Econ. José Luis Juárez Castillo Ing. Ulises Córdova Bermejo CIPCA Centro de Investigación y Promoción del Campesinado “LA RUTA DE LA PEQUEÑA AGRICULTURA EN EL BAJO PIURA: CASO LA BRUJA” Econ. José Luis Juárez Castillo Ing. Ulises Córdova Bermejo AAññooss CIPCA Centro de Investigación y Promoción del Campesinado ADER - CIPCA JUÁREZ, José Luis CÓRDOVA, Ulises “LA RUTA DE LA PEQUEÑA AGRICULTURA EN EL BAJO PIURA: CASO LA BRUJA” DESARROLLO RURAL / PEQUEÑA AGRICULTURA PERÚ (Piura) © Centro de Investigación y Promoción del Campesinado - CIPCA San Ignacio de Loyola 300, Urb. Miraflores, Castilla, Piura Teléfonos [51-73] 34 3022, 34 2860, 34 5573 Fax: 34 2965 <http://www.cipca.org.pe> Piura, agosto 2012 El CIPCA no comparte necesariamente las opiniones vertidas en la presente publicación, que son responsabilidad exclusiva de sus autores. Esta publicación ha sido posible a través del apoyo de Evangelischer Entwicklungdienst - EED, en el marco del Proyecto Institucional 2009-2012. “La Ruta de la Pequeña Agricultura en el Bajo Piura: Caso La Bruja” CONTENIDO Presentación. Introducción. Marco Teórico. Marco Metodológico. I. Caracterización general del valle Bajo Piura. 1. Ubicación, demografía y recursos. 2. Principales actividades económicas. 3. Dinámica social y organizacional. II. Delimitación de la zona de estudio. 1. Ubicación. 2. Población y recursos. III. El proceso de desarrollo de la pequeña agricultura: 2000-2010. 1. Antecedentes históricos. 2. El patrón de desarrollo seguido por la pequeña agricultura. 3. Influencia de la agroindustria y la mediana y gran agricultura. IV. La Bruja: principales factores críticos del proceso de desarrollo de la pequeña agricultura. 1. El tamaño de la propiedad. 2. El acceso a activos: bienes o equipos agrícolas. 3. El nivel gerencial de la unidad productiva. 4. El acceso al capital social: la asociatividad. 5. El acceso al mercado de factores y productos. 6. Recambio generacional y relaciones de género. 7. Nivel de institucionalidad. 8. El Estado y las políticas públicas sectoriales. V. Incidencia del proceso de desarrollo agrario en las familias rurales del sector La Bruja. 1. La diversificación de los ingresos familiares. 2. Las condiciones sociales de las familias: vivienda, salud, educación. 3. Expectativas de las familias. VI. Aspectos que condicionan la actividad productiva de los pequeños productores de la zona de estudio. VII. Conclusiones y Recomendaciones VIII. Bibliografía IX. Anexos 3 “La Ruta de la Pequeña Agricultura en el Bajo Piura: Caso La Bruja” PRESENTACION Es innegable el éxito económico que se ha obtenido con el “boom” de la “AGROEXPORTACIÓN”. Se han realizado grandes inversiones, en el desarrollo de tierras eriazas, en instalaciones de riego tecnificado, en fábricas industriales, etc. para el cultivo, procesamiento y comercialización de frutas, hortalizas; y más recientemente de agrobiocombustibles. Algunos analistas de la economía, consideran que este es el camino, y que en esta ruta la pequeña agricultura, precaria, de baja tecnología, de mala productividad, es un impedimento que habría que erradicar- con el lema de que “La tierra debe ser para quien la sepa hacer producir”, sin tomarse la molestia de considerar que el 80 % de los agricultores, campesinos pequeños y medianos, en la costa sierra y selva de nuestro país, que son millones de peruanos, batallan diariamente para producir alimentos que todos consumimos. Y esta batalla es heroica. Ningún Gobierno, hasta la fecha se ha detenido a analizar esta situación con criterio del desarrollo sostenible humano, y tomar acciones concretas para fortalecer la pequeña agricultura y sacarla de su marasmo. ¿Y cuáles son las causas del atraso, la ineficiencia, la baja productividad y rentabilidad de la pequeña agricultura? Mucho se ha escrito al respecto. Pero, en esta ocasión, lo singular es que dos investigadores del CIPCA, José Luis Juárez y Ulises Córdova, nos presentan una visión descarnada del problema, con base en una meticulosa y esclarecedora investigación que han realizado en nuestro propio medio; en el Sector San Pablo del Bajo Piura. Los autores acatan el rigor científico de reducir sus conclusiones y recomendaciones al ámbito de su estudio. Sin embargo, quienes conocemos la realidad agraria regional, podemos asegurar que la situación descrita y las conclusiones y recomendaciones, son aplicables a todo el ámbito regional, quizás con algunas muy pequeñas atingencias. Los autores describen la ruta que ha seguido la pequeña agricultura, en el área de su investigación, en