OBRAS EN PROSA EMILIO FRUGONI DEL MISMO AUTOR @ LOS IMPUESTOS DESDE EL PUNTO DE VISTA SOCIAL Edít, "Renacimiento". LOS NUEVOS FUNDAMENTOS Edit, Mctxímino GOlcía. LA SENSIBILIDAD AMERICANA Edit, Mc¡ximino GOlcÍG. LA LECCION DE MEXICO (Dos conferencies pronuncicrdcs en lo Uní- J vsrsídod de Montevideo) Tip. AU9UStG. LA REVOLUCION DELMACHETE EdiL "Clorídcd" -- Buenos Aires. ENSAYOS SOBRE MARXISMO Edít, Claudia Corcict. FOLLET O S: EL TRABAJO NOCTURNO. EL SOCIALISMO. SOCIALISlvIO, BATLLISMO y NACIONALISMO. JUBILACIONES OBRERAS. EL SOCIALISMO NO ES EL DESPOJO. QUE ES Y QUE QUIERE EL PARTIDO SOCIALISTA. EDITORIAL INDO-AMERICANA MENSAJE A LA JUVENTUD. Montevideo 1940 ADVERTENCIA PRELIMINAR Hemos reunido en este libro diversas expresiones de un mismo pensamiento: el de que la igualdad juridica de los sexos pertenece a la esencia misma de la Democracia y que sin ella el progreso social de la humanidad será cojitranco, porque una parte de la misma asaltará tedas las cumbres de la vida civil mientras la otra permanecerá como rezagada en los caminos de la historia. Esa es la idea central que informa las páginas de este volumen, donde hemos agrupado algunes aleqatc» en iavcx de eSG iqualdad, abogando por incorporarh a nuestra legis lación para que ésta responda.a la exigencia social de dicho concepto y abra a nuestra nación los horizontes de una civi lización, de una cultura y de un progreso integral en el que el espiritu femenino tenga su parte como colaborados a iqual titulo y con iguales derechos que el masculino. Páginas sueltas, un proyecte, un informe Ieqislcitvo y va rios discursos, traducen en este libro, nuestro ideario feminis ta, que se basa en los principios igualitarios orientadores de teda nuestra acción pública. Deseamos contribuir con su edición a la adopción de re formas legales que consideramos justas y convenientes, cuyo triunfo requiere la penetración del espiritu público por una convicción razonada Gnte la cual cedan los viejos prejuicios y los tradicionales obstáculos. Pero hemos deseado asimismo exponer algunos de los esfuerzos realizados por nosotros en pro de una causa que ha ganado ya mucho-terreno en el pais; y no obedeciendo a un pequeño móvil de vanidad personal, sino al legitimo anhe lo de aportar algún elemento aprovechable, dentro de su mo destia, a la lucha permanente en pro de conquistas alcanzadas que durante largo tiempo todavia concitarán ataques y pro vocarán recrccíones, o a los nuevos combates que se vienen librando en favor de otras conquistas demasiado demoradas para nuestra progresista y justiciera inquietud. LA MUJER ANTE EL DERECHO 7 ,UNA NUEVA FEMINIDAD La tendencia a negarles a las mujeres los derechos de que el hombre disfruta y la tendencia a concedérselos, res pondenen primer término a dos conceptos distintos sobre el encanto de la personalidad femeninq, o sea, ..a dos opuesta..§. concepciones de la mujer ideal. Hay quienes~n en la mu jer un conjunto de racías há Hes y sutiles que necesitan serj:ultiva as en el ambiente reducido de la vida doméstica yde los salones discretos, y que parecen no resistir el con tacto con las costumbres de una existencia mas abierta a los vientos del mundo de la cultura universal. Ellos no conciben o. a mujer espojada de CIerto alre o aparienciade in enui dad pueril que e es Impuesta, como una especie de librea espiritual, por la OEIigación quetiene de ignOrar muchas ca- "sas-:Esosson)os que temen, como una desgracia irreparable para los destinos de la humanidad, el peligro de que la in tervención del sexo femenino en las agitaciones de la vide contemporánea ~ haga perder" esos atractivos