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La guerra entre la medicina ortodoxa y la medicina alternativa PDF

89 Pages·2017·1.32 MB·Spanish
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La guerra entre la medicina ortodoxa y ... la medicina alternativa por R. Webster Kehr 2003 en CancerTutor en bibliotecapleyades.net traducción al castellano seryactuar.org Acerca de este Ebook Este eBook es más técnico y detallado que el eBook "Introduction to Alternative Cancer Treatments". Por ejemplo, detalla un tema elegido al azar en el Reader’s Digest, y muestra cómo existe una relación entre el gran número de anuncios farmacéuticos, y la enorme cantidad de artículos en la revista que ensalzan a la medicina ortodoxa. Pero el verdadero poder de este libro está en sus exposiciones sobre las tácticas de la industria farmacéutica, los medios de comunicación y el FDA. Se presenta muy detalladamente de qué manera estas tres entidades manipulan y controlan la información. En este libro también hay un capítulo dedicado a Linus Pauling PhD (ganador de dos Premios Nobel), y al Dr. Ewan Cameron, doctor en medicina (y en la actualidad en Escocia), demostraron que la Vitamina C, en dosis moderadas, obtenía mucho mejores resultados en los pacientes con cáncer que los tratamientos ortodoxos contra el cáncer. El dos veces ganador del Premio Nobel, y el doctor en medicina, enfurecieron al sistema médico ¡porque son íntegros! Las tácticas para desacreditar la investigación de Pauling y Cameron se estudian en detalle. Resumiendo, este eBook es para aquellos que quieren profundizar en las tácticas del sistema médico, de los medios de comunicación, de la industria farmacológica y del FDA. Contenido 1. Introducción 2. La creación de la guerra en la medicina 3. Un ejemplo práctico de corrupción científica contra Pauling y Cameron 4. Remisión, tasas de curación y otros engaños 5. Como se aprobaron los fármacos de la quimioterapia 6. La evidencia científica de la medicina alternativa 7. La investigación sobre el cáncer 8. Un ejemplo práctico de la corrupción en los medios 9. Como controlan al público los medios y el sistema 10.Otras tácticas de control 11.El papel del FDA 12.El FDA contra la libertad de expresión 13.A quién deciden creer – Sigue la pista del dinero Pág. 2 de 89 Capítulo 1 Introducción a la Guerra en la Medicina Introducción Vivimos en un mundo de "comida rápida" "coches rápidos" y respuestas rápidas, o quizá sería mejor decir: "respuestas superficiales". A los ejecutivos no les gusta leer informes de más de una o dos páginas. Las personas quieren aprender todo lo que necesitan saber sobre algo mirando una emisión televisada de media hora. Los estudiantes quieren aprender matemáticas superiores mientras juegan con los videojuegos. Y así sucesivamente. Desgraciadamente, el mundo de la política del cáncer, y de los tratamiento del cáncer, no es un tema sencillo. Es complejo. Resulta imposible superar décadas de constante desinformación leyendo durante media hora. Por tanto, sírvete algo para beber, siéntate en tu sillón, y pon la mano sobre el ratón de tu ordenador, porque éste no va a ser un relato corto, ni entretenido. Empecemos con una metáfora. La metáfora del pueblecito Supongamos que te mudas a una nueva ciudad, de hecho, un pequeño pueblo que sólo tiene dos talleres de reparación de coches (es decir, "garajes"). Uno es propiedad de Jim. El otro de Bob. El taller de Jim es, con diferencia, el mayor, tiene montones de clientes. El problema es que los mecánicos de Jim no son demasiado eficientes porque su preparación ha sido muy floja. De hecho, la mayor parte de las veces los coches que ellos han "reparado" están en peor forma cuando los acaban que cuando entraron. La mayoría de personas soportan a Jim, y van tirando con la chapuza. Sin embargo, algunas personas van al taller de Bob, generalmente luego de haber pasado primero por el taller de Jim. Mientras que el taller de Jim carga una media de 1.500 dólares por la reparación del coche, el taller de Bob carga sólo 75 dólares por