Os parecerá extraño que sea yo la primera en hablar de Ned Gillepsie, pero ¿quién sino yo iba a hacerlo? Así empieza su historia Harriet Baxter, una dama de casi ochenta años que en 1933, cómodamente instalada en su casa de Londres, recuerda un día de primavera de 1888, cuando ella, que ya rondaba los treinta y cinco años y estaba condenada a ser una solterona, visitó por primera vez Glasgow con ocasión de la Exposición Internacional.En uno de sus paseos por las calles de la ciudad, Harriet volvió a encontrar a Ned Gillepsie, un joven pintor de la escuela de Glasgow, y se empeñó entonces en conocer a toda su familia. Las visitas a la casa donde vivía el artista con su esposa y sus dos hijas fueron cada vez más frecuentes, hasta que un crimen cambió por completo el destino de los Gillepsie, y Harriet de repente tuvo que vérselas con la justicia.¿Por qué la policía llegó a sospechar de una dama tan entregada? La voz de la anciana va desgranando una versión muy personal de los hechos… Está en manos del lector fiarse o no de sus palabras.