tradicionales. ¿Son lógicos? Desde luego no lo son, porque lo que conspira contra la bellezc y la seducción femenina en su esencia ínti ma no son los derechos civiles y políticos y hasta moredas que nosotros queremos consagrar, sino los deberes, las obli gaciones materiales que impulsan a la mujer a entrar en la circulación de la vida activa, fuera de las cuatro paredes de su casa, para trabajar penosamente y llenarse de preocupa ciones que en un tiempo parecieron exclusivamente mascu linas. Frente a esta necesidad que los enamorados del tipo femenino angélico no han podido evitar ni se ha preocupado de hacerlo -yen vano se hubieran preocupado porque, co- " mo es sabido, eso obedece a factores integrantes de todo un ~la social- §'mpeñarse en desear la adhesión.del espí-_ rítu femenino a las modalIdades arcaicas, manteniéndolo le· JOS de l~da y sus enseñanzas fecundas, cerrado a la luz ere los conocimientos humanos, manifestando~ LA MUJER ANTE EL DERECHO 9 8 EMILIO FRUGONI se con rasgos más firmes y luminosos, del mismo modo que talidad algo infantiL limitada y balbuciente, es absurdo y las plantas más bellas son las que se crían al aire libre, feroz. Pero ademas revela Ignorancia de la inagotahíe nque- . entre las caricias del viento y los ardientes besos del sol. za de recursos del 'almc( humcma para reconciliarse con· la También nuestros abuelos, imbuidos de ascetismo católico vida. La cultura superior, un mayor conocimiento de la exís romántico y olvidando las enseñanzas de las civilizaciones tencia y un más amplio ejercicio de los derechos modernos. paganas, especialmente las de la antig~lQ <?recia, en que v~ lejos de ser peligrosos para algún ideal de belleza femenina, mas a las jóvenes correr y danzar al cnre libre, en la ornplio son, por el contrario, los medios de defensa que debernos ofre y clara sereridad de las praderas, para desarrollar.la pu~a cer a las mujeres para contrarrestar los efectos de un estado línea de los cuerpos esculturales y darles un encamo alao.o de cosas que las obliga a competir con el hombre en .ocupc hecho de agilidad y de armonía, llegaron a creer que no cienes y preocupaciones. Con esos medios ella ha de tender había belleza y atractivo sino en la mujer cayo recato se C! evitar que se la haga víctima de cargas demasiado.pesa confundía con una parsimoniG de movin;ientos, una ~movi das para sus débiles fuerzas y se estropeen sus encantos ma teriales con los excesos de uno explotccíón o de una tiranía Edad de actitudes que hoy nos parecenan torpeza. J::.n SES tiempos los mujeres apenas se movían al boilcr. no se per económica implacable. ¿Es posible-pensar que retrocediendo mitían reír, sino sonreír; no corrían, no saltabon enpresenci(:( a épocas pasadas, la mUjer-vuelva-a quedar consagrada en de los hombres; no se bañaban... digo, no se ba5.abcm en crbsoluto a ese mundo pequeño de las actividades deméstico.s, público; no cruzaban las piemos 3n los salones. Había siem a la tranquila obscuridad carcelaria del gineceo griego o pre en ellas un estudiado hieratismo, que las modas creen romano? Si esa vuelta al pasado no es posible ni deseable, tuaban con los miriñaques rígidos que les dificultaban los fuerza es admitir que debe modificarse, de acuerdo con los movimientos: las faldas largas, que les deben uno elegan nuevas condiciones de hecho, el tratamiento civil, leqal y edu cativo de la mujer, para que no quede desarmada- en-la lu cia suntuosa y decorotivc: el inflexible c9rsé y hcsto los ?o rribles polizones de grotesca memoria. Los que se hablan cha a que la arrojan la corriente del tiempo y el inevitable Clcostun;;,brado