ebook img

La lección de guitarra de Miguel Agustín Príncipe PDF

21 Pages·2010·0.78 MB·Spanish
by  
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview La lección de guitarra de Miguel Agustín Príncipe

Miguel Agustín Príncipe (Caspe 1811-Madrid 1863) fue un abogado reconocido y un prolí- fico escritor que ocupó varios cargos públi- cos en el agitado Madrid de los años centra- les del siglo xix. Fue también un trabajador incansable que vivió afanado por alimentar a su familia y acuciado por las desgracias y la enfermedad, despreciando el comer y es- merándose en vestir;1 y por todo ello encarna al típico escritor e intelectual romántico. Al parecer, como veremos, fue además guita- rrista aficionado y promotor del instrumento en una época en la que éste se hallaba aún muy lejos de la enseñanza reglada. Por todas estas razones puede considerarse una figu- ra de interés en el mundo de la guitarra de mediados del siglo xix. Tras varios años de universidad en Zaragoza, La lección de guitarra primero como alumno y después como profe- sor, se instaló a finales de 1839 en Madrid, de Miguel Agustín Príncipe quizá a causa de su mala salud, como afirma en algún escrito,2 quizá desencantado por no haber conseguido –debido a su escasez Carmen Julia Gutiérrez de medios– el doctorado que le permitiera acceder a una cátedra en la Universidad en la que llevaba varios años dando clases,3 1 En la revista La Risa del 30-iv-1843 (ver figura 1) apa- rece una caricatura suya con un entallado traje, larguísima melena y envuelto en una nube de tabaco acompañando al poema “El vestir y el comer” en el que se lee una frase que, corroborada por numerosas referencias, parece cierta: Aficionado a vestir, si puedo, como un marqués, maldito lo que me importa comer mal o comer bien. Por otra parte, desde muy joven, Príncipe padeció alguna enfermedad estomacal que afectaba notablemente a su vida y le hizo escribir en 1843 en el periódico La Risa: “Mis lec- tores saben que no soy aficionado a comer (…) la sola ya necesidad de comer es una imperfección tan grande, que casi todas las imperfecciones humanas dependen de ella, no siendo la menor la necesidad de escribir algunos artículos de vez en cuando para satisfacer esa maldita propensión a comer, y así salen ellos”. (“Imperfecciones de la naturaleza”, La Risa, 4-iv-1843). 2 En el prólogo de su drama El conde Don Julián, publicado en febrero de 1839 y dedicado a su íntimo amigo Cayetano Balseyro, da a entender que ha pasado recientemente una muy grave enfermedad que le hace temer el inminente fin de sus días. El periódico El Entreacto del 29-iii-1840 publica una biografía de M. A. Príncipe de la que también se deducen al- guno de estos datos. No he localizado el original del periódico; la cita procede de Santiago AldeA Gimeno y Alberto SerrAno dolAder: Miguel Agustín Príncipe. Escritor y periodista (1811- 1863), Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1989, p. 16, tomada a su vez de Gil Comín y GArGAllo, que sí pudo ver ese número, en “Miguel Agustín Príncipe”, Archivo de Filolo- gía Aragonesa, Serie B-1, Zaragoza, 1945, pp. 319-332. 3 Tomás BueSA oliver: Años Universitarios de Miguel Agustín Príncipe, Zaragoza: Diputación Provincial-Institución Fer- nando el Católico, 1983, pp. 43 y ss. 62 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / 2010 quizá aceptando una oferta de trabajo del casar ya que su necrológica, publicada en El L a periódico El Entreacto, del que era colabora- Contemporáneo del 20-v-1863, dice que deja le dor y corresponsal desde hacía varios meses, “viuda y cuatro hijos”.6 No he podido encon- c c o quizá por todas esas razones y por el deseo trar tal poema en la revista La Amistad de ió n de un cambio o mejora de vida. 1857, pero sí uno titulado “En el álbum de un d viudo”, que sospecho es al que se refieren los e g El poeta se había casado en Zaragoza pro- citados autores y que fue publicado en enero u bablemente en 1838 con Benita Satorres, de de 1847 en El Siglo Pintoresco. Al contrario ita r quien no he podido localizar ningún dato, de lo que puede suceder con “La lección de ra aunque seguramente era hermana de Ra- guitarra” que leeremos más abajo, creo que d e món Satorres,4 escritor liberal y miembro del este poema narra una ficción literaria, ya M partido progresista demócrata, redactor de que su contenido no concuerda en absoluto ig u varios periódicos de política y literatura y con la vida de Príncipe. El poeta habla de un e director de El Espectador según afirma El hijo único cuya madre ha muerto “no hace l A Heraldo de Madrid (25-iv-1851, p. 2). En 1839 aún un año” cuando éste apenas empezaba gu esperaban su primer hijo y el poeta temía su a balbucear. Miguel Agustín Príncipe había stín próxima muerte, ya que en la dedicatoria a tenido en cambio cuatro hijos nacidos todos P su amigo Cayetano Balseyro de la primera antes de la fecha de publicación del poema: rín edición de El conde Don Julián, fechada en Julián Alfredo, Emilia, Enrique y Clotilde,7 cip Zaragoza, febrero de 1839 escribe trágica- e / mente: “…tengo una esposa condenada qui- C zás a ser madre cuando el esposo no exista. a r (…) El tierno Eduardo [hijo de Balseyro] será m e para mi huérfano lo que Azasuldo [personaje n del drama prologado] para su hermano…”.5 6 S. AldeA y A. SerrAno: Miguel Agustín Príncipe…, op. cit., Ju p. 31. lia 7 Julián Alfredo (1839-1903) fue escritor y siguió la carrera Aldea y Serrano deducen de un poema pu- G diplomática, en la que seguramente sería introducido por su u blicado en la revista La Amistad en 1857 que tío Ramón Satorres. Estuvo en Trípoli en 1867 (justo des- t ié en esa fecha su esposa ya había fallecido, y pués que Satorres), Nueva Orleans (Guía oficial de España rr 1873, p. 69), Filadelfia, donde coincidió con Juan Morphy e que por lo tanto, Príncipe debió volverse a z (La Época, 30-xii-1873, p.1) y después en Riga, Damasco y Veracruz. Falleció en Madrid tras varios años de ceguera (El País, 7-viii-1903, p. 3). Emilia (1840-1922?) solo aparece en la prensa por su ma- trimonio en 1864 con Antonio Corzo y Barrera (1823?