el lapso transcurrido entre los años 2000 y 2010. En este su recorrido encuentran explicaciones irrefutables del porque no logra despegar la pequeña agricultura, para poder insertase al modelo de economía de mercado, en condiciones favorables para su desarrollo humano. Es verdaderamente dramática la conclusión más destacable, que señala, que los pequeños agricultores están prisioneros de un sistema, en el que trabajan y producen a pérdida, y aún así deben seguir trabajando y produciendo para mantener activa una agroindustria local-regional, que maneja la oferta-demanda y los precios; como en los casos del algodón y arroz. El presente estudio debiera ser leído, pacientemente, por las autoridades correspondientes, para esclarecer sus criterios y optar por políticas, estrategias y acciones que rompan este círculo vicioso. Piura agosto del 2012. Ricardo Pineda Milicich. 4 “La Ruta de la Pequeña Agricultura en el Bajo Piura: Caso La Bruja” INTRODUCCION La agricultura constituye una de las actividades económicas de mayor potencial productivo para la región Piura, tanto por las condiciones naturales de clima como por la disponibilidad de recursos: 500 mil hectáreas con aptitud agrícola (Según información del estudio de Zonificación Económica Ecológica que acaba de culminar el Gobierno Regional) de las cuales aproximadamente 200 mil ya se encuentran cultivadas y más o menos 170 mil de ellas, principalmente en la costa, cuentan con una importante red de infraestructura de canales que hace posible la aplicación de riego regulado permanente. Pese a que aún no se ha llegado a utilizar toda la superficie agrícola1, la agricultura desempeña un rol importante en la economía regional, manteniendo su condición de ser la fuente de empleo para el 30.1% de la población económicamente activa, por el dinamismo económico que generan los cultivos tradicionales como el algodón, arroz, maíz y café; y el boom exportador de los últimos años generado por los no tradicionales como el banano, mango, cacao, menestras, entre otros; muchos de los cuales, catalogados bajo el rubro de ecológicos u orgánicos, han conquistado importantes nichos de mercado que están siendo aprovechados por los pequeños productores. En efecto, a partir del año 2000, los pequeños productores de mango, café, cacao y banano, vienen desarrollando experiencias exitosas de articulación a mercados orgánicos especiales de exportación, en un marco de economía de libre mercado y de globalización. Estas experiencias, se localizan en la serranía piurana, y en los valles de Alto Piura y Chira, contribuyendo a dinamizar las economías locales y, consecuentemente, a mejorar los ingresos de las familias rurales de estas zonas. Sin embargo, a diferencia de los otros valles de la región, el Bajo Piura aún no ha logrado generar experiencias similares de asociatividad y de articulación a mercados de esta naturaleza, y por el contrario mantiene el esquema de producción basado en los cultivos tradicionales de arroz- algodón-maíz, que saturan el mercado en una sola temporada con la consecuente caída de precios que termina afectando los ingresos familiares. Si bien estos cultivos –arroz-algodón-maíz- son altamente comerciales, las relaciones de mercado existentes tienen un sesgo asimétrico, en contra de los pequeños productores; las reglas de juego establecidas según el tipo de producto, las condiciones del proceso productivo, las capacidades de los propios productores y las características de los mercados, favorecen a los pocos compradores privados que dominan y condicionan el mercado local y regional. En este contexto, es pertinente afirmar como premisa básica, para el presente trabajo, que la pequeña agricultura del valle del Bajo Piura presenta limitaciones para insertarse al modelo de economía de mercado, en condiciones favorables para su desarrollo humano; entendiendo por desarrollo humano, aquel proceso que facilita a las personas tener mayores y mejores oportunidades sociales, económicas, culturales y políticas, que hagan posible tener mejor ingreso, salud, alimentación, vivienda, educación y relaciones, que les permitan hacer y ser más como personas2. 1 Según el Ministerio de Agricultura, la superficie cosechada en el 2010 fue de 182,303 hectáreas. 2 Globalización, Justicia y Desarrollo, Red de Centros Sociales Jesuitas – SEPSI, Lima, diciembre 2008. 