a esas íorrncs de la íeminidcd vieron sin duda designio de la historia. con horror la propagación de les nuevas costumbres femeni No se crea que uno. educación o una' capacidad espiri nas, importadas de Norte América, con esa afición a los jue tual y jurídica adecuada a sus nuevas necesid'ades "desfemi cos al aire libre, a los baños de playa y a las dcmzos llenas nice" -séame permitido el término- a la mujer. Si por fe d.e dinamismo. Creyeron que las-mujeres perderían todo en ¿ minidcd ha de entenderse inferioridad, incapacidad sumi canto, que se volv~rían horribles: que olvidando la mesura sión de esclavas, no nos preocupemos de conservcrlc, sino, de los movimientos de antaño, el pasito menudo y la pulcro por el contrario, apresurémonos a destruirla. Si por feminidad aracia, leve y quebradiza, se trunsíormorícn en seres InOl1S~ ha de entenderse las características del sexo en la sensibi hUosos, dotadas-de fuerzas en vez de dsbilidcrd, y de salud lidad delicada, en el sentimiento maternaL en la gracia armo y alearía en vez de ese velo de enfermizo tristeza que íué la niosa que fluye naturalmente, espontáneamente de la perso inás t~rrible seducción de las novias del año 30. Y bien: los na física y moraL como el perfume de las flores, entonces mujeres formadas hoy bajo el influjo de las nuevos costum tengamos la seguridad de que al ampliar el ambiente de la bres, desarrolladas por el deporte, agilizccdas por el osfuerzo vida femenina, al renovarlo con las auras de la naturalezcr, gimnástico, desenvueltas en sus maneras, buscando hacerse con las palpitaciones del mundo, y al nclararlo con la luz de interesantes por el color de salud y la irradiación de alegrí-.c, una culturo elevada, permitimos ~ esa feminidad manifestar- mostrando la piel luminoso en los c.udaces rostros y bcrio los 10 EMILIO FRUGONI LA MUJER ANTE EL DERECHO 11 mangas cortas, mostrando también -benditas sean!- bajo hombres: no bastará que puedan votar, es necesario que se el ruedo de la saya exigua 10 que en otros tiempos se oculta pan votar. Los hombres no han aprendido tcdrrvíc. ,Para que ba celosamente con la coquetería hipócrita y artera de dar las mujeres hagan buen uso de ese derecho, habra que co le a su debido tiempo el valor de una revelación deslum locarlas en la vía de la preparación. Y nada podrá movernos brante; las mujeres de ahora poseen, si no para nuestros tanto a preocuparnos de que cdquiercn esa capacidc:d corno cbuelos, para nosotros, un atractivo irresistible, y no creo que el facultarlas a ejercer un derecho con el cual -el: idéntico ante un concepto estético superior e imparcial, tengan nadq título que los hombres incapaces facultados para lo mismo que envidiar estas vivientes esculturas que el ejercicio físico podrían perjudicarnos. modela y colora, a aquellas suaves estampas de oleografía que nuestros antepasados ocerccbcm eleqcntemcnte a sus lar gos bigotes retorcidos con cosmético... Si esto ha ocurrido por lo que se refiere a las maneras exteriores, a las formas visibles de la feminidad, lo mismo ha de ocurrir por lo que se refiere a la educación y modela ción de los espíritus. No temernos que una cultura capaz de transformar la mentalidad de las mujeres elevándola y am pliándola, destruya en ellas sus delicadezas esenciales y las desíeminíce. Si para nuestros abuelos la mujer ignorante y frívolo era la más encantadora, y hasta un escritor nos acon sejaba desconfiar de las mujeres que tienen buena ortografía, para nosotros, hombres de otra edad, la ignorancia no puede Eer un atractivo, y hemos de encontrar en la mujer de inte lecto bien nutrido virtudes