-1897) (Escenas contemporáneas, 1864, nº 2, p. 103) y sus donacio- nes piadosas hasta 1922. Antonio Corzo trabajaba en la Au- diencia ya en 1849, cuando Príncipe entró a formar parte de 4 Ramón Satorres escribió también para la Revista de Ma- ella, y fue autor de varias obras literarias y del Código penal drid, El Siglo, el Correo de Ultramar y otros muchos. Fue reformado (1850). En 1879 se trasladó como magistrado a autor de varios libros y artículos como Estudios filosóficos, la Audiencia provincial de Puerto Príncipe (Guía de España, La Mujer y Guía religiosa de la infancia, coautor de El tesoro 1879, p. 289) y en 1894 cesó en su cargo de Presidente de de los chistes, con Martínez de Villergas así como del Devo- dicha Audiencia y magistrado electo de Puerto Rico (El Día, cionario en verso con su cuñado Príncipe y letrista, también 13-viii-1894). Sus hijos Juan, Isidoro y Enrique fueron famo- con Príncipe, del Álbum Filarmónico de Sebastián Iradier. Re- sos ajedrecistas en Cuba, especialmente Juan (1873-1941), tirado de la política, empezó la carrera consular en 1854 en quien además de campeón de ajedrez (vencedor de Capa- Niza (La Iberia, 9-ix-1854, p. 2); Cette (La Época, 7-x-1856, blanca), fue periodista <http://chesscom-chesscoach.blogs- p. 3); Trípoli, nombrado en febrero de 1863 (La Época, 23- pot.com/2010/02/los-cubano-espanoles-en-la-historia-del. ii-1863, p. 3) y cesado en 1866; Orán, desde enero de 1868 html>, (consultada el 19-iv-2010). (La Época, 22-i-1868, p. 3) a abril de 1869; Amberes (La Enrique (1844-1906) fue abogado y escritor, redactor del Época, 4-iii-1870, p. 4) y Hamburgo (La Época, 27-iv-1875, Diario de Sesiones del Senado “desde hace mas de 40 años” p. 3). En la Guía oficial de España 1897, p. 95, se comprueba según la noticia de su fallecimiento en El Liberal, 04-ix-1906, que sigue como cónsul en Alemania y que, también como p. 2, por lo que probablemente heredó el cargo de su padre, cónules, están un tal Arturo Satorres y Fúster en Bergen y que lo ocupaba a su muerte en 1863. un Roberto Satorres en Düsseldorf, probablemente hijos de A Clotilde (?) Antonio Fernández Grilo le dedicó el poema “La Ramón. Además, un José Satorres Martínez, natural de Fraga escala de la gloria” y aparece mencionada como poetisa en y seguramente familiar de Ramón y Benita (¿hermano?), que La moda elegante (7-i-1866, p. 3 y 9-xii-1866, p. 7). El Dia- aparece como suscriptor de El Anfión Matritense en 1843, rio oficial de avisos de Madrid del 5-vii-1874, p. 4, dice que en 1855 fue detenido durante la guerra carlista en Daroca en El Mundo cómico, número 88, aparecen algunos poemas (La Iberia, 5-vi-1855), y sabemos que era teniente coronel en suyos, sin embargo, el tal poema –que es uno solo–, no es 1875 (La Época, 23-iii-1875), cargo que sigue teniendo en de su autoría, sino una traducción del italiano titulada “El 1888, cuando firma un escrito de carácter carlista fechado tiempo pasado”, que firma como Clotilde A. Príncipe de Llá- en Fraga el 21 de mayo (El siglo futuro del 24-v-1888). Falleció cer. En el mismo número aparece un poema de su hermano en 1891 (El siglo futuro, 1-vi-1891). Enrique. Clotilde fue madre de J. y Enrique Llácer Príncipe, 5 Miguel Agustín PrínCiPe: El conde Don Julián, drama original del primero de los cuales se publica un poemita titulado e histórico en siete cuadros y en verso, Zaragoza: Imprenta precisamente “Ecos de mi guitarra” en Barcelona cómica, 11- de la calle del Coso 116, a cargo de Don M. Peiro, febrero de v-1895, p. 14, siendo citado el segundo como “notable actor 1839, p. 9 y 10. de carácter” en El Heraldo de Madrid 18-ii-1917, p. 5. 2010 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / ROSETA 63 z y siendo falsa su paternidad única, creo que Mauregato o el feudo de las doncellas (1851) e rr también debe serlo su viudez.8 y La Baltasara (1852) más las comedias Peri- é ti quito entre ellas (1844), Los amantes de Chin- u G Miguel Agustín Príncipe trabajó en Madrid chón (1848) y El desván (1851)–, una novela a uli como abogado, aunque parece que en 1845 –La casa de Pero Hernández (1848)–, varias J tuvo que dejar el ejercicio de la profesión a obras de prosa costumbrista y dos famosos n e causa de los altos impuestos que ésta le ha- ensayos –Tirios y troyanos (1845) y La Guerra m cía pagar.9 Trabajó posteriormente como con- de la independencia (1847)–, un Devocionario r a C servador de la Biblioteca Nacional, cargo que poético (1844) y miles de versos que publicó abandonó en 1849 al ser nombrado teniente a lo largo de su vida en periódicos o revistas, / e fiscal de la Audiencia de Madrid a propuesta en las ediciones Poesías ligeras, satíricas y p ci del fiscal de dicha Audiencia,10 fue Secretario festivas y Poesías serias (ambas de 1840) y n rí de la Junta de Teatros del Reino y a su muer- en sus famosas Fábulas en verso castellano P te en 1863 era jefe de redacción del Diario de (1861-1862) –una de las obras que más fama n stí Sesiones del Senado y miembro de la Jun- le dio– al final de las cuales incluye una ex- u g ta de Cárceles.11 Simultáneamente desplegó tensa “Arte métrica”. A una intensa actividad intelectual que le llevó el u a relacionase con numerosas sociedades ar- g Mi tísticas y literarias como el Ateneo, el Liceo, la Sociedad Económica de Amigos del País, e d la Academia española de Arqueología y Geo- a r logía –de la que fue distinguido miembro–, el r a Museo lírico, literario y artístico, el Instituto guit Español o el Casino. e d Su ocupación fundamental fue, sin embargo, n ó la de escritor, ya que encontró tiempo pa- ci c ra publicar entre 1839 y 1862 siete obras e l de teatro –los dramas El conde Don Julián a L (1839), Cerdán, justicia de Aragón (1841), De sus aficiones y profesiones se deduce que toda la familia Príncipe hablaba varios idiomas y tenía aficiones literarias desarrolladas con mayor o menor fortuna. 