2 La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades 3 An(cid:243)nimo La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades 4 ' Primera edici(cid:243)n virtual, El Cid Editor San NicolÆs 366, 5000, C(cid:243)rdoba, Argentina, Octubre de 2003 ISBN 1-4135-1078-7 5 ˝NDICE Pr(cid:243)logo.................................................................7 Tratado Primero.................................................9 Tratado Segundo...............................................31 Tratado Tercero................................................49 Tratado Cuarto..................................................77 Tratado Quinto.................................................78 Tratado Sexto....................................................92 Tratado SØptimo...............................................94 6 PR(cid:211)LOGO Yo por bien tengo que cosas tan seæaladas, y por ven- tura nunca o(cid:237)das ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podr(cid:237)a ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite; y a este prop(cid:243)sito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello. Y as(cid:237) vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto, para ninguna cosa se deber(cid:237)a romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se comuni- case, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de ella algœn fruto. Porque si as(cid:237) no fuese, muy pocos escribir(cid:237)an para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pa- san, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus obras, y si hay de quØ, se las alaben. Y a este prop(cid:243)sito dice Tulio: "La honra cr(cid:237)a las artes." 7 ¿QuiØn piensa que el soldado que es primero del esca- la, tiene mÆs aborrecido el vivir? No, por cierto; mas el deseo de alabanza le hace ponerse al peligro; y as(cid:237), en las artes y letras es lo mesmo. Predica muy bien el presentado, y es hombre que desea mucho el provecho de las Ænimas; mas pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: "¡Oh, quØ maravillosamente lo ha hecho vuestra reveren- cia!" Just(cid:243) muy ruinmente el seæor don Fulano, y dio el sayete de armas al truhÆn, porque le loaba de haber lleva- do muy buenas lanzas. ¿Que hiciera si fuera verdad? Y todo va desta manera: que confesando yo no ser mÆs santo que mis vecinos, desta nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesarÆ que hayan parte y se huelguen con ello todos los que en ella algœn gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversi- dades. Suplico a vuestra merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera mÆs rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso por muy extenso, pareci(cid:243)me no tomarle por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona. Y tambiØn porque consideren los que hereda- ron nobles estados cuÆn poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuÆnto mÆs hicieron los que, siØndoles contraria, con fuerza y maæa remando, salieron a buen puerto. 8 TRATADO PRIMERO Cuenta LÆzaro su vida y cœyo hijo fue. Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a m(cid:237) llaman LÆzaro de Tormes, hijo de TomØ GonzÆlez y de Antona PØrez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del r(cid:237)o Tormes, por la cual causa tomØ el sobrenom- bre, y fue desta manera. Mi padre, que Dios per- done, tenia cargo de proveer una molienda de una aceæa, que estÆ ribera de aquel r(cid:237)o, en la cual fue molinero mÆs de quince aæos; y estando mi ma- dre una noche en la aceæa, preæada de m(cid:237), tom(cid:243)le el parto y pari(cid:243)me all(cid:237): de manera que con verdad puedo decir nacido en el r(cid:237)o. Pues siendo yo niæo de ocho aæos, achacaron a mi padre ciertas sangr(cid:237)as mal hechas en los cos- tales de los que all(cid:237) a moler ven(cid:237)an, por lo que fue 9 preso, y confes(cid:243) y no neg(cid:243) y padeci(cid:243) persecuci(cid:243)n de justicia. Espero en Dios que estÆ en la Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la saz(cid:243)n esta- ba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allÆ fue, y con su seæor, como leal criado, feneci(cid:243) su vida. Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determin(cid:243) arrimarse a los buenos por ser uno dellos, y v(cid:237)nose a vivir a la ciudad, y alquil(cid:243) una casilla, y meti(cid:243)se a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. (cid:201)ste algunas veces se ven(cid:237)a a nuestra casa, y se iba a la maæana. Otras veces de d(cid:237)a llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos, y entrÆbase en casa. Yo al principio de su entrada, pesÆbame con Øl y hab(cid:237)ale miedo, viendo el color y mal gesto que ten(cid:237)a; mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre tra(cid:237)a pan, pedazos de carne, y en el invierno leæos, a que nos calentÆbamos. De manera que, continuando con la posada y conversaci(cid:243)n, mi madre vino a darme un negrito 10
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