nuevas que nos harán ver bajo una nueva luz sus bellezas naturales, los encantos propios de su sexo, el inmortal esplendor de lo que Goethe llamara "el eterno femenino". Si somos partidarios de la elevación intelectual de la mu jer, debemos por fuerza serlo de su adquisición de todos los derechos humanos. Por lo que respecta-a los derechos polí ticos, yo no creo -claro está- que por el simple hecho de adquirirlos ella ha de transformar su mentalidad y su cultu ra. Tampoco ocurre tal cosa con los hombres. El voto no los hace más sabios. Pero sería enormemente contrcrdíctorío pro clamar el derecho de la mujer a la cultura y a la vida: en toda la extensión de la palabra, y negarle.un derecho con el cual los hombres pueden decidir de la suerte de las mu jeres. Dígase de ellas lo que tantas veces se ha dicho de les DERECHOS CIVILES DE LA MUJER (INFORME Y PROYECTO) De la carpeta N9 248 (Año 1939) Comisión de Códigos de la Cámara de Diputados, Las condiciones económicas de la vida moderna, con su desarrollo del industrialismo y la penetración de la humani dad en una era de nuevas relaciones de hecho, trajeron co 'mo consecuencia cambios profundos en los principios del derecho y en las instituciones jurídicas. Uno de los cambios más notables es el de la situación de la mujer, que al ser radiada por la revolución industrial y la producción capitalista, del antiguo centro doméstico, cu ya estructura saltaba a su vez hecha pedazos ante los gol pes de la transformación económica de la sociedad, dejaba de ser la antigua esclava del gineceo o la hacendosa reclusa de la familia medieval para internarse en el turbión de la vida colectiva y erigirse en sujeto de derechos y responsabili dades. En tesis general puede sostenerse que -como lo advier te Gastón Richard- cuanto mayor es la intervención de la mujer en la economía de su pueblo, mejor ha sido su evolu ción social y más importante su papel en el cuadro de la familia. (G. Richard; La iemme dans Thistoiie J. 14 EMILIO FRUGONI LA MUJER ANTE EL DERECHO 15 En las sociedades civilizadas de la antigüedad .donde la En la primera de esas ciudades, eminentemente guerre mujer, como en Egipto, no estaba exclusivamente consoqro ra, que Platón comparara con un ejérci~o acc:mpado bajo su: da a las tareas domésticas, sino que actuaba asimismo en el tiendas, las mujeres gozaban de considercciones desconocí comercio y en la industria, gozaba de independencia jurídica das en los otros pueblos de la antigüedad. Eso se debe, sin en la vida de relación y hasta de verdadera outoridod en su duda, a la importancia que adquiría allí la mujer como ma casa. dre de hijos senos y robustos, aptos para los rudos meneste Igual cosa ocurre en las sociedades primitivas, a juzgar res de la guerra. entre otras informaciones, por los datos de Morqcn respecto -Vosotras las lacedemonias -decía una extranjera a la de la tribu de los iroqueses, entre los cuales, seqún lo afirma esposa de Leonidas- sois las únicas mujeres que mandáis a en su libro "League oí the Iioqueses", el poder de la mujer los hombres. es igual al del marido, lo cual se debe a que ella partici -También somos las únicas -contestaba- que dumas pa de modo realmente considerable en los trabajos agríco hombres al mundo. colas. En cambio, en Atenas la mujer se hallaba sometida a la Son sin duda, excepciones, pues el caso de Egipto, don tutela del padre, antes de casarse; después de casada, a la de la mujer podía ser funcionario. magistrado, sacerdotiza, se del marido; tomando los hijos varones llegados a la mayoría señala como extraordinario entre las naciones de su tiempo. de edcd..la