5 “La Ruta de la Pequeña Agricultura en el Bajo Piura: Caso La Bruja” El presente trabajo, a partir del comportamiento de la producción, comercialización y actividad organizacional, desarrollada por los pequeños productores del Bajo Piura durante el período 2000-2010, se centrará en el estudio de esta dinámica socio económica del valle, explorando a la vez las posibilidades de implementar estrategias que ayuden a mejorar la situación actual de los pequeños productores. En este sentido, el presente trabajo, a partir del análisis de un caso particular, tiene como objetivos específicos: a. Analizar las principales características que presenta el patrón de desarrollo, seguido por la pequeña agricultura del valle Bajo Piura, en el período 2000-2010. b. Evaluar las implicancias económicas y sociales, de este patrón de desarrollo, para las familias rurales del valle Bajo Piura. c. Identificar lineamientos para el planteamiento de alternativas, que viabilicen la pequeña agricultura del valle Bajo Piura. Siendo así, las hipótesis planteadas tienden a probar que el patrón de desarrollo seguido en el valle del Bajo Piura, en el período 2000-2010, se basa en el modelo de cédula tradicional de arroz-algodón-maíz, en el cual la pequeña agricultura es la fuente proveedora de materias primas para la agroindustria local y regional. Igualmente, se busca probar que este modelo se explica por la existencia de factores críticos de tipo organizacional, cultural, medioambiental e institucional que favorecen la reproducción del patrón de desarrollo vigente en el valle. Para ello, se analiza el caso específico de los pequeños productores asociados en las ex Unidades Comunales de Producción – UCP’s, “El Milagro”, “Monte Sullón”, “4 de Febrero”, “San Pablo Sur” y “Sandra 5”, ubicadas entre las tomas 11-15 del Canal La Bruja, de la Comisión de Usuarios del mismo nombre, comprensión del sector San Pablo, en el distrito de Catacaos. Particularmente el valle del Bajo Piura, es un espacio de especial importancia para el CIPCA, toda vez que es el escenario en el cual se acompañó al campesinado de la época, durante el proceso de implementación de la reforma agraria y en los períodos subsiguientes a ésta. La experiencia institucional, por tanto, está muy vinculada a los procesos económicos y sociales que se han ido sucediendo desde la formación de las Unidades Comunales de Producción (UCPs) y de las Cooperativas Comunales de Trabajadores (CCTs), creadas al interno de la Comunidad Campesina San Juan Bautista de Catacaos (CCSJBC), hasta el posterior proceso de parcelación que devino en la actual individualización de los predios o parcelas. 6 “La Ruta de la Pequeña Agricultura en el Bajo Piura: Caso La Bruja” MARCO TEÓRIC O El papel de la pequeña agricultura, en el contexto actual del desarrollo rural, es un tema de permanente actualidad por la importancia social, económica y cultural que representa; sobre todo porque se trata de un sector que, después de las políticas de ajuste y de aplicación del modelo de libre mercado en el país, a inicios de la década del 90, resultó seriamente afectado. Los diversos estudios, realizados en el país, coinciden en señalar que la pequeña agricultura constituye la base de la agricultura nacional3. Los datos del Censo Nacional Agropecuario de 1994 confirman que el 84% de las unidades agropecuarias del país, son menores de 10 hectáreas y ocupan el 50% de la superficie agrícola; más detalladamente, el 55% de las unidades agropecuarias son menores de 3 hectáreas y ocupan el 17% de la superficie agrícola del país4. En el caso de Piura, las unidades menores de 10 hectáreas constituyen el 92.8% del total y conducen el 24% de la superficie agrícola; de la misma forma, las unidades menores a 3 hectáreas conforman el 57.9% del total pero conducen sólo el 7.3% de la superficie. Es de suponer que, a la fecha, estas cifras deben haber variado significativamente, aumentando el número de unidades y disminuyendo el tamaño de las mismas, debido, fundamentalmente al factor herencia familiar. La reducida extensión de tierra por unidad agropecuaria, es una de las principales características de la pequeña agricultura. Autores como Trivelli, Escobal y Revesz (2006) consideran como tal a aquellas unidades menores a las 10 hectáreas, pero precisan una diferenciación entre la pequeña agricultura comercial y la denominada economía campesina; esta última caracterizada por producir básicamente para el autoconsumo y porque diversifica sus actividades para generar ingresos de subsistencia; la pequeña agricultura comercial, en cambio, está conformada por unidades que basan su producción fundamentalmente en la mano de obra familiar y dirigen una parte importante de ella hacia el