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La Guerra de los Treinta Años, 1618-1648. Europa ante el abismo PDF

756 Pages·2018·4.685 MB·Spanish
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Cristina Borreguero Beltrán LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS 1618-1648 Europa ante el abismo 2 «Para quienes ambicionan el poder, no existe una vía intermedia entre la cumbre y el precipicio». TÁCITO, historiador romano de los años 55-115 «Es necesario aprender historia, pues como quiera que se interprete, esta pertenece al saber necesario acerca de la realidad en la que nos encontramos». Friedrich SCHILLER, historiador alemán «Hay un momento superior en la especie humana: la España desde 1500 a 1700». Hipólito TAINE, historiador francés La Esfera de los Libros Edición digital Madrid, 2018 ISBN: 9788491644590 3 INTRODUCCIÓN En la primavera de 1618, Johannes Kepler, el gran científico y astrónomo de su tiempo, finalizaba la redacción de su libro Harmonices Mundi —La Armonía de los Mundos—, en el que exponía su descubrimiento de la «Ley Armónica». Con este hallazgo basado en un modelo geométrico, Kepler desveló las leyes que gobiernan las revoluciones de los planetas y trató de explicar en su libro los movimientos planetarios, fijando sus órbitas. Sin embargo, Kepler era consciente de que sus innovaciones podrían no ser entendidas en aquel periodo de la historia: Ahora arrojo el dado, y escribo un libro para el presente y para las futuras generaciones, no me importa cuáles. Puede tener que esperar 100 años por un lector; ¿acaso no ha esperado el Creador 6.000 años para que viniese un contemplador de sus obras? Curiosamente, el gran matemático de la corte de Rodolfo II, que empeñó su talento en descubrir la armonía de los planetas, tuvo que vivir en un tiempo y en un mundo sin armonía, trastornado por la guerra. 1618 fue un año clave que sería recordado no tanto por la culminación de su obra, sino por un acontecimiento de características muy distintas, el estallido de la Guerra de los Treinta Años. El Dios de la guerra, escribió Kepler, ha hecho sonar sus trompetas. Pero a pesar de ello, mi libro sobre las armonías estará disponible para la compra en la próxima Feria de Otoño de Frankfurt… En toda Europa, el sonido de las trompetas de guerra puso en movimiento no solo a inmensas hordas de soldados, sino también a legiones de escritores, cronistas y gaceteros que produjeron gran número de crónicas, anales, comentarios, relaciones, diarios, imágenes y grabados desangrados por la confrontación. La época engendró una convulsión que, lejos de las armonías de Kepler, abrió paso a una Europa disonante, conmocionada, desunida e inestable. Kepler terminó su libro Harmonice Mundi el 27 de mayo, cuatro días después de la Defenestración de Praga. En él, hacía un 4 llamamiento a la importancia social de la ciencia y argumentaba sobre la responsabilidad del filósofo hacia la sociedad. Era claro para él que, en muchos sentidos, Harmonice Mundi era un libro atípico, en su búsqueda de una ecuación general, en su demanda de extraer las consecuencia culturales y sociales del conocimiento y en su objetivo ético de «mejorar la vida humana aumentando el deseo de armonía en todos». Sin embargo, el mundo que le rodeó a partir de entonces, y hasta su muerte en 1630, fue totalmente discordante, disonante y tumultuoso. Europa escribió su propia crónica, que, muy alejada del anhelado Harmonice Mundi, debió acogerse a un título más acorde: Disharmonia Mundi. Nueve años después de su muerte, cuando el cronista y escritor Virgilio Malvezzi describía la Europa de 1639, sus palabras no hacían más que confirmar aquellas disensiones y discordias extendidas ya por todas partes: Estaba Alemania destruida, llena de Guerras Civiles, Externas, y Mezcladas. Los Franceses vencidos, no debilitados, ni mortificados, tramaban con ardid sus Venganzas. La Gran Bretaña, que como última en el Orbe, fue no olvidada, reservada a los postreros Rayos, que sobre Europa caían, e incendian Rebeliones, ya padeciendo los Daños, procuraba los Remedios. El Estado de la Monarquía Austriaca era vario. Flandes se hallaba victorioso, no seguro. España triunfadora y amenazada. Las cosas en Borgoña, aventuradas. En Italia, prósperas. En el Brasil, dudosas. En Alemania, infelices. Weimar, apoderado de Brisac. El Sueco, cerca de Bohemia. Las Armas del Turco, casi movidas. Las Ciudades Hanseáticas, irresueltas. Los Esguízaros, no determinados. La Flota acometida de Olandeses y aunque no