8 En cualquier caso, Benita había fallecido ya en 1871, según indica un poema de su hijo Enrique dedicado a su hermana Emilia publicado en El Café, 30-xii-1871, p. 7. 9 La Esperanza, 27-ix-1845, p. 4, publica el siguiente texto: “En El Eco vemos este curioso anuncio: Una toga de abogado y varios libros de la Facultad. El Licenciado Miguel Agustín Príncipe hace almoneda de dichos efectos a fin de cubrir la Figura 1. Caricatura de Miguel Agustín Príncipe publicada en contribución que le ha sido impuesta como abogado. Con La Risa del 30-iv-1843 con el poema “El vestir y el comer” este motivo manifiesta a sus favorecedores y al público, que se ve en el caso, por ahora, de renunciar al ejercicio de su También realizó numerosísimas colabora- profesión. Calle de la Madera Baja número 11, cuarto prin- cipal derecha, desde las 10 de la mañana a las tres de la ciones con la prensa periódica madrileña, tarde.” Hago notar que la dirección que da Príncipe para la destacando como periodista satírico en El almoneda es el domicilio del compositor Joaquín Espín, antes guindilla (1842-43),12 La Risa (1843-1844), de que éste se trasladase a la calle de la Justa (hoy de los Libreros), famosa por ser el lugar en cuyo balcón Gustavo El moscardón (1844), del que dirigió sus seis Adolfo Becquer conoció a la soprano Julia Espín, hija del compositor, que se convertiría en su musa. 10 El Clamor público, 11-x-1849, p. 2. En esa misma Audien- cia era entonces fiscal Antonio Corzo Barrera, amigo de Prín- cipe con quien en 1864 se casaría su hija Emilia, como puede leerse en Escenas contemporáneas, 1864, nº 2, p. 103. 12 Coloco entre paréntesis los años en los que Príncipe rea- 11 La España, 24-v-1863, nº 5154, p. 3: “Necrológica”. lizó colaboraciones en cada periódico. 64 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / 2010 números, El Dómine Lucas (1844-1845), El L a Fandango (1845), El Burro (1845) o El Tío le Camorra (1848). Además, probablemente, de c c otros en los que colaboró de manera anóni- ió n ma o firmando con un seudónimo diferente d de los que le conocemos: “Miraveque” y “Don e g Yo” (y seguramente también “El fisgón”, “An- u dresillo”, “El Sueco” y “Bachiller Veneno”).13 ita Figura 2. Colofón del periódico El Anfión Matritense, donde r r se lee que la parte de Música la dirige Indalecio Soriano Fuer- a Colaboró a lo largo de su fecunda carrera pe- tes y la de Literatura, Miguel Agustín Príncipe d e riodística con reportajes, críticas, artículos M de opinión y de leyes y publicando sus obras ig u por entregas en los periódicos Observato- dier; además de Pascual Madoz, José Zorri- e rio Pintoresco (1837), El Diario de Zaragoza lla, Ángel Fernández de los Ríos, Gertrudis l A (1838-1839), Semanario Pintoresco Español Gómez de Avellaneda, Juan Eugenio Hart- gu (1839-1848), La Iberia Musical (1842), La zenbusch, Manuel Bretón de los Herreros y stín Iberia Musical y Literaria (1842), El Eco de otros muchos. P Aragón (1843), La Gaceta de Madrid (1843), rín El Cínife (1845), El Laberinto (1845), Revista Entre sus amigos y colaboradores músicos cip Científica y Literaria (1847), El Clamor Pú- destacan el compositor Joaquín Espín, Se- e / blico (1848), El Publicista (1848), La Sema- bastián Iradier, Florencio Lahoz y Baltasar C na Pintoresca (1848), El Heraldo de Madrid Saldoni, quienes pusieron sus textos en mú- a r (1849), La España (1852-1868), La Amistad sica; Florencio Gómez Parreño, con quien m e (1858), El Contemporáneo (1861), La Crónica compartió la profesión de abogado y la afi- n de ambos mundos (1861), La Época (1861), La ción a la guitarra y que le dedicó una Fan- Ju Esperanza (1861), La Iberia (1861) y El Sema- tasía;14 Mariano Soriano Fuertes y su padre lia nario Popular (1862-1863), entre otros. Indalecio, con quien dirigió El Anfión Matri- G u tense, y Pedro Albéniz, Basilio Basili, Ramón t ié Dirigió El Entreacto (1839-1840), El Anfión Carnicer, o Dionisio Aguado, suscriptores de rr e Matritense (3-i-1843 al 2-vii-1843) junto con dicha revista. z Indalecio Soriano Fuertes, el ya citado El Moscardón (1844) y la revista femenina, muy Político comprometido del partido liberal, avanzada para la época, El pensil del Bello colaboró con prensa de tendencia republi- sexo, que se publicó entre el 23-xi-1845 y cana y apareció en el catálogo de autores enero de 1846. El 4-i-1846 aparece el primer censurados de una de las revistas de más número de El gitano, que también dirigió. peso institucional, La Censura.15 Manifestó clara fobia a todo lo francés desde la Guerra Debido a esta intensa actividad intelectual se de la Independencia y fuertes tendencias “es- relacionó, por trabajo o por amistad, con no- pañolistas”, como afirma en El Entreacto 1-ix- tables contemporáneos, como Juan Martínez 1839: “los españoles no debemos ser griegos, Villergas, con quien colaboró en numerosas romanos ni franceses: debemos ser españo- ocasiones, coautor con él y con Gregorio Ro- les y nada más”,16 tendencia que en varias mero Larrañaga, Eduardo Asquerino y Ga- briel Estrella de Los amantes de Chinchón; Antonio Gil y Zárate y Antonio García Gutié- rrez, coautores ambos con Príncipe del dra- ma La Baltasara; Wenceslao Ayguals, editor de varias revistas; Manuel Azcutia, Ramón de Campoamor, Juan del Peral, su cuñado Ramón Satorres y de nuevo A. García Gutié- rrez, letristas como él de las canciones del 14 Sobre Gómez Parreño véase Javier Suárez-PAjAreS: “La De- fensa de Florencio Gómez Parreño en el pleito Barbieri versus Álbum Filarmónico (1840) de Sebastián Ira- Martín: un documento de mediados del s. xix sobre el debate acerca de la propiedad intelectual y su regulación jurídica”, Revista de Musicología, xvii/1-2 (1994), pp. 355-401. 