repararlo. Además, en casi el 90 % de las ocasiones, el taller de Bob arregla casi totalmente los coches de sus clientes, incluyendo el daño extra que se les ha ocasionado en el taller de Jim. Acabas de llegar al pueblo, y te preguntas porqué alguien querría llevar su coche al taller de Jim, y porqué cada uno no lleva primero su coche al taller de Bob. Entonces, un día que estás leyendo el periódico, ves parte del problema. Jim es tan rico que publica varios anuncios grandes en el periódico de cada día. Bob apenas se anuncia, y cuando lo hace, generalmente recibe la visita de la policía, y no es una visita de amigos. Parece que todos los que habían sido policías en el pueblo ahora están trabajando en el taller de Jim, y que los policías actuales buscan un futuro trabajo cómodo en el taller de Jim. También adviertes que el periódico publica prácticamente a diario un artículo alabando lo bueno que es el taller de Jim. Entrevista a clientes satisfechos, entrevista a los mecánicos, y hace que los mecánicos parezcan geniales. Lees también cómo los mecánicos del garaje de Jim constantemente están esforzándose por tener un mejor equipamiento. Pero te das cuenta de que aunque el equipamiento del que hablan pueda ser mucho mejor, el servicio no mejora nada, lo único que hace es subir el precio de las reparaciones. También te das cuenta de que el alcalde, los miembros de la cámara de comercio, en fin, todos los personajes con influencia avalan el taller de Jim. Observas que toda esa gente influyente son vendedores a tiempo parcial, muy bien pagados, del garaje de Jim. Y que Jim contribuye de forma sustanciosa a las escuelas locales, y que a los niños se les enseña lo bueno que es el taller de Jim. Por último acabas dándote cuenta de que existe una pugna en marcha entre el taller de Jim y Pág. 3 de 89 el taller de Bob, y que los potentados del pueblo están más interesados en el taller que les brinda más beneficios, que en el taller que tiene los mejores mecánicos. Ves la maquinaria política del pueblo que hace todo lo que está en su mano para aplastar el taller de Bob. Pero, por encima de todo, observas que mes tras mes, año tras año, los precios del garaje de Jim siguen subiendo y subiendo, procurándole unos beneficios indecentes, y que en general, hace más mal que bien en su labor de reparación de coches. Y también, que el pequeño grupo de personas que acaban yendo al taller de Bob, generalmente consiguen tener su coche totalmente arreglado por menos de 100 dólares. ¿Cuál es el defecto de este cuadro? Lo que acabo de describir no es más que la guerra de la medicina moderna en relación a los tratamientos contra el cáncer. La medicina ortodoxa ('las Grandes Farmacéuticas') está bien organizada, increíblemente bien financiada, y tiene un control total sobre los medios informativos debido a las masivas cantidades de dólares que la industria farmacéutica gasta en publicidad. ¿Cuándo fue la última vez que viste un programa televisivo de media hora, en la que el principal locutor fuera un médico que utilizase tratamientos alternativos para el cáncer? Intenta nombrar 10 de los "100 principales" mejores tratamientos alternativos para el cáncer. ¿Te sorprendería saber que las empresas farmacéuticas ganan anualmente billones de dólares de beneficio con los fármacos de quimioterapia? Las Grandes Farmacéuticas controlan también muchos otros aspectos de la vida en Estados Unidos, debido a influencia multimillonaria. Resulta que hay un montón de personas prestas para hacer rápidamente "la vista gorda" por un buen precio. Por otro lado, la medicina alternativa está muy poco organizada, una financiación igualmente mísera, no está unida, y es fuertemente perseguida por la medicina ortodoxa. Desgraciadamente, en Estados Unidos las personas generalmente toman sus decisiones importantes basándose únicamente en lo que escuchan en la televisión. Sin embargo, el hecho de que la medicina ortodoxa tenga montones de dinero, y que la medicina alternativa no esté unida, no tienen nada que ver con qué tipo de medicina brinda los mejores