Una fría noche en el Londres Victoriano, Adam Kent, Duque de Ridgeway, decide contratar los servicios de Fleur, una joven prostituta. Tras hacer el amor en una sórdida posada, se separan, pero Adam no puede quitarse de la cabeza a la joven, extrañamente inocente y educada, seguramente una muchacha de clase alta caída en desgracia. Fleur está al borde de la desesperación, ha caído lo más bajo que podía imaginar. Pero después de su primer y único cliente, tiene un golpe de suerte y la contratan para cuidar al hijo de una familia noble. Poco imagina que el padre del muchacho no es sino Adam, que ha decidido mantenerla cerca suyo. La relación que comenzó de la forma más inconfesable se ha convertido ahora en un juego peligroso de deseo y silencios. ELLA LE VENDIÓ SU CUERPO… Fleur había llegado hasta el propio infierno aquella noche en que vendió su virginidad a un extraño. Desde que tuvo que escapar de su casa acusada injustamente de un crimen que no había cometido, el mundo elegante y cómodo en el que había crecido se convirtió en una pesadilla de calles oscuras, humillación y hambre. Pero su demonio se convierte en su redentor, cuando el mismo duque que compró sus servicios le ofrece un trabajo digno, la protege y la acoge en su mansión. La joven no puede evitar que nazca en su interior una creciente atracción por ese hombre rudo y a la vez seductor, pero en la misma casa donde residen su mujer y su familia, su amor parece imposible. Y ÉL CONQUISTÓ SU CORAZÓN. Adam creía que ya no había nada en la vida que pudiera devolverle la alegría. Desde luego, no su propia imagen, cruzada por las cicatrices. Dado por muerto en la guerra, perdió todas sus propiedades y también a su prometida, Sybil, a manos de su hermano. Consiguió recuperarlas a ambas, pero jamás pudo volver a ganar el amor de Sybil. Su amargura le llevó a perderse entre las prostitutas de Londres pero, de forma inesperada, allí encontró su tabla de salvación. Ahora ha logrado arrancar a Fleur de un destino que no merecía y llevarla a su propia casa. Pero para poder amarla, tendrá que superar una situación imposible y sanar unas heridas que son muy profundas.