15 Víctor Manuel Peláez Pérez: “La época dorada de la parodia teatral española (1837-1918)”, Tesis doctoral, Universidad de Alicante, 2007, p. 191. Por esa razón, por ejemplo, nunca se 13 S. AldeA y A. SerrAno: Miguel Agustín Príncipe…, op. cit., pudo representar su obra Los amantes de Chinchón. p. 78. 16 S. AldeA y A. SerrAno, op. cit., p. 53. 2010 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / ROSETA 65 z ocasiones ejemplifica con la prevalencia de la y declamación cuyos profesores fueron en e rr guitarra sobre otros instrumentos y su con- su mayor parte colaboradores de La Iberia é ti sideración como instrumento “nacional”. Musical: Príncipe se ocupó de la cátedra de u G Literatura, los dos Soriano y Espín de la de a uli Ningún dato sobre su biografía confirma que Música, y José García Luna de la de Decla- J Miguel Agustín Príncipe tuviera una forma- mación.18 n e ción musical reglada, pero es seguro que és- m ta tuvo lugar, probablemente en Zaragoza, Príncipe escribió su primera colaboración r a C aunque pudo iniciarse en Caspe,17 visto el con la revista en el nº 15, del 10-iv-1842, a conocimiento técnico que muestran algunos causa probablemente a su reciente nombra- / e de sus escritos, así como por el dominio de la miento como catedrático del Museo lírico, p ci teoría musical que manifiesta su “Arte mé- literario y artístico. Se trata de un artícu- n rí trica” antes mencionada. La relación con la lo sobre la posibilidad de poner en música P música de Príncipe se manifiesta en varios –de acuerdo con los signos de duración y de n stí aspectos: como escritor sobre música y gui- compás– no sólo la cantidad prosódica de u g tarra, como promotor de la guitarra y editor las sílabas, sino también su entonación en A de música para aficionados a ésta, como teó- la declamación, que –según él– se debería el u rico de un sistema de métrica basado en el poder representar por medio de los signos g Mi sistema musical, como letrista de canciones, de expresión musical, inventando lo que de- como poeta que hace numerosas referencias nomina un “pentagrama prosódico” que fi- e d a la música y a la guitarra en su obra y por jara la entonación de la declamación tanto a r último, como guitarrista. Veamos algunos en prosa como en verso. Príncipe pretende r a ejemplos. estudiar las relaciones de la versificación guit castellana con el poema lírico o la ópera va- e liéndose para ello de los signos musicales y d 1. Escritos musicales y en defensa concluye que la comunión entre métrica y n y promoción de la guitarra en La Iberia ó música puede dar lugar a la creación de la ci Musical y Literaria y en El Anfión c ópera nacional19 y de un peculiar solfeo apli- e Matritense l cable tanto a la declamación poética como a a L la oratoria. Termina el artículo proponiendo La Iberia Musical, que puede considerarse el la realización de conferencias sobre el tema primer periódico musical español, se publi- y exhortando a músicos y poetas a colaborar có bajo la dirección del compositor Joaquín –en el ámbito del Museo citado– para llevar a Espín entre el 2 de enero de 1842 y el 28 de cabo el ejemplo de sus teorías métricas. agosto del mismo año, siendo su inmediata continuadora La Iberia Musical y Literaria, Fue sin embargo en El Anfión Matritense dirigida por el mismo autor, que se publicó donde aparecieron la mayoría de los escritos entre el 4 de septiembre y el 25 de diciembre de Miguel Agustín Príncipe relativos a la mú- de 1842. Su director fue el principal redactor sica. Esta revista, nacida como una escisión del periódico, pero colaboraban en él auto- de los miembros de la Asociación Musical res como Mariano Soriano Fuertes (desde el que formaban parte de La Iberia musical y nº 12), su padre, Indalecio Soriano Fuertes literaria, tuvo dos secciones –musical y li- (desde el nº 19), Gregorio Romero Larrañaga teraria–, siendo la primera de ellas dirigida y Miguel Agustín Príncipe (desde el nº 15). En por Indalecio Soriano Fuertes y la segunda La Iberia Musical se hacen numerosas refe- por Miguel Agustín Príncipe. Fueron colabo- rencias al “Museo lírico, literario y artístico”, radores Mariano Soriano Fuertes, Gertrudis asociación que en abril de 1842 constituyó una serie de cátedras de literatura, música 18 La Iberia Musical, nº 17, 24-iv-1842. 19 El artículo se publica con ocasión de la llamada a la crea- ción de la ópera nacional realizada por La Iberia Musical en 17 En un artículo publicado en El Entreacto, 2-x-1839 y de su número 14. Sobre el tema, con abundante bibliografía, ver nuevo en La Iberia Musical nº 34, 21-viii-1842, “Mi tío el por ejemplo Emilio CASAreS: “La música en el siglo xix español. Relamido”, habla de su presunto tío, apodado el re-la-mi-do Conceptos fundamentales”, en Emilio CASAreS y Celsa AlonSo quién había estudiado música con el cura de Caspe. A pesar (eds.): La Música Española en el siglo xix, Oviedo: Servicio de que la historia es –seguramente– imaginada, es verosímil de Publicaciones de la Universidad, 1995, pp. 13-122: pp. que algún cura de Caspe enseñara música. 100 y ss. 66 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / 2010 Gómez de Avellaneda, Eduardo Domínguez y en el que incluye unos pocos versos que L a de Gironella, Juan Martínez Villergas, Pedro forman parte de la Anacreóntica viii de “La le Mata y otros muchos. lección de guitarra” que motiva el presente c c artículo y el poema titulado “A Betina gui- ió n El Anfión Matritense expone una clara ideo- tarrista”, que no es otro que la Anacreóntica d logía en su nº 1 del 3-i-1843: “generalizar en iv de la misma obra, en versión ligeramente e g España el cultivo del arte músico, poniendo corregida. Este texto tuvo una cierta reper- u sus producciones al alcance de todas las for- cusión, como veremos más abajo y como in- ita r tunas, y satisfaciendo a la vez los deseos de dica la mención que de él ha localizado Pepe ra los profesores y las exigencias del aficionado”. Rey en La Revue et Garette Musicale de Paris d e Desde el inicio del periódico, éste incluye dos nº 9 del 26-ii-1843, p. 