tratamientos para el cáncer. Sólo tiene que ver con qué lado ha dispuesto de más dinero durante más tiempo. Es como en la metáfora anterior: que el taller de Jim gane más dinero que el de Vov, y haga más publicidad, no significa que los precios del taller de Jim sean justos, y que trabajen mejor. Allí donde la medicina ortodoxa habitualmente utiliza tratamientos de cirugía, quimioterapia y radiación, la medicina alternativa utiliza planes de tratamiento con nombres como: • Metabólico, de William Kelley • Dieta Breuss de té • Semillas de Lino, de Johanna Budwig • Cura de Uvas, de Johanna Brandt • Té de Essiac, etc. ¿Te suenan algunos de los tratamientos que acabo de mencionar de la medicina alternativa? Probablemente no. Sin embargo, si tienes cáncer, y decides seguir el tratamiento erróneo, puede costarte la vida. Así es, tu propia vida. Antes de que decidas desentenderte de esa guerra porque te parezca que no es importante para ti, ten esto en mente. Probablemente pienses que esta guerra está relacionada con la teoría médica, y que un bando cree en la "teoría de los gérmenes" como productos de la enfermedad, y el otro banco cree en la "teoría nutricional" de la enfermedad. O quizá pienses que la medicina ortodoxa está interesada en tratar los "síntomas", en tanto que la medicina alternativa está interesada en tratar las "causas". Si bien es cierto que existen diferencias teóricas, la guerra no está ocasionada por las diferencias existentes en la teoría médica. La guerra tiene que ver con las ganancias. "No se trata de un problema científico. Se trata de un asunto político" Dr Samuel Epstein, M.D. Pág. 4 de 89 El quid de la cuestión es que esta guerra es una guerra política. Como el resto de guerras de la historia del mundo, trata de dinero, de poder, y del control de la sociedad en general. Sobre todo, es una guerra basada en que la medicina ortodoxa conserve el poder que ha mantenido desde 1910. Nuestros organismos gubernamentales y las corporaciones que los controlan han hecho todo lo que estaba a su alcance para asegurarse de que no supieras las verdad sobre la medicina alternativa, y especialmente sobre los tratamientos alternativos del cáncer, y las medidas alternativas de prevención de las enfermedades cardíacas. Y las cadenas de televisión y el resto de medios no van a decir nada negativo acerca de uno de sus principales mayores anunciantes: la industria farmacéutica. Aquellos que denominados "periodistas de investigación" nunca van a investigar a los amigos de quien les paga el salario. "¿Por qué un tema concreto no recibe la cobertura mediática que merece? Si bien la causa puede tener diversos motivos, el principal entre todos ellos… parecen ser los temas que entran en conflicto de intereses con las inquietudes económicas de los principales anunciantes de los medios de comunicación" Peter Phillips, en su libro, Censored - 1997 Antes de decir más sobre esta guerra, resultará instructivo empezar por el principio para ver en primer lugar porqué se inició. Pág. 5 de 89 Capítulo 2 La base de la guerra en medicina La base de la guerra en medicina Para comprender lo que está ocurriendo en la medicina debemos mirar hacia el pasado. Consideremos este artículo del Museo de la Historia, de Carolina del Norte, escrito sobre la medicina del siglo 19 y anterior: "Tan habitual como tomar un fármaco para bajar la fiebre, desde la Edad Media hasta mediados del siglo 19, a los pacientes se les practicaban sangrías para curar las enfermedades. La sangría es el procedimiento de extracción de sangre como tratamiento. La mayoría de personas pensaban que iban igualmente a morir, y utilizaban las sangrías como último recurso. Su uso se inició cuando el médico griego Hipócrates afirmó que todas las enfermedades se producen cuando existe un desequilibrio de los cuatro fluidos corporales, conocidos también como humores: la bilis negra, la sangre, la flema y la bilis amarilla. Su descubrimiento fue lo que llevó a las sangrías. Se creía que al extraer la sangre de la vena la enfermedad se iría con la