mercado5, por lo que sus principales ingresos se generan en esta relación comercial. Afirmar que utilizan mano de obra familiar, no elude la posibilidad que en determinadas épocas del año, y para ciertas labores agrícolas específicas, puedan contratar mano de obra eventual; de la misma manera su vinculación al mercado puede estar dada a partir de, al menos, uno de sus principales cultivos o crianzas, no necesariamente de todos. A decir de los autores, este segmento de productores es el que más probabilidades tiene de desarrollarse en el marco de una economía de libre mercado, y es al que nos vamos a referir en el presente estudio. Otros autores, como Ágreda (1997)6, coincidiendo con Escobal (1997) se refieren a la pequeña agricultura como aquella unidad de producción que, si bien sus principales ingresos se generan en su relación con el mercado, éstos son reducidos, pues enfrenta importantes restricciones en los diferentes tipos de activos a los que accede, tales como: activos físicos (tierra, ganado, maquinaria), activos de capital humano (educación básica, experiencia de trabajo, salud, capital migratorio), activos públicos (servicios básicos de electricidad, agua, desagüe, salud, 3 Gómez, Rosario, “Agricultura comercial moderna en el Perú (1995-2007)”, ponencia presentada en SEPIA XII, agosto 2007. 4 MINAG, Plan Estratégico Sectorial Multianual de Agricultura 2007-2011, Lima, julio 2008. 5 Trivelli, C, Escobal, J, Revesz, B, Pequeña agricultura comercial: dinámica y retos en el Perú, CIES, CIPCA, GRADE, IEP, Lima, diciembre 2006. 6 Agreda, Víctor, Posibilidades de la pequeña producción en las condiciones de mercado, en SEPIA VII, 1997. 7 “La Ruta de la Pequeña Agricultura en el Bajo Piura: Caso La Bruja” infraestructura vial, infraestructura de riego, mercados, etc.) y los activos organizacionales o activos de capital social, constituidos por la pertenencia a redes sociales y económicas. Estas restricciones son las que ponen a prueba, la viabilidad de la pequeña agricultura en el actual contexto, en el que su competidor inmediato es la mediana y gran agricultura. Ágreda basándose en otros estudios como los de Tapia (1990), Gallo-Vera (1990), Villachica (1990), Ágreda-Carmona (1996), ESAN (1996), entre otros, señala que si bien la identificación de nuevos productos y nichos de mercado pueden consolidar la viabilidad de la pequeña agricultura, ésta no es la tarea más importante, puesto que los productos y nichos de mercado pueden cambiar en períodos relativamente cortos. La preocupación de algunos autores, está por el lado de saber si la pequeña producción está en capacidad de realizar los cambios necesarios, para articularse exitosamente al mercado. Se argumenta que para participar de los beneficios que trae consigo la modernización del agro, los pequeños productores deben realizar cambios radicales en sus sistemas, principalmente en los aspectos de: a. Estructura de producción, con la introducción de cultivos y/o variedades y crianzas, que mejoren la calidad de su oferta. b. Adopción e innovación de tecnología, adoptando nuevos procesos, para lo cual se requiere de capacitación. c. Gestión de la unidad productiva, para lo cual se requiere desarrollar sus propias capacidades gerenciales. d. Acceso a recursos, principalmente de crédito para capital de trabajo, maquinaria y equipo. De no ocurrir estos cambios, afirman, tales productores terminarán desplazados por la concentración de tierras de la gran empresa y se limitarían a ser oferentes de mano de obra no calificada; más aún, si se toma en cuenta que en su relación con la agroindustria moderna, a lo sumo ésta se limitará a comprar la materia prima que reúna la calidad exigida. En la práctica, tal como señalan Trivelli, Escobal y Revesz (2006), son múltiples las razones que impiden realizar las innovaciones necesarias para elevar su productividad y vincularse más exitosamente en los mercados regionales, nacionales e internacionales. Los autores refieren que son dos las causas principales: la falta de acceso al mercado de capitales y la incapacidad de asegurarse frente a eventos inesperados; ambas están asociadas a características estructurales de los pequeños productores comerciales, como: a. La insuficiente escala, que tiene que ver con el tamaño de la propiedad, que caracteriza a este segmento de productores. b. La reducida dotación de capital humano, que tiene relación con los insuficientes niveles de educación que poseen los productores, las pocas habilidades gerenciales para gestionar la unidad productiva. 8