74, que lo califica de M entregas mensuales de música divididas en “especie de ditirambo contra el piano” y cita ig u varias secciones de las que los suscriptores dos de sus estrofas. Probablemente llegó a e pueden pagar y recibir las que deseen. Esas conocimiento de la revista francesa gracias a l A secciones son, en principio, Solfeo, Armonía alguno de los socios de El Anfión Matritense g u y contrapunto, Piezas escogidas para piano residentes en Francia (ver nota 20). stín y canto y Piezas fáciles para aficionados con P acompañamiento de piano y guitarra. En el Otra destacada intervención de El Anfión rín nº 3, del 20-i-1843, ya se establecen clara- Matritense a favor de la guitarra se ve en la cip mente las siete secciones de la revista, de sección “Crónica General” del nº 12, del 26- e / las que la quinta se dedica a “Piezas de todo iii-1843; en ella el anónimo cronista –que, C género para guitarra, con canto o sin él”, sospecho, es Príncipe– ridiculiza un poema a r sección que dos meses más tarde tenía casi satírico en contra de la guitarra firmado por m e doscientos suscriptores.20 “Un defensor del piano” –cuya publicación n original no he localizado– y que, según el Ju Miguel Agustín Príncipe lleva un gran peso cronista, fue provocado por la importancia lia de la redacción de esta nueva revista, pues, y los elogios que El Anfión Matritense se pro- G u además de hacerse cargo de la parte litera- pone dedicar al instrumento español. t ié ria, escribe sobre música en muchos de sus rr –Un defensor del piano.– Así se titula un e números.21 Destaca, en el sentido que aquí z pobre coplero que ha creído deber echarla nos interesa, el artículo que presenta ya en de espadachín contra nosotros en cierta el nº 2 (13-i-1843) titulado precisamente “La publicación periodística, enojado sin duda guitarra”,22 en el que hace un repaso histó- por nuestros elogios a la guitarra. Los pia- rico y un encendido elogio del instrumento, nistas deben quedar muy obligados al señor Don Quijote, y si no, díganlo los siguientes versos: Has visto la viguela [sic] colgada de una soga 20 En El Anfión Matritense, nº 12 del 26-iii-1843 aparece la con un lazo a la punta lista de los casi 1300 suscriptores de la revista, cuya Sec- ción Quinta (piezas para guitarra) tenía 22 suscriptores de prendido en una boda. Madrid, 166 de provincias y 4 del extranjero. Divinidad celeste 21 En el nº 3 (14-ii-1843) aparece la sección “Curiosidades que los chicos invocan filarmónicas” en la que escribe el artículo “Sistema pentagra- dentro de una taberna mático de los árabes” con una descripción de la escritura o dentro de una lonja. musical árabe basada en textos de François-Joseph Fétis Pues tal es el origen y Pierre-Louis Ginguené. En el nº 10 (12-iii-1843) escribe “¿Son ciertos los efectos que se atribuyen a la música de los del instrumento momia antiguos?”, texto basado sobre todo en Entretiens sur l’état que enseñan los maestros de la musique grecque vers le milieu du 4ème siècle avant l’ère que a reír me provocan vulgaire, Amsterdam, 1777, del Abad Jean-Jacques Barthé- cuando dicen de alguno lemy, con referencias a Platón, Aristóteles, Cicerón, Plutarco, “es profesor de nota” Damón, Boecio, el Diccionario de Rousseau, Burette y Duclos, aunque muchas de ellas proceden de Barthélemy. Además El cronista pone notas al pie de página casi realiza crítica (en el nº 1), traducciones de textos musicales (en los nos 7 y 13) y publica varias obras poéticas y comen- a cada verso y se mofa en ellas de los ripios, tarios literarios, ya sin relación con la música, en casi todos errores y de la propia crítica. los números. 22 Este texto está publicado en al “Apéndice” que Javier Así pues, El Anfión Matritense se caracteri- Suárez-PAjAreS incluye tras su artículo “Las generaciones guitarrísticas españolas en el siglo xix”, en Emilio CASAreS y zó desde sus inicios por una defensa y pro- Celsa AlonSo (eds.): La Música Española en el siglo xix, Oviedo, moción de la guitarra que consiguió incluso Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1995, pp. 335- crear cierta polémica. 376: p. 350. 2010 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / ROSETA 67 z 2. Príncipe, teórico de la nueva métrica acento siguiente, la duración de un grupo só- e rr poética cuantitativo-musical lo puede estar en relación de igualdad con la é uti duración de los demás, o bien en relación de G Las Fábulas de Miguel Agustín Príncipe con- 1 a 2. Cuando un verso inicial empieza por a uli tienen como final un “Arte métrica”23 de 274 sílabas átonas, éstas quedan fuera del rit- J páginas que pasó desapercibida en su época mo (anacrusa, que Príncipe denomina “ante- n e –a pesar de la relevancia que le atribuye la compás”) y el último acento y las sílabas que m r necrológica publicada en La España el 24-v- eventualmente le sucedan se agrupan con la a C 1863 (“obra verdaderamente monumental en anacrusa del verso siguiente formando un / la materia en que se trata”)– y de la que el mismo pie. e p propio Navarro Tomás –que ignoraba su exis- ci tencia cuando publicó su Métrica española Esta teoría se parece muchísimo a la que n rí en 1956– reconoce su novedad y la importan- en 1956 planteó –sin haber leído a Príncipe– P n cia que pudo haber tenido en su momento, Navarro Tomás, cambiando algunas deno- stí de haber sido conocida.24 Príncipe es, gracias minaciones, como la de ante-compás por el u g a esta obra, el creador del moderno modelo helenismo anacrusis, y añadiendo algunos A de “métrica poética cuantitativo-musical”25 conceptos, y que aún hoy es la más conocida el u con el que se adelanta en casi 20 años a las teoría métrica española. g Mi teorías de la métrica cuantitativo-musical de e Becq de Fouquières o Lanier,26 que renova- 3. Príncipe, letrista d rían la teoría de la métrica francesa e inglesa a r respectivamente. Varios poemas de Príncipe fueron puestos r a uit en música por músicos amigos y