sangre. El procedimiento de la sangría se realiza bien sea aplicando una sanguijuela o realizando incisiones como perforación inicial. Luego se coloca un vaso calentado sobre la herida, para recoger la sangre producida. El proceso se va repitiendo hasta recoger la sangre necesaria. También era habitual que los médicos utilizasen varillas puntiagudas, cuchillos o diminutas flechas para sacar la sangre. Esos utensilios a menudo eran difíciles de utilizar y podían producir un exceso de sangrado en el paciente, y ocasionalmente producir la muerte. Una víctima famosa del sangrado es George Washington. Murió tras un sangrado excesivo aplicado como tratamiento para la laringitis. A finales de la época en que el sangrado era habitual, se empezaron a utilizar las sanguijuelas. Se consideraba que eran menos dolorosas, y que podían extraer una cantidad de sangre confiable. El momento en que más se utilizaron las sangrías fue en los años 1830. Debido a la teoría de Francois Broussais, muchos médicos utilizaban el sangrado con sanguijuelas para síntomas tales como la laringitis, la enfermedad mental y la obesidad. Se prefería a las sanguijuelas europeas antes que a las americanas, porque se decía que estas últimas hacían incisiones más pequeñas y extraían menor cantidad de sangre que las europeas. El uso de las sanguijuelas se popularizó de tal modo que las americanas para uso medicinal se convirtieron en una especie en peligro". http://www.ncmuseumofhistory.org/moh_spot_dec00_blood.htm 1 Supongamos ahora que durante ese período de los años 1830, que fue el momento cumbre de utilización de sanguijuelas, la comunidad médica de la época, junto a los criadores de sanguijuelas, se unieron y decidieron que tenían en las manos un filón. Imaginemos que dijeron que si abandonaban sus técnicas por otras más nuevas, sus ingresos decaerían, y que se perderían muchos puestos de trabajo. Los criadores de sanguijuelas obtendrían menos beneficios, los fabricantes de los utensilios para hacer incisiones así como los que fabricaban el resto de instrumental, también obtendrían menos beneficios, los médicos verían reducidos sus ingresos, y así sucesivamente. 1 N del T: en fecha 13-5-2017 este enlace ya no funciona. Pág. 6 de 89 Supongamos que todos conspiraron juntos para suprimir todos los futuros descubrimientos médicos (realizados a partir de 1830), a fin de maximizar sus ganancias y beneficios. Si hubiera ocurrido eso, todavía estaríamos utilizando el sangrado, las sanguijuelas y las incisiones para prácticamente todas las enfermedades. Los científicos actuales estarían gastando enormes sumas de dinero estudiando el ADN de las sanguijuelas para criar sanguijuelas más eficientes. Estarían estudiando el número óptimo de sanguijuelas a utilizar, y los lugares óptimos en el cuerpo donde aplicar las sanguijuelas para cada tipo de enfermedad. Estudiarían la cantidad óptima de sangre a extraer. Y los fabricantes de instrumentos diseñarían instrumentos de alta precisión para efectuar las incisiones y succiones, etcétera, etcétera, etcétera. La masiva cantidad de dólares que solicitarían del público para aplicar a "investigación" generaría un progreso realmente pequeño, pero en constante crecimiento. La "cura" estaría siempre "a la vuelta de la esquina", pero como sus intereses estarían en realidad en los ingresos y beneficios y no en la salud, el bienestar y la supervivencia de sus pacientes, la "cura" no llegaría nunca. También podrían resolver maneras de encubrir la falta de avances en medicina utilizando la creatividad estadística. Podrían desarrollar maneras muy inteligentes de definir "índices de curación" a fin de esconder el hecho de que se habían estado realizando muy pocos progresos. Qué ha ocurrido Pues bien, ese "supuesto" escenario de los años 1830 es exactamente lo que ocurrió en la medicina moderna hacia 1910. Solo que en lugar de detener el progreso con sangrados y sanguijuelas, la profesión médica decidió detener todo avance médico en la etapa de cirugía, quimioterapia (aparecida en realidad en los años 1940, pero