administración de los bienes de su madre. (Eu El tránsito del Estado guerrero al Estado índustrícl. que genio Lagarmilla; "La Sociedad Conyugal", pág. 10J. cumple y revela, según Spencer, une ley histórica de evolu El ejemplo de Esparta rodeando de consideraciones y de ción socicl, para F. Müller-Lyer produce efectos en la fami atribuciones a la mujer en ciertos casos, no destruye el prin lia que se reflejan de inmediato en la situación civil del se cipio general de que es con el paso de la forma guerrera de xo femenino. Porque así como el espíritu de guerra da pre la sociedad a la forma industricl, que surgen los derechos dominio al ánimo despótico de violencias y férrea disciplina civiles modernos del sexo femenino como una consecuencia concentrando en manos del hombre todo el poder, el estado de sus nuevas actividades sociales. Porque estos derechos se de trabajo, en cambio, es propicio a la mujer: "el comercio refieren en gran parte a las rekrciones de la personalidad y la industria son más accesibles a la mujer que la cosa bé femenina con los bienes económicos, y en ese terreno el pro lica; la actividad femenina y masculina se acercan y ase blema jurídicc quedaba muy simplificcdo bajo la legislación mejan, y con ellas, su vigencia social". Y también el senti de Licurgo. "La mujer no aportaba nada al matrimonio; la miento moral -añade- se afina con este tránsito. "El hom ley prohibíc constituir dote a fin de salvaguardar la indepen bre descubre en la mujer una personalidad; ya no ve y bus dencícr del hombre. Por otra parte, la propiedad de Esparto: ca en ella tan sólo un instrumento de goce y de utilidad, sino se hallaba en un estado muy rudimentario; pertenecía al Es un ser con vida propia. con los mismos derechos y un nivel tado, si bien los particulares tenían el goce del lote que les equivalente de independencia nacional". (F. Müller-Lyer; había tocado en la repartición de bienes hecha por Licurgo, "La Familia", Edit. Revit de Occidente. Madrid, pág, 245J. (E. Lagarmilla; obra citada, pág. ídem J. Esos conceptos parecen, sin embargo, no compadecerse En el antiguo derecho romano y en el germánico medie con el cuadro histórico que nos ofrecen. con su sentido de val las facultades femeninas casi no existen. "El sexo feme contraste, dos célebres ciudades griegas: Esparta y Atenas. nino, dice G. Elanchard, era la cau-sa de una incapacidad 16 EMILIO FRUGONI LA MUJER ANTE EL DERECHO 17 entera permanente tanto en el derecho romano donde reinaba obra de los pretores. "En los tiempos de Domiciano y de Tro el principio de la imbecilita ex iniirmita sexus, como en el de· juno, dice el doctor Luis M. Drago en el notable discurso con. recho germánico, bajo el imperio del cual la mujer estaba que fundaba en el Senado argentino un proyecto sobre el estrechada en el mundium". (G. BJanchard; "La Legislatión ri:?qi.rnen de sociedad conyugaL la mujer llegó a ser dueña ele clase en Droit Civil ). (1) de sí misma y de su patrimonio. Dispone de su propiedad de Pero la evolución del derecho en Roma comprueba la la manera que mejor le conviene; puede iniciar gestiones existencia de una íntima relación entre el carácter de las contra su propio marido para defenderla; par último incor preocupaciones colectivas predominantes y la índole de los pora a su haber lo que produce con su esfuerzo o con su institutosleg01es concernientes a la mujer, o sea, entre las industria. .. Pero como era necesario proveer de alguna ma costumbres más o menos guerreras de la época y la situc nera en ciertos casos a las necesidades del hogar común, se ción del sexo femenino en el plano de las