal dama del segundo asiento se levanta para ir al baño? ¿O si vez fue, como dije, la manera de cantar mirando a cada un niño aburrido decide hacer avioncitos de papel con las uno del público. O quizás fue la primera vez que alguien hojas del himnario ante la mirada indiferente de sus padres? desde el púlpito me observaba de verdad. Por primera vez Indudablemente, si algún día predicas, no te pon-gas no era un punto fijo ni parte de una multitud. a observar detenidamente al público. Este misterioso hombre se detuvo solo para mirar-me Pero el predicador que acababa de arribar a nuestra y dedicarme algunos párrafos de su canción. Y por alguna iglesia desconocía ese principio, o por lo menos le restaba curiosa razón, podía mirarme a los ojos y afirmar que importancia. Comenzó su canción mirando a cada uno de estaba en una prueba. los setenta y tres hermanos de la iglesia. A todos y a cada Se llamaba Luis Tolosa, y se dedicó a desnudar el uno. Mientras cantaba, se dedicó a escarbar el alma de aque- corazón de la gente antes de partir a morar con el Señor. llos que pretendían pasar desapercibidos un domingo más. Aún lo recuerdo como el hombre que logró verme por A decir verdad, nunca he podido recordar aquella primera vez. canción en su totalidad. O para ser más brutalmente honesto, solo recuerdo la primera frase del estribillo, que el hombrecillo repitió hasta el cansancio. Pero esto fue INVITADO A UNA REUNIÓN DE LA UNTA más que suficiente para marcar el resto de mi vida. —Yo sé que estás en crisis, me lo dicen tus ojos... El viejo patriarca también tuvo su momento en el que Luego, más adelante, la canción decía algo así como alguien logró verlo por primera vez. que el Señor enjugaría cada lágrima derramada en los Abraham no había tenido lo que llamaríamos un buen desiertos de las crisis. Sin embargo, lo sorprendente fue día. Se trataba de una de esas jornadas de insoportable que miró a cada persona sentada en aquella remota y calor, el aire acondicionado no funcionaba y ya no pequeña iglesia. LAS ARENAS DEL ALMA Me lo dicen tus ojos había bebidas frías en la nevera. El sudor se deslizaba por —¡ No es necesario que sigan caminando! —dice el la frente, produciendo surcos de agua tibia y salada que anfitrión levantando la mano— No puede ser casualidad desembocaban en el cuello humedecido del dueño de la que hayan pasado por mi casa. Hay otros cientos de atajos casa. Como si todo esto no fuese suficiente, las moscas para ir a donde quiera que vayan, y si pasaron por aquí, terminaban por completar el molesto y caluroso cuadro. merecen ser bien atendidos. Hace mucho tiempo, unos veinticinco años para ser No, querido patriarca, nunca es casualidad cuando exactos, que nadie se había detenido a observar a este pasan por tu puerta. hombre. O por lo menos, quien debería haberlo hecho. Abraham se inclina y extiende sus manos en la tie- El mediodía golpea monótono en la aburrida rra. Quizás hoy pueda ser un día distinto, tal vez, el día mañana del domingo. no termine como comenzó. De pronto, tres figuras se recortan en el horizonte. Es increíble lo que logra una visita inesperada y fuera Aparentemente, tres hombres llegan para romper la gris de programa en un domingo aburrido. Decenas de siervos monotonía de un día pesado y denso. corren de un sitio a otro para atender a los ocasionales Abraham sabe que algo va a suceder, aunque no visitantes. Alguien trae unos confortables y mullidos sabe exactamente qué. sillones, y les ruegan que tomen asiento. Después de Es que nadie visitaría su tienda en un día así. todo, el desierto no es un buen lugar para caminar, Cuando uno ha esperado tanto tiempo una noticia, vengan de donde vengan, esta gente necesita sentarse un cuando llega, simplemente la ignora, porque no cree que rato. pueda estar sucediendo. Es increíble notar cómo Otros dos criados les quitan las sandalias y les lavan paulatinamente las promesas diferidas logran quitar la los pies. adrenalina que se produce ante lo nuevo. — Nada mejor que el agua fresca escurriéndose entre Indudablemente son