PROFETAS TRAMPAS Y PRINCIPIOS LA VOZ PROFÉTICA DE DIOS AHORA TRAMPAS A EVITAR Y PRINCIPIOS A PRACTICAR 10 M´s PARA DISCERNIR A LOS VERDADEROS PROFETAS EVENTOS PROFÉTICOS DEL FINAL DE LOS TIEMPOS DR. BILL HAMON PREFACIO por ORAL ROBERTS. PREFACIO Por Oral Roberts Siempre estoy atento cuando Bill Hamon profetiza o cuando él escribe un libro sobre las verdades proféticas, y aún lo hago si únicamente estamos juntos conversando y haciendo oración. La vida de Bill en Cristo y Cristo trabajando Su espíritu profético a través de él, muestra al mundo -y al cuerpo de Cristo- que es ya el tiempo que nos demos cuenta de que Dios ha establecido en la Iglesia no sólo a los evangelistas, pastores y maestros sino también los apóstoles y profetas (Ef. 4:11). He conocido por mucho tiempo a algunos entre nosotros, los cuales hemos sido “establecidos en la Iglesia” ya sea como pastor, evangelista, maestro, profeta o apóstol, operar bajo el espíritu apostólico y profético del Espíritu Santo. Esto significa que también, en cualquier momento, alguien que se encuentre trabajando en uno o más de estos cinco oficios ministeriales, puede manifestar simultáneamente el espíritu de apóstol o de profeta. En otras palabras, esto significa que la cobertura apostólica y profética está sobre todos los cinco oficios ministeriales. Sin embargo, yo también sé que cada uno de estos cinco oficios es distinto, inclusive el de profeta. Ver a Bill Hamon operar en el oficio de profeta, ver como su espíritu humilde da a Dios toda la gloria y ver su cuidado en alinear todo cuanto dice y hace con la palabra de Dios, es una bendición que yo necesito, y pienso, que todo el pueblo de Dios también necesita. Espero que Dios bendiga con el nuevo libro de Bill: “Profetas; Trampas y Principios” a todos aquellos que tengan la bendición de leerlo y estudiarlo. Doy gracias a Dios que estamos viviendo en los días en que Dios está colocando un nuevo y fresco énfasis sobre todos los cinco oficios de Su Cuerpo, incluyendo el de apóstoles y el de profetas. DEDICACIÓN Este libro, “Profetas 3”, está dedicado a todo el liderazgo dentro del cuerpo de Cristo. Si las verdades que se encuentran dentro de este libro previenen aunque sea a un tan sólo ministro o líder cristiano de caer presa de las trampas satánicas y de las debilidades del carácter humano, entonces valdrá la pena todo por lo que he pasado para aprender estas lecciones, incluyendo las interminables horas tomadas para escribir este libro. “Profetas 3” está dedicado para ayudar al pueblo de Dios a ser preservado sin culpa en cuerpo, alma y espíritu hasta la venida del Señor. AGRADECIMIENTO Doy mi agradecimiento a la Junta de Gobernadores de CI-NPM quienes, por medio de su dedicado ministerio y apoyo, hicieron posible para su obispo tomarse el tiempo de su ministerio tan activo y con tantos viajes para completar la comisión que Cristo le dio de quedarse en casa y acabar este libro el cual es desesperadamente necesario. Agradezco de corazón a mi esposa, Evelyn, por alentarme a terminar el libro, y al equipo de CI y de ministerios CI- NPM por llevar adelante el ministerio mientras su presidente estaba escribiendo. USO DE MAYÚSCULAS El Dr. Hamon se ha apropiado de la regla conocida como la Prerrogativa del Autor al escribir con mayúsculas ciertas palabras que usualmente no las llevan de acuerdo con la práctica gramatical corriente. Esto se ha hecho para efectos de dar claridad y énfasis al texto. Las referencias a la Novia/Esposa se escriben con mayúscula a causa de su unión con la Deidad a través de Jesucristo. Profetas se coloca a veces en negrita para propósitos de énfasis. Compañía de Profetas se escribe con mayúsculas para designar un grupo específico de profetas. Movimiento Profético se escribe con mayúsculas porque son referencias al mayor movimiento de restauración dentro de la Iglesia. La palabra Escritura se escribe con mayúscula solamente cuando se refiere a la Biblia entera. Iglesia y Cuerpo cuando se refiere al Cuerpo universal de Cristo La Iglesia; iglesia sin mayúscula cuando se refiere a una iglesia denominacional o local. Logos/Palabra cuando se refiere a la Biblia entera; rhema/palabra cuando se refiere a escrituras individuales y palabras proféticas Todas las escrituras son tomadas de la versión Reina Valera (VRV, 1960) a menos que se diga lo contrario. Cuando se cita la escritura el autor algunas veces lo escribe en negrita o en cursiva por razones de énfasis. CAPITULO 1 EL PROCESO DE PREPARACIÓN DE DIOS PARA ESCRIBIR EL LIBRO “TRAMPAS Y PRINCIPIOS” Yo completé mi entrenamiento universitario en Biblia en 1950 con grandiosas ideas de cambiar el mundo para Jesucristo. Yo era audaz, apasionado y ambicioso. Una declaración que hice en un programa nacional de radio en esa época revela como el presidente del Colegio Bíblico había encendido mi visión y mi fe: “Pueblo”, dije, “Yo quiero que sepan que este mundo es muy grande. El diablo esta aquí y yo también estoy aquí, y uno de los dos tiene que irse. Quiero que sepan que no seré yo”. El Señor me llevó desde esta visión del mundo en mi colegio