contempo- g La teoría métrica de Príncipe se basa en ráneos del poeta. Todas estas composiciones e equiparar los versos y sus divisiones a los se realizaron en vida de Príncipe. Se trata de d n compases musicales y las divisiones de és- las siguientes obras: ó ci tos, entendiendo que los versos obedecen a c la ley superior del compás, cuyo “golpeo o a. “Los placeres de la Música” (cuyo íncipit y e a l batuta” es llevado por el acento “acomodán- estribillo es “Entonemos el himno sonoro”), L dose siempre con exactitud matemática a las Himno a la Sociedad Filarmónica de Za- exigencias del tiempo”.27 El acento divide el ragoza, con música de Florencio Lahoz. El verso en compases, o grupos acentuales que texto está publicado en su Poesías serias, empiezan con él y terminan justo antes del p. 306. Fue interpretado para la inaugu- ración de dicha Sociedad el 30 de junio de 1838, según afirma Príncipe. b. “El estudiante de tuna”, “La estudianti- na” y “Él y ella”, del Álbum Filarmónico de Sebastián Iradier (1840), colección de can- 23 Miguel Agustín PrínCiPe: “Arte Métrica”, en Fábulas en ciones que llevan textos, además de Prín- verso castellano y en variedad de metros, Madrid: Imprenta de D. M. Ibo Alfaro, 1861-62, pp. 385-659. cipe, de Manuel Azcutia, Ramón de Cam- 24 Tomás nAvArro TomáS: “Miguel Agustín Príncipe, trata- poamor, Juan del Peral, Ramón Satorres, dista de Métrica”, Boletín de la Academia Norteamericana Antonio García Gutiérrez y Juan Eugenio de Lengua Española, nº 1, 1976, p. 7-15. La importancia de Príncipe como tratadista de métrica fue descubierta gracias a Hartzenbusch. Los textos de la primera las investigaciones de José dominGuez CAPArróS publicadas en y la tercera aparecen publicados en sus Contribución a la historia de las teorías métricas de los siglos Poesías ligeras, satíricas y festivas. xviii y xix, Madrid: C.S.I.C. & R.F.E., 1975, y su relevancia fue apasionadamente defendida por Antonio CArvAjAl en su tesis doctoral “De métrica expresiva frente a métrica mecá- c. “La Caprichosa”, canción jocosa española nica. Ensayo de aplicación de las teorías de Miguel Agustín con música de Joaquín Espín, cuya par- Príncipe”, Universidad de Granada, 1995. titura se publica con La Iberia Musical y 25 Antonio PAmieS: “La métrica cuantitativo-musical en Es- paña”, en Rafael CorBAlán, Gerardo PiñA y Nicolás ToSCAno Literaria nº 16 del 18-xii-1842. (eds.): Acentos femeninos y marco estético del nuevo milenio. Monografía de ALDEEU, Nueva York: City University of New d. “Himno del Museo lírico, literario y artís- York, 2000, pp. 91-108: p. 92. 26 Louis BeCq de FouquièreS: Traité general de versification, tico”, La Iberia Musical nº 20 (15-v-1842) París: Charpentier, 1879. Sidney lAnier: Music and Poetry, (1ª da la noticia: ed.: 1898) reed. Nueva York: Haskell House, 1969, citados por A. PAmiéS, op. cit. p. 92. Mañana lunes a las ocho de la noche tendrá 27 M. A. PrínCiPe: “Arte Métrica”, en op. cit., pp. 427 y 428. lugar la apertura del Museo lírico, literario 68 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / 2010 y artístico en el nuevo local de las Vallecas. L a La inauguración se celebrará con una fun- le ción escogida en que tomarán parte todas c c las secciones, comenzando por un himno a ió toda orquesta, letra de D. Miguel Agustín n d Príncipe, música de D. Joaquín Espín, el e cual será cantado por las señoras socias y g u socios la sección de música. ita r En el siguiente número de la revista (22-v- ra 1842) se hace la crítica de esta inauguración d e y se comenta respecto a la interpretación del M himno que ig u [se echaba en falta] un número suficiente de e l voces para ejecutarlo, y siendo el coro tan A g pobre y escaso que contrastaban notable- u s mente el brío y sentimiento de las notas del tín señor Espín, y el entusiasmo de los versos P del Sr. Príncipe, con la insuficiencia de las rín voces que debían servirles de intérpretes.28 c ip e e. “Yo te saludo”. Invocación y plegaria a la / Virgen para medio tiple,29 puesta en músi- C ca por Baltasar Saldoni, octubre de 1852. a Figura 3. Miguel Agustín Príncipe en una litografía del famoso rm Citada por el propio Saldoni en su Diccio- José [Joseph] Decaen publicada en Poesías de Don Miguel e nario,30 quien la clasifica como “Música sa- Agustín Príncipe, México: Tipografía de Rafael y Vila, 1852 n J grada para canto, con acompañamiento de u lia órgano o piano”. Existen dos poesías con el G mismo íncipit publicadas por Príncipe: “Yo embargo, la obra de mismo íncipit que se u t te saludo al comenzar el día”, publicada en ha encontrado en el Devocionario (p. 273) ié r El Anfión Matritense nº 14 del 9 de abril, en comienza “Yo te saludo, Virgen admirable” re z donde se lee que pertenece al Devocionario y, aunque también escrita en endecasíla- poético que está publicando el autor;31 sin bos, es completamente distinta. No sabe- mos cuál de ellas sería la musicada por Saldoni, al no estar editadas, ni siquiera localizadas, muchas de las obras de este autor. 4. Príncipe, guitarrista 28 También se dice que el salón del Museo, es sin duda “el que ofrece más carácter de espectáculo entre todos los que las diversas corporaciones literarias y artísticas poseen en En El Anfión Matritense nº 2, 13-i-1843, tras Madrid” y que en él caben 1200 personas (La Iberia Musical citar unos versos de “La lección de guitarra”, nº 21, 22-v-1842). Este salón estaba en la antigua iglesia Príncipe escribe una frase claramente auto- del convento cisterciense desamortizado conocido como “Las biográfica y reveladora sobre su relación con Vallecas”, en cuyo local se levantó a principios del siglo xx el Casino de Madrid. la guitarra y, al final de ese mismo texto, in- 29 La peculiar denominación “medio tiple” para referirse a siste en la defensa y fomento del estudio de la voz de mezzosoprano es característica de Saldoni, que este instrumento, que la revista que dirige la emplea en varias de sus