forasteros. Y aunque vienen los dedos cansados y polvorientos. caminando por el febril desierto, de algún modo, lucen ¿Te han llegado visitas inesperadas alguna vez? imponentes. Detente a observar el cuadro tragicómico de la situación. El patriarca ahora tiene una razón para ponerse en —Tenías que haberme avisado que esperabas gente — pie. Tres desconocidos no pasan todos los días por la dice Sara. puerta de su tienda. — No esperaba gente, simplemente aparecieron — El hombre del medio es el más llamativo, digamos explica su esposo mientras guarda el periódico deshojado que es más alto que los otros dos, y sus facciones parecen de la mañana y hace lugar en la mesa familiar. marcadas a fuego. Rasgos extraños, pero que logran — Qué quieres decir con que «aparecieron»? Las visi- transmitir cierta seguridad. Los otros dos acompañantes tas no aparecen. No tenía nada preparado para el almuerzo, solo sonríen amablemente mientras se acercan a la tienda. solo iba a improvisar unos sándwiches para nosotros. LAS ARENAS DEL ALMA Me lo dicen tus ojos —Princesa, prepararemos algo, lo que sea. Dios puede hacer lo que le plazca sin consultarle a —Tampoco tengo vajilla decente. Mira. No podemos nadie. Y mucho menos a un sencillo mortal. Pero Dios servirles algo de beber en vasos de diferente color y insiste en que no puede hacerlo, o por lo menos no quie- tamaño. re, encubriéndole el plan a Abraham. El Omnipotente —Estoy seguro de que no lo notarán. Solo pasaban por aquí. Comerán algo rápido y se irán por donde vinieron. toma como una deslealtad hacer lo que dispuso sin por —No podemos ofrecerles solamente «algo rápido». Si lo menos comunicarle antes la decisión a su amigo. invitas a alguien a almorzar, no puedes ofrecerle «comida Oíste eso? chatarra». A su amigo. Abraham sabe que su esposa tiene razón. Pero tam- No continúes leyendo sin hacer una pausa. Tómate poco se puede desperdiciar la visita de los forasteros. unos minutos para digerir lo que acabo de decirte. Hace mucho tiempo que nada sucede por allí, y hoy No se trata de Dios consultándole a su Unigénito puede ser la excepción a la regla. Hijo, no en esta ocasión. —Le diré a los criados que asen un becerro, mientras Tampoco considera platicar el tema con los ángeles. tanto, puedes preparar algunos panecillos para «enga- O pedirle una opinión alternativa a un asesor de ñar» al estómago hasta que esté listo el asado. logística celestial. El patriarca está expectante al igual que los visitantes. Dios quiere consultar el tema con un mortal. Ahora quiero que observes la historia del otro lado. Lo Divino estrechando opiniones con un diminuto Hace unos días, hubo reunión de junta Directiva en hombre. los Cielos. Una de esas reuniones a puertas cerradas El Creador tratando un tema coyuntural con su donde solo se tratan temas de vital importancia para la propia creación. humanidad. Luego de extensos minutos de un diálogo La naturaleza de Dios hace que no pueda pasar por tenso, Dios ha decidido que a causa del pecado extre- alto la maldad de dos ciudades que han cometido mo de Sodoma y Gomorra, ambas ciudades merecen inmoralidad e injusticia. El puede sencillamente bajar ser destruidas. Se ha proclamado alerta roja en las esfe- su 'pulgar y pulverizarlos, y nadie, absolutamente nadie, ras del cosmos. Pero el Creador menciona una frase que se atrevería a reprocharle nada. Pero Él insiste en aún replica en la cumbre celestial. dialogar sobre el tema con el patriarca, en intercambiar —No puedo hacerlo sin decírselo antes a Abraham. opiniones. ¿Te parece extraño? Cuanto más me detengo a observar esta situación, A mí también. más me confirma que quienes suelen orar anteponiendo ¿Te suena ilógico? a cada ruego la frase «pero que sea tu voluntad», en Estaba seguro que responderías eso. ocasiones no hacen otra cosa que disfrazar de reverencia su pereza. Me lo dicen tus ojos LAS ARENAS DEL ALMA empresa en nuevos mercados. Han llegado a la decisión Entiendo que la voluntad de Dios precede a cualquier de comercializar nuevas franquicias en Asia y dejar de decisión