que resultó tan lucrativa que decidieron conservarla), y los tratamientos con radiación. El único motivo para detener los avances fue el lucro. La industria farmacéutica 2, la industria química 3 y la industria del petróleo 4 (muchos de los fármacos que se recetan están compuestos de derivados del petróleo, y esas tres industrias poseen propiedades cruzadas) temían que los nuevos descubrimientos pudieran disminuir sus ganancias. Utilizando los beneficios de esas industrias como cebo y dinero de influencia, la nueva mentalidad se extendió hacia el Congreso, la directiva de la industria médica y hacia otros lugares. El estancamiento en el progreso del tratamiento del cáncer continúa en la actualidad porque los procedimientos de cirugía, quimioterapia y radiación resultan tan rentables que anualmente generan muchos billones de dólares para: • la industria farmacéutica • la industria química • la industria petrolera • los doctores en medicina • los hospitales • los fabricantes de material médico • las cadenas de televisión (a través de la publicidad de las empresas farmacéuticas) • las emisoras de radio (por lo mismo) • las principales revistas (por lo mismo) • la American Cancer Society (que básicamente es un vehículo de relaciones públicas para la medicina ortodoxa), ...etc. etc. 2 http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_industrybigpharma.htm 3 http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_industryweapons.htm 4 http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_industryoil.htm Pág. 7 de 89 "La quimioterapia es un negocio increíblemente lucrativo para médicos, hospitales y empresas farmacéuticas... El sistema médico quiere que cada uno siga el mismo protocolo exacto. No quieren ver que la industria de la quimioterapia pueda hundirse, y ese es el obstáculo número uno para cualquier tipo de avance en oncología". Dr Warner, M.D. En otras palabras, que la comunidad médica ha secundado la idea de que la quimioterapia, la radiación y la cirugía son tan rentables que nunca se producirá ningún avance significativo en la "guerra contra el cáncer". Los líderes han suprimido deliberada, voluntaria, consciente y proactivamente cualquier posible avance en los tratamientos del cáncer durante más de 80 años, desde los años 1920. 5 La historia de Ralph Moss, por Ralph Moss "En 1974, empecé a trabajar en el Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering, el principal hospital mundial en el tratamiento contra el cáncer. Era un impaciente e idealista joven escritor científico, sinceramente orgulloso de formar parte del Sloan Kettering y de la "guerra contra el cáncer" de Nixon. Incluso desde que era niño mis principales héroes eran los científicos (seguidos a corta distancia, pero en segundo lugar, por los Brooklyn Dodgers). Mi trabajo en el Sloan-Kettering me parecía un sueño hecho realidad para mi. Quería formar parte del equipo ganador que finalmente derrotase al cáncer. Al cabo de tres años había ascendido hasta ocupar el cargo de Subdirector de Relaciones Públicas del Hospital. Por aquel entonces contaba 34 años, estaba casado con mi novia del instituto y teníamos una hija y un hijo, de 9 y 7 años de edad. Soñábamos con comprarnos una casa y ahorrar para la educación de nuestros hijos, por tanto podéis imaginar lo contentísimos que nos pusimos cuando me ascendieron, con un importante aumento de sueldo, radiante ante los comentarios de mis jefes, y me dijeron que entre las ventajas del trabajo se incluían posteriormente una reducción en la matrícula de mis hijos en la Universidad de Nueva York. Ni que decir tiene que todos contábamos con mi "brillante futuro" en el Memorial Sloan-Kettering. Pero pronto iba a suceder algo que cambiaría para siempre el curso de mi vida. Gran parte de mi trabajo como Subdirector de Relaciones Públicas era escribir notas de prensa para los medios de comunicación, con noticias sobre el cáncer, y escribir el boletín interior del hospital. También atendía las llamadas de la prensa y del público en relación a los temas de cáncer. Por