obras. Probablemente la toma pretende realizar por medio de la publicación de Antonio Eximeno, que la usa en su Dell’ origine e delle regole della musica colla storia del suo progresso, decadenza de partituras en la sección correspondiente: e rinnovazione, Roma: Michelangelo Barbiellini, 1774, cuya traducción castellana se publicó en Madrid por la Imprenta perdónese a quien tanto ha gozado con ella Real en 1796 y está editada modernamente por Francisco [con la guitarra] y quien tan feliz ha sido por oTero: Antonio Eximeno: Del origen y reglas de la música, ella, ese rapto de entusiasmo que solo po- Madrid: Editora Nacional, D.L. 1978. drán apreciar los guitarristas. Los recuer- 30 Baltasar SAldoni: Diccionario Biográfico-Bibliográfico de dos exigen un tributo de cuando en cuando efemérides de músicos españoles, Madrid, Imprenta de D. y debe ser perdonable en el autor de este Antonio Pérez Dubrull, 1868-1881, 4 vols. Ed. facsímil pre- parada por Jacinto TorreS, con índices completos de perso- artículo pagarlo ahora a los suyos cuando nas, materias y obras. Madrid: Centro de Documentación la ocasión se lo exige. (…) Musical, Ministerio de Cultura, 1986, vol. i, 1868, p. 78. 31 Miguel Agustín PrínCiPe: Ejercicio cotidiano y novísimo de- La Asociación Musical procurará por su vocionario, Madrid: Imprenta de Manini y compañía, 1844. parte dedicar una atención particular a la 2010 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / ROSETA 69 z sección que lleva el nombre de este instru- –honorarios– del instrumento desde 1857,33 e rr mento; y sus aficionados tendrán la satis- la guitarra tardará aún más de un siglo en é ti facción de ver que la indiferencia con que entrar en él. Una de las razones que subya- u G algunos le miran no será parte para que la cen en esta separación del mundo académico a asociación se desdeñe de fomentar su estu- uli dio y sus adelantos. es precisamente la popularidad y accesibi- J lidad del instrumento, que permite tocarlo n e Por otra parte, El Imparcial del 28-xi-1868, con disfrute y aprovechamiento con un mí- m p. 4, en el artículo “Verdadero origen del nimo nivel técnico –aunque por otra parte r a C himno de Espartero” firmado por J. J., une sea capaz de las más virtuosísticas realiza- la condición de guitarrista de Príncipe a la ciones–. Fuera de las enseñanzas regladas, / e de liberal al afirmar: abundaban los maestros particulares que p ci enseñaban tanto a aficionados –como Prín- n El himno en cuestión fue en principio cono- rí cipe–, como a virtuosos; abundan también P cido tan solo de algunos patriotas zaragoza- en la época los métodos de guitarra34 (en El n nos. El poeta aragonés de honrosa memoria, ustí D. Miguel Agustín Príncipe, que cuando de Anfión Matritense se publicita con frecuencia g estudiante gustaba mucho tañerlo en la gui- el de Aguado, suscriptor de la revista) y las A tarra, fue el que más contribuyó a populari- ediciones de música de todos los niveles, pro- el u zarlo en su país natal, y así pudo propagar- duciéndose en la época cientos de obras, mu- g Mi se en tiempo de la guerra civil al ejército del chas de las cuales están aún sin estudiar. norte, llegando a ser la música favorita de de los heroicos regimientos de la libertad que a mandaba el Duque de la Victoria, y de aquí 5. Referencias (reales o metafóricas) rr el nombre de “himno de Espartero”. a la guitarra y a la música en la obra a guit Por último, si consideramos real o autobio- de Príncipe de gráfico el relato de “La lección de guitarra”, Las referencias a la guitarra y la música en n Príncipe no sólo fue guitarrista, sino que la obra poética de Príncipe son muy frecuen- ó estuvo incluso en condiciones de impartir ci tes, siendo la más interesante en lo que a la c clases. Recordemos que estamos en una e guitarra se refiere la que hace de sí mismo a l época en que la guitarra está muy de moda, como guitarrista en el poema que aquí se L y es practicada por numerosos aficionados, edita. incluso regios; las veladas y saraos son im- pensables sin el acompañamiento de una En numerosas ocasiones utiliza palabras co- guitarra32 y todo ello fomenta los conciertos mo “lira”, “laúd” o “música” empleadas como y la difusión de obras de diversos grados de metáfora de su poesía, por ejemplo en las dificultad de las que buen ejemplo son las publicadas por El Anfión Matritense. El Conservatorio se había fundado en 1831 y, aunque en el centro se realizaban muchos conciertos de guitarra y existían profesores este autor la he encontrado en Juan José rey mArCoS: “De la guitarra clásica a la romántica”, Introducción general al Ciclo La guitarra española en el siglo xix, Madrid: Fundación Juan March, 1985, pp. 15-21, y el propio autor ha tenido la amabilidad de buscarme el libro original que mencionaba en dicho texto. Las memorias de Blaze de Bury son notables debido a su interés por la música, –fue hermano del mu- sicólogo, crítico y compositor François-Henri-Joseph Blaze, 32 Es muy ilustrativa la descripción que hace de estas vela- conocido como Castil-Blaze (1784-1857)–, que le hace dete- das Sébastien Blaze de Bury (1789-?), boticario francés que nerse en todo lo relacionado con ella. En este fragmento es estuvo en España con el ejército napoleónico: “El barbero de destacar, además de la mención a la omnipresencia de toma la guitarra, y su rasgado pone en movimiento a toda la la guitarra –tocada tanto por barberos como por rústicos o juventud del barrio. Los bailarines interpretan la seguidilla señoritas y su uso como acompañamiento para el canto y el acompañándose de castañuelas. Aquí se oye a un rústico baile–, el empleo del rasgueado (precisamente por el barbero) que frota todas las cuerdas a la vez con su pesada mano; y la costumbre de los aficionados de dejarse crecer las uñas allá es un aficionado, amateur, que saca de este instrumento para tocar la guitarra. armoniosos y brillantes sonidos con sus largas uñas que ha dejado crecer a