que podamos tomar y comprendo que el futuro producir automóviles en el mercado occidental, para dar humano no es algo que se escapa de las manos de Dios. paso así a una nueva rama de producción de un nuevo Pero se nos olvida el detalle de que cuando accedemos al lugar de amigos del Todopoderoso, Él quiere que producto que revolucionará los grandes negocios. No esperan que te excuses diciendo que solo eres un sencillamente nos involucremos en los gran-des asuntos empleado, ya lo saben. del Reino. Tampoco quieren una gran exposición empresarial, no Si Dios te consulta con respecto a tu ciudad, es sabrías como expresarla, y ellos están conscientes de eso. porque quiere que formes parte de la decisión. No quieren una estadística acerca de la fluctuación Supón que trabajas como operario de una gran del macro mercado de automotores, porque ellos, como tú, empresa automotriz. Lo único que se te ha pedido hasta saben que no tienes la menor idea de lo que te estoy ahora es que llegues a tiempo, marques tu tarjeta de hablando. puntualidad y ensambles las partes de la carrocería de los Sencillamente, y por alguna alocada y extraña razón, automóviles. No estás al tanto de los costos operativos de necesitan tu opinión de amigo. De alguien que ha la empresa, ni del gasto que ocasionan los empleados, ni trabajado como operario de esta empresa por muchos de las cargas sociales, ni del mercadeo o la cotización de años. La simple opinión de quien ha respirado los aromas la fábrica en la bolsa de valores. Tu única obligación es de la factoría de automóviles cada mes, de lunes a sábado, ensamblar las partes del automotor como te explica-ron con quince días de vacaciones al año. que debías hacerlo. Eres, con el mayor respeto que No continuarán con el resto del temario de la mesa mereces, lisa y llanamente un empleado. directiva sin consultar este asunto contigo. Pero un lunes por la mañana sucede algo diferente. No redactarán el acta final hasta que digas lo tuyo. El Cuando llegas al vestidor para alistarte e ir a tu puesto de gran empresario quiere saber qué opina el operario. trabajo, un capataz te dice que el Gerente General y los El jefe quiere intercambiar opiniones con su empleado. dueños de la empresa quieren verte. —Esto no puede estar ocurriendo —piensas. No quiere una tesis inteligente, solo tú sencilla y llana opinión. Incluso si quisieran despedirte, lo haría tu supervisor, sin No sé qué estás pensando, pero estamos de acuerdo demasiadas explicaciones. Esto debe tratarse de algo mayor. en que nadie te lo creerá en casa. Llegas al último piso del edificio y la secretaria eje- Ahora vamos a sincerarnos un poco más. Prometo cutiva dice que te están esperando. Te anuncia y te sien- tas en la mesa directiva de la corporación. que esto quedará entre nosotros y no saldrá de aquí. El dueño, los socios principales y los gerentes quieren saber tu opinión con respecto a la ingerencia de la LAS ARENAS DEL ALMA Me lo dicen tus ojos Trabajas hace diez años en esta firma y desde hace niños el fin de semana al cine sin tener que contar las ocho que no te aumentan el salario. Estuve allí la primera monedas que te quedan. Y ahora, de repente, te llaman a una reunión de la vez que te llenaste de coraje y fuiste a ver al gerente finan- junta porque quieren saber tu opinión con respecto a la ciero para solicitarle un aumento. No pediste demasiado, expansión de la empresa. Si se trata de una broma, es de solo lo que creías correcto y justo. ¿Y qué te dijeron? —Tiene que esperar, en este momento la empresa no muy mal gusto. está en condiciones de hacer un gasto extra. ¿Cómo hablar de la bolsa de valores o de faraónicas Le creíste y comenzaste a esperar. franquicias cuando pasas necesidades por el paupérrimo —Por lo menos fue sincero conmigo —le dijiste a tu salario que llevas cada mes a casa? ¿ Cómo es que te esposa. piden que te concentres en grandes planes cuando no Sin embargo, los meses fueron pasando y no hubo puedes solucionar los pequeños escollos de tu pro-pia novedades. Ni siquiera te llamaron para