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La tarjeta postal: de Sócrates a Freud y más allá PDF

488 Pages·2001·16.58 MB·Spanish
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traducción de. Envíos HAYDÉE SILVA traducción de Especular -Sobre "Freud" El carterff de la verdad y Del todo TOMÁS SEGOVIA • 1 r·r 1 µ€ce_ L~ D4?~ c..f. BHUH - cr;,,f 2-0P 1 c.d. LA TARJETA POSTAL De Sócrates a Freud y más allá por JACQUES DERRIDA ))((1 siglo veintiuno editores · siglo véintiuno editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MÉXICO, D.F. \ ' 1 esta obra recibió el apoyo a la u·aducción ·que otorgan la embajada de francia en méxico y el ministerio francés de la culturn. portada de patricia reyes baca primera edici6n en español, 1986 segunda edición en español, aumentada, 2001 © siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 968-23-2299-5 primera edición en francés, 1980 © librairie flammarion, patis. titulo original: la carte postale. de socrate af reud et au dela derechos 1·eservados confo1me a la ley impreso y hecho en méxico / printed and made in mexico ÍNDICE ENVÍOS 9 NOTA DE LA TRADUCTORA 11 PRÓLOGO 13 ESPECULAR - SOBRE "FREUD" 243 NOTA DEL TRADUCTOR 245 l. ADVERTENCIAS 249 La atesis, 249; Nos escribo, 262; Unos dos tres -la especulación sin término, 271 2. LEGADO DE FREUD 279 El "mismo techo" de la autobiografía, 279; El conjunto de las interpretaciones, 291; "Continúa la sesión" (Retorno al remi tente, el telegrama y la generación de los yernos}, 303 3. LA -PARAUSIA 319 La zona, el correo, la teoría portadora ·del nombre, 319; Co rreos de la muerte, 333; Tráfico de herencia: la deuda de Pla tón, 347 4. SlfiE: POST·SCRIPTIJM 365 Lo insaldable -efecto de postas, 365; Platón detrás de Freud, 472; Forl Da, el ritmo, 382 EL CARTERO DE LA VERDAD 387 Pretextos hurtados, 389; La demasiada evidencia o la falta en su lugar, 395; Punto de vista. La verdad en ( el) lugar de la se- [7] 8 ÍNDICE xualidad femenina, 416; Primer segundo. La verdad de la car- ta de mano de Freud, 427; El lugar de encuentro: el doble cua drado de reyes, 453; El lugar de encuentro. La carta robada, 455 DEL TODO 487 .) <' ENVÍOS l 1. ' NOTA DE LA TRADUCTORA Este texto, que va más allá de una intención meramente referen cial, pertenece a los márgenes más literarios del ensayo filosófi co. Por la riqueza de su intertexto ( de Platón a Freud y más acá ... ), pero ante todo por la complejidad de su estructura formal y la re currencia del juego en torno a la metáfora y la polisemia, forma parte sin duda de las ob_ras que resulta preferible leer en su idio ma original. Seinejante proyecto no cabe sin embargo en las po sibilidades de todo lector, ni siquiera en las de todo aquel que se precia de comprender sin demasiado esfuerzo la lengua france sa. Por ende, espero que los lectores asiduos de Jacques Derrida encuentren aquí un acercamiento lo más fiel posible al pensa- miento original de este escritor. y filósofo francés. _ Dicen que lo propio de la literatura, por oposición a otros gé nero de escritura, radica en la voluntaria ambigüedad. El arte de la traducción literaria consiste entonces en ubicar, conservar y trasladar la dosis precisa de ambigüedad, despejando sin embar go las ambivalencias que harían del texto traducido un texto no ambiguo sino confuso: En el caso de Jacques Derrida, quien se empeña en cuestionar !_os puntos logocéntricos de anclaje y en su brayar la ilegibilidad, el desequilibrio resulta por momentos difí cil de encontrar. Al enfrentarse al presente-texto, es preciso tener en mente que forma parte de un proyecto intertextual y metalite rario más a,mplio, cuyo sentido sólo aparece a medida que se avanza en lá lectura, coPrando así mayor coherencia -que no for zosamente mayor claridad. En mi labor de traducción, intenté trasponer de la mejor ma nera posible la mayoría de los juegos derrideanos. Puesto que sa turar el texto de notas aclaratorias hubiera entorpecido sobrema nera la lectura, recurrí en ocasiones a vocablos que, en español, cubren prácticamente la misma red semántica que el vocablo ori ginal. Otras veces, cuando el término en francés abarca redes se mánticas especialmente significatiavas que ningún término en es pañol expresa por sí solo, lo sustituí por dos términos en español. Finalmente, en los casos más problemáticos, yuxtapuse el térmi no en francés, en cursivas, y los términos equivalentes en espa ñol; en estos casos me parece importante brindarle al lector la po • sibilidad de conocer y ponderar directamente el original. Si bien traté de limitar las notas al calce, que hubieran podido convertirse en unos Envíos paralelos, no renuncié del todo a ellas, pues resultan útiles para aclarar referencias que no remiten [11] 12 PRÓLOGO a una erudición"universal" sino a hechos cuturales muy específi p cos; juegps de palabras