tal fin. Más allá, es una señorita que se 33 Miguel Carnicer sería el primero de ellos, el cargo se es- acompaña cantando un tierno romance o bien una canción tablece en el Reglamento Orgánico del Real Conservatorio de patriótica” [las palabras en cursiva están en español en el Música y Declamación de 1857 (capítulo xi, artículos 60 a original], Sébastien BlAze: Mémoires d’un apothicaire sur la 66), citado por J. Suárez PAjAreS: “Las generaciones guita- Guerre d’Espagne pendant les années 1808 a 1814, Tome rrísticas…”, op. cit., p. 343. second, París: Ladvocat, Librairie de S. A. R. M. le Duc de 34 Ver un elenco comentado de los métodos de guitarra del Chartres, 1828, p. 168 [la traducción es mía]. La mención a xix en J. Suárez PAjAreS: íbid., p. 330 y ss. 70 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / 2010 obras de sus Poesías ligeras, festivas y satí- Florencio Lahoz, cantado en la apertura de L a ricas35 “Delirio poético”, p. 3 o “La amistad. la Sociedad Filarmónica, establecida en la le A una esposa el día de su cumpleaños”, p. casa-habitación de D. Cayetano Balseyro la c c 14 y en sus Poesías serias36 “Al estudio de noche del 30 Junio de 1838” (Poesías serias, ió n la poesía”, p. 217; “La paz del pecho”, p. 248 p. 306), o incluso las “Composiciones escritas d y “El árbol. Poema clásico-romántico, o del con motivo de los faustos acontecimientos de e g género medio, dedicado a mi amigo D. Caye- las Provincias Vascongadas”: i. Paz, reina y u tano Balseyro”, p. 287. libertad; ii. El día grande del liceo, recitada ita r en el Jardín de las Delicias; iii. Himno y iv. ra Otras veces dedica la obra a un o una can- Estancias (p. 346 y ss. de las Poesías serias). d e tante por una intervención destacada, como Al menos los números ii y iii tienen un claro M en las obras de sus Poesías serias “A E. P., carácter y contenido musical y bien podrían ig u cuando cantó por primera vez en Zaragoza la haber sido puestos en música. e ópera titulada La esclava en Bagdad, música l A del maestro Pacini”, p. 266; “A doña Antonia Además, su obra “Tema con variaciones, leí- g u Campos, por el mérito singular con que can- do en el Liceo artístico y literario” (p. 189 de stín tó en el Teatro de Zaragoza la Norma de Be- las Poesías ligeras), es un conjunto de poe- P llini”, p. 310; “A D. Francisco Calvet”, por el mas en los que el tema y cada una de las rín mérito particular con que en un concierto de variaciones tiene una indicación musical de cip amigos cantó el aria de “Murena” en el Esule tempo –Allegretto, Adagio lamentabile, Maes- e / de Roma [sic por L’Esule di Roma, de Donizet- toso…– y están escritas en diferentes metros. C ti] la noche del 24 Febrero de 1838, p. 330; En algunas aparecen otras claras referen- a r a los que hay que añadir “A Don Francisco cias musicales en el contenido, como en la m e Salas”, poema en honor del actor y cantante brillante variación iv “Tempo di Walz”. n esposo de Bárbara Lamadrid, publicado en Ju El Anfión Matritense del 20-i-1843 e incluso También dedica una de sus famosas Fábulas lia “A la bella Paulita, con ocasión de haber caí- a la guitarra, “La compostura de la guita- G u do enferma por haberse agitado en la danza rra”,38 basándose en una idea tomada de Thé- t ié y el canto”, p. 38 de las Poesías ligeras. veneau: la guitarra de atroz sonido se rompe rr e y el guitarrero que la repara consigue una z No podemos olvidar que algunas de las obras de dulcísimos sones. Por último, dedica dos que fueron puestas en música por diversos obras a Betina en las Poesías ligeras: “A Be- compositores aparecen editadas en las Poe- tina cantando”, p. 33, en la que Betina canta sías de Príncipe, como los “Juguetes escri- acompañándose del laúd y su canto calma tos para el Álbum Filarmónico, puestos en las ansias y las penas del poeta y “La lección música por D. Sebastián de Iradier”: “‘Él y de guitarra. Anacreónticas a Betina”, p. 147, ella o Dios los cría y ellos se juntan’, y ‘El de la que a continuación nos ocupamos. estudiante de tuna’ ”,37 (p. 293 de las Poesías ligeras), “Los placeres de la Música. Himno **** inaugural puesto en música por mi amigo D. 35 Poesías de D. Miguel Agustín Príncipe. Tomo i. Poesías li- geras, festivas y satíricas, Madrid: Imprenta de Boix Editor, en la literatura goliárdica de la red, sino también en obras 1840. académicas que evito citar– se debe a que en la edición de 36 Poesías de D. Miguel Agustín Príncipe. Tomo ii. Poesías José R. lomBA y PedrAjA de las Obras en prosa y verso de D. serias, ibíd., Las referencias a las páginas de las Poesías José SomozA, Madrid: Imp. De la Revista de Archivos, Biblio- serias están tomadas de la edición mexicana Poesías de Don tecas y Museos, [1811-1842], 1904, aparece dicho poema en Miguel Agustín Príncipe, México: Tipografía de Rafael y Vila, la página 423 bajo el epígrafe “Apéndice 1º. Algunas poesías 1852, que incluye los dos tomos que en Madrid se editaron de autenticidad dudosa”. La comparación entre la edición de por separado. Príncipe y la de Lomba no deja lugar a dudas, por algunos 37 Esta última poesía debió ser popular entre los estudiantes errores evidentes, de que la versión del primero es la correcta. de tuna ya desde mediados del siglo xix y se conoce en este Como Somoza no publicó esta poesía en vida y su editor, colectivo todavía en nuestros días, como muestran varias Lomba, la considera “de autenticidad dudosa”, se puede co- páginas de internet que la citan, bien como anónima, bien legir que el autor de esta obra es Príncipe. atribuida a José Somoza. Esta atribución –que no sólo se da 38 Fábula xCiii de las Fábulas en verso castellano..., op. cit. 2010 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / ROSETA 71

Description:
43 y ss. 62 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, nº 4, julio / 2010 7 Julián Alfredo (1839-1903) fue escritor y siguió la carrera.
See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.