ocupada, impedida. En aquel caos y confusión, algunas plumas trataron de arrojar luz y claridad sobre el origen y las causas de las guerras que asolaban Alemania. No andaba lejos de estos deseos y trabajos uno de los más precoces escritores sobre la Guerra de los Treinta Años, Rodrigo Ponce de León y Álvarez de Toledo, IV duque de Arcos, (1602-1658), quien llegó a ser virrey de Valencia y también de Nápoles en el periodo convulso de 1646-1648. Siendo joven, se había embarcado —«no obstante que mi profesión no es escribir Historias»— en una obra titulada Primera parte de las Presentes Guerras de Alemania, levantamiento del Reyno de Boemia. Su trabajo, apoyado en tres puntos narrativos —el levantamiento de Bohemia, las 5 victorias de Maximiliano de Baviera, Spinola y Bucquoy y, finalmente, la toma de la ciudad de Praga—, trató de registrar los felices acontecimientos que la guerra proporcionó a los Habsburgo, con el fin de: Arrojar verdadera luz, de las causas y estado de las Presentes Guerras de Alemania y de la importancia de las Victorias, dependiente de ellas, la Serenísima Casa de Austria, la Santa Fe Catholica, la autoridad Romana, y juntamente el bien de toda la Christiandad. Y visto que se imprimieron papeles corregibles y los que alguna verdad tienen, sin principio y fin, quedando los leyentes de ellos del caso confusos más que de antes, para dar gusto al deseo de VM y de todos los curiosos, he querido tomar este trabajo juntando de los muchos y verdaderos avisos, una breve y sumaria relación de cuanto me parece bien que se sepa. En consonancia con las palabras del duque de Arcos, el objetivo de este trabajo es realizar, «juntando de los muchos y verdaderos libros, artículos y capítulos, etc., una breve y sumaria relación», es decir, una síntesis revisada y puesta al día para el lector español de un conflicto gigantesco que asoló Europa en la Edad Moderna: la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) teniendo como protagonistas a los Habsburgo de Viena y Madrid. Como en toda síntesis, en esta se ha pretendido, una aproximación al inabarcable estado de la cuestión, 6 acometiendo un análisis de la evolución historiográfica de la ingente producción científica de las últimas décadas en torno al conflicto. No es fácil emprender un objetivo de este calado, puesto que los estudios realizados en todos los países involucrados en la contienda han sido muy numerosos y aún hoy esta conflagración sigue despertando enorme interés, debido, sobre todo, a la magnitud de la documentación que se ha preservado. Como bien explicaba Geoffrey Parker en el prólogo de su inestable obra La Guerra de los Treinta Años, publicada por primera vez en 1984, la contienda hizo que los documentos se multiplicaran en todas partes, y esos miles de pliegos producidos por un continente en guerra, en muchas lenguas diferentes, constituyen un desafío a la resistencia del historiador. Solo la Paz de Westfalia, ha escrito Wilson en el prólogo de su obra, ofrece más de 4.000 títulos. En este trabajo de síntesis se ha tratado de abordar la historiografía de la contienda encuadrada en dos grandes enfoques: las publicaciones de carácter general que abordan la Guerra de los Treinta Años en su totalidad, independientemente de su volumen o dimensión, y las monografías dedicadas a temas específicos relacionados con el conflicto. En el primer caso, un buen número de publicaciones presentan aquella contienda dentro de las explicaciones de la transición de Europa hacia la modernidad; en el segundo caso, por el contrario, están más focalizados hacia personalidades, acontecimientos y problemas que generó la guerra y ofrecen gran cantidad de datos. Sorprendentemente en estas investigaciones las publicaciones disminuyen considerablemente al aproximarse a la segunda mitad de la década de 1630. Esta indiscutible 7 apreciación ha sido verificada en casi todos los territorios que participaron en la guerra. Por ello, hay que concluir que se ha prestado menos atención al segundo periodo de la contienda y también a sus protagonistas, pertenecientes a la generación de las décadas de 1630 y 1640, y son por ello más desconocidos, aunque se van llenando esas lagunas. Por otro lado, la Guerra de los Treinta Años ha sido analizada desde muchos y diversos ángulos. Los primeros estudios decimonónicos establecieron sus análisis desde el punto de vista religioso que consideraban el motor de la contienda. Posteriormente la producción historiográfica se centró más en las cuestiones políticas y