relaciones ícmilic inventó la dote, que es el bien que la mujer aporta al matri res y sociales. Coincide, claro está, el estado guerrero con monio para que el marido, encargado del sostenimiento del los primeros y más atrasados estadios de la organización so hogar, tenga el usufructo mientras el matrimonio dure. cicrl, y su desaparición deja el sitio a estadios que implican "Además, la legislación romana llegó a admitir sin Ií una era de progresos morales y de adelanto de la cultura, mites la facultad de los esposos para reglar entre ellos el con los cuales surgen y se afirman nociones más humanas estado de sus bienes, principio que se trasmitió a las leyes y menos injustas respecto a la condición de las mujeres. Pe· ;0 españolas." la preocupación guerrera puede reaparecer a favor de determinadas circunstancias y ser de tal intensidad que su No nos interesa detenernos a estudiar si oquellcr mujer perponqo los rasgos de una sociedad guerrera Q los rasgos de la antigüedad o de la edad media que duefic de escasas de una sociedad industricl, y entonces las conquistas del es facultades jurídicas en comparación con el esposo, el padre, tatuto femenino corren grave riesgo de ser barridas. los hermanos y aun los hijos, hallaba sin embcrqo -en su El hecho es que el derecho romano de los primeros tiem anulación legal un principio de amparo frente a ciertas con pos concedía al maridó facultades monstruosas,'tanto, qu.e ya tingencias de la vida, era o no más feliz que la mujer de se niega las haya ejercido nunca en toda su extensión. Le ahora a menudo confiada a su propia suerte, como un débil confería la manus, que le daba el derecho de vender a la leño librado a la deriva en un océano de adversidades. Tcrn esposa, de condenarlo: a muerte, de abandonarla si por culo bién se ha planteado ese problema ante el caso de los es, pa de sus actos se veía envuelto en un litigio, para de ese clavos a quienes se les cbrícn de golpe las puertas de une: modo pon19r fin al pleito. Esa legislación de los tiempos ru libertad que podía no ser sino la libertad de morirse de ham dos se fué modificando al influjo de las costumbres y por la bre. Nadie discute ya, sin embargo, que fué gran progreso J.a abolición de la esclavitud, como que hoy no la concebi mos compatible con el más elemental v rudimentario concep enes (d1es)ccnLoacímdousjerengsortmroasncp,ue'b3Dlosl.osLotsiemgeprornsand.eJsTpárcaictoti,cadbisafnrutlaebam: cdnecccdrenrísc· to de la dignidad humana. Y cuando ~e alega que la mujer y ccsüccbcn el adulterio del hombre al igual que el de la mujer. z.stc go sin derechos es más feliz que la jurídicamente emancipada, bernc:bc: a la ícmilíc en cusoncíc delivcrón y poseía hosriera. Adernós csis recordamos la perspicaz sentencia de Stuart Míll : "E~ una tia a las asambleas íntervtnísndo en las delibera:ciones. Esos derechos iue nueva forma de hipocresícr : Cuando se quiere oprimir a al ron desapGreciendo de las leyes germóniccrs al influjo de las leyes ccnóní- ces. ccnservóndcse por mós nempo en el norte de que en el sur. (juien siempre se pretende que es por su .bien", 19 LA MUJER ANTE EL DERECHO EMILIO FRUGONI Poco a poco se ha ido alejando ésta del estado de escla- La mujer fué el primer ser humano que cayó en la escla ítud o de subordinación pero persisten en las leyes y en vceituBd,ebyele.s"oLaanmtuesjerq-uyeeelxtirsatibearejadroearlmtieenneten ldae ecsocmlcrúvnitu-da,fidri lVaIs costumbres, injustas limitaciones .d-e S~l 'persona1I-d'ad.'. c~- é?