tanto, me hallaba justo haciendo lo que cualquier día normal de trabajo -o así lo pensaba- cuando empecé a entrevistar a un apreciado científico en el Hospital, para un artículo del boletín en el que estaba trabajando. Resultó que el científico, el Dr. Kanematsu Sugiura, había obtenido repetidamente resultados positivos en la reducción de tumores en estudios con ratones, con una sustancia natural llamada amigdalina (quizás la hayáis oído mencionar como "Laetrile"). Excitado (¡e ingenuamente!) hablé de mi "descubrimiento" del trabajo de Sugiura con el Director de Relaciones Públicas, y con otros superiores, exponiéndoles mis planes para hacer un artículo con todo ello. Entonces me llevé la conmoción de mi vida. Insistieron en que dejase de inmediato de trabajar en aquella historia, y que no la retomase nunca jamás. ¿Por qué? Dijeron que el trabajo del Dr. Sugiura no tenía validez, y que era un completo sinsentido. ¡Pero yo había visto los resultados con mis propios ojos! Y sabía que el Dr. Sugiura era un verdadero científico y una persona ética. Entonces mis jefes me dieron una orden que nunca olvidaré: me dijeron que mintiera. En lugar de la historia que había planeado escribir, me ordenaron que escribiera un 5 (Nota: Salvarsan, el primer fármaco de quimioterapia, fue descubierto en 1909 por Paul Ehrlich, ganador de un premio Nobel, y se utilizó principalmente para la sífilis.) Pág. 8 de 89 artículo y notas de prensa destinadas a las principales cadenas de noticias, declarando enfáticamente que todos los estudios sobre la amigdalina eran negativos, y que la sustancia carecía de valor alguno para el tratamiento del cáncer. Protesté e intenté razonar con ellos, pero hicieron oídos sordos. Nunca olvidaré cómo me sentía en el metro de vuelta a casa ese día. Mi cabeza me daba vueltas con una mezcla de fuertes sentimientos: confusión, conmoción, decepción, miedo por mi propio estilo de vida y por el futuro de mi familia, y tras todo ello, una intensa necesidad de saber porqué estaba ocurriendo aquel encubrimiento. Luego de largas conversaciones con mi mujer y con mis padres (que estaban pasmados, como podéis imaginar), decidí posponer el escribir cualquier nota de prensa sobre la amigdalina tanto como pudiera, mientras discretamente investigaba algo más todo el tema en mi tiempo libre. En la oficina todo el mundo parecía feliz de que hubiera abandonado todo el asunto, y nos enfrascamos en otros proyectos menos conflictivos. Por tanto en los meses siguientes fui capaz de realizar mi propia investigación para dar respuesta a la gran pregunta que me martilleaba: ¿quienes eran aquellas personas para las que trabajaba, y porqué habrían querido suprimir resultados positivos de la investigación sobre el cáncer? Mis archivos iban engordando a medida que descubría más y más hechos fascinantes -y perturbadores-. Nunca antes me había parado a pensar en la política del cáncer. Ahora que estaba reuniendo todos los elementos, aprendí que: • La gente de la junta directiva del Sloan-Kettering eran los investigadores "más destacados" de industrias petroquímicas y de otras industrias contaminantes. En otras palabras, el hospital estaba siendo gestionado por personas que se enriquecían invirtiendo en los peores productores de cáncer del planeta. • Los directivos ejecutivos de las principales empresas farmacéuticas fabricantes de fármacos contra el cáncer también dominaban la junta. Tenían un evidente interés creado en promocionar la quimioterapia, y neutralizar las terapias naturales. • El líder de la junta directiva, y el presidente ejecutivo de Bristol-Myers Squibb, el fabricante líder mundial de quimioterapia, mantenían altos cargos en la junta del Memorial Sloan-Kettering Centre. • De los nueve miembros del poderoso Comité de Política Institucional del Hospital, siete tenían vínculos con la industria farmacéutica. • El propio Hospital había invertido en acciones de esas mismas empresas farmacéuticas. • Los directores de las principales empresas tabacaleras de EE.UU., Phillip Morris y RJR Nabisco, tenían lugares