particularmente complejos; homofonías no siempre perceptibles por un hispanohablante. También recu rro a ellas para proporcionar la traducción de ciertas citas que me parece importante conservar en su idioma original. Espero que este apoyo facilite el acceso a un texto voluntariamente áspe• ro e inasible, donde el lector-mirón no es un "estimado lector" si no que resulta de entrada excluido y asimilado a la alteridad y la colectividad de un "ellos", con el cual el autor pretende subrayar _el altjamiento entre los supuestos protagonistas de esta corres pondencia y los mirones. Empero, tengo la convicción de que despejar la ambigüedad y la dificultad inherentes al texto, de haber sido posible, hubiera resultado contraproducente. Jacques Derrida no trata a su lector como a un niño, sino como a un lector políglota y versado en múltiples disciplinas, que sabe lidiar con el principio de frustra· ción y que asume el reto de llevar hasta sus últimas consecuen cias el voyeurismo que lo condujo a leer estas "tarjetas postales". > Invito al lector a comprobar hasta qué punto la comprensión de este texto no pertenece al mero orden de la letura, sino al de la necesaria relectura. Es una empresa que vale la pena, máxime cuando los cambios introducidos po Internet en la comunicación nos colocan en el "imperio sin límites de la tarjetapostalización" descrito aquí por Jacques Derrida. A cada uno de nosotros co .. rresponderá dar o no la razón al autor cuando escribe: "Quizá van a juzgar que esta escritura es demasiado hábil, virtuosa en el arte de los rodeos, quizá perversa dado que se aborda por do quier y desde ninguna _p,Írte, abandonada al otro, desde luego, pero· abandonada a;~iifpropia suerte, entregada a sus propios gol· pes, quedándose con todo hasta el final." HAYDÉE SILVA ' ' PRÓLOGO Podrían ustedes leer estos envíos cual si se tratara del prefacio para un libro que nunca escribí. Hubiera estado dedicado a lo que va de las y los postes [''j;osta'; "co rreo•: "puesto", "partida presupuestat•: "aparato': "cabina", "caseta", "estación", "oficina': "surtidor". .. } al psicoanálisis. Hubiera sido menos un intento por psicoanalizar el efecto postal que un afán de remitir un acontecimiento singular, el psicoanálisis freudia no, a una historia 'y una tecnología de lo posta~ a cierta teoría geng(!l del enví'!___J de todo aquello laue preieriile destinarse, independientemen- te de la tilecomunzcaczon a que se recurra. . Las tres ú./timas partes del presente libro, "Especular -sobre 'Freud •~ "El cartero de la verdad'; "Del todo", difieren entré sí por las dimensio nes, la circunstancia o el pretexto, el modo o las fechas. Pero conservan en la memoria este proyecto, e incluso en ocasiones lo exhiben. Respecto de los Envíos mismos, ignoro si su lectura resulta soportable. Podrían ustedes ver en ellos, si gustan, los restos de una correspon dencia recientemente destruida. Por fuego o por lo que en una figura ha ce las veces de él: es más seguro para no dejar nada fuera del alcance de la que me place llamar lengua de fuego, ni siquiera /.a ceniza si es que hay ceniza. . Excepto -una oportunidad. Una correspondencia, es mucho decir, o poco decir. Quizá no lo fue (pe ro sí más o menos) ni correspondió mucho. Queda todavía por decidir. Hoy, siete de septiembre de mil novecientos setenta y nueve, ya sólo quedan envíos, nada más qµe envíos y entre ellos lo que fue perdonado o, si lo prefieren ustedes asl "salvado• (oigo desde aquí murmurar "acu sado", cual si se tratara de_un acuse de recibo), obedece a un principio de selección sumamente extraño y q'U,l! yo, por mi parte, sigo juzgando discutible todavía, como de hecho pueden serlo en toda ocasión el cua dro, la criba, la economía de /,a clasificación, sobre todo cuando están destinados a conservar, por no decir a archivar. En suma, estrictamen te hablando, no apruebo ese principio, sin cesar lo denuncio y /.a recon ciliación al respecto es imposible. Ya se verá cuánto insisto sobre el tema cot1.forme avanzo. Pero tuve que ceder, y a ustedes les corresponde decir me por qué. A ti, para empezar: sólo espero una respuesta y a ti te toca. Así ocurre con el apóstrofe. El apóstrofe es también un género que • uno puede imponerse. Un género y un tono. La pal.abra -apóstrofe- ha bla de la palabra dirigida al (o a la) único(a), de la interpel.ación viva ( el hombre de discurso o de escritura interrumpe el encadenamiento con- (13]

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Tú sitúas el tema del libro: entre correos y movimiento analítico, principio de placer e historia de las comunicaciones, tarjeta postal y carta robada, en resumen la transferencia de Sócrates a Freud y más allá. Esta sátira de la literatura epistolar debía rellenarse: de direcciones, de cód
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