~cas ~ lmp~sIclone3,d~ mo resabios de pc:sadas. entono ma- que son seres oprimidos desde tiempos inmemoriales". ceñidas al predOmInIO de CIertas ml1uencJas econormcas o re- ("La mujer ante el socialismo", pág. 33J. Jigiosas. En el programa scdntsímonícno de 1830 se lee: "El cris Podríamos dejar aquí de lado el proceso de transforma- tianismo sacó a las mujeres de la esclavitud, pero las ha ción de las costumbres de la vida íemeninc provocado íun condenado a la subordinación, y en toda la Europa cristiana d"amentalmente por los cambios del factor económico. las vemos aun bajo el peso de la interdicción religiosa, polí Ya al discutirse en la Asamblea Constituyente del año tica y social. 1916_17 los derechos políticos para la mujer, se habló de .1a "Los scdntsímonicmos vienen a emmciar su liberación de creciente intervención íemeninct en las actjvidade~,industna íínítivc. s~ completa emcmcipoción, pere sin pretender, por les y mercantiles de todo orden y, de _su colabo::c:clon Y com es~o,. cr~ohr la.santa ley del matrimonio, proclcrmada por el petencia con el hombre en los mas diversos CfrClOS. (2). cnstícmísmo: vlene~, al contrario, para cumplir esta ley, pa Empero no nos resistimos a transcribir lo que a este res ra.?arle una scncion nueva, para añadirla al poder y a la uruon que ella consagra. Piden, como cristianos, que un solo pecto dice un autor conocido: hombre se una a una sola mujer; pero enseña que la esposa "Esta participación de la mujer en el trabajo, en los. múl debe ser igual al esposo". . tiples dominios de la actividad comercial se ha extendid~ ~ ~oco a.poco ha ido elevándose la condición jurídica fe intensificado rápidamente como lo atestiguan las estadlsÍl- menma al Impulso de modificaciones estructurales de la vi da social y de conceptos orientados hacia la realización de aquel sueño de Shakespeare: "Ni más abajo ni más arriba que el hombre; a la altura de su corazón". mas diferencia que la . .Más to?a;í.a, a la altura de su cabeza, pues todo ese mo vímíento histonc~.l~eva a cabo una rectificación progresiva d.el absurdo preJUICIO de Moebíus, el de la orgánica rníerío ndad mental de la mujer. (1) (1) El concepto de que la mujer padece una crcorncc inferioridad i:~~:~~~:~S:i~::::l;~:t~~~~~~,~~ee~~~~:~s:~~:;~~~S~ir~~:~::i~,:~;~¡~~ inepto y loco"; o como Schopenhcuer, según el cual "la ~ujer es u~ a~i~ai conduce a reclamar una perlecta igualdad jurídica para ambos sexos. d~-~la del'pelo largo e ideas cortes". y "carece del sentimiento e inteligencia meno~ (2) En las índustrics manufactureras del país trabajan no de musical ni, tiene :1 de las artes plásticas ni el de la poesíatlty por oficdi 18.000 muieres como asalariadas. En la población t~abajadora de ca¿eosm~s, dura, le DIega belleza, se han opuesto los de Platón, un tanto contradictorios, calculada en 342.359 personas (censo agropecuano de 1937J, 107._3_ son pero en defínítívcr favorables a la igv.aldad de los sexos cuss on la República dice: "La naturaleza de la mujeres tan propia·para l~ mujeres de más de 14 años. 20 EMILIO FRUGONI Li-t lV"U'j-ER ANTE EL DERECHO 21 ces donde se puede comprobar que, en ciertos géneros de ~ trabajo, la actividad femenina está en situación de sustituir o,"~,'?,lo antI uo reservada a la actividad da, en la e;;,fera de... tard¿ en invadir el terreno reser- a la actividad masculina y que el número de mujeres, solte d femenina; y des e a 1 110 li 'Ci!"ó su orgullo en apor- ras o casadas, que ocupan empleos, hasta principales, va en 1 ctividcd mascu ma. ,, d " vado a a a . .. 