Bíblico hasta una pequeña Iglesia en Yakima Valley, Washington. Esta iglesia había disfrutado avivamientos continuos cada noche por tres años, pero luego el pastor murió, y la iglesia sufrió división tras división sobre casi toda doctrina controversial que alguna vez se haya manifestado entre Pentecostales: doctrinas de la Trinidad, fórmulas bautismales, códigos de vestimenta, estructura de la iglesia, y enseñanzas del movimiento de la Lluvia Tardía. Cuando yo llegué en febrero de 1954, había un puñado de sobrevivientes que aún se sostenían cantando con determinación “No me moveré, No me moveré”. Lo habían visto todo, lo habían hecho todo y habían pasado por todo, y estaban determinados a no ser movidos por nadie nunca más. Dios en su sabiduría (y pienso que con sentido del humor colocó a este profeta llorón en ese lugar para pastorear por los próximos seis años. Mi fe y mi visión fueron tratadas profundamente, y calentadas y freídas sobre el fuego del proceso de Dios para hacer primero que todo al hombre antes de manifestar en él Su ministerio. Durante este tiempo yo observé a grandes evangelistas como T.L. Osborne, Oral Roberts y Billy Graham comenzar a afectar al mundo con el poderoso mensaje de Jesucristo. Recibía sus revistas con gloriosos reportes. En lugar de alentarme, estos reportes me causaban gran frustración y horas de agonía delante de Dios mientras trataba de convencerlo a El que debería sacarme para hacer las mismas cosas y no clavarme en esta iglesia local carente de visión. Como el viejo dicho dice, yo “morí mil veces” sobre el altar mientras discutía con Dios tratando de convencerlo cuan desesperadamente las almas alrededor del mundo necesitaban mi poderoso ministerio mas que este pequeño remanente en la iglesia local. Pero durante estos seis años Dios trabajó en mi madurez, en mi hombría, mis motivos y mi matrimonio. El me llevó de ser un hombre soltero de diecinueve años viajando como profeta evangelista, a ser un hombre casado con dos hijos, Tim y Tom. (Nuestra hija Sherilyn, nació en 1961.). Mientras yo estaba escondido en lo que yo sentía ser una experiencia similar a la de Moisés en el desierto, yo no observé solamente a los ministros exitosos. Yo también vi. El declive y la caída de muchos evangelistas poderosos al final de 1950 y al inicio de 1960. A muchos de ellos yo los había admirado y envidiado. Pero ellos empezaron a caer debido a problemas en las áreas de moralidad, métodos, motivos, mensaje y manejo del dinero, por ausencia de una ética ministerial adecuada. Desde lo profundo de mi espíritu y desde las profecías personales que llegaron a mí desde el presbiterio profético, yo supe que algún día, de alguna manera, de alguna forma, mi vida y mi ministerio afectarían a la iglesia y al mundo entero. Supe que mi destino descansaba más allá de los límites de la iglesia local. Pero a medida que estos grandes evangelistas y unos cuantos profetas comenzaron a caer, esta tragedia causó que un gran temor reverencial hacia Dios se levantara en mi corazón. Así que comencé a orar y a buscar a Dios continuamente. Una preocupación por la cual yo oraba continuamente podría expresarse como esto: “Señor yo se que algún día yo tendré un ministerio mundial como el de estos hombres. ¿Que es lo que me guardará de caer igual como estos hombres han caído?”. Mi petición era la de conocer la raíz del problema que causa que grandes ministros caigan y tener la sabiduría para reconocer los engaños comunes, las trampas destructivas y las debilidades de carácter que les afectaron. Deseaba discernir mi propio corazón para reconocer cualquier semilla de mala actitud que podía brotar, crecer y eventualmente destruir mi vida espiritual y mi ministerio. Sinceramente oré a Dios para que hiciera lo que fuera necesario para purgarme y purificarme antes de que llegara al punto en que mi vida pudiera afectar negativamente a decenas de miles. Oraba a Dios para que tratara conmigo en mi tiempo de travesía en el desierto de oscuridad, a fin de que la mínima cantidad de gente fuera afectada por mis fallas. Durante estas muchas horas de oración y estudio bíblico personal, el Espíritu Santo comenzó a iluminar muchas escrituras en mi mente que me dieron algunos principios que practicar y trampas en las que evitar caer. En aquellos días a mediados de 1950 estas verdades estaban en forma de semilla, pero ahora después de cuarenta años de ministerio han crecido dentro de mi vida y mi ministerio hasta llegar a ser un cultivo cosechable. Estos granos ya maduros acerca de la verdad serán presentados en este libro. Mi oración es que estas verdades concernientes a “principios a practicar y trampas a evitar” salvarán a muchos de caer mientras que también ayudarán a otros en “espíritu, alma y cuerpo,” a ser guardados irreprensibles “para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts 5:23). Oro para que estas verdades caigan sobre buena tierra y que produzcan a treinta, sesenta y a ciento por uno. Espero que todos nosotros tengamos oídos para escuchar lo que el Espíritu tenga que decirnos acerca de los principios