militares, sin olvidar las realidades económicas y sociales, que han venido a confluir en las últimas décadas con investigaciones sobre la vida de los soldados, basadas en testimonios personales como diarios, cartas y relatos, o el impacto de la guerra en la sociedad civil, incluyendo publicaciones en torno a la vida de las mujeres en el escenario de la contienda. En cuanto a la estructura, este trabajo ha procurado presentar diversos estudios, a modo de capítulos concatenados, que pongan al día algunas cuestiones ampliamente estudiadas por historiadores centroeuropeos. Pero, todo hay que decirlo, de la abundantísima bibliografía en inglés y alemán, sin hablar de la sueca, checa o húngara, han sido muy pocas las obras que han tenido la fortuna de ser traducidas al español. Por lo tanto, algunos capítulos, sin ser en absoluto novedosos, pretenden presentar una síntesis clara y comprensible sobre los distintos aspectos que más se han examinado en los últimos años: la historiografía de la contienda, los escenarios de la guerra, el desarrollo del 8 conflicto y los recursos militares. Por ello, este trabajo de síntesis, concebido al hilo del IV Centenario del inicio de la conflagración (1618-2018), pretende, por un lado, ofrecer una recapitulación útil y accesible de lo que significó aquella contienda y, por otro, abrir caminos a la investigación en España, de modo que, al conocerse un poco más la abundantísima producción historiográfica, se esté en condiciones de explorar nuevos caminos y aproximaciones a la participación de España en aquella guerra europea. No es un panorama exhaustivo y completo —no podía serlo, dado la amplitud gigantesca del tema y el inabarcable catálogo bibliográfico—, pero sí puede ser un boceto necesario y suficiente para emprender nuevos y más precisos análisis. Finalmente, se acometen varias propuestas útiles, entre las que destacan la presentación de una amplia Bibliografía, sin pretensiones de totalidad, relacionada con las cuestiones objeto de estudio, que pueda servir de base para futuras investigaciones. Otra de las propuestas consiste en ofrecer algunos textos, glosario, imágenes e ilustraciones, muy seleccionadas, de manera que sean útiles al lector e investigador y al público general interesado en estos temas. El libro se articula en ocho capítulos que tratan de ser, como ya se ha repetido, comprensibles y sintéticos. En el primero, de carácter introductorio, hemos querido acudir a las fuentes políticas y literarias y a la publicística para analizar cuáles fueron las visiones contemporáneas de la Guerra de los Treinta Años. La riqueza de avisos, relaciones, crónicas y panfletos hispanos permite conocer cómo se entendían en el discurso de la monarquía española los 9 conceptos claves de guerra justa y guerra irremediable; asimismo ponen sobre la mesa los juicios acerca de las «presentes guerras de Alemania», y muestran el enorme interés y curiosidad que despertaron en la incipiente opinión pública la entrada en la contienda del «León del norte» y sus imparables éxitos militares hasta su muerte prematura. Pero quizá el mayor desarrollo de esta publicística tuvo lugar a partir de 1635, cuando, tras la declaración de guerra a España por parte de Francia, surgió una floreciente generación de polemistas españoles. Todo ello aportó, también en Francia, interesantes puntos de vista sobre la situación política de la guerra franco-española. En el segundo capítulo, se ha tratado de estudiar aquellos territorios que constituyeron el núcleo y origen de la contienda. Al ser un conflicto enormemente complejo, cuya génesis estuvo en Bohemia para extenderse a todo el Imperio y a una gran parte de Europa, el capítulo analiza, en primer lugar, el escenario nuclear de la contienda, los territorios patrimoniales de los Habsburgo, un espacio con sus propias características territoriales, demográficas, políticas y sociales. Y es que, para comprender el origen, las causas y el desarrollo de esta contienda es imprescindible, como afirmó Jover con referencia a la obra de Braudel, acudir al territorio, «a la realidad viva siempre de unas montañas, de unos caminos, de unas ciudades, de unos paisajes que confieren plena consistencia histórica, plena consistencia humana a los hechos referidos por las fuentes». Por ello, precisamente, se ha querido proyectar este trabajo desde la realidad geográfica, para facilitar la fluidez del discurso a la hora de realizar una síntesis, una fotografía, 10

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