de honor en la Junta. • Seis directores de la Junta servían también en las Juntas del New York Times, CBS, Warner Communications, Readers Digest, y otros gigantes de los medios de comunicación. No es sorprendente que los dividendos producidos por los fármacos de quimioterapia estuvieran por las nubes, y que los medios de comunicación promovieran con entusiasmo cualquier nuevo fármaco como un "gran paso adelante" en el tratamiento del cáncer. Guardé todas mis notas en los archivadores del trabajo. No tenía ni idea de qué iba a hacer con ellas. Tan solo sabía que tenía que llegar al fondo de todo ello, por mí mismo. Mientras, el interés del público en el Laetrile se negaba a desaparecer. Un montón de personas se desplazaban hasta las fronteras con las clínicas mejicanas para conseguir el producto, y el teléfono de mi secretaria echaba humo con personas que querían saber lo que el Sloan-Kettering pensaba acerca de su utilidad. Una vez Pág. 9 de 89 más se me dijo que diera noticias sobre que los estudios habían sido todos negativos. En casa, convoqué a mi familia a una reunión. Con su apoyo decidí que no podía mentir por cuenta del Hospital. En noviembre de 1977, mantuve una conferencia de prensa y denuncié que el Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering había suprimido los resultados positivos con la amigdalina. Me sentí como si estuviera saltando desde lo más alto de un trampolín, pero no tenía ninguna duda de que estaba haciendo lo correcto. Me despidieron al día siguiente por "incumplir sus más básicas responsabilidades", tal como el Hospital lo describió al New York Times. En otras palabras, por no mentirle al pueblo estadounidense. Cuando intenté recoger las cosas de mi oficina, encontré que mis archivos estaban cerrados con candado, y dos guardias armados del Hospital me escoltaron hasta echarme de las instalaciones. Afortunadamente para todos nosotros, tengo una esposa muy inteligente que durante todo el tiempo había estado haciendo copias de mis notas de investigación, y había puesto en lugar seguro un juego extra completo de archivos. Esas notas se convirtieron en mi primer libro, The Cancer Industry, que todavía está publicado (en una versión actualizada) y disponible en las librerías. Ese día dramático en que me planté frente de la conferencia de prensa repleta, y dije la verdad, fue el inicio de un viaje que nunca hubiera podido predecir. Fui catapultado a una misión en la que todavía me encuentro, la de ayudar a los pacientes de cáncer a encontrar la verdad sobre los mejores tratamientos contra el cáncer. Bueno, no pudimos comprarnos una casa hasta pasados algunos años; los niños fueron a la universidad gracias a las becas y a los préstamos, y mi mujer aceptó un exigente trabajo a jornada completa para ayudar a que saliéramos adelante. Mirándolo retrospectivamente, mis experiencias como infiltrado en “la industria del cáncer” fueron de lo mejor que nunca me ha ocurrido. Mis valores fueron puestos a prueba, y tuve que examinar lo que realmente era importante en mi vida. Es debido a esta difícil experiencia en el Sloan-Kettering que encontré una orientación auténticamente importante a mi vida profesional, en vez de tan solo ir subiendo el escalafón en el Sloan-Kettering a base de perder mi alma en el proceso”. Ralph Moss, escritor – extraído de: http://www.cancerdecisions.com/ La historia de Ralph Moss, que es en realidad la historia del Dr. Kanematsu Sugiura, es tan solo la punta del iceberg. Numerosos investigadores alternativos 6 del cáncer han recibido como recompensa a sus descubrimientos la cárcel, el ser expulsados del país, el perder su licencia, el ser hostigados y muchas otras cosas. Esta guerra no es para los débiles de corazón. 6 http://www.bibliotecapleyades.net/salud/salud_defeatcancer.htm Pág. 10 de 89

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Allí donde la medicina ortodoxa habitualmente utiliza tratamientos de que tienen el punto de vista de la medicina ortodoxa pueden “practicar la
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