bíblicos que hay que practicar y las trampas satánicas que hay que evitar -para que nosotros podamos tomar nuestro lugar dentro de la gran compañía de profetas de Dios, ministros proféticos y pueblo profético. BASES PARA EL MINISTERIO PROFÉTICO En estos días Dios esta atrayendo la atención de su pueblo hacia el ministerio profético de modo que los profetas y la profecía sean restaurados a su lugar correcto en la vida de la Iglesia. El movimiento profético esta ganando momentum -y también una agitada controversia- a medida que miles de cristianos buscan respuestas a sus preguntas acerca de cómo Dios nos habla a través del ministerio profético, y como se debe responder a su palabra profética. Por cerca de cuarenta años he estado profundamente involucrado en este ministerio, profetizando a decenas de miles y entrenando a otros a profetizar también. Hace varios años Dios me instruyó a que comenzara a escribir varios libros que ayudaran a clarificar algunos de los tópicos mas importantes en esta área, tanto para ministros proféticos constituidos como para aquellos que están apenas recibiendo el ministerio profético. Este es el tercer volumen de la serie resultante. El primer volumen, Profetas y Profecía personal, responde las preguntas más comunes hechas por aquellos que han recibido una palabra profética personal de parte de Dios. Incluye una guía para responder adecuadamente a tales profecías. También suministra numerosos ejemplos de la Escritura y de mi experiencia ministerial personal que ilustra como Dios puede hablar a través de varias áreas de nuestra vida, tales como sanidad divina, ministerios, dones y llamamientos; romance y matrimonio, esfuerzos de negocios, embarazos y nacimientos; y decisiones mayores y movimientos geográficos. El segundo volumen, Profetas y El Movimiento Profético, se enfoca sobre el movimiento de restauración de parte de Dios que actualmente esta teniendo lugar para restaurar los profetas y la profecía para la Iglesia. Fue escrito para restablecer la realidad y describir el alcance del Movimiento Profético. Suministrando información bíblica e histórica, también ayuda a aquellos que participan en este movimiento para entender su historia; para recibir todos los beneficios de las verdades y las experiencias espirituales que son parte del movimiento; y para recibir guía y sabiduría para que puedan guardar lo que han recibido con integridad y balance mientras no se pierda el poder o el propósito de Dios para este movimiento de restauración de parte del Espíritu Santo. Este tercer volumen, “Profetas; Trampas y Principios” busca responder preguntas y suministrar ayuda para el ministro profético. Presenta principios adecuados para ministrar profecía personal, advierte acerca de las mayores trampas en el ministerio profético, y sobretodo se enfoca sobre las cualidades de carácter personal que son necesarias para tener un ministerio maduro. El énfasis de los dos primeros volúmenes da un fundamento crítico para poder ministrar proféticamente. CAPITULO 2 TRAMPAS PARA LOS MINISTROS PROFÉTICOS La Elección Soberana de Dios. Las Escrituras enseñan claramente que los santos no escogen la membresía de su ministerio dentro del Cuerpo de Cristo: “Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como el quiso.” (1ª.Cor. 12:18). Ni los ministros se llaman a si mismos al quíntuple ministerio por su propia elección. Recuerde que Jesús dijo a sus doce ministros: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto” (Juan 15:16). Pablo fue mas allá al decir: “Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres”; “Y El mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas, a otros evangelistas; a otros pastores y maestros” (Ef.4:8-11). Y Pablo insiste: “a unos puso Dios, primeramente apóstoles, luego profetas” (1ª Co.12:28). Los dones y llamamientos de Dios son basados en su soberanía, no en los méritos humanos de persistencia en la búsqueda de una posición. El principio que Pablo revela cuando dice “Mirad, pues, la bondad y la severidad de Dios” (Ro.11:22) se aplica a la elección de Dios para el ministerio. La bondad de Dios se manifiesta en sus dones y llamamientos. Su severidad se revela en el proceso de Su entrenamiento a fin de alistar a una persona para la comisión de su llamada. A Quien Mucho Se le Da, Mucho Se le Pide. Jesús tiene un amor y una dedicación especial hacia aquellos a quienes Dios ha llamado para representarlo. El Señor tiene una preciosa inversión en ellos: El les ha dado de Su propia naturaleza, gracia, dones y Su ministerio, y a quien mucho se le da mucho se le pide (Lc. 12:48). Aquellos que son llamados a esta esfera del ministerio serán juzgados más estrictamente que otros (Stg. 3:1). Este principio parece aplicarse especialmente a aquellos que son llamados a ser profetas. A aquellos a quienes El llama a hablar directamente en su nombre con un “Así dice el Señor” se les ha dado mucho. Pero de igual manera se le pide mucho en obediencia, integridad, rectitud y semejanza a Cristo en todas las áreas de su vida.
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