1 . do.1s 1s,us energlras, en .e.,' aumento considerablemente, Otro hecho notable. No son so d fue~.rzo en emp ear IO ::; 'h tar to o su esr l:d d entero entonces advirtio que a- lamente las humildes hijas del pueblo las que participan en error11ar su .po~.';;~,on:-a,~1 a ~""' d.ioY_,- conquistar algo mars qu,e el trabajo social; sino que las necesidCldes de la vida, las bíc contraído memos, qu", po 1 "1' depe~n.denc~.ic, mo- necesidCldes acrecentadas, el vivo deseo de una independen_ id - la ca"a' a ln ,'" _.. eoJl pan cotidiano, el vestí 0 Y obrdr; amar a su antojo; cíe económica han llegado a empujar a las de la bU;(Tuesía. 1 1 d .echo a pOIlsar 1ncb'~l,a' r,. md 1 penetració~ ra, e el _. :-. , itc 1 hombre negan ose o Resulta una completa del elemento femenino en ese derecho que SIempre eJ"'lcl o e .. . , los oficios públicos y privados, en las profesiones liberales, tt siempre, , , toles pretensiones feme- en los engranajes de la vida burocrática y administrativa, "Pero el hombre barrunto que stcbl cid el l • en las instituciones de beneficencia. Gracias a la difusión de lnus Yepresentobcm un pe.-""gro pa"-a A--l orden este recr.e o, l' la cultura intelectual, esta esfera de acción de la actividad nmas re.presente soc_l,e.a:,k~.lrd, la T"a~m1:1_''~a~' t1,~adsascos_tu,r.n.b.res, la reu- equilibrio de la, ',... .. las trabajadoras femenina tiende cada vez más ex extenderse y no puede pre " . Demcsicrdo taLoe,.,. ....,1 L R b Id verse donde se parará. (hancisco Cosentini; "La ReÍo;ma glOn.. ,J''o-r~o_s.o~-m_.a.n.Cilopcadas, se:onn "ladas.l'ebeldes... te ,e~ esf a ae la LegislaCión Civil y el PlOletariado", páginas 601_602J. s1onlemvuh-echa por los 11..l0mD,1'~oS,' a loe-: lp'rejuicios_:q.ue eSlO;S .0 _ m.aen"ta'yn.;. al ide•al cnu.cu.cu,o .qüe a sus com.paneras .mpo Y hemos de agregar todavía lo que Marcel Tynaire, la notable novelista que tan magistralmente aborda en sus no. tt nen, ,, ., ._ 1 habrém de alterar- velas el tema de la mujer en la vida contemporánea, pone "T~as cláusulas del comraro conyu~a_ '. _'__',~' 10" en la pluma de uno de sus personajes: . . se por el hecho ml'"_mo do~ q.1-18 "la _muj,er -pohdir'a~vrNvno psiendi.ra; . homb"re~} crior por SI sola a sus ._.Jo;;,... " _ "Ignoro si el trabajo de la mujer representa un bien o cvudc del T .. -. , , h bre hcbrc de un mal, y el porvenir tan sólo habrá de decírnoslo; pero va• prm,eccl'Orn nl, pr'om._.et-erá, obe,dienc,io. v1 e"] ..om,. .mvp.an_ero., igual -o mejor dlcho- como a co... .. constituye una necesidad que la mujer sufre sin haberla de. t1.rct,orlc como a - , ", en.o por la ternura ' Si' subsistiró urnlcal_ll .. seudo. un hecho que se impone y que hemos de aceptar en como aIIl.lga. u un.on " :- " ronovadok de ide•as y sen. todas sus consecuencias. y la más principal de todas es la .L.ec:irpi.r~~ por el acuerd,o, slemple ~.o, ~ i ....a, _ le üdelídcd libre v voluntaria y por e"a sm ~. ~ rreevvoolluucciióónn emcoornaól,miqcuae." parece ser efecto y no causa de la tim,ie-ntdos, PfOecI,t"u qlu.e pe"m1itse '1~arl'p"'le1na confianza. Muchos so,n cend1c hpoeqrclrr.~e...sl,donde. e'1." mGIl'""'-O ',"~n~cue_.n.trc en su m"ujer una moralmente por lo que y~a ro?lasda. una con.f!ídecn,'e co.laboradora de sus trebejos,, co"mLo' material. aP'":1,ro'e...e.. cbn",~e_c'c_.rdo de sus amm, C' l,Ones."1;M_'.o.rcele T.vnc.rvre, a Rebelde" J, la escue protéc, Pero el d diietenciacicai de .1as.'mu,]~~re..s a"U-A,t-r~c.e codn"- El p1'oceso e , , '0 socicrles e. ' ] ~ 'Dio de les condiciones ec~onomrvas y _ _u._, -Ot.e::lrgOmien.a....aam"U.ve.z, como '1a~adexo··plJld·i;·c~~,o •~.•i!\¡'ci'U""dL¡ er T~y-'~d0_i,,' t'Lmü.ael •poe'. vi· sciucaiódlrloddele s-l'eaxol!ClI,me'mL1'leanl'yn...o0_nc..l;a:-,, ro'..1"va"_1o11_.10á.•on.•:,:es•in.-nleaD¡""nemnOn'e1n'a1.ce-"-" 1. 1
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