darte una vida? explicación. Es más, algunos de los otros empleados Tu mente no está libre y despejada como para sen- parece que tuvieron más suerte que tú. Pero tu salario tarte a tratar temas importantes. No puedes pedirle a un quedó congelado. mortal que ofrezca una tesis acerca de la fabricación del También fui testigo de aquella vez que regresaste ante pan cuando no ha comido en meses. el gerente y le planteaste que tu salario no alcanzaba Por eso, tu jefe hace una pausa. para pagar la cuota del colegio de los niños, los letales Le ordena al resto de su junta que se retire y se impuestos y lo básico para subsistir. quedan a solas. Él sabe que tienes una crisis, porque ya ¿Recuerdas lo que volvió a decirte? se lo han dicho tus ojos. —Que tenía que seguir esperando —me dices. No fuiste impertinente o descortés. Trataste de ser Ni siquiera se conmovió cuando le mencionaste que amable, pero el dueño de la empresa no llegó a donde está tuviste que cancelar todas las tarjetas de crédito y que ya porque desconoce a la gente. no podías mantener el pequeño automóvil. Él vio a través de tus ojos. Escarbó hasta el alma. Se —Pero las cosas no están como para renunciar y que- percató de que estás en crisis. El jefe se detuvo a darse sin empleo —razonaste. observarte más allá del punto fijo. Y sabe que no podrás Vienes soportando ocho años de promesas diferidas. involucrarte en los grandes temas hasta tanto soluciones De cheques post datados. Das lo mejor de ti, sin la molestia de la arena en tu zapato. embargo, por alguna razón, ignoran tus necesidades Él sabe que no podrá contar con el cien por ciento de básicas. Te entiendo: no estás pidiendo que te regalen un tu atención hasta que no tengas todas tus cosas per- automóvil o formar parte de una sociedad, solo quieres sonales en orden. un aumento digno que te permita llevar a los El dueño de la gran empresa se recuesta sobre su LAS ARENAS DEL ALMA inmenso sillón, vuelve a observar a través de tus ojos y dice: —De acuerdo. Solucionemos su problema primero. Iré a almorzar a su casa, y podrá contarme qué lo agobia y qué puedo hacer para ayudarle. Dios necesita contarle a su amigo acerca de los pla- nes sobre Sodoma. Quiere hacerle un lugar en los gran- des temas del Reino, pero sabe que Abraham espera un aumento de salario en su vida. El patriarca quiere un hijo. Un hijo que le prome- tieron y que espera cada día, cada amanecer de su vida, desde hace años. Y Dios, estimado amigo, no es un señor feudal ego- ísta que querrá que le sirvas ignorando que te faltan algunos detalles para ser feliz. Dios no te enviará a la mies sabiendo que hace años esperas que ese hijo salga de las drogas. Que ese esposo vuelva a sentir aquel amor del pasado. Que consigas el empleo soñado. Que otra vez seas correspondido en el amor. Que tu padre vuelva a confiar en ti. Que esa intrusa enfermedad deje de ocupar una silla en la mesa familiar. En la Gran Empresa del Señor, todos deben invo- lucrarse en los asuntos del Reino, una vez que quiten la arena de sus zapatos. Y de ser necesario, un mediodía de verano, en un aburrido domingo, quizás Dios tenga que aparecer en el horizonte de tu alma y venir a almorzar a tu casa, sin que siquiera lo hayas invitado. Es que también para ti llegará el momento en el que alguien logrará verte por primera vez. CAPÍTULO DOS Un almuerzo divino Aunque me empeñe en negarlo, me gustan las sorpresas. O mejor dicho, no me gusta tanto recibirlas como darlas. Si tuviese que retratar un solo instante en la vida de mis hijos, prefiero una postal del momento exacto en I n c reciben un regalo sorpresa. Ellos saben desde muy pequeños que están obligadlos a compartir a su papá con las giras al exterior y el ministerio en general. Supongo que algunos niños coinciden que su padre sea fotógrafo, bombero, albañil o arquitecto y aprenden a convivir con el oficio de su progenitor. Nuestro hijo menor, Kevin, de apenas cuatro años, señala los aviones que pasan sobrevolando y afirma que allí está su papá.
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